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Es la Norma Cubana NC 285:2003, pertinente para las Cargas de Viento que se desarrollan en la

actualidad.
NC is the International Standard 285:2003, relevant for Wind loads that are developed today.

Ing. René Blanco Heredia


Especialista de Proyecto e Ingeniería
Empresa de Proyectos de Arquitectura e Ingeniería. EMPAI. Matanzas. Cuba
Profesor Adjunto de la Carrera de Ingeniería Civil de la UMCC. Cuba
Teléfono: (45) 291802 ext.230
E-mail: rene.blanco@umcc.cu

Dr. Ing. Carlos Llanes Burón


Profesor Titular del Departamento de Ingeniería Civil. CUJAE. Cuba
Presidente del Sub Comité Nacional de Viento
Jefe de Grupo Nacional de Estudio de Fuertes Vientos del CITMA. Cuba
Tel. (537) 266 3836/26/27.
Fax:(53045) 25 31 77
llanes@cecat.cujae.edu.cu

Recibido: 05-01-11
Aceptado: 20-03-11

Resumen
El presente trabajo realiza un análisis de la norma cubana NC 285:2003. “Cargas de Viento. Método de Cálculo”
vigente en la actualidad, utilizada por los ingenieros civiles y todo aquel profesional que de una forma u otra tiene
la responsabilidad del cálculo estructural, así como su proceso constructivo.
Sin embargo la norma ha dejado algunas dudas con las últimas velocidades de viento que se han desarrollado
producidas por los últimos eventos hidrometeorológicos extremos que han afectado en el país, comenzando con
el poderoso huracán Iván (2004), el que impuso el record de baja barométrica con 882 hPa; o el triste célebre
Gustav (2008), el cual impuso el record de velocidad de viento de 340 kh /h, producida por un ciclón tropical
velocidad, homologada por la Organización Mundial Meteorológica.

Palabras Claves: Norma Cubana NC 285:2003, Cargas de viento, Método de Cálculo, Vientos extremos

ABSTRACT

This work provides an analysis of the Cuban Standard NC 285:2003. "Wind Loads. Calculation Method" is
currently in effect, used by civil engineers and professional anyone one way or another is responsible for the

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desarrollan en la actualidad.

structural design and construction process.


However, the rule has left some doubts with the latest wind speeds that have been developed over the last
produced by extreme meteorological events have affected the country, starting with the powerful Hurricane Ivan
(2004), which imposed a record low barometric with 882 hPa, or the sad famous Gustav (2008), which imposed
a record wind speed of 340 kh / h, produced by a tropical cyclone speed, approved by the World Meteorological
Organization.

Keywords: International Standard NC 285:2003, Wind loads, Calculation methods, Extreme winds

Introducción:

Por un lado, el cálculo de las edificaciones y las estructuras en general, necesariamente transitan por la
determinación de las cargas horizontales que se producen fundamentalmente por dos fenómenos bien conocidos
por los ingenieros civiles, los vientos extremos y las cargas sísmicas

Por otro lado, los estudios de riesgos por vientos extremos, tienen necesariamente que hacer referencia a los
niveles de peligros, apreciando las frecuencias y duración de los mismos actuando sobre una estructura
estudiada y su entorno.

En el caso de las cargas sísmicas, éstas se estudian en equipos multidisciplinarios formados por ingenieros
civiles, geofísicos y geólogos, sin embargo no parece tan natural o por lo menos es la visión del autor, que
meteorólogos e ingenieros civiles, así como arquitectos se unan en equipos multidisciplinarios para estudiar los
fenómenos hidrometeorológicos, que permitan arribar a las cargas características de viento extremo de una
región determinada, y sigue quedando a un lado, la necesidad de esa unión mancomunada de especialidades,
para enfrentar estos fenómenos

En el caso cubano, los fenómenos hidrometeorológicos extremos tuvieron hasta la mitad de la década de los 90,
un período de baja probabilidad de ocurrencia, pero específicamente a partir del año 1996, entraron en una fase
de alta probabilidad de ocurrencia y así lo han demostrado el incremento de la frecuencia y las velocidades de
los vientos extremos, lo que unido a los efectos del sobre calentamiento de las aguas de la cuenca Atlántica,
justifican ese incremento.

