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INDICE
INTRODUCCIÓN 4
CONTRATO DE EXPORTACIÓN 5
ELABORAR UN CONTRATO EN UNA EXPORTACIÓN 6
10 PUNTOS QUE DEBE CONTEMPLAR UN CONTRATRO
DE EXPORTACIÓN 8
CONTRATO DE EXPORTACIÓN DEBE SER POR ESCRITO
PARA EXIGIR SU CUMPLIMIENTO 11
LA TRANSMISIÓN DEL RIESGO EN EL CONTRATO DE
EXPORTACIÓN Y LA CONVENCION DE VIENA 12
CONCLUSIONES 30
BIBLOGRAFÍA 31

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INTRODUCCIÓN

En el comercio internacional, el contrato de compraventa regula los derechos y


obligaciones de cada una de las partes contratantes, es decir, entre el exportador
e importador, en relación con un objeto determinado. Es fundamental que este
contrato sea claro, conciso y que cubra los posibles riesgos e incertidumbres que
pueden darse en la exportación.

La época actual se caracteriza, por la necesidad de disponer de


información actualizada y confiable, a partir de la cual los agentes económicos
puedan tomar las decisiones que se requieren en un mundo altamente competitivo.
De esta manera, quienes disponen de información cuentan con ventajas
comparativas frente a los demás.

De otro lado, y frente al proceso de apertura y globalización de la economía de


todos los países, y por supuesto Perú no podía ser la excepción, se necesita que
los procesos y trámites para el comercio exterior sean sencillos y ágiles, con el
objetivo de brindar a los exportadores las mejores condiciones de
competitividad en los mercados internacionales.

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CONTRATO DE EXPORTACIÓN

Antes de proceder a la exportación de un producto determinado, el exportador y el


importador pasan por una etapa de negociación donde se presenta información
sobre el producto y condiciones para la operación de compraventa (forma y medio
pago, lugar de entrega, etc.).

La compraventa de un producto se inicia con la solicitud (cotización inicial) que


efectúa el comprador al vendedor. Una vez pactadas las condiciones finales y que
ambas partes estén de acuerdo en llevar a cabo la operación, se recurre a la figura
del contrato.

Es importante señalar que no todas las operaciones de compraventa internacional


necesitan un contrato de compraventa; se puede, y es muy común hacerlo, emitir
una factura-proforma, que puede confirmarse vía telefónica o por correo
electrónico.

Esta modalidad tiene sus ventajas y sus desventajas. Entre las primeras están la
rapidez y el bajo costo. Entre las segundas, el riesgo, ya que en este documento
no se protege a las partes ante cualquier problema de incumplimiento en la entrega
de la mercancía. Por ello, si se desea emitir un documento de este tipo la confianza
será la base de la transacción.

En el comercio internacional, el contrato de compraventa regula los derechos y


obligaciones de cada una de las partes contratantes, es decir, entre el exportador
e importador, en relación con un objeto determinado. Es fundamental que este
contrato sea claro, conciso y que cubra los posibles riesgos e incertidumbres que
pueden darse en la exportación.

Si se presentase algún tipo de controversia durante las transacciones comerciales,


un mecanismo alternativo de resolución de estas es el arbitraje, previamente
señalada como cláusula en el contrato.

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1. – ELABORAR UN CONTRATO EN UNA EXPORTACIÓN
Con frecuencia, muchas empresas no formalizan un negocio de exportación a
través de la firma de un contrato de compraventa internacional, sea por
ignorancia, por no tomarse el tiempo para ello o, sencillamente, por creerlo
innecesario. Debido a este contexto, cuántas exportaciones han resultado en
un fracaso por no tener un documento firmado con todas las reglas del juego
claramente establecidas.

¿Realmente es necesario hacer un contrato de compraventa internacional en


una exportación? Si se trata de una exportación por una pequeña cantidad
monetaria, no hacer falta de un contrato formal, de un documento escrito y
autorizado por las partes. De hecho, muchas facturas comerciales actúan
como un contrato y esta es una práctica aceptada en muchos países.

Caso contrario, el monto de la exportación implica un mayor capital, mayor


compromiso y mayor riesgo sí se recomienda elaborar un contrato. Aún más,
si se trata de una distribución de productos por un período mayor a seis
meses, lo que requerirá invertir en maquinaria o insumos nuevos, necesitará
que se le garantice el cumplimiento de los pedidos. En estos casos, es
justificable conseguir la asesoría legal necesaria para determinar los modelos
de contrato que se van a necesitar y en los que habría que aclarar todos los
escenarios posibles de la relación comercial, principalmente los de
incumplimiento y la forma de resolverlos.

Por lo general, un contrato de compraventa contiene las cláusulas como


nominación de las partes, precio de los productos, cantidades, plazos de
entrega y condiciones de pago. Además de estas cláusulas generales, es
recomendable añadir las siguientes:

Representación: Se debe prestar especial atención a esta parte, pues


determina la capacidad de la persona de representar a la contraparte. Por
ejemplo: “Ignacio Casas, mayor de edad, ejecutivo de empresas, actuando en

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su calidad de director representante de la empresa REDFOOD ERL”. Muchas
empresas latinoamericanas han tenido malas experiencias por no haber
prestado la atención debida a este punto. En consecuencia, han firmado
documentos con personas que luego las han estafado.

Incoterms: Los Incoterms determinan la forma de entrega al comprador, así


como las responsabilidades del exportador hasta el momento de dicha
entrega. Determinan, asimismo, las obligaciones de cada parte y los gastos
que deberán ser cubiertos por cada una de ellas. La ICC recomienda que cada
vez que los términos sean utilizados en los contratos de la siguiente forma:
FOB Nombre del Puerto (Ejemplo Long Beach) Incoterms 2010

Penalidades e indemnizaciones: Las partes determinan qué tipo de


penalidades se aplicarán en caso de incumplimiento del contrato y la forma de
indemnizar a la otra parte por los perjuicios provocados por dicho
incumplimiento. Hay que prestar atención a este componente, pues en
algunas ocasiones solo el importador impone sus condiciones. Es
recomendable que sea nuestra parte (la empresa exportadora) la que invoque
esta cláusula.

