Está en la página 1de 5

Violaciones de los derechos humanos

de la dictadura militar (Chile)

Las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar en Chile son
aquellos crímenes contra la humanidad que tuvieron lugar durante la dictadura cívico-
militar liderada por el general Augusto Pinochet, la cual se extendió entre el 11 de
septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990.
Durante este período, efectivos de las tres ramas de las FF.AA., funcionarios
de Carabineros y agentes de civil miembros de las policías secretas de la dictadura
(la DINA y la CNI) efectuaron una política sistemática, prolongada y masificada
de persecución, encarcelamiento, secuestro, tortura, asesinato, desaparición forzada y
en última instancia el exterminio de opositores políticos a la dictadura. Con el fin de
ocultar o desligarse de la responsabilidad de dichos crímenes, el régimen recurrió
sistemáticamente a estrategias como la creación de falsos enfrentamientos,
la censura y la desinformación.
De acuerdo a los informes de la Comisión de Verdad y Reconciliación, la Corporación
Nacional de Reparación y Reconciliación, y la Comisión Nacional sobre Prisión Política
y Tortura, la cifra oficial de víctimas directas ascendería a 31 686 personas, de las
cuales 28 459 casos fueron víctimas de tortura y 3 227 casos fueron víctimas ejecutadas
o desaparecidas (con 2 125 casos de víctimas muertas y 1 102 desaparecidas).
Además, unas 200 000 personas habrían sufrido el exilio y un número indeterminado
habría pasado por centros clandestinos de detención y tortura. Las cifras varían mucho
y siguen siendo solo un punto de referencia cuestionable.
Bajo los informes de las comisiones, no es posible aclarar si los casos de víctimas de
detenidos desaparecidos corresponden efectivamente a casos de víctimas con
resultado de muerte, porque en la mayoría de estos casos, no es posible encontrar los
cuerpos para comprobar este hecho.
Contexto histórico

Bombardeo del Palacio de La Moneda durante el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

El 11 de septiembre de 1973, un golpe de Estado al mando de los comandantes en jefe


de las Fuerzas Armadas terminó con el gobierno constitucional del presidente Salvador
Allende, el que enfrentaba una grave crisis económica y política. Unidades blindadas y
de infantería del Ejército atacaron diversos edificios gubernamentales, incluyendo
el Palacio de La Moneda, sede del Poder Ejecutivo, el cual fue bombardeado por
aviones de la Fuerza Aérea. Tras el bombardeo de la sede presidencial y la inminente
victoria de las unidades golpistas, Allende se suicidó12 y la resistencia en el Palacio fue
neutralizada.

Buque Escuela Esmeralda, utilizado como centro de detención y torturas en 1973.

Ministros de gobierno y colaboradores cercanos al Presidente fueron detenidos y


llevados a centros ilegales de detención. Inmediatamente al Golpe de Estado se declaró
el toque de queda en todo el territorio nacional a partir de las 15:00 del 11 de septiembre
de 1973. Se silenciaron todos los medios de comunicación favorables al gobierno de
Allende, incluyendo las radios Portales, Magallanes y Corporación, y los diarios El
Clarín, El Siglo, Puro Chile; varios de éstos medios fueron allanados y sus prensas
destruidas. En las zonas rurales se detuvo a muchos dirigentes de la Reforma Agraria,
muchos de los cuales fueron ejecutados en el lugar de detención.
El 12 de septiembre, por medio del bando militar n.° 5, las Fuerzas Armadas y de Orden
declararon unilateralmente un «estado de guerra interna» en Chile. Se declaró ilegal y
proscrito a los partidos Comunista, Socialista y las demás organizaciones de izquierda,
mientras partidos de centro y derecha como los partidos Nacional, Demócrata
Cristiano y Radical fueron suspendidos cuando se disolvió el Congreso Nacional.
También fue disuelto el Tribunal Constitucional, los registros electorales fueron
quemados y se ordenó el cese de funciones de alcaldes, regidores y rectores de las
universidades públicas. Los militares llamaron a la población a denunciar a los líderes y
adherentes de la Unidad Popular como «traidores a la Patria».
Se llamó a aquellos que tuvieran cargos y representatividades de grupos sociales a
entregarse a las comisarías para regularizar su situación. Se detuvieron a miles de
personas, muchas de las cuales fueron conducidas a diversos puntos como el Estadio
Chile, el Estadio Nacional y el buque escuela Esmeralda, donde fueron detenidos y, en
algunos casos, ejecutados, como fue el caso del cantautor Víctor Jara. Poblaciones
como La Legua, La Victoria y La Bandera fueron allanadas y sus pobladores detenidos
en masa.
Miles de personas fueron detenidas a lo largo de todo el país durante los primeros días
de la dictadura, sin importar clase social, género, ocupación, estado civil o edad. Según
datos de Amnistía Internacional y la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas a diciembre de 1973, por motivos políticos, habían sido detenidas cerca de 250
000 personas, es decir, el 2,7% de la población chilena.
Ante la gran cantidad de denuncias y la inexistencia de instancias formales, en octubre
de 1973 se crea el Comité de Cooperación para la Paz en Chile con la participación de
las iglesias católica, luterana, ortodoxa y evangélica y la comunidad judía, para realizar
una acción ecuménica de ayuda a las personas y familias afectadas.
En junio de 1974, la Junta Militar de Gobierno creó oficialmente la Dirección de
Inteligencia Nacional (DINA), a cargo del teniente coronel de ingenieros Manuel
Contreras. El proyecto fue aprobado por la Comunidad de Inteligencia, con el voto en
contra del Jefe de Inteligencia de Carabineros de la época, General Germán Segundo
Campos Vásquez, quien desaprobó el proyecto porque creaba una entidad ajena a todo
control institucional, a las órdenes y mando directo del General Augusto Pinochet.

