Está en la página 1de 7

Desacatos

ISSN: 1607-050X
desacato@ciesas.edu.mx
Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social
México

Pardo, Renée Di
Reseña de "El síndrome de la borrachera seca" de José Antonio Elizondo López
Desacatos, núm. 29, enero-abril, 2009, pp. 173-178
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social
Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13913244012

Cómo citar el artículo


Número completo
Sistema de Información Científica
Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
La sobriedad como bien

Renée Di Pardo

José Antonio Elizondo López, 2005

El síndrome de la borrachera seca


Liberaddictus, México.
4 173

E n “El malestar en la cultura” Freud


señala que “lo que se consigue
me­diante las sustancias embriagadoras
de caracterizar la búsqueda del sujeto
humano da cuenta de la dificultad que
tendrá para abandonar, una vez adqui­
en la lucha por la felicidad y por el ale­ rido, un medio tan privilegiado para
p. 172: Ciudad de México, 2008. © Ricardo Ramírez Arriola / e7photo.com

jamiento de la miseria es apreciado co­ acercarlo a su meta.


mo un bien tan grande que individuos La cuestión del alcoholismo y sus
y aun pueblos enteros les han asignado tratamientos continúa siendo un asun­
p. 171: Ciudad de México. © Gloria Minauro / e7photo.com

una posición fija en su economía libi­ to abierto. Si bien diferentes abordajes


dinal”. Y agrega: “esa propiedad de los terapéuticos-psicológicos, psiquiátri­
medios embriagadores determina jus­ cos, psicoanalíticos, socioterapéuticos
tamente su carácter peligroso y suponen un recorrido azaroso en el in­
dañino”1. Sin lugar a dudas, este modo
Obras completas, vol. xxi, Amorrortu, Buenos
tento de solución de diversas proble­
1 Freud Sigmund, “El malestar en la cultura”, en máticas, el alcoholismo y las llamadas
Aires,1976, p. 78.
toxicomanías o adicciones ocupan un
Sobriety as a Benefit lugar especial por la particular resisten­
Renée Di Pardo: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología cia subjetiva que se les atribuye. En ese
Social-Distrito Federal, México espectro, Alcohólicos Anónimos (aa)
reneedipardo@yahoo.com
ocupa también un lugar especial como
Desacatos, núm. 29, enero-abril 2009, pp 173-178. una estrategia que ha sido empleada en
reseñas Desacatos enero-abril 2009

