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La Justicia Restaurativa: Origen, Concepto Y

Mecanismos Alternativos De Solución De


Conflictos (Parte 2)
Por Unknown sábado, 26 de septiembre de 2015

El paradigma de la Justicia Restaurativa se opera o instrumenta a través de los


Mecanismos alternativos de solución de conflictos. La JR es una corriente de pensamiento
con respecto al delincuente, a la víctima y al daño causado, que en nuestra legislación se
ha ido permeando a través de estos MASC, sin embargo, estos mecanismos por si solos no
son restaurativos si se sigue trabajando bajo el enfoque de la justicia retributiva.

Las opciones de métodos alternos de solución de conflictos (MASC) o de controversias


(como son llamados en Yucatán) comprenden a la mediación, la conciliación, la
negociación y el arbitraje. La ventaja de todos estos mecanismos es que presentan una
significativa oportunidad por resolver los conflictos en forma creativa y efectiva. Del
espectro de métodos alternos se han aplicado y reglamentado con mayor exhaustividad la
mediación y conciliación, sin que sea un inconveniente para la instrumentación de las
otras formas de justicia reparadora.

En Yucatán los mecanismos alternativos de solución de controversias son definidos como


(Congreso del Estado de Yucatán, 2009): las diferentes posibilidades que ti enen las
personas envueltas en una controversia para solucionarla sin la intervención de un juez.
Así, dichos mecanismos consisten en una opción diferente al proceso judicial para
resolver conflictos de una forma ágil, eficiente y eficaz con plenos efectos legales. Entre
estos mecanismos se encuentran la conciliación, el arbitraje, mediación y arreglo directo.
Sin embargo en la legislación yucateca únicamente se han considerado el de conciliación
y mediación.

a) Mediación
Mediación es definida en la Ley de Mecanismos
Alternativos de solución de controversias para el
Estado de Yucatán como “un mecanismo de solución de conflictos a través del cual un
tercero ajeno al problema interviene entre las personas que se encuentran inmersas en
un conflicto para escucharlas, ver sus intereses y facilitar un camino en el cual se
encuentren soluciones equitativas para las partes en controversia; con este mecanismo
de resolución de conflictos, las partes someten sus diferencias a un tercero diferente al
Estado, con la finalidad de llegar a un arreglo amistoso.
Tratándose en específico de la mediación en materia penal ésta es un proceso en el que
voluntariamente participan la víctima o el ofendido, el inculpado o culpable con la
intervención de un tercero imparcial, cuyo objetivo es compartir las historias de los
protagonistas del drama penal, atender a las necesidades de la víctima, procurar la
responsabilidad del infractor y producir condiciones para la reincorporación social de
ambos (Pesqueira, 2008 en Molina González, 2010).

La ventaja de la mediación penal es que favorece el encuentro y diálogo entre la víctima y


el victimario de un drama penal, a fin de que en un ambiente seguro y controlado, estos
protagonistas interpreten los hechos desde el punto de vista del otro. Es un
procedimiento eminentemente voluntario, consensuado, que se soporta en la escucha
activa de las partes, y con el propósito de que ambas encuentren reconciliación, a partir
de la reparación, la sanación y la humanización y democratización de l a justicia.

Las experiencias prácticas determinan que el procedimiento de mediación penal, grosso


modo, consta de tres etapas: Recepción del caso, premediación y fase de mediación. En
breve referencia, el mediador conoce primero en forma aislada, las posi ciones de víctima
y victimario; posteriormente asegurando las condiciones de seguridad y ambiente
controlado, es posible acercar a víctima y ofensor a fin de asegurarse de que la mediación
sea apropiada para ambos. En particular, el mediador intenta asegurase que ambos sean
psicológicamente capaces de hacer de la mediación una experiencia constructiva, de que
la víctima no se vea aún más vulnerable y evitar una revictimización. De resultar exitoso,
y encontrados por las partes los aspectos satisfactores, se procede a la redacción del
convenio que contenga de manera pormenorizada los compromisos de las partes, y, de
así requerirlo, validarlo en los términos que determine la ley programática.

b) Conciliación.

