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DERECHO NATURAL
Realizado por:
Díaz, Paola
Carreño, Eloísa
Heredia, Jesús
Romero, José
Padrón, Víctor
Urbina, Miliangel
Narváez, Eduvigis
Platón
San Agustin de Hipona (354 - 430). Ciudad de Dios. Fue discípulo de San
Ambrosio su idea más característica es la concepción de una comunidad cristiana,
junto con una filosofía de la historia que la presenta como una República que es la
culminación del desarrollo espiritual del hombre (163), Su gran libro "La Ciudad de
Dios" fue escrito para defender al cristianismo contra la acusación pagana de que
aquél era responsable de la decadencia del poder de Roma y en particular del
saqueó de la ciudad por Alarico en el 410 (p. 163 Sabine) Implica una reexposición
desde el punto de vista cristiano de la idea antigua de que el hombre es ciudadano
de dos ciudades: 1. La ciudad de su nacimiento 2. La ciudad de Dios En San
Agustín se hace explícito el sentido religioso de esta distinción seguida por
Séneca y Marco Aurelio. La naturaleza humana es doble. El hombre es espíritu y
cuerpo y por lo tanto es a la vez ciudadano de este mundo y de la ciudad celestial.
Crea una clasificación que complementaría Santo Tomás en el siglo XIII (Summa
Theologica) Entre diferentes tipos de leyes a que esta sometido el hombre que
encuentran en una justificación racional que proviene de Dios y es Absoluta e
Inmodificable desde este punto de vista crer la idea de Derecho Natural (Petev.
Metodología para el siglo XXI). Así se determinan según Capella diferentes
conceptos como la clasificación cuadruple de la ley:
Ley Eterna:
1. Común a todas las criaturas, es decir hay una ley eterna para el mundo, para
los planetas, para la realidad microscópica. Rige esta única ley.
5. Aunque está fuera del alcance de la razón humana no es ni puede ser contraria
a la razón.
Ley Divina: Según San Agustín "Es la razón o la voluntad de Dios que
ordena guardar el orden natural y prohíbe perturbarlo".
Para él, la ley adopta diversas formas dependiendo de donde provenga, por
lo que puede ser:
Ley divina: Como razón o voluntad de Dios, que ordena guardar el orden
natural y prohíbe perturbarlo.
Para San Agustín, la justicia está en las escrituras. Las leyes eternas de la
moralidad están impresas en el corazón del hombre, que está por naturaleza
dispuesto hacia Dios. En la historia hay dos ciudades, la del hombre, que está
volcada hacia el egoísmo y la Ciudad de Dios que se va realizando en el amor a
Dios y mediante la práctica de las virtudes, como la caridad y la justicia, esta
última es la meta de la humanidad y se encuentra destinada a los justos.
Santo Tomás muestra que algunos bienes son por naturaleza conocidos
como fines, manifestando así la ley moral natural. Existe en el hombre una
Ordinatio Rationis natural hacia el bien, como participación de la ley eterna. Es
decir, el hombre tiene la percepción de lo que es razonable por naturaleza,
independientemente de cualquier ley positiva. La ley moral natural es la ley que la
razón posee por naturaleza, en virtud de la cual algunos fines son naturalmente
conocidos por el hombre en cuanto tal, es decir, como principios de la actividad
práctica de la razón. El primer y fundamental principio de la razón práctica está
formado por la percepción práctica del bien como lo que debe ser hecho y del mal
como lo que debe ser evitado.
Todas las cosas que hay que hacer o evitar pertenecen a la ley natural, en
cuanto la razón práctica las conoce naturalmente como bienes (o males)
humanos, y conoce como bien humano aquello hacia lo que el hombre está
naturalmente inclinado.
LEY NATURAL
Ley Humana
La suprema realización de la ley moral es la ley eterna (v. VII, 1). Ésta, con
sus máximas participaciones en el hombre -ley natural y ley revelada-, puede
llamarse ley, moral por excelencia; ordena hacia el máximo bien humano común
(la bienaventuranza sobrenatural) la íntegra actividad libre del hombre, individual y
socialmente considerado, bajo todos los aspectos virtuosos y en su mismidad o
intencionalidad, es decir, en el producirse mismo del acto humano en la raíz de la
libertad, antes de todo síntoma de exteriorización. Esta libertad o intención
recónditas son lo decisivo. Y todo ello de un modo dinámico y personalizado. Su
transgresión libre y voluntaria es el pecado, que origina la culpa moral.
- Aunque está fuera del alcance de la razón humana no es ni puede ser contraria a
la razón.
LEY NATURAL
- El hombre actúa correctamente cuando sigue la ley natural que le dicta su razón.
LEY POSITIVA
- Puesto que se basa en la ley natural, la organización del Estado debe adecuarse
a ella y, en última instancia, a la ley divina.
P. ¿En qué manera, y respecto de qué leyes tiene lugar la epiqueya? R. Que no
sólo tiene lugar en orden a las leyes humanas, sino aun respecto de algunas
naturales y divinas. De facto es de derecho natural no matar; guardar el secreto
natural; y no obstante, no siempre obliga el no matar; pues puede uno quitar al
prójimo la vida en su propia defensa, cum moderamine inculpatae tutelae; y
también puede revelar el secreto, habiendo causas legítimas para ello, aquel que
estaba alias obligado a él. La razón es; porque la epiqueya tiene lugar en un caso
singular, que sale de la regla común, y éste no sólo puede verificarse respecto de
las leyes humanas, sino también en las naturales y divinas algunas veces. Para
que tenga lugar la epiqueya, no basta que la ley falte sólo negative en algún caso
particular, sino que ha de faltar contrarie, haciéndose su observancia, o nociva o
demasiadamente gravosa. Véase a S. Tom. 2. 2. q. 120. art. 1.
Desde este punto de vista el derecho positivo agrega al derecho natural una
doble armadura de fórmulas y sanciones.
Por esa influencia del derecho natural sobre el derecho positivo, la historia
jurídica muestra un continuo deslizamiento de las nociones generales de justicia y
moral social hacia el derecho positivo. Recuérdense los ejemplos que suministra el
derecho romano con la actio doli y el derecho contemporáneo con el
reconocimiento de la propiedad intelectual: es que el progreso del derecho positivo
se realiza mediante una invasión progresiva de la moral social.