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PROBLEMAS DE ETHOS
El ethos retórico
Aristóteles dice en su Retórica que él quiere presentar un método o una técnica capaz de persuadir a
determinados tipos de individuos. El orador debe construir argumentos lo mejores posibles desde un
punto de vista lógico, pero además, debe buscar generar en el auditorio una impresión favorable
sobre sí mismo. ¿Por qué? Porque a la mayor parte de la gente le importa no sólo lo que se dice sino
quién lo dice. Si un abogado tiene que defender a un acusado de asesinato, por ejemplo, le conviene
generar en el auditorio la impresión de que él mismo desprecia a los asesinos y tiene mucho respeto
por la vida. Pero no puede sencillamente decir “Respeto la vida y los asesinos son malos” (porque
eso justamente queda mal, lo hace quedar a uno como un pedante o un fanfarrón) sino que tiene que
sugerir todo esto entre líneas, utilizando cierto tono de voz, introduciendo ciertas opiniones, ciertos
argumentos, etc, que a la vez que defender a su cliente de la acusación, lo hagan quedar bien a él
frente a ese auditorio.
El ethos que el orador proyecta es una imagen de su carácter que no tiene porqué coincidir con la
realidad. Quizás el hombre en su vida privada sea vulgar y tacaño y sin embargo se muestre ante el
auditorio como muy educado y generoso. Quizás en su vida privada sea un infeliz y se muestre
alegre ante el auditorio, porque la gente confía más en las personas felices y generosas.
Dependiendo del auditorio y del tema de la discusión, cambiarán las características del ethos que al
orador le convenga exhibir. Por ejemplo, si se está discutiendo un asesinato reciente o un crimen a
la moralidad, quizás lo más conveniente no sea un porte alegre sino una tristeza sobria de
desaprobación y escándalo.
EL ETHOS:
La imagen o idea que el auditorio se forma acerca del orador es una mezcla de estas dos cosas.
Puede pasar que uno tenga una idea previa sobre alguien y que al escucharlo hablar, cambie
drásticamente, para bien o para mal. También puede pasar que uno tenga una idea previa sobre
alguien sin siquiera conocerlo, sólo por el hecho de que es un abogado, o un político, o un profesor
de matemáticas, o un brasilero. Es decir, las profesiones, nacionalidades y otras características
pueden generar configurar el ethos del orador.
El “garante”
En este apartado la autora ofrece su propia concepción acerca del ethos. Para él, el ethos es algo que
siempre está presente, incluso en el lenguaje escrito cuando uno nunca tiene oportunidad de conocer
al escritor. Se trata de la “voz” poética, de la voz de un supuesto autor, de cierto “tono” con el que
narra o expone. Este ethos o voz incluye rasgos de carácter. Además de reponer el carácter de ese
personaje que es el autor, a la vez los mismos elementos dan cuenta de un mundo social en el que
ese ethos se mueve. Es decir, a la vez que en el discurso se construye una voz individual específica,
implícitamente también se está reponiendo todo un transfondo social en el que esa voz tiene sentido.
El autor “encarna” lo que escribe, es el cuerpo que opera como garante de lo que escribe.
A continuación, la autora analiza publicidades, con el objetivo de mostrar que allí también está
operando un ethos. La publicidad es especialmente retórica, porque su objetivo principal es
persuadir al cliente potencial. Los análisis apuntan a mostrar que el yo de la enunciación es un yo
que trata de construirse de una forma seductora, que busca vender la imagen de esa persona que
supuestamente está asociada al producto. La publicidad trabaja con estereotipos masivos (el hombre
viril, la mujer moderna, etc). El mundo éthico que activan es igualmente estereotípico y masivo.
En cambio, por lo general, la literatura trata de construir personajes más singulares.
Luego el análisis se centra en un caso extremo: ¿Qué pasa con el ethos del enunciado si no muestra
la presencia de un enunciador?
En esos casos, por lo general, no hay marcas del enunciador como parte de toda una construcción
retórica que quiere dar una imagen de “objetividad” o “neutralidad”.
