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103049 A VECES MORITZ, EL HE! MANO DE MINI, NO ES MUY BUEN HERMANO. SE METE MUCHO CON ELLA Y NO } PARA DE LLAMARLA LARGUIRUCHA 0 SU- PERLARGA. PERO LO QUE NO ES, DE NIN- GUNA MANERA, ES UN LADRON. MINI SE EN- CARGARA DE DEMOS- TRARLO. = LA AUSTRIACA CHRISTINE )\\ NOSTLINGER FUE GALAR- DONADA EN 1984 CON EL PREMIO HANS CHRISTIAN ANDERSEN. EDICIONES SM_ HA PUBLICADO TAMBIEN SUS LIBROS ANA ESTA FURIOSA, jQUE VIENE EL HOMBRE DE NEGRO!, {| SIMSALABIM, FEDERI- | CALA PELIRROJA, Y LAS SERIES DE SUSI Y PAUL 78~84-348: Il T Primera edicibn: febrero 1997 Decimosexta edicién: enero 2009 Direccién editorial: Elsa Aguiar Traduccién del aleman: Carmen Bas Titulo original: Mini erlebt einen Krims © Dachs-Verlag GmbH, 1996 © Ediciones SM, 1997 Impresores, 2 Urbanizacién Prado del Espino 28660 Boadilla del Monte (Madrid) www.grupo-sm.com ATENCION AL CLIENTE Tels 902 12 13 23 Fax: 902 24 12.22 e-mail: clicntes@grupo-sm.com ISBN: 978-84-348-9463-1 Depésito legal: M-1966-2009 Impreso en Espafia / Printed in Spaia Orymu, SA - Ruiz de Alda, 1 - Pinto (Madrid) Cualquier forma de reproduccién, distribucién, comunicacién piblica o trans- formacién de esta obra solo puede ser realizada con la autorizacién de sus titula- res, salvo excepcién prevista por Ia ley. Dirijase a CEDRO (Centro Espafiol de Derechos Reprograficos, www.cedzo.org) si necesita forocopiar o escancar algiin fragmento de esta abra. Herminia Zipfel tiene ocho afios. Papa, mama y la abuela la llaman Mini. Sélo su hermano, Moritz, la llama superlarga o larguirucha. Y es que Mini es muy alta. Y muy delgada. Es tan alta como Moritz, aunque él tiene dos afios mas que ella. Moritz opina que una «hermana pequefia» tiene que ser realmente mds pequeiia, Se enfada mucho cuando algiin desconocido les pregunta: A Mini le sienta fatal que su hermano la llame superlarga o larguirucha. 4 Y no le sirve de nada que su padre o su madre le digan: —No lo dice con mala idea. ;En realidad te quiere mucho! Mini asiente complaciente, pero en el fondo piensa: «jEso sélo se lo creen ellos! jPorque estén deseando creérselo! jCuando se quiere a alguien, se le trata con carifio!». Mini siempre trata bien a Moritz. Y Moritz lo ve como algo normal. Sin embargo, cuando su hermano se enfada con alguien, descarga todo su mal humor sobre Mini. Pero, eso si, cuando necesita dinero, es Mini la que se lo presta. Y cuando esta triste, Mini lo consuela. Si esta aburrido, Mini juega con él. Si no tiene ganas de hacerse un bocadillo, Mini se lo prepara. Incluso le limpia los zapatos. Maxi, la amiga de Mini, le dice: —jYo no serfa tan tonta como tii! También la abuela le dice a veces a Mini: —Mini, eres demasiado buena con Moritz. Y Mini le contesta: —jEs que le quiero mucho! Hace una semana Moritz se porté especialmente mal con su hermana. Mini se resbald en las escaleras del colegio. Por culpa de un caramelo chupado que se le habfa cafdo a un nifio. Rod6 por las escaleras hasta la puerta del colegio. jVeinticuatro escalones! Al llegar abajo, dio una voltereta. La cartera se le cayé, se abrié y todas sus cosas se desparramaron por el suelo. 6 Todos los nifios le preguntaron si se habia hecho dafio. Y recogieron lo que estaba tirado por el suelo. Sélo Moritz se qued6 quieto en la puerta del colegio y dijo sin parar de refrse: Hannes y Axel movieron la cabeza. Hannes le dijo a Axel en voz baja: -|Moritz es repugnante! Mini pudo oirlo a pesar de todo. Se colgé la mochila a la espalda y le dijoa Maxi: Mini lo decia muy en serio. Mantuvo su promesa durante toda la tarde. Por la noche tampoco hablé una sola palabra con su hermano. Ni siquiera le dio las buenas noches. 