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Ejercitación
Milford, Pa.
12 de octubre de 1904
No ha pasado un solo día desde que recibí su última carta en el que no haya lamentado las
circunstancias que me impidieron escribir ese mismo día la carta que estaba intentando escribirle,
no sin haberme prometido a mí mismo que eso debería estar hecho pronto. Pero vivir en el país
en esta parte del Atlántico, a menos que uno sea multimillonario se lleva con enorme fricción.
Aunque en los últimos años se ha hecho bastante, no es todavía algo habitual, y en este país se
espera que uno sea exactamente igual que todos los demás. Me aventuraré a decir que su
imaginación no pudo evitar la imagen del tipo de sirviente doméstica que ofrece una chica
americana. Además, el contrato tan desconsiderado que firmé para conseguir a tiempo ciertas
definiciones para un suplemento al Century Dictionary me está volviendo como las furias. Para
estar seguro podría haber garabateado unas líneas para explicarme; pero siempre me estaba
diciendo a mí mismo que en unos pocos días tendría tiempo para escribir tal como deseaba, y
hasta ahora mi idea de qué era lo que quería escribir ha sido borrosa. Espero, no obstante, que
usted habrá tenido fe para saber que sólo una imposibilidad podría haber evitado que le escribiera;
pues de alguien que vive en el campo uno puede esperar más de esa clase de fe que de un citadin.
(…)
Mi esposa me dice que debería intentar persuadirle para que venga aquí y nos haga una
visita. Desearía con todo mi corazón que lo hiciera, aunque no estoy seguro de si no nos
agotaremos y nos marcharemos a Francia.
Tengo un sentimiento de profunda culpabilidad al molestar a su señoría con semejante
disertación.
muy atentamente,
C. S. Peirce
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1
EDITORIAL
Reputación bancaria
Las explicaciones del nuevo presidente del BBVA a los accionistas no han despejado
las dudas
La reputación del BBVA sigue en entredicho. Las explicaciones aportadas por el nuevo
presidente, Carlos Torres, en la junta general de accionistas celebrada el viernes pasado, no han
despejado las dudas acerca de las escuchas ilegales realizadas por el comisario jubilado José
Manuel Villarejo a políticos, empresarios y periodistas supuestamente contratadas durante la
presidencia de su antecesor, Francisco González. Con independencia de las actuaciones en curso
de la Audiencia Nacional, la investigación interna encargada por los responsables del banco
debería ser suficientemente rigurosa y diligente para tratar de liberar cuanto antes la pesada
hipoteca que pesa sobre uno de los más importantes bancos del país y su consejo de
administración. Es necesario conocer de forma clara si esas escuchas fueron autorizadas por
responsables del banco, si su financiación, dada la cuantía de las mismas, se sometió a los
controles, contabilización y autorizaciones necesarias. Este no es un caso que pueda darse por
zanjado con la renuncia provisional del anterior presidente a la presidencia de honor y de la
fundación del propio banco, un día antes de la junta general. (…)
2
“De repente, oigo al otro lado un grito estridente. Escucho asustado.
La trampilla de hierro en el suelo chirría con fuerza y al instante aparece una mujer en
mi habitación. El pelo suelto, blanca como la cal y un chai de brocado sobre los
hombros desnudos.
«¡Maestro Pernath, ocúlteme —por el amor de Cristo— no haga ninguna pregunta y
ocúlteme aquí!»
Antes de que pudiera contestar, abrieron de nuevo mi puerta y otra vez la cerraron de
golpe. Por un segundo nos sonrió, como una horrenda máscara, la cara del
cambalachero Aaron Wassertrum. Ante mí aparece una mancha redonda y clara y, a la
luz de la luna, reconozco nuevamente los pies de mi cama. Todavía me cubre el sueño
como un pesado abrigo de lana y el nombre Pernath se dibuja en mi recuerdo en letras
doradas.
¿Dónde he leído este nombre? ¡Athanasius Pernath!
Yo creo, creo que hace mucho, mucho tiempo, en alguna parte, tomé otro sombrero, por
confusión, comprobando asombrado que me sentaba tan bien, teniendo, como tengo,
una cabeza de forma tan especial.”
(El Golem, Gustav Meyrink)