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Semiótica peirceana
Charles Peirce
Comienza con nada y explica como algo proviene de la nada. La nada de la cual algo
debe haber provenido en el infinito estado remoto inicial: un “puro cero”, una absoluta
indeterminación.
Cualidades, Primeridad
Se refiere a la pura potencialidad, y a partir del azar se permite la combinación de las
cualidades o potencialidades. Hay un “algo” que es la posibilidad de ser y de allí surge la
primera forma del ser, que surge a partir del reconocimiento de una cualidad. Se infiere un
vínculo entre cualidad y posibilidad que es irrevocable. La vaga potencialidad de todo en
general y nada en particular se vuelve definida y reducida a cualidades.
Reacciones, Segundidad
Es la combinación de las cualidades que provoca una reacción o esfuerzo, da forma a la
primeridad y determina su existencia. Los objetos se reconocen como tales, se imponen como
existentes aislados, es decir, segundidades. Allí se pueden reconocer reacciones que vinculan a
las cosas entre sí y que dan lugar a la existencia de esta segundidad.
Hábitos, Terceridad
Se relaciona con las leyes naturales, es decir leyes que al repetirse se vuelven habituales.
En relación con el hombre es la adquisición de hábitos y esta última tiene que ver con las
acciones o sucesos que experimenta el ser humano tan regularmente que ni lo piensa. La
adquisición de hábitos menores permite seguir adquiriendo conceptos y hábitos nuevos mas
complejos. La terceridad ocupa el lugar más complejo del conocimiento.
Así se completa la relación triádica: las cosas se identifican, comienzan a reconocerse y se les
asignan regularidades. Para llegar al hábito la relación debe ser triádica, surgen las
generalizaciones y a partir de ellas una continuidad.
Las tres categorías son tres formas de ser que Peirce encuentra en el universo.
Mente y conciencia
1) Un signo debe entrar en relación con un objeto o representar ese objeto. Esta es la
condición representativa del signo. Todos los signos tiene una dirección hacia uno o varios
objetos en la medida en que esta “por algo”. Se trata de una relación de comparación y su
naturaleza es la de las posibilidades lógicas.
2) El signo representa ese objeto en alguna manera (ground), está “en alguna relación”.
Cada signo debe tener algún sentido o profundidad para contar como tal. Ésta es la condición
presentativa. Es una relación de funcionamiento y su naturaleza es la de los hechos reales.
3) El signo determina, potencial o realmente, a un interpretante, entendido como un signo que
despliega el signo original. Ésta es la condición interpretativa. El signo tiene que tener la
capacidad de crear otro equivalente o más desarrollado en algún intérprete que articule el
sentido original y la referencia. Para ser un signo debe representar algo “para alguien” que
resulta ser el usuario del signo. Es una relación de pensamiento y su naturaleza es la de las
leyes.
4) La relación entre signo, objeto e interpretante debe ser triádica. Esta es una relación
inevitable a través de la cual cada componente adquiere sentido. Un signo debe representar algo
en algún aspecto, para algún intérprete, para que pueda ser tomado como signo. Ésta es la
condición triádica.
La gramática semiótica estudia las formas en las que un objeto puede ser signo. El
camino que recorre para convertirse en signo expresa las características formales del signo.
Para que algo sea un signo debe representar a su objeto. Ésta es la segunda característica formal
de un signo.
El objeto de un signo puede ser aproximadamente todo, y lo que hace que algo sea un
objeto de un signo es el hecho de que está representado como tal por el signo.
Con relación al signo Peirce diferencia dos tipos de objetos: el objeto dinámico (exterior a la
semiosis) y el objeto inmediato (interior a la semiosis).
El objeto inmediato es el objeto visto desde el contexto del signo (su contenido
representativo), es tal como es representado el signo mismo. El objeto dinámico puede ser
considerado como el dinamismo, es una mano invisible que guía el proceso semiótico a la
determinación final que concierne a cualquier información o significación que se refiere al
objeto, aun cuando eso signifique la interpretación equivocada. Ej.: objeto inmediato Perón.
