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El combate entre Samurais era decisivo, el menor error significaba una herida y
quizás la muerte. El bushi (Guerrero), denominación más genérica, cubierto con una
armadura, tenía pocas posibilidades para moverse. De ahí la importancia de mantener
una apropiada distancia del oponente. Por lo tanto, los cortes se dirigían hacia las
articulaciones de dicha armadura, es decir, sus partes más débiles, o, asimismo, hacia las
piernas, casi desprotegidas. Las técnicas a “mano vacía” (sin armas) eran simples, pues
la misma armadura continuaba dificultando todo movimiento que pretendiera ser sutil.
En tal caso, eran más comunes los derribos por tirón o empujón, luego el sable
desenvainado hacía el resto.
Los movimientos del Aikido tienen su nacimiento también en el uso del sable o
esgrima japonesa. El brazo extendido, pues, se asemeja a un sable (Tegatana). De esta
manera, la ejecución de muchas técnicas se realiza manteniendo la idea de “cortar”
como si lo hiciésemos con un sable, por ejemplo, una sujeción, o, usado asimismo para
desequilibrar al oponente, para desviar o bloquear un ataque, o bien para proyectarlo
algunos metros desde donde nos encontramos. Por ello, hay técnicas de defensa con
armas tradicionales, como en el caso del sable japonés (Katana) y técnicas para “manos
vacías”, es decir, sin armas.
Los conocimientos del Aikido se remontan mucho más atrás en el tiempo que los
períodos de guerras intestinas entre Samurais, pero, no obstante, la actitud del
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El Fundador del Aikido permitió el tránsito desde el Jutsu (Arte o técnica) hacia
el Do, es decir, una Vía orientada en el sentido de un “camino”, por tener como
propósito alcanzar el desarrollo completo del Hombre. Por ello, el Aikido es el resultado
de la evolución de las Artes Marciales en el Japón, cuyo objeto consiste en pretender
mejorar la relación del Hombre consigo mismo, para que pueda vivir mejor en sociedad,
y, asimismo, en el Universo, y cuya característica principal radica en la necesidad de
humanizar las Artes Marciales.
Agradecimiento: Deseo
agradecer al Prof. Alejandro Nuñez,
4º Dan - Asociación Argentina de
Aikido, la colaboración y
asesoramiento brindados en 1997
para la realización de este trabajo.
Bibliografía:
Suzuki, Daisetz Teitaro (1980); The Zen Doctrine of No Mind; London; Rider
& Co.
Tohei, Koichi (1992); El Libro del Ki; Madrid; Edaf / Nueva Era.
Tsuda, Itsuo (1992); La Vía del Desprendimiento; Madrid; Editorial Eyras, S.A.
Ueshiba, Kisshomaru (1988); El Espíritu del Aikido; Madrid; Editorial Eyras,
S.A.
Ueshiba, Kisshomaru (1990); Aikido, la Práctica; Madrid; Editorial Eyras, S.A.
Ueshiba, Morihei (1992); Budo, las Enseñanzas del Fundador del Aikido;
Madrid; Editorial Eyras, S.A.