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OBRAS~ Plier Ce OM eae Mt rer ke rs numerosas familias criollas durante Sa gx Dror ee ce Grenier ty y Ana Maria Guiraldes se unen para exci poe ne Mens y tee miento han publicado obras de misterio, de cies Cua unc eey a tera eas Cite esc ace ary eae eee tees en te era Dae anne cu che: eee Recor eens ves ane eee a Cn cca ene eee cere ce ‘euentos, de Giliraldes. bi Cree JUANITA ___JOVE N PATRI OTA JACQUELINE BALCELLS ANA MARIA GUIRALDES 1LUsTRACIONES DE FRANCISCO RAMOS @ Ula a vida de ISBN: 978-956-12.0308 1 ein: julio de 2011, vas Esco ISBN: 978-956-12-051-, 14 edi: jlo de 2011, Direct editorial: José Manel Zafar, Direc de ore: uan Mme! Nei Direc de producion: Pranco Giowano © 19% por Jacqueline Marty Abotiz 1 Ana Mara Gialdes Caner Inscipién N°90 923. Santiago de Chile. Derechos exclusivos de ediidn reservados por Empresa Bitors Zig-Zag, SA. Eitado por Empresa Eitora Zig-Zag, S.A. Los Conguisiaores 170. Piso 10, Provideacia Telefon 8107400. Fax 8107855 wow aigzagel/ E-mail: zgrag@zieragel Santiago de Chile. El presente dro no puede se reproduce nen todo ni npr, achivao ni tansmitid pr aingin medio mec, ni eletinien, de grabacién, CD-Rom, foocopi, ‘mjtofimacin uo forma de eproduccin, sn i atarzaién eerie des editor Inpeso por SelesianosInpesores, S.A. ‘General Gana 1486. Santiago de Cale Joven patriota 1 UNENCUENTRO SORPRESIVO Contact verano de 1817 en la Ha- ccienda de Las Mercedes, en las cercanfas de Talea. El sol declinaba tras los cerros cuan- do.el sonido acompasado y metalico de los ceascos de un caballo rompis la quietud de la tarde, El jinete, inclinado sobre el pescuezo del animal, se dejaba conducir mientras su ‘cabeza bamboleaba al ritmo de cada tranco. De pronto, una perdiz que levant6 el vuelo con un piar chillén, asust6 a la bestia, que alz6 sus patas delanteras en un movimiento nervioso. La Independencia de Chile (1810-1823) OLA Durante tes siglos, los que se sinieroncapaces de Su inerte carga rodé por su flanco clos hispanoamericanosgobemarse por sf misnos Foorn color de Espana ta emaneipacign legs hasta caer al suelo, yy tvieron una gran lealtad a través de la arstoracia El hombre qued6 tendido sobre la al monarce espafol. Pero criolla de cada pas que, en Hegé el momento en que su afin de paricipar en los ee ‘estos pueblos Hegaron aun gobiemnos, desencadens la punto de maduracién en el Independent El caballo sigui6 adelante en un ga- lope furioso. Una nifa alta y delgada que caminaba por el sendero, canturreando en voz. baja, vio venir al animal, Su reaccién fue instan- ténea y se hizo a un lado con un égil salto que dej6 al descubierto el amplio ruedo de su enagua. Al ver al caballo con Ia silla vacfa, Juanita Lezaeta supo al instante que tendrfa que buscar a un jinete caido. Y no le costé mucho encontrarlo. S6lo unos pasos més alld, de bruces bajo un frondoso alamo, estaba el cuerpo exdnime de un hombre vestido con el uniforme pa- {riota, Juanita, sin sentir miedo, se acerc6 al soldado y haciendo un gran esfuerzo logré voltearlo. Entonces un grito ahogado salié de su boca: era José Antonio Villanueva, el amigo de Roberto, su hermano mayor. El Un mal gobierno Los crillos se quejaban, y con ra260, de que el go- Demo y ta administacion 4e las colonias americana eran deficientes, Cualquier medida de interés pablico ‘quehubiera que tomar, debia esperar la orden de Esps para llevarse a cabo. Y esta orden podia demorar meses, en Mega, y a veces afior. ‘También era lento el siste- ma de justica, y los casos ‘may importantes debtan set resucltos ante el Consejo de Indias, lo que hacia inermi- ables los process, Por dtimo, la conducta de viereyes y gobemadores espatols djaba mucho que desear- Muchos de lis so venfan a enriquecerse a ls ccolonias y comettan toda clase de burs. Los erollos reclamaban tambia del abandono en que Tosespanoles tenian a lases- cuelas y colegos,y exigian una mayor preocupacién del [Estado por Ia iastruccisa, En el Chile colonial, casi todas las innovaciones in- troducidas en la ensefianza ‘se debieron al esfuerzo de los criolos mismo que habfa pasado largas tempora- das con ellos en el campo y del que Juanita siempre estuvo secretamente enamorada. Por supuesto