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SALA PENAL - TRIBUNAL SUPERIOR

Protocolo de Sentencias
Nº Resolución: 610
Año: 2015 Tomo: 15 Folio: 4488-4493

EXPEDIENTE: 814918 - MAIDANA, MANUEL ANTONIO - CAUSA CON IMPUTADOS

SENTENCIA NÚMERO: SEISCIENTOS DIEZ

En la Ciudad de Córdoba, a los veintiocho días del mes de diciembre de dos mil quince,

siendo las once horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal del Tribunal Superior

de Justicia, presidida por la señora Vocal doctora Aída Tarditti, con asistencia de los señores

Vocales doctores Sebastián Cruz López Peña y María Marta Cáceres de Bollati, a los fines de

dictar sentencia en los autos caratulados “Maidana, Manuel Antonio p.s.a. estafa procesal

en tentativa –Recurso de Casación-” (Expte SAC nº 814918), con motivo del recurso de

casación interpuesto por el Dr. Rosendo Montero, defensor del imputado Manuel Antonio

Maidana, contra el auto interlocutorio de fecha dieciocho de mayo de dos mil quince, dictado

por la Excma. Cámara en lo Criminal de Séptima Nominación de esta ciudad.

Abierto el acto por la Sra. Presidente se informa que las cuestiones a resolver son las

siguientes:

1°) ¿Resulta indebidamente fundado el auto interlocutorio cuestionado en cuanto afirma que

no se verifica en autos una doble persecución penal en contra del imputado Maidana por un

mismo hecho por el que ya fue absuelto?

2°) ¿Qué resolución corresponde adoptar?

Los señores Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dres. Aída Tarditti, Sebastián

Cruz López Peña y María Marta Cáceres de Bollati.

A LA PRIMERA CUESTIÓN

La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:

I. Por auto interlocutorio de fecha dieciocho de mayo de dos mil quince, la Excma. Cámara

Séptima del Crimen de esta ciudad dispuso: “ I) Rechazar el planteo de excepción de falta de

acción y el consiguiente pedido de sobreseimiento impetrado por el abogado Rosendo

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Montero en defensa de su pupilo procesal Manuel Antonio Maidana por improcedente, con

costas (arts. 366, 370 a contrario sensu, 550 y 551 del CPP)” (fs. 5825 vta.).

II. El Dr. Rosendo Montero, por la defensa técnica de Manuel Antonio Maidana, interpone

recurso de casación contra la mencionada resolución (fs. 5837/5841), e invocando el motivo

formal denuncia la inobservancia de las normas que el código de rito establece bajo pena de

nulidad absoluta por violación a los principios de la sana crítica racional, razón suficiente y no

contradicción.

Considera que la resolución puesta en crisis contiene una fundamentación aparente que la

torna inválida como acto jurisdiccional.

Sostiene que en virtud de que la Sala Primera de la Cámara Nacional de Casación Penal

resolvió con fecha 28/11/2014 absolver a su asistido en los autos caratulados “Cima, Luis

Bernardo; Maidana o Manubens Calvet, Manuel Antonio s/recurso de casación”, presentó

una excepción de falta de acción en la presente pues entiende que ambos hechos resultan

objetivamente iguales, o que en su caso existe entre ellos una vinculación directa e inmediata

que podría ocasionar que en sede provincial se dicte una sentencia contradictoria.

Luego de mencionar los motivos por los cuales el tribunal a quo rechazó la excepción

articulada, alega que si bien resulta cierto que el auto interlocutorio atacado no integra el

elenco de resoluciones que pueden ser impugnables en casación, considera que la misma

resulta equiparable a tal en virtud de sus efectos, ya que genera un gravamen de imposible o

muy dificultosa reparación ulterior.