La dirección del país, al igual que todos los especialistas vinculados al estudio de estos fenómenos y los
ingenieros civiles, en particular no se han quedado de brazos cruzados, antes un peligro que hace salir a la luz
pública las vulnerabilidades potenciales de nuestras edificaciones.

Y es ahí que en ese estado de análisis se comenzaron a cuestionar los resultados, comenzando por la norma de
vientos actualmente vigente, tal es el caso de la NC 285:2003 “Cargas de viento. Método de Cálculo” lo que ha
traído no pocos análisis, ni pocas discusiones técnicas relacionadas con estos temas.

El autor reconoce que toda obra humana es susceptible a ser mejora y la ciencia en su pelegrinar, no se detiene
en la búsqueda de la verdad científica, la cual para ser científica, tiene que ser bien fundamentada y validada,
ante los cuestionamientos que la propia vida le impone.

La norma NC 285: 2003, carga de Viento. Método de Cálculo es una norma, que comparada por el autor con 18
normas de otros países de la cuenca de Gran Caribe, es una norma digna y técnicamente completa, ya que sólo
la norma ASCE 07 del 2005[1], de los Estados Unidos de América, el Código Modelo de los Asociación de
Estados del Caribe, del 2003[2] y documentos como el de los autores como Yin Zhou1; Tracy Kijewski, Ahsan
Kareem, (2002)[3]

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desarrollan en la actualidad.

Son normas y las investigaciones como las desarrolladas por Yin Zhou, se encuentran en un estadio superior, si
dejar de reconocer normas como son los casos de República Dominicana y Venezuela, países que también
presentan normas de vientos con un gran nivel de elaboración, que cubren las necesidades de sus respectivos
territorios.

Desarrollo:

Teniendo en cuenta las múltiples dudas que entre los colegas ha surgido y respondiendo a la pregunta, ¿cubre
nuestra norma las posibilidades de ser afectados por huracanes de gran intensidad, sin que se origine una
catástrofe con el colapso estructural de nuestras edificaciones? Se desarrolla este trabajo.

Ante esta interrogante muy pertinente por parte de las autoridades y ante la duda que en el gremio de ingenieros
civiles pueda surgir, el autor desarrollan un recorrido por la norma y sus antecedentes para todo el que se
interese en el tema, profesional o no del sector de las construcciones, por lo que a continuación se hará un
análisis de la norma y finalmente una comparación de los valores de velocidades de viento que cubre
comparándolos con los valores establecidos por la escala internacional Safir- Simpson, para la medición de los
ciclones tropicales.

Síntesis Históricas

Las normas de carga de viento cubanas, tuvieron sus primeras versiones, con las antiguas, Normas y
Reglamentos de la Construcción (NYRCO) cuya versión inicial para el viento fue la NYRCO 11-035 del año
1973[4]. Esta norma recogió lo mejor de los elementos de las normas DIN alemanas, estudios realizados para la
construcción por la ESSO, de refinerías en el área del Caribe y de normas de la antigua Checoslovaquia,
Polacas, Inglesas y de antigua URSS, de la época.

En 1978, sale por primera vez como Normas Cubana (NC), surgiendo para la carga de viento la NC 053-041[5]
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en la cual se considera una carga de 1.75 kN/m para toda Cuba, exceptuándose en esta norma el oriente de
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país, cuyo valor de presión base era de 1.50 kN/m .

Entre los coeficientes que esa norma aplicó, están los coeficientes de sitio (Bs), de altura (Ch) y de forma (Cf) y
se establecen reducciones de la carga unitaria a partir de la protección que pudieran tener las edificaciones y por
grandes superficies expuestas al viento, siendo igualmente novedoso el gráfico de este epígrafe signado por el
4.2 de esta norma.

Después surgió la NC 53-41 del año 1983[6]; norma que reduce los valores de presión básica del viento,
dividiendo el país por primera vez en tres zonas, dado que los estudios venían demostrando que la influencia de
los vientos no eran tan uniformes en el centro y occidente de país, lo que originó que se estableciera en valor de
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1.50 kN/m para el occidente del país; 1.30 kN/m para la zona central y de 1.20 kN/m para el oriente cubano.

