La glorificaci�n de los creyentes est� relacionada y ligada a la renovaci�n
de la creaci�n. No es s�lo los creyentes que han de ser liberados de la esclavitud de la corrupci�n, sino que la misma creaci�n lo ser�. �La creaci�n aguarda con ansiedad la revelaci�n de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustraci�n. Esto no sucedi� por su propia voluntad, sino por la del que as� lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creaci�n misma ha de ser liberada de la corrupci�n que la esclaviza, para as� alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios� (Ro. 8:19, 21). �Y cu�ndo se realizar� esta gloria de la creaci�n? Pablo no nos deja dudando. Nos dice de manera dara que el cese del gemir y de los dolores de parto de la creaci�n, que est� gimiendo y con dolores de parto debido a la corrupci�n que la esclaviza, ser� nada menos que �nuestra adopci�n como hijos, es decir, la redenci�n de nuestro cuerpo� (Ro. 8:23). Esto significa sencillamente que no s�lo los creyentes esperan la resurrecci�n, sino que la misma creaci�n est� esperando este acontecimiento. Y lo que espera es aquello en lo que tendr� parte, esto es, �la gloriosa libertad de los hijos de Dios�. �sta es la manera en que Pablo expresa la misma verdad revelada en otros pasajes en t�rminos de un nuevo cielo y una nueva tierra. Pedro nos dice: �Pero, seg�n su promesa, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia� (2 P. 3:13). Y Pedro asocia esta regeneraci�n c�smica con aquel que los creyentes esperan con ansias: �E~e d�a los cielos ser�n destruidos por el fuego, y los elementos se derretir�n con el calor de las llamas� (2 P. 3:12). Entonces, cuando pensamos en