Está en la página 1de 11

L A drogadicción,

llamada drogodependencia o farmacodependencia,


es una enfermedad caracterizada por una fuerte
también

relación de dependencia hacia sustancias adictivas que


pueden afectar el sistema nervioso central y las funciones
cerebrales, lo cual deriva en alteraciones en el
comportamiento del individuo y sus emociones, así como en
su percepción y juicio. Estas sustancias pueden ser tanto
ilegales (prohibidas, según la legislación del país), como
legales, cuando tienen aplicación medicinal (sean recetadas o de venta libre).
Los efectos de las drogas varían de acuerdo a su composición química, así como las
cantidades y la frecuencia con que estas se consuman. En líneas generales, pueden
producir alucinaciones, agudizar u ofuscar los sentidos, así como provocar sensaciones de
euforia y alegría o de irritación y desespero.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para poder considerar que una
persona se ha vuelto dependiente de las drogas, deben presentarse tres o más de los
criterios presentados a continuación en un periodo aproximado de un año:
 Fuerte deseo de consumir la sustancia y dificultades para controlar su consumo.
 Aparición del síndrome de abstinencia al interrumpir o reducir el consumo.
 Desarrollo de tolerancia a la sustancia.
 Abandono de los intereses ajenos al consumo de la sustancia.

 Progresivo aumento de inversión de tiempo en actividades relacionadas con la
obtención de la sustancia y con la recuperación de sus efectos
 Persistencia en el uso de la sustancia a pesar de notar sus efectos perjudiciales.

En principio, la causa fundamental de la drogadicción es un acceso


allanado a la sustancia adictiva, lo cual puede derivar, progresivamente,
en la entrada a un ciclo autodestructivo y de dependencia. No obstante,
en la raíz de la drogadicción subyacen a su vez múltiples razones,
asociadas a la historia de vida del individuo, la solidez de sus relaciones
interpersonales(familiares, sobre todo), así como su educación y las
herramientas psicológicas que tenga a su disposición para enfrentar
determinadas situaciones (frustraciones, dificultades) sin recurrir a vías
de escape de

la realidad, como las drogas. Los jóvenes y adolescentes, con problemas de conducta y
baja autoestima, provenientes de hogares problemáticos, son los más propensos a caer en
una situación de drogodependencia.
Entre las causas de la drogadicción más habituales encontramos las siguientes.
1. Curiosidad 7. Presión o influencias del círculo de
La curiosidad es una de las principales amistades
causas que originan las conductas de La presión que reciben de su grupo de
drogadicción. amistades para iniciar el consumo.
2. Vivencias traumáticas 8. Falta de habilidades sociales
Una vivencia traumática o con un alto Personas de carácter introvertido o con
contenido emocional escasas habilidades sociales
El objetivo de estas conductas es el de 9. Imitación por admiración
olvidar ciertos recuerdos Sobre todo en edades más tempranas, la
3. Alivio del estrés influencia de ciertas personas
Personas cuyo ritmo de vida conlleva una 10. Problemas de sueño
gran presión o estrés, Pueden comenzar a consumir fármacos o
La propia adicción generará más y más compuestos relajantes que les ayuden a
tensión entre un consumo y otro dormir.
4. Mejorar el desempeño 11. Prescripción médica
Recurren al consumo de algún tipo de
Una predisposición genética a la
sustancia estupefaciente para intentar
drogadicción
mejorar su rendimiento.
5. Falta de motivación 12. Mecanismos neuroquímicos
La experimentación de sensaciones Volver a experimentar las sensaciones
agradables o de euforia. agradables que sintieron durante el primer
6. Influencia del contexto familiar consumo.
Un entorno familiar inestable

Las consecuencias de la adicción a las drogas son diversas y afectan todos los aspectos
que comprenden la vida del individuo, entre ellos:

 Problemas para el normal desarrollo de actividades cotidianas, como estudiar y trabajar.


 Relaciones interpersonales (familia, amigos, pareja) afectadas por la desconfianza y el recelo.
 Potenciales riesgos físicos, cuando el consumo se asocia situaciones que ponen en peligro su vida
y la de otros, como conducir.
 Problemas a nivel fisiológico, como convulsiones, cambios en el ritmo cardíaco y deterioro del
sistema nervioso central.
 Problemas a nivel psicológico, como alucinaciones, tendencias paranoicas, depresión, neurosis.
 Potenciales problemas legales cuando el individuo
se ve tentado a delinquir (robar, vender su cuerpo,
asesinar) para obtener la sustancia a la que es
dependiente.

