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La presbicia o vista cansada hace referencia a la pérdida de capacidad del ojo para enfocar a

determinadas distancias. Ello se debe a una pérdida de acomodación del cristalino, que se va
debilitando con el paso de los años.
Como afirma Javier Montero de Espinosa y Orna, vocal de Óptica del COF de Madrid, a Correo
Farmacéutico se trata de “un proceso natural del ojo humano” que se manifiesta normalmente
a partir de los 40-45 años y cuyo síntoma más evidente es “visión borrosa en tareas que requieren
un esfuerzo de cerca, como leer, escribir, coser…”. Este síntoma, añade, puede ir acompañada
de cefaleas, disconfort lagrimal, fatiga visual, enrojecimiento de los ojos, escozor o sequedad, “que se
acentúan al final del día y en situaciones de baja luminosidad”.
Según estimaciones del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, teniendo en
cuenta que los primeros síntomas de la presbicia ocurren a partir de los 40 años y que prácticamente
el cien por cien de la población con edad superior a 50 años tiene vista cansada, “se puede extrapolar
que el porcentaje de présbitas en España es de en torno a la mitad de la población”.
Estos datos, en opinión de David Madrid Acosta, portavoz del Consejo General de Ópticos,
probablemente aumenten en los próximos años debido al envejecimiento de la población. “Estas cifras
son similares en el resto de los países desarrollados, pero hay que destacar que con la esperanza de
vida actual debemos ser conscientes de que vamos a pasar prácticamente la mitad de nuestra
vida siendo présbitas”, añade.
A pesar de esta prevalencia, el 55 por ciento de las personas mayores desconocen el concepto de
presbicia y aseguran que se trata de “no ver bien de cerca”, según se desprende del I Estudio sobre
el conocimiento de la Presbicia en España 2019, elaborado por Clínica Baviera.

Higiene visual
Al tratarse de una reducción fisiológica y natural de la capacidad que tiene el ojo para enfocar a
diferentes distancias, los expertos consultados insisten en afirmar que la presbicia no se puede
prevenir ni tampoco se puede evitar su progresión. No obstante, los síntomas de la vista
cansada, sobre todo en las primeras fases de la presbicia, sí que se pueden atenuar con una serie
de medidas de higiene visual.
En ese sentido, Montero de Espinosa propone la adopción de buenos hábitos de lectura, como “tener
una buena iluminación a la hora de leer o situar el texto por debajo de la línea media de
mirada”.
Para el vocal de óptica del COF de Madrid, es igualmente “importante” tener una buena hidratación
ocular, utilizar gafas de sol de calidad, mantener una buena alimentación y realizar revisiones
periódicas de la vista. Por último, recomienda pasar “menos tiempo delante de pantallas de ordenador,
tabletas o móviles”, y realizar descansos cada veinte minutos “mirando a lo lejos para relajar la
musculatura ocular y haciendo pequeños ejercicios de enfoque mirando un punto lejano y un
punto cercano”.
Pero la pregunta que surge es: ¿el abuso de pantallas hará que aumente el porcentaje de población
con presbicia en los próximos años? A esta pregunta el vocal del COF responde que se han detectado
casos en los que la presbicia y sus síntomas asociados “se manifiestan antes de la edad
correspondiente” debido a esta práctica.
Sin embargo, no comparte esta opinión Madrid Acosta, que considera que el uso de pantallas no
influye. En todo caso, el vocal del Consejo de Ópticos argumenta que el auge del uso de dispositivos
electrónicos obliga a pasar más tiempo realizando tareas en visión próxima, y esto sí que ha podido
provocar “que seamos más conscientes de los síntomas de la presbicia”. Asimismo, no se olvida de
que todo ello lleva aparejado un aumento de la sintomatología de ojo seco, por la disminución de la
frecuencia de parpadeo, “lo que unido a la presbicia puede incrementar la molestia ocular”.

Las gafas premontadas, solo para algo puntual


En las primeras etapas de la vista cansada, los afectados intentan contrarrestar las dificultades de
visión alejándose los textos que tienen que leer, una medida que, “llegado un momento, deja de ser
efectiva”, ya que al final es inevitable, afirma Montero de Espinosa y Orna. Además, añade que, con el
paso del tiempo, la visión borrosa se van acentuando, por lo que la capacidad acomodativa del
cristalino se anula y solo puede corregirse “con lentes positivas, de visión próxima”.
En ese sentido, debido a su económico precio y a la facilidad de adquisición, se ha popularizado para
la presbicia el uso de gafas premontadas, sobre las que hace años hubo un encendido debate en torno
a si eran adecuadas o no. Para el vocal de Óptica, pueden ser “una solución” para paliar la vista
cansada “siempre que el paciente tenga la misma graduación en ambos ojos y no tenga
ningún defecto refractivo añadido”. También hace hincapié en que en la farmacia cada vez son
más frecuentes estas dispensaciones al ser gafas “de gran calidad, pues la mayoría llevan tratamientos
antirreflejantes y para evitar la luz azul de los dispositivos electrónicos”.
Madrid Acosta cree que estos artículos pueden ser “una buena alternativa para un momento puntual,
pero no para una tarea prolongada”.
En su opinión, la corrección de la presbicia “debe ser personalizada para cada paciente”, algo que no
se consigue con las gafas premontadas. “Además, las lentes deben tener en cuenta el centro pupilar
para evitar problemas, como el efecto prismático”.

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