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La región de América Latina ha sufrido diversos cambios desde hace 25 años.

Estos
cambios de índole social económico y político han mejorado el panorama de las sociedades,
sin embargo, los resultados son heterogéneos. Una parte de la población no ha sido
beneficiada de las riquezas y prosperidad de los últimos años. Estos grupos que sobreviven
con salarios bajos o en el peor de los casos, sin empleo o en la indigencia, son resultado de
la exclusión social.

¿Qué es exclusión social?

La exclusión social es un proceso social, político y económico dinámico, pero ineficiente y


disfuncional, por el cual se deniega a personas y grupos el acceso a oportunidades y
servicios de calidad para que puedan tener vidas productivas fuera de la pobreza.

En las sociedades el funcionamiento es el proceso de relaciones sociales económicas y


políticas, que no es perfecto, lo que origina las desigualdades y a exclusión social. Si bien
el origen del término se halla en la Francia de los años 70, para describir a grupos
sumergidos en las drogas o comportamiento disfuncional, en el caso de América Latina el
concepto abarca un gran espectro de grupos que han sido excluidos del sistema de
prosperidad que gozan la otra parte de la sociedad.

¿A quiénes afecta?

La exclusión social es un fenómeno cambiante, por lo tanto, diversos grupos son afectados
a lo largo del tiempo. El factor étnico ha sido la razón para la discriminación en gran parte
de la historia de América Latina, sin embargo, con la llegada de la globalización y la
economía de mercado, el factor de exclusión ahora es económico, la falta de empleo.

¿Cómo afecta?

Las privaciones materiales son solo una parte de las consecuencias de la exclusión social.
La falta de representación política es aún más grave, ya que los grupos excluidos no pueden
alzar su voz de una manera formal frente al gobierno, por lo que su situación se agrava aún
más por la falta de atención gubernamental.
Dentro de las relaciones en la sociedad, se ve que, a una mayor desigualdad, o exclusión
social, el bienestar general disminuye. Esto debido a la pérdida de confianza entre los
grupos y la falta de cooperación.

La inclusión social

Una solución que se ha venido desarrollando desde hace décadas ha sido las políticas de
inclusión social. Los éxitos de estas políticas se han logrado gracias a la interacción entre
una sociedad civil activa y sus organizaciones, y un liderazgo político bien dispuesto. Es así
como se puede concluir que la inclusión no se origina “naturalmente” sino que se debe
implementar activamente y bajo un cuidadoso liderazgo.

La inclusión no solo tiene por objetivo mejorar la asignación de recursos, sino ofrecer
iguales oportunidades a grupos vulnerables y excluidos y darles una adecuada
representación política. Además de mejorar la normatividad que regula los derechos de los
grupos marginados. Para lograr eso el marco institucional debe superar el entorno
discriminatorio y la estigmatización de dichos grupos, lo que a su vez generará un proceso
que retroalimente la posición de los grupos excluidos para inducir transformaciones a nivel
normativo, institucional y de las políticas que se adoptan.

CAPÍTULO II

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