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REEMBRANDT, LA OBRA DE ARTE Y EL TIEMPO

Conference Paper · October 2018

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1 author:

Eduardo Llosa Cantoni


Pontifical Catholic University of Peru
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REEMBRANDT, LA OBRA DE ARTE Y EL TIEMPO

Eduardo Llosa

1. Momentos culminantes Sacrificiales

Rene Girard, en su libro “El sacrificio“, describe la función fundacional del sacrificio religioso

en el mito de Prakriti. Prakriti, es el dios primordial, el uno absoluto. De él, nacieron todos

los demás dioses y los seres individuales, racionales e irracionales, que pueblan la tierra.

En este Dios, se ha divinizado al sacrificio religioso, con todos sus componentes y

presupuestos(los sacrificadores y la víctima, el sacrificio mismo como representación del

paso de lo eterno a lo temporal, del uno, al principio de individuación) como un dios. Por

ello, Prakriti, representa más que la divinización de una idea abstracta. El sacrificio

religioso, no es una acción, ni una aspiración humana a la que simplemente se le

personaliza y adora, sino que en ella se participa de la divinidad, se es (en) la divinidad en

su momento culminante, cuando, de contener potencialmente en sí toda la creación, es

sacrificado para dar paso, con su desmembramiento, a la naturaleza, a la historia, en, en

otras palabras, al tiempo.

Desde el interior de la acción ritual, el tiempo es trascendido por una acción, que en su

punto culmen, posee una densidad ontológica infinita. Por ello, el momento culminante del

sacrificio religioso es el arquetipo primordial de todo acto con sentido en este mundo. En los

momentos culminantes sacrificiales, pues, el tiempo presenta un sentido pleno, en donde la

muerte, asociado a lo temporal y representado en la muerte de la víctima, da lugar a lo

divino y eterno.
Lo mencionado es posible porque en el sacrificio ritual, lo temporal se recrea en lo

intemporal, y viceversa. La ligereza temporal de lo cotidiano, da paso, conforme va

avanzando el ritual, al momento culminante de Densidad Temporal sacrificial, donde el

tiempo, que ha ido incrementando poco a poco en densidad, finalmente adquiere una

densidad ontológica absoluta, que “abre”, como un “portal” si se quiere, un Sentido: y en

algunos casos, como en el caso del mito de Prakriti, el origen de todos los sentidos.

Son, pues, los sentidos abiertos por el momento culminante sacrificial lo trascendente e

intemporal. Es el advenimiento de la Densidad Temporal el fin último del sacrificio ritual. La

Teoría Mimética de R. Gigard explica la función social del ritual, pero deja de lado el análisis

fenomenológico del mismo, que es el aspecto que queremos rescatar aquí. La densidad

temporal sacrificial y los sentidos abiertos por él es de naturaleza fenomenológica. Y si

aceptamos que la experiencia fenomenológica supera la división tradicional del sujeto y

objeto, uniéndolos en un todo, veremos pues, que los sentidos abiertos por el ritual

sacrificial no son una mera ilusión subjetiva, sino que tocan lo más profundo de lo real. Es

importante resaltar, que en esta experiencia existe, para hablar en términos Husserianos,

una intencionalidad que hay que reconocer y analizar.

Tomando todo esto en cuenta, veremos que desde un punto de vista fenomenológico los

participantes del Sacrificio Ritual, realizan su obra con una intencionalidad bastante clara y

consciente: propiciar una experiencia de Densidad Temporal absoluta, con el fin de abrir un

horizonte de sentido trascendente con vistas a dar propósito y significado a la vida de cada

uno de los participantes, como individuos y miembros de su comunidad. Es, pues,

finalmente, el horizonte de sentido trascendente, que se abre con ocasión del ritual

sacrificial lo que finalmente cohesiona y unifica a todos los participantes y no la violencia

dirigida contra una sola víctima como afirma Rene Girard con ocasión de su teoría mimética.