En esta norma se introducen por primera vez los coeficientes de recurrencia (Ct) y de ráfaga (Cr), se mantienen
los coeficientes de sitio (Cs), de altura (Ch) y de forma (Cf), siendo más consecuente como norma, aunque
mantiene una distribución trapezoidal en el gráfico de distribución de presiones desde las alturas de nivel de
terreno, o sea, cota cero y diez m de altura, como mismo lo planteaba su antecesora.

Igualmente se considera la reducción de carga por la protección entre las edificaciones y las grandes áreas
expuestas a la acción del viento.

Posteriormente en el año 1990, esta norma se actualiza, emitiéndose la nueva NC 53-41[7], la cual vuelve a
reducir los valores de carga básica de viento manteniendo las tres regiones establecidas por su antecesora del
2
1983; en este caso para la región occidental de Cuba, el valor es de 1.30 kN/m ; para la región central es de 1.10
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kN/m y para la región oriental, el valor establecido es de 0.9 kN/m .

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desarrollan en la actualidad.

En el caso de los coeficientes se mantienen los ya establecidos de recurrencia (Cr), el de sitio (Cs), el de altura
(Ch), el de ráfaga (Cr) y de forma (Cf); introduciéndose como coeficiente el de reducción por área expuesta (Cra),
que había estado siendo considerado desde 1978, pero no considerado como un coeficiente, como tal.

En esta norma resulta novedosa para los que hemos tenido que operar con ella, ya que el coeficiente de altura
deja de ser una distribución trapezoidal, para convertirse en un diagrama parabólico, desde la cota cero de la
edificación hasta los 300 m de altura, cambiando el exponente utilizado anterior a partir de los diez metros de un
valor de 0.286 a un valor de 0.32, aumentando el valor del coeficiente en particular, y el valor de la carga básica
en general.

También es novedoso que aparece por primera vez, que el coeficiente de altura presente tres valores por los
igualmente tipos de terrenos, acorde con las investigaciones que se desarrollaron en esos momentos.

Finalmente en el 2003 se emite la actualización última que ha tenido la NC de viento, con la NC 285:2003[8],
vigente en la actualidad y donde se mantiene constantes los valores de la carga básica y de igual forma los
coeficientes que acompañan a la carga básica de viento para obtener la carga unitaria por área expuesta al
viento, siendo más explícitas tal vez en algunos epígrafes, aunque en opinión de los autores, como norma; tiene
mejor elaborado el cuerpo legal la norma del 1990, que la actual del 2003.

Este rápido recorrido por la norma de carga de viento para el cálculo de las edificaciones, tiene como objetivo de
que se conozca la evolución que la misma ha tenido y el esfuerzo de los miembros que han integrado el Sub-
Comité de Normalización encargado del viento para mantener al máximo nivel regional, la seguridad de nuestras
edificaciones a partir de los cálculos elaborados por los proyectistas en nuestro país, lo que pone a Cuba entre
los países a la vanguardia en la zona del Gran Caribe.

La actual NC 285:2003

Desde el año 2001 con el desastre ocurrido en noviembre de ese año, con el paso a través de la parte sur-central
de la provincia de Matanzas y la parte norte-occidental de Villa Clara, del huracán Michelle, el cual penetró en el
territorio de la provincia con vientos de 210 km/h, ubicándose dentro de la categoría cuatro en la escala Saffir-
Simpson, resultando uno de los mayores desastres que han tenido las provincias de Matanzas y Villa Clara, en la
historia de estos eventos, se vio la necesidad de actualizar nuestra norma.

El año 2008, con la presencia de tres ciclones tropicales en un corto período de tiempo, y que dejó desolada la
Isla de la Juventud y la provincia de Pinar del Rio; se llevó a un análisis, en diferentes niveles de la sociedad y
aún en esta fecha algunas personas, consideran que la norma de viento tuvo alguna responsabilidad en el
desastre ocurrido, teniendo los autores de este trabajo que estar de forma continuada explicando la situación
creada en esta sentido.

