Buenos Aires, martes 18 de diciembre de 2018 • ISSN 1666-8987 • Nº 14.
554 • AÑO LVI • ED 280
D i a r i o
La responsabilidad penal de las personas jurídicas
Imputación al nivel del tipo objetivo y subjetivo(*)
Sumario: I. Introducción. – II. La responsabilidad pe-
nal de las personas jurídicas según el derecho positivo
español y argentino. A) La responsabilidad penal de las
personas jurídicas en España. B) La responsabilidad pe-
nal de las personas jurídicas en Argentina. – III. Impu-
tación al nivel del tipo objetivo. Teoría de la imputación
objetiva. – IV. La imputación al nivel del tipo subjetivo
en las personas jurídicas. – V. Jurisprudencia española
y argentina sobre responsabilidad de las personas jurí-
dicas. – VI. Conclusión. – Bibliografía.
I comprobar cómo se va ampliando su punición en los paí-
Introducción
La sanción de las personas jurídicas es un tema lar-
gamente debatido en la doctrina y jurisprudencia penal.
Hasta no hace mucho tiempo se sostenía a ultranza el pos-
tulado societas delinquere non potest, ya que los entes
morales –se decía– no podían cometer delitos, sino que en
verdad lo hacían las personas físicas que por su intermedio
o en su representación actuaban.
No es aquí el ámbito para desarrollar en extenso esta
discusión, ya que excede el objeto del presente estudio,
pero valga como introducción para los temas que luego se
abordarán que aquella postura que sostiene la imposibili-
dad de sanción penal de las personas jurídicas se basa en
que los conceptos tradicionales de acción, culpabilidad y
Nota de Redacción: Sobre el tema ver, además, los siguientes traba-
jos publicados en El Derecho: Responsabilidad penal de las personas
jurídicas. Aplicación del principio societas delinquere potest, por Lucía
Graciela Savarese, EDPE, 04/2006-20; Responsabilidad penal de las
personas jurídicas por daño al medio ambiente, por Alfredo Eduardo
Isola, ED, 250-1050; La responsabilidad penal de las personas jurí-
dicas ¿puede extenderse a delitos no contemplados expresamente por
la legislación?, por Agustín Alejandro Mosso, EDPE, 11/2012-5; La
responsabilidad penal de las personas jurídicas, por Luis F. Velasco,
EDPE, 09/2013-05; Las personas jurídicas hoy: ¿será tan fácil como
antes utilizarlas para cometer fraude? ¿Seguirán brindando impunidad
a sus administradores, fiscalizadores y controlantes infieles?, por Er-
nesto Eduardo Martorell, ED, 273-838; La abstrusa responsabilidad
penal de las empresas, por Eduardo A. Barreira Delfino y Marcelo A.
Camerini, ED, 276-553; Enfoque práctico de la nueva ley 27.401 de
Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas, por María del Sol
Muñoz, ED, 277-813. Todos los artículos citados pueden consultarse en
www.elderecho.com.ar.
(*) Universidad de Salamanca. 43º Cursos de Especialización en
Derecho. “Derecho Penal: Parte Especial”.
(**) Juez penal de la Pcia. del Neuquén, República Argentina. Es-
pecialista en Derecho Penal por la Universidad Católica Argentina.
El presente trabajo de Investigación fue presentado y aprobado en
los 43º Cursos de Especialización en Derecho, “Derecho Penal: Parte
Especial”, de la Universidad de Salamanca, España, en el año 2018.
CONTENIDO
DOCTRINA
La responsabilidad penal de las personas jurídicas. Imputación al nivel del tipo objetivo y subjetivo, por Juan José Nazareno Eulogio (Continuará en el próximo diario del 19 de
diciembre de 2019).......................................................................................................................................................................................................................... 1
CUENTA Nº 13.547
JURISPRUDENCIA
Civil
Publicidad: Campaña publicitaria: jingle; interpretación; contratación; honorarios; falta de pago; responsabilidad. Daño Moral: Daño moral por uso indebido de voz con fines
comerciales (CNCiv., sala J, octubre 4-2018)....................................................................................................................................................................................... 4
Comercial
CASA
ARG Contratos: Rescisión incausada: legitimidad; requisitos; preaviso; plazo; determinación. Daños y Perjuicios: Indemnización: base cuantitativa; incumplimiento contractual; silen-
C
cio; interpretación (CNCom., sala B, septiembre 6-2018)....................................................................................................................................................................... 6
d e D o c t r i n a y J u r i s p r u d e n c i a
por Juan José Nazareno Eulogio(**)
punibilidad tienen anclaje exclusivo en la individualidad
humana, y no pueden transpolarse a un ente jurídico.