8 A la mafiana siguiente, durante el desayuno, Moritz le pidié un lapiz rojo, y ella le dijo a su madre: —Dile a tu hijo que no le voy a prestar nada nunca mas, —jPor qué no me lo dices a m{? —le grité Moritz-. ;Te has vuelto loca? Mini le dijo a su madre: —Dile a tu hijo que para mi esta muerto. —iPor qué? —grité Moritz muy enfadado. Y Mini volvié a decirle a su madre: " Dile atu hijo que él sabré por qué, a no ser que haya perdido la memoria. En el colegio Mini le conté a Maxi que no habia cruzado ni una sola palabra con su hermano. —;Por fin! -exclamé Maxi-. Pero tienes que seguir asi al menos una semana, para 9 que se dé cuenta de que no puede hacer siempre lo que quiera. —jPor supuesto! —prometié Mini—. Durante una semana ese estiipido no existird para mi. Pero tres horas mas tarde Mini rompié su promesa. En el recreo, Evi volvié del servicio a clase y le dijo a Mini: —La profesora acaba de llevar a tu hermano a la directora. Chillaba como un loco. Mini se levant6 de un salto, salié de la clase y se fue corriendo al despacho de la directora. No se atrevié a entrar. Se acercé y escuché a través de la puerta. Oyé6 a Moritz sollozar y lamentarse: —jNo es verdad! —Y también: —jNo, yo no he sido! A Mini empezé a latirle con fuerza el corazon. Pensé: «;Qué habré hecho? Debe haber sido algo espantoso. ;Por algo sin 10 importancia no te llevan a la directora!». Mini puso la oreja en la puerta. Pero sélo pudo ofr a su hermano diciendo que él no habia sido. Entonces son6 el timbre que anunciaba el final del recreo. Mini debia volver a su clase. Pero fue corriendo hasta la clase de Moritz. Allf habia un nifio y una nifia en el pasillo. 11 —jNo! -grit6 Mini-. {Mi hermano no es ningun ladrén, seguro que no! —jSi lo es! dijo el nifio-. ;Sin duda alguna! —;Lo hemos visto con nuestros propios ojos! —aseguré la nifia. Y entonces le contaron a Mini lo que habfa ocurrido: en el recreo, Moritz habfa empezado a pelearse con Peter, a pesar de que Peter era el mas fuerte de la clase. Peter habfa agarrado a Moritz, se lo habia cargado sobre un hombro y habia dicho, riéndose, que iba a llevar a Moritz hasta el cubo de la basura del patio y lo iba a tirar dentro. Moritz, pataleando, habia intentado bajarse, y entonces se le habia cafdo un billetero del bolsillo de la cazadora. 12 Un nifio lo habfa recogido y, para hacer rabiar a Moritz, lo habfa abierto y habia dicho: —jAhora mismo me cojo los diez chelines que me debes desde hace semanas! Entonces el nifio se habia quedado asombrado. En el billetero estaba el carné escolar de un tal Franz Schodel. Y una cartita doblada en la que una tal Susi le decia a un tal Franz que le gustaba mucho, Y también habia mas de cien chelines. Entonces, habia llegado la profesora y le habia preguntado a Moritz que por qué tenia el billetero de otro nifio en el bolsillo. Moritz no habia podido dar una respuesta razonable, Sé6lo habia insistido on que aquel billetero no estaba en su bolsillo, jNunca antes lo habfa visto! ;Y iwicEN aur MorReETZ &- ES ON tampoco conocia al tal Franz Schodel! —jPero todos hemos visto cémo se le cafa! —dijo la nifia. Y el nifio le pregunté a Mini: —jSe te