En esa inteligencia subraya que el perjuicio actual, inminente y directo que se cierne sobre su

asistido consiste en que puede convertirse en objeto de persecución ante la justicia provincial

cuando en el restante proceso, la Cámara Nacional de Casación Penal entendió que al

investigar su identidad Maidana no había actuado con dolo, extremo este que –enfatiza- no

podrá ser sorteado por el tribunal de juicio sin riesgo de caer en contradicciones.

Añade que una intelección amplia de la garantía en tratamiento conduce a que se admita como

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parte integrante de la misma no sólo a la imposibilidad de que tenga lugar un nuevo

juzgamiento respecto de similares hechos contenidos en la acusación, sino también a la

prohibición de llevar adelante un segundo proceso por ellos, ya sea que el acusado haya

sufrido o no pena, o haya sido o no condenado. Cita doctrina judicial que a su modo de ver

avala su posición.

Arguye además, que media en el caso una cuestión federal bastante y un agravio de tal

magnitud que por las circunstancias que lo condicionan podría resultar frustratorio de

principios y garantías de raigambre constitucional.

Bajo el acápite “fundamentación del agravio”, critica de manera liminar que el a quo haya

considerado para desechar su planteo que la resolución absolutoria de la Cámara de Casación

Penal no se encuentra firme. Ello así, porque cuando ello ocurra se denunciará esa

circunstancia al tribunal de juicio el que deberá resolver sobre la excepción planteada

“cuando la misma pase en autoridad de cosa juzgada, a los fines de que no se dicte una

sentencia contradictoria con aquella” (fs. 5840).

Seguidamente postula que, en sustancia, existe identidad de objeto entre ambos hechos al

igual que en lo tocante a su elemento subjetivo, como consecuencia de lo cual, razona, ambos

procesos no pueden escindirse pues los documentos públicos o privados presentados en el

sucesorio tienen como primera finalidad acreditar que Maidana es heredero forzoso de

Manubens Calvet, extremo este que se prueba a su vez mediante la documentación que tiende

a acreditar la identidad de las personas.

En vista de lo anterior, resalta que si un tribunal declaró que no existía dolo en lo tocante al

delito de falsedad ideológica agravada -por tratarse de documentos destinados a acreditar la

identidad de las personas- sosteniendo que Maidana sólo quiso saber quién era, menos podría

otro tribunal condenarlo cuando lo que pretende saber en sede provincial es si el mismo es o

no heredero de Manubens Calvet.

Concluye sosteniendo, que si el a quo hubiese valorado la sentencia absolutoria mencionada y

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los hechos tomados en su conjunto hubiese hecho lugar a la excepción planteada por

afectación del principio del non bis in idem.

Hace reserva de caso federal.

III.1. En forma preliminar, corresponde destacar que el art. 443 CPP, en tanto prescribe que "

las resoluciones judiciales serán recurribles sólo por los medios y en los casos expresamente

establecidos", consagra el principio de taxatividad, según el cual los recursos proceden en

los casos expresamente previstos. De tal modo, si la resolución que se ataca no está captada

como objeto impugnable dentro del elenco consagrado por la ley adjetiva, el recurso es

formalmente improcedente, salvo que se introduzca dentro de la vía recursiva, el

cuestionamiento de la constitucionalidad de las reglas limitativas a los efectos de remover

tales obstáculos (TSJ, Sala Penal, "Dela Rubia", A. nº 39, 8/5/1996; "Legnani"; A. n° 118,

7/4/1999; más recientemente, "Suárez", A. nº 112, 13/6/2008; "Gonzalo", A. nº 195,

9/9/2009;"Pilleri", A. nº 4, 9/2/2010, entre muchos otros).

En lo que al recurso de casación se refiere, el Código Procesal Penal limita las resoluciones

recurribles en casación a las sentencias definitivas y a los autos que pongan fin a la pena, o

que hagan imposible que continúe, o que denieguen la extinción, conmutación o suspensión

de la pena (art. 469) y a los autos que resuelven los incidentes de la ejecución de las penas

(art. 502).