En ese contexto, la figura del chivo expiatorio que propone Girard es motivo, mas no causa,

de aquella unión.
Si Los procesos sociales inconscientes bajo la figura del chivo expiatorio señalada por la

Teoría Mimética como explicación última del Sacrificio Religioso permanecen ocultos antes,

durante y después del ritual para los oficiantes y la comunidad en su conjunto, deben

también serlo para nosotros. Eso porque en las cosas mismas y en la claridad de lo

mostrado se revela siempre la verdad.

En este ensayo tomaremos como motivo la apertura atemporal propiciada por la

experiencia sacrificial, con el fin de mostrar sus analogías y semejanzas con la experiencia

de Densidad temporal que se da con ocasión de la obra de arte.

2. Densidad Temporal no Sacrificiales: Rembrandt y el arte

Los momentos de Densidad Temporal, en que se apertura lo a-temporal, no se dan sólo en

los momentos culminantes sacrificiales. Si bien es cierto que estos son el arquetipo de todo

momento culminante de Densidad Temporal posible, no es el único. Todos los seres

humanos, en mayor o menor medida, pasamos por experiencias de Densidad Temporal y

habitamos, todos nosotros, en la apertura que estos generan. En ese sentido, Los

Momentos Culminantes, representados en los cuadros de Rembrandt de su juventud, tienen

como propósito “mostrar” cómo es que los momentos de Densidad Temporal funcionan

como puertas de acceso a lo atemporal, así como la forma en que el Arte, por su propia

naturaleza, encarna dicha apertura. De hecho, como veremos más adelante, el Arte no solo

encarna esta apertura, sino que es, ella misma, Densidad Temporal Materializada y/o

concretizada. La obra de Arte es Tiempo Sensible, que puede verse, contemplarse y

habitarse en él.

Los momentos culminantes representados por Rembrandt, como los mostrados en los

cuadros El apóstol Pablo encarcelado, Dos sabios conversando o El retorno del hijo pródigo
por ejemplo, revelan un sentido mundano, muy humano, pero no por ello, sin Densidad

Temporal que señalen lo inmemorial.

El pintor Holandés muestra, al ubicar a sus personajes en momentos de Densidad Temporal

, que se puede, gracias a ellos, tener acceso a otro plano de cosas, sirviendo el Arte mismo

como soporte de aquella apertura temporal. Los momentos culminantes de Densidad

Temporal representados engloban, en sí mismos, no solo el horizonte de sentido de vida de

los retratados en un solo punto en el tiempo, sino que, con ocasión de ello, se apertura para

el espectador un sentido trascendental que lo toca y envuelve, abriéndose, con ello, un tipo

de experiencia que va más allá del logro técnico y estético del cuadro: los sentidos abiertos

por sus cuadros pueden ser bellos o terribles, pero al servir de soporte a ellos, poseen estos

una “coloración” particular no reproducible por ningún otro medio, siendo esta la verdadera

esencia de toda experiencia artística. En el caso de Rembrandt esto es originario porque

sus primeros cuadros llaman a prestar atención a aquellos Momentos Culminantes, con el

fin de prestar atención a las Densidades Temporal reveladoras que se abren y cierran en lo

largo y ancho de nuestra condición humana. Sus cuadros encarnan aquella particular

apertura del Tiempo, abriendo con ello también una puerta acceso a la verdadera

naturaleza del arte.

La capacidad de las obras de arte de encarnar Densidades Temporales se muestra en su

máximo esplendor en los primeros cuadros de Rembrandt. En ellos, la obra de Arte, en

cuanto tal, se revela como soporte material de Densidades Temporales reveladoras,

transformándose, ella misma, en Densidad Temporal Materializada y Concretiza.

