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"En el principio Creó Dios los cielos y la tierra", así empieza el Génesis,
explicando el primer día, en donde se creó el Día y la Noche.
Por alguna extraña razón en la que es mejor no profundizar (¡si la biblia lo dice
no preguntes, maldición!), ya había agua. Dios no tuvo que crearla, sólo se
limitó a separarla en agua de abajo (mar) y agua de arriba, la cual sólo puede
ser navegada en la actualidad gracias a los astronautas y sus submarinos
espaciales.
Después de crear el Cielo y el Mar, Dios hizo a las plantas, ya que éstas eran
esenciales para la vida en el ciclo del oxígeno separaban elagua de la tierra y
además nutrían de distintos colores al planeta, se veía divino. En fin esto nos
hace preguntarnos ¿Qué carajo le pasa a este tipo? ¿Crea las plantas y todavía
no crea el Sol? Lo que hace la flojera.
Al cuarto día Dios creó el Sol y la Luna por que vio que cuando se hacía el día
era oscuro, y la noche también. Entonces creó el sol para el día y la luna para
la noche ¿Eso sonó estúpido? Pues sí, Dios también se sintió estúpido cuando
tuvo que crear todas la plantas otra vez después de que éstas murieran por
falta de sol.
Una vez creado la Luna y el Sol, Dios se encontró con un problema: no había
nadie en el mundo. Para combatir esto, sacó un moco de su nariz y lo tiró al
mar, en ese momento se crearon los peces (generación espontánea o el
infierno, tú escoges). Pero al ver que el cielo estaba desierto, se vio en la
necesidad de crear animales aéreos, por lo que se cortó un trozo de su barba y
lo lanzó al aire, en ese momento nacen las aves.
Tras haber dedicado una dura semana de trabajo (vamos, era omnipotente,
pudo hacerlo en un segundo) Dios decidió abrir una lata de cerveza, quitarse
los pantalones y sentarse a ver un partido de futbol; pero como aún no existía
el futbol tuvo que levantarse a crearlo, razón por la cual no pudo descansar ni
en su día libre.
EL PECADO ORIGINAL
El primer hombre que Dios creó fue Adán y la primera mujer se llamó Eva.
Dios los puso en un lugar estupendo llamado Paraíso terrenal. Allí eran muy
felices: eran sus amigos y no sufrían ningún mal. Pero Dios quería que
demostraran su amor obedeciéndole y les puso esta prueba: "Podéis comer de
los árboles del Paraíso; pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no
comáis, porque si coméis, moriréis".
El demonio tomó forma de serpiente y le dijo a Eva que si comía de ese árbol
sería como Dios y que tenía que comer del fruto prohibido. Hizo caso al
demonio, comió de la fruta y desobedeció a Dios. Después dio de comer a Adán
y también tomó la fruta. Ambos cometieron un pecado grave de desobediencia
que se llama el pecado original. Es el primer pecado que cometimos los
hombres.
Adán y Eva perdieron la amistad con Dios y un ángel los expulsó del Paraíso
y les cerró las puertas del cielo.
HISTORIA DE CAIN Y ABEL
La semilla del mal ya quedó sembrada en el corazón del hombre con el pecado
original.
Adán y Eva tuvieron hijos e hijas. Dos de ellos, los mayores, fueron Caín y
Abel. El primero era agricultor, y Abel, pastor de ovejas.
Ambos ofrecían sacrificios a Dios. A Dios le agradaban los de Abel y le
desagradaban los de Caín.
En el corazón de Caín fue naciendo la envidia hacia Abel. En su interior oía la
voz de Dios que le decía:
-¿Por qué andas triste? ¡Obra bien y estarás alegre, pero si no, el pecado
estará a tu puerta como una fiera al acecho!
Caín no quiso dominar sus malas inclinaciones. Y un día, estando solos en el
campo, se arrojó sobre Abel y lo mató. Este primer asesinato llegó como un
grito hasta el cielo.
Inmediatamente preguntó Dios a Caín:
Animales entrando al Arca. Copyrighted. Tú, tu esposa, tus tres hijos y sus
esposas, deben entrar en el arca. Traé tambien al arca un macho y una
hembra de todos los animales, para guardarles la vida junto contigo.
Una pareja de cada especie irán contigo, pero llevarás siete de todos los
animales que Yo he santificado."
LA TORRE DE BABEL
Todo el mundo hablaba una misma lengua y empleaba las mismas palabras. Y
cuando los hombres emigraron desde Oriente, encontraron una llanura en la
región de Senaar y se establecieron allí. Entonces se dijeron unos a otros:
“¡Vamos! Fabriquemos ladrillos y pongámolos a cocer al fuego”. Y usaron
ladrillos en lugar de piedra, y el asfalto les sirvió de mezcla. Después dijeron:
“Edifiquemos una ciudad, y también una torre cuya cúspide llegue hasta el
cielo, para perpetuar nuestro nombre y no dispersarnos por toda la tierra”.
