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Incendio en la Disco Cromagnón

Escrito por Eduardo D. Alvarez, PE, SFPE


Este incendio es, para Argentina, el más grave desde el punto
de vista de la cantidad de víctimas fatales y lo que sigue es la
documentación del hecho elaborada por el autor en nombre
del NFPA Journal Latinoamericano.
La NFPA no fue invitada a colaborar en la investigación de
este siniestro y el secreto sumarial no permitió tener acceso a
las pericias técnicas efectuadas. La información en la que se
basa este artículo es la disponible a través de diversas
fuentes no oficiales.

Descripción del edificio

El edificio en que se ubica la disco es una construcción de planta baja, un


entrepiso y dos pisos superiores en la que estos últimos son ocupados por un
hotel. La planta baja, a la altura de la calle, es la destinada a la disco (ver
esquema del interior). Tanto el hotel, denominado Central Park 11, como la disco
poseen entradas independientes. La estructura del edificio es de hormigón
armado y los cerramientos están realizados en mampostería de ladrillo.

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El edificio se encuentra en el barrio de Balvanera, en la ciudad de Buenos Aires, a
sólo cincuenta metros de la importante plaza Miserere. Si bien no se encuentra
sobre una avenida, el acceso de los servicios de emergencia es rápido a través de
avenidas cercanas (ver plano de ubicación a continuación).

Recientemente inaugurada el 10 de abril de 2004, la disco presentaba, en su


interior, un entrepiso habilitado para el público, también con estructura de
hormigón armado. Este entrepiso rodeaba al escenario por tres de sus lados y un
parapeto de 1 m de altura servía como baranda de contención. A este entrepiso
se tenía acceso mediante dos escaleras abiertas que descargaban en la planta
baja.
La entrada principal a la disco, se ubicaba sobre la acera y, a través de un
corredor, permitía el acceso a tres puertas dobles que comunicaban con el
interior. Cada puerta poseía un ancho total de 3 m. Existía una segunda salida,
sobre la misma pared del frente del local, que sólo debería utilizarse en caso de
incendio. Esta salida estaba constituida por un portón doble que comunicaba con
la vía pública a través de un corredor. El ancho total del portón era 3 m y el
portón poseía barras antipánico. Tanto las puertas de la entrada principal como el
portón de salida adicional, abrían en sentido de la evacuación.
Sobre el sector central, se ubicaba la pista de baile y, sobre ella, a unos 0,50 m
del techo, una estructura de vigas metálicas reticuladas que servía como soporte
para las luces que iluminaban esta pista. Los conductores de alimentación
eléctrica de estas luces también se encontraban fijados a esta estructura. A fin de
mejorar la estética y ocultar de la vista de los asistentes los conductores y
sistemas de fijación, el conjunto se cubrió con una malla de tejido sintético del
tipo que se utiliza para atemperar la radiación solar en sectores de

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estacionamiento de vehículos. La totalidad de la losa de hormigón armado que
constituía el techo, se encontraba cubierta por un revestimiento acústico formado
por espuma de poliuretano, la cual, según se determinaría luego del incendio, no
poseía características ignífugas. La altura total interna del recinto era de unos 8
m y, para los recitales en vivo, se utilizaba un escenario y un vallado que lo
separaba del público. La cabina de control de sonido y luces, se ubicaba opuesta
al citado escenario y sobre el entrepiso.
El local poseía una red de agua contra incendio con gabinetes de incendio y
mangueras. La alimentación de esta red la constituía un tanque elevado de unos
40.000 litros de capacidad ubicado a aproximadamente 15 m de altura. También
se encontraban instalados detectores de humo distribuidos bajo el techo del local,
bajo la estructura metálica reticulada sobre la pista de baile y en el resto de las
dependencias de la disco. Se totalizaban aproximadamente cincuenta detectores
y el panel de control del sistema se ubicaba en el interior de la cabina de control
de sonido y de luces.
Las salidas poseían señalización mediante carteles iluminados internamente con
alimentación de baterías. La legislación local no exige que este tipo de carteles se
mantengan permanentemente encendidos y, según numerosos testigos, esta
señalización luminosa no se encendió automáticamente ante la interrupción de la
energía eléctrica. El local aparentemente no tenía otro tipo de iluminación de
emergencia.
La habilitación municipal de la disco permitía una capacidad de 1.037 personas,
calculada, según la legislación local, a razón de una persona por metro cuadrado
de superficie ocupada por el público. Lamentablemente, no existen medios
eficaces para comprobar que se respeta esta capacidad una vez que se expide la
habilitación por lo que la decisión sobre permitir el ingreso de más personas
queda bajo la responsabilidad de los propietarios o administradores de cada local
habilitado. Las estimaciones más conservadoras indican que, la noche del 30 de
diciembre, la disco tenía una ocupación de más de 3.000 personas.