Para ilustrar esto, veamos el cuadro de Rembrandt El Sacrificio de Isaac. El momento

culminante del Sacrificio frustrado por el Ángel, no es un momento cualquiera, banal y sin

importancia en la vida de Abraham. Aquel Momento Culminante es el desenlace final, el

punto temporal que sintetiza y engloba todos los demás momentos, y, que, en cierta forma,
explica su vida. Su relación con Dios, el nacimiento milagroso de su hijo, su matrimonio

etc. encontró, en ese momento, su razón, sentido y propósito de ser: ningún otro momento,

antes o después, serviría de síntesis temporal a su existencia. Es ese momento, ese punto

en el tiempo, ontológicamente denso temporalmente hablando el que engloba en sí todos

los demás momentos de su vida. Y Es este momento de Densidad Temporal en la vida de

Abraham el elegido por Rembrandt para ser retratado, ya que ese momento vivido por el

patriarca abre sentidos, tanto humanos como divinos. Se nos revela, con ocasión de aquel

punto en el tiempo, la fe del hombre y la bondad de Dios.

El cuadro mencionado, como obra de arte que es, no solo representa espacial y

figurativamente aquella Densidad Temporal, sino que la encarna. Como explicaremos más

adelante, La Obra de Arte, por definición, es Densidad temporal concretizada. El tiempo en

su Densidad reveladora se hace carne en la obra de arte.

En Cuadros como El hijo pródigo, La resurrección de Lázaro, Jesús expulsado del templo

a los cambistas, etc., se muestran escenas donde los protagonistas, gestores de acciones

que propician un Tiempo de Densidad Temporal, aperturan, con sus acciones, Sentidos

trascendentes. Es importante precisar, que el marco mitoco-bíblico de las obras antes

mencionadas, es motivo, más no causa, de aquella revelación, que por su naturaleza, solo

los momentos de Densidad Temporal pueden revelar. La naturaleza histórica de la

revelación bíblica encuentra en esto su causa primera. Si el Tiempo no tuviera por

naturaleza la capacidad de condensarse y adquirir densidad, el cristianismo, por ejemplo,

nunca hubiera existido. El cristianismo condensa en un único punto de Tiempo el sentido y

propósito de la creación: la muerte de cristo en la cruz. El último suspiro de Cristo da

sentido a toda la historia. Un solo momento del Tiempo justifica todos los demás. En ese

sentido, Rembrandt utiliza los mitos bíblicos porque su pretensión histórica se presta, mejor

que cualquier otro motivo, a mostrar aquellos momentos culminantes de Densidad

Temporal en que se revelan Sentidos a-temporales.


No es casual que Rembrandt haya elegido pintar esos Momentos Culminantes para

transmitir una experiencia y un mensaje religioso, así como mostrar, de paso, el hábitat

donde reposa el verdadero Arte.

Nos damos cuenta, que en su obra no se busca representar un instante, buscando eternizar

un momento a semejanza de una simple fotografía, sino, más, bien, como obra artística

que es, el cuadro busca servir de soporte material a una Densidad Temporal reveladora.

El arte, entonces no solo abre un mundo, como diría Heidegger, sino que apertura

significados, Sentidos, cuya verdad radica en un más allá de este mundo. Señala un “otro

lado” revelador.

La realidad ontológica del Arte como Densidad Temporal Concretizada, es capaz de

aperturar sentidos trascendentes, de modo análogo a cómo la acción del sacrificio ritual

apertura sentidos y significados trascendentales que son compartidos por todos los

oficiantes.

Con lo que venimos diciendo hasta ahora, descubrimos un hecho ontológico de

trascendencia: la posibilidad de una liviandad como de una densidad temporal. El tiempo en

su liviandad, muestra fatuidad y finitud y, en ella, el tiempo no adquiere valor, significado, ni

propósito alguno. En cambio, el tiempo en su densidad, abre puertas de acceso a otro plano

de cosas: sentidos trascendentes, razones, propósitos...La Densidad Temporal, de hecho,

es lo único que realmente tiene valor.

