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E l feminismo mexicano de cara

al siglo XXI

Estela Serret*

El lenguaje de la equidad de género, construido por el feminismo, se


utiliza ahora en algunos casos como si se tratase de una alternativa
sensata frente a la insensatez feminista. El problema, para muchas
feministas, radica en saber hasta dónde puede tener una importan-
cia efectiva en el diseño de políticas públicas este desplazamiento
(blanqueamiento) ideológico o hasta dónde, es un costo mínimo que
hay que pagar por la aceptación amplia de los planteamientos de
fondo.

E l proceso de modernización del añejo


sistema político mexicano nos ha obli-
gado a familiarizarnos con lenguajes, rostros,
citamente al género femenino y que muestre
sensibilidad hacia los problemas específicos
de las mujeres.
signos y modos de hacer novedosos en el mar-
co de la política tradicional del país. La trans- Sin proponernos juzgar, por lo pronto,
formación de estas estructuras formales ha sido la cantidad, calidad, profundidad, seriedad de
tan acelerada, que con frecuencia nos ha de- tan súbito reconocimiento de la existencia de
jado poco tiempo para reflexionar sobre sus las mujeres (o sus efectos reales); este texto
alcances y significados profundos. Entre estas pretende avanzar algunas reflexiones sobre las
modificaciones, no nos cabe duda, ocupa un causas de tal fenómeno. En particular, quere-
papel preponderante en tiempos recientes, la mos mostrar qué papel ha jugado en esta sen-
apertura de los espacios de poder a lenguajes, sibilización hacia el tema de la subordinación
demandas y agentes del feminismo que ape- femenina el movimiento feminista en México
nas hace unos años se encontraban totalmen- para, al mismo tiempo, realizar un diagnósti-
te excluidos y marginados. A lo largo del pre- co acerca del estado actual y las perspectivas
sente sexenio, efectivamente, hemos asistido del feminismo mexicano. En este intento, pro-
a un fenómeno inédito: tanto en los medios cederemos a identificar brevemente los ante-
masivos de comunicación, como en los diver- cedentes del movimiento y a definir su situa-
sos órganos del gobierno; en los espacios de ción actual para, finalmente, señalar cuáles son
promulgación de leyes e impartición de la jus- sus perspectivas de desarrollo.
ticia; en las campañas electorales de los parti-
dos políticos o en las intervenciones públicas
de diversos actores políticos y sociales (de los Contexto: El feminismo internacional
sindicatos a la guerrilla), percibimos esfuerzos y su influencia en el movimiento
por manejar un lenguaje que interpele explí- mexicano

*
Profesora-Investigadora del Departamento de Socio- Para poder analizar adecuadamente la especi-
logía de la UAM-A. ficidad del feminismo mexicano en un sentido

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más explicativo que descriptivo, nos parece
indispensable comentar, así sea someramente,
cómo y por qué surge el feminismo en el mun-
do, cuál es el sentido de la lucha feminista y
cuáles las distintas facetas que adopta, tanto
histórica como sincrónicamente. La
contrastación con este panorama general nos
ayudará a comprender mejor la peculiar reali-
dad del fenómeno en nuestro país.

La primera expresión social y política

FOTO: ESFERA
del feminismo (o la primera relevante), se pro-
duce en el contexto de la Revolución France-
sa.1 Las feministas galas (fundamental, pero no
únicamente, provenientes de las clases medias
y de la alta burguesía), amparándose en las no, dará su nombre al movimiento, que habrá
proclamas ilustradas de igualdad –entendida de ser reconocido como sufragismo. La desca-
como equivalencia y autarquía– y libertad para lificación facilista de que fueron objeto durante
todos los seres racionales, se movilizaron de mucho tiempo las sufragistas (motivada por una
las más diversas formas para demandar de los redefinición del feminismo en este siglo, que
revolucionarios coherencia política en su tra- nos ocupará más adelante), se basaba en la
to hacia las mujeres. Con este propósito, se caracterización del movimiento como burgués
abrieron clubes y salones, se publicaron gace- y simplista: la mera consecución del voto no
tas y revistas, se difundieron panfletos y se or- garantizaba, según esta crítica, una transfor-
ganizaron mítines. A través de todos estos mación de fondo de la opresión que sufrían
medios las feministas procuraron sensibilizar las mujeres y sí, en cambio, le hacía el juego
tanto a las clases ilustradas como a las bases al ideario liberal capitalista que tendía una
campesinas y obreras sobre lo injusto de la cortina de humo sobre las verdaderas causas
subordinación y exclusión social de las muje- –e conómicas– de toda desigualdad social. Con-
res, además de subrayar la enorme inconse- tra este diagnóstico debemos decir que el
cuencia de un pensamiento revolucionario sufragismo logró colocar sobre el tapete de
que, explícitamente, excluía a la mitad de la discusión a la subordinación social femenina
población de sus ideales universalistas de li- como un problema: un asunto de corte ético
bertad e igualdad. No salieron muy bien libra- con graves implicaciones políticas, jurídicas y
das: sus proclamas fueron destruidas, sus míti- económicas cuya prevalencia cuestionaba los
nes prohibidos, sus clubes cerrados, sus de- principios de legitimidad del nuevo orden. En
mandas ridiculizadas y algunas de sus líderes ambos lados del Atlántico, las sufragistas lle-
fueron encarceladas. Olympe de Gouges, au- varon el cuestionamiento de la dominación
tora de la “Declaración de Derechos de la masculina a los parlamentos, a los diarios, a
Mujer y la Ciudadana” terminó sus días las fábricas, a la literatura y a las discusiones
guillotinada. públicas, dondequiera que éstas se produje-
sen. La virulencia de la reacción en su contra
Hacia la segunda mitad del siglo XIX el por parte del establishment es, quizá, el mejor
feminismo se recompone y regresa por sus fue- signo de la penetración social que lograron sus
ros. Tanto en los Estados Unidos como en Eu- tesis.
ropa se organiza en torno a la demanda de
igualdad de derechos civiles, jurídicos y polí- No obstante, esta penetración social no
ticos para las mujeres. La más visible entre estas significó –al menos no de inmediato– una bue-
demandas, la reivindicación del voto femeni- na acogida de las demandas feministas de equi-
dad. Por el contrario, la reacción misógina fue
1 cruda y atravesó todas las instancias sociales.
Un buen recuento sobre la historia del feminismo pue-
de encontrarse en B. Anderson y J.P. Zinsser, Historia de las
El discurso antifeminista se puso de moda y
mujeres: una historia propia, vol. 2, Crítica, Barcelona, 1992, prácticamente no hubo literato, político o fi-
pp. 379-580. lósofo que no acudiese a la ridiculización del