Así el Señor los dispersó de aquel lugar, diseminándolos por toda la tierra, y
ellos dejaron de construir la ciudad. Por eso se llamó Babel: allí, en efecto, el
Señor confundió la lengua de los hombres y los dispersó por toda la tierra.
Los hombres decidieron construir una gran torre, cuya cúspide llegara hasta
el cielo, desafiando los límites terrenales que ellos poseían. Fue entonces
cuando Jehová desciende para ver el trabajo de los hombres. Esto despertó su
ira, viendo el orgullo de los hombres, y la insolencia que esto significaba. De
ese modo, decidió confundir a los hombres sus lenguas, para que no pudieran
entenderse. Así los dispersó Jehovah de allí sobre la faz de toda la tierra, y
dejaron de edificar la ciudad. Por tanto, el nombre de dicha ciudad fue Babel,
porque Jehovah confundió allí el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los
dispersó sobre la faz de toda la tierra.
Esta torre fue destruida por los arameos y por los asirios. Esta fue
reconstruida varias veces por los príncipes caldeos como era Nabopolasar. En
los tiempos de Nabopolasar y Nabucodonosor II, la base de esta construcción
habría sido un cuadrado de 92 metros de lado y su altura habría sido
aumentada, de este modo se hacia una digna exponente de su poderío y
grandeza. Según arqueólogos esta torre escalonada pudo haber tenido de entre
60 y 90 metros de altura.
SACRIFICIO DE ISAAC
Dios cumplió su promesa. Sara, una mujer que ya era bastante mayor, llegó a
ser madre. Abraham, que también era mayor, fue padre y tuvo un heredero.
Sara y Abraham pusieron a su hijo el nombre que Dios les había dicho. Y lo
llamaron Isaac, que significa: “Sonría Dios amistosamente”. Isaac iba
creciendo.
Dios quiso poner a prueba a Abraham. Le dijo: “Lleva contigo a tu hijo, a tu
hijo único, a quien quieres mucho, y ofrécemelo en holocausto".
De madrugada Abraham fue por el asno y cargó leña sobre él. Después llamó
a sus criados y a su hijo. Tres días caminaron en dirección a un monte. Una
vez al pie del monte, Abraham ordenó a sus criados que se quedaran allí con
el asno: “Yo subiré con Isaac al monte. Después de orar y ofrecer un
sacrificio, regresaremos”.
Isaac iba cargando con la leña. Abraham llevaba el cuchillo y un cubo con
brasas ardiendo. “Padre”, dijo Isaac, “llevamos leña y fuego, pero no llevamos
la víctima para el sacrificio”. “Dios proveerá”, le respondió Abraham.
En lo alto del monte, Abraham levantó con piedras un altar. Amontonó sobre
él la leña. Luego ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre la leña. Sacó el cuchillo.
Entonces oyó la voz: “¡Abraham! No le hagas nada al muchacho. Me has
demostrado que me escuchas y confía en Mi, pues estabas dispuesto a
sacrificarme a Isaac, tu único hijo.
Abraham miró alrededor y vio un carnero con los cuernos enredados en una
zarza Puso el animal sobre al altar y se lo ofreció en sacrificio a Dios.
Después bajó del monte, acompañado por Isaac.
HISTORIA DE JOSÉ
Isaac tuvo dos hijos: Esaú y Jacob. Los hijos de Jacob fueron doce; uno de
ellos se llamaba José y era el menor de todos. Por eso su papá Jacob lo quería
más que a los otros once; lo traía siempre muy bien vestido y hasta le hizo una
túnica especial larga y de bonitos colores. Los demás hermanos le tenían
envidia a José; no lo podían ver; lo odiaban.
Una vez José tuvo un sueño que conto a sus hermanos: Soñé, les dijo, que
andábamos todos haciendo tercios de trigo en el campo, ustedes se caían
como si estuvieran a los míos. Los hermanos contestaron: -¿Acaso esto
significa que tu vas a mandarnos y ser nuestro rey?...Y desde entonces le
tuvieron más odio y para burlarse de él, le pusieron el sobrenombre de "El
soñador".
Otra vez estaban sus hermanos en el campo cuidando el ganado y Jacob su
papá envió a José para que se informara como estaban. Cuando ellos
divisaron a lo lejos, dijeron: -Ahí viene el soñador. Vamos a matarlo para que
vea de que le sirven sus sueños (le hicieron mal en deseo, y lo amenazaron).
Pero Rubén, el hermano mayor, dijo: -No debemos derramar la sangre de
nuestro hermano; mejor échenlo en aquel pozo. Rubén dijo esto porque sabía
que el pozo no tenía agua, ni estaba muy hondo, Rubén tenía intenciones de
sacar del pozo a José para salvarle la vida. Cuando llegó José lo agarraron, le
quitaron la túnica y lo echaron al pozo (no lo mataron, pero siempre pecaron,
porque lo golpearon y allí podía morirse de hambre si nadie lo sacaba). Rubén
para disimular se fue a cuidar el ganado.
