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LOS LÍMITES A LAS OBLIGACIONES DE ADMINISTRACIÓN DEL

ALBACEA TESTAMENTARIO CUANDO EXISTEN BIENES COMUNES 1


EMILIA BUSTAMANTE OYAGUE 2

En los casos que los cónyuges adquieren bienes no sujetos al régimen de sociedad de
gananciales sino en copropiedad, al fallecer uno de ellos y dejar establecido un albacea
mediante testamento, se hace necesario precisar que sus facultades y obligaciones estarán
circunscritos a los derechos y acciones que tenía el testador sobre los bienes que declara en
el testamento. Por ello, es interesante la sentencia de casación bajo comentario que dilucida
el ámbito de los alcances de las facultades de administración de los albaceas testamentarios
frente a los derechos de los copropietarios de bienes comunes, adquiridos conjuntamente con
el causante.

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CASACIÓN Nº 1888-2000 HUAURA

Lima, diecinueve de octubre del dos mil.-


La SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
DE LA REPÚBLICA, vista la causa número mil ochocientos ochentiocho-dos mil, en
Audiencia Pública el día de la fecha y producida la votación con arreglo a Ley, emite la
siguiente sentencia: MATERIA DEL RECURSO: Se trata del Recurso de Casación
interpuesto por Dora Lady Freundt Waghorn de Alegre de fojas trescientos cuarentiséis,
contra la resolución de fojas trescientos treinticuatro, expedida el veinticinco de mayo del
dos mil por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Huaura, que revoca la sentencia
apelada de fojas ciento noventiocho, su fecha doce de abril del dos mil, que declara fundada
la demanda y reformándola la declara improcedente; sin costas ni costos;
FUNDAMENTOS DEL RECURSO: El recurso se sustenta en las causales previstas en los
1 Artículo publicado en: REVISTA PERUANA DE JURISPRUDENCIA. Trujillo, Editora
Normas Legales, Año 4, Nº12, Febrero del 2002. p.XXXVII - XLVI.
2 Vocal Titular de la Corte Superior de Justicia de Lima, integrante de la Sexta Sala Civil de
dicha Corte. Profesora Asociada de la Academia de la Magistratura así como de la Facultad
de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
3 Esta sentencia de casación ha sido publicada en la Revista DIÁLOGO CON LA
JURISPRUDENCIA. Año 7, Nº33, Junio de 2001. p.159-161.
incisos primero y segundo del Artículo trescientos ochentiséis del Código Procesal Civil;
respecto de la primera causal señala que se ha aplicado indebidamente el artículo
ochocientos cincuentiuno del Código sustantivo, referido a las facultades del albacea, ya que
si bien éste es el encargado de la administración de la masa hereditaria, sus facultades no
alcanzan al cincuenta por ciento que le corresponde a la recurrente en su calidad de
copropietaria del inmueble sub-litis; de otro lado señala que se han inaplicado los artículos
mil doscientos veinticuatro y mil trescientos sesentitrés del Código Civil, ya que al fallecer
el cónyuge de la actora, el contrato de arrendamiento debió continuar con los herederos de
éste, correspondiendo a la actora percibir el cincuenta por ciento de la renta, en tanto el
albacea no estaba facultado para hacer el cobro del total de ésta; CONSIDERANDO:
Primero: Que, conforme ha quedado establecido en la sentencia de primera instancia, el
inmueble sublitis fue adjudicado a la actora y su cónyuge, Miguel Alegre Cuéllar, con
posterioridad a que se emitiera la sentencia de fecha dos de octubre de mil novecientos
setentidós, mediante la cual se declaró la separación de sus bienes conyugales, tal es así, que
al adquirir el referido inmueble, lo hicieron en calidad de copropietarios; Segundo: Que,
asimismo ha quedado establecido que al fallecer el cónyuge de la actora, el albacea
testamentario fue quien asumió la administración de la masa hereditaria, dentro de la cual se
encuentran los derechos y acciones de los cuales era titular el testador, respecto del
cincuenta por ciento del inmueble sub litis; Tercero: Que, las facultades de administración
del albacea están referidas únicamente a los bienes que forman la herencia, conforme a lo
establecido en el inciso cuarto del Artículo setecientos ochentisiete del Código Civil, la cual
comprende tanto los bienes como las obligaciones de los que es titular el causante al
momento de su fallecimiento; en tal sentido, el Articulo ochocientos cincuentiuno del
Código sustantivo, establece que el albacea, de ser el caso, es uno de los llamados a
administrar la herencia mientras permanezca indivisa; Cuarto: Que, en consecuencia el
albacea sólo podía administrar los derechos y acciones de que era titular el cónyuge de la
actora al momento de su fallecimiento respecto del inmueble sub litis, de allí que no estaba
facultado para percibir el íntegro de la renta que abonaba en forma mensual el Banco
emplazado por concepto de alquiler, ni mucho menos a suscribir una ampliación del contrato
de arrendamiento sin contar con la participación de la actora, tal como ocurrió en el presente
caso; Quinto: Que, en tal sentido, el banco emplazado conocía que la calidad del inmueble
tomado en arriendo no era la de un bien social sino la de un bien común, de allí que el pago
de los arriendos los hiciera en un cincuenta por ciento del importe del mismo a favor de cada
uno de los cónyuges, conforme se expone en la sentencia de primera instancia; así, tenemos