que é! nunca lo supo —le evaba ocho afios—, pero Juanita nunca olvidarfa que fue José Antonio el que le ensefié a seguir el compés del caballo du- rante el trote y el que la felicit6 la primera vez que ella logré saltar una valla en forma impecable. Chile en el sig XIX Conta el ao 1808 y San- tiago era toda una ciudad, Los campos estaban cu- biertos de extensas planta- ciones de tigo y el ganado se babfa muliplicsdo. Las hvertas y chaerastenfen no slo lamas y sauces, sino también variados érboles frutales: doraznos,perales, rmarzanos y viledos, todos ellos taldas por los prime= 10 ros conguistadores. En las calles y plazas de Santiago se vefa una gran actividad Pero en medio de todo ese ajtreo coment a nacer un cierto nerviosiso, pues lle sgeron noticias alarmanies desde Europa: las ropas de Napoleén fabian invedido Espafa y el rey Fernando Vitestabaen Francia en ca Tidad de prisionero, Y ahora José Antonio estaba allf, ten- dido en el suelo como un muerto, y, ade- més, vistiendo el uniforme patriota. Habia escuchado por boca de su padre que muchos 6venes de la sociedad se habian enrolado en las filas del general O"Higgins, ese hom bre que no pertenecfa a su clase social, pero que se habia logrado imponer con valentia e inteligencia a sus opositores. También sabia que, luego de una desastrosa batalla en Rancagua, O'Higgins se habia ido a Mendoza, segtin decfan para reorganizar el ejército patriota. gPero qué estaba haciendo José Antonio en tierras ocupadas por esos soldados realistas que a menudo visitaban a su padre y Ie exigfan alimento para sus tro- pas? Juanita no los soportaba, porque cada vex que su papé se encerrabaen el escritorio ‘con un capitan espafiol de grandes bigotes, Juego pasaba semanas de mal humor. ¥ de s6lo imaginar lo que sucederfa si ese anti- patico capitén encontraba a su amigo, un escalofirfo recorrié su espalda El rey en cautiverio Inmediatamente, los es pafioles organizaron la re- sistenea y, en ausencia de su rey legitimo, formaron Ie Junta Central que gober- nae en nombre del fey eo cautverio. ¥ tanto expaio- les como crillos se unieron en contra de José Bonaparte que entonces gobernaba cen Francia— y proclamaron su lealtad a Fernando VIL Aunque tenfanreparos sobre mo los espatoles gober- rubun las colonias, ec000- cian a Espaia como el pais que durante res sighs habia dado ls bases morals y re- ligiosas que tenfan araigo centre ellos Pero a pesar de la unidad centomno al rey en cautiverio, ‘dentro del gobierno de Chile no todo eranrmonia. Svcedis ‘que luego del fallecimiento el gobernador espaol Luis Mustoz de Guzméin, queds clara la rvaldad entre Aue diencia, Cabildo y aviso Cracia crolla. Los criollos edian més pareipacn en Jos asuntos de gobierno, y eleonficto aument6 cuando fue nombsado gabernadot Francisco Garcia Carrasco, aque era muy autoritario, R | I Un quejido del joven la sobresalt, —iJosé Antonio, José Antonio! ;Abre los ojos! El aludido, como obedeciendo la or- den, levanté los parpados y fij6 sus pupilas celestes en el rostro ansioso de Juanita, La miné unos instantes y traté de in- corporarse; pero su cuerpo perdié fuerzas y volvié a recostarse, apoyando su espalda contra el tronco del érbol Un gobernador asustado Pasaron dos ais y el rey FFemando VII segutaprisio- ero. Los erillospidieron que Chile —al igual que Espafta— fuera gobernado por una Juoua de Gobierno Local give actuera en nom- bre del ey en cativerio. El sgobemador Gareis Carasco, asustado por el earz que es” taba tomando la sittin y no sabiendo ofa controlar Jos dnimos exatados, penss {que con una demostracién de fuerza su autoridad que- aria consolideda. Entonces mand tomar prisioneros y ego desterraral Per aires lieres ciclo: José Antonio Rojas, un hombre ya ancia- no; Juan Antonio Ovalle, ideaista e impetuoso, y al audaz e inquieto Bernardo Vera y Pintado. Pero estos tres hombres, antes de ser ‘embarcados facia Pei, al- ‘canzaton a avisar a Santiago ‘desu autiverio u La noticia cay6 en la ca pital como un rayo,y lo que Gare Pntado crey6quese- fauna medida as favor, se volvié en su conta, ya que al saber esto la stuacin se puso tan fens que se unieson ‘spatioles, erollos, Audis cia y Cabildo para exigir el retro del gobernador. Garcia