Estos son algunos puntos fundamentales para la prevención del consumo en adolescentes:
1- Una buena educación familiar. Los programas preventivos en personas con
vulnerabilidad o problemas en la esfera familiar, son otra vía importante para
conseguir reducir el consumo de las distintas drogas, ya que a mayor número de
problemas, mayor probabilidad de consumo de drogas.

2- La interrelación entre el grupo de iguales, familia y colegio es fundamental también


para detectar problemas.

3- Fomentar el ocio y actividades recreativas salúdales en nuestros adolescentes.

4- Informar sobre la concepción que se tiene sobre las distintas drogas influye en su
consumo. En ocasiones puede haber sesgos sobre los efectos de las sustancias,
en un sentido o en otro. Por ello es de gran relevancia proporcionar información
correcta y tener siempre presente que el objetivo de una persona es tener las
suficientes habilidades para enfrentarse adecuadamente a su entorno y tener una
buena adaptación en el mismo.

5- Ponerse en contacto con profesionales ante la sospecha o confirmación del


consumo, para valorar la situación y realizar una intervención precoz
E
n México, el artículo 61 de la Ley General de
Salud considera a la maternidad como la secuencia del embarazo, parto, post-parto
y puerperio. Mientras, en un sentido social, es un término muy amplio que comprende
la concepción, el embarazo, el parto y las tareas de crianza tributarias del desarrollo físico
y psicosocial de los hijos. Para la OMS las madres adolescentes son las mujeres entre los
15 y los 19 años de edad que ya tuvieron hijos o se encuentran embarazadas. Para tratar
el tema de la maternidad adolescente, antes se definirá etimológicamente a la
Adolescencia. La raíz de la palabra proviene del término latino adolescere cuyo significado
en latín es “ir creciendo, convertirse en adulto”. Este significado difiere del término
“adolecer” del cual erróneamente se han derivado todo tipo de ideas sobre las supuestas
carencias y dependencias de los adolescentes (Obiols, 2006). La OMS, la delimita como
periodo de vida que va de los 10 a los 19 años de edad. El marcador universal de su inicio,
la pubertad, produce una metamorfosis somática, hormonal y psíquica de todo el organismo
y anuncia la llegada de la madurez sexual. Ésta última se manifiesta en la mujer con la
menarca, generalmente entre los 12 y los 13 años, y en el varón con las primeras
eyaculaciones hacia los 13 o 14 años (Fize, 2007). La edad de aparición de la menarca está
influida por la nutrición, la salud, la zona geográfica y por factores económico-sociales. En
las dos últimas décadas ha empezado a presentarse también entre los 10 y 11 años. La
transformación desencadenada por la pubertad cambia la apariencia física, la vida
emocional y el desarrollo cognitivo de las y los adolescentes. Así pues, la concepción de la
adolescencia como “etapa de cambios” se apoya en hechos observables que la diferencian
de la niñez y de la infancia: cambios físicos (crecimiento y desarrollo corporal, caracteres
sexuales secundarios, arribo a la capacidad reproductiva), psicosociales (abierta y más
amplia sociabilidad entre pares, noviazgo, etcétera) y cognitivos (pensamiento hipotético
deductivo). Todos estos cambios son vivenciados por ellas y ellos en conformidad o en
confrontación con las premisas sociales de su época, de su grupo social y familiar. Como
período dinámico, la adolescencia establece diferencias en el desarrollo entre individuos de
13 y 19 años. La configuración particular de todos estos cambios, determina la condición y
la ubicación social de los sujetos de ambos sexos, ya sea
como “adolescentes tempranos” (Arnett, 2008), o como
"adolescentes tardíos". Según la OMS, la
“primera adolescencia” ocurre entre los 10 a
los 14 años y la “segunda adolescencia” de los
15 a los 19 años.
Hijos después de lograr su estabilidad financiera. El lugar de las mujeres en la estructura
de su grupo social, está profundamente vinculado al curso de su vida productiva. El valor
de la mujer como madre sigue siendo importante para cualquier grupo social. En el caso de
una adolescente sin proyecto de vida, ser madre le da un lugar y un curso a su vida. El
hecho es que el embarazo adolescente está presente en distinta proporción tanto en países
en desarrollo y en países desarrollados, y desde la perspectiva tradicional como moderna,
se ha convertido en objeto de estudio e intervención de distintas áreas, a
veces, con perspectivas contrarias.

