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Cerro de Pasco Herida Abierta

Nunca se propuso ser ciudad. Cerro de Pasco empezó a formarse con unas cuantas casas junto
a una prometedora mina y después de un siglo de explotación industrial por la minera
VOLCAN, se convirtió en un gigantesco agujero con 65 mil personas que sobreviven
rodeándolo.

La ciudad minera mas alta del mundo esta habitada pero no es habitable y que hoy afronta
una contaminación histórica de su aire, agua y tierra a causa de una minería que no fue
responsable. Poco ha sido revertido en esta capital donde no hay un solo cine, casi nada de
actividades culturales, ni un solo súper mercado, la ciudad que le da más dinero al país es una
de las más pobres.

El crecimiento urbano es caótico y, por si fuera poco, la mina se expande y devora casas,
hospitales, plazas, colegios y mercados. Se traga la historia de los cerreños.

El hoyo tiene 1900 metros de diámetro y 380 metros de profundidad. En septiembre del 2008
se aprobó un plan para ampliar la explotación, el “PlanL”. Ahora Chaupimarca, el corazón de
Cerro de Pasco, tiene que desaparecer para que la minera Volcan pueda extraer más zinc,
plomo y cobre.

Si bien la idea de mudar a toda la ciudad se plantea desde hace décadas, el 1 de diciembre del
2008 los pobladores y el gobierno regional aceptaron la reubicación. Tres días después el
congreso aprobó de manera definitiva, la norma que dispone el traslado y lo declara de interés
nacional. Para garantizar las condiciones de vida en el nuevo lugar que ocupara la capital del
departamento de Pasco, se formara una comisión integrada por representantes del Estado, las
autoridades locales y Volcán. Se sabe también que el proceso demorara unos 15 años.

Comenzó la cuenta regresiva el éxodo está cada vez más cerca.

CERRO DE PASCO MIS PROFUNDOS RECUERDOS

En esta ciudad donde llueven doscientos días al año, el día se entreabre sobre una velada y los
viajes desde Lima a Cerro de Pasco eran abrumadores. Y ahora que he vuelto a viajar quise
volver percibir al detalle y recordar aquellos viajes de niño con mi familia.

Cerro de Pasco se extiende al final de la pampa de Junín. Para los mismos chóferes cubiertos
hasta los ojos con una bufanda, pasar por aquí sigue siendo una mala travesía. Todos los
camioneros pegan en su parabrisas estampas de la Beatita de Humay: le confían sus motores.
No vaya a ser que les falle en este camino totalmente cubierto por las heladas; en esta
extensión donde el soroche, el mal de altura liquida a tantos costeños. Los viajeros que
conocen esta ciudad vigilada por la mirada celosa del lago Junín se santiguan apenas pasan por
las rocosas quebradas de La Oroya. ¡Virgen María, Protectora de los caminantes, ampáranos!
Rezan, verdes, apretando los limones supuestamente útiles contra la falta de oxígeno. Ni los
collares de limón ni las oraciones sirven en esta altiplanicie sin árboles. Porque los que no
viajan a Huánuco no conocen árboles ni flores; nunca los han visto; aquí no crecen. Solo pasto
enano desafía la adversidad de este clima. Sin ese pasto, sin el ichu, nadie viviría. El pajón es el
alimento de los rebaños de carneros, única riqueza. Millares de ovejas ramonean en los
caminos hasta las tres de la tarde. A las cinco, cae la tremenda oscuridad que no parece que
fuese el fin del día sino el fin del mundo.

Hubo en aquel lugar mucha gente, recuerdo las ruidosas fiestas de Mayo en las que con sus
coloridos trajes los hombres y las mujeres recorrían las calles enteras en la Fiesta de las Cruces.
Los días de invierno la nieve decoraba de blanco los techos de las casas y los niños que se
jugaban a tirarse bolas de nieve. A los jóvenes se les oía contar en medio de mulisas y huaynos
sobre sus amores y sus decepciones.

Los mineros llegaban presurosos y tomaban sus máquinas, sus picos y sus lampas. Hicieron
caminos dentro de la tierra, socavones largos donde se paseaban en pequeños vagones y se
dormían al calor de la tierra, masticando sus hojas de coca y de seguro pensando en sus
familias. Pero de repente cada día se fue tornando más peligroso se aventuraban en el trabajo
y ya no se conformaban con pequeñas cantidades, ahora era toneladas, camiones repletos de
pirita, cobre, oro. El aire dejo de ser fresco

En mi mente y en la de cualquier poblador que nació en esta tierra aún recuerda aquellas
calles angostas del centro, casonas del siglo pasado regadas por la parte antigua de Cerro y
aquella pintoresca plaza Chaupimarca, acompañada por la Iglesia de San Miguel. Cierro los
ojos y recuerdo la bulliciosa Plaza de Armas que lucía el monumento de Daniel Alcides Carrión,
el hijo más ilustre de mi tierra. Un vario pinto paisaje que estaba lleno de gente, todos siempre
abrigados por el fuerte frio de esta ciudad.

