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Universidad de Margarita

Alma Mater del Caribe


Vicerrectorado Académico
Decanato de Ciencia Jurídicas y Políticas

DERECHO NATURAL

Realizado por:

Díaz, Paola
Carreño, Eloísa
Heredia, Jesús
Romero, José
Padrón, Víctor
Urbina, Miliangel
Narváez, Eduvigis

El Valle, noviembre 2019


Derecho natural

Platón

Existen al menos dos momentos esenciales en la historia de la filosofía


griega para identificar la problemática en torno al derecho natural. El primero es el
diálogo platónico de la República. En aquel diálogo, Platón hace dialogar a
Sócrates con sus interlocutores sobre la definición de la Justicia-en-sí, en sus dos
primeros libros. El origen de lo Justo, y por ello de aquello que constituye el
Derecho, es para los sofistas (Polemarco, Trasimaco y Glaucón) lo relativo y lo
nominal. 1 Mientras tanto, Sócrates defiende una postura sustancialista en la que
asegura que la Justicia proviene de lo physis y no de lo nómos. Con ello se
plantea por primera vez en la historia de la filosofía antigua el debate acerca del
derecho positivo y el derecho natural. 2 Mientras los sofistas mientan como lo
Justo al compendio de acuerdos vigentes en una sociedad, Sócrates plantea la
posibilidad de que algún tipo de Justicia no esté construida en el ágora. El
Derecho Natural, si es permitido usar un anacronismo conceptual, vendría a
representar toda esa serie de leyes que no son susceptibles de ser modificadas
por la intervención humana. Opuestamente, el derecho natural, o, bien, lo que es
justo en sí, sería aquello que pertenece sustancialmente a las entidades
ordenadas por el demiurgo. El derecho natural sería en cierto sentido la forma en
la que se nos presentaría el código universal para entender el orden del universo.

Los derechos naturales del ser humano estarían cifrados entonces en


código objetivista, pues lo que tendrían que hacer los sistemas legales sería
reconocer a cada quien su puesto en el cosmos. En oposición a lo que tiene como
origen el azar (καρός) o la intervención humana (τέκνή), aquellas normas serían
resultado del orden divino u objetivo (θεός). 3 Así, el derecho natural objetivo se
opondría al derecho positivo subjetivo en el sentido de que las normas que lo
constituyen son universales, perdurables e independientes de cualquier condición
contextual.
Aristóteles

El segundo momento importante en el crisol del derecho natural en la época


griega es indudablemente el pensamiento de Aristóteles. En el libro V, capítulo I,
de la Ética a Nicómaco, señala que existen dos tipos esenciales de injusticia: la
que atenta a la legalidad y la que lo hace con la equidad. La primera de ellas
correspondería a una falta que se cometen en el orden de los preceptos
establecidos nominalmente, es decir, el derecho positivo. Mientras tanto, la otra
sería adecuada a una falta que se comete en el orden de los preceptos
establecidos racionalmente, es decir, el derecho natural. La injusticia legal es
considerada una inadecuación del obrar humano respecto a un sistema normativo
particular, mientras que la injusticia inequitativa haría imposible cualquier tipo de
derecho coherente consigo mismo. Todo sistema normativo debería surgir, por lo
mismo, a partir de una concepción mínima de equidad, ya sea para asegurar la
condición ciudadana, ya sea para asegurar la responsabilidad jurídica de los
sujetos ante la ley. Derechos y obligaciones aparecen ligados aquí por vez
primera.

En el capítulo 6 del mismo libro, Aristóteles expone que la justicia política es


aquella que “existe entre personas que participan de una vida en común para
hacer posible la autarquía entre personas libres e iguales ya proporcional, ya
aritméticamente”. Con ello establece, en principio, que la composición de una
justicia política, de un ordenamiento jurídico racional, requiere cumplir con una
serie de condiciones indispensables. El cumplimiento de esas condiciones hace
posible la existencia de un tipo de justicia natural y otra nominal. La justicia natural
será considerada como aquella que tiene la misma fuerza en todas partes.
Mientras tanto, la nominal será considerada como la que ha sido pactada a razón
de la convención y la utilidad. Las segundas se deducirían de las situaciones
empíricas de las sociedades, mientras que las primeras serían deducibles por
medio de los principios generales del derecho, es decir, de la racionalidad que le
sería intrínseca al sistema normativo. Como lo diría el propio Hegel en su
momento, la diferencia entre una y otra visión de derecho es la misma que dista
entre las Instituciones y las Pandectas. De esos principios generales del derecho
se podrían desprender, así, las condiciones mínimas del derecho objetivo y,
también, por ende, la división de poderes planteada por vez primera en la Politeía
a través del concepto eunomía.

