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DETENCIÓN EN FLAGRANCIA.
Partiendo que el concepto de flagrancia dado por la corte mexicana, es aquél que brilla a todas
luces, es tan evidente e inconfundible que cualquiera es capaz de apreciarlo por los sentidos y
llegar a la convicción de que se está en presencia de una conducta prohibida por la ley.
Es decir, para reconocerlo, no se necesita ser juez, perito en derecho, o siquiera estar
especialmente capacitado, la obviedad inherente a la flagrancia tiene una correspondencia directa
con la irrelevancia de la calidad que ostenta el sujeto aprehensor.
En ese sentido, de los arábigos y concepto, emanan tres reglas de aplicación desarrolladas por la
Suprema Corte de Justicia de la Nación.
2. El efectivo puede ingresar a un domicilio sólo para atender una petición de auxilio que le fue
hecha por uno de sus habitantes.
Al respecto de la primera, debemos de dejar en claro que la propia norma constitucional, establece
que cualquier persona puede detener a otra en flagrante delito, en el entendido que se tiene que
apreciar directamente el hecho delictivo, a través de la vista, al ser hechos que cualquier persona
puede identificar como delictivos.
Lo que evita esta explicación, es inventarse detenciones arbitrarias, sino existe la objetividad de la
conducta delictiva, ante la inexistencia de la flagrancia; es decir que el hecho delictivo se vea a
simple vista.
En primer lugar debemos de recordar que la inviolabilidad del domicilio se encuentra regulada en el
16 constitucional párrafo primero, en relación con los diversos 17 del pacto internacional de
derechos civiles y políticos y 11. 2 de la Convención Americana de los derechos humanos. Y es
uno de los derechos humanos más preciados.
Por domicilio sea desarrollado que es cualquier lugar cerrado en el que pueda trascurrir la vida
privada, individual o familiar, aun cuando sea ocupado temporalmente o accidentalmente, es decir
que la protección de este derecho encamina también los domicilios accidentales, provisionales o
móviles, al considerarse todo espacio cerrado en el que el individuo pernocte y tenga guardadas
las cosas pertenecientes a su intimidad, ya sea de manera permanente o esporádica o temporal,
como puede ser la habitación de un hotel.
En ese contexto, ejemplificamos que domicilio puede ser, casa habitación, departamento, hotel,
motel, pensión, casa rodante o campers.
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Sin que se consideren domicilio coches ordinarios, ni mucho menos aquellos lugares que no están
destinados a la intimidad de las personas, como lo son almacenes, fábricas, talleres, oficinas,
tiendas, locales o establecimientos comerciales abiertos al público, como restaurantes, bares o
discotecas.
En ese contexto, para poder ingresar a un domicilio sin orden judicial, a través del consentimiento
de un morador del mismo, se tienen que seguir los siguientes pasos.
a) El consentimiento debe ser realizado por una persona mayor de edad y que no tenga restricción
alguna en su capacidad de obrar.
b) El consentimiento tiene que ser prestado consiente y libremente, es decir, ausente de error,
coacción o de un acto de violencia o intimidación por parte del policía.
c) Otorgarse de manera expresa, objetivarlo por escrito o mediante cualquier otro procedimiento
que facilite su prueba y denote el consentimiento claro e indudable.
La consecuencia de no respetar estos parámetros es que la detención seria ilegal o los objetos
encontrados dentro del domicilio correrían la misma suerte de prueba ilícita.
La materia a justificar será si la intromisión del domicilio fue motivada por un delito
flagrante.