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2) GRAFÍAS Y SIGNOS DIACRÍTICOS

En la página 20 de la Guía y, además, en la página 16 del cuadernillo de Materiales


para el estudio del Griego clásico de OPFyL encuentran un cuadro del alfabeto. En las
columnas tenemos “Letras”, “Nombre”, “Equivalente en latín” y “Pronunciación”. El paso
a través del latín en la transcripción o transliteración -aunque hay una diferencia que luego
verán- a nuestra lengua siempre es necesario. Muchas dudas se resuelven ubicándose en el
mundo latino para ver cómo resolvió el alfabeto latino ese problema de la lengua griega y,
por ende, nosotros debemos seguir los pasos del alfabeto latino. Eso explica, dicho sea de
paso, que en una lengua como el francés una palabra como filosofía se escriba
“philosophia”. Nosotros, en castellano, evidentemente ponemos una “f” en donde allí hay
una “ph”. En francés, por ejemplo, la palabra “théorie” tiene una “th” donde nosotros
utilizamos sólo una “t” en “teoría”. Lo que ocurre en el caso de esas lenguas es que “ph” y
“th” están reproduciendo el sonido griego: “ph” reproduce la  del alfabeto griego y “th” la
. Miremos también qué pasa en francés con “archaïque” frente al castellano “arcaico”,
donde en francés se reproduce la  que tienen allí en su cuadro. En la palabra “alma”,
“psyché”, esa “ch” está reproduciendo también una . En los ejemplos se observa que hay
lenguas que intentan reproducir el sonido griego lo más fielmente posible en el alfabeto
latino. Hay que pensar que el latino, cuando oía /philosophía/, no oía /filosofía/, porque el
latín tiene la “f” de “familia” por ejemplo. Ocurre que era una “p” seguida de una
aspiración que no coincidía exactamente con el sonido /f/. Por eso, este tipo de
combinaciones nunca pertenecen a palabras latinas, sino a palabras griegas reproducidas en
el alfabeto latino. Nuestro español prescinde un poco de eso y en vez de transliterar letra a
letra, transcribe, prescinde de la pronunciación originaria. Fíjense que la palabra griega
psyché dio “psique”. Así procede el español: “filosofía” con “f”, “teoría” con “t”, “arcaico”
con “c”. En prácticos van a escuchar esto, vamos a distribuir un material al respecto.
Volviendo al alfabeto, ése es el sentido de que tengamos una columna con el
equivalente en latín. Nosotros no vamos a hacer el preciosismo de pronunciar todo
exactamente, sencillamente queremos que sea posible el acceso a la lengua, para que luego
podamos pasar a las estructuras sintácticas con el fin de llegar a una traducción. Eso es lo
que ocurre con la , la  y la . A esta última la vamos a leer directamente como una “j”,
aunque era un sonido velar más una aspiración. En la guía están descriptos los sonidos con
detalle fonético.
La primera letra, alfa (), no ofrece mayores dificultades. Su mayúscula es “”. La
número 5 corresponde a la vocal epsilón (), que debe ser cotejada con la que está presente
en la línea número 7, eta (). Las dos suenan como /e/, pero la segunda es larga, si bien no
lo vamos a reproducir nosotros en la pronunciación. Son fonemas distintos. Tenemos, por
ejemplo,, que significa “carácter”, frente a , “costumbre”. En castellano si
pronunciamos una vocal más larga que otra no operamos una diferencia de significado,
pero en griego sí. Sin embargo, si bien es necesario reconocer que hay una diferencia de
significados en griego, nosotros vamos a pronunciar las dos palabras que mencioné como
/éthos/. La diferencia la reconocemos visualmente.
Esta diferencia entre epsilón y eta es la misma que hay entre omicrón () y omega
(), en los lugares 15 y 24 de nuestro cuadro. Los nombres de estas últimas significan “o
pequeña” y “o grande” respectivamente. En el caso de epsilón y eta el nombre de estas
letras, por problemáticas razones históricas, no toma en cuenta la cantidad. Omicrón y
omega también distinguen significados. Tenemos luego la iota (), una “i” sin puntito y, por
último, en la fila 20, la ypsilón (), que tiene el sonido de la “u” francesa o bien de la “u”
con diéresis alemana (ü).
Ahora que tenemos las cinco vocales, les agrego que la alfa, la iota y la ypsilón
pueden ser, según el caso, largas o breves. No es un sistema perfecto.