Carrasco se vio forzado a renvaciar y se designs como sucesor mo- rentineo, en espera de un ombeamicnto definitive que vendéfa desde Espana, don Mateo de Toro y Zambra- no, Conde de Ia Congust, ‘quien habia nacido en Chile. Pero esto no calm el ii smo de los criolles.llosexi- lan ser obemados por una Junta y pidieron la convoca- «in de un Cabildo Abierto, que cr la convocacién alos vecinos més importantes de Ja ciudad para juntarse a de- cidir un asunto piblico de suche trascendencia —Juanita... Juanita joven, con vor débil, llevndose una mano al hombro. En ese momento Juanita se dio cuenta de que la gruesa chaqueta de patio estaba impregnada de sangre, —iEscéndeme, Juanita, escéndeme! —pidi6 el oficial patriota, intentando una vez més levantarse. La alegrfa inicial de Juanita de haber sido reconocida por José Antonio, se trans- formé en preocupacién. {Qué podfa hacer para ayudarlo? A su padre no Je harfa nin- ‘guna gracia esconder a un enemigo de los realistas: bastante tenfa ya con sus odiosas visitas, Aungue don Victor Lezaeta abriga- 'ba simpatfa por e! movimiento patriota, se guardaba muy bien de manifestarla cuando ‘estaba en juego la seguridad de su hacienda Yy de su familia. A Juanita le habria gustado ‘que su papé fuera més valiente, —iVirgencita de las Mercedes, ayii- dame! —murmuré la niffa, mirando hacia 15 La Patria Vie} ja (1810 -1814) Se llamé Patria Vieja al periodo que comienza con la Primera Junta de Gobierno y {que termins con el desastre ‘de Rancagua. ‘Los vecinos de Santiago reunidos en Cabildo Abie to eran, por supuesto, en st gran mayoriacrillos. Mateo ‘Toro y Zambrano entrees soleranemente su bastén de ‘mando, mientras el Cabildo ‘peda cao la formscin de tuna Junta de Gabiemo que sctuara mientras dure tan Tos conflicts, Asi, el 18 de septiembre ‘de 1810 quod formada la Primera Junta de Gobierno fen Chile, Esa quedé com- puesta por: “Mateo de Toro y Zambra no, Presidente BI Obispo José Antonio Martinez de Aldunate,viee- presidente Juan Martinez de Rozas, Enrigue Rosales, Ignacio de la Carrera, Fernando Mit- ‘quer de I Pata y Francisco Javier de Rein, vocales, ‘Gregorio Argomedo Yy Gaspar Marin, todos lados, como si los drboles o las pie- das pudieran ayudar. jEscdndeme, Juanita, répido! —vol- vié a pedir el herido. Y esta vez, haciendo acopio de todas sus fuerzas, logré incor- porarse hasta quedar de pie, afirmado en el arbol Entonces Juanita record la gruta dela Virgen. Esta se encontraba al final del sen- dero que cruzaba el huerto de los manzanos. Infinidad de veces habia pedido permiso a Ja Vingen para sentarse tras su alta figura de yeso y quedar oculta para todos durante largas horas. En ese lugar, amparada por los rigidos pliegues del manto, habja lefdo las primeras novelas de amor. Qué mejor lugar para que el joven se escondiera? —Iosé Antonio: jerees que podrés caminar? ;Yo sé dénde ocultarte! Pero ten- demos que recorrer un buen trecho. EI joven, por toda respuesta, dio un par de pasos. Vamos... —Ie dijo, con voz débil. 7 Tarea de la Junta Uno de fos primeros actos le Ia Tuna fue autorizar el libre comercio con las na- ciones amigas y neutrales. aque la medida hara pelig chile tiempo de abrir el gobierno s ‘tos pases, menos puestasaduaneros ls 18 caderias que llegaban. Asi, podria protgerallaindusria ‘ytambién contar con dinero ‘ara organiza la defensa det teritorio con fo recaudado on los impuestos. ero a aecin mss impor: tante dele Tanta de Gobier- ro fue la convocacioa & un ‘Congreso Nacional; yen el ‘mismo momento en que ‘nauguréel Congreso —el 4 e julio de 1811— cesaron las fonciones de la Primera Junta de Gobierno. Juanita rodeé Ia cintura del soldado con su brazo, él apoy6 su cuerpo contra el delgado hombro y asf, lentamente, aban- donaron la alameda y se internaron por el potrero en direccién a la inmensa mancha verde del manzanar. 