L
a relación al interior de la familia de origen de la madre adolescente también ha sido
considerada como factor concomitante del embarazo. La evidencia extraída de
algunos estudios sugiere que la maternidad temprana podría perturbar el equilibrio
dentro del hogar debido a las tensiones entre ellos. Mientras que un reporte de la CEPAL
(2004:19) menciona que, “el intento de escapar a situaciones conflictivas en el hogar
también es un detonante del embarazo temprano”. Ese estudio se basó en testimonios
aislados donde las adolescentes mencionaron el deseo de tener hijos propios para no
seguir cuidando de los hermanos pequeños, tarea comúnmente asignada a las
adolescentes mujeres en los estratos más pobres, o para ser tratada como adulta por los
padres. Por el contrario, en muchas familias mexicanas se observa que el apoyo familiar
sirve de sostén emocional y material a la nueva madre y al bebé, incluso para impulsarla a
trabajar, continuar o terminar sus estudios. Por otra parte, luego de una revisión de la
literatura que analiza causas del fenómeno bajo una concepción lineal, Alvarado e Infante
(2010) identificaron que las causas más frecuentes del embarazo adolescente son:

 Valores culturales. Mientras que en muchos países en desarrollo la condición social de


la mujer está determinada por el matrimonio y la maternidad, en países desarrollados se
han establecido altos estándares de cumplimiento social y económico para ella.

 Falta o deficiencia de una educación con respecto a la vida sexual y reproductiva, desde
los primeros años de la escuela o de otros ámbitos como la familia y la comunidad.

 Falta de Información y de servicios. Los adolescentes por lo general cuentan con poca
información sobre los temas de reproducción y sexualidad y acceso restringido –ya sea
por razones económicas y/o culturales- a los servicios de salud reproductiva y a los
métodos de planificación familiar.

 Influencia de los medios de comunicación y de estereotipos sociales idealizados que


modelan conductas que exacerban los impulsos sexuales y asocian el ejercicio precoz de
la sexualidad con el prestigio social y el poder.
Asimismo, identifican las consecuencias del embarazo adolescente de mayor presencia a
nivel global:
 Mortalidad materna. Entre los 10 y 15 años, los embarazos se consideran de alto riesgo,
además son más frecuentes las complicaciones que pueden ocasionar la muerte durante
el parto.

 Mortalidad infantil. Los niños de madres adolescentes en condiciones de pobreza,


tienen mayor probabilidad de morir durante los primeros cinco años de vida.

 Embarazo no deseado o no planeado. Que puede conducir al rechazo y/o maltrato hacia
el bebé.

 Aborto. El aborto ilegal, que se lleva a cabo en condiciones inadecuadas, suma sus
efectos al riesgo de mortandad materna. También existe la probabilidad de trastornos por
estrés postraumáticos secundarios a un aborto, principalmente cuando existen problemas
previos (depresión, ansiedad, conflictos familiares o con la pareja y otros), así como baja
autoestima, violencia de género o trastornos de personalidad.

 Infecciones y enfermedades de transmisión sexual. Cada año, a nivel mundial, una(o) de


cada 20 adolescentes puede adquirir una infección de este tipo. Su incidencia se asocia a
la falta de conocimiento informado, asistencia a los centros de salud, al acceso a medios
de protección, a mitos y creencias.

 Matrimonios o uniones forzadas. Las premisas morales o religiosas en muchas


sociedades urbanas y rurales discriminan a la madre soltera, así
que las adolescentes se ven obligadas a casarse o unirse para
evadir el rechazo social y familiar.

 Tensiones familiares e individuales. Tanto en varones como en


mujeres.

 Limitaciones económicas.

 Desajuste en la organización familiar. Debido al rechazo por


parte de la familia.

 Dificultad para consolidar una relación de pareja. 7

 Dificultad para integrarse a grupos de pares que aún no han contraído compromisos de
adultos.

 Bajo promedio de escolaridad. El promedio escolar de las madres trabajadoras


adolescentes es el equivalente al tercer año de secundaria, motivo por el cual, les es
difícil encontrar trabajo bien remunerado y competitivo.
Los médicos, enfermeros y otros proveedores de atención médica pueden:

 Instar a las adolescentes a no tener relaciones sexuales.