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sufragismo para allegarse adeptos. Entre las lucha política. Este enfoque del feminismo
mujeres las cosas no fueron mucho mejor: sufriría serios reveses y entusiastas reivindi-
mientras que en las clases medias existía una caciones al interior de los movimientos so-
abierta confrontación entre sufragistas y con- cialistas y comunistas posteriores: los prime-
servadoras, las mujeres de los sectores popu- ros por imposición de posturas fuertemente
lares, por diversos motivos que sería largo re- conservadoras de los cuadros dirigentes y las
señar aquí, se mostraron casi siempre contra- bases masculinas, y las segundas a manos de
rias a los postulados feministas. muchas militantes que aprovechaban coyun-
turas de fuerza femenina para hacer resurgir
A pesar de lo anterior, y de que la ma- esta idea de emancipación. No obstante, a
yoría de las iniciadoras del movimiento mu- medida que se desarrolló el socialismo, fun-
rieron sin ver cumplida su demanda más fa- damentalmente su enfoque marxista, el tema
mosa, el sufragismo tuvo un impacto que sería de la libertad sexual y la búsqueda de la “nue-
decisivo para la futura configuración de las so- va mujer”, fue perdiendo terreno progresiva-
ciedades democráticas al evidenciar que la ex- mente frente a la interpretación economicista
clusión política y la subordinación social de de la subordinación femenina. De este modo,
las mujeres no podían seguir siendo conside- cualquier demanda o reivindicación especí-
radas sin más un hecho natural, lógico e in- ficamente feminista, era inmediatamente ta-
cuestionable. Esto es, no podían negarse como chada de burguesa y divisionista y acallada
realidad conflictiva ni podía seguirse obvian- con el argumento de que la revolución socia-
do la argumentación para intentar justificar- lista traería automáticamente la liberación de
las. Por otra parte, y aunque el voto no co- todos los oprimidos, incluidas las mujeres.
menzó a otorgarse a las mujeres en Europa sino
hasta después de la Primera Guerra Mundial, Curiosamente, el tema de la liberación
el sufragismo tuvo muchos otros logros impor- sexual encuentra canales de expresión por fue-
tantes para las mujeres de los que poco se ha- ra del mundo socialista y se irá asociando poco
bla, como la consecución de derechos sobre a poco con corrientes nihilistas de la burguesía
los hijos, la posibilidad de heredar y adminis- ilustrada. La reivindicación del placer, el
trar los propios bienes; el derecho a obtener cuestionamiento de la sexualidad tradicional,
una educación universitaria, a solicitar el di- incluyendo la proscripción de la homosexuali-
vorcio, a demandar al marido en igualdad de dad, y la asociación del autoconocimiento con
condiciones en caso de adulterio o el derecho la propia capacidad de goce, se vuelven etique-
a elegir por cuenta propia el sitio de residen- tas de identidad del movimiento intelectual de
cia sin necesidad de la autorización de un pa- la primera posguerra.
riente varón, entre muchos otros.
La transformación cultural, económica
Paralelamente al sufragismo, las socie- y política que sufren las sociedades occiden-
dades mencionadas vieron nacer un feminis- tales al concluir la Segunda Guerra Mundial,
mo de corte diferente, que habría de tener afecta profundamente al feminismo occiden-
gran influencia en el Movimiento de Libera- tal, que había pasado por una etapa de relati-
ción de la Mujer surgido hacia 1970. Como vo inmovilismo. Al tiempo que sus propias
sucederá después con este último, el del si- herencias se reconfiguran, se asocia progresi-
glo XIX se vincula a diversas expresiones del vamente con nuevos modos de hacer política
socialismo. Sus primeras apariciones se pro- que encuentran su expresión más depurada
ducen en el seno del llamado socialismo utó- veinte años más tarde, en los que serían lla-
pico, particularmente entre el grupo de los mados “nuevos movimientos sociales”. Así, la
sansimonianos. En este marco, vemos apare- vertiente más destacada del feminismo hacia
cer un discurso novedoso que vincula por la década de los setenta es, sin lugar a dudas,
primera vez la emancipación de la mujer con la que cobra forma en lo que se conoce gené-
el reclamo de su libertad sexual. Revelar una ricamente como el “Movimiento por la Libe-
esencia oprimida por las convenciones y los ración de la Mujer” (WL por sus siglas en in-
artificios de la sociedad, se convirtió así en glés), ideológicamente vinculado con la
un objetivo prioritario para estas mujeres que nueva izquierda y los discursos del Gran Re-
hicieron del autoconocimiento un método de chazo.

