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Rama industrial
Concepto
Conceptos relacionados
I. CONCEPTO ÍNDICE
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Tradicionalmente se suele agregar a los productores de bienes y servicios en función de su actividad en tres grandes
sectores productivos: el primario, el secundario y el terciario.
todas
Incluye
las actividades económicas que suponen una transformación de los recursos naturales en productos
primarios no elaborados, es decir, en bienes empleados como materias primas por el resto de sectores de actividad. Forman
parte del mismo actividades tales como el cultivo de plantas, la cría de animales, la avicultura, la caza, la silvicultura, la
explotación de la madera, la pesca y acuicultura. Tradicionalmente se incluían también las actividades relacionadas con la
extracción del mineral, si bien en la actualidad al encontrase ligadas dichas actividades con las de preparación de este tipo
de bienes, se suelen clasificar dentro de las industrias. En concreto se consideran parte de las industrias extractivas (según
la Clasificación Nacional de Actividades Económicas).
Reúne todas aquellas actividades productivas relacionadas con la transformación de alimentos y materias primas en bienes
elaborados a partir de procesos industriales. Tal es la variedad de actividades de este tipo que se agrupan a su vez en
ramas de actividad (ramas industriales). En general existen tres grandes grupos de actividad, que a su vez se desagregan
actividades más específicas:
a) Energía: incluye la extracción de minerales energéticos, el refino del petróleo así como todas las actividades
relacionadas con la energía eléctrica, agua y gas (incluidos sus suministros).
b) Todas las actividades extractivas no energéticas: extracción de minerales metálicos, actividades relacionadas con la
producción de bienes metálicos (fabricación de hierro, producción de acero, de cobre, de metales preciosos, etc....) y las
extracciones de minerales no metálicos.
c) Por último el resto de actividades industriales manufactureras. Según la clasificación de Ramas Industriales este tipo de
actividades se pueden subdividir en 17 grandes grupos: fabricación de productos minerales no metálicos (por ejemplo la
fabricación de hormigón o de vidrio), industria química, fabricación de productos metálicos (por ejemplo herramientas),
producción de maquinaria y equipo mecánico, fabricación de elementos electrónicos y relacionados con las tecnologías de
la información y de las telecomunicaciones (por ejemplo equipos médicos, fabricación de ordenadores), producción de
maquinaria eléctrica (motores, lámparas, electrodomésticos...), producción de vehículos, fabricación de otros materiales
de transporte (incluyen actividades como la construcción de material aeroespacial o bicicletas), industria agroalimentaria
(actividades relacionadas con la alimentación, la bebida y el tabaco), industria textil y del cuero, producción de calzado,
fabricación de muebles y demás bienes de madera y corcho, productos de caucho y plásticos, otras industrias (entre las
que se encuentran la joyera, la de bisutería y la juguetera), y por último las actividades relacionadas con el reciclaje.
Como se ha comentado, todas las empresas que se dedican a una misma actividad, esto es, que pertenecen a la misma
rama industrial, presentan una misma nomenclatura oficial, a efectos de facilitar su contabilidad para realizar estudios y
comparaciones a nivel oficial. Así en el cuadro que a parece a continuación se encuentran las distintas ramas industriales
con sus correspondientes códigos genéricos (estos a su vez se pueden desagregar aún más).
3. El sector terciario
Agrupa a todas las actividades de servicios que tratan de satisfacer las necesidades de los agentes económicos, familias y
empresas. No producen por tanto bienes tangibles, como el sector industrial o el primario, si bien actividades muy
concretas que podrían ser consideradas como “servicios” se incluyen el sector secundario. Se trata del transporte y
suministro de agua y energía, que son consideradas actividades industriales.
Las tablas input- output (TIO), presentan la información relativa a las ramas industriales, permitiendo cuantificar de esta
manera tanto los flujos o intercambios de unas ramas con otras (la rama de maquinaria utiliza demanda de bienes a la
rama de producción de metales, pues necesita hierro para fabricar los aparatos que produce), así como la producción que
cada rama destina al consumo final y los recursos productivos que emplea para producir los bienes industriales.