19 Juramento de la Primera Junta Luego de ser elegidos, los miembros de a Primera Junta de Gobiern debieron Jurar con el siguiente inte- srogatorio: :Jura usted de- ‘ender Ia Patria hasta derra- ‘marla kima gota de sangre ara conservaria lesa hasta ‘epositarla en manos del rey Fernando VII, nuestro soberano, 0 de su Tegfimo sucesor, conservar y guar: dar nuestra eligi yleyes; hacer justcia; reconocer al Supremo Gobierno de Re- gencia como representante de la Majestad Real? Luego del solemne “jura- mos", se dio por conciuida la reunién, Las campanas de ls igle- sias dieron repique general, las casas se embanderaron y en lanoche hobo luminarias en tod a ciudad. ELESCONDITE E aroma de las pequefias frutas verdes entré por las narices de José Antonio, déndole énimo, junto con recuerdos. A su lado caminaba esa pequefia de ojos vivara~ chos que lo habja asediado durante tantos veranos con sus etemas conversaciones. Juanita habia crecido en estatura, pero agin cra la misma nifia,entusiasta y decidida, que ‘no media el peligro cuando montaba algiin caballo chticaro. Laalta figura deta Vingen, cubierta con cel manto bordado por las devotas manos de Ja abuela Clara, los esperaba con sus brazos abiertos. Dos rosales trepadores, con sus flores ya secas, coronaban la morada de la Seffora de las Mercedes. Y a sus pies, un jarro de greda ‘mantenfa fresco un ramo de margaritas. José Antonio, antes de entrar al es- condite, miré una vez més hacia atrés, para comprobar aliviado que no habia sefias de perseguidores. a1 Comienzan las rivalidades politicas Junto con exewse el Con- ponerse de acuerdo al die~ reso comendaron las rivai- tar algunas Teyes de gran ‘ade politica yaparevieron _astendencia. Una de ellas dos corrientes opositoras: fue la supresin de la Real una, encabezada por Marf-Audiencia y su reemplazo rez de Rozas y Hamada Los por el Tribunal de Apel Ochocientor, preconizada cones, y ota, Ia ereacisa ‘grandes cambios en forma del Tribunal Supremo de ‘gente, aunque hubiera que Justicia. También se diets silise del marco insttuco- una ley que pass a his ‘allot formada porespa- ia como la Ley de Libertad Soles y crillos de tendencia de Vientre, que probibia la ‘modeiada,aspirabetambiénainternacién de esclavos y realizar ciertasrefoemas, peo esablecia que los hijos de en forma paulating y dentro éstos nacian libres. {e los macos legals De esta manera, aquellos Pete a las enconadas lu- hombres que discuttan aca- has provocadas por los loradamente sus puntos de distintos puntos de vista, — vista, estaban formando el los congresistas lograron — naciente pas 22 Cuando Juanita vio a su protegido acomodarse tras el cuerpo de la Virgen, dio un suspiro de alivio y le dijo: —No te muevas, Ya vuelvo. Muy decidida, cogié el jarro, bots al suelo as flores y corri6 hacia la acequia que bordeaba el huerto. Una vez all, le- vani6 la falda de su vestido y de un solo tirén desgarré el vuelo alforzado de la enagua. Luego sumergi el jatro en la acequia y lo enjuagé varias veces, hasta que el agua se vio clara y transparente en 23, Dictadura de Carrera ‘Ysucedi6 que mieneas os ‘congresistas discutin, un jo- ven militar — José Miguel Carrera, aprovechando las discrepancies que exis> tfan denteo del Congreso, se abanderizé con los mas exaltados,¥.apoyado por las armas, exigié al Congreso Ja designacidn de una nue va Junta de Gobierno que é1 preside. Un poco més tar- ‘de —y luego de aprobada su exigencia— con el pretexto de que el Congreso conspi- ‘aba contra fa Junta, rodes 24 1 edificio con eaifones y fordené su disolucién, el 2 de diciembre de 1811, José Miguel Carera que- 46 al mando del pas. ‘Una vez a la cabeza del gobierno, Carrera logeé imponerse a las intrigas familiares que trataban de Aesestabilizar su gobierno, alas diversas tendoncis em tne criollosy realists y al poder que habla adquirido Martinez de Rozas —Iider de los Ochocientos— en Concepeisn su interior. Entonces emprendié el regteso, deteniéndose varias veces para recoger algunas manzanas maduras. Cuando Iegé junto al herido, éste temblaba. —Parece que tengo fiebre —dijo el ‘muchacho, tocdndose la frente Juanita se arrodill6 como pudo en el estrecho espacio entre la Virgen y el fondo de la gruta, La Aurora de Chile Uno de os primeros pasos ‘de Cartera para dar impul- 0.80 ideal revolucionario Chile, Hasta entonces s6l0 egaben peri6dicos espario- les. impresos desde Lima y Buenos Aites y todos ellos se recibfan con gran atraso. irgiera La Aurora de Chi- le, Esta publcacién circul6 por primera vez el dia jue- ves 13 de febrero de 1812, Avtruvésde sus cuatro hojas, ls chilenostuvieron