Vigencia del contrato: Incorporando un plazo de vigencia, generalmente


contado desde el momento de su formalización. El contrato no debería
extenderse más allá de la fecha de provisión de los bienes, salvo cuando
circunstancias específicas lo ameriten, como por ejemplo el compromiso de
servicios postventa.

Fuerza mayor: Las partes pueden disponer que ciertas situaciones, por
ejemplo, los desastres naturales, las guerras o los accidentes, sean
consideradas como motivos de fuerza mayor que impidan el cumplimiento
normal del contrato y no impliquen responsabilidad para ninguna de ellas.

Formas de recisión o resolución del contrato: Siempre debe definirse la


existencia o no de posibilidades para que una de las partes, o ambas, puedan
dar por finalizado el contrato en forma anticipada. En tal caso, deberán

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definirse en esta misma cláusula las indemnizaciones que puedan
corresponder ante resoluciones injustificadas del contrato.

Legislación aplicable: Se establecen las leyes y los procedimientos a los que


se someterá cualquier problema o reclamo mayor, por incumplimiento de una
parte del contrato o de todo el contrato. Por ejemplo, las partes pueden
acordar, que la ley que se aplique sea la ley del país de destino (por ejemplo,
los Estados Unidos) pero bajo las normas de la Convención de Viena de 1980.
O bien, pueden optar por la legislación de un Estado específico de los Estados
Unidos.

Arbitraje: Adicionalmente a la cláusula anterior, pueden disponer las partes


someter sus diferencias a procedimientos de arbitraje. Aquí también se
establece el tipo de arbitraje, el número de árbitros y el foro arbitral (el lugar)
donde tendrá lugar el arbitraje.

2.- 10 PUNTOS QUE DEBE CONTEMPLAR UN CONTRATO DE


EXPORTACIÓN
Asegurar que una operación de compraventa internacional se realice sin
contratiempos, y si estos surgen, poder defender nuestros derechos como
vendedor (exportador) o comprador (importador), es necesaria la existencia o
respaldo de un contrato de compraventa internacional.

El contrato de compraventa internacional es aquel documento donde figuran


todos los derechos y obligaciones de las partes. A continuación, se detallan los
puntos que debe contemplar un contrato de compraventa internacional:

2.1 Aspectos contractuales generales


 Partes contratantes: Determinación precisa de las partes contratantes,
sus poderes para firmar por las empresas y sus domicilios.
 Lugar y fecha de celebración
 Objeto del contrato
 Moneda del contrato

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 Idioma: el que se utilizará si se produjeran discrepancias en cuanto a la
interpretación de las copias del contrato redactadas en los idiomas de
las partes
 Fecha de entrada en vigencia, validez, vencimiento y renovación
 Ley aplicable: A la que se someten las partes en el caso de que surjan
controversias. Además de los tribunales existen organismos que realizan
arbitrajes como por ejemplo la Cámara de Comercio Internacional.
 Causales de rescisión justificada: de producirse, no dejan obligadas a las
partes.
 Garantías de cumplimiento: que se otorgan las partes y su
instrumentación.
 Multas por rescisión no justificada: solo se usa en casos muy eventuales.

2.2 Aspectos relacionados con la mercadería


 Descripción de la mercadería: debe ser precisa y abundante en cuanto
a su calidad, detalles técnicos, composición, etc.
 Origen y procedencia
 Cantidad y posibles tolerancias
 Unidad de medida: Granel, unidades, peso neto, peso bruto, volumen,
etc.
 Descripción del envase, embalaje y marcas
 Certificado de calidad: si se exigirá o no su obtención, quién deberá
emitirlo y quién lo paga
 Garantía que ofrece el exportador y alcances de la misma (si
corresponde).
 Instalación y puesta en marcha: habrá que dejar establecido si se
realizará la instalación y puesta en marcha del producto, y si el costo que
esto supone está o no incluido en el precio. De no estarlo, se debe
determinar el monto y forma de pago.
 Servicio posventa: Se deberá aclarar sí se efectuará servicio de
mantenimiento (cada cuánto; quiénes lo realizarán; costo; cómo se
pagará; etc.).

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2.3 Aspectos relacionados con el precio
 Precio unitario de los productos y monto total del contrato: en números y
en letras.
 Tipo de cotización: es decir si se trata de FOB, CFR, CIF, etc., y bajo
qué nomenclador.
 Validez del precio y cláusulas de ajuste
 Bonificaciones por cantidad o por tiempo
 Otros gastos incluidos en el precio

2.4 Aspectos relacionados con la forma de pago


 Determinación precisa de la forma de pago: anticipada, al contado o
financiada. Si se tratara de una compra financiada se deberá precisar
con exactitud si la financiación incluye o no otros gastos y el flete, así
como los plazos, tasa de interés, avales requeridos, el descuento de las
letras, etc.
 Seguro de crédito a la exportación: ¿se va a usar?, ¿quién se hace cargo
del costo y de contratarlo?

2.5 Aspectos relacionados con el medio o instrumento de pago


 Cuál se utiliza: carta de crédito, cobranza, orden de pago, otros
 Características del instrumento
 Datos de los bancos a usar por las partes: sucursal, número de cuenta,
plaza, etc.
 Gastos y comisiones bancarias: que abona cada uno
 Demoras en realizar los trámites bancarios correspondientes: multas,
intereses y excepciones

2.6 Aspectos relacionados con el seguro


 Seguro de transporte: quién lo contrata, quién es el beneficiario, en qué
compañía, moneda y suma asegurada.
 Riesgos cubiertos: cláusula de cobertura, si cubre otros riesgos aparte
de la travesía (estadía en depósitos aduaneros, etc.)
 Póliza: individual o flotante

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2.7 Aspectos relacionados con el transporte
 Medio de transporte a utilizar: quién lo contrata, quién paga el flete, en
qué compañía, etc.
 Alcances del flete: qué otros gastos están incluidos en el mismo29
 En transporte marítimo: si se pueden realizar embarques en cubierta,
transbordos y puertos de origen, alternativos y de destino
 Determinar si se va a operar con agente de carga internacional.