Se dijo ya que el ethos supone toda una construcción de un mundo éthico en el cual el enunciador se
movería. Ese mundo incluye, en especial, la escena de enunciación. Y esa escena incluye, además
del enunciador, al destinatario o los destinatarios del enunciado. La escena de enunciación se
analiza en tres partes:
ESCENA DE ENUNCIACIÓN:
• ESCENA ENGLOBANTE
• ESCENA GENÉRICA
• ESCENOGRAFÍA
La escena englobante ubica al discurso dentro de una práctica humana típica (publicitario, judicial,
literario, filosófico, administrativo, coloquial, etc.). La escena genérica especifica, dentro de ese
tipo, un sub-género: dentro del literario, el narrativo, por ejemplo. Dentro del administrativo, un
informe de contaduría, por ejemplo.
La escenografía vendría a consistir en los detalles de la “puesta en escena” del discurso. Dentro del
género consejos de médico, por ejemplo, el médico puede elegir entre todo un abanico que va desde
un clima amistoso e informal hasta una solemnidad que lo sitúa por encima del paciente. La
elección depende de él y se va a registrar en su tono de voz y en su tono corporal, así como en la
elección de vocabulario, en las pausas, etc.
Hay algunos géneros que no permiten variar las escenografías (la guía telefónica, las recetas
médicas, por ejemplo, que son géneros totalmente pautados).
Ethos efectivo
Estereotipos ligados
a los mundos éthicos
El cuadro muestra la interacción entre los diferentes conceptos. Lo “mostrado” se muestra a través
de lo dicho, aunque parezca raro, sin decirlo. Y a la vez, lo mostrado afecta lo dicho, lo resignifica.
De hecho la frontera entre lo dicho y lo mostrado no está nada definida. Ambos ethos configuran el
ethos discursivo, es decir, el ethos que se construye a través del discurso, ya sea explícita (ethos
dicho) o implícitamente (ethos mostrado). Por otro lado, el ethos discursivo se distingue del
prediscursivo, aunque nuevamente es difícil trazar el límite entre uno y otro. Y a la vez, se
modifican el uno al otro.
Por otro lado, los estereotipos se van conformando a medida que se van dando los ejemplos
concretos y los ejemplos concretos se construyen a partir de estereotipos muchas veces.
Conclusión
El ethos puede encararse desde diferentes disciplinas, y cada una lo va a hacer de una forma
diferente. Cada perspectiva tiene su valor y no hay que perder de vista a qué perspectiva responde
cada caracterización
BARTHES
El aspecto psicológico de la persuasión
La adhesión de una idea y la adopción de una línea de acción dependen no solo de lo verosímil o
razonable que parezca la idea sino también de ese compromiso emocional del auditorio
interpelado. Este compromiso se obtiene tanto por la posición del emisor como por su
sentimiento, la pasión que se suscita en el receptor: ethos y pathos.
Ethos se refiere a aquello que hace creíbles a los oradores, a aquello que permite establecer entre
el enunciador y su auditorio una comunidad de intereses, un hilo de atención y un sostén de la
palabra generando confianza en lo planteado: franqueza, seguridad y simpatía son las posiciones
que el enunciador toma ante los destinatario. No se debe olvidar que la concepción del auditorio
es indispensable para la persuasión siendo fundamental para el desarrollo argumentativo.
Es la construcción del enunciador de una imagen de sí, se refiere a ello que hace creíbles a los
oradores, a aquello que permite establecer entre el enunciador y su auditorio una comunidad de
intereses, un hilo de atención y un sostén a su palabra. El destinatario se ve obligado a
desprenderla a partir de ciertos índices discursivos.
Posiciones del enunciador: franqueza, seguridad y simpatía. Generar confianza hacia lo planteado.
Interpelaciones: síganme, créanme, ámenme. Estas posiciones se encarnan a su vez, en distintos
tipos de emisores que variaran según las circunstancias y el tono elegido.
Dado que todo el que quiera persuadir debe adaptarse a su auditorio, en el ethos hay estereotipos
vinculados a los mundos éticos.
Así podrá tomar la palabra: ∙ un enunciador solo en cuanto persona con derecho a hablar, ∙ como
representante de un grupo; y como portavoz de ese grupo o investido con emblemas de
autoridad, prestigio.