ocurre alguna otra explicacién aparte de que lo haya robado? Luego los dos se dieron la vuelta, entraron en la clase y cerraron la puerta. Mini se qued6 muy triste en el pasillo. Le habria gustado ponerse a llorar. Pero entonces llegé Maxi corriendo. —jQué haces aqui? ;Hace ya tiempo que ha acabado el recreo, la sefiora Huber me ha mandado buscarte! Cogié a Mini de la mano y tiré de ella —jSeguro que él no ha hecho eso! dijo hasta su clase. Mini la segufa, dando Mini. tropezones. —jYa verds cémo todo se aclara! —dijo —iQué ocurre? —pregunté Maxi. Maxi. 14 15 Eso mismo dijo la sefiora Huber cuando Mini le explicé por qué habia llegado tarde a clase. Pero la nifia estaba muy intranquila. A pesar de ser la mejor en matemiaticas, ni siquiera pudo sumar dos mas dos. Después de la tiltima clase, Mini se fue corriendo a la clase de su hermano. A ver si Moritz estaba alli. Pero no estaba. Un nifio le dijo: —No tengo ni idea de dénde se ha Mini se fue corriendo a casa. Normalmente, tardaba diez minutos en llegar. Esta vez sdlo tard6 tres. No tenfa llave. Tuvo que llamar al timbre. Le abrié su madre, que miré con tristeza hacia e] interior. —jAy, Mini! -suspird. Y Mini tuvo claro que ya lo sabia todo. —iDénde esta Moritz? -gritd. Mami sefial6é hacia la habitaci6én de su hermano. Mini respiré profundamente. ;Lo importante era que todavia no estaba on la carcel! -,Se ha aclarado todo? —pregunt6é. Mama neg6 con la cabeza. -El insiste en negarlo. Mini dejé6 su mochila y se quité la chaqueta. Muy asustada, le pregunté a su madre: ~iT crees que Moritz es un ladrén? Mami se encogié de hombros. ~A lo mejor se encontro el billetero en algiin sitio —propuso-. Pero no debia haberse quedado con él. Mama volvié a suspirar, ~iEn cualquier caso, es una estupidez por su parte insistir en que no lo habia visto antes! Mini fue a la habitacién de su hermano. Moritz estaba tumbado en la cama. Tenia la nariz y los ojos hinchados y rojos de tanto llorar. Mini se senté en el borde. ~jDéjame en paz! ~grité Moritz, y se volvi6 hacia la pared. Tenia la voz ronca. ~iPero si yo te creo, Moritz! —dijo Mini. Entonces, Moritz se volvié hacia ella. —jEres la inica que me cree! —dijo Moritz. 19 18 —jSeguro que papa también te cree! —dijo Mini, —jQué va! -explic6é Moritz con voz tonca~. Mama le ha llamado a la oficina —Moritz volvi6 a sollozar-. ;Dice que al menos tendrfa que ser capaz de confesar! Moritz se senté en la cama y golpe6 con el pufio cerrado la almohada. —iNo puedo confesar algo que no he hecho! Mini estaba completamente segura de que Moritz no habia robado el billetero. iY de que tampoco se lo habia encontrado! Conocfa a su hermano. Cuando menttfa, tenfa otra pinta: inclinaba la cabeza, pestafieaba un poco y encogfa la nariz de un modo muy cémico. Mini dijo: —Tenemos que averiguar cémo llegé ese maldito billetero hasta tu bolsillo. 20 Moritz golpeé la almohada con mas luerza y grit: —{No estaba en mi bolsillo! jEres tan ustipida como los demas! Luego, cogié la almohada y se la lanz6 a su hermana. Mini se levanté y salié de la habitaci6n. Fue a la cocina. Alli estaba su madre sentada a la mesa ya preparada para comer. —Come algo —dijo—. Se va a enfriar la sopa. Mini se senté. No tenfa nada de hambre. Pero dejé que su madre le lenara el plato y empezo a tomarse la sopa. —iNo podrias convencerle de que es mejor decir la verdad? —pregunté la madre. Mini aparté el plato. —jEstd diciendo la verdad! -grité-. ;Y es muy triste que yo sea la tinica que se da cuenta! 