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breve historia de la itálica

Aunque la historia del alfabeto latino data de la antigua Roma, las formas
de letras con las que trabajaremos en este curso nacen en el Renacimiento.
El nuevo paradigma social, económico y cultural que nace en Italia a finales
del s.XV implica una revolución en el mundo de la letra. Entre otros hitos
como la invención de la imprenta por parte de Gutemberg y el abandono
progresivo de la letra gótica desde el sur de Europa en favor de modelos de le-
tra más abiertos y legibles, los intelectuales italianos impulsan un nuevo mo-
delo de escritura basado en la facilidad y velocidad en la ejecución, naciendo
así la escritura Itálica o Cancilleresca. El valor principal de esta letra es el tra-
zo continuo, que permite escribir letras e incluso palabras enteras sin levantar
la pluma del papel. A principios del s.XVI aparecen manuales de caligrafía de
manos de artistas como Ludovico degli Arrighi, Bernardino Cataneo, Giam-
battista Palatino o Giovanni Antonio Tagliente. En España, Juan de Ycíar
o Francisco de Lucas publican tratados similares. El estilo caligráfico de los
maestros italianos del s.XVI llega hasta nuestros días totalmente vigente, ya
que, además de ser la estructura básica de cualquier tipografía cursiva e inclu-
so de nuestra escritura personal, gracias a su fácil y rápida ejecución es perfec-
tamente personalizable y adaptable a cualquier registro que le queramos dar,
permitiendo generar formas de letras personales y expresivas.

Posteriormente, en el s. XVIII la caligrafía deriva en una disciplina más


decorativa, y a partir de la Itálica nace la Cursiva Inglesa, también conocida
como Copperplate y el arte del penmanship, más preocupado por la decora-
ción y el virtuosismo en el manejo de la pluma que de la forma de la letra en
sí. De todos modos, encontramos ejemplos muy dignos de caligrafía, como
la de George Bickham y su compilación de grabados The Universal Penman.
La relación de esta escritura con lo que haremos durante el curso es que se
usa una nueva herramienta, la pluma puntiaguda o de expansión, con la que
conseguimos trazos gruesos o finos en función de la presión que ejerzamos
en la misma.

Si saltamos hasta mediados del s. XX, observamos cómo a partir de los


años 40 y 50 se empieza a usar la caligrafía de manera cotidiana en diseño
editorial y publicidad, tomando los modelos de letra históricos de los que
hemos hablado pero usando una herramienta que no habíamos visto hasta
ahora, el pincel redondo, que permite trabajar con las escrituras ya conocidas
pero obteniendo un resultado mucho más fresco y expresivo, acorde con el
gusto del momento.

Actualmente, la caligrafía con pincel vive un cierto resurgimiento. Hay


muchísimos calígrafos que usan el pincel como una herramienta más en su
proceso de trabajo, y muchos artistas que incluso basan su estilo en la propia
herramienta.

Y a partir de aquí es donde trabajaremos nosotros. La escritura básica que


aprenderemos en la unidad 2 mantiene la estructura continua de la Itálica
aunque toma algunos elementos de la Cursiva Inglesa, y (si queremos) la
expresividad de los 50 para conseguir un resultado todo lo contemporáneo
que queramos. ¡A fusionar!

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