El incendio

En Argentina es frecuente el uso de pirotecnia en conciertos de rock, aun en


locales cerrados como el descrito. Debido a esta costumbre y reconociendo el
riesgo implicado por la aglomeración de personas, antes del concierto se dieron
varios avisos de prevención solicitando al público que no utilizaran fuegos
artificiales. De acuerdo con varios testigos presenciales, estos avisos fueron
recibidos con burlas por parte del público. Incluso, el cantante del conjunto de
rock reiteró este pedido antes de comenzar el espectáculo.
No obstante, apenas unos minutos después de comenzado el concierto, alguien
encendió un fuego artificial que arroja tres fragmentos incandescentes que, luego
de elevarse en el aire varios metros, estallan con estruendo. Este elemento es de
venta libre y algunas versiones de testigos indican que habría sido arrojado por
un niño de unos diez años de edad que se encontraba sobre los hombros de su
padre. Otras versiones señalan a un grupo de jóvenes como autores del

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encendido de este elemento.

De acuerdo con estos mismos testigos, uno de los fragmentos incandescentes


impacta en la malla de tejido sintético sobre la pista de baile y la enciende. El
fuego así iniciado se propaga rápidamente a toda la malla sintética y enciende, a
su vez, el recubrimiento acústico de espuma de poliuretano el cual comienza a
arder generando productos de combustión, destacándose el ácido cianhídrico
propio de la descomposición pirolítica de estos materiales. La presencia de ácido
cianhídrico ha sido identificada como la causa principal de las muertes ocurridas
en este siniestro.

Al hacerse notorio el incendio, los ocupantes intentan abandonar el local


dirigiéndose a las puertas principales de ingreso. De las tres puertas dobles
existentes en el acceso principal, sólo una puerta se encontraba abierta,
permaneciendo las otras dos cerradas para facilitar el control del ingreso de
público. Otros ocupantes se dirigen a la segunda salida, pero su barra antipánico

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se encontraba inhabilitada con alambres y la puerta estaba cerrada con cerrojo y
candado. Los bomberos tuvieron cierta dificultad en abrir esta segunda puerta
encontrando detrás de ella una gran cantidad de muertos.

La interrupción de la energía eléctrica a los pocos minutos de iniciado el incendio,


junto con la ausencia de iluminación de emergencia y de señalización luminosa de
las salidas, condujo a que el proceso de evacuación fuera confuso, agravado por
la concentración de gases tóxicos en constante aumento. En la oscuridad, algunas
personas se arrojaban desde el entrepiso hacia la planta baja mientras otras
lograban alcanzar la salida y eran auxiliadas por vecinos del lugar o por otros
ocupantes que habían conseguido salir antes de verse afectados por los productos
tóxicos de la combustión.
El incendio se habría iniciado alrededor de las 22:45. A los pocos minutos llegó la
primera unidad de bomberos y unos minutos más tarde la primera ambulancia. El
fuego fue extinguido por los bomberos aproximadamente a los treinta minutos de
haberse iniciado. El total de víctimas fatales fue 193. En los centros asistenciales
fueron atendidas cerca de 900 personas, ciento once de la cuales fallecieron
durante su internación a lo largo de los días subsiguientes al incendio. Un 35% de
las víctimas eran menores de 18 años de edad y entre ellos se encontraban tres
niños de cuatro, seis y diez años y un bebé de diez meses. Estos niños fueron
llevados por sus padres al concierto.

Análisis normativo

Aunque no es el objetivo de esta nota revisar la normativa local, debemos


mencionar que parece obvio que algunas de las normas locales no se estarían
cumpliendo en la disco afectada por el incendio. Entre éstas se encuentran la
ordenanza 34.421 del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que prohíbe el uso
de pirotecnia en locales cerrados y la ordenanza 24.654, que prohíbe la presencia
de menores de 18 años en los horarios en que se efectuaba el recital. El local
estaría cumpliendo con la ordenanza 50.250 respecto de contar con gabinetes de
incendio y sistema de detección.

El NFPA 101, Código de Seguridad Humana, no es exigido en Argentina, sin


embargo, siendo éste el código de referencia más importante de la NFPA y el más
utilizado en miles de proyectos arquitectónicos en el mundo, hemos elaborado un
análisis de este edificio de acuerdo con este código. Los requisitos resultantes de
la aplicación de este Código son los siguientes:
• La disco debería estar protegida mediante un sistema de rociadores
automáticos. Los rociadores automáticos han demostrado, a lo largo de décadas
de experiencia, ser una excelente medida de protección para la vida. Actualmente
el Código de Edificación de la Ciudad de Buenos Aires no exige la instalación de
un sistema de rociadores, pero una revisión de dicho Código de Edificación, que
entrará en vigencia próximamente, obligará a todas los nuevos night-clubs y
discotecas de más de 600 m2 de superficie, a poseer estos sistemas.