21 Mini hizo los deberes a toda prisa y luego se fue a casa de Maxi. Cuando tiene algiin problema, siempre lo comenta con su amiga. Maxi encuentra casi siempre una solucién. Y si alguna vez no la encuentra, alli estan sus hermanas mayores. Ellas si que tienen una solucién para cada problema. Esta vez a Mini le result6 bastante dificil que Maxi y sus hermanas le dieran una soluci6n. Ellas también pensaban que Moritz mentfa. —jNo te preocupes! —dijo Maxi-. jOcurre incluso en las mejores familias! Mini estuvo una hora tratando de convencerlas. Al final, Maxi dijo: —jQuizé tengas razén! ¥ una de las hermanas mayores afiadié: Tal vez alguien le haya escondido el 22 hilletero a tu hermano en el bolsillo sin que él se haya dado cuenta... —Pero jcual seria el mévil? —-pregunt6 Maxi. Mini pregunts: —jQué es un movil? —Un criminal siempre tiene un mévil -le explicé Maxi-. Un motivo para hacer algo. ane rout ye ' ae wart wee Qf i AGINTRSE 23 Mini se metio el dedo indice en Ja boca, se mordio la ufia y pensé qué motivo podria tener alguien para esconderle a su hermano un billetero en el bolsillo. No se le ocurrié ninguno, Maxi se metié el dedo gordo en la boca, se lo chup6 y se puso a pensar. Estuvieron mucho tiempo asi. Hacia ya un buen rato que las hermanas de Maxi se habfan ido de la habitacién. Ellas no estaban muy Preocupadas por Moritz. Por fin, Mini pregunt6é: —iSe te ocurre algo? Maxi dijo: —|Si Moritz no ha robado el billetero, si nadie se lo ha escondido en el bolsillo, entonces tampoco se ha podido caer de su chaqueta! Asi que se ha tenido que caer de la chaqueta de Peter. Durante una pelea se 24 inonta un buen Ifo. j;Es muy facil que los que dicen haberlo visto se hayan equivocado! —Entonces, jes Peter el ladrén? pregunté Mini. Maxi asintié. Pero pensaba que era muy ilificil demostrarlo. Y no podfan acusarle por las buenas. Primero habia que averiguar dénde le liubia desaparecido el billetero a Schodel. 25 A lo mejor era un sitio donde Moritz no habfa estado nunca. ;Entonces todos comprenderfan que Moritz era inocente! Maxi encargé a Mini que le preguntara a la directora las sefias de Franz Schodel. La directora tenfa que saberlas. En el billetero habia un carné escolar. Seguro que ella habia llamado a casa del nifio para decirle que habfa aparecido el billetero. Pero a Mini le resultaba horrible tener que ir a ver a la directora. od PiDRI-18 | ° 26 Mini acept6 al fin. No podia dejar que Maxi hiciera lo mds incémodo, Sobre - lodo, sabiendo que a su amiga Moritz no le gustaba demasiado. Cuando Mini volvié a casa, su padre ya habia Negado. Estaba sentado en el cuarto de estar, frente a Moritz, que tenfa los lrazos cruzados y miraba fijamente el \echo de Ja habitacion. Delante del chico, sobre la mesa, habia un papel. Mini se senté junto a Moritz, porque queria demostrarle su apoyo. Papa arrugé la frente y la miré con cara de mal humor. Mini apoy6 una mano en la pierna de su hermano. Notd que a Moritz le parecia bien. De lo contrario, le habria apartado la mano enseguida. ~jEstoy hablando con tu hermano muy seriamente! —dijo papé. Mini asintio y siguid sentada. Aunque sabia perfectamente que é1 no queria que participara en aquella conversacion tan seria, le pregunté a Moritz: —iQué es lo que tienes que escribir? Moritz siguié mirando muy fijamente el techo y dijo: —Tengo que pedirle