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GARANTIAS FIADOR Y AVAL

La Ley de Títulos Valores regula las formas de garantizar los títulos valores en la forma
de aval y fianza, sin excluir, claro está, las garantías reales. Por lo que, se contempla la
posibilidad de respaldar el cumplimiento de las obligaciones cambiarias mediante
cualquier garantía, sea personal o real. Lo importante y de toda garantía se sustenta en
la necesidad del acreedor de respaldar su crédito en caso de que el deudor incumpla
con su obligación.
Dentro de las garantías personales contempladas por la Ley de Títulos Valores
tenemos el Aval y la Fianza. Ambas son de naturaleza personal pero mantienen
diferencias sustanciales, de tal manera que son inconfundibles aun cuando en el fondo
ambos tienen como finalidad esencial garantizar el cumplimiento de una determinada
obligación.
El objetivo de este trabajo es realizar una somera sistematización de las garantías
que aseguran el pago de los títulos valores cambiarios, profundizándose, en el estudio
del aval, por constituir la típica garantía cambiaria y asimismo, por su actualidad y
aplicación práctica, en la hipoteca cambiaria, antes y después de la reforma legislativa,
que aún genera polémica. A esos efectos el punto de partida estará en el concepto de
garantía. Con relación a las garantías personales destaca el autor que pueden contener
diversas especies. La atribución a una obligación del carácter de garantía respecto de
otra puede basarse en vínculos de subordinación o simplemente relaciones de
coordinación. En el primer caso, se encuentran las garantías accesorias, en las que la
subordinación produce la accesoriedad jurídica de la obligación de garantía a la
obligación garantizada.
El ejemplo clásico es la fianza que además tiene origen contractual. En las
garantías que nacen de la coordinación se encuentran, entre otras, las que se relacionan
con necesidades funcionales del crédito, y son ejemplo clásico las garantías cambiarias:
las que son connaturales al endoso, a la libranza, al aval. La ley cambiaria llama a los
obligados de regreso, garantes, en el sentido de que asumen responsabilidad cambiaria
refleja por su intervención en el título, pero reconociendo en otro sujeto cambiario la
deuda principal. No puede decirse que el endoso o la libranza sean accesorias de la
aceptación, pero sí que endosante y librador garanticen la obligación que surge de tal
aceptación. La garantía pues surge de la coordinación y no de la accesoriedad.
Para una mejor comprensión de la significación lata o amplia del giro garantía
explican los autores referidos el engarce del giro con la estructura institucional de la
obligación. Tal estructura abarca dos fases: deuda y responsabilidad. No existen en los
tramos citados dos relaciones obligatorias diferentes, o bien una expectativa jurídica-
que no alcanza a ser un derecho subjetivo- en el débito y una auténtica obligación en la
responsabilidad.
En consecuencia, media un unitarismo que sólo justifica la escisión teórica-
meramente teórica- de los tramos de deuda y responsabilidad con el solo propósito
didáctico de que pueda contemplarse «cinematográficamente» la obligación. A la vista
de lo expuesto, el derecho subjetivo del acreedor, en un primer paso, supone el poder
de exigir un comportamiento del deudor destinado a satisfacer un interés de aquél. Pero
ese cúmulo de facultades que emergen del derecho subjetivo no se agota en ello, pues
también comprende la posibilidad de que el acreedor despliegue sus poderes de
agresión (o poderes coactivos) sobre el patrimonio del deudor, en supuesto de que éste
cumpla la prestación en tiempo y forma. De tal suerte, cuando es menester la puesta en
marcha de los poderes de agresión se ingresa en la etapa de la responsabilidad como
resultado de una actuación del derecho objetivo (que opone a modo de sanción por no
observarse estrictamente la conducta debida) y de una actuación anómala o impropia
del derecho subjetivo inmerso en la relación jurídico obligatoria enderezada a colmar
normal o anormalmente el interés de éste. La ejecución forzada y la ‘aestimatio rei’ no
son nuevas obligaciones derivadas del acto ilícito del incumplimiento ni tampoco cuadra
entender, que el contravalor pecuniario es una obligación accesoria del crédito
originario.
EL AVAL
 Es una declaración de voluntad no consensuada mediante la cual el avalista se
compromete a pagar el Título Valor en lugar del avalado a quien garantiza.
 A entendimiento de Ulises Montoya se trata de un caso de solidaridad pasiva
pues toma en cuenta la posición del deudor no la del acreedor.
 Reviste las siguientes características:
a) Documental: Debe constar en el Título Valor o en hoja adherida.
b) Unilateral: Basta para su constitución la declaración del avalista.
c) Abstracto: Porque se desvincula de la relación que media entre el
avalista y el avalado.
d) No recepticio: Se hace a un sujeto indeterminado, es decir se contrae a
quien resulte acreedor cambiario al momento del pago.
e) Es autónomo: Salvo vicio de forma, su validez depende de sí mismo,
independientemente de la obligación originaria.
: Características
Es una garantía personal propia de los Títulos Valores.
El avalista subroga al avalado al cumplir con la obligación de éste.
Su intervención se expresa con la cláusula aval o por aval.
Se presumirá que avala la totalidad de la deuda si no hay mención expresa.
No requiere realizar los actos relativos al protesto a efectos de ejercer las
acciones cambiarias
EL FIADOR

