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EL DILEMA DE PILATO

Mateo 27:1, 2; 11–26

La entrada triunfal y el alboroto de la gente fue la causa principal del juicio.


Ya Jesús había sido condenado por el tribunal judío. (26:63-68).
Pilato asumió el gobierno de Judá en los años 26 al 36. Unos diez años.
No fue misericordioso, se gozaba en crueles espectáculos. (Lucas 13:1).

I. JESUS ESTA ANTE PILATO


El gran Creador ante la criatura; el Santo ante un pecador;
El gran Juez de la tierra, ante el juez indigno y cruel.
Es seguro que Pilato jamás tuvo un preso semejante. Se enfrentó con:

1. La majestad de su persona. “— ¿Eres … Rey …? Tú lo dices.” (v. 11).


2. La dignidad de su silencio. Cada palabra hubiera empeorado la situación.
Fue mejor no agregar combustible al fuego del pecado. (v. 14).
3. La claridad de su inocencia. Quiso soltarlo. (vv. 17, 24).
4. Su responsabilidad personal. Procuró esquivarla pero no pudo.
Pilato no estaba de acuerdo con su mujer. Fue cobarde. (v. 19).

II. PILATO ESTA ANTE JESUS


“Ante Pilato Jesús está.” Se da cuenta Pilato de que es él quien está.
Pilato se halla preso y era Jesús quien esperaba su decisión.
Este es el hombre cuya conciencia le indica lo que debe hacer.
Su conveniencia le hace hacer lo que nunca debiera haber hecho.
Aunque se lavó las manos, no pudo lavar sus pecados.
A Judas lo perdió el dinero.
Concupiscencia de la carne, de los ojos y soberbia de la vida.
Jesús pidió perdón para los que no saben lo que hacen. Pilato lo sabía.

III. PILATO ESTA ANTE SI MISMO


1. Ante la multitud: ¿Qué haré? Escogieron a Barrabás, no a Jesús.
¿El hombre ha mejorado? Si volviera hoy ¿no le crucificarían?
Se acerca en su Palabra que no leemos y en cultos a que no asistimos. y en oraciones
que no hacemos. Hoy sería crucificado más pronto.
2. Ante sí mismo: ¿Qué haré yo? Si lo sabía ¿por qué lo pregunta?
Sugiere soltarlo (v. 15). ¿Dice que es justo y lo entrega?
3. Ante cada uno de nosotros: ¿Qué haré? No puedes ser neutral.
“… que ni eres frío ni caliente… te vomitaré”. (Apocalipsis 3:15).
No nos beneficiará lo que hicieron la multitud ni Pilato. ¿Qué haré yo?
Sólo se pueden hacer dos cosas: aceptarlo o crucificarlo.

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