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Introducción

Los síndromes ansiosos como los depresivos, son las formas de psicopatología más
frecuente en México. Estudios reportados para 1999 en población mexicana
encontraron que el 14.8% presentaba algún trastorno de ansiedad.

En México la ansiedad es una respuesta adaptativa que nos previene de riesgos


potenciales, aún se desconoce con precisión por qué sobrepasa la intensidad del
estímulo y se vuelve patológica. La ansiedad es el trastorno psiquiátrico más
importante a nivel global, con el que viven más de 264 millones de personas (según
la Organización Mundial de la Salud)

En la actualidad al menos 14.3 % de los mexicanos padece trastornos de ansiedad


generalizada, que es la enfermedad de salud mental más común en el país,
y le siguen los males del afecto, como la depresión y las adicciones, ambas
en un porcentaje de nueve por ciento, señaló Edilberto Peña de León.

De acuerdo a la Secretaria de Salud y Salud Mental a nivel nacional, México ha


tenido un incremento de casos de ansiedad en los últimos cinco años, esto debido
a factores externos que no solo tiene que ver con el incremento de los índices de
delincuencia, sino con la contaminación, la economía y el entorno social, así como
laboral, aseguraron especialistas.

Según datos de la última Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiatría en


nuestro país, 28.6 por ciento de la población adulta padecerá algún trastorno mental
en su vida, estando entre los más relevantes los de ansiedad (14.3 por ciento), por
consumo de sustancias (9.2 por ciento) y afectivos (9.1 por ciento).
Planteamiento del problema
Es por eso que aquí desglosaremos uno de los problemas de ansiedad más
comunes que hay y es la ansiedad por comer. El hambre emocional es un tipo de
ansiedad que nos hace comer, no porque tengamos hambre, sino por problemas
personales que no sabemos gestionar. Normalmente suele ocurrir cuando sufrimos
estrés, ansiedad y tristeza, pero también, por mero aburrimiento.

En la consulta de un dietista-nutricionista es muy común escuchar la expresión: “No


he podido seguir la dieta porque he tenido ansiedad y he estado picando”.

Pero, ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué al sentir ansiedad la calmamos con comida?
Sentir ansiedad es una señal de que llevamos demasiado tiempo sin escuchar las
necesidades de nuestro cuerpo-mente. Y el síntoma, entonces, aparece como una
llamada de auxilio para que así, podamos devolver la mirada hacia nosotros mismos
y cubrir nuestras carencias. Si no tenemos las herramientas necesarias para
gestionar esta emoción, puede desembocar en que estemos constantemente
picoteando.

Del sofá a la cocina, de la cocina al sofá, abriendo los armarios para ver qué
podemos comer. Un poquito de chocolate, un poquito de pan, un poquito de queso,
un poquito de…Y ese poquito a poco se va convirtiendo en un lastre que pesa y no
nos deja avanzar en conseguir aquellos propósitos que queremos alcanzar.

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