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que de acuerdo a lo establecido en el artículo mil doscientos veinticuatro del Código Civil,
el pago sólo es válido cuando se hace al acreedor, lo que no acontece en el presente caso; en
consecuencia, la obligación reclamada por la actora es exigible; SENTENCIA: Estando a
las consideraciones expuestas y de conformidad con lo establecido en el apartado dos punto
dos del inciso segundo del artículo trescientos noventiséis del Código Procesal Civil: declara
FUNDADO el Recurso de Casación interpuesto a fojas trescientos cuarentiséis por Dora
Lady Freundt Waghorn de Alegre, en consecuencia NULA la resolución de vista de fojas
trescientos treinticuatro, su fecha veinticinco de mayo del dos mil; y actuando en sede de
instancia CONFIRMARON la sentencia apelada de fojas ciento noventiocho, su fecha
doce de abril del dos mil, que declara infundada la contradicción propuesta por el Banco
Continental Sociedad Anónima; y fundada la demanda; con lo demás que contiene;
DISPUSIERON que la presente resolución se publique en el Diario Oficial El Peruano bajo
responsabilidad; en los seguidos por Dora Lady Freundt Waghorn de Alegre con el Banco
Continental Sociedad Anónima, sobre obligación de dar suma de dinero; y los devolvieron.-
S.S. URRELLO A.; SANCHEZ PALACIOS P.; ROMÁN S.; ECHEVARRÍA A.; DEZA P.

COMENTARIO

1) EL CASO JUDICIAL
En el presente caso, la Sala Casatoria en sede civil conoció del recurso de casación
interpuesto por la Sra. Dora Lady Freundt Waghorn de Alegre (demandante), en el proceso
seguido contra el Banco Continental (demandado) sobre obligación de dar suma de dinero.

Observamos del tenor del texto de la sentencia casatoria, que el punto central del
pronunciamiento gira en torno a los límites de las obligaciones del albacea en la
administración de la masa hereditaria cuando existen bienes comunes. Quien acciona es la
cónyuge supérstite cuestionando los alcances de la labor del albacea designado por
testamento por su fallecido esposo, en relación al cobro de arriendos por un inmueble (bien
comun) y por la renovación del contrato de arrendamiento del mismo.

La Sentencia casatoria ampara el recurso de casación de la actora, y dada la relevancia


jurídica de la materia discutida, nos centraremos en conocer cuál es el papel del albacea
testamentario en materia de sucesiones, deteniéndonos en torno a las obligaciones que
nuestra legislación ha regulado, para luego, analizar el pronunciamiento de la Corte

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Suprema sobre las facultades desarrolladas por el albacea testamentario en la administración
del inmueble común y que da origen a la ejecutoria bajo comentario.

2) ANALISIS DE LA SENTENCIA CASATORIA


Los temas involucrados en la sentencia bajo comentario, y que merecen nuestra atención
están referidos a la institución del albaceazgo, y más precisamente a las obligaciones del
albacea testamentario en cuanto la administración de bienes que tienen la condición de
comunes.

A) El albaceazgo
Esta institución propia del derecho de sucesiones, se encuentra ubicada en la materia relativa
a la sucesión testamentaria, la cual a su vez, tiene como eje el testamento, como
manifestación de la voluntad del causante de disponer de los bienes que conforman su
patrimonio para después de su muerte, ya sea instituyendo herederos o legatarios, siempre
respetando los límites establecidos por ley y de acuerdo a las formalidades que la misma ley
prescriba.