disculpas a ese Schodel. Pero no lo haré. Porque yo no he hecho nada. 28 Papé se puso furioso. Con la cara roja, se levanté de un salto y grité que Moritz no se irfa hasta que no hubiera escrito la carta. ;Aunque se pasara una semana alli sentado! ;Y tampoco recibirfa su paga semanal! @ ADEMAS ESTARAS Papa se fue a su dormitorio y cerré la puerta de golpe. —jEsto es como una pesadilla! —dijo Moritz, y apoy6 la cabeza sobre el hombro de Mini. Mini pensé: «Si Moritz tiene que escribir una carta al tal Schodel, entonces es que sabemos sus sefias. ;No tendré que ir a ver a la directora!». Miré encima de la mesa. En el sitio donde se habia sentado papa habia una hoja de papel, en la que ponia: «Schodel, calle del Monte, 7». La nifia se guards el papel en el bolsillo de la falda, pas6 suavemente la mano por la cabeza de Moritz y dijo: -jLo vamos a arreglar, tengo dos pistas bastante buenas! 30 Al acariciar la cabeza de Moritz, Mini noté que estaba muy caliente. —jMaméa! -grité-. |Moritz tiene fiebre, todo este lfo ha hecho que se ponga malo! Mamé y papa salieron del dormitorio. El \rajo el termémetro y se lo metié a Moritz on la boca. jTreinta y nueve grados! Mama llevé a Moritz a su habitacién. Le ayudé a desvestirse, le tap6 con la manta y le dijo: 31 Durante la cena, mama y papa tuvieron una pequefia discusi6n. Ella decia que Moritz se habia puesto malo a causa de los nervios, porque se sentfa muy desgraciado. El asegur6é que nadie tiene fiebre a causa de los nervios. Que, a lo mejor, era cosa del sarampién. Que habia muchos nifios con sarampion. Que los dos hijos de su secretaria lo estaban pasando. Que seguro que era una casualidad que Moritz se hubiera puesto malo precisamente en aquel momento. Mini miré a su padre, muy enfadada, y grité: —jSi a mf me hicieran una injusticia asf, también me darfa mucha fiebre! El sacudio la cabeza: —jNo seas tan testaruda, Mini! E] billetero estaba en el bolsillo de tu hermano, jnadie puede pensar lo contrario! 32, A la mafiana siguiente, Moritz seguia \uniendo fiebre. Antes de marcharse al colegio, Mini se asomé a verle. Queria contarle que sospechaba de Peter. Y que iba a hablar con Franz Schodel para preguntarle dénde le habia desaparecido ul billetero. Pero Moritz estaba tan débil y cansado que ni siquiera pudo levantar la cabeza. 33 Asi que Mini no le conté nada y salié d puntillas de la habitacién. Cuando iba camino del colegio, se le acerc6 Maxi, muy excitada. La saludé con un periddico que Nevaba en la mano y grité: -jVamos a convertirnos en la sombra de Peter! —iQué vamos a hacer? —pregunt6 Mini. —jVamos a observarle a todas horas! ~informé Maxi. Y afiadi6 que en el periddico ponia que hab{fa un ladrén en la linea 5 del tranvia y que no pasaba un dia sin que se produjera un robo. Y todas las mafianas Peter iba y ven{a del colegio en la linea 5. ;Con toda seguridad! iEstaba claro que Peter era el ladron! ji tuvieran suerte y le pillaran con las manos en la masa, el caso estaria resuelto y 34 podrian demostrar que Moritz era inocente! MiC-T%e POR. 06 ME VOY FAN TEMPR-IND, Y VoRLYO FAN Maxi también habia pensado en eso. Podrian decir en casa que tanto por la mafiana como por la tarde habia ensayos para la funcién de Navidad. —;Pero yo no sé mentir! —aseguré Mini. —;Si es por Moritz, lo conseguirés! afirmé Maxi. 35 Mini no se atrevi6 a llevarle la contraria. Aunque sabia que mintiendo era una absoluta calamidad. Cada