Tanto para Platón como para Aristóteles el mundo jurídico es dependiente


ontológica y axiológicamente del mundo moral. Los dos, desde diferentes puntos
de vista, defienden una axiología de raigambre ontológica. Las fuentes de lo Justo
o de lo que es conforme a Derecho no dependen de la voluntad humana. Por ello,
los códigos para entender dicha Justicia serán accesibles vía el Derecho Natural,
pues precisamente aquel es considerado como producto de la racionalidad divina,
del derecho objetivo. El ser humano, al estar dotado de alma racional, tendría la
capacidad de existir en una dimensión moral de los deberes y los derechos que
los animales no conocen por no poseer la susodicha racionalidad. Cabe decir que
en ambos casos, los filósofos son defensores de una concepción objetiva del
derecho, según la cual el derecho tendría que dar cuenta del orden natural que es
subyacente al universo. Por eso su defensa del derecho natural se encuentra
acompañada con frecuencia de diversas justificaciones que distinguen entre la
naturaleza de los seres humanos y los demás entes.

San Agustin de Hipona (354 - 430). Ciudad de Dios. Fue discípulo de San
Ambrosio su idea más característica es la concepción de una comunidad cristiana,
junto con una filosofía de la historia que la presenta como una República que es la
culminación del desarrollo espiritual del hombre (163), Su gran libro "La Ciudad de
Dios" fue escrito para defender al cristianismo contra la acusación pagana de que
aquél era responsable de la decadencia del poder de Roma y en particular del
saqueó de la ciudad por Alarico en el 410 (p. 163 Sabine) Implica una reexposición
desde el punto de vista cristiano de la idea antigua de que el hombre es ciudadano
de dos ciudades: 1. La ciudad de su nacimiento 2. La ciudad de Dios En San
Agustín se hace explícito el sentido religioso de esta distinción seguida por
Séneca y Marco Aurelio. La naturaleza humana es doble. El hombre es espíritu y
cuerpo y por lo tanto es a la vez ciudadano de este mundo y de la ciudad celestial.
Crea una clasificación que complementaría Santo Tomás en el siglo XIII (Summa
Theologica) Entre diferentes tipos de leyes a que esta sometido el hombre que
encuentran en una justificación racional que proviene de Dios y es Absoluta e
Inmodificable desde este punto de vista crer la idea de Derecho Natural (Petev.
Metodología para el siglo XXI). Así se determinan según Capella diferentes
conceptos como la clasificación cuadruple de la ley:

Cicerón- formularon los primeros principios explícitos del derecho natural.


Los estoicos rechazaron la exposición aristotélica de los procesos naturales, de
carácter biológico. Formularon una concepción del cosmos explícitamente
determinista, cuyo tema central era la unidad -y por lo tanto la interconexión de
todas las cosas. Este tema dio lugar a un enfoque diferenciado: frente a Aristóteles
que había inquirido el elemento diferencial del ser humano o de otros seres para
caracterizarlos -un método que subrayaba las diferencias entre las cosas- los
estoicos concibieron a la naturaleza humana como una parte del orden natural. No
obstante mantuvieron el énfasis de Aristóteles en la importancia de la razón en el
ser humano, porque su cosmología situaba el orden racional en el corazón de las
cosas. La razón humana era así una chispa del fuego creador, el logos, que
ordenaba y unificaba el cosmos. Con esta vinculación fueron capaces de realizar
su formulación característica de la ética iusnaturalista: la ley natural, la ley de la
naturaleza, es la ley de la naturaleza humana, y esta ley es la razón. Como la
razón podía pervertirse al servicio de intereses especiales en vez de a sus propios
fines, llegó a concretarse más esta formula: la ley natural es la ley de la recta o
sana razón. Esta es la forma en que la idea de derecho natural recibió su
formulación clásica en los escritos del jurista romano ecléctico Cicerón. En la que
es quizás la más famosa presentación del derecho natural, en su obra La
república, Cicerón lo describe del siguiente modo: La ley verdadera es la recta
razón de conformidad con la naturaleza; tiene una aplicación universal, inmutable
y perenne; mediante sus mandamientos nos insta a obrar debidamente, y
mediante sus prohibiciones nos evita obrar mal. Y no es en vano que establece
sus mandamientos o prohibiciones sobre los hombres buenos, aunque aquellos
carezcan de efecto alguno sobre los malos -ni el senado ni el pueblo puede
liberarnos de sus obligaciones, y no tenemos que mirar fuera de nosotros mismos
para encontrar su expositor o intérprete. No habrá así diferentes leyes en Roma v
en Atenas, o diferentes leyes ahora y en el futuro, sino que una ley eterna e
inmutable será válida para todos los países y ¿pocas, y habrá un solo maestro y
rector, es decir, Dios, sobre todos nosotros, pues él es el autor de esta ley, su
promulgador y su juez aplicador. Quien desobedece huye de sí mismo y niega su
naturaleza humana, y en razón de este mismo hecho sufrirá las peores penas, aun
si escapa a lo que comúnmente se considera castigo... (De Re Publica, III, XXII).
Para explicar lo que supone este pasaje, es preciso recordar que el romano, de
orientación pragmática, podía aceptar sin el ornato de la metafísica estoica la
exigencia de que las leyes que rigen la conducta humana estaban fundadas en la
naturaleza. Todo lo que necesitaba era reconocer que la naturaleza humana
proporciona los elementos esenciales para este programa, y que estos elementos
(por regla general) son comunes por igual a todos. Cicerón resume así estas
características: posición erguida (necesaria para una visión amplia y a lo lejos de
las cosas), el lenguaje y los actos expresivos (para la comunicación) un sentido
natural de sociabilidad (para permitir la vida social) y por supuesto el pensamiento
racional (Leyes, I.VIIXIII).