Entre los cuestionamientos que la NC 285:2003 ha tenido, es si los valores de carga unitaria por viento para el
cálculo estructural, llega a tener en consideración la ocurrencia de velocidades de viento que abarquen la
posibilidad de eventos de las categorías IV y V de la Saffir-Simpson, lo que implica valores de velocidades de
vientos superiores a los 209 km/h.

A partir de esta lícita duda, sobre todo de los que conocen la norma y operan con ella, se ha elaborado un
análisis, considerando todas las posibilidades que ella ofrece, teniendo en consideración los valores de altura, de
una cota cero, a nivel de terreno en la edificación, hasta una cota de diez metros de altura, cota promedio que
alcanzan las edificaciones más altas que normalmente se construyen y que satisface el análisis de la norma.
2
La carga básica (q 10 ) establecida por la norma es de 1.3 kN/m , para el occidente del país, que es la que tiene
mayor presión básica, por la frecuencia y probabilidad del paso de los eventos hidrometeorológicos por su
territorio, esta presión establecida como se ha visto desde la norma del año 1990, afectada por los coeficientes
establecidos, como son:

Coeficiente de recurrencia (Ct) mantiene la presión unitaria para 100, 50, 25, 10 y 5 años de período de
recurrencia, establecido en todas las normas internacionales y de diferentes países, en total 26, que los autores
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han revisado, tanto de la región del Gran Caribe, como de otras regiones, como la ASCE-7, el Eurocódigo, las
Cirsos, Argentinas, las del Japón, Australia, etc.

En el caso que se estudiará se tomaron los períodos de retorno con un 1% y el 2% de excedencia que se
corresponde con 100 y 50 años.

El Coeficiente de topografía o sitio (Cs); mantiene su condición de diferenciar el sitio expuesto, del sitio normal, y
se mantiene el criterio establecido desde 1990 para este tipo de terrenos, encontrándose en cayos, penínsulas
estrechas, valles intra-montaña donde en viento se canaliza, cimas promontorios, etc.

Para establecer el coeficiente de altura (Ch) se estableció desde los años 90, la categorización del terreno en
tres tipos; el abierto (tipo A); el cubierto de obstáculos (tipo B) y los centros de grandes ciudades (tipo C).

La experiencia de los autores como operadores de la norma y profesores universitarios de la carrera de


Ingeniería Civil, lo lleva a establecer la hipótesis de por la condición insular, Cuba presenta solamente dos tipos
de terreno: el abierto tipo A y el cubierto de obstáculos tipo B; de existir alguna zona que pueda ser considerada
del tipo C (centros de grandes ciudades con al menos el 50% de las edificaciones con alturas superiores a 22 m);
ésta, es tan poco representativa, que cae en la categoría de excepción.

Por otro lado, propone ampliar el terreno tipo A de la faja costera, de 0.5 km, considerada actualmente en la
norma, a una faja de 20 km en la costa sur y de 10 km en la costa norte, de todo el territorio nacional, avalado
por el criterio de que <un ciclón al privarse del agua caliente necesaria pierde con rapidez su fuerza> Rubiera
(2006)[9] ya que en el coeficiente de sitio (Cs) no se expresa explícitamente las costas como sitios expuestos,
dejando a consideración del operador de la norma su elección.

Coeficiente de altura (Ch); Establecidos los tipos de terrenos, este coeficiente considera los efectos del viento en
las diferentes alturas, estableciendo el gradiente que le corresponde a los tipos de terrenos. La norma también
considera las aceleraciones que se presenta tanto a barlovento, como a sotavento, en acantilados, crestas y
colinas, bidimensionales y tridimensionales.

Coeficiente de ráfaga (Cr); La naturaleza fluctuante del viento como fluido y dentro de un régimen turbulento que
se origina con las grandes velocidades, se considera en este coeficiente, el que igualmente se considera para los
tres tipos de terrenos antes analizados

Coeficiente de reducción por área expuesta (Cra); Establecido desde las primeras normas, se ha ido
actualizando y evolucionado en el tiempo al ritmo que lo han realizado la normas de referencia internacionales.

Coeficiente de forma (Cf) Este coeficiente tiene en cuenta la forma de las estructuras, las forma de los techos y la
relación ancho altura de la misma.

Queda establecida así la ecuación de la carga unitaria total actuante por metros cuadrado de pantalla expuesta al
viento para un análisis por el método estático de la estructura.