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Aunque se convierte en crisol de los vicción de que lo personal es político, frase
planteamientos feministas que lo precedieron, que habría de convertirse en eslogan del mo-
este movimiento, que involucró a miles de vimiento.
mujeres en todo el mundo occidental, se de-
sarrolló sin recuperar conscientemente su his- A pesar de su independencia respecto
toria; percibiéndose con frecuencia sus prota- de otros actores sociales, muchos grupos per-
gonistas como pioneras de un discurso tenecientes al WL mantienen una importante
emancipatorio y contestatario sobre las muje- vinculación ideológica con la izquierda mar-
res. Si bien esta ignorancia de la propia histo- xista y con la nueva izquierda. Tales vínculos
ria impone límites a la construcción de una no dejaron de resultar conflictivos en virtud
conciencia feminista, e induce a una defini- de la perseverante oposición de la izquierda
ción sesgada del WL, no puede negarse que tradicional a mostrar su apoyo irrestricto a las
esta nueva manifestación del feminismo tuvo posiciones feministas. Por otra parte, la inter-
características peculiares. Básicamente debe- pretación teórica de la subordinación de la
mos mencionar el hecho de que se desarrolló mujer avalada por el marxismo, remitía toda
como un movimiento contracultural que pre- explicación, en última instancia, a la lucha de
tendía incidir sobre los patrones ideológicos y clases; es decir, a fin de cuentas, la reducía a
valorativos que reproducen la condición su- una causal económica. Y esto, desde luego,
bordinada de las mujeres; en particular, se resultaba limitante y contradictorio con las
enfocan baterías contra diversas formas del amplias implicaciones de transformación cul-
discurso social, como el sexismo en el lengua- tural derivadas de las acciones del movimien-
je, la imagen cosificada de las mujeres que se to por la liberación de la mujer.
reproduce en los medios de comunicación, los
patrones de conducta prescritos para hombres Este rápido punteo de las más destaca-
y mujeres, etcétera. En este sentido, si bien es das apariciones del movimiento feminista in-
importante para el WL incidir sobre la inequidad ternacional nos servirá para contextualizar los
jurídica, civil y política entre los géneros, par- antecedentes ideológicos y el carácter del
te de una interpretación más amplia del pro- movimiento feminista surgido en México a
blema de la desigualdad que lo lleva a cues- partir de 1970.
tionar, a través de distintos métodos propios
de las expresiones del Gran Rechazo, las pro-
pias concepciones sociales de lo que significa La formación del nuevo feminismo
ser hombre o mujer y el juego de dominación mexicano2
implicado en tales significaciones.

Una de las fórmulas características de Lo que se conoce como movimiento feminista


organización del movimiento se da a través en México surge en los años setenta como re-
de la constitución de pequeños grupos en los sultado de la confluencia de dos factores bási-
que las participantes comparten sus experien- cos: El proceso de construcción de una inci-
cias como mujeres. Gracias a la contrastación
de los propios conflictos con los de otras com-
pañeras, encuentran que problemas conside- 2
Con esta breve recapitulación no pretendemos tra-
rados privados o individuales son en realidad zar una historia del feminismo mexicano, en parte, por-
compartidos por muchas mujeres. Además de que no es ese el objetivo de este trabajo y en parte porque
contribuir a generar por primera vez un dis- existen diversos y excelentes estudios sobre el tema re-
dactados por especialistas. Para quien se interese en pro-
curso femenino producido en un espacio pro-
fundizar sobre éste incluimos la referencia a algunos de
pio, estas vivencias en el pequeño grupo con- estos trabajos de distinto corte. Recuperamos de esta tra-
tribuyen a difundir la consciencia de que las dición el calificativo de nuevo para distinguir al feminis-
experiencias de subordinación, marginación y mo mexicano que surge en los años setenta de sus ante-
sometimiento que se viven por el hecho de ser cedentes –que se remontan al sigloXIX y continúan en los
periodos pre y pos revolucionario mas o menos hasta la
mujer, lejos de explicarse por variables parti-
plena consecución del voto femenino en 1953–. Al res-
culares y específicas, encuentran su causalidad pecto véase, entre otros, Esperanza Tuñón, Mujeres en
última en redes sociales de poder fácilmente escena: De la tramoya al protagonismo, México, Miguel
identificables. Es así como se genera la con- Ángel Porrúa/PUEG,UNAM/Ecosur, 1997; Marta Lamas, “El