A partir de dicho marco normativo, se ha interpretado que sentencia definitiva es la última

que se puede dictar sobre el fondo del asunto y que, a los fines de esta vía recursiva, lo son la

sentencia de sobreseimiento confirmada por la Cámara de Acusación o la sentencia

condenatoria o absolutoria dictada luego del debate (Núñez, Ricardo C., Código Procesal

Penal de la Provincia de Córdoba, 2da. Ed., Lerner, p. 469), como asimismo -para el

acusador- la del tribunal de apelación que ordena al Juez de Instrucción que dicte el

sobreseimiento (TSJ, Sala Penal, "Aguirre Domínguez", A. nº 64, 01/03/1998). También se ha

sostenido que aunque las resoluciones mencionadas constituyen sentencia definitiva en

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sentido propio, su rasgo conceptual característico es que se trate de decisiones que pongan

fin al proceso (De la Rúa, Fernando, La casación penal, Depalma, p. 179).

Como corolario de ello, se ha definido que no son impugnables por esta vía, entre otros

supuestos, las decisiones que ordenan la prosecución del proceso (TSJ, Sala Penal,

"Delsorci", A. nº 365, 20/9/2001; "Balduzzi", S. n° 114, 25/11/2003; "Actuaciones remitidas

por Fiscalía General en autos ‘Ponce, Fátima c/ Nancy R. Menehem y otros’", A. n° 40,

23/3/2006; "Coria", S. n° 213, 28/12/2006; entre otros; CSJN, 9/03/2004, "Zunino";

12/12/2006, "Al Kassar", entre otros).

Por una ya consolidada vía pretoriana, se ha hecho excepción a tales reglas en aquellos

supuestos en los que la resolución en crisis acarrea un gravamen de difícil, tardía o

imposible reparación ulterior (CSJN; Fallos 310:1486, 311:252, 319:585, 322:2080,

328:3644, entre muchos otros).

2. Si bien como se lo anotara, las resoluciones cuya consecuencia es la obligación de seguir

sometido a proceso criminal no satisfacen, por regla, la calidad de sentencia definitiva, ni

resultan equiparables a ella, pues no ponen fin al proceso ni impiden su continuación (Fallos

308:1667; 310:1486; 311:1781; 312:573 y 1503; 314:657; 316:341), la Corte Suprema de

Justicia de la Nación ha hecho excepción a tal criterio en supuestos en los que el recurso se

dirige a lograr la plena efectividad de la prohibición de doble persecución penal –como el

presente-, pues ella es susceptible de tutela inmediata (Fallos: 314:377; 329:1541; 330:1350).

Así las cosas, entonces, se advierte que la impugnación sortea el valladar señalado en el

punto que antecede, razón por la cual corresponde ingresar al tratamiento de la pretensión

planteada.

IV.1. Ahora bien, tal y como se lo puede apreciar de la reseña efectuada precedentemente (ver

supra, punto II de la presente), el recurrente sostiene, medularmente, que en el caso se

encuentra afectada la garantía del non bis in idem (art. 18 de la CN y arts. 8.4 de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos y 14.7 del Pacto Internacional de Derechos

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Civiles y Políticos, en función del art. 75, inc. 22) toda vez que su asistido Maidana fue

absuelto por el mismo o similar suceso al que motiva los presentes por la Sala Primera de la

Cámara Nacional de Casación Penal aserto que, tal y como tendremos ocasión de ver a lo

largo del presente, no atiende debidamente a las constancias de la causa.

De manera previa a ingresar al nudo de este asunto menester es recordar que la garantía que

tratamos proscribe la doble persecución penal por el mismo hecho, considerado en su

materialidad externa, como acontecimiento histórico y no refiere a la valoración jurídico

penal del mismo, por cuanto la doble persecución está proscripta incluso cuando al mismo

hecho se le de otro nomen iuris (Cfr. Vélez Mariconde, Alfredo, Derecho Procesal Penal, 1°

ed. actualizada, Lerner, Córdoba, 1981, T. III, págs. 125 y 126; De la Rúa, Fernando,

Enciclopedia Jurídica Omeba, T. XX, pág. 326).