2.8 Aspectos relacionados con la entrega


 Entregas totales o parciales
 Fechas de embarque, de entrega y otras
 Tolerancias: por cantidad y por tiempo
 Multas: a aplicar en caso de incumplimientos en las entregas y causales
de excepción.

2.9 Aspectos relacionados con la documentación


 Detalle de los documentos
 Cantidad de originales y copias de cada documento
 Cómo se harán llegar al importador
 Leyendas especiales

2.10 Aspectos varios


 Todo otro punto no aclarado anteriormente

3. CONTRATO DE EXPORTACIÓN DEBE SER POR ESCRITO PARA EXIGIR


SU CUMPLIMIENTO
En los Negocios Internacionales siempre se corren riesgos. Por lo tanto, antes
de iniciar un negocio de exportación se debe realizar una adecuada evaluación
del futuro comprador (Importador). No hay un método conocido para estas
evaluaciones y generalmente estarán ligadas a las consultas que puede hacer el
exportador. Por ejemplo, en Internet, cámaras de comercio, agregados
comerciales, embajadas, asociaciones empresariales, entidades bancarias con
oficinas en el exterior, operadores logísticos, consultores, etc.

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Evaluado el importador, se decide si se inicia o no la negociación. En el caso se
inicie la negociación, el exportador tiene que pensar en utilizar un contrato de
compraventa. El contrato de compraventa internacional es un acuerdo legal
manifestado en común que constituyen dos partes (importador y exportador)
ubicados en distintos países, los cuales llevan a cabo una transacción económica
con fines lucrativos.

El uso de un contrato escrito es poco usual en muchas transacciones


internacionales, debido a que se tiene que cumplir con una serie de formalidades
que en la práctica podrían trabar la operación comercial. Por ejemplo, viajar para
la firma del contrato, solicitar detalles de los representantes legales para las
firmas, problemas con el idioma en la redacción, etc.

De acuerdo con la Convención de Viena de 1980, el contrato de compraventa


internacional no tendrá que celebrarse ni probarse por escrito, ni estará sujeto a
ningún otro requisito de forma. Puede probarse por cualquier medio, incluso por
testigos o grabaciones.

En ese sentido, es importante que el exportador tenga en cuenta que, según la


Convención de Viena, el contrato de compraventa internacional se puede
configurar con dos elementos: la oferta y la aceptación. La oferta estará
representada por la proforma o cotización y la aceptación es representada por la
orden de compra o pedido. Por lo tanto, se tiene que confeccionar una buena
proforma o cotización y señalar todas las exigencias o condiciones del
exportador.

4. LA TRANSMISIÓN DEL RIESGO EN EL CONTRATO DE EXPORTACIÓN Y


LA CONVENCIÓN DE VIENA
Al día de hoy no es difícil afirmar que los ordenamientos jurídicos nacionales no
han sido capaces de dar respuesta al dinamismo y la complejidad creciente de
la actividad comercial internacional. Dicha realidad no deja de constituir un
anacronismo de difícil comprensión, especialmente en lo que se refiere al
contrato de compraventa internacional, por conformar éste el soporte jurídico

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fundamental de los intercambios comerciales que superan las fronteras
nacionales.

La compraventa en plaza, recogida en la mayoría de los códigos nacionales,


representa una figura residual carente de sentido si se aplica al ámbito
internacional de los negocios. En este caso las partes se encuentran localizadas
en distintos Estados, y desde la firma del acuerdo hasta que se hace, (o no),
efectivo su cumplimiento puede transcurrir un lapso de tiempo considerable, no
exento a la exposición de potenciales riesgos.

Además, los sistemas de transporte han evolucionado y sufrido mejoras muy


relevantes. En la actualidad es habitual ver como una mercancía atraviesa
diversos países en medios de locomoción combinados, circunstancia que,
evidentemente, aumenta el nivel de riesgo asociado a la operativa de la
transacción comercial.

En este sentido parece que, por el momento, el problema derivado de la falta de


adecuación de las normas nacionales al comercio realizado más allá de las
fronteras domésticas solo puede ser resuelta desde la intervención y
participación directa de los interesados en su regulación, que no son otros que
los propios operadores, además de las instituciones internacionales creadas “ad
hoc” para legislar sobre la materia- Los primeros desarrollando condiciones
generales de contratación de carácter sectorial, y los organismos mencionados
dedicándose a la ardua y no menos reconocida unificación de criterios legales,
creando y adaptando las correspondientes leyes uniformes a la realidad del
momento en el que vive el comercio exterior actual.

Teorías legales sobre la transmisión del riesgo


El tratamiento jurídico del momento de la transmisión del riesgo de
vendedor/exportador a comprador/importador no es ajeno a la problemática
legislativa que suscita la actividad comercial internacional. En este sentido se
puede afirmar que los criterios jurídicos tomados en consideración y referencia
por parte de los distintos ordenamientos nacionales han quedado obsoletos,
perdiendo así su razón de ser.