Conviene acercarnos a la definición legal que se recoge en nuestro Código Civil, que
define al fiador como aquella persona que se obliga “a pagar o cumplir por un tercero, en
el caso de no hacerlo éste”.

Y aunque la definición es clara, la realidad es que un gran número de personas desconocen


cuál es el verdadero alcance de la figura y el hecho de que frecuentemente, las entidades
prestamistas obligan a los fiadores a renunciar a todos los beneficios o privilegios
legalmente concedidos a dicha figura.

BENEFICIOS CONCEDIDOS POR LEY

Los principales beneficios, a los que solemos renunciar cuando firmamos como fiadores,
son tres, de exclusión, de orden y de división

Beneficio de exclusión:

Se trata de un derecho, en virtud del cual, el fiador, no puede ser apremiado a pagar la
deuda del obligado principal, mientras este último disponga de suficientes bienes. Lo que
implica que el acreedor deberá agotar esa vía para poder dirigirse a los fiadores.
Beneficio de orden:

Este beneficio, ligado al reseñado anteriormente, implica que el acreedor deberá reclamar
primero al deudor principal y después al fiador. Lo que como su propio nombre indica,
deberá atender “un orden” concreto a la hora de reclama.

Beneficio de división:

Este beneficio, solo resulta aplicable si hay más de un fiador, tratándose de un mecanismo
que anula la “solidaridad” entre los fiadores, no pudiendo, si existe este beneficio, el
prestamista reclamar la totalidad de la deuda a un solo fiador.

LA RENUNCIA A LOS BENEFICIOS DE EXCLUSIÓN, ORDEN Y DIVISIÓN

En este sentido, al renunciar a estos beneficios, la realidad es que los fiadores pasan a
tener unas obligaciones idénticas a los de los deudores, perdiendo la protección legal a la
que hacíamos referencia.

El problema estriba, en que, en la mayoría de los préstamos o arrendamientos financieros,


los fiadores, no son conscientes de que están renunciando a estos privilegios, bien porque

La información que facilitan los bancos es defectuosa. Asimismo, la renuncia aparece


“perdida” en las condiciones generales y en un tamaño de letra que resulta ilegible sin un
microscopio.

La exclusión de estos beneficios, se plantea como una cláusula “lentejas”, es decir como
condición sine qua non para que la entidad bancaria le otorgue el préstamo, por lo que,
sin ningún tipo de negociación inter partes, se ven forzados a su aceptación por una
situación de necesidad.

Por ello, antes de obligarte como fiador en un contrato bancario, es muy importante que
conozcas, no sólo al deudor y su solvencia económica, sino también, las consecuencias
que puede tener la renuncia a estos beneficios. Renuncias que, insistimos, suelen venir
impuestas por la entidad prestataria.

 La fianza regulada en el artículo 1868º del Código Civil tiene el mismo objeto que
la fianza comprendida en la Ley Nº 27287.

 Sin embargo dispone el citado cuerpo de leyes que puede afianzarse sin orden y
aun sin conocimiento del deudor.
 Una de las principales diferencias existentes entre la fianza regulada en la Ley Nº
27287 y el Código Civil es lo concerniente al Beneficio de Excusión, puesto que
en tanto que en la primera no se admite dicho beneficio la fianza civil si protege
el patrimonio del fiador, haciendo en su favor oponible dicho beneficio.

 Por otro el Código Civil señala como única formalidad para la fianza que esta sea
por escrito, en cambio la fianza de los Títulos Valores es más solemne, puesto que
se le aplicarán en cuanto no sea incompatible las disposiciones del aval.

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