Pero lo cierto es que las personas jurídicas han desem-
barcado desde el siglo pasado en la realidad delictual de la
comunidad internacional, adquirido un rol protagónico en
los delitos financieros, económicos y ambientales, entre
otros, y constituido, a veces, verdaderas organizaciones
criminales; por lo que, más allá de las fricciones que causa
en la teoría del delito clásica la punición de las personas
jurídicas, motivos de política criminal han impulsado su
reexamen, ya que existe consenso internacional sobre la
conveniencia de la sanción de estos entes(1).
(1) Es verdad, y vale ya aquí aclararlo, que los convenios interna-
cionales suscritos por España y Argentina no obligaban a la sanción
“penal” de las personas jurídicas, sino solo a su sanción efectiva. Pue-
de aquí mencionarse la Convención sobre la Lucha contra el Cohecho
de Funcionarios Públicos Extranjeros en las Transacciones Comerciales
Internacionales, la cual en su art. 2º, bajo el título Responsabilidad de
las Personas Jurídicas, establece: “1. Cada Parte tomará las medidas
que sean necesarias, de conformidad con sus principios jurídicos, para
establecer la responsabilidad de las personas jurídicas por el cohe-
cho a un funcionario público extranjero. 2. En caso de que, según el
ordenamiento jurídico de una Parte, la responsabilidad penal no sea
aplicable a las personas jurídicas, la Parte dará garantías para que las
mismas sean sometidas a sanciones eficaces, coherentes y disuasorias
de carácter no penal, incluidas sanciones monetarias por el cohecho
de funcionarios públicos extranjeros”. Asimismo, en la Convención de
las Naciones Unidas contra la Corrupción, en su art. 26, se señala: “1.
Cada Estado Parte adoptará las medidas que sean necesarias, en con-
sonancia con sus principios jurídicos, a fin de establecer la responsabi-
lidad de personas jurídicas por su participación en delitos tipificados
con arreglo a la presente Convención. 2. Con sujeción a los principios
jurídicos del Estado Parte, la responsabilidad de las personas jurídicas
podrá ser de índole penal, civil o administrativa. 3. Dicha responsabi-
lidad existirá sin perjuicio de la responsabilidad penal que incumba a
las personas naturales que hayan cometido los delitos. 4. Cada Estado
Parte velará en particular por que se impongan sanciones penales o
no penales eficaces, proporcionadas y disuasivas, incluidas sanciones
monetarias, a las personas jurídicas consideradas responsables con
arreglo al presente artículo”. Es por ello que algunos países, también
sujetos a la misma obligación, optaron por su sanción administrativa,
ya que siempre que las penas sean eficaces, proporcionadas y disua-
sivas, se está cumpliendo con la convención. Pero, valga remarcar
como contrapartida, tanto a través de la aplicación del derecho ad-
ministrativo sancionador como del derecho penal, deben respetarse
los principios constitucionales del derecho penal, ya que ambos son
manifestaciones del poder punitivo del Estado; así lo estableció el Tribu-
nal Constitucional de España: “... ha de recordarse que los principios
inspiradores del orden penal son de aplicación, con ciertos matices, al
derecho administrativo sancionador, dado que ambos son manifestacio-
nes del ordenamiento punitivo del Estado, tal y como refleja la propia
Constitución (art. 25, principio de legalidad) y una muy reiterada juris-
prudencia de nuestro Tribunal Supremo (Sentencia de la Sala Cuarta de
29 de septiembre, 4 y 10 de noviembre de 1980, entre las más recien-
tes), hasta el punto de que un mismo bien jurídico puede ser protegido
por técnicas administrativas o penales...”. Sentencia 18/1981, de 8 de
Director: Guillermo F. Peyrano
Consejo de Redacción:
Gabriel Fernando Limodio
Pablo María Garat
Luis María Caterina
Martín J. Acevedo Miño
Daniel Alejandro Herrera
Nelson G. A. Cossari
Queda así plasmada una puja entre la política crimi-
nal y la dogmática penal(2), que nos enfrenta a los hom-
bres y mujeres del derecho, ante la sanción de leyes sobre
punición de las personas jurídicas en los diversos orde-
namientos legales, a la difícil tarea de armonizar ambas
disciplinas; teniendo como fin principal el de amoldar las
categorías tradicionales del delito a esta nueva realidad.
O bien, como otra posibilidad, desarrollar los fundamen-
tos necesarios que lleven a cada tribunal a declarar la in-
constitucionalidad de estas leyes, si se concluye que no
existe armonización posible entre el derecho penal y sus
garantías constitucionales, y la punición de una persona no
humana(3).
Si bien la doctrina sigue dividida, la opción que se eli-
gió desde los estrados judiciales en España es la primera;
y todo parece indicar que será el mismo camino el que se
transitará en Argentina. La responsabilidad penal de las
personas jurídicas llegó para quedarse y cada vez tendrá
un mayor protagonismo en nuestra disciplina –baste con
ses europeos, pero también en los americanos, y cómo, a
su vez, se amplía en cada país que la admite la cantidad
de delitos en los que puede declararse la responsabilidad
penal de los entes jurídicos–(4).