A.1.- Concepto
Señala Borda, que el Albacea es la persona designada por el testador para hacer cumplir sus
disposiciones de última voluntad. Por ello se lo llama también ejecutor testamentario.
Ocurre con frecuencia que los herederos del causante, cuyos intereses son contrapuestos a
los de los legatarios o beneficiarios de los cargos, suelen no cumplir estas disposiciones o lo
hacen de mala gana, reduciendo su alcance o demorando su pago. 4

La utilidad principal del albaceazgo está en que las personas designadas como albaceas son
de la confianza de los testadores, y en que además son más imparciales en la ejecución de las
últimas voluntades porque no son herederos, y por tanto, respondiendo a la confianza que en
ellos depositaron, están interesados en que quede a salvo el nombre del testador y se ejecute
lo por él dispuesto. Por otra parte, no siempre existen herederos, o bien éstos se hallan
ausentes o están incapacitados, y a veces, desde la muerte del testador hasta la aceptación de
la herencia, transcurre bastante tiempo, y es conveniente que haya personas que tengan la
misión de representar la herencia durante ese período, y evitar que se perjudiquen los

4BORDA, Guillermo. Manual de Sucesiones. Buenos Aires: Editorial Perrot, 1991, p.507

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derechos hereditarios y queden incumplidas las disposiciones del testador.5

Según el art. 778 de nuestro Código Civil se señala que “El testador puede encomendar a una o varias
personas, a quienes se denomina albaceas o ejecutores testamentarios, el cumplimiento de sus disposiciones de
última voluntad”. Cuyo nombramiento debe constar en testamento (art. 779).

A.2.- Naturaleza Jurídica


En derecho de sucesiones, un tema que ameritó bastantes discusiones ha sido en torno a la
naturaleza jurídica del albaceazgo, al respecto debe dejarse señalado que las corrientes se
han formulado entre considerarla un mandato, y en otros una representación. Sin embargo, la
mayoría de la doctrina ha señalado que la naturaleza jurídica que le corresponde es ser un
mandato especial, debido a que, si bien el testador establece el albaceazgo en su testamento,
aquí no se está ante un contrato de mandato porque, aquél necesita como condición esencial
que los dos contratantes vivan al celebrarse el contrato, pero en el caso del albacea, éste
recién tiene lugar al fallecer el testador, no siendo posible la revocación, porque al producir
su eficacia ya no existe la persona que lo nombró.6

Lanatta comentado en Código Civil de 1936 y la institución del albaceazgo, expresó que éste
es un mandato post mortem, acusando las diferencias con el mandato en que, si bien hay
similitud con el albaceazgo, en cuanto a que el mandatario recibe del mandante, y el albacea
del testador, el encargo de cumplir determinadas funciones y porque, en uno y en otro caso,
tal encargo es revocable por el mandante o por el testador en su caso y mientras vive. Pero
se diferencian en que cuando muere el titular de los bienes, el mandato termina y el
albaceazgo comienza, y en que, mientras el mandato es un contrato, el albaceazgo es una
institución propia del derecho sucesorio, por cuyo motivo uno y otro están sujetos a
regímenes diferentes. 7

A.3.- Clases de Albaceas


En cuanto a la clasificación de albaceas, la doctrina ha establecido algunos criterios como en
función de las atribuciones, en cuanto a su origen o derecho, en cuanto a su número y en

5 VALVERDE Y VALVERDE, Calixto. Tratado de Derecho Civil Español. Valladolid, 1939.


T.V. P.346
6 RAMOS, Rafael. De las Sucesiones. Madrid, 1960. T.II, p.306. Véase también, BORDA,
Guillermo. Op. Cit., p.507 y ss.
7 LANATTA. Rómulo. Derecho de sucesiones. Lima: Editorial Desarrollo, 1985, T. II,
p.369.

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relación a la manera de desempeñar el cargo, los cuales trataremos a continuación.

El cargo de albacea puede distinguirse en función a las atribuciones que le concede el


testador, entre universal y particular, así el albacea universal viene a ser el encargado de
ejecutar, distribuir e invertir todos los bienes hereditarios; mientras que el albacea particular
es el encargado de ejecutar alguna parte del testamento.

