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El Alfabeto y Los Signos Diacr Ticos PDF
El Alfabeto y Los Signos Diacr Ticos PDF
Es posible pensar que la ‘h’ latina en algún momento sonó como una espiración.
Vean el ejemplo de . Aquí tenemos una epsilón () mayúscula inicial y el latino
escribe lo siguiente: Hector. El castellano ‘Héctor’ deriva de esta palabra latina, pero vean
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Aquí el signo ‘=’ alude a cómo se pronuncia la palabra. La Guía no grafica el
acento cuando no corresponde en castellano: hespera, que sería grave terminada en
vocal, no lleva acento gráfico o tilde.
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Corroborando lo que habíamos dicho respecto del valor del espíritu áspero como
fonema, se nos muestra la forma latina uespera: el espíritu correspondía a un sonido
que en latín se realizó como ‘u’. En los ejemplos siguientes se verifica lo mismo.
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Recuerden que en nuestra Guía no hay mayúsculas ortográficas –a causa de punto
seguido, aparte, etc.-, sino semánticas, es decir en los nombres propios, como ocurre
aquí en este nombre propio que dio, en castellano, ‘Heráclito’. Dicho sea de paso, la
‘h’ de ‘Heráclito’ se debe al espíritu áspero, no a la eta, cuyo gráfico en mayúscula
parece una ‘H’ castellana. La eta corresponde a la ‘e’ que está en segundo lugar.
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Se recomienda hacer pasar los nombres griegos por el latín para llegar a su forma
en castellano. Por eso hay una diferencia entre el lugar del acento en la palabra
griega y el lugar en castellano: Aristóteles. Esto se debe a ese paso por el latín que
ya está operando en castellano. Quizá vieron que alguna traducción de la Ilíada en
vez de hablar de ‘Ayax’ habla de ‘Ayante’. La segunda forma es la que resulta del
pasaje por el latín, que es a lo que se tiende actualmente. Claro que hay casos
consagrados, hay un ejemplo con la Fuente de Cibeles, que es una fuente muy
famosa de Madrid. En realidad, lo correcto sería decir ‘Cíbeles’, si hacemos pasar el
nombre por el latín. Esto abrió una gran polémica en su momento.
que el latín puso la ‘H’ en donde en griego hay un espíritu áspero, es decir que podemos
pensar que posiblemente los latinos pronunciaran la hache como una suave espiración que
luego se perdió. Esto no quiere decir que toda hache latina sea la transliteración de un
espíritu áspero, sino que palabras bien latinas como homo o humus en su momento quizá se
hayan pronunciado con una suave espiración inicial.
Voy a hacer ahora una presentación mínima de los acentos. Así como dijimos que
cierto paralelismo sistemático hace que aparezca un espíritu suave para que quede claro
que no es áspero, les diré que acentos propiamente dichos son el acento agudo ( ), que
marca una cierta intensidad -sin entrar al complejo problema de qué tipo de acento es el
acento griego en relación con el nuestro, que es un acento precisamente de intensidad- y el
acento circunflejo (^). En realidad, este último tendría que ver con la producción de una
intensidad primera y, luego, un descenso de la voz. Observen que en una lengua como, por
ejemplo, el francés, se conserva el acento circunflejo. En una palabra como fenêtre en
realidad lo que estamos reproduciendo es la caída de la ‘s’ de fenestra. Se compensa la
caída de un sonido alargando la ‘e’, lo que posibilita a su vez el reflejo del fenómeno por el
acento circunflejo. En términos sencillos y que nos bastan por el momento, sepan que el
acento circunflejo tiene, por diversas razones, una intensidad mayor que el agudo.
Hay, además, un tercer acento: el acento grave ( ), al cual le podemos aplicar lo
que hemos dicho para el espíritu suave. Es un acento agudo ‘degradado’, en el sentido de
que significa que el peso tónico, en el hilo discursivo, es cedido a la palabra siguiente, se
apoya en la palabra que sigue.
El acento agudo puede caer en la vocal tónica de las tres últimas sílabas. Esto se
observa en las palabras , y . Hay unos nombres
técnicos para estas posiciones acentuales, como ‘oxítono’, etc., pero me parece que
introducirnos en este tipo de cosas muy técnicas, áridas, obstaculizaría en este momento el
fluir del aprendizaje de las cosas más importantes. No se preocupen por esto hasta más
adelante. Lo importante es que el acento agudo puede caer en alguna de las tres últimas
sílabas y no más allá. Piensen que en castellano ocurre lo mismo, porque en el caso de una
supuesta sobresdrújula como ‘últimamente’, en realidad hay dos acentos: /últimaménte/.
No podemos ir más allá de las tres sílabas.
El acento grave sustituye al agudo de la sílaba final de una palabra no seguida de
pausa. Entonces, la primera condición es que, para que haya acento grave, la sílaba
acentuada debe ser la final; la sílaba interior de palabra nunca lleva acento grave. La
segunda condición es que a continuación de esa palabra no haya una pausa. Cuando
decimos , el acento final agudo de se depone en aras
del acento interior, naturalmente agudo de . Esto quiere reflejar que el griego
decía /agathòshoánthropos/. El apoyarse en la sílaba siguiente se refleja con el acento
grave, que indica que se depone esa tonicidad de la sílaba para volcarla en otra posterior.
Observemos el otro ejemplo presente en la página 23:. Cuando
pronunciamos esto, la omicrón de depone su tonicidad en pos de.