Pues bien, corresponde entonces que se realice una pri-
mera aproximación a los “sistemas” que se han adoptado
para la punición de las personas jurídicas. Dadas las difi-
cultades prácticas que presenta la declaración de respon-
junio. Por ello el solo cambiar el órgano sancionador no puede hacer
eludir al juez respectivo de la efectiva aplicación de todas las garantías
constitucionales que atañen a cualquier proceso sancionatorio que ad-
ministra el poder punitivo estatal.
(2) Ya lo advertía Tiedemann en su artículo Responsabilidad pe-
nal de las personas jurídicas, Anuario Derecho Penal, Universidad de
Friburgo, al decir: “Existe pues, para resumir, un contraste entre las
necesidades de política criminal y las posibilidades de la dogmática
penal tradicional”.
(3) Son numerosos los autores que se han pronunciado en contra de
la punición de las personas jurídicas manifestando la inconstitucionali-
dad de tales leyes; valga aquí con mencionar a Luis Gracia Martín, en
su trabajo Crítica de las modernas construcciones de una mal llamada
responsabilidad penal de la persona jurídica, Revista Electrónica de
Ciencia Penal y Criminología, 2016.
(4) En Argentina la responsabilidad de las personas jurídicas no es
cuestión novedosa. Si bien, como luego se desarrollará, la ley específi-
ca sobre el tema fue sancionada en el año 2017, ya se contaba en el
derecho positivo con sanciones de índole penal a estos entes jurídicos:
ley 20.680 sobre desabastecimiento, ley 22.415 delitos aduaneros, ley
19.359 delitos cambiarios, ley 24.241 contra el sistema integrado de
jubilaciones y pensiones, 24.769 y la ley 26.735 en lo Penal Tributa-
rio, ley 25.156 contra la Libre Competencia, la ley 26.683 de Lavado
de Dinero, y la ley 26.733 de Orden Económico y Financiero. Por su
parte, en España, aun antes de la reforma de la L.O. del año 2010, se
preveían verdaderas penas, bajo el rótulo de “consecuencias acceso-
rias”, en el art. 129 del C.P. Por lo tanto, el fenómeno no es nuevo en
ninguno de los dos países. Menos aún en el derecho comparado, en
que ya se ha aceptado la responsabilidad de las personas jurídicas en
Inglaterra, Irlanda, Holanda, Noruega, Polonia, Suiza, Austria, Ruma-
nia, Portugal, Luxemburgo, República Checa, Francia, Japón, Australia,
Estados Unidos, Costa Rica, Canadá, Venezuela, Bolivia, Sudáfrica,
India, entre otros países.
 2 Buenos Aires, martes 18 de diciembre de 2018
sabilidad de un ente jurídico, los países que legislaron al
respecto optaron principalmente por dos sistemas:
1) Aquel sistema que propicia una responsabilidad por
transferencia –de la persona física que comete el delito a
la persona jurídica–; sistema que también se denomina de
responsabilidad por atribución, o de heterorresponsabili-
dad, o de responsabilidad vicaria o subsidiaria.
2) Y por contraposición al primero, aquel sistema que
se basa en la responsabilidad por defecto de organización,
o defecto de estructura; o también llamado sistema de res-
ponsabilidad por hecho propio, o de autorresponsabilidad.
El primer sistema, el de responsabilidad por transfe-
rencia, al que en una primera leída parecería optar tanto
el legislador español como el argentino, trae aparejados
varios problemas insuperables para la sistemática jurídi-
co-penal.
Como los principales problemas que plantea la declara-
ción de responsabilidad de un ente jurídico son al nivel de
la acción, la culpabilidad y la capacidad de pena (entendi-
da esta última como juicio de reproche, capacidad de ac-
tuar de otra forma, y como fin de la aplicación de la pena:
prevención especial, resocialización), y todo ello parecería
no poder predicarse de un ente colectivo; “solucionan” el
problema creando un verdadero “monstruo” para la dog-
mática tal como la conocemos: como el hecho imputable,
en definitiva, tiene a un ser humano que ejecuta, dicen los
partidarios de este sistema, se transfiere tanto la acción,
como la culpa, como la capacidad de pena de este, al en-
te colectivo. Se atribuye de la persona física a la jurídica
aquello de lo que carece.
Si bien así podremos obtener de esta forma un injusto
objetivo-subjetivo, se infringe palmariamente el principio
de culpabilidad por el hecho cometido, o principio de per-
sonalidad de la culpa. Al sostenerse que el hecho es co-
metido por otro (por lo cual la acción no la llevó a cabo la
persona jurídica, o por lo menos no de la forma que se le
imputa a la persona física), la medida de la pena no tendría
correlato con el principio mencionado; estaría, en resumi-
das cuentas, desconectada de la culpabilidad propia.
