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Las brujas
Roald Dahl
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UN PRETO DE RROACION >
HABLA Una verrte
i
a Unanota sobre as brujas, in
En los cuentos de hadas as brujas evan sempre
‘unos sombrerosnegrosrdielosy capasnegras,
1 van montadas en el palo de una escoba
ero éte no es un cuento de badas, Este
fexa de BRLIAS DE VERDAD.
‘Loris importante que dees aprender so-
‘elas BRunAs De VERDAD eo siguiente. Escucta
‘a mucho cuidado. No olvides nunca lo que vie-
‘ne a continua,
Las BRUIAS DE VERDAD visten ropa normal
_ysenen un aspecto muy parecido al de las muje-
res normale, Viven en casas normalesy tienen
Por eso son tn dfciles de atrapar.
‘Ua BRUIA De VERDAD oda os niios con
‘un odio candenteehirviente, mis hirviente y can
tre leva una pelaca,o sito yo levésemos una,
os ls pondrfamos sobre nuestro propio pelo; pe-
ro una bras a ene que poner drectamenteSo-
bre la cabeza pela... Y Ia parte interior de una
peluca ee sempre muy dsperay rugosa. Les pro
‘ce un picarespantosoy unaiitacién muy de-
‘sagradable en Ia pil de la cabeza. Las brajas lo
Tlaman cerupcin de la peluce,y pie rabiosa-
mente,
—uBa que otras cosas debo fijarme pars
reconozet a une brja? —pregunté.
"Fijate en los agujeros de fa marie —, pens.
‘Menos mal que estaba el enome biombo.
‘Me oculté doris y miré por la rendija que haba
centre dos de sus hos, Podia ver el sala a lo an-
cho yao larg sin que nadie me viera a mi
"Bien, seforas, estoy seguro de que se en-
contrarén ustedes muy eSmodas age! —decia
‘or del sefor Stinger, l director66
‘Yentonces aparecié en la puert, con su
‘rac negro y los brazosextendidos, guiando aun
stan eebafo» de seforas.
Si hay algo que podamos hacer por us-
tedes, no vaclen en avisrme —continué— ELE
se les sevird en la Terraza Soleada cuando hayan
‘erminado la reunida,
‘Con estas palabras, se inching y se retin
el slén, mientras iba enttando una enorme ma
‘ada de setloraspertenecientes aa Real Sociedad
para la Prevenci dela Crueldad con ls Nios.
Levaban vestidos bonitosy todas usabaa som
reo,
i El Congreso ay
Ara que el director se haba ido, yo no estaba
particularmente alarmado. ;Qué mejor stuacion
{que lade estar encerrado en una habiacién ena
de seniorasestupendas? Si legaba a hablar con
ells, incluso pada sugerisies que vinieran & mi
‘olegi para cer un poco de preveacién dela
‘erveldad con los nits. No nos vendeian nada mal
all
Entrar habland sin para Empezaron a
acer cows ya elegirasents, y se ofan mu-
has fasce del ipo de:
‘Ven a sentarte a mild, queda Mili
hol, Beatriz! jNo the visto des-
eel aikimo congreso! iQue vestid tan pecioso
Tevas!
cid quedarme donde estaba y dejares
.
Enese momento, reo que me desmayé
"Todo aquello ere demasiado para un ni. Pero
reo que no estuveinconsciente més de unos se-
_gundos, y cuando voli ea mi, me encontabatum-
‘ado en el suelo y, gracias a Dios, segua estan-
jjamente, como hipnotizadas, alguien que habia
parecido de pronto en la tarima, Fra otra mujer,
‘Lo primero que me extan de ella fue su
tama, Era diminuts probablemente no media
més de un metro teat centimetros.Pareciabas-
tame joven —supase que tend unos veinscin-
£00 veintsieteaos— y era muy guapa Llevaba
ln vestdo negro muy elegate, con falda larga
hasta el suelo y guantes negros que le egaban
hasta los codos. A diferencia de las otras, no le~
vaba sombrero.