otros esquemas de tratamiento y cuyos a analizar, enumeramos sintéticamente ciones” (p. 20). La abstinencia por sí
efectos positivos en muchas personas los doce síntomas del sbs: 1) inmadu­ misma es, entonces, sólo el primer pa­
emergen como una posibilidad real de rez e infantilismo; 2) actitud perma­ so para una recuperación. Será nece­
recuperación. nente de deshonestidad; 3) amargura e sario el trabajo en el “crecimiento
En el libro que nos ocupa, segunda insatisfacción existencial por persisten­ emocional” para no dar lugar a la re­
versión desarrollada por el doctor Eli­ cia de los resentimientos; 4) sentimien­ caída en la adicción.
zondo sobre el denominado síndrome to de culpabilidad, autodevaluación, De forma equivalente, Elizondo
de la borrachera seca (sbs), aa es pre­ autocastigo; 5) egocentrismo, autosufi­ considera que cuando sólo se piensa
cisamente la figura organizativa de to­ ciencia neurótica, mal manejo de la en el trabajo emocional, sin asumir
do el texto, donde dicho síndrome, agresividad; 6) miedos permanentes; el aspecto adictivo, se producirán las
constituido por doce síntomas (como 7) depresión; 8) ingobernabilidad se­ recaídas: “son los que cortan la cabe-
los Doce Pasos y las Doce Tradiciones), xual y sentimental; 9) negación de su za neurótica, pero dejan viva la cabeza
propone la caracterización del sujeto realidad no alcohólica, mecanismos de adictiva. Al mantenerse viva la cabe-
alcohólico en recuperación que, aún negación y proyección; 10) sustitución za adictiva, provocará que la neurosis
cuando ha dejado de beber, no presen­ del alcohol por otras sustancias o con­ reaparezca y que su alcoholismo se
ta mejoría ni en su conducta ni en su ductas adictivas; 11) espiritualidad au­ agrave”(p. 21).
estado general. Permanecen en él el sente, soberbia, materialismo, poca o La sobriedad, meta fundamental
malestar y la insatisfacción —descrita nula fe; 12) comportamiento inade­ de aa, significa “aprender a vivir en
como una anormalidad psi­cológica o cuado en su grupo de aa. la abstinencia a través de un continuo
neurosis— y sus rasgos negativos de Cada uno de estos síntomas es abor­ crecimiento emocional que permita al­
carácter no sólo no se han modificado, dado extensamente y es considerado canzar la madurez”. El “borracho seco”
174 3 sino que pue­den llegar a profundizarse igualmente significativo, pero algunos es el que no ha madurado, es un “bebé
a partir de la abstinencia. aspectos son especialmente destacados emocional” y los síntomas que lo aque­
El autor trata, en primer lugar, algu­ a lo largo del libro: uno de ellos es la jan avalan la complejidad de la recupe­
nas de las características del alcoholis­ caracterización del alcoholismo como ración integral del alcoholismo y de
mo y del sbs para luego desarrollar en una predisposición biológico/adictiva, otras adicciones”. Alcanzar la sobriedad
cada capítulo uno de los doce síntomas, preexistente al hecho “de tomar la pri­ implica la práctica de cualidades como
haciendo uso de metáforas, viñetas, le­ mera copa”, conjuntamente con una la libertad, la honestidad y la humil­
tras de canciones para ejemplificar, de neurosis también preexistente a la dad, desarrolladas en un marco de dis­
una manera muy concreta, el perfil adicción por el alcohol. Ésta sería la ciplina, perseverancia, determinación
del “borracho seco”. Como figura an­ muleta emocional que ayuda al neuró­ de cambio y mente abierta. Una vez al­
tagónica también se plantean doce tico/adicto a transformar su personali­ canzada la inercia de la sobriedad se
síntomas para la sobriedad, objetivo dad para intentar enfrentarse a aquellas logra un fenómeno de crecimiento
deseable asociado con la felicidad, fin situaciones que no puede abordar en emocional progresivo que no tiene lí­
último que supondrá un estado espiri­ sobriedad. La enfermedad del alcoho­ mites y que conducirá a la persona al
tual al cual se propone tener acceso por lismo es representada entonces como objetivo final del tra­tamiento que es
medio de un trabajo activo: “para con­ un dragón de dos cabezas: “la primera alcanzar la felici­dad” (p. 29).
vertir los hábitos negativos de conduc­ cabeza es la cabeza adictiva, la segunda ¿Cuáles son las vicisitudes en el de­
ta en hábitos positivos”(p. 133). Se es la cabeza neurótica. La cabeza adic­ sarrollo de este proceso, interferido
agrega a lo anterior un capítulo acerca tiva re­presenta la ingobernabilidad del eventualmente por la permanencia en
de la transición de la abstinencia alcohólico ante el alcohol; la neuró­tica esta área de borrachera seca?
a la sobriedad, así como un glosario. representa la ingobernabilidad del al­ Siendo el alcohólico alguien que no
A fin de contextualizar lo que vamos cohólico ante sus sentimientos y emo­ ha madurado, la mentira y la desho­
enero-abril 2009 Desacatos reseñas