Violaciones de derechos humanos como política de


Estado
Las violaciones de los derechos humanos fueron una práctica sistemática durante
la dictadura militar, la cual fue posible dada la concentración de distintos poderes del
Estado en manos de la Junta Militar de Gobierno, la renuncia del poder judicial a
algunas de sus funciones, a la creación de organismos represivos (DINA y CNI) y a la
ausencia de libertad de prensa. De acuerdo a la Comisión Valech:
... la prisión política y la tortura constituyeron una política de estado del Régimen Militar, definida
e impulsada por las autoridades políticas de la época, el que para su diseño y ejecución movilizó
personal y recursos de diversos organismos públicos, y dictó decretos leyes y luego leyes que
ampararon tales conductas represivas. Y en esto contó con el apoyo, explícito algunas veces y
casi siempre implícito, del único Poder del Estado que no fue parte integrante de ese régimen: la
judicatura.
Síntesis del Informe Valech, pág. 12

Detenidos desaparecidos
Desde el mismo día del golpe, las autoridades militares comenzaron una masiva
detención de adherentes y autoridades del gobierno de la Unidad Popular. Algunos de
estos detenidos fueron ejecutados para luego hacer desaparecer sus cuerpos. De
acuerdo a la Comisión de Verdad y Reconciliación en Chile se practicaron dos
mecanismos de desaparición forzada de personas:
Una que prevaleció en los meses inmediatamente posteriores al 11 de septiembre de 1973. Las
detenciones al parecer fueron practicadas, en distintos puntos del país, por diversas unidades de
uniformados, a veces acompañados de civiles. En el fondo, consistieron en una ejecución
sumaria o asesinato de la víctima, disponiéndose luego del cadáver (por lo común lanzándolo a
un río o enterrándolo clandestinamente) todo ello seguido de negación de los hechos o de la
entrega de versiones falsas. La desaparición en estos casos es más bien un modo de ocultar o
encubrir los crímenes cometidos, antes que el resultado de acciones sujetas a una coordinación
central que tuvieran por objeto eliminar a categorías predeterminadas de personas.
La segunda forma de "desapariciones" fue practicada principalmente entre los años 1974 y 1977,
siendo responsable principal, pero no única, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). En el
conjunto de esos casos sí ha podido convencerse la Comisión de que había detrás una voluntad
de exterminio, dirigida sistemáticamente y por motivaciones políticas, en contra de ciertas
categorías de personas.

En la actualidad el número de Detenidos Desaparecidos se estima en 1 248 personas,


cuyos restos aún no han sido localizados, 127 de los cuales tenían ciudadanía
extranjera, 79 eran mapuches y 54 eran menores de edad al momento de la detención.
En 2001 el presidente Ricardo Lagos declaró que el gobierno hizo llegar a los tribunales
180 casos de detenidos desaparecidos, que fueron arrojados al mar, ríos, lagos, de los
cuales 130 estarían perdidos parcialmente, los otros estarían en una fosa clandestina
dentro de la capital.