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FOTO: ESFERA

piente conciencia ciudadana a partir de las cero de los colectivos señalados, el naciente
demandas de democratización generadas por feminismo mexicano de la segunda ola se cons-
el movimiento estudiantil de 1968 y, por otro tituye principalmente siguiendo la idea del
lado, la influencia progresiva del feminismo pequeño grupo, es decir, a través de reuniones
estadunidense, cuyos ecos se dejaron oír en privadas de un número reducido de mujeres
México con mayor claridad precisamente ha- que deciden compartir sus experiencias coti-
cia finales de la década del sesenta. Una pre- dianas de marginalidad y opresión. A partir de
gunta pertinente en este caso es qué tanto pue- este proceso las mujeres participantes consi-
de calificarse como movimiento el fenómeno guen, en primer lugar, mostrar que su expe-
producido a partir de la creación de grupos riencia personal de sometimiento no es única
como Mujeres en Acción Solidaria (MAS), el sino que, por el contrario, se explica a partir
Movimiento de liberación de la Mujer (MLM), de variables macrosociales. Esto les conduce,
el Movimiento Nacional de Mujeres (MNM), o en segundo lugar, a procurar explicar esas va-
los congregados en torno a las publicaciones riables y a diseñar estrategias para su supera-
de las revistas FEM o La Revuelta. Salvo el ter- ción.

De alguna manera, las participantes en


movimiento feminista en la década de los ochenta”, en De estos nacientes grupos (con la excepción del
la Garza (coord.), Crisis y sujetos sociales en México, Méxi- MNM, del que nos ocuparemos un poco más
co, Miguel Ángel Porrúa/UNAM, 1992; Gisela Espinosa, “Fe-
adelante), inauguran un modo de hacer políti-
minismo y movimientod de mujeres: encuentros y
desencuentros”, en El Cotidiano, marzo-abril de 1993, ca prácticamente improvisando sobre la mar-
México, UNAM-Azcapotzalco, Ana Lau Jaiven, La nueva cha. Es decir, los grupos de mujeres universi-
ola del feminismo en México, México, Planeta, 1987. Asi- tarias y/o de sectores medios que buscan en
mismo, remitimos al recuento de la historia escrito por sus principio construir una conciencia feminista
protagonistas, véase particularmente los siguientes núme-
entre ellas mismas, no se reconocen herede-
ros de la Revista Fem: No. 5, octubre-diciembre de 1977;
No. 163, octubre de 1996; No.165, diciembre de 1996; ras de la tradición (básicamente sufragista) del
No. 167, Febrero de 1997; No. 182, mayo de 1998; No. feminismo mexicano anterior. Y aunque se
192, marzo de 1999 y No. 199, octubre de 1999. Para un declaran explícitamente influidas por el WL, la
recuento sobre la primera etapa del feminismo mayor parte de sus miembros tampoco tenían
mexicano,desde el siglo XIX a la obtención del sufragio en
muy claro cómo enfrentar el desafío feminista
1953, véase entre otros, Julia Tuñón, Mujeres en México.
Recordando una historia, México, CONACULTA, 1998. en una sociedad con las peculiaridades de la