Mayúscula Minúscula Cantidad


  Breve o larga
  Breve
  Larga
  Breve
  Larga
  Breve o larga
  Breve o larga

En los casos de , y  el griego no instrumentó una grafía para distinguir la


variante larga de la breve. No se trata de un sistema perfecto. En latín, recordemos, no hay
grafía distintiva para ninguna de las cinco, no están representados todos los fonemas.
Teóricamente hay ambigüedad, aunque tendríamos que tener en cuenta otros fonemas como
el espíritu, el acento, cosas que paulatinamente van a ir conociendo y que hacen a la
distinción de significados. También hay que tener en cuenta que la diferencia ente epsilón y
eta, por un lado, y omicrón y omega, por otro, son diferenciaciones posteriores que opera el
griego: en su origen, cuando se toman los signos gráficos del fenicio para representar las
vocales, no estaba dada esta diferencia gráfica entre larga y breve.
Con respecto a las mayúsculas, sepan que son poco frecuentes. No hay mayúsculas
ortográficas en nuestra Guía de estudio, sino semánticas, es decir cuando hay nombres
propios solamente. O sea que mayoritariamente van a ver ustedes minúsculas.
Vamos ahora a la gamma (), en la fila 3 del cuadro del alfabeto. En términos
técnicos se trata de una velar sonora, se pronuncia en el velo del paladar con vibración de
las cuerdas vocales, /g/, frente a la sorda, sin esa vibración, que está dada por el sonido /k/.
Siempre se pronuncia como una “g” suave, es decir no está presente el artificio de nuestra
lengua de pronunciarla como una fricativa cuando está delante de “e” o “i”, como hacemos
al pronunciar “ángel” o “gitano”. En griego estas palabras se pronunciarían /ánguel/ y
/guitano/. Ya van a trabajar esto, porque en los prácticos van a comenzar con la mera
lectura, antes de ir al significado u otras cuestiones, para que puedan familiarizarse.
En la fila 4 tenemos la delta (), simplemente una /d/, en términos técnicos una
dental sonora, es decir una dentoalveolar que se pronuncia con vibración de las cuerdas
vocales. A continuación, la dseta (), tiene una pronunciación aquí indicada en el cuadro
como la del italiano /nadsione/. Antes bien que a la “z” española, se acerca bastante a la “z”
italiana. La interdental, es decir algo más aproximado a la “z” española, está dada por lo
que tenemos en la fila número 8, la theta (), es la que hemos visto con la palabra /éthos/
(). Se trata de un sonido dental, seguido de una aspiración.
En la fila 10 llegamos a kappa (), sonido que tampoco sigue la convención usual
en castellano. Recuerden que en nuestra lengua el sonido velar sordo tiene dos realizaciones
gráficas, se trata de arbitrariedades de la grafía. Ante “a”, “o” y “u” se grafica “c”, pero
antes de “e” o “i” se pone “qu”, aunque suena en todos estos casos /k/. En griego, ese
sonido siempre se va a escribir “”, delante de cualquier vocal. Veamos también que el
sonido /th/ en castellano se realiza gráficamente como “z” ante “a”, “o” y “u” y como “c”
ante “e” o “i”. Nuevamente, en griego siempre se escribirá “”.
La que sigue, lambda (), no ofrece inconvenientes, es nuestra lateral “l”. Luego, la
mü (), es la “m”. Observen: se lee /máthema/, sin ninguna diferencia, además,
entre la eta, que en griego es larga, y una “e” común castellana. Significa “conocimiento”.
Después viene la nü (), que es la “n”. Aquí hago una precisión: tratemos de no confundir
la minúscula de la vocal con la consonante , dado que esta última es más cerrada en la
parte inferior.