Thomas Hobbes Hobbes

Comienza el capítulo 14 del Leviatán dando las definiciones de derecho


natural, libertad y ley natural. La ley natural, dice, “es un precepto o regla general,
descubierto mediante la razón, por el cual a un hombre se le prohíbe hacer aquello
que sea destructivo para su vida o elimine los medios para conservarla, así como
omitir todo aquello que, en su opinión, puede contribuir mejor a preservarla”
(Hobbes, 1989: 110). Seguidamente, Hobbes enuncia la que considera la primera
y fundamental ley natural, y que consiste en que “cada hombre debe procurar la
paz hasta donde tenga esperanza de lograrla; y cuando no pueda conseguirla,
entonces puede buscar y usar todas las ventajas y ayudas de la guerra” (Hobbes,
1989: 111). De esta primera ley fundamental deriva la segunda, según la cual “un
hombre debe estar deseoso, cuando los otros lo están también, y a fin de
conseguir la paz y la defensa personal hasta donde le parezca necesario, de no
hacer uso de su derecho a todo, y de contentarse con tanta libertad en su relación
con los otros hombres, como la que él permitiría a los otros en su trato con él”
(Hobbes, 1989: 111). Esta segunda ley natural, como se aprecia, lo que realmente
hace es darle un fundamento racional a la constitución del Estado, esto es, al
establecimiento de un poder común que tenga como su misión principal la de
garantizar la seguridad de todos sus súbditos. John Locke Con respecto a los
derechos naturales, Locke acuerdo una importancia específicamente al derecho
de la propiedad. En efecto Locke cree que la tierra puede ser considerada la
propiedad de las personas en común el uso para su supervivencia y beneficio que
sea ya por la razón natural o religiosa. Se plantea una pregunta clave: si la tierra y
todo en el es la propiedad común de la humanidad ¿Cómo puede uno llegar a la
propiedad individual? Por la propiedad individual de existir, debe ser un medio
para que las personas adecuadas las cosas a su alrededor. Para Locke, cada
persona es dueña de su propio cuerpo, y todo el trabajo que realizan con el.
Cuando un individuo añade su proprio trabajo, su propiedad, aun objeto de extraño
o bueno, ese objeto se convierte en su propio, ya que han sumado su trabajo. Esta
apropiación de los bienes no exige el consentimiento de la humanidad en general;
que cada persona tiene licencia para cosas apropiadas de esta manera por la
iniciativa individual. Pero hay un límite a este, las adquisiciones deben ser
razonable. Define el trabajo como el factor determinante del valor, el instrumento
mediante el cual los seres humanos hacen su mundo un lugar más ventajoso y
bien para vivir

Ley eterna (Derecho divino)

Ley Eterna:

La corriente filosófica del Intelectualismo, entiende por ley eterna


ordenación de todo lo que existe en la naturaleza, es decir se incluye bajo estos
términos tanto las leyes de la naturaleza como las leyes de conducta, tanto las
leyes científicas como las leyes humanas. Es el gobierno de todas las criaturas
existentes y, según Santo Tomás, tiene las siguientes características:

1. Común a todas las criaturas, es decir hay una ley eterna para el mundo, para
los planetas, para la realidad microscópica. Rige esta única ley.

2. Indeleble, o sea no se puede prescindir de ella.

3. Inmutable, o sea que no cambia.

4. Es la ordenación que Dios impone al mundo, al universo y a la sociedad hacia el


bien.

5. Aunque está fuera del alcance de la razón humana no es ni puede ser contraria
a la razón.

6. La ley eterna (o ley divina) es el fundamento de la ley natural.

Concepción según San Agustín

Ley Divina: Según San Agustín "Es la razón o la voluntad de Dios que
ordena guardar el orden natural y prohíbe perturbarlo".

