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III.

EL SUPERADO PROBLEMA DE LAS ORDENANZAS

REGIONALES Y MUNICIPALES

1. Los gobiernos regionales y locales a través de sus órganos de gobierno, dictan las
normas y disposiciones, conforme al respeto del principio jurídico de supremacía de la
Constitución, es decir, la potestad normativa debe someterse en primer lugar a la
Constitución de manera directa y en segundo lugar, al principio de legalidad y la reserva
de ley.
2. La validez de las ordenanzas regionales se encuentran sujetas al respeto del marco
normativo establecido tanto en la Ley de Bases de la Descentralización (LBD) como en
la Ley Orgánica de los Gobiernos Regionales (LOGR), por lo que forman parte del
parámetro de control de la constitucionalidad.

El Congreso de la República no tiene la potestad de modificar, derogar o suspender los


efectos jurídicos de las Ordenanzas Regionales. Así mismo, una Ley del Congreso no
puede contravenir con las normas del “Bloque de Constitucionalidad.

Las ordenanzas de las municipalidades provinciales y distritales, en la materia de su


competencia, son las normas de carácter general de mayor jerarquía en estructura
normativa municipal, por medio de las cuales se aprueba la organización interna, la
regulación administración y supervisión de los servicios públicos y las materias en las
que la municipalidad tiene competencia normativa.

Cabe señalar que las ordenanzas municipales y regionales desarrollan dos efectos
característicos de las leyes formales:

a) Eficacia abrogatoria: consiste en la potestad de suspender, modificar, o abrogar las


leyes y reglamentos mediante disposición expresa o porque sean incompatibles con
ella, asimismo, regulan materias de competencia de los gobiernos regionales.

b) Inderogabilidad: no pueden ser suspendidas, modificadas o abrogadas, sino


mediante otras normas del mismo rango o sentencia que declara la
inconstitucionalidad.

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