A continuación está la xi (), una consonante doble que se pronuncia como nuestra
“x”. Al principio puede ser difícil de graficar. La palabra se pronuncia /áxios/ y
significa “digno”. La axiología tiene que ver con esto. No nos preocupemos por ahora
respecto de los signos que vemos sobre la alfa, que ya vamos a trabajar luego.
De la vocal omicrón () ya hablamos, así que pasamos a la consonante pi (),
similar en todo a nuestra “p”, bilabial sorda. En la fila siguiente tenemos rho (), que va a
tener en general el sonido suave que tiene, por ejemplo, en el castellano /cára/. Cuando
tenga que representar la vibrante múltiple, llevará un signo que conoceremos luego como
espíritu y que ya verán oportunamente.
La sigma (,) tiene dos realizaciones gráficas que se deben a razones de
escritura. En la palabra , /sotér/, que significa “salvador”, la grafía se debe a que en
la escritura cursiva se ligaba a la letra siguiente. En cambio, en  vimos que la grafía
es diferente, puesto que está al final. Entonces, cuando la sigma es inicial o intermedia,
asume el primer aspecto gráfico y, cuando es final, el segundo. Para la forma más antigua,
“C”, los remito a la nota 1 de la página 22 de nuestra Guía.
Después tenemos la tau (), es decir la “t”, una dental sorda sin mayor diferencia
con la de nuestra lengua, y luego de la ypsilón, de la que ya hablamos, la fi (), que vimos
en , que ahora pongo en griego y que ya observamos que se pronuncia
/philosophía/. En la fila 22 está la xi (), de la que dijimos que se trata de una velar seguida
de una aspiración, /kh/, que se translitera como “ch”. Recuerden “psyché”, en griego
, “alma”. Incluso a veces se la translitera como “kh”, para evitar la confusión con la
che castellana. Quedaría “psykhé”.
De la psi (), consonante doble, no nos ha llegado ningún equivalente gráfico en
nuestra lengua, pero en griego es /ps/. Finalmente, de la omega () ya hemos conversado.
Por último, en cuanto a las pronunciaciones, vamos a conversar de una cuestión
ligada a la consonante gamma precediendo a una velar (recordar que en nuestra lengua
tenemos el caso de una nasal ante una velar: a nosotros puede parecernos que el sonido
nasal /n/ de “anillo” es el mismo que el de “angustia”. Sin embargo, en el segundo caso, si
escuchan con detalle, esa “n” de angustia está muy velarizada por la presencia de la “g” que
le sigue, no suena igual que la ene de “anillo”).
Ahora bien, en griego, tenemos palabras como o, “competencia” y
“gigante” en las que la gamma () suena suave como dijimos, /agón/ y /guígas/. Pero en los
casos en que la gamma () se da ante velar, como ,
y (las últimas dos con mayúsculas, dado que son nombres propios) -“mensajero”,
“ancla”, “Anquises” y “esfinge”-, tenemos que pronunciar la gamma nasalizada, es decir
/ánguelos/, /ánkura/ /Ankíses/ y /sphínx/. Transliteradas, serían así: “ángelos”, “ánkura”,
“Anchises” y “sphínx”. En conclusión: cuando a la gamma () le sigue otra velar, por
razones fonéticas, se va a parecer mucho al sonido de la nü ().
Cuando uno comienza a frecuentar la relación del griego con el latín, se abren
muchas posibilidades. Hay un error muy común en el pensar que el latín tomó sus palabras
del griego. Claro que hay préstamos, pero la mayor parte de las palabras que comparten se
deben al origen común indo-europeo de ambas lenguas.
Concentrémonos ahora en el apartado “Otros signos”, en las páginas 23 a 25. Me
quiero detener brevemente, sin embargo, en lo que tenemos en las páginas 21 y 22. Se nos