Ante estas críticas surge otro sistema, aquel que ya se
mencionó como de “autorresponsabilidad”, o “respon-
sabilidad por el hecho propio”. Si bien esta teoría busca
el éxito en donde la anterior fracasa (el hecho que se le
­imputa es un hecho propio), resulta difícil encontrar el tipo
subjetivo, así como amoldar los fines de la pena –lo cual
justifica su imposición– a una persona no física. De no
hallar un tipo subjetivo, se caería en el peligro de punir a
las personas jurídicas a través de una atribución de respon-
sabilidad de tipo objetiva únicamente, propia del derecho
civil. A más de todo ello, se señala como otro problema
extra de este sistema que la acción nunca puede ser propia
del ente, sino que siempre necesitará un “brazo ejecutor”,
que no es otro que la persona física.
Quedan ya plasmados de antemano los escollos de cada
modelo de atribución. Los principales problemas que pre-
senta cada modelo son los siguientes: la responsabilidad
vicarial se transformaría en la consagración de la punición
por un hecho ajeno, y la medida de la pena también ten-
dría relación con ese hecho no atribuible en forma perso-
nal; y el sistema de autorresponsabilidad tropezaría con
problemas al nivel de la acción, y también al nivel del tipo,
ya que se construiría una responsabilidad anidada sola-
mente en la faz objetiva, a falta de tipo subjetivo. Además,
debería repensarse el concepto de punibilidad, toda vez
que el ente en apariencia no se puede motivar en la norma,
ni causar la pena ninguna prevención especial en él.
Me permito adelantar que la postura que aquí se sostie-
ne es –modestamente– la del único sistema posible desde
el respeto irrestricto de sendas constituciones y los pactos
internacionales suscriptos tanto por España como por Ar-
gentina, me estoy refiriendo al sistema de autorresponsa-
bilidad.
La pena es y debe ser personal, y no puede haber res-
ponsabilidad penal por un hecho ajeno. La persona jurí-
dica es una persona diferente de la de sus miembros o
dependientes y, como tiene la posibilidad y capacidad de
realizar actos lícitos –contratar, arrendar, presentarse a una
licitación, etc.–, también tiene la capacidad de acción pa-
ra realizar actos disvaliosos(5). Pero ya parece momento
de aclararlo, la acción en las personas jurídicas hay que
buscarla en su forma omisiva, o bien imprudente; lo cual
(5) En el mismo sentido, Tiedemann, Klaus, Responsabilidad pe-
nal…, cit.
desarticula de entrada la crítica que señalaba la siempre
necesaria intervención humana para cometer el delito.
Y, por otra parte, se sostendrá –y fundamentará– que
la pretendida carencia de tipo subjetivo no es tal. Tema
que será desarrollado en el curso de este trabajo, siendo
justamente el tipo objetivo-subjetivo la centralidad de una
verdadera imputación penal de las personas jurídicas.
Por último, entiendo que también se llegará a amoldar
sin esfuerzo la categoría de capacidad de punibilidad, ya
que bien puede el ente jurídico motivarse en la norma, or-
ganizarse de forma diferente –conforme a derecho–, y, por
otra parte, operar en él efectivamente los fines preventivos
especiales de toda sanción penal. Baste lo aquí dicho a
forma de introducción; en los capítulos siguientes se desa-
rrollarán estos tópicos.
Si bien este es el sistema que se sostiene como el más
conveniente en el presente trabajo, procederemos a conti-
nuación a intentar dilucidar si dicho sistema es el que ha
elegido tanto el legislador español como el argentino.
La decepción, a poco de leer ambas legislaciones, no
tarda en llegar. Como si estos cuestionamientos a la puni-
ción de las personas jurídicas ya enunciados –que necesi-
taron y siguen necesitando estudio y desarrollo por parte
de la doctrina y la jurisprudencia– fueran poco problema,
a ellos se les suma una deficiente técnica legislativa –tanto
en España como en Argentina–, que produce no menores
dificultades de interpretación sobre el modelo por el cual
se ha optado en cada país.
En España la redacción originaria del art. 31 bis –según
L.O. 5/2010, sancionada el 22 de junio de dicho año–,
mejor dicho, la literalidad de dicho artículo, parecería in-
dicar que el legislador español optó en el inc. a) por una
responsabilidad de tipo vicarial o de transferencia, y, en
el inc. b), por una responsabilidad por hecho propio, o por
defecto de organización.
Ahora bien, con la modificación sufrida por el art. 31
bis, según L.O. 1/2015, se ha agregado un apartado se-
gundo, que bajo el rótulo de “eximente” –la ley dice “que-
dará exenta de responsabilidad”– ingresa de lleno en el
tratamiento de los programas de cumplimiento y en cómo
su adopción y ejecución repercuten en la imputación del
hecho ilícito a la persona jurídica.