Asimismo, se ha establecido que, en cuanto al origen de su nombramiento o derecho, los


albaceas pueden ser:
-Testamentarios, al ser designado por el testador en el testamento. El albacea testamentario
está regulado en el art. 779 del Código Civil.
-Legales o legítimos, cuando son los mismos herederos, cuando a falta de albacea
designado por el causante, les corresponde por ley el desempeño del cargo. Esta clase de
albaceas está previsto en el art. 792 del Código sustantivo.
-Dativos, que vienen a ser los albaceas designados por el juez cuando no hay albaceas
testamentarios. Nuestra regulación establece que, la designación judicial del albacea dativo
procede cuando el testador no hubiera designado albacea o si el nombrado no puede o no
quiere desempeñar el cargo, entonces sus atribuciones serán ejercidas por los herederos, y si
no están de acuerdo, deberán pedir al juez el nombramiento de albacea dativo (art.792).

En cuanto a su número, los albaceas pueden ser singulares, si es una sola persona, o
plurales8, si son dos o más los albaceas designados; y, en el caso de éstos , a su vez, pueden
ser simultáneos y sucesivos9, dependiendo del orden para el ejercicio de sus funciones que
establezca el testador.

Y en la manera de desempeñar el cargo, esto es cuando los albaceas son simultáneos, en


cuyo caso éstos pueden ser mancomunados y solidarios; el albacea mancomunado no puede
desempeñar su cargo sin la intervención de los demás nombrados, mientras que el albacea

8 La pluralidad de albaceas está prevista en el artículo 780 del Código Civil: “Cuando hay
varios albaceas testamentarios nombrados para que ejerzan el cargo conjuntamente, vale lo
que todos hagan de consumo o lo que haga uno de ellos autorizado por los demás. En caso
de desacuerdo vale lo que decide la mayoría.”
9Acerca del ejercicio concurrente o sucesivo del albaceazgo, señala el art. 782 del Código
Civil: “Si el testador no dispone que los albaceas actúen conjuntamente, ni les atribuye
funciones específicas a cada uno de ellos, desempeñarán el cargo sucesivamente, unos a
falta de otros, en el orden en que se les ha designado.”

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solidario desempeñará su cargo de acuerdo a las disposiciones establecidas para las
obligaciones solidarias.10

A.4.- Facultades y obligaciones


Al ser el albacea un cargo de confianza, sus facultades y obligaciones dependerán de lo que
el testador exprese en el testamento. Entonces, el principio general es la voluntad del
testador, y en silencio de éste, la ley determina de un modo taxativo las facultades que ha de
tener.11

Anota Borda que las facultades del albacea deben ser consideradas con relación a dos
hipótesis: que el testador las haya fijado expresamente, o que no haga ninguna referencia a
ellas, limitándose a la designación. 12

En el primer caso, cuando las facultades se encuentren señaladas en el testamento, la regla


general es que el causante puede otorgar todas las facultades que estime necesarias para el
cumplimiento de su misión, sin embargo, no sería posible atribuirle facultades que
excedieran su cometido de ejecutor testamentario o que lesionaran los legítimos derechos de
los herederos; y en el segundo caso, cuando las facultades no hayan sido fijadas por el
causante, debe primar un criterio restrictivo acerca del papel del albacea, el que difiere según
existan o no herederos, debido a que es natural que habiendo herederos, las atribuciones del
albacea sean considerablemente menores, porque los herederos son propietarios ipso jure de
los bienes dejados por el causante, y es necesario evitar una colisión con sus legítimos
derechos de dueños. En cambio, cuando no hay herederos, debe entenderse que las
facultades del albacea son amplísimas, asumirá la representación de la herencia; es contra él
que deben dirigirse las demandadas de los acreedores o legatarios; es el administrador de los
bienes hereditarios y está facultado para provocar su venta judicial a fin de pagar las deudas
y legados. Como administrador puede contraer obligaciones a nombre de la sucesión, como
por ejemplo, la designación de empleados o dependientes que fueran indispensables para el
manejo y liquidación del caudal. Estas obligaciones recaen sobre la sucesión y no sobre el
albacea.13