acceso ‘un periddico que informa ba sobre el acontecer del Reino y en él pudieron es ceibir todos los crillos que abiertamente proclamaban 1a completa emancipacién ée Espa. 26 —Toma, José Antonio: vendas, agua y manzanas. Yo me tengo que ir, porque se estd haciendo de noche y quizés ya estén busedindome. Pero no te preocupes, guar- daré el secreto y volveré mafiana temprano. —Mafiana estaré bien y seré gracias a ti —respondié él, y le mostré aquella sonrisa que la nifia nunca habia olvidado, Juanita sintié que sus mejillas ardfan ‘y abandon6 corriendo el lugar. Cruz6 el manzanar en un par de mi- nutos y no dejé de correr hasta que estuvo frente a la imponente puerta de roble de su casa. El sol ya se habfa ocultado, pero atin la claridad iluminaba el horizonte. Juanita, Juanita! —escuch6 la voz de la vieja Micaela, que la llamaba desde el interior, —jAquf estoy, Mica, no grites tanto! —Su mamé la andaba buscando, nifia iMire cémo esté toda entierrada! Vaya a ccambiatse de ropa, mire que hay un invitado para la comida. 7 La proclama de Camilo Henriquez E16 deenerode 1811 apa- rece una proclama firma- dda por Quirino Leméchez (eudénimo del file de la Buena Muerto Camilo Hen rique7) en que se observa ua pensamiento que cl mente predica la indepen- dencia: "Vengo dela egio- nes vecinas del Ecuador con cl dnico deseo de serviros hasta donde sleancen mis Iuces ysostener as ideas de Jas buenas el fuego patis- ‘icoy hablaros del mayor de nuestros ntereses.. stab, pues,eserito, ob, puebio,en libro de los eternos des- tinos, que fueseis libres y ‘yentroses por la nfluencia de una consttucin vigoro- ‘sa y un céigo de leyes 53 Dias; que uvieses un tiem po, como fo han tenido y tendrn todas las naciones, de esplendor y de grande- 2a; que ocupases un lugar ‘en It historia del mundo, y ‘que se dijse algin dia, la Republica, In potencia de Chil, la majestad del poe- bilo chileno”. 28. —{Uninvitado? ;Quién, Mica? —pre- gunt6 la nifia, mientras sacudfa, asustada, la falda de su vestido. —Uno de esos soldados espatioles, que vino de nuevo a molestar a su papé. Estin encerrados en el escritorio, jNo sé cémo don Victor tiene tanto aguante, digo yo! —y Micaela dio un hondo suspiro an- tes de partir hacia la cocina, meneando sus anchas caderas bajo el delantal blanco. Iuanita partié a su pieza con el cora- 26n dando tumbos. jJusto ahora tenia que haber Hegado uno de esos realistas a su casa! Se cambié a toda carrera el vestide yy se peiné con un par de golpes de cepillo. ‘Cuando estuvo lista, se miré en la ovalada luna del espejo del ropero. Este le devolvis Ja imagen de una nia de ojos vivos y ca- bellera abundante, que ensayaba una pose suave y compuesta, —Juanita —se habl6 a sf misma a media vor—: cuida tus palabras, Cualquier paso en falso seré el fin de José Antonio. Constitucién de 1812 Durante el gobjemo de Asi,el Reino de Chile co- Carrera se elaboré un pro> — menzé a ser una end di- yecta de Constiucién forma ferenteal Reino de Espa ‘do por 27 anfeulos.ste,porY como sfimbolo se eres uns ur lado, al esiablecerun Po- bandera nacional, conocida der Bjecutivo de tes miem- ahora como la banders de is bros —que ern el que presi Patria Vieja. Esta tenia tes dia Carrera lediocardeter —franjas: una azul, una blancs legalasudictadua; porotto yo amarilla, Jado, al rechazar cualquier orden emanaéa por cualquier storia sitnada fuera det Reino de Chile —aungue se reconocte la soberanta el “muy amado" Fernando ‘VIL= daba un paso avdaz respecto a la emancipacién Luego se persigné bajo el crucifijo colgado sobre la cabecera de su cama y, sintiendo las piernas algo temblonas, bused Jacalma rezando diez avemarias. Enel comedor de los Lezaeta la mesa ya estaba puesta: sobre el blanco mantel de encajes brillaban los platos de porcelana orillados de flores; frente a ellos se alinea~ ban tres copas de distinto tamaiio y color. Desembarco de Antonio Pareja videntemente que a los espafoles no les gustaba el catia que estaben tomando las cosas en Chile. El verey del Peri, don Fernando de basal, docidié que era el momento de detent el mo- vimiento revolucionario de tos eriolos y envié a Chile un efrito al mando de don Antonio Pareja Paroja vena con un grapo 4e oficiales ycincuentasol- Aados