Esto nos conduce a pensar que, si bien la literalidad –co-
mo se dijo– del primer inciso parecería indicar una res-
ponsabilidad vicarial, el agregado hecho por el legislador
español en 2015 nos conduce a sostener que el sistema
elegido –aunque con redacción deficiente– es el de res-
ponsabilidad por hecho propio, único que garantiza los
principios constitucionales antes apuntados.
Por su parte, la ley argentina de Responsabilidad Penal
de las Personas Jurídicas Privadas, ley nacional 27.401,
fue sancionada recién en el año 2017, publicada en el Bo-
letín Oficial en fecha 1-12-18, habiendo entrado en vigen-
cia el 1-3-18. Y su decreto reglamentario –277/2018– data
del 6-4-18. Como puede observarse, la legislación argen-
tina en la materia es muy reciente, tiene escasos meses
de vigencia, y, por lo tanto, no existe hasta el momento
pronunciamiento alguno por parte de la Corte Suprema en
cuanto al enjuiciamiento y punición de las personas jurídi-
cas desde la entrada en vigencia de esta ley(6).
Por lo tanto, para el análisis del sistema que ha elegido
el legislador argentino, solo disponemos de la letra de la
ley, los principios constitucionales, lo que ha desarrolla-
do la doctrina al respecto y la jurisprudencia comparada.
Ello de todas formas nos permitirá echar luz al respecto.
Aventuro ya que, a mi entender, el sistema por el cual se
ha optado, pese a la deficiente técnica legislativa, es el de
responsabilidad por el hecho propio.
En lo que sigue se analizará la legislación española y
la argentina respecto a la sanción penal de las personas
jurídicas, ahondando en el sistema de responsabilidad que
se ha elegido. Por añadidura se intentará fijar cuál es el
tipo objetivo y el tipo subjetivo a verificarse para su pu-
nición. Para fijar el tipo objetivo se recurrirá, por motivos
prácticos, a la teoría de la imputación objetiva (entendi-
da esta como paso previo al análisis del tipo subjetivo, y
en ningún caso como único presupuesto para la acredita-
(6) Sí cuenta Argentina con un precedente de la Corte Suprema,
aunque solo en un voto disidente del entonces ministro de la Corte,
Dr. Eugenio Zaffaroni. El precedente es “Fly Machine S.R.L. s/recurso
extraordinario”, Fallo: 329:1974, el cual ha tratado el tema de la res-
ponsabilidad penal de las personas jurídicas, pero este es muy anterior
a la sanción de la ley actual. Dicho fallo será analizado al adentrarnos
en el capítulo dedicado a jurisprudencia argentina y española.
ción del tipo). Allí se estudiará justamente la mal llamada
“eximente de responsabilidad”, que, a nuestro entender, no
cabe analizar en la culpabilidad o en la punibilidad, sino
justamente en el tipo.
Luego sí se procederá a analizar el cumplimiento del
tipo subjetivo (dolo o culpa) y los problemas que segura-
mente surgirán en la práctica.
Es así que se intentará proponer un modelo de imputa-
ción al nivel del tipo objetivo y subjetivo, amoldando las
categorías tradicionales a esta persona punible diferente
de la persona física, y descartando lo antes posible, en la
estructura de la dogmática penal, aquellas acciones que no
son delito por evidenciarse su atipicidad. El objeto de este
trabajo, por lo acotado de este, ha de llegar hasta allí, sin
desconocer que en las restantes categorías dogmáticas del
delito –antijuridicidad, culpabilidad y punibilidad– queda
un sinnúmero de problemas por tratar.
Sí se realizará, en el curso del trabajo, una alusión a los
precedentes jurisprudenciales de España, especialmente a
los de la sala II del Tribunal Supremo, los cuales clarifican
el panorama actual de la punición de las personas jurídicas
y permiten avizorar la línea de juzgamiento que seguirán
los demás tribunales españoles. En Argentina el camino
jurisprudencial está por hacerse, y serán los aportes doctri-
nales los primeros en tomar la iniciativa.
II
La responsabilidad penal de las personas jurídicas
según el derecho positivo español y argentino
A) La responsabilidad penal de las personas jurídicas
en España
Como mencionáramos, ya en el año 2010 se introdujo
mediante L.O. 5/2010 la responsabilidad penal de los en-
tes jurídicos, y luego en el año 2015 mediante L.O. 1/2015
se incorporaron modificaciones en el art. 31 bis, y cobró
especial significancia la regulación de los programas de
cumplimiento y la incorporación de la “eximente” de res-
ponsabilidad.