10 RAMOS, Rafael. Op. Cit., T.II, p.318


11 Ibid., Op. Cit.,T. II, p.325
12 BORDA, Guillermo. Op. Cit.,p.514 y ss.
13 Ibidem.

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En cuanto a las facultades y obligaciones del albacea que prescribe nuestro Código Civil,
tenemos las establecidas en el art. 787 del modo siguiente:
1.- Atender a la inhumación del cadáver del testador o a su incineración si éste lo hubiera
dispuesto así, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 13.
2.- Ejercitar las acciones judiciales y extrajudiciales para la seguridad de los bienes
hereditarios.
3.- Hacer inventario judicial de los bienes que constituyen la herencia, con citación de los
herederos, legatarios y acreedores de quienes tenga conocimiento.
4.- Administrar los bienes de la herencia que no hayan sido adjudicados por el testador, hasta
que sean entregados a los herederos o legatarios, salvo disposición diversa del testador.
5._ Pagar las deudas y cargas de la herencia, con conocimiento de los herederos.
6.- Pagar o entregar los legados.
7.- Vender los bienes hereditarios con autorización expresa del testador, o de los herederos, o
del juez, en cuanto sea indispensable para pagar las deudas de la herencia y los legados.
8.- Procurar la división y partición de la herencia.
9.- Cumplir los encargos especiales del testador.
10.- Sostener la validez del testamento en el juicio de impugnación que se promueva, sin
perjuicio del apersonamiento que, en tal caso, corresponde a los herederos.

Nótese que estas obligaciones legales del albacea, operan en forma supletoria a lo
establecido por la voluntad del causante. En efecto, la regla es que las obligaciones del
albacea es hacer cumplir la voluntad expresada por el testador, ello está expresamente
recogido en el art. 797 del Código sustantivo, cuando expresa que:
“El albacea está facultado durante el ejercicio de su cargo y en cualquier tiempo después de
haberlo ejercido, para exigir que se cumpla la voluntad del testador. Carece de esta facultad el
que cesó por renuncia o por haber sido removido del cargo.”

A.5.- Las obligaciones de Administración del Albacea Testamentario.-


Dado el caso jurisprudencial, bajo análisis, nos interesa la obligación consignada en el inciso
4 del precitado art. 787 del Código Civil: cuando señala que es obligación del albacea:
“4.- Administrar los bienes de la herencia que no hayan sido adjudicados por el
testador, hasta que sean entregados a los herederos o legatarios, salvo
disposición diversa del testador.”

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Y luego, en el art. 851 del mismo Código, se expresa que:
“Mientras la herencia permanezca indivisa será administrada por el albacea, o por el apoderado
común nombrado por todos los herederos o por un administrador judicial.”

Como la primera norma establece, salvo disposición contraria del testador, corresponde al
albacea la administración de los bienes de la masa hereditaria hasta que sean entregados a
los herederos o legatarios. Obviamente, dicha norma resulta aplicable a la sucesión
testamentaria, esto es, cuando el testador ha otorgado testamento y establecido uno o varios
albaceas; por tanto, si se está ante la sucesión intestada, estas disposiciones resultan
inaplicables, dado que falta la manifestación de voluntad del causante en torno a la
disposición de su patrimonio.

La aludida obligación de “administrar los bienes de la herencia que no hayan sido


adjudicados por el testador, hasta que sean entregados a los herederos o legatarios”, nos
parece clara y diáfana, no ofrece dificultad alguna en cuanto a sus alcances, ya que está
relacionada con otra obligación a cargo del albacea, y que está prevista en el mismo art.787
inc.8 que establece que debe procurar la división y partición de la herencia; sin embargo, la
realidad sobrepasa lo previsto por las normas jurídicas, y ello se ve en la ejecutoria bajo
comentario.

En efecto, de los datos de la sentencia se tiene que, la actora es la cónyuge supérstite del
causante, aún cuando el 02 de octubre de 1972 se había declarado judicialmente por
sentencia la separación de cuerpos de la actora con el causante, habiendo quedando
subsistente el vínculo matrimonial. Otro dato que se aporta, es que el inmueble sub-litis fue
adquirido en copropiedad por ambos cónyuges, ya que la adquisición del mismo se hizo en
fecha posterior a la sentencia de separación de cuerpos. Y siendo que, la sociedad de
gananciales queda fenecida de pleno derecho con la separación de cuerpos, de acuerdo al art.
318 del Código Civil, entonces a la fecha de adquisición del inmueble ya no existía régimen
de sociedad de gananciales entre ellos, por lo cual, el bien tenía la condición de común,
estando sujeto al régimen de copropiedad.14

Y si bien el testador había establecido un albacea testamentario para que ejecute sus
disposiciones testamentarias, el ejercicio de las facultades y obligaciones de administración
14 De acuerdo al art. 969 del Código Civil, hay copropiedad cuando un bien pertenece por
cuotas ideales a dos o más personas.