 Reconocer los LARC como una opción segura y eficaz de anticoncepción de primera
línea para adolescentes, según las pautas clínicas para adolescentes del Colegio
Estadounidense de Obstetricia y Ginecología, y la Academia Americana de Pediatría.
 Ofrecer a las adolescentes una amplia gama de opciones de anticoncepción, incluidos
los LARC, y hablar sobre las ventajas y desventajas de cada una.
 Hacer capacitación sobre cómo colocar y retirar los LARC, tener suministros de estos
dispositivos disponibles y explorar las opciones de financiamiento para cubrir el costo.
 Recordar a las adolescentes que con solo tener un LARC no están protegidas contra
las enfermedades de transmisión sexual y que se debe usar también un condón cada
vez que tengan relaciones sexuales.

Los padres, tutores legales y personas a cargo de adolescentes pueden:

 Consultar con sus planes de seguro de salud acerca de la cobertura de servicios


preventivos. Además, es posible que haya servicios de anticoncepción y consejería
disponibles para las adolescentes sin que tengan que pagar.
 Hablar con las adolescentes acerca del sexo, incluido lo siguiente:
o Instar a las adolescentes a no tener relaciones sexuales.
o Instarlas a usar métodos eficaces de anticoncepción para prevenir el embarazo, y
además usar condones para protegerse contra enfermedades de transmisión sexual.
 Visitar a un proveedor de atención médica con la adolescente para informarse sobre
varios tipos de anticonceptivos, incluidos los LARC.
 Las adolescentes pueden:

 Decidir no tener relaciones sexuales.


 Hablar abiertamente con sus padres o con otro adulto de confianza y preguntar cómo
pueden obtener anticonceptivos si eligen ser sexualmente activas.
 Hablar con un proveedor de atención médica para aprender sobre los tipos de
anticonceptivos más adecuados para ellas, y usar estos y condones correctamente en
cada oportunidad.
Es el acto por el cual un ser humano decide ponerle punto final a su vida, generalmente,
esta decisión límite llega como consecuencia de la vivencia de algún episodio traumático
y que el individuo no logró superar.

Características

L
a distinción entre suicidio consumado e intento suicida no es absoluta, ya que puede
haber intentos de suicido en los que la persona actúe con tanta determinación que
su decisión de matarse sólo se ve frustrada porque es descubierto y se aplican con
éxito medidas de recuperación, mientras que otro intento suicida puede acabar teniendo
un desenlace fatal porque la persona calculó mal sin tener plena intencionalidad de
causarse la muerte.
El comportamiento autodestructivo puede
ser directo, el cual incluye generalmente
ideas suicidas, intentos de suicidio y
suicidio consumado, o indirecto,
caracterizado por exponerse a un riesgo
que compromete la vida sin intención
directa de provocarse la muerte,
generalmente de forma reiterada y a
menudo inconscientemente, con
consecuencias que, en última instancia, pueden ser autodestructivas.

Mecanismos que llevan a una conducta suicida


Los actos suicidas suelen deberse a motivaciones múltiples y complejas. Los principales
factores causales consisten en trastornos mentales (sobre todo depresión), factores
sociales (frustraciones y pérdidas), anomalías de personalidad (impulsividad y
agresividad) y trastornos físicos . A menudo hay un factor que es la gota que desborda el
vaso, generalmente la ruptura de una relación importante.

Suicidio y depresión
La mayoría de los suicidios tienen lugar durante una crisis depresiva.
El suicida siente un dolor emocional que se le hace irresistible, se
siente desesperado, piensa que nada cambiará en el futuro, que no puede contar con
nadie que le dé su apoyo y no ve más salida a su problemas.

Síntomas de la depresión
 Tristeza persistente. Puede romper a llorar sin saber por qué.
 Desesperación, impotencia, sensación de falta de
 Pesimismo y culpa.
 Fatiga o pérdida de interés en actividades ordinarias, incluido el sexo. Falta de
entusiasmo.
 Alteración en los patrones de sueño y alimentación.
 Irritabilidad. Se enfada fácilmente por pequeñas cosas que antes no le molestaban.
 Ansiedad y ataques de pánico.
 Dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones.
 Pensamientos, planes o intentos de suicidio.
 Síntomas físicos persistentes o dolor que no responde a ningún tratamiento.
 Aislamiento. Incapacidad o falta de interés en comunicarse.