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mexicana. No sólo debían enfrentarse a un mentación de los grupos y, con ello, a la
patriarcalismo profundamente arraigado en desagregación de los objetivos del movimien-
nuestra cultura, sino, en general, a unas es- to.
tructuras políticas extremadamente rígidas que
prácticamente no dejaban espacio para cana- En cuanto a estos últimos, el feminismo
les de participación ciudadana alternativos a mexicano encontró, durante su primera déca-
los que tradicionalmente manipulaba el Esta- da, escasos puntos de acuerdo. El debate teó-
do. De este modo, las tácticas más eficaces rico, fuente imprescindible para la definición
del movimiento norteamericano y europeo, de los objetivos políticos en otras latitudes, era
que lograron inscribir de lleno al feminismo aquí prácticamente inexistente. Se conocía
en la discusión pública, como la manifesta- poco la producción académica feminista del
ción, el escándalo o la presencia en los me- exterior y la propia tenía, para esas épocas,
dios de comunicación y la literatura, estaban todavía un carácter más de difusión que de
prácticamente vedados para el movimiento reflexión sistemática. En este sentido, eran
mexicano. En cambio, a nuestras feministas les pocos los puntos de acuerdo respecto de cuá-
quedaban pocas fórmulas de expresión. Por la les debían ser las demandas feministas hacia
que optaron más frecuentemente fue por re- la sociedad. Entre ellos, destacó desde el prin-
ducir sus acciones casi exclusivamente a la cipio la lucha por la despenalización del abor-
generación de conciencia feminista en ámbi- to, aunque poco a poco se fueron consideran-
tos bien acotados (la academia o el arte uni- do como temas del movimiento el combate a
versitario, por ejemplo) a partir de la partici-la violación y, en general, a las diversas for-
pación en el pequeño grupo. mas de violencia sufridas por las mujeres. Con
estos tres puntos como base de lo que comen-
En la medida en que la mayor parte de zó a conocerse como el ideario feminista por
estas incipientes militantes feministas prove- algunos sectores de la opinión pública, los di-
nían de una cultura de izquierda –que en Méxi- versos grupos existentes hacia finales de la
co tenía una vinculación muy estrecha con los década de los setenta consiguen no sólo con-
partidos, en la época básicamente el PC y el solidar sus primeros esfuerzos de acción uni-
PRT–, sus organizaciones sufrieron la influen- taria, sino establecer una relación novedosa
cia de una cultura política favorecedora de con los partidos políticos de izquierda: En la
actitudes sectarias y posiciones mecanicistas. medida en que el movimiento logra que la iz-
Por otro lado, el discurso feminista de la épo- quierda parlamentaria presente a discusión en
ca, si bien implicaba prácticas y posiciones la Cámara de Diputados una ley –elaborada
refrescantes y novedosas, también introdujo un por las feministas– sobre la despenalización
elemento que habría de resultar profundamente del aborto, se produce un relevante cambio
conflictivo para el futuro de las organizacio- cualitativo en una relación que solía ser de
nes: En la medida en que muchas feministas dependencia y/o subordinación del feminismo
del WL reivindicaban para las mujeres un ser y respecto de los partidos políticos. A partir de
un quehacer específicos, y combatían abierta- ahí se marcará una línea que, con sus
mente cualquier pretensión de parecerse a los intermitencias, definirá en adelante muchas de
hombres, particularmente en la construcción las actuaciones más eficaces del feminismo.
de sus organizaciones, el modo masculino de Efectivamente, durante el primer período de
ejercer el poder estaba claramente proscrito su existencia, el nuevo feminismo se vio fre-
del movimiento. Esto significaba enfrentar las cuentemente entrampado en una lógica de
fórmulas verticales de regir cualquier organi- discusiones y fragmentaciones internas que
zación y propugnar por la horizontalidad y el impidió trazar una estrategia y unas tácticas
asambleísmo. Esta medida condujo a los gru- más influyentes en la sociedad en general.
pos que la defendieron a enfrentar frecuente-
mente la ineficacia y el inmovilismo; cualquier Como ya mencionamos, parte de las
decisión implicaba discusiones eternas y razones de este estilo pueden encontrarse en
desgastantes; luchas veladas por el poder que la herencia de la práctica política marxista que
se producían sin el marco de una reglamenta- trajeron consigo muchas de sus integrantes; otra
ción que las acotara. Este tipo de régimen in- parte provenía de los propios modos de hacer
terno contribuyó de modo decisivo a la frag- provenientes del WL. A esto hay que aunarle la

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ausencia de una tradición de participación el nuevo movimiento feminista mexicano, con-
política ciudadana en nuestro país y la virtual sigue, pese a sus avatares y fragmentaciones,
cancelación de los canales de expresión pú- y pese a las adversas condiciones que debe
blica. Sin embargo, y aunque en su momento enfrentar, iniciar un proceso de sensibilización
esto fuese poco apreciado por sus protagonis- social frente a los problemas de la subordina-
tas, el feminismo mexicano comenzó a lograr ción femenina, construir algunos acuerdos
con sus propios medios que los partidos políti- políticos unificándose en torno a la demandas
cos tradicionalmente reacios a admitir la legi- por la despenalización del aborto y contra la
timidad de la lucha que esa corriente repre- violencia hacia las mujeres y mejorar consi-
sentaba, se tornaran canales de comunicación derablemente su posición frente a los partidos
de sus demandas. de izquierda y, posteriormente, de centro.