nestidad que usó para justificar su con­ conflictiva neurótica, su ejercicio con­ terapéuticas, necesarias para abordar
ducta dejaron su mente condicionada duciría potencialmente a la infidelidad, los conflictos neuró­ticos inconscientes.
como un mecanismo automático. Esto, al machismo y a la sustitución de la El doctor José Antonio Elizondo Ló­
acompañado por otros mecanismos droga por el sexo. pez, médico psiquiatra con una larga
como la negación, la proyección (con­ Pero no sólo los mecanismos que se­ trayectoria en la recuperación de pa­
siderada como otra forma de desho­ ñalamos impiden el acceso a la sobrie­ cientes alcohólicos, especialista en
nestidad) y la racionalización sostienen dad. La falta de espiritualidad, valor adicciones, a cargo de programas de
la borrachera seca del alcohólico en fundamental para aa, el dominio de atención en distintas instituciones y
recuperación. La autoaplicación de di­ un materialismo que convierte a los consejero de aa, desarrolla en este li­
ferentes cuestionarios acerca de la ho­ hombres en “adoradores del becerro de bro aspectos específicos del área deno­
nestidad, la culpa, las posibilidades de oro” y bajo el cual se renuncia a aceptar minada de la “borrachera seca”, con el
perdón, los resentimientos, pueden dar la presencia de un poder transcendente evidente interés de tratar las recaídas.
las claves para ubicar al alcohólico res­ lleva también a la soberbia y de allí a En ese sentido, el síndrome que él
pecto de sus síntomas. otras dependencias. Estos síntomas constru­ye al circunscribir un campo
Algunos factores se señalan, a su vez, culminan en la posibilidad de que el determinado, intenta proporcionar op­
como ejes fundamentales de la afección, borracho seco observe un comporta­ ciones más claras para tratarlo, ope­
que dificultan tanto la abstinencia como miento negativo con los compañeros rando como advertencia tanto a través
la sobriedad. El egocentrismo, conside­ de grupo, incurriendo en una serie de de una autodiagnosis, que puede efec­
rado como uno de los rasgos presentes conductas inadecuadas que lo convier­ tuar el sujeto alcohólico en recupera­
en muchas afecciones de diferentes ten en saboteador de los demás y de sí ción, como también para quienes
grados de severidad —desde la histeria mismo. tienen trato con él, ya sea profesional o
a la paranoia—, con su despliegue de Como señalamos al comienzo, los social. A su vez, siguiendo los vectores 4 175
autosuficiencia y soberbia, o bien la doce síntomas de la sobriedad aluden de aa, permite poner límites a las fan­
megalomanía serían posiciones subje­ al fomento de los aspectos positivos de tasías de
tivas con rasgos justamente antinómi­ la persona. “En el hombre existe mala recuperación a través de la sola absti­
cos de la hu­mildad y la dignidad levadura. Somos imperfectos por natu­ nencia, acentuando la complejidad del
necesarias para la sobriedad. raleza.” Cuando el adicto en recupera­ proceso. Esto incluye con amplitud no
También la angustia es un senti­ ción es atrapado por la inercia negativa sólo las dificultades individuales, sino
miento presente pero inmanejable en de las emociones cae en la borrachera las que se pueden generar en o con el
el alcohólico, por lo cual requiere ser seca. grupo mismo de aa en términos de
anestesiada. Ésta promueve un círculo El concepto de sobriedad supone la dependencia neurótica al grupo
vicioso —que va de la angustia a la in­ ausencia de neurosis o ingobernabili­ o de conflictos intragrupales.
toxicación, la cruda­—aumento de la dad emocional con la presencia activa El doctor Elizondo analiza el alcoho­
angustia— y, en algunos casos, se cons­ de un conjunto de dones o virtudes. El lismo y la borrachera seca desde una
tituye en una enfermedad que, junto pasaje de la abstinencia a la sobriedad perspectiva que considera una bicausa­
con la depresión endógena, el autor consistirá en una práctica de disciplina lidad en los orígenes de la enfermedad
considera como problema médico que y equilibrio, por medio de la cual se y en su permanencia, deteniéndose en
debe ser tratado psiquiátricamente. debe atravesar un camino de minucio­ aspectos del desarrollo psíquico del su­
Conjuntamente con los mecanismos so autoanálisis en pos de ese bien. El jeto, sus tendencias adictivas y sus con­
señalados anteriormente, la ingoberna­ autor cita en muchas oportunidades la ductas, que acabaron por constituirse
bilidad sexual y sentimental pueden literatura de aa, y concuerda con sus en “hábitos”. No así en el efecto de la
permanecer como “malos hábitos” y, premisas. Lo que agrega es la comple­ “sustancia” como entidad cuyos efectos
aún cuando se deban también a una mentariedad de aa con otras formas negativos son los que a veces suelen re­
reseñas Desacatos enero-abril 2009