En el sistema penal español, la punición de las perso-
nas jurídicas se encuentra vigente para un gran número
de delitos, a saber: tráfico ilegal de órganos, trata de seres
humanos, delitos relativos a la prostitución y corrupción
de menores, delitos contra la intimidad y allanamiento
informático, estafas y fraudes, insolvencias punibles, da-
ños informáticos, delitos contra la propiedad intelectual e
industrial, el mercado, los consumidores y la corrupción
entre particulares, blanqueo de capitales, delitos contra la
hacienda pública y la seguridad social, delitos contra los
derechos del territorio y el urbanismo, delitos contra el
medio ambiente, delitos relativos a los materiales y radia-
ciones ionizantes, delitos de riesgo por explosivos y otros
agentes susceptibles de causar estragos, así como delitos
relativos a sustancias destructoras del ozono, delitos con-
tra la salud pública, tráfico de drogas, falsificación de me-
dios de pago, cohecho, tráfico de influencias, corrupción
en las transacciones comerciales internacionales, organi-
zaciones y grupos criminales, y por último, también está
previsto para financiación del terrorismo.
En cuanto al sistema adoptado, se transcribirán aquí
solamente las partes relevantes del art. 31 bis, que servirán
para luego analizarlas detalladamente:
“Artículo 31 bis. 1. En los supuestos previstos en este Có-
digo, las personas jurídicas serán penalmente responsables:
a) De los delitos cometidos en nombre o por cuenta de
las mismas, y en su beneficio directo o indirecto, por sus
representantes legales o por aquellos que actuando indivi-
dualmente o como integrantes de un órgano de la persona
jurídica, están autorizados para tomar decisiones en nom-
bre de la persona jurídica u ostentan facultades de organi-
zación y control dentro de la misma.
b) De los delitos cometidos, en el ejercicio de activida-
des sociales y por cuenta y en beneficio directo o indirecto
de las mismas, por quienes, estando sometidos a la autori-
dad de las personas físicas mencionadas en el párrafo an-
terior, han podido realizar los hechos por haberse incum-
plido gravemente por aquéllos los deberes de supervisión,
vigilancia y control de su actividad atendidas las concretas
circunstancias del caso.
2. Si el delito fuere cometido por las personas indicadas
en la letra a) del apartado anterior, la persona jurídica que-
dará exenta de responsabilidad si se cumplen las siguien-
tes condiciones:

1ª. el órgano de administración ha adoptado y ejecutado
con eficacia, antes de la comisión del delito, modelos de
organización y gestión que incluyen las medidas de vigi-
lancia y control idóneas para prevenir delitos de la misma
naturaleza o para reducir de forma significativa el riesgo
de su comisión;
2ª. la supervisión del funcionamiento y del cumplimien-
to del modelo de prevención implantado ha sido confiada
a un órgano de la persona jurídica con poderes autónomos
de iniciativa y de control o que tenga encomendada legal-
mente la función de supervisar la eficacia de los controles
internos de la persona jurídica;
3ª. los autores individuales han cometido el delito elu-
diendo fraudulentamente los modelos de organización y
de prevención y
4ª. no se ha producido una omisión o un ejercicio insu-
ficiente de sus funciones de supervisión, vigilancia y con-
trol por parte del órgano al que se refiere la condición 2ª.
En los casos en los que las anteriores circunstancias
solamente puedan ser objeto de acreditación parcial, esta
circunstancia será valorada a los efectos de atenuación de
la pena.
3. En las personas jurídicas de pequeñas dimensiones,
las funciones de supervisión a que se refiere la condición
2ª del apartado 2 podrán ser asumidas directamente por el
órgano de administración. A estos efectos, son personas
jurídicas de pequeñas dimensiones aquéllas que, según la
legislación aplicable, estén autorizadas a presentar cuenta
de pérdidas y ganancias abreviada.
4. Si el delito fuera cometido por las personas indicadas
en la letra b) del apartado 1, la persona jurídica quedará
exenta de responsabilidad si, antes de la comisión del de-
lito, ha adoptado y ejecutado eficazmente un modelo de
organización y gestión que resulte adecuado para prevenir
delitos de la naturaleza del que fue cometido o para redu-
cir de forma significativa el riesgo de su comisión.
En este caso resultará igualmente aplicable la atenua-
ción prevista en el párrafo segundo del apartado 2 de este
artículo...”.
Como puede advertirse, con la modificación de la L.O.
1/2015, que incorpora la “eximente” de responsabilidad,
lo disvalioso, lo reprochable a la persona jurídica, no es
el acto del representante legal o quien actúa como órga-
no de esta –apart. 1º a)– ni del dependiente de aquellos
–apart. 1º b)–, sino que lo reprochable anida justamente
en la implementación deficiente, o no implementación,
de “modelos de organización y gestión que incluyen las
medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir de-
litos de la misma naturaleza o para reducir de forma sig-
nificativa el riesgo de su comisión” –apart. 2.1–; y, por
otra parte, en la omisión o imprudencia en sus funciones
de supervisión, vigilancia y control –a contrario sensu de
lo normado en el apart. 2.4–. Ya quedan esgrimidos aquí
tanto el tipo objetivo como subjetivo achacable al ente.
Volveremos sobre el punto a la hora de tratar este tema
particular.
