Está en la página 1de 3

HACIA UNA DIDÁCTICA CON VISIÓN INTEGRAL DE LA EDUCACIÓN

Manuel M. Manay Sáenz 21-07-2012


La educación, como proceso social intencionado, tiene como meta central, a nivel
individual, que cada ser humano desarrolle toda la potencialidad que posee y a nivel
social, formar una identidad colectiva que nos permita caminar juntos hacia la
construcción del país que queremos.

Los currículos básicos que se proponen en cada país, recogen estas aspiraciones y se
traducen en propuesta curriculares concretas, expresadas en asignaturas, cursos o áreas
de estudio, las mismas que en conjunto deben apuntar a lograr educar integralmente al
ser humano.

Sin embargo, cuando estas propuestas educativas se llevan a la práctica, pierden su


orientación y terminan en esfuerzos aislados y con objetivos estrictamente ceñidos al
curso, asignatura o área curricular, perdiéndose la visión integral de la educación.

Aplicar en las aulas una didáctica integral que permita atender la función personal y social
de la educación implica tener claridad respecto al objetivo central de la educación. Esto
implica que cada docente tenga claro cómo está tributando desde su curso, asignatura o
área de estudio al logro de este objetivo y siguiendo esta dirección, emplee estrategias
didácticas que le permitan cristalizar día a día la realización de esta doble misión, el
desarrollo individual y la construcción del país que aspiramos.

Hacer posible la aplicación de una didáctica integral implica que el docente desarrolle las
capacidades investigativas necesarias para que pueda aprovechar los importantes
conocimientos que nos ofrecen disciplinas científicas como la neurociencia educativa,
psicología positiva, psicología social, psicología del aprendizaje y del desarrollo, sociología
de la educación, antropología educativa, filosofía de la educación y didáctica general que
son imprescindibles para tener un percepción clara del fenómeno educativo en su
condición de proceso individual y social, y que además le van a permitir disponer de las
herramientas necesarias para hacer posible su realización.

La neurociencia educativa, por ejemplo nos confirma que nuestro cerebro mantiene su
plasticidad a pesar de los años, lo cual significa que si tenemos la motivación suficiente y
realizamos el esfuerzo adecuado, nuestra capacidad para aprender nos acompañará toda
la vida.

La psicología positiva por su parte nos está proporcionando información científica respecto
a las acciones que podemos realizar para elevar nuestros niveles de felicidad individual y
colectivo a partir de estimular aquellos aspectos humanos que más nos diferencian de las
otras especies como son la capacidad de empatía, la inteligencia emocional, el cultivo de
nuestras vocaciones para alcanzar estados de “flujo” y la importancia para nuestra salud
física y psicológica de realizar acciones altruistas con los demás.

La psicología social nos comparte conocimiento respecto a los comportamientos sociales y


su influencia en la conducta de los individuos, así como pautas concretas para modificarlos
cuando estos comportamientos son nocivos o negativos para el grupo.

La psicología del aprendizaje, desde su campo nos ofrece un amplio abanico de teorías que
nos explican con claridad cómo aprende el ser humano y qué condiciones son necesarias
para que el proceso de aprendizaje se pueda dar en forma adecuada.

La psicología del desarrollo nos detalla los diferentes cambios que tienen los seres
humanos en las diferentes etapas de la vida y cuyo conocimiento es de gran importancia al
momento de planificar las sesiones de aprendizaje.
La sociología de la educación nos agencia con modelos y teorías que nos permiten
comprender la educación como parte de un proceso social, tomando en cuenta todas las
variables sociales que intervienen en el campo educativo.

La antropología educativa, que permite al maestro entender la identidad cultural de la


comunidad donde se desarrolla el proceso educativo y comprender la idiosincrasia de los
alumnos.

La filosofía de la educación, que contribuye a reflexionar sobre la educación, su rumbo y su


pertinencia para el país, cuestionando los procesos educativos, analizando su consistencia,
así como las ideologías que subyacen a las diversas propuestas educativas y curriculares, a
fin de tener una noción esclarecida de la educación, sus fines y objetivos.

La didáctica general que nos brinda principios, métodos, técnicas y estrategias idóneas
para conducir el proceso de enseñanza aprendizaje por terrenos fértiles, que permiten
realmente formar en los estudiantes aquellos aspectos planteados en los proyectos
educativos nacionales o locales.

Lograr cumplir con la doble finalidad de la educación, ahora es más posible que nunca.
Como se puede concluir, los docentes actualmente tienen a su disposición (empleando
apropiadamente las bondades de la internet) un enorme conocimiento teórico científico
para darle a su quehacer pedagógico el nivel que demanda el contexto actual y siempre en
la perspectiva de formar al hombre y de construir la sociedad que anhelamos.

Una didáctica que atienda las metas específicas del curso, asignatura o área de estudios,
pero que a su vez esté orientada a construir día a día el tipo de hombre y de sociedad que
queremos, sí es posible actualmente. Claro que esto implica que los docentes tengamos un
real compromiso con la educación de nuestro país y con el despliegue pleno de sus
potencialidades y las de sus alumnos.

También podría gustarte