En este punto, debemos acotar que, jun-


to con la difícil labor de sensibilización social Consolidación y diversificación
emprendida por el feminismo de izquierda, que del movimiento
quizá tuvo sus mayores logros de difusión gra-
cias a la publicación de medios periódicos fe-
ministas (La Revuelta y, muy, destacadamente Los años ochenta marcan el inicio de una eta-
Fem) un grupo de corte más liberal (tachado pa importante en la vida política del país en la
de burgués en la época) jugó un papel impor- medida en que comienzan a producirse cam-
tante en la incipiente socialización de la pro- bios, que posteriormente se revelarían impor-
blemática feminista que se percibía a princi- tantes; en la configuración del sistema político.
pios de los ochenta. En efecto, como ya men-
cionamos antes, el Movimiento Nacional de Para el feminismo mexicano es una eta-
Mujeres (MNM), surgido en 1973, se constituye pa decisiva, a la vez productiva y confusa, a
como grupo siguiendo un modelo diferente al lo largo de la cual surge una gran cantidad de
de aquellos más vinculados ideológicamente nuevos grupos que van modificando paulati-
con la izquierda marxista. Por principio, namente el perfil y los objetivos del movimien-
institucionalizan su agrupación al constituirse to en su conjunto. De hecho, en esta etapa no
en Asociación Civil, siguiendo en consecuen- puede desligarse al feminismo de movimien-
cia un modelo jerárquico inaceptable por los tos de mujeres más amplios con diversos obje-
demás grupos. Entre sus objetivos declarados, tivos a los que se ha visto vinculado desde
se encuentran estudiar el porqué de la subor- entonces y con los que ha mantenido una re-
dinación jurídica política y social de la mujer, lación de mutua influencia. En efecto, entre
así como combatir la discriminación en las las movilizaciones sociales que surgen en nues-
leyes y difundir la problemática femenina en- tro país a partir de la década de los ochenta,
tre la sociedad. Entre los propósitos no decla- cobra una importancia decisiva para nuestro
rados se encuentra el de la despenalización tema el movimiento urbano popular (MUP).
del aborto. La relativa estabilidad lograda por Mucho se ha escrito sobre el peculiar rol que
el MNM gracias a su estructura interna contri- en este movimiento han jugado las mujeres:
buye sin duda a sus logros. Entre los más visi- siendo una clara mayoría en las bases, su par-
bles se encuentra el hecho de que el grupo ticipación en los cuadros dirigentes ha sido re-
consigue que la Secretaría de Educación Pú- lativamente escasa, aunque paulatinamente
blica tome a sus miembros como asesoras, para han ganado fuerza y espacios. En cualquier
cambiar contenidos sexistas de los libros de caso, y aunque el sentido de su lucha no tuvo
texto gratuitos detectados y señalados por las en sus inicios un carácter feminista,3 la parti-
propias feministas. Al mismo tiempo, muchas cipación masiva de las mujeres en el MUP atrajo
de sus integrantes logran llegar a un público la atención del feminismo, que comenzó a rea-
relativamente más amplio en la medida en que lizar un intenso trabajo entre las mujeres per-
laboran de manera individual en diversos me- tenecientes a ese movimiento y entre otras que
dios de comunicación.
3
Sobre la relación del feminismo con el Movimiento
En este sentido, podemos recapitular Urbano Popular, puede verse, entre otros, Alejandra
diciendo que a lo largo de su primera década Massolo, “Políticas urbanas y mujer: una aproximación”

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habitaban también colonias populares. De este dujo, (pese a las severas resistencias de los
modo, las acciones del feminismo dejaron de miembros masculinos y el entorno familiar de
estar centradas en incidir sobre la opinión pú- las participantes), en la creación de sub/agru-
blica: Muchos de los grupos ya constituidos y paciones de carácter feminista. En los partidos
otros que habrían de formarse en este periodo políticos se fueron también abriendo espacios
se volcaron a hacer trabajo de apoyo y capa- para la inclusión de una agenda femenina en
citación entre mujeres pertenecientes a diver- los programas y proyectos y, paulatinamente,
sos sectores marginados. Así, comenzaron a fue ganando terreno la petición de incorporar
proliferar ONG feministas que lograban cuotas tanto a nivel de las dirigencias, como
financiamientos internacionales de organismos de las candidaturas a puestos de elección po-
preocupados por fomentar el desarrollo en pular.
países del tercer mundo. Los apoyos fluyeron
no sólo para el trabajo de capacitación y orien- Por otra parte, el movimiento comenzó
tación diversas a mujeres de grupos socialmen- a ser ampliamente retroalimentado por la pre-
te deprimidos, sino también para fomentar la sencia creciente del feminismo en institucio-
labor de los centros que daban atención a nes de educación superior, desde donde se
mujeres víctimas de la violencia sexual. Este empezó a generar un mayor reconocimiento
último punto es importante, porque incentiva hacia la problemática de la subordinación de
el trabajo feminista en uno de los terrenos re- género, pero, sobre todo, se fueron creando
conocidos desde la década anterior, tales como espacios de discusión, definición y producción
temas develados y denunciados por el femi- teórica que habrían de revelarse indispensa-
nismo y problemas sociales con hondas raíces bles para reconfigurar las propias metas traza-
sexistas. das.