Factores de la ocurrencia de suicidio

Suicidio

Existen diversos factores que conllevan al suicidio

 Factores psicológicos: Personalidad impulsiva y con baja tolerancia al fracaso,


dependientes y con expectativas excesivamente ambiciosas o irreales.
 Factores patológicos: Trastornos del ánimo (depresión, enfermedad bipolar, distimia),
trastornos psicóticos, obsesivo-compulsivos, trastorno limítrofe.
 Factores biológicos: Trastorno neuroquímico.
 Factores clínicos: Enfermedad terminal, cirugía reciente sin éxito, dolor no controlado,
tumores (especialmente craneales), deformaciones (especialmente faciales),
amputaciones graves e invalidantes.
 Factores demográficos: edad, sexo, estado civil, ocupación, razas, grupos sociales y
religión.
 Factores etiológicos agudos: Depresión grave, desesperación, pérdida significativa
(muerte, separación, pérdida económica, etc.), interrupción de medicación,
intoxicación por alcohol o drogas.
 Antecedentes familiares: Mayor riesgo cuando hay antecedentes por posible
contaminación psicológica e historial de enfermedad psiquiátrica .

Tratamiento
M
uchas personas que han hecho un intento de suicidio son ingresadas en el
departamento de urgencias de un hospital en estado comatos. Una vez
confirmada la ingestión de un fármaco potencialmente letal, habrá que adoptar las
medidas oportunas para que el paciente elimine el medicamento, evitar su absorción y
acelerar la excreción; así pues, se iniciará un tratamiento sintomático para salvar la vida al
paciente y, de conocerlo, se dará el correspondiente antídoto . Toda persona con lesiones
que comprometan su vida debe ser hospitalizada para tratar las heridas y debe pasar una
evaluación psiquiátrica. La mayoría de los pacientes están suficientemente bien para ser
dados de alta tan pronto como se ha tratado el daño físico, pero a todos ellos se les debe
ofrecer una alternativa de seguimiento.

La evaluación psiquiátrica debe llevarse a cabo lo antes posible. Pasado el intento de


suicidio el paciente puede negar la existencia de problemas, ya que la intensa depresión
que le llevó al suicidio puede ir seguida de una transitoria elevación del estado de ánimo,
un efecto de catarsis que probablemente explica por qué es tan raro repetir un intento de
suicidio inmediatamente después del primero. No obstante, existe un alto riesgo de que
más tarde se llegue a consumar un suicidio, a menos que el paciente resuelva sus
problemas.

Repercusión
Todo acto suicida tiene una notable repercusión emocional sobre todos los implicados.
Médico, familia y amigos quizá sientan culpa, vergüenza y remordimientos por no haber
prevenido la consumación del suicidio, así como rabia hacia el fallecido o hacia otras
personas. No obstante, deben ser conscientes de que no son omniscientes ni
omnipotentes y que el suicidio, a fin de cuentas, era inevitable. El médico puede aportar
una ayuda inestimable a la familia y a los amigos del suicida para manejar sus
sentimientos de culpa y aflicción.

El efecto de un intento de suicidio frustrado es similar. Sin embargo, familiares y amigos


tienen ocasión de elaborar sus sentimientos respondiendo adecuadamente a la demanda
de ayuda de la persona.

Prevención
Se debe tomar en serio cualquier amenaza de suicidio o acto suicida. Algunos intentos de
suicidio o suicidios consumados son una sorpresa para los familiares y allegados, pero en
la mayoría de los casos el individuo había enviado claras señales de advertencia a
parientes, amigos, personal médico o a los voluntarios de algún centro telefónico de
urgencias para prevención de suicidio. La función de estos voluntarios, entrenados
específicamente para su tarea, consiste en intentar que el potencial suicida se identifique,
mantener una conversación, evaluar el riesgo y ofrecer ayuda para los problemas
inmediatos; además, pueden solicitar a terceros (familiares, médicos o policía,) asistencia
urgente en una crisis, así como intentar encauzar a la persona suicida hacia los oportunos
recursos para tratamiento y seguimiento. Este tipo de intervención de ayuda con personas
potencialmente suicidas resulta lógico, pero no hay datos de peso que indiquen que
contribuye a reducir la incidencia de suicidio.

También podría gustarte