vez que lo intentaba, su madre lo notaba. Y Mini vefa otra dificultad mas: Peter la conocfa. ;Y también conocia a Maxi! ;Seguro que se sorprenderia si de pronto las dos viajaban en el mismo tranvia que él! Maxi dijo: —jPor si acaso, vamos a disfrazarnos! A la mafiana siguiente, Mini salié de su casa a las siete y cuarto. Mam4 no habia sospechado nada. Ni siquiera escuché con demasiada atencién cuando Mini le hablo de los ensayos de la fancién de Navidad. Tenfa que cuidar al pobre Moritz y estaba muy preocupada por él. 36 Mini salié corriendo. La parada en la ue Peter cogia todas las mafianas el lranvia se encontraba bastante lejos. Alli estaba ya Maxi esperando. l.levaba una bolsa muy grande. -;Por fin! -exclam6-. jPeter esta a punto de aparecer! Llevé a Mini hasta el portal nds préximo y sacé de la bolsa dos yorros de lana, dos enormes gafas ile sol y dos largas bufandas de rayas. -\Date prisa! —dijo—. Si no, se nos vaa uscapar ese granuja. Apenas un minuto mas tarde, ambas sxalieron del portal. jNi sus propias madres lus habrian reconocido con aquella pintal 37 Y Peter, que entretanto habia llegado ya | No prest6 ninguna atencidn a esas dos a la parada del tranvia, tampoco las nifias tan abrigadas que habia detras de él. reconocié. Solo hojeaba un libro de Micky Mouse. 38 39 Lleg6 el tranvfa. Mini y Maxi subieron justo detrds de Peter. El se senté en un asiento libre y se puso a leer. Durante las dos paradas que duré el trayecto estuvo mirando su libro de Micky Mouse. Luego, se bajé y se dirigié hacia el colegio. Mini y Maxi bajaron tras él y desaparecieron en un portal para quitarse el disfraz. 40 —Es normal que no lo consigamos al primer intento —dijo Maxi, y guards los gorros, las gafas y las bufandas en la bolsa-. Para seguir a una persona hace falta mucha paciencia. A mediodia, Mini y Maxi tampoco tuvieron éxito. Peter subi6 al tranvia en compafiia de otro nifio. Hasta que se bajé, le estuvo explicando qué hay que hacer para ser el mas rapido nadando crol. Al dia siguiente, Mini y Maxi tampoco tuvieron suerte. Peter llevaba un walkman y tenia los auriculares puestos. Iba tarareando una cancién y moviéndose al son de la musica. En el tranvia incluso cerré los ojos. Casi se le olvida bajarse en su parada. ;Y al mediodfa, lo mismo! Peter llegé a la parada sumido en la misica del walkman. Casi se le olvida subirse al tranvia. Cuando estuvo dentro, se quedé junto a la puerta mirando por la ventanilla. iY qué pas6? Pues que una sefiora le pregunté a Mini: —Estamos casi a veinte grados. ;Por qué 42 os vestis como si estuviéramos en pleno invierno? La mafiana del tercer dia, Peter llegd bastante tarde a la parada del tranvfa. Se apoyo en una papelera, sacé un bocadillo de salchichén de la mochila y empez6 a comérselo. A su lado habia una anciana. Rebuscaba en un monedero que tenia en la mano. La pobre mujer debia de ver muy poco porque se acercaba mucho el monedero a los ojos. Por fin, sacé el billete del tranvia. Y, sin querer, un billete de mil chelines se le cayé al suelo. La sefiora no se dio cuenta. Las demas personas que habia en la parada tampoco se dieron cuenta. iPero Peter lo vio! Se agaché y cogié el billete. 43 iPERODON, La anciana le dio las gracias a Peter. Mini se quit6 el gorro de la cabeza, se Incluso queria darle una recompensa. Pero él le dijo: guard6 las gafas de sol y se desenroscé la —No, no; ni se le ocurra. bufanda del cuello. 