Objeto dinámico el general, el primer trabajador etc.
El signo no es la copia de su objeto, sino que representa a su objeto. Éste “determina” al
signo en cierto sentido, pero sin poner una marca en él.
Peirce desarrolla la naturaleza del signo representamen cuando describe el percepto. El
percepto es una presencia en la conciencia pero no supone un acto de conocimiento. Solo el
juicio perceptivo es un acto de conocimiento.
Cada signo para ser tal debe ser interpretado y debe ser capaz de determinar un interpretante. El
interpretante puede entenderse como la traducción de un signo, su resultado significativo.
El interpretante está determinado por el signo mediante algún traductor o una acción
interpretativa del signo. Peirce entiende al interpretante como un producto del proceso
semiótico, esto es, simplemente como otro signo que resulta de signos anteriores.
Hay diferentes divisiones que Peirce da al interpretante:
- El Interpretante dinámico es el efecto directo o actual producido por un signo en una acción
interpretativa, es “cualquier interpretación que cualquier mente realiza de un signo”. Su
producto pertenece a la categoría de la segundidad, como las acciones, los hechos o las ideas
producidas singularmente. Su vecino es el interpretante energético, que consiste en el efecto de
ejecución que cualquier signo posee sobre una acción interpretativa. Implica un esfuerzo por
parte del sujeto. Así un signo puede provocar un pensamiento o causar que alguien se levante de
la silla. Para Peirce estos dos interpretantes no son quienes albergan el significado del signo,
sino que solo determinan efectos particulares.
- El interpretante final es el efecto de cualquier regla o ley que un signo tiene sobre la acción
interpretativa. Sus productos serán terceros, como las leyes, los hábitos, las disposiciones y las
regularidades. Este también puede entenderse como el medio por el cual un signo se conecta o
interrelaciona en un sistema de signos, esto es, se traduce en otro sistema de signos. Es el
componente más importante del signo porque es una traducción del signo que provee
información por medio de reglas de inferencia que tienen un cierto efecto en la acción de
interpretación del signo. Su vecino es el interpretante lógico, el cual puede comprenderse como
el significado del signo, su contenido conceptual.
La relación triádica
Es la cuarta condición formal del signo y da cuenta de la semiosis. Peirce define a esta
última como “un acto o influencia que es o envuelve una cooperación de tres sujetos, tales como
un signo, su objeto y su interpretante; esta relación de influencia triple no es de ninguna manera
resoluble en actos entre pares”.
Tipos de signos.
Pierce desarrolla cuatro diferentes tipologías: original, intermedia, expandida y final.
Según la original, hay tres tipos de representaciones:
- Aquellas cuya relación con su objeto es una mera coincidencia en alguna cualidad. A
este tipo de representaciones las llama semejanzas.
- Aquellas cuya relación con sus objetos consiste en una correspondencia real se las
llama índices.
- Aquellas cuya relación con sus objetos es una cualidad imputada y que no son otra cosa que
signos generales se los llama símbolos.
Los símbolos son luego divididos de la siguiente manera:
- Símbolos que solo determinan directamente sus fundamentos o cualidades imputadas,
y no son más que sumas de señales o términos.
- Símbolos que determinan independientemente sus objetos por medio de otro término y
que, por lo tanto, expresan su validez objetiva y son susceptibles de verdad o falsedad, son las
proposiciones.
- Símbolos que también determinan independientemente sus interpretantes y, por lo tanto, las
mentes a las que apelan estableciendo una proposición que esas mentes han de admitir son
argumentos.