marcarse. Le Poulichet señala cómo la la comida, el sexo y el juego, y señala adentra en la psicodinamia que carac­
farmacología puede imponer la idea de que existe una certeza actual en cuanto terizaría a esta afección3.
un “espíritu del tóxico”, y atribuir sus a que lo que había sido considerado En éste y otros sentidos considera­
caracteres al sujeto que lo consume, como “personalidad adictiva” en reali­ mos que las posiciones teóricas que se
colocando a la “desintoxicación” como dad se trata de un trastorno cerebral sustentan aquí pertenecen a registros
meta2. Precisamente, el autor considera primario que refiere a un síndrome de muy diferentes, que no consiguen arti­
múltiples posibilidades en cuanto a di­ Déficit de Recompensa”. De una mane­ cularse, sino que proyectan ambigüe­
ferentes tratamientos, que se comple­ ra similar se refiere a la depresión, esta­ dad sobre una serie de conceptos y
mentan en todos aquellos casos en que do frecuente en la afección alcohólica, desembocan en contradicciones. Por
no se ha podido alcanzar la “madurez a la que se le adjudica un substratum ejemplo, es difícil ubicar el estatus del
emocional” solamente con la ayuda de neuroquímico cuando es endógena y inconsciente. Si se habla de neurosis,
aa y se requiere una ayuda terapéutica en la cual “no tiene que haber un dis­ considerar las conductas repetitivas de
o específicamente médica. parador de la depresión, como ocurre los sujetos como “reflejos condiciona­
Señalemos, además, que se trata de con la depresión reactiva. En estos ca­ dos”, o “malos hábitos”, deja de lado
un trabajo dirigido a sectores muy di­ sos, simplemente la persona empieza a que la neurosis se caracteriza por la re­
versos (sujetos alcohólicos, profesio- estar deprimida sin que medie ningún petición, posibilidad precisamente del
nales, público en general) y que, en factor que pueda justificarlo” (p. 74). acceso a lo reprimido. Tampoco es
consecuencia, el esfuerzo de organiza­ Serán casos también que deberán con­ comprensible considerar a la depresión
ción en un síndrome intenta dar cuenta, tar con ayuda psiquiátrica. endógena como ocasionada por una
como conjunto, de aquellas conductas El primer interrogante a plantear es alteración biológica porque no se vis­
consideradas “típicas” del alcohólico/ el que atañe a los determinismos gené­ lumbran causas manifiestas que den
176 3 abstemio, cuya minuciosa descripción ticos, y aún cuando no es posible pro­ razón de su permanencia.
es producto, sin duda, de la larga expe­ fundizar aquí en un cuestionamiento Ligado con lo anterior está muy
riencia del autor. sobre esta temática, recordemos que la presente el deslizamiento a un estilo
búsqueda de bases biológicas es una “moral”. En las listas —alrededor de
constante en todas aquellas afecciones vein­ticinco— que enumeran rasgos,
DE LA CUESTIÓN Y LOS en que el investigador se compromete síntomas, preguntas, muchos de los
CUESTIONAMIENTOS en el hallazgo de una “solución”. Un contenidos son referidos a cuestiones
ejemplo equivalente lo encontramos éticas o morales (honestidad, humil­
Las coordenadas en que Elizondo ubi­ en la psicosis, acerca de la cual se han dad, fidelidad). Entendemos que esto
ca al sujeto alcohólico o al adicto en desarrollado infinidad de teorías en las se inscribe fundamentalmente en la
general son la neurosis preexistente u que se busca la razón última en lo bio­ ideología de aa, pero desconcierta en
operante en él, conjuntamente con la lógico, sin que pueda llegarse a un un marco que apela en muchas opor­
parte “adictiva” sustentada en un deter­ funda­mento confiable. tunidades a “bases científicas” para
minismo genético presente a través de En los trabajos desarrollados por sustentar argumentos.
una alteración cerebral en la produc­ Armando Barriguete, se ubica al alco­ También al organizar una serie de
ción de neurotransmisores. Este factor holismo como una enfermedad prima­ rasgos en este modelo de los doce sín­
se halla presente también, según Eli­ ria, pero se discuten las concepciones tomas, la forma que adoptan las des­
zondo, en aquellos sujetos con adic­ que hacen hincapié en lo genético y cripciones y recomendaciones en
ción a conductas compulsivas, como a que consideran desde el aspecto here­
ditario a algunas particularidades en el 3 Armando Barriguete, Lo que el vino se llevó,
2 Sylvie Le Poulichet, Toxicomanías y psicoanáli­ funcionamiento metabólico de los al­ Diana, México, 1996, y La copa nostra, Diana,
sis, Amorrortu, Buenos Aires, 1990. cohólicos. Barriguete, en cambio, se México, 2002.
enero-abril 2009 Desacatos reseñas
© Ricardo Ramírez Arriola / e7photo.com