‘Aino me parecta que tavier aspecto de
bruja en absolto, pero era imposible que no lo
oer, porque, de lo contaro,,qué demonioses-
taba haciendo subida en la tarima? ZY por qué
cstaban todas las demds bras contemplindola
‘on tal mezsla de adoracén y temor?
Muy despacio, la joven de Ia tarima le-
‘vant las manos hacia su cara. Vi que us dedos“
‘enguantados desenganchaban algo detrs de las
‘reas y luego. lego se pelize ls mefillas
se quit6el rsto de golpe!;Aquella bonita ca-
‘se qued6 enteraen sus manos!
(Bra una mssearat
Aluitase la miscara, se volvis hacia un
lado y la coloes cuidadosamente en una mesita
‘que tenf cerca y cuando se dio la vuelta para re-
reser al tarima, me fli poco para dar un chi
i,
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Su car ea la cosa més horrible yatera-
ora que habia visto nunca, S6lo mara me pro-
ociatemblores. Estba tan aga, tan encogi-
a y tan marchita que parecta que Ia hubieran
conservado en vinagre. Era una vision estreme
cedora y espeluzante, Habia algo terrrifico en
quella ear, algo purefactoy repulsivo, Literal-
‘mente, pareefa que se estab pudriendo por los
bordes,y ene centro, en las mefillasy alrededor6
{de la boca, vi a pil leérada y coroida, como
‘sl estuviran comiendo los gusanos.
Hay veces en las que algo estan espanto-
so que te fscina y no puodes apatar la vista de
tllo. Eso me paséa mien ese momento. Me que-
{6 tases, allado. Estabahipnotizado por el
bsoluto horror que productan las facciones de
‘auella mujt- Pero no era so eso. Habfa una mi-
‘ada de serpiente en sus os, que relampagues
‘ban mientras recorrian la sala.
“Enseguida compreadi, naturalmente, que
‘sta no era otra que La Gran Bruja en persona
“También compren por qué Uevaba una méseara
Jams bubierapodido parecer en pblico,y mu-
‘ho menos hospedarseen un hotel, on su verda-
‘dera cara. Todo el que la hubiese vist, habria
salido correndo y dando aaridos.
Las poenas!—gté La Gran Bruja con
‘una vor queen el recinto retumb6 en las pa
tedes—~, (Habs echado el cerogo ola cadena?
~“Hlemos echado el cerrojoy la cadena,
‘Voestra Grandeza —contes una vor ea la sala
‘Ls recientes ojos deserpients, hundidos
‘en aqulla xpantosa cara comompida, ulinaban,
sin pestafear, alas brjas que estaban sentadas
frente ella
“sPouéisquitaros los guantes! —ri
[Note que su vor tena el mismo tono duro
_ymetiico que la dela bruja que vi debajo de xs-
{aflo,s6lo qe era mucho mis fre y mucho, mu-
n
ho més pera Respoba, Chinabs. Chile. Gro-
Sif. Refunfutabs.
‘Tedoct mundo enlasla empeas a quitase
tos guantes. Yome fe as manos dels que es-
taban en la kim fia. Queria ver emo ean sus
dedos y simi abuela tenfa azn. jAb..1f..1
+ Alhoraveia varias manos! ;Veia ls fas ose
tas curvéndose sobre las yemas de los dedost
{quella fas median uno cinco centimetros y
ran ailadas en Ia punta
‘—Podeis quitarros los sapatos! —lades
LaGrn Baja.Fun suspiro de alivo proveiente de to
as las bjs de a sala cuando se qitaron sus es-
‘techos zapatos decd lt, yentones ech una
‘jena por debajo de las sillas vi varios pares de
Pies con medias... completamente cuadrados y
sin dedos. Eran repugnantes, como si se los hu
bieranrebanado con un cuchllo de cocina.