En orden a los requisitos necesarios para juzgar si existe la "identidad de hecho" que tipifica

el principio "non bis in idem", debe destacarse que existe consenso tanto en la doctrina como

en la jurisprudencia, en sostener que debe darse una triple identidad. Estas tres identidades

son: a) identidad de persona (eadem personam); b) identidad de objeto (eadem rem) y c)

identidad de causa (eadem causa petendi).

Identidad de persona: Tiene como significación, que el citado principio sólo protege a quien

ha sido perseguido (imputado) mientras dicha persecución se mantenga o haya sido concluida

por sobreseimiento o sentencia absolutoria o condenatoria firme. Quedan excluidos, los

posibles partícipes en el mismo acontecimiento que no estén perseguidos o cuya persecución

haya concluido por acto distinto al sobreseimiento o sentencia firme.

Identidad de objeto: La manera en que la fórmula tiene su mayor significación es si se la

tiene en cuenta como una identidad basada en la realidad fáctica, esto es, como

acontecimientos históricamente acontecidos, atrapando al hecho en su materialidad fáctica y

no jurídica (Cfr. Vélez Mariconde, Alfredo, Ob. cit., pág. 125; Clariá Olmedo, Jorge A.

Tratado de Derecho Procesal Penal, EDIAR, 1960, Bs. As., T. I., pág. 251; De la Rúa,

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Fernando, Ob. cit., pág. 328; Núñez, Ricardo C., La Garantía del Non Bis In Idem en el

Código de Procedimiento Penal de Córdoba, Revista de Derecho Procesal, año IV, 4°

trimestre 1946, N° IV, pág. 318). Justamente en atención a lo expuesto es que se abandonó la

expresión de "delito", al que hacía alusión la Constitución de Córdoba de 1923, en su art. 7°,

sustituyéndosela por la de "hecho".

De tal manera, la confrontación debe hacerse entre los dos supuestos de hecho observados en

su materialidad como conducta externa y no en su significación jurídica.

Identidad de causa: Con este concepto se hace referencia al derecho de acción ejercitado que

de nuevo se intenta ejercitar por el mismo objeto y contra la misma persona. "Tiene que

existir un hecho legítimamente puesto a decisión de la jurisdicción penal o ya juzgado por

ella, con respecto al cual no puede proponerse de nuevo la acción penal" (Clariá Olmedo,

Jorge A., Ob. cit., T. I, pág. 253).

Entonces, cuando la acción fue válidamente ejercida, y ante un tribunal competente para

conocer el hecho objeto de la imputación, está prohibida una nueva persecución, aun cuando

el contenido fáctico de la imputación no haya sido agotado por la decisión jurisdiccional,

siempre que haya podido hacerlo (“Molina”, TSJ, Sala Penal, S. nº 349, 14/12/2012).

IV.2. Tal y como lo sostuviéramos, el análisis de las constancias de la causa, a la luz de los

criterios antes expuestos permite anticipar, por las razones que se esgrimirán a continuación,

la ausencia de vicios en la fundamentación dada por el a quo para concluir que no existe

identidad fáctica esencial entre los sucesos en tratamiento.

a. Así entonces, e ingresando a la cuestión planteada, cuadra destacar que en el presente

proceso el encausado Maidana se encuentra sindicado por presentar en un período de tiempo

más que dilatado (4/11/1988; 5/9/1989; 23/2/1994; 2/10/1997; 31/3/1998; 8/4/1999)

numerosos y diferentes instrumentos materialmente falsos (cartas mecanografiadas, notas,

testamentos privado y ológrafo, un acta labrada ante el Juez de Paz de Lafinur, Provincia de

San Luis y una fotografía) a los fines, y esto es importante, de engañar al órgano

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jurisdiccional para ser declarado legítimo heredero en la sucesión de Manubens Calvet (ver en

este sentido requisitoria fiscal de elevación a juicio de fecha 2/3/2011 fs. 4889/4914).