El ethos está ligado a la propia enunciación y no a un saber extradiscursivo que los destinatarios
tengan sobre el locutor. El enunciador se inscribe en una escena de enunciación. Cada género
discursivo tiene una distribución previa de roles. El locutor puede elegir más o menos libremente
su escenografía, a saber un escenario preestablecido que le convenga y le dé de inmediato cierta
posición. La inscripción del sujeto en el discurso no se efectúa solo a través de los deícticos y los
trazos de subjetividad en el lenguaje (modelizadores, verbos y adjetivos axiológicos). Se hace
también por la activación de un tipo y un género discursivo en los cuales el locutor ocupa una
posición definida desde el principio y la selección de un escenario familiar que modela la relación
con el alocutario.
La opinión públicasignifica diferentes cosas: como instancia critica en el ejercicio del poder político
y social o como instancia receptiva en relación a la notoriedad pública, representativa o
manipulativamente divulgada. En la publicidad las dos son importantes. Se trataría de coordinar
la magnitud ideal de la opinión pública con su configuración real, pero no es el caso. Las funciones
de notoriedad pública, la crítica y la manipulativa son claramente distinguibles. Actúan
socialmente contrapuestas. Una tiene que ver con la opinión pública y la otra con la opinión no
publica. La conjunción de notoriedad pública y destinatarios de esta no constituye una norma. La
notoriedad pública en sí, sí lo es: determinan una parte importante de los procedimientos a los
que están fácticamente obligados al ejercicio y la compensación del poder, y lleva consigo un
destinatario que colma sus expectativas, no es el público, sino un sustituto capaz. Tampoco puede
decirse que la notoriedad pública y sus destinatarios constituyan algo parecido a un hecho, está
acompañada de específica autocomprensión cuya obligatoriedad normativa puede aparecer hasta
cierto punto en contraposición con los intereses directos del trabajo en publicidad. Esta
autocomprensión puede ser su adversario publicista.
∙ El comunicador es un influenciador
Comunicar es influir sobre la opinión pública, se trata de informar y conmover, de que de que los
demás adopten la opinión del comunicador. Existen dos tipos de modificación: la intelectual y la
afectiva. En la primera se intenta influir en la información que tenga el publico sea positivamente
o negativamente. En cambio, en la vertiente afectiva el influenciador actúa sobre la inducción de
alguien a desear o temer algo de la realidad; lo más importante es conmover: aquí encontramos la
retórica. No hay nada en el intelecto que no pase primero por los sentidos, por lo emotivo.
Bremond reconoce tres tipos de móviles por los que el influenciador puede ejercer sus artes: los
hedónicos, los pragmáticos y los éticos. Los primeros se dan en tren de satisfacer una necesidad,
los segundos son calculados en función de obtener un beneficio aún si no resulte placentero de
forma inmediata y los terceros van en función de los principios que alguien quiera mantener. La
publicidad trabaja directamente sobre los hedónicos; la política sobre los éticos y los pragmáticos
son una excusa que aparece para ofrecer móviles hedónicos y éticos o una mezcla de ambos.
La Dimensión Enunciativa
Quien enuncia no se muestra a sí mismo, sino que cede el lugar a sus espectadores. El sujeto
enunciador no es un nombre ni una persona real sino un modo de ser en el texto, es más una idea
de estrategia comunicativa que un partícipe exterior al discurso. En el ejemplo de MTV el sujeto
aparece explícito pero aún así eso es la perspectiva que interpreta el tú creándolo a la vez como
destinatario interior del texto. A esta publicidad es atribuida las propiedades de la empresa y sus
productos. En todo hecho comunicativo se pone en escena una enunciación determinada bajo
índices de tiempo y espacio. El ‘yo’ dibuja su destinatario en el texto, como en el ejemplo dado
que dos personas hablan imaginariamente. El enunciador habla desde un lugar social dando las
características de lo que expresa y el destinatario, es interpelado por los mensajes y creado en el
interior de los textos como sujeto discursivo. Existe el sujeto fantasma (la empresa mediante el
enunciado) creado por el enunciador para corresponder al estilo de los lectores empíricos; la
identificación, rechazo o adhesión del destinatario depende del adecuado manejo del modelo de
destinatario al que se le quiera transmitir el mensaje.
El texto se analiza en cuanto al principio de coherencia que define una función textual
determinada como propiedad intrínseca, una relación interna, más o menos independiente del
contexto real de utilización. El contexto mismo es productor del texto.