El carácter presentativo del signo es cierta forma que el signo tiene en su relación con el
objeto que forma la base de su capacidad como signo para representar a su objeto
Por ejemplo, si algo es rojo y por esa razón se vuelve un signo, entonces es un
cualisigno. Pero si el carácter presentativo del signo se da en términos de sus cualidades
existentes, se llama sinsigno (cuando una señal ferroviaria roja parpadea indica que se aproxima
el tren). Cuando un signo es un sinsigno, opera primariamente a través de su singularidad, su
temporalidad o su ubicación única.
Una característica que brinda a un signo la capacidad para representar es a partir de
cualquier forma convencional, de disposición o legitimidad que pueda haber adquirido. Por
ejemplo, el hehco de que el color rojo sea utilizado para indicar peligro o atención, ayuda a dar a
la luz roja cierta capacidad para representar a su objeto. En este caso el signo se llama legisigno.
Un signo tiene tres características (presentativa, representativa e interpretativa) aunque
usualmente predomina solo una. Si la cualidad es el aspecto predominante del signo entonces es
un cualisigno. Cuando es el simple hecho de su singularidad lo que cuenta fundamentalmente,
entonces es un sinsigno. Una generalidad siempre se encarna en una singularidad que tiene
cierta cualidad, pero cuando esa generalidad predomina entonces se tiene un legisigno.
Inducción.
La inducción lleva a una regla a partir de los resultados de una muestra de casos. Sucede cuando
se generalizan un número de casos de los cuales algo es verdadero, es inferimos que lo mismo
es verdadero para toda la clase.
Hay tres tipos de inducción: el primero es la inducción cruda, y consiste en negar que un
tipo general de sucesos ocurrirá a partir del fundamento de que nunca o casi nunca han ocurrido.
El segundo tipo es la inducción cuantitativa, que comprende un argumento de una muestra
fortuita. El tercer tipo de inducción se llama cualitativa, y consiste en un tipo de inducción que
está comprendida en la verificación o confirmación de una hipótesis.
Abducción.
Para Peirce la abducción supone la evolución. La abducción no es un proceso por el cual se
puedan confirmar las hipótesis; es solo el proceso por el cual se puede arribar a posturas
posibles de hechos procedentes. La abducción comienza con cierta anomalía, algo que se genera
cuando se observan algunos fenómenos que no encajan con los parámetros anteriores de
razonamiento.
La abducción no concierne a la determinación de la verdad de una hipótesis sino a su
plausibilidad, basada primariamente en la habilidad de la hipótesis para explicarla. Una
hipótesis es plausible si está conformada, por lo menos, por el hecho de que muestra una
anomalía y plantea una hipótesis para resolverla.
El proceso de razonamiento.
La indagación se trata de un proceso que si fuera continuado indefinidamente,
convergería hacia la verdad del asunto investigado.
La noción de verdad supone que hay una realidad. Como Peirce lo define, lo real está
representado en la opinión final, que es el consenso último de una comunidad indefinida de
investigadores.
La primera condición formal para tener una comunidad es que sus miembros sean capaces de
mediar o tengan capacidad de interpretar signos. En segundo lugar, debe haber alguna conexión
o relación, especialmente comunicativa, entre los usuarios de los signos. En tercer lugar, esta
relación debe establecerse como “nuestra” en algún sentido, esto quiere decir que debe haber
alguna identificación entre aquellos que están involucrados.
Par que la investigación se desarrolle no solo debe existir una comunidad, debe existir
una comunidad de cierto tipo y sus miembros deben desear el desarrollo de conocimiento. La
estructura de la comunidad debe coincidir con las necesidades de la práctica del conocimiento.
Peirce sugiere que las personas que pertenecen a una comunidad parten de ciertos presupuestos:
1) que la verdad puede existir; 2) que se al puede descubrir; 3) que se la puede encontrar
razonando acerca de ella; 4) que es posible equivocarse y ser engañado, y 5) que el
razonamiento es superior a otros medios de establecimiento de la opinión.
3) Lo que es transmitido entre emisor e intérprete debe ser algo que sea capaz de incluir
interpretantes comunes en ambos, emisor e intérprete (código).