Para él, la ley adopta diversas formas dependiendo de donde provenga, por
lo que puede ser:

La ley eterna: Que proviene directamente de Dios, además, es inaccesible.


En esta ley, Dios gobierna y podrá ser conocida indirectamente por los humanos y
los seres irracionales.

Ley divina: Como razón o voluntad de Dios, que ordena guardar el orden
natural y prohíbe perturbarlo.

Ley natural: Conformada por los elementos que desprenden del


entendimiento de la revelación y como reflejo de la ley eterna en los seres
humanos y la ley física en los seres irracionales. El ser humano posee la
capacidad racional que permite diferenciar entre el bien y el mal.
Ley positiva: La que Dios ha ordenado erigir y ha impuesto a las ambiciones
e intenciones humanas. A ella han de ajustarse todas las acciones humanas.

Para San Agustín, la justicia está en las escrituras. Las leyes eternas de la
moralidad están impresas en el corazón del hombre, que está por naturaleza
dispuesto hacia Dios. En la historia hay dos ciudades, la del hombre, que está
volcada hacia el egoísmo y la Ciudad de Dios que se va realizando en el amor a
Dios y mediante la práctica de las virtudes, como la caridad y la justicia, esta
última es la meta de la humanidad y se encuentra destinada a los justos.

Todos los hombres somos capaces de ordenar, mediante la razón, nuestra


conducta en vista del bien humano, aunque sólo la persona virtuosa alcanza una
especie de propiedad con el verdadero bien. Por otro lado, el desorden del pecado
puede llevar al oscurecimiento de algunas de las exigencias morales que se
derivan de su naturaleza.

Santo Tomás muestra que algunos bienes son por naturaleza conocidos
como fines, manifestando así la ley moral natural. Existe en el hombre una
Ordinatio Rationis natural hacia el bien, como participación de la ley eterna. Es
decir, el hombre tiene la percepción de lo que es razonable por naturaleza,
independientemente de cualquier ley positiva. La ley moral natural es la ley que la
razón posee por naturaleza, en virtud de la cual algunos fines son naturalmente
conocidos por el hombre en cuanto tal, es decir, como principios de la actividad
práctica de la razón. El primer y fundamental principio de la razón práctica está
formado por la percepción práctica del bien como lo que debe ser hecho y del mal
como lo que debe ser evitado.

Todas las cosas que hay que hacer o evitar pertenecen a la ley natural, en
cuanto la razón práctica las conoce naturalmente como bienes (o males)
humanos, y conoce como bien humano aquello hacia lo que el hombre está
naturalmente inclinado.

Concepción según Santo Tomas de Aquino


Para Santo Tomás es "La razón de la divina sabiduría en cuanto dirige toda
acción y todo movimientos, o sea el principio ordenador de todo lo creado".

Santo Tomás dice que es eterna e inmutable porque a Dios le corresponde


la eternidad. Dios ordena todas las acciones, tanto humanas como no humanas,
hacia su fin. A diferencia de Aristóteles, Santo Tomás pone el fundamento del bien
en un fundamento más trascendental que la propia naturaleza: Dios.

Explica Santo Tomás en el siguiente texto el concepto de ley eterna como la


razón de Dios que mueve a todas las cosas hacia sus propios fines.

“Así como en cualquier artífice preexiste la razón de cuanto produce con su


arte, así en el gobernante tiene que preexistir la razón directiva de lo que han de
hacer los que están sometidos a su gobierno. Y al igual que la razón de lo que se
produce mediante el arte se llama precisamente arte o idea ejemplar de la obra
artística, así la razón directriz de quien gobierna los actos de sus súbditos es lo
que se llama ley, habida cuenta de las demás condiciones que el concepto de ley
entraña, Ahora bien, Dios es creador de todas las cosas por su sabiduría, y
respecto de esas cosas guarda una relación semejante a la del artífice respecto de
sus artefactos, Él es además quien gobierna todos los actos y movimientos de
cada una de las criaturas, Por consiguiente, la razón de la sabiduría divina, al igual
que tiene la condición de arte o de idea ejemplar en cuanto por medio de ella son
creadas todas las cosas, así tiene naturaleza de ley en cuanto mueve todas esas
cosas a sus propios fines. Y según esto, la ley eterna no es otra cosa que la razón
de la sabiduría divina en cuanto principio directivo de todo acto y todo
movimiento.”

Santo Tomás de Aquino.