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Se pueden contemplar las siguientes teorías al respecto:

a. Criterio de terminación del contrato: Tiene su origen en la norma de


derecho romano “periculum ex emptoris” trasladándose el concepto al artículo
1.452 del Código Civil español. Entiende que el riesgo es transmitido por el
vendedor al comprador desde el momento en el que el contrato se da por
concluido, lo que genera ciertas dudas e incertidumbre, lo que deriva en la nada
deseable inseguridad jurídica. Ante dicha aseveración cabría preguntarse
cuándo se entiende por liquidado el acuerdo de compraventa, y sí, una vez
finalizado éste la mercancía se encuentra en poder del vendedor.

b. Criterio de la propiedad: Esta teoría vincula el momento de transmisión del


riesgo a la titularidad de las mercancías objeto de compraventa internacional.
Su puesta en práctica implica dificultades en lo que se refiere a la unificación
de criterios legales que la sustentan, por existir innumerables sistemas de
transmisión de la propiedad en el derecho comparado

c. Criterio de la entrega: La LUCI (Ley Uniforme de Compraventa


Internacional) desarrollada en el año 1964 recurrió a este criterio para enmarcar
y definir el momento exacto de transmisión del riesgo de vendedor a comprador,
pero el concepto ha sido duramente criticado por entender que conlleva altas
dosis de abstracción, nada beneficiosas para garantizar la necesaria seguridad
jurídica. Además, contiene un alto número de excepciones a la norma general,
motivos ambos por los que finalmente ha sido frontal y expresamente
rechazado por la Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil
Internacional (UNCITRAL)

El riesgo en el contrato de compraventa internacional


El término riesgo cuenta con distintas acepciones desde el punto de vista
jurídico, por lo que, en consecuencia, implica un sentido conceptual amplio. En
el caso del contrato de compraventa internacional éste nace de la imposibilidad
de cumplir las obligaciones pactadas y derivadas del acuerdo, ya sea de forma
parcial o total.

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En el caso de que dicho incumplimiento no fuera imputable al deudor obligado,
nos encontraríamos ante un claro supuesto de fuerza mayor, de otra forma
aquél quedaría enmarcado en la esfera de la responsabilidad, en cuyo caso las
consecuencias jurídicas serían muy distintas, y más graves.

Pero. ¿desde qué momento se entiende transmitido el riesgo del vendedor al


comprador? La cuestión constituye la clave para determinar y atribuir la
responsabilidad, pues de haber cumplido el exportador las condiciones
contractuales establecidas expresamente en el acuerdo, el riesgo y sus efectos
se consolidarían en la esfera jurídica del comprador.

El Convenio de Viena de 11 de abril de 1980 relativo a la compraventa


internacional de mercaderías no define el término, pero sí detalla las
consecuencias de la transmisión (art- 66).

En el supuesto de que las mercancías sufran algún deterioro o pérdida


sobrevenidos después de que se haya producido el hecho de la transmisión del
riesgo, y siempre que no haya mediado un acto u omisión del vendedor que
afecte directamente a la entrega efectiva de la cosa, el importador se verá y
seguirá obligado a pagar el precio pactado en concepto de contraprestación.

Principio de conformidad material “versus” riesgo


El vendedor es responsable de cualquier falta de conformidad material
asociada a la entrega de las mercancías objeto del contrato de compraventa
internacional, Ésta existe siempre que las mismas sean inapropiadas para su
uso o destino final y el defecto o defectos propios de la cosa vendida tengan su
origen en una fase anterior a la entrega efectiva de lo pactado.

El exportador responde igualmente de las pérdidas o posibles daños causados


en la mercancía, cuándo deriven de la existencia de algún tipo de vicio, en cuyo
caso es responsable, aunque dicho vicio se haya producido con posterioridad
a la transmisión del riesgo.

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El principio de conformidad material tiene una relación directa con la labor de
inspección de las mercancías, entendida ésta como un instrumento necesario
para alcanzar la debida transparencia y seguridad jurídica en la entrega, y
aunque en principio y con carácter genérico esa inspección carezca de
obligatoriedad, en determinados países se establece como condición y requisito
legal para la entrada de la mercancía en el territorio aduanero del importador.

Concepto de pérdida o deterioro de la mercancía del artículo 66 de la


Convención de Viena
Un primer acercamiento al sentido estrictamente material del término “pérdida
o deterioro de la cosa” nos lleva a entender que se refiere a cualesquiera
menoscabos sufridos por la mercancía hasta que se produce la entrega física
de la misma al importador, siendo evidente que dicho concepto no se ajusta
necesariamente a las necesidades reales del tráfico mercantil internacional,
pues cuando menos, resulta incompleta.

Así lo entiende el Convenio de Viena de 11 de abril de 1980, que en su artículo


66, norma en la que lo asocia a la falta de conformidad en la entrega o a la
imposibilidad de recibir la mercancía motivada en una causa fortuita, no
imputable al comprador (vgr. Incendio, robo, prohibición expresa de
exportación... etc.)

Quedan excluidos de la acepción legal objeto de análisis los supuestos relativos


al deterioro normal y habitual sufrido por causa del transporte, con
independencia de que el vendedor y el propio transportista hayan manipulado
los bienes objeto de venta con la diligencia debida asociada a este tipo de
actividades (vgr. Evaporación de bebidas alcohólicas durante el traslado al
punto de destino en medio de transporte marítimo). En este supuesto es el
comprador el obligado a asumir unas circunstancias que se escapan a la
intervención humana, y que por tanto son concebidas, y se enmarcan
legalmente, en el contexto de los “riesgos inevitables”.

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Sin lugar a dudas otra cuestión es la referida al deterioro de la cosa objeto de
venta originado en la selección de un embalaje inadecuado a las propias
circunstancias del transporte, situación que evidenciaría la negligencia, o
cuando menos la falta de profesionalidad del exportador en la tarea de hacer
llegar lo vendido al punto de destino pactado.

En cualquier caso, y con la única finalidad de evitar posibles discrepancias de


interpretación que puedan derivar en el consabido litigio, es del todo
recomendable y conveniente establecer en el contrato y de forma expresa,
cualesquiera circunstancias que puedan afectar a la conformidad de la entrega,
determinando a su vez las correspondientes responsabilidades.