Métodos de tortura

Durante los 17 años que duró la dictadura militar en Chile se hizo uso habitual de
la tortura hacia los prisioneros políticos, como medio de conseguir información,
someter psicológicamente y castigar a los prisioneros. Estas prácticas fueron llevadas
a cabo por las Fuerzas Armadas y de Orden, y por los organismos de seguridad (DINA y
CNI). De hecho, el 94 % de los ex prisioneros entrevistados por la comisión Valech,
señaló haber sufrido torturas por parte de sus captores.
Entre las torturas más comunes se cuentan:

1. Golpizas reiteradas: Uno de los métodos de tortura más comunes que aplicaba
los organismos represivos, era el de propinar brutales y reiteradas golpizas a
los detenidos, muchas veces estas palizas consistían en puñetazos, patadas,
saltos sobre el estómago, golpes en la planta de los pies, etcétera.
2. Lesiones corporales provocadas: Los captores sometían a los prisioneros a
cortes y fracturas con corvos, yataganes, alicates, cuchillos, etcétera. Cabe
decir que hay testimonios por parte de ex víctimas de prisión política y torturas,
que a los presos políticos más reacios a confesar eran recostados en el suelo
mientras un vehículo pasaba por encima de sus piernas rompiéndolas al
instante.
3. Colgamientos: suspensión de las extremidades por varias horas e incluso
jornadas enteras, generándose así cuadros
de dislocaciones, fracturas, Entumecimiento y múltiples secuelas físicas a raíz
de dicho vejamen.
4. Aplicación de electricidad: más conocido como la parrilla, que consistía en
maniatar a las víctimas en una camilla metálica mientras se le insertaban
electrodos en los testículos a los varones, mientras que a las mujeres se le
insertaban en los labios vaginales, clítoris y/o pezones, aunque también se
podía aplicar electricidad en la dentadura, orejas y/o labios.
5. Amenazas y tortura psicológica contra detenidos y sus cercanos: era usual que
durante los interrogatorios los agentes represivos amenazaran a los detenidos
con asesinar, secuestrar y/o torturar a familiares, cónyuges y/o parejas, hijos,
etcétera.
6. Simulacros de fusilamiento.
7. Humillaciones y vejámenes: para quebrar a las víctimas durante los
interrogatorios se obligaba a los prisioneros a desnudarse frente a sus
captores, a ser orinado por terceros, a ingerir excrementos o comida en
descomposición, la prohibición estricta de asearse y diversos tipos de
vejámenes que derrumbase la resistencia emocional de los presos políticos.
8. Desnudamientos: en muchos casos se les dejaba desnudo a la intemperie
durante el día hasta provocar serias quemaduras por el sol, y enfriamientos por
la noche.
9. Violaciones y abusos sexuales: Especialmente hacia las mujeres, muchas de
ellas denuncian haber sido sometidas a tocaciones, amenazas de agresión
sexual, y en los peores casos a violación (muchas veces de manera reiterada).
10. Confinamiento en condiciones infrahumanas: privación de alimentos y de
condiciones dignas de vida (sanitarias e higiénicas), prohibición de asearse,
etcétera.
11. Privación de sueño.
12. Privación de alimentos y líquidos: por extensos períodos de tiempo, llegando
incluso algunos prisioneros a entrar en un estado de inanición o deshidratación
que los llevaba al borde de la muerte.
13. Asfixia y/o ahogamiento : consistía en que durante los interrogatorios los
detenidos eran sometidos al submarino seco, que es cuando al prisionero se le
ponía una capucha o funda plástica que le impidiera respirar, y así empezaba a
ahogarse, y la otra versión llamado submarino mojado, consistía en someter y
maniatar al detenido e introducirle la cabeza en un tanque con agua sucia, orina
entre otros líquidos y sustancias insalubres.
Además, se les hacía como presenciar fusilamientos, torturas y vejámenes de otros
prisioneros o familiares.
En ese momento no sabía dónde estaba. Nos llevaban en camiones frigoríficos, amarrados,
vendados, con capuchas. Nos hacían bajar escalones y, a mí me dejaron en una celda. Los
interrogatorios empezaban muy temprano... me golpearon y aplicaron todas las formas de
tormento: Golpes, corriente eléctrica, quemaduras con cera, cigarrillos; en un brazo aún tengo
las marcas. Les dije que estaba embarazada, pero la verdad a ellos no les importó, al contrario.
Me golpeaban con una fusta en el bajo vientre, para que perdiera mi guagua. Al tercer o cuarto
día, comenzaron a violarme... varias veces me violaron y aplicaron corriente en la parrilla
eléctrica...

También podría gustarte