muestra allí la división tradicional de los sonidos de la lengua entre vocales y consonantes.
Observen que están las siete vocales con sus grafías mayúsculas y minúsculas, su nombre y
las precisiones referentes a la pronunciación. Como dijimos oportunamente, hay grafías
especiales para la epsilón () y la eta (), la omicrón () y la omega (), cada timbre
vocálico breve con su larga correspondiente.
A continuación están presentados los diptongos, junto a unas palabras en castellano
que ejemplifican la pronunciación en cada caso. Quisiera que repararan particularmente en
los últimos cinco, , ,, y. En los primeros cuatro, la üpsilón no suena
como la ‘ü’ alemana o la ‘u’ francesa, sino directamente como una ‘u’ castellana. Los
ejemplos correspondientes son “ruido”, “causa” y “deuda”, en los que se nota la
pronunciación de la üpsilón ()como una simple ‘u’ castellana. En el último caso, ,
observamos a partir del ejemplo “duda” que se pronuncia también como una ‘u’
castellana. En una palabra como , la pronunciación es /músa/.
En los tres renglones finales de esta página 21 se habla de cierta particularidad de
los sonidos correspondientes a las vocales , y cuando van acompañados de una iota
(). Sepan por ahora sólo que esa alfa, aunque no esté allí marcado gráficamente, es una
alfa larga, de manera que está observación se refiere a tres vocales largas.
En la página 22 está la descripción fonética de las consonantes. El agrupamiento por
oclusivas, nasales y sibilantes es para las 14 consonantes simples. Si observan la división
en la parte inferior del cuadro, allí tenemos, además, las 3 consonantes dobles. Con esto se
completan las 17 consonantes existentes en el alfabeto.
Este tipo de división de las consonantes está dada también en nuestra lengua, es una
manera científico-lingüística de identificar los sonidos. En todo caso, repasen ustedes
mismos el ordenamiento de las consonantes en castellano, para observar que se trata de lo
mismo.
En la parte del cuadro correspondiente a las nasales tenemos, además, el detalle
fonético de lo que ocurre con una gamma () delante de velar (,,,) que ya vimos
en la clase anterior. En el caso de la sibilante sigma (,) están presentes las dos grafías
minúsculas que, desde el punto del sonido, son iguales a la ‘s’ castellana. Allí figura una
nota al pie que presenta una tercera variante gráfica de la sigma que nosotros no vamos a
utilizar, pero que existió efectivamente. Dice, luego de referirse a lo que ya conocemos
respecto de la grafía inicial o media y la final, que la grafía ‘c’ es la forma más antigua y
puede encontrarse en cualquier lugar de la palabra. Esto es para que lo sepan, porque no va
a aparecer en nuestra práctica con el griego.
Luego de esta presentación analítica de lo que tenemos sintéticamente expresado en
el cuadro del alfabeto, pasamos a hablar de “Otros signos”, de acuerdo a lo que se dice de la
página 23 en más. A partir de la familiaridad con nuestra lengua, sabemos que con el mero
alfabeto no basta para representar todo lo que existe en una expresión escrita; también hay,
por ejemplo, signos de puntuación, la tilde, etc. En griego hay bastante similitud, salvo por
una diferencia importante, que tiene que ver con los llamados ‘espíritus’. Que el término no
evoque alguna cuestión metafísica: se trata sencillamente de una aspiración. Spiritus
significa eso, ‘espiración’, ‘soplo’, en latín.
Vamos a ver algunos ejemplos:
La palabratiene una epsilón, una tau, una alfa, una iota, una rho, una
omicrón y una sigma. No prestemos atención por el momento a la grafía acentual, pero sí