LEY NATURAL

Conjunto de principios que, en ética, teología, derecho y teoría social,


remite a lo que se supone son las características permanentes de la naturaleza
humana, que pueden servir como modelo para guiar y valorar la conducta y las
leyes civiles. La ley natural se considera, en esencia, invariable y aplicable en un
sentido universal. A causa de la ambigüedad de la palabra “naturaleza”, el
significado de natural varía. Así, la ley natural puede ser considerada como un
ideal al que aspira la humanidad, o un hecho general entendido como el modo en
que actúan por norma o regla general los seres humanos. La ley natural es
diferente de la ley positiva, establecida por la sociedad civil.

CARÁCTERES DE LA LEY NATURAL

La ley natural es la impresión de la ley eterna en el hombre que la


comprende racionalmente. Gracias a la razón conocemos que hacer y que evitar.
Si la ley natural es la ley eterna al alcance de la razón humana, las características
de la ley natural (a modo de su naturaleza y contenido) serán derivadas a la ley
eterna.
Unidad
La ley natural contiene muchos preceptos, pero la ley natural es única,
porque esto preceptos se reducen a un único primer precepto, todos coinciden en
la misma raíz. Y estos preceptos tienen un único fin: la búsqueda del bien y de la
felicidad humanas.
Universalidad
Valor universal es válido siempre para todos los hombres, tiempos y
lugares. Es posible que la ley tenga valor universal solo si la autoridad que ha
prescrito esa ley está presenta en todos. Solo puede ser universal si la suprema
autoridad (Dios) que la prescribe es universal. De esta universalidad de Dios y de
su ley eterna se deriva como una conclusión la universalidad de la ley natural. La
universalidad de la ley está relacionada con la de la naturaleza humana. Rige
inclinaciones y acorde a su esencia es la racionalidad. Sería contradicción si
decimos de la existencia de un ser humana carente de ley natural, porque sería un
animal.
PENSAMIENTO ANALÍTICO DE LEY NATURAL

Existen en la actualidad dos equívocos sobre la noción de “ley natural”.


Primero, que hay un conflicto entre libertad y naturaleza; este es un malentendido,
porque en realidad la libertad pertenece a la naturaleza racional del hombre y ha
de ser guiada por la razón: la ley natural está inscrita en la naturaleza racional de
la persona y se impone “universalmente” a todo hombre en su ser histórico.
Segundo, que la “ley natural” tiene un carácter estático y determinista similar a la
naturaleza de las realidades físicas sensibles; este es un funesto error, pues en
verdad lo que la ley natural exige, en sentido moral, es la perfección del hombre
en su orden específico, la realización personal del bien, la transmisión y la
conservación de la vida, el desarrollo de las riquezas del mundo, la promoción de
la vida social, la búsqueda de la verdad y de la belleza. Esta es la exigencia que
de modo universal, dinámico y perfectivo expresa la ley natural.

Y esa “ley natural», en cuanto regula las relaciones interhumanas, se llama


«derecho natural», el cual demanda el respeto integral de la dignidad de cada
persona en la búsqueda del bien común: el derecho natural tutela la dignidad de
todo ser humano y es garantía de igualdad entre los hombres, promoviendo sus
derechos. En tal sentido, es absurda la distinción artificial entre «ser humano» y
«persona humana», pues, por ejemplo, el derecho a la vida y a la integridad física
conviene no sólo a la persona ya nacida, sino a todo ser humano, precisamente
por su original carácter personal.

Es la expresión en la naturaleza humana de la ley eterna prescrita por Dios


para todos los seres creados. La razón humana es capaz de encontrar las
obligaciones morales que están inscritas en nuestra naturaleza y guiarnos hacia el
bien.

- Dado que la ética tomista se fundamenta en la teología, la ley natural no es sino


una proyección de la ley eterna en la razón humana.
- El hombre actúa correctamente cuando sigue la ley natural que le dicta su razón.

- El primer precepto de la ley natural se funda en la noción general de "bien" como


aquello que todos los seres apetecen: "Ha de hacerse el bien y evitarse el mal.
Esta es la norma básica que establece el criterio de moralidad al que deben
atenerse los actos humanos y a la que se reducen todos los demás preceptos
relacionados con las tendencias naturales del hombre.

- Se denomina "natural" porque se trata de una ley basada en la inclinación natural


que posee el hombre hacia el bien.