;Podeis qutaros las pelucas! — grass
LaGrn Brij,
“Tenfa una forma peculiar de able Era una
‘especie de acento extraner, algo deperoy gut-
rly al parecer, ena difcultad para pounciar
algns leas, Hsefa una cosa rar con la: Lai
‘fa rodaren la boca como si fuera un pedazo de
corteza caliente, y ingo la escupta
—iQuitarros las petucasparra que les ds
l area vues initados cueros cabellus!
cts
Ja, mientras todas las manos se levantaban hacia
Jag cabezas para retirar todas as pecs con es
sombretos todavia encima). Ante mf habia aho-
a una fila tras ora de erneosfemeninosealvo,
‘an mar de caberas desnudas, todas enrojecidas€
Jnitadss debido al ce del forro de las peas.
[No puedo explicaros lo horrorosas que eran y, de
agin modo, la vision era ain mis groteses por
el hecho de que debajo de aquells espantosas
caberasealas, los cuerposibanvestidos con
a bonita ya la moda. Era monstruoso, Era
annatral.
«Ob, Dios mio —pensé—.;Socoro! 0h,
Seflor, ten compasin de mil (ss repugnantes
mujeres calva son asesinas de nos, todas y ex
da una de elas, yagut estoy yo, apresado en la
‘misma habitacion y sin poder escapary0
nese momento, me asalié una nueva idea
doblemente horsble. Mi abuela haba dicho que,
‘con sus agujeos de la naiz especiales, ells po-
dian oler un nifo en una noche oscura desde el
‘oto lado de la calle, y hasta ahora mi abuela ha
bia acertado en todo, Por tanto, preci seguro que
una de las bras de a htima fla ha a empezar
‘olfateame de un momento a or, y entoncese|
{ito «{Caca de perol» se extendea por toda la
sala y yo esara acoralado como una rata
"Me arrodilé en In alfombra, det del
bombo, sin aeverme ni a respira
Luego, de pronto, recordé otra cosa may
importante que me aba dicho mi ebuela: «Cuan
toms sucio ests, mis difel es que una bruja
te encuentre por el olor
{{Codto tiempo ata que no me baad?
Hracia silos. Tenia mi propia habit
cenel hotel, y mi abuela munce se preecupaba de
esas tontrias. Ahora que lo pensaba, creo que no
‘me habia baad desde que legamos.
{Cuno ela ima vez que me habia la
‘ado I cara y las manos?
‘Desde luego, est maana no.
[Niayertampoco.
‘Me miné las manos. Estaban cubertas de
‘hurts, de bao y Dios sabe de qué otras cosas.
(Quiz tenia alguna posibiidad después de
‘odo. Las oleadasfétidas no podiranatravesarto-
a esa porqueria,
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_—sBhugs de nclaterral —gfit6 La Gran
Observe que ela no se habia quitado la pe
tuca, i los guants, ni os zapatos.
‘—Bmrugas de Inclatera! —chilé
‘Toda lat bras se removieroninguietas y
se sentaron ms erguides en sus sills.
Miserables brugas! —chillé— iln-
sites y vagasbrrugas!jFlogas y peresosas brra-
‘gas! (Sois una pani de gusanos haraganes que
so valen para nada!
‘Un cstremecimiento recorié al piblico.
[Era cvidente que La Gran Bruja estaba de mal hi
mot, yellas lo aban comprendido. Present que
curr algo espantoso.
"Estoy desayunando est mafana —gri-
{6 La Gran Bru estoy mitrando porla ven-
tana ala playa, cy qué veo? Os pregunta: jqué
‘eo? Veo una vista repulsva!;Veo cientos, veo
ries de repagnantesnifios gugando en la are
na! {Esto me da nduseas, me dega sin comer!
{Potr qué no los habéis eliminado? —aull6—.
{Bore qué no habéis borrado a todos esos as
‘qurzososy malolienesniios?
‘Con cada palabra, le salfan disparada de
la boca gotitas de saliva azul, cual perdigones
“—Osestoy pregunta por gué!—auls.
"Nadie Te contest
= Los nioshuelen! —