B) La responsabilidad penal de las personas jurídicas
en Argentina
La ley argentina, mucho más reciente, introdujo tam-
bién la punición de las personas jurídicas para una can-
tidad limitada de delitos –mucho más limitada que la es-
pañola–; así establece que habrá responsabilidad penal de
las personas jurídicas en los siguientes delitos: cohecho y
tráfico de influencias nacional y trasnacional, negociacio-
nes incompatibles con el ejercicio de funciones públicas,
concusión, enriquecimiento ilícito de funcionarios y em-
pleados, y, por último, balances e informes falsos agrava-
dos. Asimismo, mediante ley 26.683 se incorporó la res-
ponsabilidad de las personas jurídicas en los delitos contra
el orden económico y financiero.
Es de prever que con el correr de los años se acrecien-
te el número de delitos por los que puedan ser responsa-
bilizados los entes jurídicos, ya que luce inexplicable la
exclusión de gran cantidad de delitos que en la actualidad
tienen a la persona jurídica como principal actor (delitos
medioambientales, defraudaciones, delitos contra la salud
pública, por mencionar algunos).
En cuanto a la norma y el sistema por el que se ha op-
tado, partiremos en primera instancia de la letra de la ley.
Dice la ley 27.401:
“Artículo 2º. – Responsabilidad de las personas jurídi-
cas. Las personas jurídicas son responsables por los deli-
tos previstos en el artículo precedente que hubieren sido
Buenos Aires, martes 18 de diciembre de 2018
realizados, directa o indirectamente, con su intervención o
en su nombre, interés o beneficio.
También son responsables si quien hubiere actuado en
beneficio o interés de la persona jurídica fuere un tercero
que careciese de atribuciones para obrar en representación
de ella, siempre que la persona jurídica hubiese ratificado
la gestión, aunque fuere de manera tácita.
La persona jurídica quedará exenta de responsabilidad
solo si la persona humana que cometió el delito hubiere
actuado en su exclusivo beneficio y sin generar provecho
alguno para aquella (...)
Artículo 6º. – Independencia de las acciones. La per-
sona jurídica podrá ser condenada aun cuando no haya
sido posible identificar o juzgar a la persona humana que
hubiere intervenido, siempre que las circunstancias del
caso permitan establecer que el delito no podría haberse
cometido sin la tolerancia de los órganos de la persona
jurídica (...)
Artículo 9º. – Exención de pena. Quedará eximida de
pena y responsabilidad administrativa la persona jurídica,
cuando concurran simultáneamente las siguientes circuns-
tancias:
a) Espontáneamente haya denunciado un delito previsto
en esta ley como consecuencia de una actividad propia de
detección e investigación interna; b) Hubiere implemen-
tado un sistema de control y supervisión adecuado en los
términos de los artículos 22 y 23 de esta ley, con anterio-
ridad al hecho del proceso, cuya violación hubiera exigido
un esfuerzo de los intervinientes en la comisión del delito;
c) Hubiere devuelto el beneficio indebido obtenido”.
Aquí nuevamente prima la deficiente técnica legisla-
tiva; pero aun así podemos concluir, como se hizo en el
análisis de la legislación española, que el núcleo de la im-
putación pasa por la circunstancia de si existió un sistema
de control y supervisión adecuado con anterioridad al he-
cho del proceso –art. 9º, inc. b)–, ya que, de haberlo, y de
necesitar un esfuerzo por parte de los intervinientes para
cometer el delito, al parecer no existiría reproche a la per-
sona jurídica.
La eximente (exención) en ambas legislaciones no es
una eximente de responsabilidad como literalmente se
nombra, sino que sería una causal que hace desaparecer
directamente el tipo objetivo, como se desarrollará a con-
tinuación.
III
Imputación al nivel del tipo objetivo.
Teoría de la imputación objetiva
Así las cosas, asumido el hecho de que la persona ju-
rídica puede delinquir, y que su hecho le es imputado a
título propio, debe iniciarse el camino del análisis al nivel
del tipo objetivo. Para este análisis habremos de valernos
de la teoría de la imputación objetiva, ya que es la teoría
que nos permitirá distinguir cuándo le es imputable un
resultado lesivo de bienes jurídicos a una persona jurídi-
ca, dejando atrás aquellos resultados lesivos que, si bien
fueron desencadenados por una acción –u omisión– de la
persona jurídica, no dejan de estar relacionados por meras
relaciones causales no imputables al autor.
La teoría de la imputación objetiva nos permite vislum-
brar cuándo un resultado disvalioso le es imputable a una
persona –física o jurídica– y cuándo no. Opera, en resumi-
das cuentas, como limitadora de la relación causal entre
la acción y el resultado lesivo; evitando regirse por una
relación meramente naturalística.