- Es, además, única, inmutable e indeleble, esto es, no puede abolirse ni


desaparecer del corazón del hombre, valiendo universalmente para todos los
seres humanos Þ Estas características se refieren solo a los primeros principios y
preceptos de la ley natural; en cambio, los preceptos secundarios de la ley natural
sí pueden variar, pues su aplicación suele depender de determinadas
circunstancias concretas. En este sentido, Santo Tomás señala que el primer
principio de la ley natural equivale, en la razón práctica (que se ocupa de conocer
el bien), al principio de no contradicción, que constituye el fundamento de la razón
teórica (cuyo objetivo es conocer el ente)

Ley Humana

Aunque se emplea a veces el término ley humana como sinónimo de


positiva, no coinciden. Toda ley humana es positiva, pero no toda ley positiva es
humana. Con el calificativo de positiva se designa la intervención de un legislador
que formula una ley. Así, es positiva tanto la ley divino-positiva (mosaica y
evangélica), como la ley eclesiástica y civil, pero no se consideran leyes positivas
la ley eterna y la ley natural. Tampoco se oponen absolutamente los conceptos de
ley moral y ley humana, ya que esta última no carece de moralidad, aunque no
sea el fundamento de la moralidad. Aquí se estudia la ley humana en su
perspectiva moral.
La ley humana (v. VII, 1) puede definirse como «una prescripción de la
razón, en orden al bien común social, promulgada por aquel que tiene el cuidado
de la comunidad» (cfr. S. Tomás, Sum. Th. 1-2 q90 a4). Los elementos que la
especifican son su autor inmediato, la autoridad pública, y el bien común (v.) al
que se ordena: el bien común social. La promoción de este bien común social es
la razón de ser de la autoridad y la medida de su ejercicio. Siendo este bien
común social una participación análoga del Bien común por esencia, Dios, al cual
ordena la ley moral, será también la ley humana una participación análoga de la
ley moral. Se entenderá mejor si se precisan más las relaciones entre ambos tipos
de leyes.

La suprema realización de la ley moral es la ley eterna (v. VII, 1). Ésta, con
sus máximas participaciones en el hombre -ley natural y ley revelada-, puede
llamarse ley, moral por excelencia; ordena hacia el máximo bien humano común
(la bienaventuranza sobrenatural) la íntegra actividad libre del hombre, individual y
socialmente considerado, bajo todos los aspectos virtuosos y en su mismidad o
intencionalidad, es decir, en el producirse mismo del acto humano en la raíz de la
libertad, antes de todo síntoma de exteriorización. Esta libertad o intención
recónditas son lo decisivo. Y todo ello de un modo dinámico y personalizado. Su
transgresión libre y voluntaria es el pecado, que origina la culpa moral.

La ley jurídica, en cambio, se constituye en orden al bien común social: «El


conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a
cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia, perfección»
(Conc. Vaticano II, Const. Past. Gaudium el spes, 26,74). En consecuencia, esta
ley sólo regula los actos humanos en cuanto sociales -en cuanto con ellos el
hombre se relaciona con los demás, creando derechos y deberes-, y, por tanto,
según un criterio de justicia, no de caridad ni de otras virtudes. Se trata, pues, sólo
de los actos humanos exteriorizados, bilaterales y físicamente coercibles de los
súbditos de una sociedad perfecta (V. DERECHO Y MORAL). De ordinario, la
intención no es lo decisivo para la contribución al bien común social, sino la acción
en sí. La culpa jurídica consistirá en la transgresión voluntaria, en sí o en su
causa, de una ley de la Iglesia o del Estado. Hay culpas morales que no son
culpas jurídicas, p. ej., los pecados puramente internos; también, según algunos
moralistas, pueden darse culpas jurídicas que no sean culpas morales, p. ej., la
violación de una ley meramente penal (v. VII, 6). Por eso culpa jurídica y moral no
coinciden siempre; un acto jurídicamente válido puede ser moralmente
pecaminoso por su mala intención.

SANTO TOMÁS: LEY ETERNA, LEY NATURAL Y LEY POSITIVA


LEY ETERNA

- Es la ordenación que Dios impone al mundo, al universo y a la sociedad hacia el


bien.

- Aunque está fuera del alcance de la razón humana no es ni puede ser contraria a
la razón.

- La ley eterna (o ley divina) es el fundamento de la ley natural.

LEY NATURAL

Es la expresión en la naturaleza humana de la ley eterna prescrita por Dios


para todos los seres creados. La razón humana es capaz de encontrar las
obligaciones morales que están inscritas en nuestra naturaleza y guiarnos hacia el
bien.

- Dado que la ética tomista se fundamenta en la teología, la ley natural no es sino


una proyección de la ley eterna en la razón humana.

- El hombre actúa correctamente cuando sigue la ley natural que le dicta su razón.

- El primer precepto de la ley natural se funda en la noción general de "bien" como


aquello que todos los seres apetecen: "Ha de hacerse el bien y evitarse el mal.
Esta es la norma básica que establece el criterio de moralidad al que deben
atenerse los actos humanos y a la que se reducen todos los demás preceptos
relacionados con las tendencias naturales del hombre.

- Se denomina "natural" porque se trata de una ley basada en la inclinación natural


que posee el hombre hacia el bien.

