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INTERNACIONAL
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EL IMPACTO DE LA AVIACIÓN CIVIL EN LA ATMÓSFERA
1. Introducción.
Según la doctrina más generalizada, el espacio aéreo se extendería hasta los 100
km. de altitud contados desde el nivel del mar. Sin embargo, toda la actividad de la
aviación civil se desarrolla sólo dentro de los primeros 30 kilómetros ya que éstos
constituyen el techo máximo que puede alcanzar un avión en vuelo conforme al
estado actual de la tecnología. Aquellos primeros 30 kilómetros coinciden con la
llamada “atmósfera meteorológica”, que comprende la tropósfera y parte de la
estratósfera, que es donde se desarrollan todos los fenómenos meteorológicos. Por
tanto, cualquier consecuencia adversa que con motivo de la aviación pudiera
ocasionarse en la atmósfera, tiene un impacto meteorológico directo indiscutido. A
escala mundial, el transporte aéreo contribuye al efecto invernadero y al
empobrecimiento de la capa de ozono. A nivel regional, contribuye a la acidificación1,
a la formación de ozono troposférico2 y a la eutrofización3. Y a nivel local, vemos que
1
La acidificación ataca la materia orgánica y algunos metales, además de erosionar edificios
y destruir nuestro patrimonio cultural.
2
El ozono troposférico o niebla química produce inflamación de las vías respiratorias y daña
los pulmones, provocando así ataques de asma e infecciones pulmonares bacterianas.
3
Cuando un elevado nivel de concentración de nitrógeno penetra en la tierra o en el mar,
provoca la existencia de un exceso de nutrientes llamado eutrofización, que pone en peligro
a la biodiversidad.
1
en las cercanías de los aeropuertos, el transporte aéreo constituye la principal causa
de contaminación acústica y atmosférica.
nitrógeno (NOx), el anhídrido carbónico (CO 2), el monóxido de carbono (CO2), los
4
IATA, Aviation & Environment, 2004.
2
de condensación5. Cada uno de estos compuestos contribuye en distinta medida al
cambio climático global, con consecuencias directas sobre la biota, la cadena trófica,
la calidad de vida, y la salud humana. Tanto el vapor de agua como el dióxido de
carbono contribuyen al efecto invernadero. El monóxido de carbono inhibe
gradualmente la capacidad de la sangre para absorber oxígeno. El dióxido de azufre
colabora, junto a los óxidos de nitrógeno, a acrecentar la acidez de la lluvia y de la
nieve. Finalmente, los óxidos de nitrógeno contribuyen, junto con los hidrocarburos
no quemados, a la formación de niebla fotoquímica, también llamada “smog”, a la
lluvia ácida y a la reducción del ozono estratosférico, aunque esto último sólo se
verifica respecto de los vuelos que superan los 16.000 metros de altitud6.
3. Respuesta de la OACI.
La OACI es el organismo especializado de Naciones Unidas que, desde 1944, se
encarga de las cuestiones relativas a la aviación civil. Aunque es discutido su rol
para determinar la naturaleza de las emisiones provenientes de la aviación civil
internacional, la OACI ― amparada en el artículo 2.2 8 del Protocolo de Kyoto ―
tomó cartas en el problema que nos ocupa y en octubre de 2004 adoptó la
5
Penner, Joyce, Aviation and the Global Atmosphere, University of Michigan, en línea
[http://www.grida.no/climate/ipcc/aviation/index.htm]
6
OACI, Environmental Protection of Aviation, 2003.
7
El Protocolo de Kyoto exime de los límites de emisión a las emisiones provenientes de
combustibles almacenados en “pañoles” (para uso internacional marítimo o de aviación
internacional).
8
El artículo 2.2 expresa que “Las Partes incluidas en el Anexo I procurarán limitar o reducir
las emisiones de gases de efecto invernadero no controlados por el Protocolo de Montreal
generadas por los combustibles del transporte aéreo y marítimo internacional trabajando por
conducto de la Organización de Aviación Civil Internacional y la Organización Marítima
Internacional, respectivamente”.
3
Resolución A35-5 titulada “Resolución Consolidada de Políticas y Prácticas
Continuas de Protección Ambiental”9.
4. Respuesta de la UE.
A principios de 2005, la Comisión Europea dejó en claro su opinión con respecto al
hecho de que la futura estrategia europea sobre cambio climático debería abarcar a
todos los gases con efecto invernadero y a todos los sectores, incluida la aviación
civil y el transporte marítimo. El objetivo comunitario consiste en implantar lo antes
posible normas más estrictas para todas las emisiones, incluidas aquellas que no
están recogidas en el protocolo de Kyoto.
9
La Resolución A35-5 se encuentra en:
http://www.icao.int/icao/en/assembl/a35/a35_res_prov_es.pdf
4
En este sentido, en febrero de 2005 fue promulgada la Comunicación 35/2005
titulada “Ganar la batalla contra el cambio climático mundial” 10. En dicha
Comunicación, la Comisión admitió que con la entrada en vigor del Protocolo de
Kyoto, los esfuerzos internacionales para combatir el cambio climático habían
entrado en una nueva fase y que la UE debía elaborar estrategias a mediano y largo
plazo, ya que ella es responsable de la mitad de las emisiones de CO2 procedentes
del transporte aéreo internacional y dicha situación podría poner en peligro los
objetivos europeos de lucha contra el cambio climático.