De este modo, el feminismo en su se- De este modo, pese a que se mantienen


gunda década, expande sus objetivos y cons- las primeras demandas sobre la despenaliza-
truye relaciones estratégicas con grupos que ción del aborto y contra la violencia hacia las
no necesariamente parten de una conciencia mujeres; a través del MAM el temario feminista
sobre la subordinación de género. Además de se amplía y se hace complejo de cara a la so-
sus vínculos con el MUP estrecha, en este sen- ciedad. Comienza a cobrar especial relevan-
tido, relaciones con los partidos políticos, ya cia, sobre todo a principios de los noventa, la
sea a partir de ciertos colectivos, ya a través conceptualización sobre la subordinación de
de mujeres que tienen una doble militancia; género y la consecuente demanda de políticas
en el movimiento y en algún partido. Por otro de equidad; se evidencia y cuestiona la
lado, algunas mujeres en la administración feminización de la pobreza; los graves proble-
pública comienzan a encontrar plausible, e mas de salud pública que sufren las mujeres a
incluso redituable políticamente, impulsar de- causa de estructuras de discriminación; la de-
mandas feministas en los proyectos de gobier- serción escolar y subalimentación que sufren
no a distintos niveles sobre todo en los terre- millones de niñas, en beneficio de sus herma-
nos de la salud y el desarrollo. Surge así lo que nos varones, especialmente entre los sectores
se ha llamado el Movimiento Amplio de Mu- populares del campo y la ciudad; los proble-
jeres,4 (MAM) es decir, la construcción de un mas que enfrentan las mujeres como tales en
feminismo quizás menos visible como tal, pero el terreno laboral, desde la serie de mecanis-
con mucha mayor capacidad de incidir en es- mos más o menos sutiles que impiden
pacios relevantes. Al interior del MUP se fue acumulativamente su presencia en puestos de
creando una conciencia feminista que se tra- dirección, hasta el evidente incumplimiento
de la ley en el pago de menores salarios a
en Tarrés, comp. La voluntad de ser. Mujeres en los noven- mujeres que desempeñan las mismas labores
ta, COLMEX, México, 1992 y Norma Mogrovejo, “Movimien- que los varones; pasando por los problemas
to urbano y feminismo popular en la ciudad de México” en de acoso y hostigamiento sexual, entre mu-
Massolo, comp., Mujeres y ciudades; participación social,
vivienda y vida cotidiana, México, COLMEX, 1992.
chos otros.
4
Cfr. Esperanza Tuñón, Mujeres en escena. De la tra-
moya al protagonismo, Miguel Ángel Porrúa/PUEG, UNAM/ Por otra parte, si bien la incidencia del
Ecosur, 1997, pp. 69 y ss. feminismo se fue ampliando considerablemen-

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te a partir de tender puentes con otras organi- de la equidad de género, construido por el fe-
zaciones y de su entrada en el ámbito guber- minismo, se utiliza ahora en algunos casos
namental, el movimiento como tal ha tenido como si se tratase de una alternativa sensata
que pagar ciertos costos. En primer lugar, sus frente a la insensatez feminista. El problema,
integrantes han debido adaptarse a la lógica para muchas feministas, radica en saber hasta
de aquellos espacios extrafeministas en los que dónde puede tener una importancia efectiva
participan para lograr impactarlos, lo cual se en el diseño de políticas públicas este despla-
ha traducido en una pérdida de autonomía del zamiento (blanqueamiento) ideológico o has-
movimiento que muchas lamentan. En segun- ta dónde es un costo mínimo que hay que pa-
do término, se ha producido un fenómeno cu- gar por la aceptación amplia de los plan-
rioso: a medida que gana terreno en el ámbito teamientos de fondo. Esto quizá porque en
público un lenguaje sensible al género, las México se sigue identificando básicamente al
demandas parecen tender a neutralizarse po- feminismo con la demanda por la despenali-
líticamente despojándose de su procedencia zación del aborto y, en otro terreno, como un
feminista. movimiento plenamente asimilado a las posi-
ciones políticas de la izquierda, lo cual ha
En efecto, esto último parece haber ido impedido en más de una ocasión, establecer
cobrando fuerza tanto debido al proceso de acuerdos amplios con otras fuerzas (mayorita-
adaptación al que hicimos referencia, como a rias) en torno a temas prioritarios que, sin em-
otro fenómeno que merece mención aparte. bargo, no incluyen la consideración sobre el
aborto.5
En la medida en que fue avanzando el
proceso de modernización económica –y pos- De cualquier manera, en los años no-
teriormente política– en nuestro país, el go- venta, a partir de la creación de un verdadero
bierno mexicano ha estrechado sus vínculos sistema de partidos y la progresiva consolida-
con diversos organismos internacionales en ción de procesos electorales competidos, las
aras de conseguir las mínimas garantías y feministas han enfatizado cada vez más su la-
avales, para la instrumentación de su proyec- bor al interior de los partidos políticos con
to. En este sentido, cabe destacar que se han miras a influir efectivamente sobre las políti-
ido incrementando paulatinamente los com- cas públicas, de modo que éstas incorporen
promisos contraidos en diversos foros; dedica- progresivamente un enfoque de género. De-
dos a diseñar estrategias para paliar las conse- bemos subrayar que en el presente sexenio se
cuencias de la subordinación femenina. De han producido algunos hechos de gran tras-
este modo, los gobiernos que se han sucedido cendencia en este sentido. En primer lugar debe
particularmente a partir del mandato de Mi- mencionarse la creación por el ejecutivo del
guel de la Madrid, han ido estableciendo pro- Programa Nacional de la Mujer (PRONAM) –
gramas que poco a poco han perdido su ca- posteriormente transformado en la Comisión
rácter ficticio o de mero membrete en apoyo Nacional de la Mujer–, cuyos lineamientos
de las mujeres. generales se elaboran a partir de las directri-
ces trazadas por un cuerpo de asesoras femi-
Ahora, si bien es cierto que la incorpo- nistas y la constitución en el legislativo de la
ración de un lenguaje y una perspectiva femi- Comisión de Equidad y Género y del Parla-
nistas a la administración pública, según di- mento de Mujeres. A través de estas instancias
mos cuenta anteriormente, ha contribuido de- se ha logrado no sólo elaborar un diagnóstico
cisivamente para dotar de contenido esas po- certero de los problemas que viven las muje-
líticas y evitar que se sigan estructurando pro- res como grupo a nivel nacional por causa de
gramas de corte mujerista (con contenidos su subordinación; también se han puesto en
paternalistas y conservadores que pasan por marcha, a partir de tal diagnóstico, diversos
alto el origen de la discriminación y acciones programas que atienden las consecuencias de
de poder que tiene la situación desventajosa la desigualdad de género entre los grupos más
que combaten), también es verdad que el pro-
blema último de la existencia de un sistema
cultural de dominación patriarcal que hay que
5
combatir ha ido desdibujándose. El lenguaje Cfr. Esperanza Tuñón, op cit, pp. 88-89.