Dicho sea de paso, está también acentuada en la última sílaba, pero tiene el
acento agudo, dado que le sigue pausa final. Sintácticamente sin embargo es posible
perfectamente en griego la expresión Allí, es la que trae
el acento grave, lo depone en aras de , que lo tiene agudo, en razón de la pausa que
sigue. Se trata de un mero intento académico, una reconstrucción, de cómo suponemos que
podía sentir este acento el griego. Aquí pronunciaría /adelphòskalós/.
Si nos pusiéramos exquisitos, también en nuestra lengua pasa lo mismo. En realidad
en muchos contextos nos apoyamos en la palabra que sigue. El acento final de una palabra
suele quedar debilitado mucho más que cuando la palabra está aislada, porque se apoya en
la que sigue.
En el caso del acento circunflejo, que puede tener varias grafías (^, , ~) cuyo uso
es indistinto, hay que saber que puede caer sobre vocales largas o diptongos de cualquiera
de las dos últimas sílabas. Los ejemplos que tienen en la Guía son -con espíritu
áspero además del acento circunflejo sobre el diptongo- y . Se deduce de lo dicho
que no puede haber un circunflejo en la antepenúltima sílaba, por diversas razones
fonéticas que oportunamente veremos.
Del mismo modo que en el caso de los espíritus, en la página 22 de la Guía se nos
habla de la colocación:
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Si lo pronunciáramos sobre el segundo elemento rompería el diptongo: /as-te-íos/. Sin embargo, no es esto lo
que ocurre, ya que se pronuncia sobre el primer elemento, aunque se grafique sobre el segundo: /astéios/.
la mayor parte de los testimonios que nos han llegado no hay signos gráficos; están muy
precariamente anotados, cuando están. La fijación de los signos de puntuación queda a
criterio del editor. El filólogo se planta frente a eso y marca un corte en un lugar, piensa
que ciertas cosas se pronunciaban de cierta manera. Tanto es así que pasados los tiempos
universidades como Oxford y demás siguen sacando ediciones críticas, cuando muchos
textos se vienen editando desde el Renacimiento. Sin embargo, siempre hay lugar a
variantes, a nuevas fijaciones del texto que incluyen, naturalmente, revisiones de los signos
de puntuación, por eso son necesarias las nuevas ediciones. Nosotros nos sometemos a
ellos, no tenemos los manuscritos para cotejar. En muchos aspectos la filología es
realmente algo borgeano. Los originales de ningún autor antiguo existen, como ustedes
sabrán, y los manuscritos mejor conservados son en el mejor de los casos de un milenio
después. Podría ocurrir que hoy apareciera un manuscrito más antiguo que cualquiera de
los conservados de cualquier autor antiguo y desmintiera todo lo que tenemos transmitido,
eso es posible. La Filología es eso, reconstruir un original perdido.
Volviendo a nuestro tema, quiero señalar que esto que desarrollé para las
pronunciaciones es la convención establecida por Erasmo de Rótterdam, a la cual, sin
embargo, hay motivos para cuestionar 6.
Retornando a la Guía, después del punto 1 (espíritus) y 2 (acentos), vemos que el
punto 3. alude a diéresis, el 4. a coronis, el 5. a apóstrofo y el 6. a eufónica. En estos
puntos no me voy a detener hoy, los dejo pendientes, sino que voy a pasar directamente al
7., que está dedicado a los signos de puntuación. Dice el texto:
Hay cuatro: la coma (,), el punto (.), el punto alto () -que corresponde a
nuestros punto y coma o dos puntos-, el punto y coma (;) -que corresponde
a nuestro signo de interrogación final-: “¿Cómo
dices?”
La coma es una pausa -es algo difícil de conceptualizar en qué momento puntual
tiene que haber una coma-. Tiene que ver con la intención de quien escribe y, en el caso de
la edición de un texto griego, con la del editor, porque no nos llegan con estos signos de
puntuación los testimonios. En el punto no hay mayores inconvenientes, pero sí quiero
detenerme en el punto alto, algo que no tenemos en nuestra lengua y que equivale a
nuestros dos puntos o un punto y coma nuestro, una pausa un poco mayor. Esto quizá se
profundiza más en un segundo o tercer nivel en donde los textos son más amplios, por lo
que aparecen distintos signos de puntuación. Por último, algo muy particular: el punto y
coma, a diferencia de lo que ocurre en el caso de nuestro español, en griego el punto y
coma es el signo de interrogación. ¿Cómo se llegó a esto? Como les decía la clase pasada,
llegar a una sistematización gráfica aceptable de la lengua oral presupuso varios ensayos a
lo largo de la historia. Si en un texto dado un emisor pregunta algo, entonces el manuscrito
a continuación pone una dseta mayúscula:‘. Esta ‘es la abreviatura de la palabra
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Véase la breve nota 1 de la página 17 de Materiales para el estudio del griego clásico.
‘, puesta toda en mayúsculas (/dsétesis/). Esta palabra significa ‘pregunta’, y
de la estilización manuscrita de esa ‘resultó el signo ‘;’. Es decir que, para indicarle al
lector que estaba ante una pregunta, se ponía esta abreviatura y, por eso, el punto y coma es
el signo de interrogación. Dejo para ustedes averiguar de dónde surgen los signos que
utilizamos nosotros, ‘¿’ y ‘?’. Son todas convenciones.