veteranos, dispuesto a reclutar més hombres en En Chilos y Valdivia ‘encontré a mejor acopids, pues sus habitanes no esta. ‘ban en absoluto de acuerdo con Ia emancipacién que preconizaban los crillos Y se incorporaron gustosos a ejército invasor, De esta ‘manera, Pareja avanz6 hacia elnorte sin mayores probe. mas y ocupé Taleshuano, 32 ‘Concepeién y Chillin. Ca- era, ocupado como estaba census gestiones de gobiero fn of centro del pais y en debittar las fuerzas opos foras a su régimen, babia descuidado Is defensa de ese tenitorio ‘Apenassesupo en Sania. ‘Boel desembaco de Pareja, el Congreso nombr6 a José Miguel Carrera brigadier y jefe absoluto del ejérito. Carrera, entonces, al mando deunejrcito mal preparado, avanzé hacia e! sur para of. sganizarladefensa. Seinstals fen Tale y hasta al Nega- ton, dispuestos a engrosar sus filas, una gran cantidad de soldados. Finalmente, Carrera logns reunir evat mil hombres, que eran,en su mayor, sol- ‘dads indiseiplinados y sin ‘experiencia Dofia Rosario enderez6 un cuchillo y ordend con desgano a Micaela, que en esos momentos entraba con el pan: —Vierte el chacolf en la botella verde de cristal cortado y no te olvides de atar el pafito de hilo en el gollete para que no se derrame el vino. —Yo le dejarfa caer el chacolf sobre la cabeza. ese realista mal nacido —murmuré centre dientes la sirvienta. Dofia Rosario hizo como si no escu- chara, pero pens6 que su criada tenfa toda la raz6n, Bstaba nerviosa. No entendfa por qué su marido aceptaba que los espafioles comieran en su mesa, si después se pasaba una semana de mal humor y despotricando contra ellos y contra el mundo. Estaba se- gura de que si su hijo Manuel estuviera ahi y no en el Seminario, habria logrado con- vencer a su padre de que no s6lo habia que sentirse patriota, sino que actuar como tal. —iEn fin, todo lo hace por nuestra seguridad! —suspiré Ia duefia de casa, ‘Mientras tanto, Pareja bia legado a Linares y ‘fa con 6] més de ined mil hombres. “Juan de Dios Puga, al ‘mando de un pequeto des- tacamento patriots, partis fen persecueisn de uns avan- lista que se aden- Maule. Al llegar @ Yerbas Buenas, ‘encontraron con el grueso fel ecto de Pareja, que los repels sin dficutad: de los Yerbas Buenas 600 hombres que habian pa tido con Pugs, 200 quedaron Drisioneros de los reaistas ¥ més de 100 murieon en ‘el combate, Luego de esto, Jos realisas se instalaron en CChilén @ esperar el invie ro, que $e anunciaba muy ITavioso. El erito patriots ‘tats infructuosamente de sncaris de ally, luego de indies esfuerzos, erocedis hacia ero tatay establecio ssneampamento en El Roble acordandose de aquellos soldados que habfan maltratado a los sirvientes de los Ochagavia y, luego de registrar la casa, robado todo lo que encontraron de valor. Dofia Rosario volvié su atencidn a Ja cena, Sobre la mesa humeaba un cerdo relleno de naranjas, rodeado de cebollas en escabeche. En otras fuentes se ordenaban aceitunas sajadas con ajf, huevos chimbos y cuifitas de queso. Micaela apareci6 sosteniendo una bandeja lena de papas salteadas en perejil y la dejé caer sin muchos miramientos junto al lechén. —La sefiora puede decir que pasen a Ja mesa —anuncié la mujer, lanzando una mirada despectiva hacia la puerta que co- ‘municaba con el sal6n, por donde entrarfan Jos comensales. En ese momento aparecié Juanita en el comedor. =1Te he estado buscando toda la tarde, hija! —exclam6 dofia Rosario. Y 35 Bernardo O'Higgins Un militar pateiota Ha ‘mado Bernardo O'Higgins, sabiendo que los espafoles preparaban una poderosa fuerza de reconquista, se hba dodicad febrilmente organizarun pequetioejér- ito. Asi fue como al mando el mil hombres se uni & Carrera al sur de Chillén para combatira los realists. Y mientras Pareja se guare- fa de las lvias y prepa taba su ecto en Chillin, ‘O'Higgins y Carrera haefan Jo mismo ea El Roble Y después de tes meses inverales de relativa calma, fueron las tropa realists las ‘que esta vez Se dejaron caer sorpresivamente sobre los patrotas en El Roble. Ma taron en form silencio a Jos centneles con uehilosy ‘en unos minutos sembraton ‘el pinico en todo el camps: mento. Carrera queds ais Indo del resto del ercito y para salvar su vida hbo de Jaarse al fo Tata, herido