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Votando con mi tía

Hola Mariela:
Te escribo porque no sé si me he metido en un lío … El pasado
domingo mi madre me dijo que fuera a votar temprano “y vete
luego a casa de la tita Engracia, que lo mismo le cambian el
voto…”.
Nada más llegar me empezó a encomendar tareas, por eso no
sospeché cuando me pidió que le sacara de debajo del fregadero
un bote de silicona, “es para sellar una cosa que gotea”.
Como le cuesta andar, salí a aparcar el coche ante la puerta, y
cuando abrí la portezuela se metió rápidamente con una agilidad
que me sorprendió. Nos dirigimos al colegio electoral y le
propuse cogerle varias papeletas y que se metiera tras la cortina.
Pareció que asentía, pero en cuanto traspasamos el umbral me
espetó a voz en cuello: “Niña ¿dónde están las papeletas de Vox?”
. Fui a por ellas pero, como me temía, las de Vox no estaban;
tuvimos que exigir que las sacaran y mi tía las metió con mirada
desafiante en los sobres y procedió a votar con ademán furibundo,
en medio de un silencio sepulcral.
Cuando volvimos estaban los bomberos y un coche de la policía
en nuestra calle; al parecer alguien le había echado silicona a la
puerta a la vecina y ésta se había quedado encerrada. Entramos en
casa y dirigí una muda pregunta a mi tía, y ella me replicó: “Yo ya
sé a quién va a votar esa…”,“Pero si sois amigas…”, “Ya no, nos
hemos peleado con lo de Franco”, “Ay tía ¿no te habrá visto
alguien?”, “¿Y qué? a mi edad ya no pueden hacerme nada…”
Mi pregunta es ¿podrían considerarme cómplice? Es que estoy
preparando oposiciones a policía municipal y tener antecedentes
podría perjudicarme…Espero tu consejo. J.

Respuesta

Querida J:
No creo que la cosa tenga consecuencias, porque tú no
participaste en nada, y ya se sabe que estas señoras mayores
siguen su propia iniciativa.
Yo viví una jornada similar con mi abu, a la que también
acompañé a votar en una zona un tanto “hostil”. Votó sin
incidentes, pero tras echar una ojeada a los de la mesa me susurró
“No me fío, tenemos que volver para el recuento”.
Esperamos a que cerraran las urnas y al salir vi que cogía un
recio gayato. Así pertrechadas nos personamos en el recuento,
durante el que, en efecto, intentaron anular el voto de mi abu, el
único a Vox, con mil excusas, pero la forma en que la vieron
blandir el bastón debió disuadirles, porque al final lo dieron por
bueno, y pudimos volver con la conciencia del deber cumplido.
Un saludo, Mariela.

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