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46 19 de noviembre de 2019
Introducción
Guardar”, del gr. “tereo” que sig.: Custodiar, conservar, proteger, guardar. “Vuestro ser”, lo que
somos, individuos tripartitos; nuestro ser involucra el espíritu, alma y cuerpo. Así que este texto nos
dice que debemos santificar el espíritu, el alma y el cuerpo; No sólo lo de adentro como algunos dicen.
b) Cuando el hombre recibe a Cristo su espíritu es regenerado, Sal.51:10. Así que los que tenemos
un espíritu renovado debemos guardarlo.
1. No dejemos que lo malo adquiera dominio de nuestro espíritu, pues se convertirá en una
cualidad de nuestro carácter. Ej. Si permitimos que el orgullo nos domine, entonces
tendremos altivez de espíritu, un espíritu rebelde, Sal. 106:33.
2. Nuestro espíritu no puede vivir de sí mismo, por eso debemos vitalizarlo constantemente con
el Espíritu de Dios, Sal.42:1. Es por esto que el cristiano debe tener comunión con Dios
constantemente a través de la oración y la lectura de su Palabra.
II. GUARDEMOS NUESTRA ALMA.
a) La palabra alma en hebreo es “nefesh” y en griego es “psiqué”. Sus constituyentes son: el
intelecto, el sentimiento y la voluntad. Esto quiere decir que porque tenemos un alma somos
seres pensantes, podemos expresar nuestros sentimientos y podemos tomar decisiones. A
diferencia de los animales que tienen un alma mortal e irracional.
b) Cuando decimos que debemos cuidar nuestra alma, queremos decir que debemos cuidar lo que
pensamos, lo que sentimos y lo que hagamos. Sí, porque todos somos responsables de lo que
pensamos, de lo que sentimos y de lo que hacemos.
b) Hay que evitar toda clase de tatuajes. Un tatuaje es un rasguño profundo en la piel que se hace
para colocarle tinta. El término tatuaje viene del idioma polinesio “tatau” que significa “cortar”
o “herir”. La Palabra de Dios nos prohíbe esta práctica en Lv. 19:28. Con la intención de que el
texto quede más claro citaremos dos Traducciones más: “No haréis cortes en vuestra carne por
los muertos; ni os haréis tatuajes. Yo Jehová”. (Biblia de Jerusalén). “No haréis corte en vuestra
carne por causa de muerto; ni imprimirás en vuestra carne dibujo alguno hecho a punzón. Yo
Jehová”. (Biblia Versión Moderna).
Debemos hacer conciencia en nuestra familia para que cuiden su cuerpo, lo respeten, lo valoren
y lo santifiquen en el Señor, 1 Co.3:16-17.
Conclusión
Como resumen de lo antes mencionado podemos decir que el espíritu nos permite tener
comunión con Dios; el alma nos permite tener conciencia de nosotros mismos, y el cuerpo nos permite
tener contacto con el mundo exterior, y que los tres elementos del hombre deben ser guardados para
la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Lección No.46 20 de noviembre de 2019
EL AMOR FRATERNAL
Introducción
Juan es conocido como el apóstol del amor debido a que en sus escritos subraya el amor de Dios
hacia el hombre y el amor entre hermanos. Tal vez, para algunos este tema suene muy repetitivo, y es
verdad que constantemente se habla sobre esto, pero todo sería diferente si todos entendiéramos este
mensaje. Atendamos este mensaje y pongámoslo por obra.
b) El que es hijo de Dios amará a su hermano porque sabe que el amor fraternal es un mandamiento
de Dios, v.11; 1 Jn.4.21. Al leer estos textos es inevitable recordar las palabras que Jesús dijo a
sus discípulos en Jn. 13:34,35.
c) En el v.12 el apóstol nos pone de ejemplo a Caín quien aparentemente quiso adorar a Dios, pero
al matar a su hermano hizo patente que no era de Dios, sino del diablo, Jn.8:44. Podemos
entender ahora por qué el mundo nos aborrece: porque ellos son del diablo, mientras nosotros
somos de Dios. Pero entonces, ¿por qué muchos no aman a los hermanos? Porque, aunque
lleguen al templo, no son hijos de Dios.
II. EL AMOR FRATERNAL ES UNA PRUEBA DEL NUEVO NACIMIENTO, vers. 14,15.
a) El que no ama a su hermano permanece en muerte, v.14. Lo natural en el hombre incrédulo es
el egoísmo, el odio, las calumnias, pero cuando en el hombre se lleva a cabo el nuevo nacimiento
todo eso muere, y ahora es el amor a los hermanos el que fluye. No tiene por qué fingir, no tiene
por qué esforzarse; ¡no!; es el Espíritu Santo el que le da el poder para vivir en amor con sus
hermanos en Cristo. El amor a los demás es una prueba de que ha superado esa naturaleza
egoísta, 1 Jn.2:9-11; 4:7.
Por eso debemos perseverar en el amor cristiano y la paz con todos nuestros hermanos, y si en
alguna ocasión se produce alguna ruptura debemos tener una reconciliación inmediata, porque
mientras esto no se haga estamos indispuestos a tener comunión con Dios.
b) De hecho y en verdad, vers. 17,18. “El verdadero amor es un acto, no un sentimiento. Produce
dedicación abnegada y desprendida. El mayor acto de amor que cualquiera pueda hacer es
entregarse por los demás”. (D.V.) (Stg.2:15,16) Así lo hicieron los primeros cristianos; dice la
Palabra de Dios que todos los que habían creído estaban juntos, Hch.2:44,45. Eso significa que
estaban unidos, y la unidad sólo puede darse cuando hay un amor sincero, verdadero y sin
fingimiento. Compartían sus bienes entre sí, pero debemos destacar que no lo hacían por
obligación, sino porque los impulsaba el amor que se tenían, el amor fraternal. Una persona
egoísta nunca hará tal cosa.
Nosotros también debemos perseverar en el amor fraternal, ya que por falta del amor fraternal
hay pleitos, envidias y divisiones en las iglesias.
Conclusión
Si somos hijos de Dios, debemos amar a los demás hijos de Dios. Es necesario que, en caso de
haber resentimientos entre nosotros, los hagamos a un lado, y de esa manera demostremos que hemos
nacido de nuevo. Por otro lado, tal vez no hayan resentimientos y tú digas: “yo amo a mi hermano”.
Pero ¿cómo has demostrado ese amor a tu hermano?