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Información Exposición de Bio
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Enfoque utilitarista
Bentham y Mill argumentaron que existe un principio moral fundamental, al que
nombraron “principio de utilidad” y que se entiende como “el principio que aprueba o
desaprueba cualquier acción, según la tendencia que tenga para aumentar o disminuir
la felicidad de las partes de cuyo interés se trata” (RACHELS: 2007,148). Según este
principio, ambos filósofos suponían que la regla fundamental de la moral debía ser
entonces: actuar de modo tal, que produzcamos la mayor felicidad.
El argumento utilitarista es muy sencillo, nos dice que “debemos juzgar las acciones
como correctas o incorrectas dependiendo de si causan más felicidad o más
infelicidad” (RACHELS: 2007,160); siguiendo esta idea, una acción justa, sería
simplemente la que produce la mayor cantidad de felicidad contra la menor o nula
cantidad de infelicidad, o dicho de otro modo, “las acciones correctas son aquellas que
producen el mayor balance posible de felicidad sobre la infelicidad, y en que la
felicidad de cada persona cuenta como igualmente importante” (RACHELS: 2007,165).
Así, el utilitarismo que proponen Bentham y Mill se resume en tres proposiciones: la
primera, es que las acciones son juzgadas como correctas o incorrectas sólo en virtud
de las consecuencias que provocan. La segunda es que cuando se evalúan dichas
consecuencias, lo único importante es la cantidad de felicidad o infelicidad que se crea,
mientras lo demás permanece irrelevante. La última proposición es que la felicidad de
cada persona cuenta por igual. Estas proposiciones, aunque en inicio parecieran
atractivas, han sido debatidas con una serie de argumentos anti utilitaristas, los cuales
ponen en duda ideas como las siguientes: en primera, no todo aquello que te hace feliz
es necesariamente bueno, en segunda instancia, no podemos considerar que las
consecuencias son lo único que importa para determinar si los actos son buenos y por
último, no es posible “tratar el bienestar de cada persona como de igual importancia”
(RACHELS: 2007,174); con el utilitarismo, se tiende a convertir en problemas morales,
cosas que simplemente no lo son.
Enfoque ontológico – personalista
No tiene otra finalidad que la de promover el bien íntegro de la persona humana, vértice
de lo creado, eje y centro de la vida social.
“No se podrá prescindir de una antropología de referencia, dentro de la cual el valor de
la vida física corpórea, del amor conyugal y de la procreación, del dolor y de la
enfermedad, de la muerte y del morir, de la relación libertad-responsabilidad, individuo
y sociedad, encuentren su propio marco y su valoración ética. El pensamiento
personalista, de un personalismo ontológicamente fundado encuentra en esta reflexión,
un punto de confrontación cultural y enriquecimiento”.
El personalismo sustenta, de forma mayoritaria, la visión ontológica de la Bioética. El
personalismo se encuentra, de forma implícita, en la larga tradición deontológica de la
medicina europea13. No obstante, como forma estructurada y con esta denominación,
se puede hacer referencia a la contribución de Monseñor Elio Sgreccia. En 1984 se
propuso sistematizar las ideas que transmitía en la Cátedra de Bioética. Después de
desechar el “principialismo”, el “utilitarismo”, y el “contractualismo” por su marcado
relativismo, pasó a estudiar el “personalismo”. Llegó a la conclusión de que, si esta
concepción había servido como sólido fundamento en el campo de los derechos
humanos, la ética política y la ética social, también podía ser útil para fundamentar la
Bioética.