Ciudad de México, 2008.

torno a ellos se multiplican en catálo­ trata de abordar problemas subjetivos, carlos como negaciones de la honradez
gos de conductas que, tanto del lado por definición ésta es una instancia y la honestidad.
positivo como del negativo, configuran teóricamente inscrita en el hecho del Otro factor que consideramos cen­
perfiles ideales. Así, vemos a un borra­ lenguaje, y aun sin basarnos exclusiva­ tral es la prescindencia que este tipo de 4 177
cho seco como un hombre mentiroso, mente en ello, forma parte potencial de abordajes de las adicciones tiene por la
deshonesto, negador, machista, infiel cualquier “cuadro” o discurso del suje­ instancia del placer. Esta cuestión, de­
—aun cuando esto signifique también to hablante. Es indudable, desde una sarrollada por muchos psicoanalistas,
autodevaluación, culpa y depresión—, posición de escucha terapéutica, que implica ir más allá de pensar un sujeto
al que se le contrapone un sujeto ningún sujeto habla “la verdad”, sino que se evade, que compensa su neuro­
sobrio, responsable y generoso, fun­ “su verdad”, y desde allí es necesario sis, que es un transgresor, o todo a la
damentalmente honesto y veraz, po­ entenderlo. La mentira, planteada en vez, sino que además desea ese placer.
seedor de una claridad emocional y otros términos, se asocia precisamente El cuerpo es sustancia que goza, ade­
que pareciera quedar excluido del con­ a la deshonestidad. más de sufriente. Este desconocimiento
flicto una vez que ha accedido al estado Lo mismo sucede cuando pensamos ha influido seguramente en el fracaso
de sobriedad. Esta conversión, tal co­ en mecanismos de defensa —negación, de muchas políticas de prevención, en
mo es presentada, produce que aque­ proyección y racionalización—. Éstos las que al placer se le opone el riesgo, la
llos contenidos que, en un encuadre de son remarcados como aquellos que se amenaza, el peligro, la ruina. En este
aa, poseen un carác­ter moral —a los erigen en una barrera para la transfor­ caso, y dentro de las listas que leemos,
que explícitamente se convoca— se mación; más aún, se habla de la dificul­ la búsqueda de pla­cer aparece relacio­
deslicen irreme­diable­mente a una con­ tad para “destruirlos”. Pero es necesario nada con el vacío existencial y el mate­
cepción del sujeto que acaba por ubi­ considerar que, más allá de que estos rialismo (p. 111).
car en ese rubro —el mo­ral— todo mecanismos estén quizá particularmen­ Henri Melenotte, psicoanalista dedi­
contenido neurótico. te presentes en la afección alcohólica, cado a los problemas de adicción, se­
Para ampliar lo que señalamos, pen­ son un recurso del yo en circunstancias ñala que se ha empleado, por ejemplo,
semos en el concepto de mentira. Si se vitales diversas y no es pertinente ubi­ la denominación de “toxicómano” pa­
reseñas Desacatos enero-abril 2009