Sirva como ejemplo ilustrativo las condiciones deficientes de embalaje, ya


mencionadas, a las que muchas empresas de países asiáticos están
habituadas cuando tienen que remitir las mercancías al importador en el país
de destino. En este caso, cuando el comprador eleva las correspondientes
quejas por el lamentable estado en que ha recepcionado la cosa, los primeros
suelen alegar que han actuado respetando escrupulosamente las prácticas
habituales del sector y del medio de transporte

Riesgo y responsabilidad en el Convenio de Viena


El principio general recogido en el artículo 66 del Convenio determina que es el
comprador el responsable de soportar los riesgos asociados a la destrucción o
deterioro de la mercancía objeto de compraventa internacional, siempre que
dicha circunstancia no pueda ser imputable a un acto u omisión del vendedor,
en cuyo caso éste se verá obligado a abonar la cantidad estipulada en el
contrato.

En este sentido quedaría por analizar si el acto u omisión del exportador debe
ser entendido como un incumplimiento obligacional “per se”, o más bien basta
con que el mismo derive en un deterioro de las mercancías. En la práctica
habitual del comercio internacional, el menoscabo de la cosa objeto de venta
es entendido como una forma de incumplimiento, por lo que la cuestión del
riesgo no tiene cabida.

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Momento de transmisión del riesgo en el Convenio de Viena
La cuestión se plantea en los artículos 66 y 67 de la Convención, de la que se
puede inferir el siguiente principio: “la parte que asume el riesgo en el contrato
es la que tiene el poder efectivo sobre las mercancías, y puede asegurarlas
frente a circunstancias fortuitas, o custodiarlas con la finalidad de que no sufran
daño”.

Aun así, el Convenio de Viena no hace mención expresa alguna al momento


exacto de transmisión del riesgo de vendedor a comprador. En este sentido, y
en el supuesto de que la compraventa internacional implique la obligación, por
parte del exportador, de organizar y contratar el transporte (aunque se trate de
la práctica más habitual no siempre es así, ya que depende del incoterm
pactado por las partes), se transmitirá el riesgo desde el mismo momento en
que el vendedor ponga las mercancías conformes y a disposición del primer
porteador (art. 67 CV).

Dicho criterio se fundamenta en el concepto legal de “critical point”, del que se


deduce la siguiente afirmación: “cuando el vendedor ponga a disposición del
primer porteador la cosa objeto de venta, según las condiciones pactadas
previamente, habrá cumplido con su obligación de entrega de la misma”.

Desde ese momento (“critical point”), el importador está obligado y debe asumir
todos los riesgos asociados a la actividad del transporte, los cuales afectan
tanto a la posible destrucción de las mercaderías, como al deterioro sufrido por
las mismas.

El fundamento jurídico de dicha afirmación se basa en la pérdida total, por parte


del exportador, del control efectivo y real sobre la mercancía desde que éstas
llegan al “critical point”, más aún tomando en consideración que debe mediar la
contratación del preceptivo seguro asociado a la actividad del transporte, y que
será el comprador el operador más indicado para denunciar las posibles
incidencias sufridas y detectadas posteriormente a la recepción en destino.

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En el caso del transporte multimodal, -figura muy habitual para llevar las
mercancías al mercado de destino- se hace realmente difícil determinar el lugar
exacto en el que éstas pueden haber sufrido algún percance o daño. En este
sentido la teoría del “critical point” minimiza los efectos nacidos de las posibles
discrepancias a la hora de determinar ese punto exacto-- ¿de qué forma lo
hace? Si el vendedor ha entregado la mercadería al primer porteador,
respetando las condiciones contractuales pactadas, queda exonerado de
cualquier responsabilidad.

Esta teoría evita que el comprador rechace cumplir la contraprestación de pago


argumentando que los bienes objeto de transacción comercial se han visto
afectados por alguna incidencia durante su transporte, especialmente en los
supuestos en los que el precio pagado haya sufrido un descenso en su
cotización en relación al pactado y acordado contractualmente en su momento.

El primer porteador
Según la Convención de Viena el vendedor transmite los riesgos desde el
mismo momento en que pone las mercaderías objeto de venta, a disposición
del primer porteador.

Llegados a este punto es necesario definir jurídicamente el concepto de “primer


porteador” … ¿se trata de un agente independiente? ¿qué sucedería en el
supuesto de que éste actuara en calidad de subordinado del exportador? ¿las
consecuencias legales de la transmisión del riesgo de vendedor a importador
serían las mismas en ambos casos?...

En principio parece evidente que no debe ser así. En la generalidad de los


casos el transportista es un profesional independiente de la estructura y esfera
jurídica del exportador, y así lo entiende el espíritu emanado de la Convención
de Viena.

En este sentido el supuesto del transporte realizado por una empresa auxiliar,
dependiente de la actividad del exportador, se asocia –desde el punto de vista

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de la responsabilidad vinculada a la transmisión del riesgo-, a la inexistencia
del trasporte, y la razón es obvia: las mercaderías se encuentran, en todo
momento, bajo el control directo o indirecto del vendedor, ya sea éste realizado
éste por el mismo o por sus subordinados.

El supuesto del transporte multimodal vuelve a aparecer aquí como un foco de


problemas legales. Si se selecciona esta fórmula para trasladar las mercaderías
al punto de destino deberán intervenir varios y distintos porteadores, por lo que
puede dificultar la identificación del que ocupa el primer puesto en la cadena.

En tal caso estaríamos hablando de un transporte internacional, realizado por


varios agentes, que requiere de la formalización de un trayecto previo en
territorio nacional de un determinado país – el del vendedor-, por lo que cabría
cuestionar cual es el primero ¿el nacional o el internacional?...

Existen diversas teorías para resolver el “enigma” legal planteado, aunque


parece que la más acorde a la realidad de la práctica comercial transfronteriza
es la que entiende al transportista local como primer porteador. Asentada la
tesis expuesta se evitan los correspondientes litigios que puedan nacer de la
división del riesgo y la determinación del lugar exacto donde las mercancías
pudieron sufrir el percance o daño.

Transmisión del riesgo y conformidad contractual


Las mercancías deben ser entregadas por el vendedor al importador
respetando las cláusulas contractuales pactadas en el acuerdo de compraventa
internacional, especialmente en lo relativo a las condiciones en las que se debe
gestionar el transporte de las mismas.