50 Modernidad y sociedad
afectados, siguiendo, básicamente, los afectado a la autoconcepción política del fe-
lineamientos adoptados por las organizacio- minismo y que, en consecuencia, implican
nes feministas en su historia de trabajo con también a una compleja polémica teórica.
sectores específicos. Entre estos temas, juegan un papel destacado
las definiciones sobre la identidad –femenina
Por otra parte, aunque los trabajos del y feminista–, sobre la política, sobre el espa-
Parlamento de Mujeres y la Comisión de Equi- cio público y sobre las concepciones éticas
dad y Género, no se han traducido todavía en relacionadas con las ideas anteriores.
demasiados resultados concretos (hasta aho-
ra el logro más tangible ha sido la Ley sobre De cualquier modo, podemos sostener
violencia intrafamiliar), no sólo parece plau- que el balance sobre la trayectoria del femi-
sible pensar que éstos habrán de multiplicar- nismo mexicano es altamente positivo; no sólo
se en el futuro, sino que su sola existencia ha porque ha logrado desarrollar en muy corto
incidido sobre un fenómeno del que poco se tiempo amplias redes y canales de participa-
habla pero que tiene, a nuestro juicio, una ción y vinculación con la sociedad, habiendo
importancia mayúscula: la sensibilización de partido prácticamente de cero, sino porque esta
una clase política bastante primitiva y tradi- incidencia –no importa si ha estado reforzada
cionalmente reacia a considerar siquiera los por factores externos– se ha convertido, hoy
diversos temas atinentes a la subordinación por hoy, en uno de los principales referentes
femenina. de la muy reciente modernización política. El
hecho de que incluso los políticos más conser-
Atendiendo a su propia herencia ideo- vadores se sientan obligados a utilizar un len-
lógica, podemos decir que una gran parte de guaje no sexista, y de que se produzcan reac-
las feministas en nuestro país se cuestiona so- ciones en la opinión pública cuando alguno
bre la pertinencia de este giro hacia la deja aparecer sus concepciones misóginas,
institucionalización del movimiento en su con- contra lo que sostienen algunas,6 no es poca
junto. La preocupación fundamental de estas cosa.
militantes, radica en lo que perciben como una
coptación por parte del Estado y los partidos Quizá el feminismo en México siga
políticos con la consecuente pérdida de auto- planteando problemas de unidad y conflictos
nomía de los objetivos. De acuerdo con este internos, pero, a estas alturas, sólo pueden
diagnóstico, el feminismo no sólo estaría limi- regatéarsele conquistas desde la ignorancia o
tando sus capacidades críticas al verse obliga- la mala fe.
do al ingresar en la lógica de la negociación
política, sino, de manera más fundamental,
estaría ingresando en una lógica autodestruc-
tiva al acceder a operar de acuerdo con los
cánones tradicionales –masculinistas y patriar-
cales– del poder político.
6
Es complejo y digno de tratarse por separado este fe-
Por otra parte, las feministas que han nómeno de descalificación de las acciones o los progra-
mas políticos a partir de las intenciones que, se dice, real-
tendido puentes con las formas institucionales
mente albergan. Por supuesto que, para seguir con el ejem-
de poder, encuentran que desde la marginali- plo citado, no creemos que Vicente Fox, candidato presi-
dad, difícilmente pueden combatirse unas es- dencial por el Partido Acción Nacional, profese ninguna
tructuras de dominación que, aquí y ahora, convicción feminista cuando interpela a los mexicanos y
producen graves consecuencias en la vida co- las mexicanas. Sin embargo, esto, más allá de las intencio-
nes de la persona, produce efectos en el imaginario colec-
tidiana de millones de mujeres. Existe también
tivo que van más allá de lo que determinado sujeto podría
la percepción de que no fácilmente la proponerse al desarrollar cierta acción. El hecho es que,
coptación implique transigir respecto de los incluso entre los miembros del PRI y del PAN acudimos cada
objetivos últimos del feminismo. vez con más frecuencia al fenómeno de inclusión de las
mujeres en sus referencias públicas, lo cual, sin importar
que responda en buena medida a un cálculo pragmático,
A fin de cuentas, lo que se juega en una
avala la progresiva relevancia de las demandas feministas
y otra postura sigue siendo la definición últi- e influye en el progresivo reconocimiento social de la exis-
ma de ciertos temas que, desde sus inicios, han tencia de las mujeres como sujetos.

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Cotidiano 100 51

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