La conciliación es una manera de resolver de manera directa y amistosa los conflictos


que surgen de una relación contractual o que involucre la voluntad de las partes, con la
colaboración de un tercero llamado facilitador, de esta manera se da por terminadas sus
diferencias, suscribiendo lo acordado en un acta conciliatoria (Congreso del Estado de
Yucatán, 2009); y la mediación es aquella que intenta poner fin a un conflicto a través de
la participación activa de un tercero que será conocido como facilitador, quien trabaja
para encontrar puntos de consenso y hacer que las partes en conflicto acuerden un
resultado favorable.

c) Negociación.

Se caracteriza fundamentalmente porque en su


desahogo no interviene ningún tercero, las partes tienen la posibilidad de interactuar
directamente para resolver o prevenir las posibilidades de conflicto. Conceptualmente es
considerada un mecanismo cuya finalidad es, en ocasiones, evitar la aparición del
conflicto, y, otras, actuar como válvula para resolver el conflicto ya surgido. Los sistemas
de negociación buscan crear estructuras que permitan a las partes alcanzar una
resolución razonable sin la intervención de un tercero ajeno a la disputa. Su éxito
depende del esfuerzo y la voluntad de las partes (Matute Morales, 2008 en Molina
González, 2010).

d) Arbitraje

Procedimiento en el cual un tercero, ajeno e imparcial que no actúa en funciones de juez


público y que ha sido y nombrado o aceptado por las partes, resuelve un litigio mediante
una decisión vinculativa y obligatoria. Generalmente está relacionado con conf lictos o
litigios de naturaleza civil, y es precisamente esta normatividad civilista la que
operativiza a plenitud la figura alternativa del arbitraje.

e) Círculos restaurativos.

Dentro de los procesos alternativos de mediación, preponderantemente donde se


encuentran involucrados menores de edad, se han implementado con notorio éxito la
modalidad de los círculos restaurativos víctima-victimario, entendiendo por ellos
(Pesqueira, 2008 en Molina González, 2010):

Todo proceso en el que participan la víctima o el ofendido, el infractor y en su caso la


familia de ambos, sus abogados, así como integrantes de la comunidad, afectados o
interesados de instituciones públicas (policías, Ministerios Públicos, Poder Judicial),
familiares, escolares, etc., instituciones sociales (organizaciones de la sociedad civil) y
privadas (cámaras de comercio, industria, turismo, etc.), guiados por un facilitador, con el
fin de procurar la sanación de los afectados por el crimen, que el infractor se
responsabilice y se enmiende y de promover la reinserción social de los protagonistas del
ilícito.

El objetivo de los círculos restaurativos es la sanación de las partes involucradas,


implícitamente la
idea de la reparación de los daños causados por la conducta criminal y; la reinserc ión de
ambos en forma integral a la comunidad. Estos círculos pueden ser del tipo conciliatorio,
de sentencia o de apoyo, esta clasificación en atención a la función que le corresponda
ofrecer al encuentro víctima-victimario dentro del proceso restaurador.

Conclusiones

La corriente de pensamiento que supone un


cambio de paradigma con respecto a la justicia tradicional (retributiva) ha venido
operando desde hace algunos años, y se ha reforzado con el cambio de sistema de justicia
acusatorio y oral, sin embargo, habría que cuestionarse en la operatividad ¿qué es lo que
impera? De verdad los servidores públicos e incluso la sociedad, favorecen la justicia
restaurativa? Desde el trato otorgado a víctimas y agresores en los ministerios públicos,
cárceles, centros de detención, hasta en la calle, ¿podemos visualizarlo?. La justicia
restaurativa ha elevado las expectativas del sistema penal a beneficio de los actores
involucrados, incluyendo también a la sociedad como un actor fundamental que ha sido
dañado por el delito.