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del acervo hereditario debe observar las condiciones de la titularidad que ejerce el causante
sobre los mismos, siendo que en el presente caso, el testador tenía derechos y acciones sobre
el cincuenta por ciento del inmueble sub-litis .

Por consiguiente, el inmueble tiene la condición de común al haberse adquirido en


copropiedad por la actora y su fallecido esposo, entonces la administración de la renta
proveniente del contrato de arrendamiento a que estaba sujeto el mismo debía realizarse
solamente sobre los derechos correspondientes al testador, y no vulnerar los derechos
legítimos de la copropietaria demandante, tal como lo hizo el albacea al recibir el íntegro de
la renta en el ejercicio de sus obligaciones de administración y en la renovación del contrato
de arrendamiento, ignorando por completo los derechos de la cónyuge supérstite en su
calidad de copropietaria.

Llama la atención el caso, ya que si bien es cierto la demandante y el causante no tenían la


condición de divorciados, sólo separados judicialmente, y por tanto, al mantener su
condición de cónyuges ellos podrían heredar entre sí, sin embargo se hacía necesario
precisar en qué condiciones se había adquirido el inmueble, más aún cuando su adquisición
se había dado en fecha posterior a la separación de cuerpos, y por consiguiente, a la
finalización del régimen de sociedad de gananciales.

Es de estimarse que la conducta asumida por el albacea testamentario fue de extremado celo
en torno a la preservación de los derechos de propietario del testador, los cuales fueron
excesivos ya que en el ejercicio de sus facultades de administración sobre la masa
hereditaria se vulneraron los derechos de copropietaria de la cónyuge supérstite. Por ello, es
que la Corte declara que en el caso, la Sala Superior había incurrido en aplicación indebida
del art. 851, norma que regula las facultades y obligaciones del albacea, dado que el ámbito
de las facultades del albacea sólo se circunscribían al cincuenta por ciento de los derechos y
acciones sobre el inmueble sub-litis, tal como se ha referido en las líneas precedentes.

El otro extremo de la sentencia casatoria, es la declaración de inaplicación de los arts. 1224


y 1363 del Código Civil, según el primero: “sólo es válido el pago que se efectúe al acreedor
o al designado por el juez, por la ley o por el propio acreedor, salvo que, hecho a persona no
autorizada, el acreedor lo ratifique o se aproveche de él”; mientras que el segundo prescribe
que: “Los contratos sólo producen efectos entre las partes que los otorgan y sus herederos,

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salvo en cuanto a éstos si se trata de derechos y obligaciones no trasmisibles.”. De modo
que, habiendo el Banco (demandado en este proceso de obligación de dar suma de dinero),
como arrendatario de la actora, abonado el monto de la renta que le correspondía como
copropietaria (50%) al albacea testamentario, y habiendo quedado establecido que el mismo
Banco conocía de la condición de bien común del inmueble, entonces los pagos de renta
efectuados no surtieron sus efectos, ya que no le fueron abonados a la actora, de acuerdo a
los términos pactados en el contrato de arrendamiento.

3) CONCLUSIONES.
En suma, las conclusiones a las que arribamos son las siguientes: a) Que, el albacea es la
persona de confianza, designada por el causante para hacer cumplir sus disposiciones de
última voluntad contenidas en el testamento, también es conocido como ejecutor
testamentario; b) Que, el albaceazgo es una institución propia del derecho de sucesiones,
que comparte algunas características del mandato, aunque acusa diferencias saltantes como
que la revocación sólo la puede hacer el testador, pero mientras vive, y la más importante
que sus efectos empiezan con la muerte del causante; c) Que, las facultades del albacea
dependen de lo establecido en el testamento, y en caso que no se hubieran establecido por
testamento, deberá distinguirse los casos en que hayan herederos o no los hayan, si hubieran
herederos las facultades del albacea deben interpretarse restrictivamente, mientras que si no
hubieran herederos, las facultades del albacea son más amplias; d) Que, el alcance de las
facultades y obligaciones de administración de los bienes de la sucesión, debe hacerse previa
determinación del alcance de los derechos sobre los bienes que declara el testador como
propios.

Lima, Febrero de 2002.

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