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• La capacidad del recinto, calculada con los criterios de este Código, sería de
alrededor de 1.950 personas. Esta capacidad no debería excederse y el Código
exige, también, que la capacidad máxima permitida se encuentre en un cartel
visible. Como se comentó anteriormente, se estima que esa noche, la ocupación
del local superaba las 3.000 personas y fue otro de los factores que influyeron en
la gran cantidad de víctimas fatales. No habría ninguna indicación de la capacidad
máxima del recinto.
• Considerando la cifra anterior de 1.950 personas, el Código exige cuatro
salidas. Asimismo, la separación entre las salidas más alejadas debía ser, como
mínimo, 23 m. La disco sólo poseía dos salidas y, por estar sobre la misma
fachada del edificio, la separación entre ellas era de apenas unos 10 m. El hecho
que estas salidas no estén suficientemente distanciadas una de otra, aumenta las
posibilidades de que un mismo incendio afecte a ambas salidas simultáneamente.
• Las dos salidas existentes brindaban una capacidad de evacuación de 2.353
personas. Es decir, si se hubiera respetado la ocupación máxima, las salidas, de
haber estado abiertas, hubieran sido suficientes.
• El Código fija el recorrido máximo desde cualquier punto ocupado hasta la
salida más cercana. De esta forma se ofrece una razonable garantía de que toda
persona será capaz de evacuar el local. Para los lugares de reunión, este
recorrido máximo debe ser menor a 61 m. En el local analizado, las distancias
máximas hasta las salidas (considerando éstas las puertas sobre la vía pública) se
estiman entre 60 y 80 m.
• Los revestimientos interiores, tal el caso del revestimiento acústico de espuma
de poliuretano bajo el techo de la disco, deben, de acuerdo con el Código, poseer
un factor de propagación de llama no mayor a 75. El revestimiento interior del
local incendiado, muy posiblemente no cumplía con este requisito y
probablemente nunca habría sido ensayado para determinar su comportamiento
ante el fuego.
• El Código prohíbe la utilización de pirotecnia en los locales de reunión. Como se
comentó, el uso de fuegos artificiales se constituyó como la causa del incendio.
• El Código también exige la existencia de guías de evacuación entrenados a
razón de uno por cada 250 ocupantes. El local analizado no poseía este personal
entrenado y, generalmente, el personal que atiende los bares o que controla el
ingreso es personal temporario, por lo que su conocimiento del local podría ser
escaso.
• Las salidas deben encontrarse señalizadas mediante carteles luminosos que se
mantengan encendidos durante el tiempo en que el edificio esté ocupado.
Asimismo, el Código requiere que las salidas deben estar iluminadas durante ese
mismo período. Según los testigos, los carteles existían pero no se encontraban
iluminados y ni estos carteles ni ninguna otra luz se habría encendido al
interrumpirse el suministro eléctrico. Es decir, que la evacuación se realizó en un
lugar con gran ocupación, a oscuras y sin luces que indicaran hacia adónde
debían dirigirse los evacuantes. Una condición de este tipo es peligrosa en sí
misma y, en el caso de la disco analizada, se encontraba agravada por la
concentración en aumento de gases tóxicos.

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Conclusiones
Resulta difícil determinar la importancia relativa de los factores que condujeron a
la gran pérdida de vidas en este incendio. Sin establecer, por lo tanto, un orden
de prioridad, estos factores serían:
– La excesiva carga de ocupación
- El uso de pirotecnia en un local cerrado
- Las salidas cerradas
- La existencia del revestimiento acústico de espuma de
poliuretano
- La ausencia de un sistema de rociadores automáticos

Nótese que excepto los rociadores y el revestimiento acústico, el resto de las


condiciones poseía algún tipo de reglamentación local y, además, son temas de
sentido común. Los mensajes de prevención anunciados antes del concierto
constituyen un reconocimiento de los riesgos existentes. Nuevamente nos
encontramos que no se trata solamente de mejorar las normas o códigos
aplicables, sino de crear una conciencia social respecto del incendio. Entender que
si bien presenta una ocurrencia poco frecuente, los daños que produce son muy
graves y que la utilización de las normas NFPA como complemento de las
reglamentaciones locales ofrece mayores garantías para alcanzar niveles
razonables de protección de vidas y bienes.
El ingeniero Eduardo D. Álvarez, SFPE, es director regional de
IFSC del Cono Sur en Buenos Aires, Argentina, consultora de ingeniería de protección contra incendios. Es
instructor titular de la NFPA 101 para Latinoamérica, miembro de la junta directiva de la Sección
Latinoamericana de la NFPA y Vicepresidente II del Capítulo Argentina de la NFPA.

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