44 —Bien, tendremos que seguir la segunda pista y averiguar donde desaparecié la cartera de Franz Schodel —propuso Maxi. —iY si tampoco sirve de nada? —pregunt6é Mini, desesperada. —Entonces, ya no sé qué hacer —dijo Maxi, y se quité también el gorro, las gafa y la bufanda. Justo cuando guardaban todo en la bolsa, Peter se volvié hacia ellas. —jHola, Mini! -exclamé-—. ;Qué haces aqui? —Yo, yo, pues yo.., -tartamudeé ella, y no supo qué mas decir. Maxi sefialé una tienda. —Tenfamos que comprar una cosa en la drogueria —respondi6 sin vacilar, Luego, subieron al tranvia con Peter. Este le pregunté a Mini si Moritz estaba realmente enfermo. —jPues claro que sf, esté muy mal! —chillé Mini. 46 —jTiene cuarenta y cuatro de fiebre! ~grité Maxi. Naturalmente, estaba exagerando mucho. Aquella misma mafiana la temperatura de Moritz hab{a sido de (reinta y siete grados y dos décimas. —Bien —dijo Peter-, es que todos los nifios de la clase dicen que se queda en casa porque no se atreve a volver al colegio. —jPues vaya clase mas tonta! —gritd Mini-. ,Acaso creéis que mi hermano puede provocarse la fiebre? Y Maxi afiadio: EI no ha robado nada, asf que puede ir al colegio cuando quiera. Mini estaba muy agradecida de que su amiga defendiera de aquel modo a Moritz. Cuando Negaron a la puerta del colegio, Maxi dijo: 47 —jVe ahora mismo al despacho de la directora y pidele las sefias de Franz Schodel! —;Si las tengo hace mucho tiempo! —exclamé Mini. Sacé la hoja de papel del bolsillo y le conté a Maxi cémo las habfa conseguido. ® é $i " SV e at otat >)? pEL, MONTE. ° & 48 Y como Franz Schodel no ibaa su colegio, el de la plaza, seguro que iria al de Ja calle de mas abajo, opiné Mini. Y, ano ser que estuviera en el primer curso, no saldria hasta la una. Maxi dijo: —Cuando salgamos de clase, iremos alli y le esperaremos. —Pero no le conocemos —dudé Mini-. 4Cémo vamos a encontrarle entre tantos nifios? —Pues preguntando! —respondidé Maxi. —Pero ja quién? —pregunt6é Mini. —jOh, cielos! -se lamenté Maxi-. Ta siempre ves problemas donde no los hay! Si preguntamos a uno de cada cinco nifios que salga del colegio, alguno le conoceré. —jEso espero! —dijo Mini. 49 Cuando acabaron las clases, Mini y Maxi se fueron al otro colegio y esperaron en la puerta a que salieran los nifios. A uno de cada cinco le preguntaban: —Por favor, ;conoces a Franz Schodel? Mini y Maxi salieron corriendo tras el gordo bajito. Lo alcanzaron en una esquina, mientras esperaba que el semaforo se pusiera verde para los peatones. Maxi le puso la mano en el hombro. PER DON, ICUAN DO: NEMOS = { Y PONDE TE SUE HICERTE / pis. qp41RECIO und EL Franz Schodel contest6: —jYa me lo han devuelto! No faltaba nada. Si habéis encontrado uno, no es el mio. = s. = —=— A PESARS DE TODO: “EL, LUNES, vraavet — PITP ERR ABLEMENTE ravort ATi EN EL oo WL Aa DENTIST. wn BD De pronto, a Mini empezaron a temblarle las rodillas. Y el corazén le latia con fuerza. Y notaba un zumbido en los ofdos. — En qué dentista? —preguntd. Se habia quedado casi sin voz. —E] doctor Berger —respondi6 Franz Schodel-. ; Algo mas? Parecfa sorprendido. —No, gracias —susurré Mini. —Bien, entonces, jadids! —dijo Franz Schodel, y siguié andando. —i Qué te pasa? —pregunté Maxi-. ;Te has puesto muy pdlida! Mini dijo: —jMoritz también estuvo el lunes en el dentista! —jNo me digas que estuvo también en la consulta del doctor Berger! —grité Maxi. Mini asinti6. 