en un brazo, agreg6, miréndola de arriba abajo—: ;Por qué te pusiste ese vestido? jEstabas mucho ‘mejor en la mafiana! —Me ensuciaron los perros —mintié la nifla— y tuve que cambiarme. Micaela me dijo que habfa un invitado a cenar, —Asfes —contest6 dofia Rosario— y trata de ser cortés. Acaticis el cabello de su hija con aire distrafdo y sali6 en busca de 9 vivir con honor 0 morir con gloria ‘Mientras tanto, O'Higgins “O vivir con tionor 0 morie —que habia logrado seunir con gloria. Et que sa valiea- fen tomo suyo a unos 200 te, sfgame”. Y aremetiocon Inombres-—, al ver que las furia contra el enemigo, a ‘wopas realistasestaban Io- _ pesur desu piema heida. Su ‘rando su objetivo y el caos ejemplo envalentonsa lato fra total, cogi6 Ia bayoneta pa, qveen poco tempo logs {de un soldadoceido y grits: poaer en fuga alos eas. ELPASO DE LOS SAUCES J ‘anita, sentada junto a un hombre de bigote rizado, mantenfa su vista fija en el plato. Frente a ella, su madre se ocupaba en servir mas care al invitado, mientras Victor Lezaeta reclamaba contra el exceso de lluvias que habfa mermado sus cosechas, El oficial espaiiol, luego de beber un largo sorbo de vino, limpié sus bigotes con la servilleta de hilo y carraspe6 antes de inte- srumpir Ia perorata del duefio de casa —La verdad es que me resisto a creer que nadie haya visto soldados patriotas por los alrededores —exclamé con voz estentérea—. Hemos detectado pequeiios destacamentos patriotas que vienen des- de Copiap6 hacia Santiago. Mis soldados repelieron a un grupo ayer, pero varios se dieron a la fuga. Pobreza y caos Lasinoacign sebubia wuel-desesperada y no quedaba to desesperada en el Reino presupuesto para mantener de Chile: la lucha seguts, ls enormes gastos del jer Jos pueblos eran saqueados, ito. Ante esta situacin, ta Jos campos eran devastados Junta de Gobierno decidis ¥y Tos realist, siguiendo el slejara José Miguel Carrera ‘ejemplo de los patriots, co- de sus funciones,culpindolo rmenzaron a crear un lima dol desastre military finan ‘de inseguridad. Y no sola- cero del pats. imente habla muerte y pd As{endiciembre de 1813, nico, sino que la situacién Bernardo O'Higgins asumia econmica se abla vuelto el mando del ejécito, Una tregua: el Tratado de Lireay Cuando O'Higgins y el para detener el paso de los general Mackennas encon- realists Santiago,el resto traban reuniendo alas topas de las tropes patios fueron patrotas en et tur, desem- — derrotadas en Cancha Raya bareé cerca de Concepeién da,en enero de 1814, el brigadier reals Gabino Las tropas de O”Higgins Gainza, que avancé bacia el y de Gainza se enfentaron norte. ¥ mientas O'Higgins mstardeenc! lao de Que- scampaba en Quechereguas — ehe-oguas,peronellegaton 40 ‘Se produjo un largo silencio en el que sélo se escuché el sonido de un tenedor al ser apoyado sobre el plato. ‘Dofia Rosario puso fin a Ja inc6moda situacién: — {Ms queso, capitén? —pregunt6.con tuna sonrisa que no ocultaba su preocupacién, —Gracias. ¥ perdone que insista, pero ‘me gustarfa, con el permiso de ustedes, in- terrogar a la servidumbre. Me parece muy 41 un desenlace definitive Y un mes despuss, el 3 de smayode 1814, e tmabaun tratado en Liray en el que los patios se comprome- tian reconacer al Consejo de Regencia mientras dura- rel causverio de Fernando Vilen Francia. Ademés, los ds bandos ceseran sushos- tilidades, Pero, en realidad, ninguna de las dos partes estaba dispuesta @ cumplir el pacte: slo querfan gan tiempo y reestructurar sus jreitos. Pr su pri, Caner, apr vechendo que O'Higgins se ‘encontrabe oan sus tops en “Talca, prov un golpe de Fs ‘ado y asumi6 el gobiemo de ‘una age ja en Saigo. Sigue la guerra Oigginsentn6 en abierto conflicto con Carrera, pero colvids sus desavenencias al saber dl deserbarco en Tal- ‘ahuano del general Mariano Osorio. Este venfa al man- 4 del regimiento Talave- 1 enviado por el virey del Pers pars enfrentarse alos paiotss. Osorio, al mando de un ecto de cinco mil hhom-bres,emprendis aruts hucia cl norte O'Higgins y Carrera, que se encontraban cen fos mgenes del rf Ca- pros se enter bata vee O'Higgins com ats juno San Marines Is ceca de Tale, pro tte patios fc rondo pot ls elias Encancha Riyal 2 ce tnco de 118, O's, Teri coon biz, fore