Ambos, la liviandad como la Densidad Temporal son estados del Tiempo. El tiempo, pues,

no es homogéneo. Fluye lenta o rápidamente, gana o pierde densidad. Como el agua puede

fluir como un río o aglutinarse en un solo punto, como un lago; puede evaporarse en el aire
y hacerse “humo” o, en momentos verdaderamente importantes, condensarse como un

cubo de hielo y esconder, dentro de sí, un diamante.

Recapitulemos lo dicho hasta el momento.

Acciones humanas como el sacrificio ritual presentan momentos culminantes de Densidad

Temporal que aperturan significados a-temporales. Pero si bien el sacrificio religioso es el

arquetipo de toda acción con significado en este mundo, (al poseer ella la mayor densidad

temporal posible en este plano), ciertamente no es el único. Algunos objetos materiales

como las Obras de Arte, tienen esta misma capacidad. Y lo tienen por ser ellas mismas

densidades temporales objetivadas.

Por ello, si bien es cierto que por nuestra mortalidad y condición, estamos vedados a un

mundo sin tiempo, esta no nos es completamente inaccesible, al menos como aspiración

reguladora de toda aspiración humana posible: en los soportes materiales, con Densidad

Temporal, como las Obras de Arte, nos es mostrada su posibilidad, así como su posible

naturaleza.

3. La Obra de Arte como Densidad Temporal Materializada

El tiempo, en su densidad, encuentra su concreción en la materialidad de los objetos de

arte, y señalan, a su vez, un mundo que, aparte de las experiencias místicas y religiosas,

quizás solo una verdadera obra de arte puede mostrar.

Los momentos plasmados en los primeros cuadros de Rembrandt son instantes que, en la

acción de los protagonistas, muestran una Densidad Temporal que el artista busca

concretizar en su obra. Por ejemplo, en el cuadro del Hijo pródigo, el momento culminante
del perdón al hijo perdido, en que el padre muestra su amor, el hijo pródigo su

arrepentimiento y el hijo bueno la aceptación de aquella escena tras profunda meditación y

lucha interior, se rememora una y otra. Aquel instante, mostrado por Rembrandt en su

temporal densidad, señala un significado trascendental como lo es naturaleza misma del

perdón, sea la del hombre o la de Dios.

En una pintura, aquella verdad no hubiera podido ser mostrado más que abriendo un

espacio, al interior del cuadro, para el advenimiento de una Densidad temporal reveladora.

En ese sentido, las primeras obras de Rembrandt buscan ir más allá de la realidad

ontológica bidimensional del cuadro: no solo quieren dar a los cuadros movimiento al poner

a los protagonistas en una acción culminante, sino, abrir un espacio, en el cuadro, donde

se dé cabida al tiempo en su densidad, y en él, aperturar un significado atemporal, que,

englobe en sí mismo todo el horizonte de sentido inmanente en los personajes, y hacer

partícipe al espectador, de él.

Quizás, en este hecho, se encuentra el sentido último de toda obra de arte verdadera, que

contrasta con el impulso moderno de dar cuenta de lo efímero y banal, como si el tiempo no

tuviera ningún sentido ni pudiera tener densidad alguna, como si el intento de trascenderlo

no tuviera ningún valor.

Es interesante mostrar, pues, como el Arte puede señalar esos momentos de densidad

ontológica absoluta. Por ello, toda obra de Arte, es, en sí misma, a-temporal.

Finalmente, pues, encontramos aquí la piedra de toque para discernir lo que es y no es

Arte. El Arte, para ser tal, debe encarnar Densidades Temporales reveladoras. Si no lo

hace, entonces, no es Arte.


4. La obra de arte como sacrificio.

El artista como El Sacerdote, su obra como El Sacrificio ofrecido a los dioses o a la

humanidad, y el sentido trascendente que emana de él, producto de su densidad temporal,

como “portal” a otro mundo” de Significados y Sentidos . El artista funda una obra, y con él,

apertura una puerta “acceso” a un estado del Tiempo diferente al convencional.