De dicha afirmación se deduce que, a pesar de que el exportador haya puesto


los bienes a disposición del primer porteador, puede no haber quedado liberado
de la asunción de los riesgos si no ha cumplido escrupulosamente las
condiciones establecidas en el pacto.

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En este caso el comprador no asumiría dichos riesgos hasta el mismo momento
en el que deba efectuarse la entrega de la cosa, y además cuente con el
fehaciente conocimiento de que las mercancías se encuentran a su disposición
en el lugar convenido.

Una cuestión relevante, y aún no clarificada, es la que hace referencia a la


calificación del incumplimiento imputable al vendedor, cuándo no entrega las
mercancías al transportista según lo estipulado en el contrato. en este caso
cabría preguntarse si tal hecho afecta a la esencialidad del pacto, y por tanto al
fondo del acuerdo.

Una primera teoría determina que, en el supuesto de que el incumplimiento sea


entendido como esencial, la situación creada deriva en la resolución
contractual, por lo que el riesgo no puede ser transmitido a la esfera jurídica del
comprador.

De dicha afirmación se puede deducir – en consonancia con el espíritu de la


Convención de Viena-, que el riesgo se transmite al comprador con la entrega
efectiva de las mercaderías al primer transportista, excepto en el caso de que
el vendedor incumpla, con carácter de esencialidad, con las obligaciones
inherentes al transporte de las mismas hasta el punto de destino pactado.

Una segunda teoría doctrinal afirma y defiende que el riesgo no puede ser
transmitido al comprador si se produce un incumplimiento fehaciente en la
esfera jurídica del exportador, con independencia de la calificación del mismo
en esencial o no esencial.

La división del riesgo durante el transporte como excepción al principio


general
En determinados supuestos la transmisión del riesgo de vendedor a comprador
se hace depender de un hecho futuro que es del todo independiente de la
entrega efectiva de las mercaderías al primer porteador. Esta situación se
produce cuando las partes seleccionan el incoterm marítimo (condición de

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entrega) FOB (Free on Board), en el que la mercancía objeto de compraventa
debe atravesar la borda del buque en el que va a ser transportada.

El artículo 67.1 de la Convención de Viena determina que: “Cuándo el vendedor


esté obligado a poner las mercancías en poder del porteador en un lugar
determinado, el riesgo no se transmitirá al comprador hasta que las mercancías
se pongan en poder del porteador en ese lugar”.

Si las partes en el contrato determinan y pactan la modalidad de transporte


multimodal para hacer llegar las mercaderías al punto de destino, y además
pretenden establecer la división del riesgo, se encontrarán con la dificultad
añadida de definir el momento exacto en el que se produce la incidencia o daño,
siendo evidente que esta modalidad de transporte es del todo incompatible con
la división de los posibles riesgos entre vendedor y comprador.

Dadas las circunstancias y argumentos expuestos, la conclusión jurídica a la


que debemos llegar quedaría expresada y condensada en los siguientes
principios: 1. En el supuesto de que las partes acuerden que el vendedor quede
obligado a poner las mercancías en manos del primer porteador en un lugar
que no se corresponda con el establecimiento del primero, ni tampoco se pacte
la entrega en el punto o destino final, el riesgo se transmitirá de exportador a
comprador desde el mismo momento en el que se entreguen las mismas, al
primer porteador, en el lugar convenido.

Entonces cabría preguntarse ¿qué sucederá en el supuesto de que a una de


las partes le asista el derecho a seleccionar entre varios lugares de entrega al
primer porteador? ¿se transmite dicho riesgo al momento de iniciarse el
transporte interior en el país donde se encuentra el establecimiento del
vendedor, o más bien cuando las mercancías son puestas en la esfera jurídica
del primer porteador, en el lugar convenido e identificado contractualmente?

A pesar de que la doctrina mantenga teorías muy diversas, y a veces


contradictorias, parece más apropiado entender que el riesgo debe quedar
claramente dividido, por lo que éste será transmitido desde el momento en el

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que las mercancías queden a disposición del primer porteador (cumpliendo las
condiciones contractuales pactadas), con independencia de que el lugar pueda
o tenga que ser identificado en un momento posterior.

5. Vía Extrajudicial de Resolución de Litigios Comerciales Internacionales:


Concepto, Contenido, Dinámica y Efectos Legales del Laudo Arbitral
La esencia y fundamento del arbitraje culmina con el dictamen final del árbitro o
árbitros que componen el tribunal juzgador, hecho con el que se da por finalizado
un procedimiento extrajudicial que se sustancia en una resolución en forma
laudo, al que se le otorga valor y efectos legales de COSA JUZGADA y que, en
consecuencia, imposibilita la interposición de recurso alguno. Así el contenido
del laudo arbitral debe ser comunicado en tiempo y forma a las partes actoras,
para posteriormente protocolizarlo ante notario.

Los árbitros solo pueden decidir atendiendo a criterios de equidad en el supuesto


de que hayan sido autorizados expresamente por las partes. Si éstas no
expresan nada el arbitraje es de derecho. Si el árbitro es único no se plantean
problemas, pero en el caso de que el órgano sea colegiado es necesario recurrir
a la deliberación, adoptando la decisión por mayoría.

Contenido del Laudo arbitral


El laudo debe hacer referencia a los siguientes aspectos: 1. Circunstancias
relativas a los árbitros y las partes 2. Lugar donde se dicta 3. Exposición sumaria
de las cuestiones litigiosas 4. Pruebas realizadas a lo largo del procedimiento 5.
Decisión arbitral 6. Firma de los árbitros 7. Costas y honorarios de los árbitros 8.
Motivación del laudo -cuando así lo estipula la ley aplicable.