rare a Satin. L. -maflana transcurri6 tediosa. Jua- nita trataba de distraer sus pensamientos leyendo un libro, del cual no terminaba nunca el primer capitulo. ‘Micaela entré un par de veces para decirle que no habia ninguna noticia y que todo parecfa estar en calma. Cerca del me- diodia la nifia recibi6 también la visita de dofia Rosario. —Es de esperar que tu broma de ‘mal gusto no traiga problemas a tu padre —advirtié la sefiora, con sefiales de haber pasado una mala noche—. No te imaginas Jonervioso que esté. Teme que tengamos la visita de ese capitén espafiol en cualquier ‘momento. Juanita agaché ta cabeza, con la hu- mildad reflejada en sus ojos. La madre, luego de suspirar, Ia dejé sola. 7 La Independencia Lego del desastre de Can che Rayada, los santaguinos que ya imaginaban alas faerzas de Osorio instaladas ela cial — se preparaban ‘para viajar a Mendoza, Por su parte, Osorio cruzabu el Xo Maipo y acampaba a po- ‘0s kilémetros del lugar en aque se encontraba San Mar- tuncon el grueso dt ejrcito patriota. ¥ al amanccer de ‘una maffns de abril! bri- ier Mariano Osorio ofa ferden de atacar, Se combats sin descanso, En ambos fren- tes, el mimero de muertos y de beridos aumentaba. Los seldados chilenos, sin em- bargo, luchaban llenos de andox. Y, por Ia tarde de ese dia era clara a Vitoria del — | 2 | La tarde siguié lenta para Juanita. Le | parecfa que los minutos y las horas se de- tenfan a medida que creefa su impaciencia. iD6nde estaria José Antonio? ;Habria lo- grado escapar de las fuerzas realistas que lo buscaban? ;Cual seria esa pequefia batalla (que pensaba ganar? De pronto comenzaron a ladrar los perros. Juanita cortié a la ventana que daba hacia el parque y lo que vio la hizo temblar de emocién: José Antonio, a la cabeza de un pequeiio destacamento, cabalgaba por el él, maniatado sobre su cabalgadura, venia el invitado espafiol de la noche anterior. Juanita vio a su padre salir al encuen- tro de los recién legados, No podfa ver su expresién, pero sf la de José Antonio que, erguido sobre su montura, era Ia imagen del vencedor. La nifia supo al instante que todas sus esperanzas se habfan cumplido. J 73 ervito patriot Los sokda- 4s realists comenzaron & sispersrse y Osorio alcan- 26. huir y embarearse en ‘Talcahuano, El resto de la ‘ropa también pudo lepar a Concepcicn (O'Higgins, que se encon- teabe en lcapital, alesnz a llegar con su brazo vendado para ayudar a San Martin 2 dispersar los lkimos fo- ‘cos de resistencia. Cuando fe encontraon, O'Higgins slbrazé a San Martin y le dijo: “Gloria l salvador de (Chile. San Marin emocio- nado, le respondi6: “Cene- 74 ral, Chile no olvidaréjamés el nombre del lustre invli- do que en el dia de hoy se presents al campo de bata- lis en este estado". Con ese abrazo se sel6, fnalmente, cl capitulo de Ia luca por Independencia, Después de ese triunfo, los ehilenos pudieron izar con orgullo la bandera de Ix Patria Nueva que ya venian ‘enarbolando con las huestes del Ejrcito Libertador: Is Independencia de Chile se habia declarado en forma solempe el 12 de febrero de 1818, Antonio habfa ganado esa pequeifa batalla de la que le habfa hablado: la muestra era ese oficial realista que trafa prisionero. Sintid un estremecimiento a la vista de ese desagradable hombre que habia cafdo en su trampa. Y sin pensarlo dos veces, salié corriendo de su dormitorio y se lanz6 escaleras abajo. Tropez6 con Micaela, que venfa de la cocina secdndose las manos en el delantal. re Fin de la guerrilla realista ‘A.ungue luego de I bata- lis de Maipa se consolids Ja Independencia de Chile, pasara algdn tempo antes de queenel sur los realists, apoyaaios por bandoleros y maleantes, terminasan con una lucha atoz y macabra Aseaban a campesinos y pobladores indefensos, i- ‘lus invadian las chudades. tata etapa de guersila realist se llamé La Guerra Muerte Finalmente, fue Joaquin Pieto quien puso punto final esta resistencia realista al apresar, en las cereanias de ‘Crilin, st principal cavalo rebelde! of chileno Vicente Benavides. Este, nego de un proceso, fue condenada amuere Bnire tanto, O'Higgins, ‘que gobernaba en Santia” 76 0, plancaba junto # San Martin Ia independen:

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