- Es, además, única, inmutable e indeleble, esto es, no puede abolirse ni


desaparecer del corazón del hombre, valiendo universalmente para todos los
seres humanos Þ Estas características se refieren solo a los primeros principios y
preceptos de la ley natural; en cambio, los preceptos secundarios de la ley natural
sí pueden variar, pues su aplicación suele depender de determinadas
circunstancias concretas. En este sentido, Santo Tomás señala que el primer
principio de la ley natural equivale, en la razón práctica (que se ocupa de conocer
el bien), al principio de no contradicción, que constituye el fundamento de la razón
teórica (cuyo objetivo es conocer el ente)

LEY POSITIVA

- Es una prolongación de la ley natural, constituye el conjunto de normas morales


que le permiten vivir al hombre en sociedad.

- Puesto que se basa en la ley natural, la organización del Estado debe adecuarse
a ella y, en última instancia, a la ley divina.

P. ¿Qué es interpretación? R. Que es: Declaratio verborum legis. Es en tres


maneras, es a saber; auténtica, usual, y doctrinal. La auténtica es la que hace el
Legislador en cuanto tal; y por lo mismo, teniendo fuerza de ley, requiere sea
promulgada. La usual es la que resulta del común uso y costumbre, y por eso se
dice: Consuetudo est optima legum interpres. La doctrinal es la que dan a la ley
los hombres doctos. Aunque ésta no tenga fuerza de ley, no puede desecharse sin
imprudencia, siendo común entre ellos.

P. ¿Puede alguno interpretar auténticamente la ley natural y divina? R. Que no;


porque siendo Dios su Autor, todos los hombres deben sujetarse a ella como
inferiores. Por la misma razón no puede algún inferior interpretar del modo dicho la
ley del Superior, a no concederle éste facultad para ello, como se puede presumir
se la concede en las cosas más mínimas y fáciles, por la dificultad que hay en
recurrir al Príncipe a cada paso. Cuando el Legislador prohíbe la interpretación de
la ley, como S. Pío V prohibió la del Concilio de Trento en su Bula confirmatoria de
él, ni aun doctrinalmente se puede interpretar, alias quedaría la prohibición sin
efecto; pues la auténtica ninguno la puede hacer, sino el Legislador aun [101]
cuando éste no la prohíba.

P. ¿Qué reglas han de observarse en la interpretación doctrinal de las leyes? R.


Que principalmente las cinco siguientes, que brevemente propondremos. Primera,
que se atienda a la mente del Legislador, y si constare de ésta, ha de interpretarse
según ella la ley, aunque parezca tener otro sentido las palabras materiales. S.
Tom. 2. 2. q. 120. Art. 1. Segunda, si las expresiones fueren ambiguas, se mirará
a la naturaleza de la cosa sobre que recaen, según la regla del Derecho leg. 66. ff.
de reg. jur. Quoties idem sermo duas sententias exprimit, ea potissime accipietur,
quae rei gerendae aptior est.

Tercera, que en caso de dudarse de la mente del Legislador se hayan de


tomar las palabras de la ley en su propia y genuina significación, sea la ley odiosa,
o sea favorable; pues ni aquella se debe restringir, ni ésta ampliar, violentando el
sentido propio de sus palabras. Cuarta, que la ley positiva no siempre ha de
extenderse a los casos semejantes, aun cuando en ellos milite la misma razón;
porque dependiendo la obligación de la ley, de la voluntad del Superior, pudo éste
comprehender unos y no otros. Se extenderá sí a los correlativos, por la identidad
de razón que hay entre ellos. Por eso, lo que se dispone del marido en orden al
débito conyugal, se dispone también de su consorte, y así en otros correlativos.

Quinta, que siendo la ley penal, ha de interpretarse stricte, sin hacer


extensión a casos en ella no expresados, aun cuando parezcan más graves. Por
esta causa, la censura impuesta contra los que hurtan, no se extiende a los que lo
aconsejan, a no expresarse. Al contrario la ley favorable, ha de interpretarse late, y
así se pueden entender sus palabras, aun en sentido civil, lo que no sucede en la
penal, en la que han de tomarse tan solamente en el propio y natural.

P. ¿Qué es epiqueya? R. Que es: Emendatio legis, o exceptio casus particularis.


O se puede más propiamente decir, que es iustitia misericordiae dulcedine
temperata. No es propiamente justicia, sino una virtud que la dirige, y una quasi
superior regula humanorum actuum, como dice S. [102] Tom. loc. cit. art. 2. ad 2.

P. ¿Tiene la epiqueya lugar cuando la conciencia es dudosa? R. Que no; porque


como advierte S. Tom. 1. 2. q. 95. art. 6. ad. 2, cuando interviene ésta, debe
obrarse vel secundum verba legis, vel Superiorem consulere. La razón de nuestra
resolución es, porque en caso de duda no recae ésta, por lo que mira a la
pregunta propuesta, sobre la ley, sino sobre la causa excusante de su
observancia, y así posee la ley.