A la luz de lo reseñado precedentemente, se advierte con claridad que la conducta del

encausado Maidana no se ciñe o circunscribe a la presentación de la tan referenciada “acta

Lafinur” con el objetivo de lograr que la autoridad pública emitiera los correspondientes

documentos públicos que modificaran su identidad por la de Manubens Calvet, tal y como lo

pretende el quejoso. Por el contrario, de lo que aquí se trata es del empleo de los mencionados

instrumentos en un proceso a los fines de hacer caer en error al juez competente para dictar

una resolución favorable a sus pretensiones y por ello mismo, perjudicial a los legítimos

herederos del causante.

En este sentido no es ocioso recordar que al decir de De la Rúa, "...El substractum de la

garantía es fáctico y tiene carácter objetivo. Ella actúa frente a la reiteración de una

persecución penal por un mismo acontecimiento histórico, aunque varíen los títulos

delictivos o difieran los grados delictuosos de la calificación". Ahora, el mismo autor

precisa, "...La regla del non bis in idem no se aplica, sin embargo, cuando el nuevo

examen versa sobre una conducta independiente de la que originó el primer proceso. La

autonomía de las acciones puede comprobarse mediante la supresión mental hipotética de la

"idea básica": si la nueva conducta pudo subsistir sin la primera, estaremos en presencia de un

hecho nuevo, que puede dar origen, legítimamente, al segundo proceso" (Ob. cit., pág. 328)

(el resaltado me pertenece).

Extrapolando al caso la doctrina precedentemente reseñada, se advierte a poco de andar que si

se suprime mentalmente la presentación del mentado reconocimiento supuestamente

practicado por el Juez de Paz de la localidad de Lafinur, Provincia de San Luis, el hecho aquí

investigado igualmente se mantiene.

Distingo que, por otra parte, también se aprecia con claridad si se repara –tal y como lo hace

correctamente el sentenciante- en que las conductas reprochadas lesionan diferentes bienes

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jurídicos. Así, la conducta aquí investigada tutela la propiedad, en tanto que aquella hace lo

propio con la fe pública.

b. De otro costado, y colocando el acento en la crítica ensayada por el casacionista en cuanto

a que la ausencia de dolo en el delito juzgado por ante justicia federal implica invariablemente

que deba predicarse igual conclusión en esta sede so riesgo de caer en contradicciones,

debemos remarcar que, tal y como también lo puntualizó acertadamente el a quo, esa

circunstancia en modo alguno implica un pronunciamiento en orden al dolo de la estafa

procesal en grado de tentativa que aquí se investiga.

Lo anterior surge prístino si se repara debidamente en que la Sala Primera de la Cámara

Nacional de Casación fue categórica a la hora de circunscribir esa ausencia de tipo subjetivo

de la que venimos hablando al suceso allí juzgado, esto es, al delito de falsedad ideológica de

documento público agravada (fs. 5763 vta.; 5769 vta.; y 5778), o más concretamente en el

caso, a la falsedad inserta en el documento indicado como “Reconocimiento Lafinur” que

refiere al reconocimiento de filiación extramatrimonial de Maidana.

A mayor abundamiento cabe destacar en sintonía, que el recurrente tampoco atiende en su

embate a las concretas razones que oportunamente brindara el Sr. Representante del

Ministerio Público a la hora de formular el requerimiento de citación a juicio para inferir, con

el grado de probabilidad que resulta exigible en esta etapa del proceso, la presencia de dolo en

el hecho aquí endilgado, esto es, inter alia, la profusa documental fraudulenta presentada por

Maidana con el propósito de aducir que era hijo de Juan Feliciano Manubens Calvet; o que el

trámite para obtener su documento nacional de identidad en el registro de la Provincia de

Corrientes lo inició con fecha, 3/12/1999, es decir, con posterioridad al inicio de la presente

pesquisa, razón por la cual –infirió el Fiscal- Maidana tenía conocimiento de la existencia de

una nueva causa penal en su contra en donde se investigaba la presunta falsedad material del

llamado “reconocimiento Lafinur”, llegando incluso el mismo a solicitar un mantenimiento

de libertad en la misma (fs. 4900/4901).