La teoría de la enunciación define su unidad de análisis: el enunciado, como un producto
resultante de la situación de enunciación. Todo enunciado es producido en una situación real de
enunciación en la cual el sujeto enunciador se apropia del código para ponerlo en funcionamiento
en un acto individual de utilización.
El ENUNCIADO o DISCURSO
Lo ENUNCIADO la ENUNCIACIÓN
Nivel explicito, manifiesto nivel implícito, presupuesto
(Lo dicho, lo mostrado) (Acto de producción del
enunciado)
El objetivo de la teoría es interpretar el nivel implícito a partir de las huellas que deja el enunciado.
El enunciado es lo único observable para el análisis. La propuesta es descubrir quien sostiene la
enunciación y a quien le habla como voces o figuras sociales manifestadas en los textos.
En la comunicación cotidiana la mayoría de las formas son deícticas “hoy te invito al cine”. Al
desaparecer la situación real (cartas, mails, msn, cartel) el enunciador medita sobre reponer las
marcas deícticas para interpretar el enunciado; el ausentismo, a veces, es una estrategia del
enunciador. El enunciado puede marcar deícticamente los apelativos (nombres propios- títulos-
parentescos) y los usados en forma metafórica (mi cielo, mi amor). Solo tienen función deíctica los
apelativos que señalan al enunciador y al destinatario, los que designan nombres usados como
tercera persona son no- deícticos. Las entidades, empresa, institución o marca adquieren
corporeidad en un yo que construye dialógicamente con un tú interpelado en el enunciado.
Según las marcas deícticas, los enunciados se dividen en Discurso o Relato. Cuando hay marcas
dependiendo de la situación de enunciación se lo llama Discurso; o cuando se lo independiza de la
situación de enunciación con el borrado de sus huellas se lo llama Relato. Según la perspectiva
analizada se percibe el yo más o menos objetivo con respecto a su distancia. Son discursos las
enunciaciones orales de todo tipo (clase, conferencia) y las comunicacionales escritas con
elementos de oralidad (cartas, memorias, testamentos). Son relatos las narraciones históricas, un
cuento, una crónica periodística, una novela.
DISCURSO RELATO
Subjetividad objetividad
Participación asistencia
Deixis no marcado
Primera y segunda persona tercera persona
Apelativos (primera y segunda) nombres (terceras personas)
Aquí-acá-allá-allí en otro lugar
Hoy-ahora-ayer-después en otro tiempo
Una forma de poder comprender esto es comparar dos perspectivas del mismo ámbito, por
ejemplo la televisión: el noticiero y la novela; el noticiero es un discurso aunque incluya relatos en
su interior: el enunciador mira al espectador desde la cámara emitiendo un dialogo en tiempo real,
hay referencia real y deíctica, por lo que la actitud de escucha del destinatario es de grado de
alerta 1. En cambio en la novela, que es un relato, presenta un mundo donde terceras personas
ejecutan acciones interdiscursivas que no incluyan al destinatario directamente, por eso es el
espectador tiene un grado de alerta 2.
Con un ejemplo del diseño grafico tenemos una señal que es un relato porque esta enunciada en
forma impersonal, general y no contiene marcas deícticas que remitan a la subjetividad, esto la
hace más objetiva. En cambio en una publicidad testimonial se utilizara la primera persona, desde
un yo, con un grado de máxima subjetividad, donde se incluye al destinatario en forma personal.
∙ El Contrato Enunciativo
El enunciador pedagógico aconseja, propone algo entre el enunciador (que sabe) hacia un
destinatario, el discurso manifiesta deixis, se interpreta directamente a la segunda persona, puede
aparecer la modalidad de intimación: órdenes, sugerencias en formas de imperativos u otras
estrategias (infinitivo, gerundio). Incluyen formas de apelación directa al destinatario “viva
plenamente” (segunda persona- imperativo) “¿quiere ser libre?” (Segunda persona- pregunta
sugerencia) o “internarse, rehabilitarse, volver a vivir” (formas impersonales e infinitivo con valor
imperativo), también existen cuantificadores: “baje 5 kilos en diez pasos”. El que habla en el caso
del enunciador pedagógico es EL ENUNCIADOR.
Tanto el enunciador objetivo como el pedagógico presentan contratos que distan entre el
enunciador y el destinatario, todo es posesión del enunciador, quien sabe más.