Mientras Rubén estaba en el campo, llegó una caravana de mercaderes que
iba para Egipto. Entonces otro de los hermanos llamado Judá dijo:-¿Qué
sacamos con dejar morir a nuestro hermano? Mejor lo venderemos como
esclavo a estos mercaderes. Fueron y hablaron con ellos, luego sacaron a José
del pozo y lo vendieron como esclavo por 20 monedas de plata. Y los
mercaderes se llevaron la túnica de José manchada de sangre para que
creyera que lo había devorado una fiera. Dios le cambia el nombre a Jacob y le
pone Israel (Gn 37).
HISTORIA DE MOISÉS
Los israelitas, que estaban en Egipto como esclavos, se habían multiplicado
tanto que para disminuir su número el faraón ordenó que se sacrificara a
todos los niños israelitas varones menores de dos años; una madre israelita
que no quería dejar que mataran a su hijo lo metió en una cesta y lo puso en
el Nilo, esta cesta llegó flotando hasta donde estaba la hija del faraón, quien lo
adoptó, lo llamó Moisés y lo crió como su hijo.
Al crecer, Moisés vió a un capataz que estaba maltratando a un anciano
israelita, salió a defenderlo y mató al capataz, entonces se enteró de que no
era de la familia del faraón sino de una familia israelita, es decir un esclavo, y
salió huyendo al desierto. Allí conoció a una muchacha, se casó con ella y se
quedó a vivir con su familia hasta que un día Dios se comunicó con él a través
de una zarza ardiendo y le ordenó que fuera a Egipto a liberar a su pueblo.
En Egipto el faraón se negaba a dejar salir a los esclavos israelitas, así que a
través de Moisés, Dios envió una serie de plagas hasta que con la última, la
muerte de los primogénitos de Egipto, el faraón cedió y los dejó ir.
Cuando se hubieron ido, el faraón cambió de opinión y salió a perseguirlos, los
acorraló frente a la costa del mar Rojo con su ejército e iba a matarlos;
entonces Moisés invocó a Dios y sucedió el famoso milagro de la apertura del
mar para dejar pasar al pueblo de Israel, cuando el faraón trató de hacer
pasar a su ejército, el mar se cerró de nuevo y murieron todos.
En el desierto, mientras Moisés subía al monte Sinaí y Dios le entregaba las
Tablas de la Ley, los israelitas se corrompieron e hicieron un becerro de oro
con el tesoro que habían sacado de Egipto; cuando Moisés bajó, rompió las
tablas contra el becerro de oro y fueron castigados los que habían pecado.
Moisés condujo al pueblo a través del desierto por cuarenta años, hasta que
murieron todos los de la generación que había pecado; entonces los guió hasta
la Tierra Prometida donde el pueblo de Israel se establecería definitivamente.
Moisés no entró con ellos, sino que encargó a Josué para que los dirigiera de
ahí en adelante, y murió sin llegar a pisar la Tierra Prometida.
Los filisteos ya hartos de la situación compran a una mujer (Dalila) para que le
seduzca u consiga arrancarle el secreto de su fuerza. Finalmente ésta lo
averigua y le corta la cabellera y ya sin fuerzas los filisteos lo apresan, le sacan
los ojos y le tienen encadenado para burlarse de él y de su dios.
Pero después de algún tiempo que vuelven a crecerle los cabellos y con la
ayuda de Dios al que adora, aprovecha que todos los importantes filisteos se
reúnen en el templo de su ídolo Baal y utilizando su fuerza derriba las
columnas del templo que le aplasta a él y los filisteos matándoles a todos.
De esta manera los filisteos no tuvieron fuerza durante una larga temporada
para atacar al pueblo de Israel.
En los tiempos del Profeta Elías, el pueblo hebreo que habitaba en el reino de
Israel, comenzó a apartarse de la fe y a venerar a los dioses paganos, como
Baal y otros más. Durante el reinado de Ajab (877-854 antes de Cristo), Elías
sintió el llamado a servir a Dios como su Profeta y se convirtió en un ferviente
defensor de la verdadera Fe.
¿No nos enseña esto cuán cautelosos deberíamos estar en todo servicio para el
Señor y que no deberíamos buscar ningún reconocimiento o lugar para
nosotros, sino más bien obedecer por amor a Él y por amor a las almas de
otros?
Observemos, también, que Jonás registra el hecho de que Dios tiene la última
palabra con él; y el mismo hecho de que haya escrito un relato puro de toda la
penosa historia es una indicación clara de que, al final, su alma fue realmente
beneficiada por toda ella.