Desde este punto de vista la desagregación del sector industrial en ramas industriales permite recabar una importante
información estadística básica, tanto para conocer el funcionamiento de la economía como para tomar posibles medidas de
política económica.
Desde la Revolución Neolítica (VIII milenio antes de Cristo), hasta la Revolución Industrial (mediados del siglo XVIII), la
principal actividad económica del hombre fue la agricultura. La mayor parte de la población estaba ocupada en actividades
relacionadas con la agricultura, la ganadería y la pesca, y la práctica totalidad de la producción nacional provenía de este
sector. El proceso de industrialización que se inició en Gran Bretaña a mediados del siglo XVIII y que culminó siglo y medio
después, supuso un cambio sin precedentes en la historia de la Humanidad. Después de 9.000 años la agricultura dejaba
paso a la industria como principal actividad económica del hombre. Se trató de un proceso lento, protagonizado no por la
totalidad de la industria, sino por una parte muy concreta de la misma, por una rama industrial determinada. En concreto
fue la manufactura del textil, y dentro de la misma las empresas dedicadas a la preparación e hilado de fibras textiles (y a
su vez, dentro de estas, por las que empleaban el algodón como materia prima), la rama industrial determinante en este
proceso. ¿Cómo fue posible? Esta rama industrial, relativamente insignificante en el conjunto de una economía agraria,
comenzó desde 1750 a crecer de manera espectacular. Presentaba unas ganancias en productividad muy superiores a las
del resto de sectores, gracias a la conjunción de acumulación de factores productivos, y sobre todo, a la incorporación de
mejoras tecnológicas. Esto le permitió ir ganando peso en el conjunto de la economía y, en último término, relegar a un
segundo plano a las actividades primarias. En este sentido también jugaron un papel muy importante el crecimiento del
mercado y el aumento de la demanda de este tipo de bienes que tuvieron lugar en esos siglos.
En 1830 la expansión de la rama industrial textil estaba agotada o a punto de agotarse. Tomaron entonces el relevo como
motores de la economía nuevas ramas de la industria: las extractivas no energéticas (minería), la producción de productos
metálicos (es decir las industrias básicas así llamadas por suministrar materias primas a otras industrias), y la construcción
de maquinaria. La construcción del ferrocarril animó de manera considerable este tipo de actividades. En una economía en
plena expansión la demanda de este tipo de productos cada vez era mayor, lo que explica su enorme crecimiento a lo largo
de la segunda mitad del siglo XIX.
Al comenzar el siglo XX tomaron el relevo como actividades industriales más productivas y con mayores perspectivas de
crecimiento, todas las relacionadas con el sector energético y con la industria química. Estas ramas industriales fueron las
más productivas hasta el estallido de la contienda bélica mundial.
Tras finalizar la II Guerra Mundial culminó en los países desarrollados un proceso que se había iniciado en las décadas
anteriores: el fenómeno de la terciarización. Supuso para el sector industrial lo que para la agricultura había supuesto el
proceso de la industrialización. Las actividades de servicios superaron en importancia a las del sector secundario. Inmerso
en este proceso, las ramas industriales con mayor importancia económica comenzaron a ser relevadas por otras nuevas,
como la electrónica o las telecomunicaciones, muy intensivas en capital y con un elevado valor añadido.
Durante cerca de más de dos siglos en algunas economías desarrolladas, el sector secundario o industrial fue el principal
sector de la economía, tanto por su aportación al conjunto de la economía como por la mano de obra que se encontraba
ocupada en el mismo. Sin embargo, y como se ha señalado, el sector secundario engloba una gran cantidad de actividades
industriales. A lo largo de esos 200 años sólo unas pocas ramas industriales, desde el textil del algodón hasta la
electrónica, permitieron ese cambio económico sin precedentes en la Historia de la Humanidad.
Pedro Fernández Sánchez
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