observen que hay un signosobre la primera vocal de esta palabra.
La palabra, eta, theta, iota, kappa, omicrón y sigma, tiene también sobre
la vocal inicial un signo ,aunque invertido respecto del anterior.
Pues bien, en griego toda palabra que comience por vocal o por diptongo, dado que
también en este hay vocal (como ), debe llevar un signo denominado ‘espíritu’. Se
trata de un gráfico que responde a una realidad fonética.
En el primer ejemplo, , tenemos un espíritu fuerte o áspero, con la
apertura hacia la derecha. Se pronuncia como una leve aspiración, como una hache inglesa.
Aquí tendremos que pronunciar /hetáiros/.
Cuando el espíritu tiene la apertura hacia la izquierda como en , se trata de
un espíritu suave. En este caso, estamos ante un signo negativo: indica que no hay
espiración, que no debe pronunciarse. Esta palabra se pronuncia /ethikós/. A pesar de que
no indica en términos positivos una pronunciación determinada, debe estar presente en toda
vocal o diptongo inicial de palabra que no lleve espíritu áspero. Son las dos posibilidades
que existen.
En el caso del diptongo inicial, el espíritu se grafica sobre la segunda vocal del
mismo, como hice en , que se pronuncia /aulé/, ya que el espíritu es suave.
Sé que puede parecer desconcertante esto de los espíritus. En una palabra
como, que significa ‘agua’, tenemos espíritu más acento. Recuerden además cómo
se pronunciaba la üpsilón. Aquí tendremos que decir /hýdor/. Toda üpsilón inicial lleva
espíritu áspero o fuerte.
Por razones azarosas, a eso apuntaba un poco en la clase anterior cuando me refería
a las diferencias entre diversos alfabetos presentes en el mundo griego, el espíritu áspero, si
bien quedó reducido gráficamente a , es la representación de un fonema. Piensen que si
hubiera algún signo gráfico de más peso que marcara la espiración, como decíamos que
ocurre de hecho en inglés, entonces sorprendería menos.
En indoeuropeo existía una hipotética raíz *wed, que se realizó en el mundo latino
como sudor y en griego como . Hay un matiz diferente en el significado, el griego se
concentró en la idea de ‘agua’ y el latín en la de ‘humedad’, ‘sudor’. Pero lo importante es
que ese primer sonido de la raíz indoeuropea está en la ‘s’ de sudor y es lo que corresponde
al espíritu áspero. Sin duda, se trata de un fonema. Por las peripecias de la grafía quedó
reducido en griego a este tipo de expresión gráfica que observamos. El que es
intrascendente, por así decir, meramente sistemático, es el espíritu suave, que sirve
solamente para marcar que no hay espíritu áspero.
Luego vamos a ver cómo juegan las posiciones del espíritu y del acento cuando
coinciden sobre la misma vocal. No se preocupen por eso, porque siempre van a trabajar
sobre textos dados, no van a tener que escribir en griego. Quisiera que leamos juntos ahora
lo que se dice sobre los espíritus en la página 23 de nuestra Guía. En principio, tenemos
que “toda vocal y iniciales llevan un signo llamado espíritu”. La , para que suene como
una vibrante múltiple (/rr/), lleva siempre cuando es inicial un espíritu áspero. Dice luego:
áspero (): se pronuncia, convencionalmente, con una suave
espiración, como la h inglesa de have, por ejemplo:  =
hespera1 (cf. latín uespera2), = holcos (lat. sulcus),  =
hépar (lat. iecur); y iniciales lo llevan siempre: (lat.
sudor), . Es pues signo de un fonema, no un signo meramente
gráfico o fósil.
suave (): indica que la vocal no se espira: = egó, = eimí.