P. ¿En qué manera, y respecto de qué leyes tiene lugar la epiqueya? R. Que no
sólo tiene lugar en orden a las leyes humanas, sino aun respecto de algunas
naturales y divinas. De facto es de derecho natural no matar; guardar el secreto
natural; y no obstante, no siempre obliga el no matar; pues puede uno quitar al
prójimo la vida en su propia defensa, cum moderamine inculpatae tutelae; y
también puede revelar el secreto, habiendo causas legítimas para ello, aquel que
estaba alias obligado a él. La razón es; porque la epiqueya tiene lugar en un caso
singular, que sale de la regla común, y éste no sólo puede verificarse respecto de
las leyes humanas, sino también en las naturales y divinas algunas veces. Para
que tenga lugar la epiqueya, no basta que la ley falte sólo negative en algún caso
particular, sino que ha de faltar contrarie, haciéndose su observancia, o nociva o
demasiadamente gravosa. Véase a S. Tom. 2. 2. q. 120. art. 1.

Derecho natural Y derecho positivo

Conjunto de normas ideales, justas y eternas, reguladoras de la conducta


humana.
1. si por derecho se entiende el ordenamiento social justo, el derecho natural
constituye el meollo o núcleo de ese ordenamiento que, conforme a la naturaleza
humana, tiende a la instauración de la justicia en la Sociedad; y el derecho positivo
es la concreción del derecho natural, es decir, la traducción del derecho natural y
su adaptación a las circunstancias sociales concretas de un momento histórico
determinado, hic et nunc. El derecho positivo es aquel que regula en forma
efectiva la vida de un pueblo en un determinado momento histórico.

2 en tanto que el derecho positivo es el orden que procura una aproximación


creciente a la justicia, el orden que tiende a su perfección sin alcanzarla por
completo, el derecho natural es la orientación de esa transformación, de ese
dinamismo; es el atractivo de la justicia. Por esta relación entre ambos órdenes, es
dable comprender el derecho positivo-según el pensamiento de Renard-como la
interpretación del derecho natural influida por: 1) las condiciones del medio social,
2) las posibilidades de la coacción, y 3) la preocupación de consolidar el orden
establecido.

3. el derecho natural ejerce sobre el derecho positivo una doble acción.

Una acción negativa que tiene el sentido de una barrera: significa la


paralización del derecho positivo en la medida que este contradice
sustancialmente al derecho natural, por resultar entonces un derecho injusto, es
decir, un no-derecho. Y una acción positiva en cuanto el derecho natural es un
manantial de orientación del derecho positivo, del que no organiza soluciones pero
al que imparte directivas.

Desde este punto de vista el derecho positivo agrega al derecho natural una
doble armadura de fórmulas y sanciones.

Por esa influencia del derecho natural sobre el derecho positivo, la historia
jurídica muestra un continuo deslizamiento de las nociones generales de justicia y
moral social hacia el derecho positivo. Recuérdense los ejemplos que suministra el
derecho romano con la actio doli y el derecho contemporáneo con el
reconocimiento de la propiedad intelectual: es que el progreso del derecho positivo
se realiza mediante una invasión progresiva de la moral social.

4. Las teorías del derecho natural se denominan jusnaturalistas y se dividen en


dos grupos principales: a) unos lo consideran emanado de la voluntad divina
(escuela escolástica) y b) otros lo aceptan como surgido de la naturaleza de las
cosas.

5. Dentro de la segunda posición, la escuela del derecho de la naturaleza sostiene


el derecho del hombre en estado de naturaleza (estado de aislamiento, por
oposición al estado de sociedad); derecho inmutable (como la naturaleza del
hombre), escrito en el corazón del hombre y que, por la reflexión e introspección,
puede ser precisado hasta en sus detalles de aplicación.

6. para los enciclopedistas y durante el siglo XIX, se desarrolla el concepto


precedente y se acentúa la noción de libertad individual llegando al principio de la
autonomía de la voluntad: todo derecho proviene de un contrato, inclusive el
derecho público (contrato social).

7. con posterioridad, reaccionando sobre la negación de la escuela histórica


(positivista), solidarista y sociológica, se llega al derecho natural de contenido
variado: el derecho se halla dominado por el sentimiento de justicia, natural en el
hombre; pero ese sentimiento y el derecho que del deriva, son esencialmente
variables, según las épocas y los países.

8. finalmente se llega al derecho natural irreductible o de contenido progresivo,


donde la idea de justicia esa fundamento del derecho y su finalidad, el bien
común, variable según las épocas y los países, es descubierto por la razón
humana al trabajar sobre los datos sociales (economía política, costumbre,
tradiciones nacionales).

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