El enunciador cómplice hace hablar al destinatario, se borran sus distancias y hace hablar como
única voz. El enunciador le hace tomar la palabra con un dialogo simulado entre un nosotros
inclusivo (yo- tú) involucrándolo como sujeto de la enunciación. Por ejemplo Alcohólicos anónimos
utiliza este tipo de contrato “nosotros tenemos el mundo en un vaso de vino, debemos salir de él
al mundo”. El que habla en el caso del enunciador cómplice es EL DESTINATARIO.
PERSONAS Y MIRADA
Un enunciado visual manifiesta la presencia de subjetividad., éste construye el espacio, tiempo y
relación con el destinatario. Cuando la imagen muestra una persona mirando hacia el destinatario
hablaremos de Discurso, hablaremos de Deixis personal en el nivel visual, ésta mirada interpela al
destinatario; contraria a una escena donde la imagen muestra personas actuando ajenas a la
mirada (relato). En el lenguaje audiovisual, el campo es homogéneo, el raccord de la mirada
(personaje que mira/ personaje mirado) es la cámara subjetiva donde el personaje se une al ojo de
la cámara, se resuelve en el interior de la narración. En cambio en el discurso es un campo
heterogéneo porque busca la existencia del afuera para comunicar.
La mirada y los efectos sociales tienen una tradición muy arraigada socialmente, por ejemplo:
campañas políticas, el nazismo, la iglesia. La figura del deixis encarna al enunciador y facilita la
identificación como nexo con el destinatario.
EL ESPACIO SUBJETIVO
En la imagen, enunciador y destinatario ocupan el mismo lugar en diferentes tiempos. En una foto
se ve el objeto fotografiado ‘objetivamente’ aunque el lugar es subjetivo ya que existe un
observador que da su punto de vista posible. El enunciador al tomar la fotografía limita la visión al
destinatario. Existen tres modos de representación subjetiva del espacio: la perspectiva, la
anamorfosis y la angulación.
La codificación y racionalización del lugar del observador en la imagen dio origen a la perspectiva,
es la construcción geométrica correcta donde se reproducen artificialmente la visual del espacio
verosímil. La mirada del sujeto organiza el espacio de forma deíctica, esto lo determinará el punto
de vista fijo, el punto focal donde el lector accede a la imagen.
La angulación es la manera en que el enunciado ubica el lugar del sujeto. El ángulo frontal es
perpendicular al objeto, se cruza a la misma altura lo representado con el observador, no está
marcada deícticamente. El ángulo picado es un encuadre tomado desde arriba: el observador
encima del objeto y baja su mirada para representarlo. El ángulo contrapicado es un encuadre
construido desde abajo: el observador sube su mirada, sus ojos por debajo del objeto. La cámara
permite ver en algunos inaccesibles al ojo humano y algunos ángulos modifican la visión de un
mismo objeto (anamorfosis). La angulación elegida, indefectiblemente estará cargada de una
connotación. El ángulo contrapicado se asocia con la inferioridad del observador mientras se
distorsiona el objeto aumentando su tamaño, sin posibilidad de dialogo en las miradas. El
observador ve desde afuera, se muestra neutral o se acerca a alguno de los personajes. La
construcción de la escena es índice de cercanía o lejanía afectiva por parte del enunciador y grado
de empatía que se espera generar en el destinatario. La elección del ángulo picado resulta en el
empequeñecimiento de la figura y la deformación de sus proporciones, el fotógrafo obliga a esa
visión y personaliza la comunicación.
IMAGEN Y TIEMPO
El cine es ‘imagen en el tiempo’ y la imagen fija es ‘imagen del tiempo’, es pura atemporalidad, la
ausencia del tiempo parece definirla en el presente. La manera de representar el tiempo en
nuestra cultura es el progreso, su idea. El tiempo se concentra en la instantaneidad de un presente
eternizado. La imagen siempre sucede en el espacio pero solo algunas en el tiempo. Tanto el
espacio como el tiempo producen una representación simbólica, según ello se agrupan en dos
órdenes: imágenes no temporalizadas (idénticas a sí mismas en el tiempo- fijas, únicas,
autónomas) e imágenes temporalizadas (por efecto de su dispositivo de producción o
presentación- móviles, múltiples, secuenciales)