A continuación viene la cuestión de la colocación del espíritu. Ustedes siempre van


a encontrarlo dado, no van a tener que escribirlo, pero de todos modos es bueno conocer
esto:
Colocación: a la izquierda de las mayúsculas, en lo
alto3, 4; sobre las minúsculas: , ;
sobre la segunda vocal del diptongo: ,; delante de los acentos
agudo y grave: , , ; debajo del acento circunflejo;
, .

Es posible pensar que la ‘h’ latina en algún momento sonó como una espiración.
Vean el ejemplo de . Aquí tenemos una epsilón () mayúscula inicial y el latino
escribe lo siguiente: Hector. El castellano ‘Héctor’ deriva de esta palabra latina, pero vean

1
Aquí el signo ‘=’ alude a cómo se pronuncia la palabra. La Guía no grafica el
acento cuando no corresponde en castellano: hespera, que sería grave terminada en
vocal, no lleva acento gráfico o tilde.
2
Corroborando lo que habíamos dicho respecto del valor del espíritu áspero como
fonema, se nos muestra la forma latina uespera: el espíritu correspondía a un sonido
que en latín se realizó como ‘u’. En los ejemplos siguientes se verifica lo mismo.
3
Recuerden que en nuestra Guía no hay mayúsculas ortográficas –a causa de punto
seguido, aparte, etc.-, sino semánticas, es decir en los nombres propios, como ocurre
aquí en este nombre propio que dio, en castellano, ‘Heráclito’. Dicho sea de paso, la
‘h’ de ‘Heráclito’ se debe al espíritu áspero, no a la eta, cuyo gráfico en mayúscula
parece una ‘H’ castellana. La eta corresponde a la ‘e’ que está en segundo lugar.
4
Se recomienda hacer pasar los nombres griegos por el latín para llegar a su forma
en castellano. Por eso hay una diferencia entre el lugar del acento en la palabra
griega y el lugar en castellano: Aristóteles. Esto se debe a ese paso por el latín que
ya está operando en castellano. Quizá vieron que alguna traducción de la Ilíada en
vez de hablar de ‘Ayax’ habla de ‘Ayante’. La segunda forma es la que resulta del
pasaje por el latín, que es a lo que se tiende actualmente. Claro que hay casos
consagrados, hay un ejemplo con la Fuente de Cibeles, que es una fuente muy
famosa de Madrid. En realidad, lo correcto sería decir ‘Cíbeles’, si hacemos pasar el
nombre por el latín. Esto abrió una gran polémica en su momento.
que el latín puso la ‘H’ en donde en griego hay un espíritu áspero, es decir que podemos
pensar que posiblemente los latinos pronunciaran la hache como una suave espiración que
luego se perdió. Esto no quiere decir que toda hache latina sea la transliteración de un
espíritu áspero, sino que palabras bien latinas como homo o humus en su momento quizá se
hayan pronunciado con una suave espiración inicial.
Voy a hacer ahora una presentación mínima de los acentos. Así como dijimos que
cierto paralelismo sistemático hace que aparezca un espíritu suave para que quede claro
que no es áspero, les diré que acentos propiamente dichos son el acento agudo ( ), que
marca una cierta intensidad -sin entrar al complejo problema de qué tipo de acento es el
acento griego en relación con el nuestro, que es un acento precisamente de intensidad- y el
acento circunflejo (^). En realidad, este último tendría que ver con la producción de una
intensidad primera y, luego, un descenso de la voz. Observen que en una lengua como, por
ejemplo, el francés, se conserva el acento circunflejo. En una palabra como fenêtre en