Salvo acuerdo en contrario de las partes los árbitros deciden sobre la


controversia en un solo laudo, “o en tantos laudos parciales como estimen
necesarios.”

a. Los Laudos Parciales: Versan sobre alguna parte del fondo de la


controversia, o sobre otras cuestiones, como las medidas cautelares o la
competencia de los árbitros. Este tipo de laudos se fundamentan en la flexibilidad

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del procedimiento y tienen el mismo valor que los laudos definitivos, siendo su
contenido invariable.

b. Los Laudos Adicionales: Responden a las reclamaciones formuladas en el


procedimiento y no cuestionadas en el Laudo definitivo.

c. El Laudo Definitivo: Equivale a cosa juzgada “res iudicata” y termina el litigio


planteado por las partes, siempre que no se plantee recurso por “causa tasada
reconocida legalmente”.

El Plazo para dictar Laudo


El plazo para emitir el laudo arbitral va desde los seis a los doce meses,
dependiendo de la ley aplicable -vgr. La legislación española reconoce un plazo
de seis meses a contar desde el momento en que se elevan las conclusiones,
cerrando así la fase de instrucción del procedimiento-. Cabe prorrogarlo por dos
meses más, siempre que exista una causa justificada, el árbitro lo estime
oportuno, y las partes otorguen su consentimiento expreso.

Motivación del Laudo Arbitral


A diferencia de la sentencia en la vía judicial, que en cualquier caso debe de ser
motivada en el ámbito del arbitraje comercial internacional este aspecto sigue
siendo un problema sin resolver, ya que no existe una unificación de criterios a
nivel internacional y las legislaciones reflejan posturas opuestas.

Así, el Convenio de Nueva York de 1958 sobre “Reconocimiento y Ejecución de


Sentencias y Laudos dictados en el Extranjero” nada dice de la obligatoriedad de
motivar los laudos.

En su caso, el Convenio de Ginebra de 1961 establece la presunción de


motivación, salvo que las partes hayan renunciado o se hayan sometido a un
procedimiento en cuya sede no sea usual que se motiven los laudos arbitrales.
Sin embargo, el Convenio de Washington de 1965 obliga a motivarlo.

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La motivación del laudo se ha convertido en un problema al que no se le ha dado
una solución uniforme en el ámbito internacional de los contratos. El criterio
general establece que se rige por el criterio de la libre voluntad de las partes,
recurriendo, en su defecto, a la motivación de la decisión adoptada por el tribunal
arbitral.

Un primer argumento, adoptado por el Convenio de Nueva York de 1957, es el


que señala que su procedimiento debe ser conforme al elegido por las partes, y
en el supuesto de que no exista elección expresa cumplir con lo establecido por
la normativa del Estado en el que se dicte el laudo. Por el contrario, el Convenio
de Ginebra de 1961 reconoce en su texto la presunción de motivación de la
decisión arbitral. Otra postura distinta es la que adopta el Convenio de
Washington de 1965, que exige la motivación expresa de la sentencia.

Dada la existencia de tal disparidad de criterios, la motivación del laudo va a


depender finalmente de: 1. La ley del país donde se pretenda ejecutar y su
reconocimiento o no de la validez de una decisión no argumentada 2. La decisión
arbitral y su respeto a las normas de derecho aplicables.

Efectos del Laudo Arbitral


Los efectos del laudo arbitral se despliegan en dos ámbitos: 1. Valor de cosa
juzgada (siempre que no se haya interpuesto acción de nulidad y ésta haya
prosperado) 2. Ejecución coactiva del contenido de la sentencia arbitral (laudo).

La Decisión Arbitral: ¿Cómo se adopta?


El número de árbitros que conocen la causa siempre debe ser impar. En el
supuesto de que solo sea uno no existe ningún problema a la hora de tomar la
decisión respecto al sentido del laudo definitivo, con cuya decisión se da por
terminado el procedimiento, y resueltas las controversias.

En el caso de que el órgano sea colegiado y, salvo que las partes dispongan otra
cosa, la decisión es adoptada por mayoría, y si ésta no existiera, decidirá el
presidente, que además está facultado para decidir por sí solo cuestiones
relacionadas con la ordenación, tramitación e impulso del procedimiento.

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Puede darse el caso de que las partes alcancen un acuerdo durante el desarrollo
de las actuaciones arbitrales, poniendo fin de forma total o parcial a la
controversia. Si se diera esta situación los árbitros deben hacerlo constar en el
laudo, en los términos establecidos por aquellas (dicha fórmula dota al acuerdo
de la necesaria eficacia jurídica y se realiza solo a solicitud de las partes y
siempre que no exista motivo de oposición por parte de los juzgadores).

Ley aplicable al Arbitraje


Las normas conforme a las que los árbitros deciden sobre el fondo del asunto
planteado por las partes siguen orden: 1. Las elegidas a tal efecto por las partes,
al celebrar el convenio o en cualquier otro momento (no tiene que ser una
elección expresa, basta con una indicación que se pueda deducir de la conducta
de las partes 2. Si las partes no han indicado las normas jurídicas aplicables los
árbitros aplicarán subsidiariamente la que determine el sistema de normas del
conflicto del país donde se desarrolla el arbitraje.

También pueden recurrir a los usos aplicables con los límites establecidos por el
derecho (cumplimiento de normas imperativas).
¿Cabe plantear algún Recurso ante la Decisión Arbitral?
“Para que no se desnaturalice el arbitraje en su esencia más genuina, los
legisladores deberán establecer los mínimos recursos posibles reflejando éstos
mediante causas tasadas – una lista cerrada de razones que pueden ser
alegadas por las partes para elevar al tribunal su disconformidad con la
resolución dictada. “

Y es que “parece evidente que permitir y autorizar la interposición de un excesivo


abanico de recursos, admitiéndose generosamente los mismos, vulneraría la
esencia y finalidad última del procedimiento arbitral, al dilatar su resolución en el
tiempo, como sucede habitualmente en el pleito tradicional ante los tribunales
ordinarios”.