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c. Por último, pero en modo alguno menos importante que todo lo anterior, debemos resaltar

que prácticamente ab initio de la presente se entendió que se asistía a dos sucesos diferentes,

pues no podemos soslayar en este análisis que luego de que se diera inicio a la presente -en

virtud de la remisión de antecedentes que hiciera el Sr. Juez de Instrucción de 3ª Nominación

de esta ciudad debido a la presentación que hiciera el imputado de un documento público ante

ese juzgado- y de que tuvieran lugar una serie de planteos de competencia entre distintos

fiscales provinciales y de la justicia federal, se procedió al desglose de la presente, quedando

radicada finalmente una parte en la Fiscalía de Instrucción del Distrito I, Turno 3 en tanto que

la restante lo fue en el Juzgado Federal nº 2 de la Justicia Federal (fs. 4897).

En el caso y a modo de corolario de lo expuesto hasta aquí, no encontramos óbice a la

posibilidad de enjuiciar el presente suceso luego de haberse absuelto al imputado Maidana por

el delito de falsedad ideológica agravada por tratarse de documentos destinados a acreditar la

identidad de las personas (art. 293, 2º párrafo del CP), pues tal y como lo hemos visto

asistimos a conductas bien diferenciadas, en las que la absolución de la mencionada en modo

alguno frustra la consideración de la presente. Puesto a la inversa, el juzgamiento del intento

de estafa procesal no importa pronunciarse nuevamente sobre el delito de falsedad ideológica

mencionado.

Por todo lo expuesto, es que no le cabe razón al quejoso. Voto pues, por la negativa.

El señor Vocal doctor Sebastián Cruz López Peña dijo:

La señora Vocal preopinante da, a mi juicio, las razones necesarias que deciden correctamente

la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual sentido.

La señora Vocal doctora María Marta Cáceres de Bollati dijo:

Estimo correcta la solución que da la Dra. Tarditti, por lo que adhiero a la misma en un todo,

votando, en consecuencia, de idéntica forma.

A LA SEGUNDA CUESTIÓN:

La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:

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Como resultado del acuerdo precedente, corresponde: rechazar el recurso de casación

interpuesto por el Dr. Rosendo Montero, a favor del imputado Manuel Antonio Maidana. Con

costas (arts. 550/551 CPP).

Así, voto.

El señor Vocal doctor Sebastián Cruz López Peña, dijo:

La señora Vocal doctora Tarditti, da a mi juicio, las razones necesarias que deciden

correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual sentido.

La señora Vocal doctora María Marta Cáceres de Bollati, dijo:

Estimo correcta la solución que da la señora Vocal del primer voto, por lo que, adhiero a la

misma en un todo, votando, en consecuencia, de igual forma.

En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, por intermedio de la Sala Penal;

RESUELVE: Rechazar el recurso de casación interpuesto por el Dr. Rosendo Montero, a

favor del imputado Manuel Antonio Maidana. Con costas (art. 550/551 CPP).

Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se dio por la señora

Presidente en la Sala de Audiencias, firman ésta y los señores Vocales de la Sala Penal del

Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mí de lo que doy fe.

TARDITTI, Aida Lucia Teresa

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LOPEZ PEÑA, Sebastián Cruz CACERES de BOLLATI, María Marta

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SOSA LANZA CASTELLI, Luis María

SECRETARIO GENERAL DEL T.S.J

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