realidad lo que estamos reproduciendo es la caída de la ‘s’ de fenestra. Se compensa la
caída de un sonido alargando la ‘e’, lo que posibilita a su vez el reflejo del fenómeno por el
acento circunflejo. En términos sencillos y que nos bastan por el momento, sepan que el
acento circunflejo tiene, por diversas razones, una intensidad mayor que el agudo.
Hay, además, un tercer acento: el acento grave ( ), al cual le podemos aplicar lo
que hemos dicho para el espíritu suave. Es un acento agudo ‘degradado’, en el sentido de
que significa que el peso tónico, en el hilo discursivo, es cedido a la palabra siguiente, se
apoya en la palabra que sigue.
El acento agudo puede caer en la vocal tónica de las tres últimas sílabas. Esto se
observa en las palabras ,  y . Hay unos nombres
técnicos para estas posiciones acentuales, como ‘oxítono’, etc., pero me parece que
introducirnos en este tipo de cosas muy técnicas, áridas, obstaculizaría en este momento el
fluir del aprendizaje de las cosas más importantes. No se preocupen por esto hasta más
adelante. Lo importante es que el acento agudo puede caer en alguna de las tres últimas
sílabas y no más allá. Piensen que en castellano ocurre lo mismo, porque en el caso de una
supuesta sobresdrújula como ‘últimamente’, en realidad hay dos acentos: /últimaménte/.
No podemos ir más allá de las tres sílabas.
El acento grave sustituye al agudo de la sílaba final de una palabra no seguida de
pausa. Entonces, la primera condición es que, para que haya acento grave, la sílaba
acentuada debe ser la final; la sílaba interior de palabra nunca lleva acento grave. La
segunda condición es que a continuación de esa palabra no haya una pausa. Cuando
decimos , el acento final agudo de se depone en aras
del acento interior, naturalmente agudo de . Esto quiere reflejar que el griego
decía /agathòshoánthropos/. El apoyarse en la sílaba siguiente se refleja con el acento
grave, que indica que se depone esa tonicidad de la sílaba para volcarla en otra posterior.
Observemos el otro ejemplo presente en la página 23:. Cuando
pronunciamos esto, la omicrón de depone su tonicidad en pos de.
Dicho sea de paso,  está también acentuada en la última sílaba, pero tiene el
acento agudo, dado que le sigue pausa final. Sintácticamente sin embargo es posible
perfectamente en griego la expresión  Allí, es la que trae
el acento grave, lo depone en aras de , que lo tiene agudo, en razón de la pausa que
sigue. Se trata de un mero intento académico, una reconstrucción, de cómo suponemos que
podía sentir este acento el griego. Aquí pronunciaría /adelphòskalós/.
Si nos pusiéramos exquisitos, también en nuestra lengua pasa lo mismo. En realidad
en muchos contextos nos apoyamos en la palabra que sigue. El acento final de una palabra
suele quedar debilitado mucho más que cuando la palabra está aislada, porque se apoya en
la que sigue.
En el caso del acento circunflejo, que puede tener varias grafías (^, , ~) cuyo uso
es indistinto, hay que saber que puede caer sobre vocales largas o diptongos de cualquiera
de las dos últimas sílabas. Los ejemplos que tienen en la Guía son  -con espíritu
áspero además del acento circunflejo sobre el diptongo- y . Se deduce de lo dicho
que no puede haber un circunflejo en la antepenúltima sílaba, por diversas razones
fonéticas que oportunamente veremos.
Del mismo modo que en el caso de los espíritus, en la página 22 de la Guía se nos
habla de la colocación:

A la izquierda de las mayúsculas iniciales, en lo alto:,


,; sobre las minúsculas: ,; sobre la segunda
vocal del diptongo: , , , , pero se pronuncia
como si el acento cayera sobre el primer elemento: asteios, soi, éujetai,
dicaios5.
Toda palabra tiene acento, menos las proclíticas, que se pronuncian
unidas a la palabra siguiente: , y las enclíticas, que se pronuncian
unidas a la palabra precedente:  (por lo cual
tiene acento agudo y no grave, y cf., en castellano, “vámonos,
díjolo, aproxímanse”).

En el ejemplo que tenemos aquí, , tenemos que


suponer una pronunciación como /egòmènhoautóseimi/, aunque realmente hay mucho
academicismo detrás de todo esto. La palabra  tiene espíritu áspero, pero no acento, es
proclítica, se apoya en la siguiente.  en cambio es enclítica, se apoya en la
precendente. Miren entonces cómo el acento de está de algún modo sosteniendo
toda la oración.
Hay un cierto margen, no de arbitrariedad, sino de libertad en esto. Los textos nos
llegan a través de procesos complejos. Son muy arduos estos aspectos de la filología y en

5
Si lo pronunciáramos sobre el segundo elemento rompería el diptongo: /as-te-íos/. Sin embargo, no es esto lo
que ocurre, ya que se pronuncia sobre el primer elemento, aunque se grafique sobre el segundo: /astéios/.
la mayor parte de los testimonios que nos han llegado no hay signos gráficos; están muy
precariamente anotados, cuando están. La fijación de los signos de puntuación queda a
criterio del editor. El filólogo se planta frente a eso y marca un corte en un lugar, piensa
que ciertas cosas se pronunciaban de cierta manera. Tanto es así que pasados los tiempos
universidades como Oxford y demás siguen sacando ediciones críticas, cuando muchos
textos se vienen editando desde el Renacimiento. Sin embargo, siempre hay lugar a
variantes, a nuevas fijaciones del texto que incluyen, naturalmente, revisiones de los signos
de puntuación, por eso son necesarias las nuevas ediciones. Nosotros nos sometemos a
ellos, no tenemos los manuscritos para cotejar. En muchos aspectos la filología es
realmente algo borgeano. Los originales de ningún autor antiguo existen, como ustedes
sabrán, y los manuscritos mejor conservados son en el mejor de los casos de un milenio
después. Podría ocurrir que hoy apareciera un manuscrito más antiguo que cualquiera de
los conservados de cualquier autor antiguo y desmintiera todo lo que tenemos transmitido,
eso es posible. La Filología es eso, reconstruir un original perdido.
Volviendo a nuestro tema, quiero señalar que esto que desarrollé para las
pronunciaciones es la convención establecida por Erasmo de Rótterdam, a la cual, sin
embargo, hay motivos para cuestionar 6.
Retornando a la Guía, después del punto 1 (espíritus) y 2 (acentos), vemos que el
punto 3. alude a diéresis, el 4. a coronis, el 5. a apóstrofo y el 6. a eufónica. En estos
puntos no me voy a detener hoy, los dejo pendientes, sino que voy a pasar directamente al
7., que está dedicado a los signos de puntuación. Dice el texto:

Hay cuatro: la coma (,), el punto (.), el punto alto () -que corresponde a
nuestros punto y coma o dos puntos-, el punto y coma (;) -que corresponde
a nuestro signo de interrogación final-: “¿Cómo
dices?”

La coma es una pausa -es algo difícil de conceptualizar en qué momento puntual
tiene que haber una coma-. Tiene que ver con la intención de quien escribe y, en el caso de
la edición de un texto griego, con la del editor, porque no nos llegan con estos signos de
puntuación los testimonios. En el punto no hay mayores inconvenientes, pero sí quiero
detenerme en el punto alto, algo que no tenemos en nuestra lengua y que equivale a
nuestros dos puntos o un punto y coma nuestro, una pausa un poco mayor. Esto quizá se
profundiza más en un segundo o tercer nivel en donde los textos son más amplios, por lo
que aparecen distintos signos de puntuación. Por último, algo muy particular: el punto y
coma, a diferencia de lo que ocurre en el caso de nuestro español, en griego el punto y
coma es el signo de interrogación. ¿Cómo se llegó a esto? Como les decía la clase pasada,
llegar a una sistematización gráfica aceptable de la lengua oral presupuso varios ensayos a
lo largo de la historia. Si en un texto dado un emisor pregunta algo, entonces el manuscrito
a continuación pone una dseta mayúscula:‘. Esta ‘es la abreviatura de la palabra

6
Véase la breve nota 1 de la página 17 de Materiales para el estudio del griego clásico.
‘, puesta toda en mayúsculas (/dsétesis/). Esta palabra significa ‘pregunta’, y
de la estilización manuscrita de esa ‘resultó el signo ‘;’. Es decir que, para indicarle al
lector que estaba ante una pregunta, se ponía esta abreviatura y, por eso, el punto y coma es
el signo de interrogación. Dejo para ustedes averiguar de dónde surgen los signos que
utilizamos nosotros, ‘¿’ y ‘?’. Son todas convenciones.

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