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Si el lector tiene a bien recordar un instante nuestra novela Ángel Pitou, y, abriendo

el tomo segundo, fija un momento su mirada en el capítulo titulado La noche del 5


al 6 de octubre, verá descritos algunos hechos que no estará demás tenga
presentes antes de dar principio a este libro, el cual comienza con la mañana del 6
del mismo mes.
Después de citar nosotros algunas líneas importantes de este capítulo, resumiremos
los hechos que deben preceder en la continuación de nuestro relato, y esto se hará
con el menor número posible de palabras.
Estas líneas son las siguientes:
«A las tres, como ya hemos dicho, todo estaba apaciguado en Versalles, y la misma
Asamblea, tranquilizada por el informe de sus ujieres, se había retirado.
«Confiábase en que esta tranquilidad no se perturbaría,
«Pero se confiaba mal.
«En casi todos los movimientos populares que preparan las grandes revoluciones
hay un tiempo de espera, durante el cual se cree que todo ha concluido y que se
puede dormir sin cuidado; pero se incurre en un error.
«Detrás de los hombres que hacen los primeros movimientos, están los que esperan
a que éstos terminen, y que, fatigados o satisfechos, pero no queriendo en ningún
caso ir más lejos, dejan a los otros entregarse al descanso.
«Entonces es cuando a su vez, esos hombres desconocidos, misteriosos agentes
de las pasiones fatales, se deslizan en las multitudes, continúan su obra allí donde
la dejaron, y llevándola hasta sus últimos límites, espantan, al despertar, a los que
les abrieron camino y se echaron después en medio de éste, creyendo que ya
estaba todo arreglado y conseguido el fin».
Hemos nombrado tres de esos hombres en el libro de que tomamos las pocas líneas
que preceden.
Permítasenos introducir en nuestra escena, es decir,...
Si el lector tiene a bien recordar un instante nuestra novela Ángel Pitou, y, abriendo
el tomo segundo, fija un momento su mirada en el capítulo titulado La noche del 5
al 6 de octubre, verá descritos algunos hechos que no estará demás tenga
presentes antes de dar principio a este libro, el cual comienza con la mañana del 6
del mismo mes.
Después de citar nosotros algunas líneas importantes de este capítulo, resumiremos
los hechos que deben preceder en la continuación de nuestro relato, y esto se hará
con el menor número posible de palabras.
Estas líneas son las siguientes:
«A las tres, como ya hemos dicho, todo estaba apaciguado en Versalles, y la misma
Asamblea, tranquilizada por el informe de sus ujieres, se había retirado.
«Confiábase en que esta tranquilidad no se perturbaría,
«Pero se confiaba mal.
«En casi todos los movimientos populares que preparan las grandes revoluciones
hay un tiempo de espera, durante el cual se cree que todo ha concluido y que se
puede dormir sin cuidado; pero se incurre en un error.
«Detrás de los hombres que hacen los primeros movimientos, están los que esperan
a que éstos terminen, y que, fatigados o satisfechos, pero no queriendo en ningún
caso ir más lejos, dejan a los otros entregarse al descanso.
«Entonces es cuando a su vez, esos hombres desconocidos, misteriosos agentes
de las pasiones fatales, se deslizan en las multitudes, continúan su obra allí donde
la dejaron, y llevándola hasta sus últimos límites, espantan, al despertar, a los que
les abrieron camino y se echaron después en medio de éste, creyendo que ya
estaba todo arreglado y conseguido el fin».
Hemos nombrado tres de esos hombres en el libro de que tomamos las pocas líneas
que preceden.
Permítasenos introducir en nuestra escena, es decir,...
Si el lector tiene a bien recordar un instante nuestra novela Ángel Pitou, y, abriendo
el tomo segundo, fija un momento su mirada en el capítulo titulado La noche del 5
al 6 de octubre, verá descritos algunos hechos que no estará demás tenga
presentes antes de dar principio a este libro, el cual comienza con la mañana del 6
del mismo mes.
Después de citar nosotros algunas líneas importantes de este capítulo, resumiremos
los hechos que deben preceder en la continuación de nuestro relato, y esto se hará
con el menor número posible de palabras.
Estas líneas son las siguientes:
«A las tres, como ya hemos dicho, todo estaba apaciguado en Versalles, y la misma
Asamblea, tranquilizada por el informe de sus ujieres, se había retirado.
«Confiábase en que esta tranquilidad no se perturbaría,
«Pero se confiaba mal.
«En casi todos los movimientos populares que preparan las grandes revoluciones
hay un tiempo de espera, durante el cual se cree que todo ha concluido y que se
puede dormir sin cuidado; pero se incurre en un error.
«Detrás de los hombres que hacen los primeros movimientos, están los que esperan
a que éstos terminen, y que, fatigados o satisfechos, pero no queriendo en ningún
caso ir más lejos, dejan a los otros entregarse al descanso.
«Entonces es cuando a su vez, esos hombres desconocidos, misteriosos agentes
de las pasiones fatales, se deslizan en las multitudes, continúan su obra allí donde
la dejaron, y llevándola hasta sus últimos límites, espantan, al despertar, a los que
les abrieron camino y se echaron después en medio de éste, creyendo que ya
estaba todo arreglado y conseguido el fin».
Hemos nombrado tres de esos hombres en el libro de que tomamos las pocas líneas
que preceden.
Permítasenos introducir en nuestra escena, es decir,...

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