padres, que me guíes en paz, me libres de la garra de cualquier atacante en el camino, y de cualquier mal percance o mal encuentro. Hazme llegar en paz al lugar de mi destino, y concédeme gracia, bondad y misericordia en Tus ojos y en los ojos de todos los que me vean. Bendito eres Tú, Eterno, que escucha mi oración. Ia’akov prosiguió su camino, y se encontró con ángeles de Dios. Cuando los vio, Ia’akov dijo: <<Éste es campamento de Dios>>, y llamo el nombre de este lugar Majanáim.