53 —Entonces —suspir6 Maxi-, jla historia ha terminado! Lo siento. Le pas6é a Mini la mano por la cintura y la apret6é contra si. Mini asinti6. No podfa hablar. Estaba a punto de echarse a llorar. —jHa salido bien el ensayo? —le pregunté su madre cuando Mini volvi6 a casa. Mini no querfa seguir mintiendo. Se eché al cuello de mamé y le dijo que no estaban ensayando la funcién de Navidad. Que habia querido probar la inocencia de Moritz. Pero no habia sido posible... La madre acaricié a Mini. No le importé nada que su hija hubiera mentido. —jTe comprendo! —dijo—. Yo tampoco puedo creer que Moritz sea un ladrén —y le pidié que le contara a Moritz todo lo que ella y Maxi habfan averiguado. —Quizad entonces comprenda —afiadi6 mamé-— que no sirve de nada seguir mintiendo. 55 Moritz estaba en la cama. Tumbado boca arriba, con los ojos cerrados. Ss MORITZ? er jhe ae ie 3 pos vistis Jk HO | se Mini se sent6é en la cama de Moritz. Le daba pena su hermano. ;Aunque fuera un ladrén! Contarle asf de golpe lo que habia averiguado le resultaba un poco dificil. Pens6: «;Cémo podria hacerlo para no herirle?». Mientras reflexionaba, miré hacia el escritorio de Moritz. Junto al escritorio habfa una silla. En el respaldo estaba colgada la cazadora vaquera de su hermano. Mini miré fijamente la cazadora, luego se puso de pie de un salto y la cogio. -jMoritz! -grité—. j|Tienes un agujero en la manga derecha de la chaqueta! Moritz abrio los ojos. —jBien! ;Y qué? -murmur6 con voz débil-. ;Qué importa? No sé cudndo me lo he hecho. 57 -jY esa mancha roja de tinta tan grande Moritz se incorpor6 en la cama. Miré a en la espalda tampoco la tenfas antes! Mini, desconcertado. -grité Mini muy agitada. —j Qué estés diciendo? “ee CO Ce QUIEN ES a a a Woo i i . ‘o al oN TTP o> —jAhora piensa bien, Moritz! —dijo Mini-. ;Llevabas la cazadora cuando fuiste al dentista? Moritz asinti6. —jLa tuviste puesta todo el rato? —pregunté Mini. —La colgué en un perchero —dijo Moritz. —jHabjfa algun otro nijio en la sala de espera? —pregunté Mini. —Uno gordo y bajito, me parece —dijo Moritz. —jColg6 é] también una cazadora vaquera en el perchero? —pregunt6 Mini. —jNo tengo ni idea! —dijo Moritz-. El ya estaba alli cuando yo Hegué. Y no le vi cuando se fue. 60 Mini sacudis la chaqueta en el aire. —jYa lo tengo! —grité—. ;Mama, mama! . om & = b ( CHAQEFI ES. < PE EL 5 owe (© seHODELS en h GEL Moy TH ge CHGIO To o ¢ “eH AWEFA, ¥ oO” ° ‘oO } ~ 4 [Ce ” FUR? DENTISEATY’ © iy T6 CoGiSTE Id Svxrdt of ICON EL , BILAL TERA Una hora mas tarde, Moritz ya no tenia fiebre. Estaba totalmente curado. Mama Nam6 a papd a la oficina y le dijo que los nervios sf podian dar fiebre. Y papa le encarg6 que le dijera a Moritz que sentia mucho no haberle creido. También le encarg6 que le dijera a Mini que estaba orgulloso de tener una hija tan superlista. Aquella tarde fueron papa, mama, Moritz y Mini a casa de Franz Schodel. Maxi también fue con ellos. Franz y sus padres se quedaron asombrados al saber lo que realmente habia pasado. Y el chico le dijo a Moritz: —La chaqueta me estaba mds estrecha que antes. Pero pensé que habia vuelto a engordar. 62 Y Maxi le dijo a Mini: —jRealmente, tti eres mejor detective que yo! Mini se alegré mucho. Pero se puso todavia mds contenta cuando Moritz le dio un beso y le susurré al ofdo: —jHa sido magnifico por tu parte! jEres una hermana estupenda! 63

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