ra aquel que hace uso del placer por la Hemos considerado con estos seña­ consideramos aplicable a cualquier su­
sustancia. Pero este sujeto no es uni­ lamientos tratar de evaluar cuál es el jeto en términos coloquiales, aunque
versal, sino que se lo confina en una equilibrio que guardan aspectos tan di­ aquí se plantean como el “potencial” del
clase. En cambio, la distinción entre el versos como lo genético, la neurosis, lo alcohólico si ya no es neurótico y si prac­
sujeto del placer y el toxicómano “per­ moral y, digamos, lo trascendente. Lo tica una serie de “dones“ y “virtudes”.
mite poner en evidencia la diversidad que parece propuesto como una inte­ Regresando a lo que apuntamos al
de las formas de subjetivación que se gración dinámica resulta, en ciertos ex­ comienzo, la relevancia de aa o de
construyen cada vez que se practica la tremos, simplificadores (Hitler y Bin modelos diseñados con una metodo­
droga”4. Se olvida, por ejemplo, que se Laden como ejemplos de resentimien­ logía similar, ha demostrado ser eficaz
puede querer “morir de placer”. Según to, afecto atribuido a los borrachos se­ frente a las tantas veces ineficaz inten­
él no entra dentro de la acepción que cos), conjuntamente con información ción terapéutica de diversos especialis­
hoy da la medicina al cuerpo cuando le que supone mayor especialización en tas. Armando Barriguete lo señala
reconoce esta función de lugar de la el ámbito de lo psicológico, psiquiátri­ rei­teradamente, y aunque deja en la in­
sensación de placer. Es decir, se ha de­ co o neurológico. cógnita las razones que conducen, so­
jado de lado el imaginario que no sólo Refiriéndonos nuevamente a Le Pou­ bre todo, a la abstinencia, considera la
puede destruir un cuerpo, sino que in­ lichet, que hace un recorrido desde las inclusión del paciente alcohólico en aa
tenta “construir” otro cuerpo del que primeras concepciones sobre la adic­ condición necesaria para que se pueda
se goza. ción, recuperemos el hecho de que éste llevar a cabo una terapia o un psicoa­
Relacionado con esto, el erotismo es un concepto que lleva a todos los des­ nálisis.
queda supeditado, en lo que leemos, a lizamientos metodológicos y en el que En el texto que se ha reseñado, no
una sexualidad “en orden”. Si bien, efec­ los estereotipos se erigen como rasgos nos hemos detenido en lo que implíci­
178 3 tivamente, se puede observar que cier­ clínicos: “ocurre un deslizamiento per­ ta o explícitamente el autor refiere a aa,
ta práctica de la sexualidad puede tener manente entre calificaciones morales, sino a la propuesta que desarrolla acer­
los caracteres del autoerotismo y ser un categorías psiquiátricas, datos de com­ ca de un perfil que define a un sujeto y
intento de suplencia de la droga o de portamiento y conceptos analíticos”5. un estado, y que propone un bien a al­
cualquier otra de las llamadas adiccio­ Vemos esto cuando Elizondo “resca­ canzar: la sobriedad, para llegar de allí
nes, no se le puede ubicar en los pará­ ta”, en cierto momento, el perfil negati­ a la felicidad.
metros de la “infidelidad”, con su vo del alcohólico, creando otro positivo Diversas posturas filosóficas coinci­
secuela de machismo, como propuesta y aludiendo a que sus cualidades están den en que no se puede definir la feli­
ejemplificadora de un comportamien­ “atrofiadas”: “Los alcohólicos son per­ cidad si no se define un bien a alcanzar.
to alcohólico o de borrachera seca. Al sonas sensibles, tienen buenos senti­ La sobriedad puede ser un bien tan de­
respecto, las mujeres están sugeridas mientos, son inteligentes, y emplean su seable como cualquier otro, pero los
como presencias (por ejemplo, alu­ inteligencia para obtener lo que desean, caminos que conducen a él no pueden
diendo a las relaciones que se plantean son sociables, simpáticos, agradables, de desconocer lo que consideramos fun­
como intentos de pertur­bación en el sangre ligera, nobles, leales con sus ami­ damental y que, en términos freudia­
grupo de aa, o como codependientes), gos, solidarios, generosos, caritativos y nos, refiere a ese apego estructural del
pero el perfil que se construye es esen­ muy sentimentales. Todas estas cuali­ goce, en el que la felicidad, por su pro­
cialmente mas­cu­lino. El alcohólico es dades pueden hacer llegar muy lejos a pia naturaleza, sólo es posible como un
un var­ón —macho— con su reverso cualquier persona” (p. 128). Sin enten­ fenómeno episódico6.
de debilidades. der el porqué de esa caracterización, la Julio 2008

4 George-Henri Melenotte, Sustancias del ima­


ginario, Epele, México, 2005. 5 Le Poulichet, op. cit., p. 26. 6 Freud, op. cit.

También podría gustarte