10
Comunicación 35/2005 de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité
Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones - Diario Oficial C 125 de 21.5.2005.
11
Información disponible en línea [http://europa.eu/index_es.htm]
12
Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y
Social Europeo y al Comité de las Regiones “Reducción del impacto de la aviación sobre el
cambio climático” COM (2005) 459 - no publicada en el Diario Oficial.
13
DOCE L 055 páginas 57 a 91.
5
establecimiento de un sistema de inventario comunitario. Asimismo, el 22 de junio se
aprobó la Comunicación 265/2005 de la Comisión, bajo el título “Libro Verde sobre
la eficacia energética o cómo hacer más con menos” 14. Este Libro Verde pretende
renovar la eficiencia energética en todos los niveles de la sociedad europea:
comunitario, nacional, regional y local. Y con respecto a la organización de la gestión
del tráfico aéreo, el artículo 4.1 del la Comunicación 265/2005, señala que dentro de
la iniciativa “cielo único europeo”15 se prevé la creación de un sistema único europeo
de control del tráfico aéreo que permitirá conseguir un ahorro importante de
queroseno (aproximadamente del 6 al 12%) por la sola reducción de la congestión
aérea en torno a los aeropuertos.
14
Libro Verde de la Comisión, de 22 de junio de 2005, “La eficacia energética o cómo hacer
más con menos”. COM (2005) 265 final - no publicado en el Diario Oficial.
15
Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo, de 1 de diciembre de
1999, “La creación del cielo único europeo” COM (1999) 614 - no publicada en el Diario
Oficial. Como consecuencia de ella, y para poner fin a la congestión del tráfico aéreo, todos
los acuerdos bilaterales actualmente en vigor deben adaptarse al Derecho Comunitario bajo
pena de paralizar a todo el sector y, sobre todo, a los operadores. Esta Comunicación se
complementó con el Reglamento 549/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo,
sancionado el 10 de marzo de 2004, por el cual se fijó el marco para la creación del cielo
único europeo a partir del 31.12.2004 y así reestructurar el espacio aéreo.
16
COM (2005) 459 - no publicada en el Diario Oficial.
17
Directiva 2003/87/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 13 de octubre de 2003,
por la que se establece un régimen para el comercio de derechos de emisión de gases de
efecto invernadero en la Comunidad y por la que se modifica la Directiva 96/61/CE del
Consejo. Diario Oficial L275 de 25.10. 2003. El objetivo de la mencionada Directiva fue la
creación de un mercado europeo de derechos de emisión de gases de efecto invernadero
eficaz, pero sin embargo no incluyó en sus previsiones a los gases de efecto invernadero
procedentes de la actividad de la aviación civil. Y subsanar esa omisión es precisamente lo
que ahora se desea conseguir.
18
COM 818/2006 propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo- no
publicada en el Diario Oficial.
6
de derechos de emisión de gases de efecto invernadero. Conforme a éste régimen
la autoridad reglamentaria fijaría una cantidad máxima de emisiones contaminantes
y repartiría esta cantidad entre los agentes económicos que generan esas
emisiones, es decir las compañías aéreas. La asignación inicial total debería
definirse con arreglo a los objetivos del Protocolo de Kyoto y a escala comunitaria,
ya que de otra forma existiría el riesgo de que los Estados miembros se auto-
concediesen una asignación inicial en exceso generosa, situación que socavaría la
eficacia medioambiental de todo el sistema.
5. Conclusiones.
La situación, como vemos, es bastante ambigua, ya que por un lado la OACI
reconoció que no tenía competencia para legislar en materia internacional sobre esta
materia pero, por otra parte, y basándose en el artículo 2.2 del Protocolo de Kyoto,
tomó participación en el asunto frente a la laguna dejada por el Protocolo con
respecto a la aviación civil internacional y solicitó que se elaboraran orientaciones no
19
Metodología de asignación de derechos basada en comportamientos pasados.
20
Es una técnica utilizada para medir el rendimiento de un sistema o componente de un
sistema, frecuentemente en comparación con algún parámetro de referencia.
7
vinculantes para que los Estados incorporaran las emisiones procedentes de la
aviación internacional a sus propios regímenes de comercio de derechos de emisión.
A su vez, la Unión Europea fue avanzando en la elaboración de legislación en pos
de la inclusión de las actividades de la aviación en el régimen comunitario de
comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero, labor que llegó a
su punto culminante en diciembre de 2006 con la presentación de una propuesta de
Directiva en tal sentido.
8
Consideramos, además, que la subasta sería la mejor opción para la distribución de
derechos, ya que de esta forma no se discriminaría a los nuevos participantes ni a
las regiones aún en vías de desarrollo dentro del sector. Por otra parte, la subasta
cumpliría con los requisitos del principio de “quien contamina paga”, sumando más
beneficios si los ingresos se consignan de forma adecuada y de esta forma se
recompensaría automáticamente el buen rendimiento de los operadores.