Aunque algunos sistemas arbitrales autorizan la interposición de otros recursos


– habrá que estar a la legislación aplicable-, en general la decisión de los árbitros

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solo puede impugnarse mediante el ejercicio de la acción de anulación del laudo.
Para ejercitar dicha acción, que se sustancia en juicio verbal con demanda
ordinaria y contestación escrita, las partes deberán contar con la capacidad,
legitimación y postulación requeridas, siendo representadas por procurador y
asistidas por letrado.

El proceso de anulación del laudo requiere una fundamentación concreta basada


en alguno de los motivos legalmente tasados: 1. Que el convenio arbitral no
exista o sea nulo 2. Que no haya sido debidamente notificada a las partes la
designación de un árbitro o las actuaciones arbitrales, o no haya podido hacer
valer sus derechos 3. Que los árbitros resuelvan sobre cuestiones no sometidas
a su decisión 4. Que la designación de los árbitros o el procedimiento arbitral no
se haya ajustado al acuerdo entre las partes, salvo que dicho acuerdo fuera
contrario a una ley imperativa 5. Que los árbitros hayan resuelto sobre cuestiones
no susceptibles de arbitraje 6. Que el laudo sea contrario al orden público

La acción de anulación cuenta con un plazo legal de dos meses a contar desde
el momento en el que se ha producido la notificación del laudo a las partes, y si
se ha solicitado aclaración, corrección o complemento del laudo, desde que se
produce la notificación de la resolución sobre dicha solicitud.

El proceso comienza con la interposición de la demanda, acompañada de los


documentos justificativos del convenio y el laudo, debiendo proponer los medios
de prueba cuya práctica interese. Admitida la demanda el tribunal da traslado al
demandado para que la conteste en un plazo de veinte días proponiendo también
los medios de prueba.

Contestada la demanda se desarrolla el juicio verbal, citando a las partes a la


vista. La sentencia tiene un valor meramente declarativo, y se limita a declarar,
en su caso, la nulidad del laudo cuando prospere alguno de los motivos
invocados por las partes (el tribunal no puede sustituir la función arbitral ni decidir
sobre el fondo de la cuestión)

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La sentencia carece de eficacia directa por ser meramente declarativa y debe
comunicarse tanto al notario que ha protocolizado el laudo como a la institución
arbitral que ha dictado la sentencia. Dicha sentencia no es susceptible de recurso
alguno, salvo las acciones extraordinarias (vgr. amparo). Si es estimada y se
anula el laudo solo tiene efecto de cosa juzgada la resolución judicial, mientras
que, si la sentencia es desestimatoria, tiene efecto de cosa juzgada sobre la
resolución judicial como sobre el laudo arbitral confirmado

En el caso de España la competencia para conocer el proceso de anulación


corresponde a la Audiencia Provincial del lugar donde se hubiere dictado.

¿Cuándo pueden intervenir los Jueces en el Procedimiento?


El arbitraje también depende del apoyo que le presten los órganos
jurisdiccionales. En efecto, tanto antes de la iniciación del arbitraje como durante
su tramitación, así como con posterioridad a la emisión del laudo, puede ser
necesaria la intervención de los jueces.

El artículo 8 de la Ley 60/2003 de Arbitraje- derecho español- regula la función


de apoyo judicial del arbitraje, estableciendo una pluralidad de fueros
competentes. Los apartados 1, 4, 5 y 6 del artículo 8 de la Ley 60/2003
establecen la competencia de distintos órganos de la siguiente forma:

El nombramiento y remoción judicial de árbitros, en cuyo caso será


competente la Sala de lo Civil y de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de
la Comunidad Autónoma donde tenga lugar el arbitraje.

La ejecución forzosa de laudos o resoluciones arbitrales, en cuyo caso será


competente el Juzgado de Primera Instancia del lugar en que se haya dictado.

El conocimiento de la acción de anulación del laudo, en cuyo caso será


competente la Sala de lo Civil y de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de
la Comunidad Autónoma donde aquél se hubiera dictado.

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Para el reconocimiento de laudos o resoluciones arbitrales extranjeros, en
cuyo caso será competente la Sala de lo Civil y de lo Penal del Tribunal Superior
de Justicia de la Comunidad Autónoma del domicilio o lugar de residencia de la
parte frente a la que se solicita el reconocimiento o del domicilio o lugar de
residencia de la persona a quien se refieren los efectos de aquellos.
Subsidiariamente se determinará por el lugar de ejecución o por el lugar donde
los laudos deban producir sus efectos. Para la ejecución de laudos extranjeros
será competente el Juzgado de Primera Instancia con arreglo a los mismos
criterios.

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CONCLUSIONES

La exportación ofrece, en primer término, los beneficios resultantes del incremento


sustancial en las ventas; es decir, mayores utilidades a corto plazo como resultado
del propio incremento de las operaciones.

La tendencia mundial, obligada por el avance de la tecnología más que por


principios filosóficos de determinados políticos, nos lleva a una situación de total
interdependencia y liberalización del comercio.

El arbitraje constituye actualmente la figura extrajudicial voluntaria más recurrente


y utilizada por los operadores comerciales para resolver, de forma definitiva,
cualesquiera discrepancias surgidas de la interpretación y o ejecución del contrato,
acudir a los tribunales ordinarios. En este sentido se trata de una fórmula que aporta
indudables ventajas a las partes litigantes, ya que además de la indudable rapidez
de un procedimiento que finaliza con un laudo que tiene carácter de secreto, éste
se configura como una sentencia difícilmente recurrible – como así lo demuestra la
práctica arbitral en la inmensa mayoría de los casos.

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BIBLIOGRAFÍA

 https://es.scribd.com/doc/40875275/CONTRATO-DE-EXPORTACION
 https://www.diariodelexportador.com/2019/08/via-extrajudicial-de-resolucion-
de.html
 https://internationalcontracts.net/contrato/internacional/contrato-
exportacion.html
 https://www.monografias.com/trabajos61/introduccion-comercio-
internacional/introduccion-comercio-internacional2.shtml
 https://www.monografias.com/docs/Contrato-de-compra-venta-internacional-
F3JHVB2CMZ

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