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Deber de Biología

Alumno: Ismael Izquierdo


Fecha: 5/11/2019
Curso: 3ro “B”

La Rubeola

¿Qué es?
La rubéola es una infección vírica contagiosa que afecta, principalmente, a niños y a
adultos jóvenes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la rubéola puede ser grave para las
mujeres embarazadas, debido al denominado síndrome de rubéola congénita (SRC).
Una mujer infectada durante las primeras 16 semanas (sobre todo las primeras 8 o 10
semanas) del embarazo puede abortar, dar a luz un bebé muerto o que éste nazca con
defectos congénitos.
Las epidemias ocurren en intervalos irregulares durante la primavera. Las mayores
epidemias ocurren cada 6 o 9 años. En los países desarrollados actualmente el número
de casos es cada vez menor.
Causas
Se transmite a través de estornudos, tos o el contacto con superficies contaminadas
(pañuelos, vasos, o manos).
Las posibilidades de que una persona no vacunada adquiera la enfermedad si convive
con alguien que la tiene son del 90 por ciento.
Cuando el virus se introduce en el organismo, pasa a la sangre atacando a los glóbulos
blancos, que a su vez transmiten la infección a las vías respiratorias, la piel y otros
órganos.
Una vez que se padece la enfermedad, el paciente adquiere inmunidad permanente, por
lo que no vuelve a ser afectado por el virus. En el caso de los bebés infectados antes del
nacimiento, éstos pueden ser contagiosos durante muchos meses después de nacer.
El periodo de incubación de la enfermedad, tiempo que transcurre desde que el virus
entra en contacto con una persona hasta que comienzan a desarrollarse los síntomas,
suele oscilar entre dos y tres semanas.

Síntomas
Los síntomas comienzan entre los 14 y los 21 días después de la infección. La rubéola se
caracteriza por la aparición de pequeñas erupciones en la piel de un color rosáceo que
se inician en la cabeza y progresan hacia las extremidades, haciéndose más numerosas
en el tronco.
Estas erupciones no provocan picores ni molestias y suelen desaparecer en pocos días.
Suelen mostrarse uno o dos días después del contagio.
Junto a las manchas rojizas, los síntomas de la rubéola son bastante similares a los de
un síndrome gripal, con malestar general, fiebre poco intensa, enrojecimiento de los
ojos, dolor de garganta (faringitis) e inflamación dolorosa de los ganglios, del cuello,
sobre todo, alrededor de la nuca y en la región posterior de las orejas.
Mientras que en los niños la rubéola suele revestir escasa gravedad, acompañándose
algunas veces de otitis (infecciones de oídos), es más frecuente la complicación de la
enfermedad entre los adultos que la padecen.
Éstos pueden sufrir otras patologías más graves provocadas por bacterias como
neumonía o encefalitis (en uno de cada 1.000 casos). Esta última consiste en una
infección que afecta al cerebro y conlleva riesgo de coma, epilepsia e incluso muerte del
paciente.

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