La obra de arte, es, como hemos dicho ya, Densidad Temporal Concretizada. Así, las

manos del artista no solo trabajan la materia con el fin de darle una forma definida, sino

que, ante todo, el verdadero objeto de su trabajo, es el Tiempo mismo. El artista es el

hombre que, por definición, trabaja con el Tiempo. Su objetivo es llevar al plano sensible un

objeto de Densidad Temporal que abra un Sentido trascendente con el fin aglutinar a la

comunidad toda alrededor suya.

En ese sentido, el trabajo realizado por el artista, con la intención de moldear y trabajar al

tiempo en un soporte material, se asemeja al trabajo realizado por el oficiante en un ritual.

El oficiante también moldea el tiempo por medio de la acción ritual, con el fin propiciar la

Densidad Reveladora que aglutine a la comunidad toda alrededor suyo.

Al igual que en el ritual se pasa por una serie de procesos, por medio del cual el tiempo va

ganando, poco a poco, densidad, en el trabajo del artista, hay un comienzo, un desarrollo y

un momento culminante en que la obra, por fin, está terminada para ser ofrecida en

Sacrificio a la comunidad. Cuando es esta terminada, ya no le pertenece. El artista y su

obra son ofrecidas al fuego del Tiempo por el bien de la humanidad.

Como todo sacrificio, y como todo acto ritual en general, la obra puede o no tener los

efectos esperados, puede ser propiciadora o no serlo. En todo caso, el artista buscará

fundar un momento culminante y con ello, abrir un espacio para el advenimiento de la


Densidad Temporal Reveladora. El artista se distingue de todos los demás hombres por su

particular trabajo con el tiempo. Solo él, aparte del oficiante, trabaja con el tiempo para, cual

alquimista, dotarle de Densidad.

El artista, como Sacerdote de su propia obra, conforme va realizando su trabajo, se acerca,

poco a poco, al momento culminante en que esta queda por fin terminada. Su obra concluye

cuando esta es ofrecida a la comunidad en sacrificio. El momento culminante, el punto en el

tiempo en que la obra del artista por fin funda un Tiempo Revelador convirtiéndose por fin

en Arte, es cuando esta es ofrecida a la comunidad. En ese sentido, el Arte, como el

sacrificio ritual, no pueden desprenderse de su naturaleza social. El arte y el Artista, al igual

que el ritual y el oficiante, no pueden desligarse de la sociedad y de la comunidad a la que

se deben. Ello porque los Sentidos aperturados por La Densidad Temporal Reveladora son,

por definición, Sentidos susceptibles de ser compartidos. No son posibles sentidos

trascendentes individuales, al igual que no existe un lenguaje hablado por una sola persona.

Los sentidos con ocasión de la Densidad Temporal Reveladora deben estar, por principio,

abiertos a todos. Es su potencialidad intersubjetiva la que le da objetividad y, por ello, la

Obra de Arte existe cuando el trabajo del artista no le pertenece. (Veamos el Partenón, por

ejemplo. El trabajo de Fidias se convierte en Arte viviente cuando los dioses comienzan a

habitar en él. O el Guernica de Picasso, se hizo Arte cuando la humanidad toda se vio

reflejada en los horrores de la guerra con ocasión de aquel cuadro).

Conclusiones

Podemos decir, pues, que el Momento Culminante Sacrificial, en que la Obra de Arte se ha

concluido para servir de soporte material a una Densidad Temporal Reveladora señala

aspectos profundos de la condición humana. El hombre es el único ser capaz de

experimentar Densidades Temporales, y, por tanto, el único abierto a Verdades

trascendentales y originarias. Dioses ni animales tienen capacidad de experimentar


Densidad Temporal alguna. Los dioses por no pertenecer al Tiempo, y los animales por

estar sujetos de manera absoluta a él. Los hombres se encuentra en una especie de limbo:

son y no son del tiempo, están sujetos a él pero pueden trascenderlo. El Arte, como hemos

visto, es una muestra de ello.

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