2
q = q 10 Ct. Cs Ch Cr Cra Cf (kN/m )

Esta carga unitaria total, es una carga que es factorizada por 1,4 de acuerdo a la NC 450:2006 para el caso del
viento, lo que incrementa la carga que la NC285:2003 establece cuando se opera con ella y este es un aspecto
que muchos profesionales, desconocen y quieren desconocer, cuando culpan a la norma de otros tipos de
problemas.

Se analizó las combinaciones probables desde la cota cero hasta la cota de 10 m que sirve para el análisis y
además es una altura lo suficiente para las edificaciones que generalmente se construyen en nuestro país.

Lógicamente, los coeficientes de forma y el de reducción por área expuesta, se tomaron con un valor de la
unidad, ya que son coeficientes que dependen de la estructura y no de ubicación, es por ello se tomaron el resto

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de los coeficientes para la realización de las combinaciones y con ellas determinar los valores de cargas por
unidad pantalla expuesta la viento en la edificaciones.

Este análisis se expone en la Tabla No.1 del Anexo y como podrá observarse, los resultados

Este valor de carga factorizado que se introduce, demuestra que las cargas de diseño adoptan valores, lo
suficientemente elevados para garantizar las categorías superiores de velocidades de viento para garantizar que
no haya hasta el momento una edificación colapsada por las velocidades de viento.

Conclusiones:

1. Como puede observar, para sitios expuestos, con un período de retorno de 100 años, de seis
combinaciones, cuatro asumen valores para velocidades de viento, entre las categorías IV y V de la
Saffir Simpson.

2. En el caso de sitio norma, con un período de retorno de 50 años, tres combinaciones asumen
velocidades de categoría IV y V.

3. En el caso de sitios normales, para un período de 100 años; tres combinaciones asumen la categoría IV
y uno la III.

4. En el caso de un período de 50 años, tres combinaciones asumen las velocidades de la categoría IV y


cuatro la III

5. Consideramos, teniendo en cuenta este análisis que la NC 285:2003 “Carga de Viento. Método de
Cálculo”, independientemente que es susceptible a ser analizada y mejorada, es pertinente para
nuestras condiciones, sobre todo para la zona occidental del país que es donde se desarrollan las
mayores cargas de vientos en las edificaciones

Referencias:

[1] ASCE 07. Carga Mínima de Diseño para Edificios y Otras Estructuras. www.acs-aec.org/espanol.htm

[2] Asociación de los Estados del Caribe; “Código Modelo de Construcción Para Carga de Viento; AEC; Trinidad
y Tobago, 2003. www.eird.org/cd/acs/Espanol/CodigMod/Vientos/CodViento.doc

[3] Yin Zhou; Tracy Kijewski, Ahsan Kareem; “Along-Wind Load Effects on Tall Buildings: Comparative Study of
Major International Codes and Standards”; JOURNAL OF STRUCTURAL ENGINEERING, UE; JUNE 2002
cedb.asce.org/cgi/WWWdisplay.cgi?132232

[4] Normas y Reglamentos de la Construcción; “NYRCO 11-035-73. Cargas de Vientos” Comité Estatal de la
Construcción, La Habana; 1973.

[5] Oficina Nacional de Normalización. Carga de Viento. NC 053-041:1978. La Habana: Oficina Nacional de
Normalización, 1978.

[6] Oficina Nacional de Normalización. Elaboración de Proyectos de Construcción. Cargas de Viento. Método de
Cálculo”. NC 53-41:83. La Habana: Oficina Nacional de Normalización,1983.
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desarrollan en la actualidad.

[7] Oficina Nacional de Normalización. Proyectos de Construcción. Cargas de Viento. Método de Cálculo. NC 53-
41:90. La Habana: Oficina Nacional de Normalización, 1990.
ra
[8] Oficina Nacional de Normalización. Carga de Viento. Método de Cálculo. NC 285:2003. 1 Edición. Ciudad de
la Habana: Oficina Nacional de Normalización, 2003.

[9] Rubiera Torres, José M. Curso Sobre Ciclones Tropicales La Habana, Editorial Academia, 2006. pág. 10

ANEXO

Tabla No. 1

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