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Los seres humanos, nos hemos acostumbrado a considerar la ciencia como extraña a nuestras
costumbres. El hecho de que ilustres filósofos que han escrito recientemente sobre estos
temas hayan brillado en Inglaterra y en Alemania nos han hecho olvidar que esta ciencia
nació antes entre nosotros. Augusto Comte el primero en darle su fundamento propio
distinguiendo sus partes esenciales y el que ha dado un nombre especial, es la sociología,
este nombre nos empuja hoy hacía los problemas sociales que viene desde nuestros filósofos
del siglo XVIII. En esta brillante corte de escritores, Montesquieu destaca sobre todo los
datos: es él, en efecto, quien, en su libro El Espíritu de las Leyes estableció los principios de
la nueva ciencia.
La primera tarea de la ciencia es describir, tal como son, las realidades de que se trata. Pero,
si esas realidades se diferencian tanto entre si hasta el punto de no construir un tipo, no se
podría intentar ninguna descripción por la vía racional. En efecto, tendría que ser consideras
y definidas cada una separada de las otras. Por último, Montesquieu explica que para
construir la ciencia conviene a la sociedad humana en su conjunto.
Autor: Thomas Hobbes
“Sin el lenguaje no hubiera habido entre los hombres ni republica ni sociedad, ni contrato, ni
paz, en mayor grado del que estas cosas pueden darse entre los leones” (Hobbes 1993, 33).
En este capítulo, Hobbes (1993) explica que el primer autor del lenguaje fue Dios mismo,
que instruyó a Adán cómo llamar las criaturas que iba presentado ante su vista. Más tarde
quedó de nuevo perdido en la Torre de Babel. Es en esta parte que Hobbes nos habla de los
usos y abusos del lenguaje y la importancia de establecer definiciones claras y vuelve a
mencionar la Geometría donde primero establece definiciones claras como círculo, triángulo
o cuadrado para después poder trabajar.
Además, expone que hay cuatro signos de usos especiales del lenguaje;
1. Registrar lo que por meditación hallamos ser la causa de todas las cosas, presentes o
pasadas, y lo que a juicio nuestro las cosas presentes o pasadas puedan producir, o
efecto, lo cual, en suma, es el origen de las artes.
2. Mostrar a otros el conocimiento que hemos adquirido, lo cual significa aconsejar y
enseñar uno a otro.
3. Dar a conocer a otros nuestras voluntades y propósitos, para que podamos prestarnos
ayuda mutua.
4. Complacernos y deleitarnos nosotros y los demás, jugando con nuestras palabras
inocentemente, para deleite nuestro.
De la razón a la ciencia:
Porque Razón, en este sentido Hobbes cree que la razón es solo matemática es decir que ante
todo debemos ser prácticos y que la razón como tal está sujeta a diversos errores y que a
diferencia de la memoria y la imaginación no es innata por lo que es común caer en errores.
Además, esclarece el pacto entre débiles y poderosos que insinúa el discurso es la resultante
empírica de un proceso histórico que consagra legalmente un estado injusto, mientras que el
de el contrato social es el nuevo pacto que habrá de sustituir al primero: un pacto obra de la
razón y del derecho, destinado, según el idealismo de Rousseau, a garantizar el imperio de la
justicia y de la felicidad.
Bibliografías:
Hobbes, Thomas. “Del Lenguaje”, “De la Razón y la Ciencia”, “De la Razón ‘Natural’ de la
Humanidad, en lo concerniente a su Felicidad y su Miseria”. En Leviatán: la materia, forma
y poder de un estado eclesiástico y civil. Madrid: Alianza. 1993. Páginas 33-41, 42-48, 105-
109.
Rousseau, Jean-Jacques. “Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre
los hombres”. En Discursos: sobre la desigualdad entre los hombres, sobre el
restablecimiento de las ciencias y las artes. Buenos Aires: Claridad. 2006. Páginas 31-66.
Montesquieu, Charles Louis de Secondant. “Libro XIV. De las leyes con relación a la
naturaleza del clima” (desde “Capítulo I”, hasta “Capítulo X”). En Del Espíritu de las leyes.
Madrid: Ediciones Istmo. 2002.