Donde se ha tenido más evidencia de su uso es sin duda en el Sistema de Justicia para
Adolescentes, la invitación es que este uso se propague también al sistema de adultos,
pues se trata de que bajo este paradigma la justicia sea más humana, incluyente y
democratizadora, con la posibilidad de alcanzar una verdadera atención a la víctima y
lograr su resarcimiento.
Por otro lado, y haciendo uso de los medios alternativos de solución de controversias, ,
debemos considerar que estos tienen como ventajas principales (Molina González,
2010):
1. La víctima rompe el rol de seguir sintiéndose víctima, con los elementos emocionales que
le embargan, y, el victimario, con la percepción que produjo en él un cambio en su
actitud, en su relación con los demás que le permitirá inhibirse de frente al conflicto
criminal.
2. Este modelo permite que se atiendan, respondan y dé seguimiento a las necesidades del
infractor, por ejemplo: educación, control de adicciones, reinserción, empleo, etc.
3. Disminución de la población carcelaria y búsqueda de penas alternativas; por lo que
disminuye los costos operarios del sistema penitenciario.
4. Representan soluciones alternativas rápidas, flexibles, menos onerosas a los juicios
instaurados en el sistema formal de la judicatura. Incremento por percepción ciudadana
de satisfacción en el sistema de justicia.
5. Reducción de las tasas de reincidencia, su efectividad se mide con el seguimiento que
permite ver que la persona se comporta conforme a las normas.
6. Existencia de círculos de apoyo y/o órgano institucionales que registren y se percaten de
cómo la persona se comporta socialmente: educación, trabajo, relaciones interpersonales,
etc., integrando una bitácora de constatación objetiva.
7. Incidencia en el desarrollo de valores sociales como tolerancia, respeto, apoyo y
compromisos mutuos, de seguimiento y evaluación.

Sin embargo, la instauración (preparación, reglamentación y operación) de la justicia


restaurativa de una forma completa en nuestro sistema de justicia penal, deben
considerarse ciertos puntos de riesgo, tales como (Molina González, 2010):

La coexistencia de dos modelos de justicia diferenciada, restaurativa a través de los


métodos alternos, con profesionales que incidan como facilitadores del proceso reparador y
la formal, institucionalizada jurisdiccionalmente por el Estado, que pueda causar confusión
y ansiedad comunitaria.

La proliferación de los métodos alternos como una salida cómoda para el rezago judicial,
pues ninguna opción alternativa se puede traducir en la liberación de responsabilidades
institucionales del Estado:

1. Que se pretenda abusar a los MASC como una medida para descongestionar,
deliberadamente, del trabajo formal de la judicatura o de los costos del sistema
penitenciario
2. Que no se capacite y prepare profesionalmente a las personas que participarán en los
métodos alternos, y, de todas aquellas instancias sobre las cuales incidirán las
resoluciones de los círculos: Ministerios Públicos, Jueces, corporaciones policiacas, etc.,
provocándose una revictimización.
3. Que no se alcance a distinguir que el trabajo de la justicia restaurativa es soportada en las
personas y no en sus actos.
4. Este paradigma de justicia se sustenta en que la víctima es lo más importante en todo el
sistema, no tiene más dolor que el ofensor, pero tiene más poder, poder que se traduce en
la posibilidad de someterse o no a la mediación, de aceptar las condiciones del cómo,
cuándo, y buscar respuestas que sólo puede proporcionarle el ofensor. Las leyes
ordinarias deben cautelosamente responder a estos principios procedimentales de
operación y velar por las mejores condiciones, ambientes controlados y seguridad de
quienes participan en el proceso restaurador, evitando en lo posible la revictimización.
5. La imparcialidad y neutralidad del encuentro e interacción se complique por el dominio
de las experiencias y emociones propias de víctima – victimario: culpa, vergüenza, ira,
dolor, sumisión.

Les invito a leer más sobre la justicia restaurativa y la manera en la que opera a través de
los MASC, además de las referencias utilizadas para esta entrada, les dejo otras para su
posterior consulta.

Referencias
Molina González, M. (2010). Justicia Restaurativa en materia penal: una aproximación.
Revista Letras Jurídicas de la Universidad de Guadalajara. 11.

Congreso del Estado de Yucatán (2009). Ley de Mecanismos Alternativos de solución de


controversias para el Estado de Yucatán.

Para consultar:

Subsecretaría de Prevención y Participación ciudadana y la Dirección General de


Derechos Humanos (2010). Justicia Restaurativa para Ofensores, Familiares, Víctimas del
Delito y la Comunidad. Presentado en las Islas Marías en conmemoración del Bicentenario
de México.

García López, E., & González-Trijueque, D. (2011). Justicia Restaurativa, perspectivas


desde la Psicología Jurídica en México. Iter Criminis, 16 (4), 111-142

https://focorojomx.blogspot.com/2015/09/la-justicia-restaurativa-origen_26.html

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