CERRO DE PASCO TIERRA DE MACHOS, NO DE MUCHOS.

"Por estas y otras numerosas calles hoy desaparecidas han transcurrido la vida de nuestros
padres y abuelos; nuestras vidas; en ellas han quedado impregnadas recuerdos de pasadas
vivencias, de triunfos y frustraciones; de alegría y de tristezas. Estas calles están
desapareciendo al conjuro del insaciable trabajo minero, voraz y avasallante. Estamos viviendo
la depredación más cruel e inhumana de toda nuestra historia ante la indiferencia de un país
indolente..." César Pérez Arauco

“Buenos días Cerro de Pasco, son cinco y tres de la mañana, y amanece en esta parte del
planeta. Cuatro grados centígrados bajo cero, con sensación de intenso frio”, así comienza la
transmisión de Radio Oro 94.5 y de esta forma también empieza su día Gladis Rivera, ella tiene
55 años, todos los ha vivido en Cerro de Pasco, la mayoría en Yanacancha un poblado que está
literalmente al filo del tajo abierto de la minera, exactamente en la falda, no de un cerro sino
de un desmonte de mineral que fue creciendo con los años. La señora Gladis se siente más
arrinconada que nunca.

“Todo esta destruido y prácticamente no tenemos una vida larga” me comenta con una voz
adormecida donde las palabras reflejan incertidumbre. Hoy sufre -como ayer- las
consecuencias de la inevitable presencia del plomo en su cuerpo; también 'debe' sufrir la
pérdida de su vivienda, que es absorbida por el tajo, que con su crecimiento desmedido y
arbitrario Gladis pierde su pasado y también su futuro.
Hace 45 años Doña Gladis vivía en lo que hoy es la profundidad del tajo, por ese entonces no
existía VOLCAN sino CentroMin, que simplemente la expulsó y tuvo que reubicarse en casa de
sus padres de donde una vez más deberá salir.

Las 11:00 AM y las 3:00 PM, cada vez que se acerca esta hora en la familia de Gladis la angustia
crece, mientras toma su mate de coca el niño no deja de mirar el reloj y de pronto se siente el
susto que aterra a Yanacancha.

La explotación a tajo abierto, con las continuas explosiones, que los pobladores llaman "tiro",
los hace vivir atemorizados por los continuos temblores que estos producen y que los 'obligan'
a habitar entre paredes resquebrajadas, hundidas, inclinadas y amenazantes.

Con sus expresiones y su manera de hablar, me describe como era antes este lugar: “antes era
bonito, libre era papito, libre era, bonito jugaban nuestro niños con todos nos íbamos” y en
sus ojos se reflejaban lágrimas, como añorando aquel pasado que cautiva y caracterizaba esos
lugares. Su miedo más grande es el quedar en la nada.

La señora Gladis trabaja con sus vecinas, en un proyecto “A trabajar Urbano”, construyendo
escaleras para su barrio, sin saber con qué sentido, porque el desmonte ya está llegando hacia
ellos y por las noches recoge a sus hijos y nietos del colegio. A uno de ellos le detectaron
plomo en la sangre producto de la convivencia minera y ha sido llevado a Huánuco para su
tratamiento. Su otro hijo Samuel no para de toser. Probablemente también tiene plomo en la
sangre.

Pero en medio de este aletargamiento y desesperanza Gladis se reinventa, con una gran
sencillez y sabiduría rompieron con el conformismo, con la postergación, con el temor, para ir
detrás de sus sueños y de ilusiones. Eso le hace vivir con aquello que en Pasco se le llama
“virilidad”. Mujer valiente, segura de sí misma, con el alma y el cuerpo de acero, porque se
agigantan con la adversidad.

No todo es tristeza. En sus grises calles también existe colorido, vida y música en esta época
del año, el frío será inmenso pero el calor y la generosidad, que aún se percibe de la gente es
única. La Plaza de Armas está Saturada de cerreños, el suave tono de la música de
Chonguinada llega con nitidez a los oídos de cualquiera. Los clarinetes, violines, y saxos
acompañan a los bailarines enmascarados una forma también ya de vida a los españoles que
se reflejan con sus destellantes vestimentas. Es que estaban ya en medio del Festival de la
Chonguinada Cerreña, que se realiza justo en esta primera semana de mayo.

Espero que todo cambie, que con la promulgación, quizás solo entonces la Nueva Cerro de
Pasco deje atrás el apodo que la persigue “Cerro de Asco” y sea una ciudad que realmente
disfrute de la riqueza de su suelo y su pasado.

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