Siguiendo a Jescheck, podemos afirmar que “solo pue-
de ser objetivamente imputable un resultado causado por
una acción humana, cuando la misma ha creado, para su
objeto protegido, una situación de peligro jurídicamente
prohibida, y el peligro se ha materializado en el resultado
típico”(7) (si bien Jescheck se refiere a “acción humana”,
lo mismo puede predicarse de la acción u omisión de una
persona jurídica, como anteriormente se expresó).
En el mismo sentido Roxin afirma que “un resultado
causado por el agente solo se puede imputar al tipo obje-
tivo si la conducta del autor ha creado un peligro para el
bien jurídico no cubierto por un riesgo permitido y ese pe-
ligro también se ha realizado en el resultado concreto”(8).
(7) Jescheck, Hans-Heinrich, Tratado de derecho penal. Parte gene-
ral, Comares, 1993,pág. 258.
(8) Roxin, Claus, Derecho penal. Parte general, Civitas, 1999, pág.
363.
3
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Por lo que podemos afirmar que existen dos factores
que constatar para imputar el tipo objetivo de un delito a
una persona jurídica o física: la elevación del riesgo jurí-
dicamente desaprobado, y que ese aumento del riesgo esté
reflejado en el resultado disvalioso.
Pues bien, entrando en el meollo de la cuestión, entien-
do que en la responsabilidad de las personas jurídicas debe
constatarse, primero, la elevación del riesgo jurídicamente
desaprobado; esto es, la no implantación de programas de
cumplimiento, o su implantación defectuosa, y, por otra
parte, debe probarse que esa omisión, o deficiencias en
la puesta en funcionamiento del compliance program, se
reflejen en la producción del resultado lesivo para bienes
jurídicos protegidos.
La elevación del riesgo debe ser desaprobada; esto
quiere decir que esa elevación no es socialmente tolerada,
por lo cual genera una responsabilidad, en este caso penal,
para quien la realiza. Siguiendo a Jakobs(9), todo contac-
to social puede engendrar riesgos, pero no todo riesgo es
desaprobado: existe un riesgo permitido, el cual surge de
la propia configuración de la sociedad. Si bien el tráfico
automotor, por ejemplo, engendra una cantidad enorme de
riesgos, nadie renunciaría a su uso por ello: la sociedad to-
lera esos riesgos. Ahora bien, cada uno debe observar los
deberes de cuidado impuestos por la norma para disminuir
la ocurrencia de resultados lesivos y, si no lo hace, ahí sí
estará elevando el riesgo por sobre lo permitido.
En el ejemplo recién citado, quien maneja un automóvil
ya está elevando el riesgo de producir resultados lesivos,
pero hasta allí el riesgo es permitido, o tolerado por la
sociedad; ahora, si aumenta la velocidad más allá de lo
que permite la norma, esa elevación del riesgo pasa a ser
desaprobada.
Lo mismo sucede en la actividad de los entes jurídicos:
muchas de sus actividades pueden ser generadoras de ries-
gos, pero, si se observa fielmente la norma, esos riesgos
son socialmente tolerados en cuanto al derecho penal; más
allá de que puedan ser motivo de reclamo en el fuero civil,
administrativo o laboral.
En aquellas actividades en las que es necesario un co-
nocimiento especial, o un control de la actividad de sus
dependientes, se espera que quien esté en ese tráfico actúe
cumpliendo con el deber de cuidado –cumpliendo con su
rol diría Jakobs–. Existe en ciertas relaciones sociales una
posición de garante. Esta posición de garante, impuesta
por la ley, pone en cabeza del obligado el mandato de evi-
tar, dentro de sus posibilidades, la producción de resulta-
dos lesivos. En el caso que nos ocupa, las empresas, según
la ley española y la argentina, son responsables tanto por
el hecho del órgano como por el hecho del dependiente,
por lo cual legalmente se ha puesto en su cabeza el deber
de evitación de esos hechos. ¿Y cómo puede realizarlo efi-
cazmente? A través de una cultura de cumplimiento.
En un primer nivel, entonces, habrá de evaluarse jus-
tamente si la empresa ha adoptado programas de cum-
plimiento efectivos, punto de vital importancia en este
análisis. Si los acusadores prueban que la empresa no ha
implementado programas de cumplimiento, o que fueron
defectuosos, de forma tal que posibilitaron la elevación del
riesgo de forma no permitida, el primer requisito de la teo-
ría de la imputación objetiva se tendría por comprobado.
(9) Jakobs, Günther, La imputación objetiva en el derecho penal,
Ad-Hoc, 1997, pág. 44 y sigs.
 4 Buenos Aires, martes 18 de diciembre de 2018
A este respecto habrá de decirse, aunque mínimamente,
que la prueba sobre la existencia deficiente, o bien so-
bre la inexistencia de planes de cumplimiento, recae como
aquí se afirma sobre los acusadores. Es un tema motivo
de arduo debate en España, y si bien mediante la Circular
01/2016 la Fiscalía General del Estado dijo que es de-
ber de la persona jurídica imputada probarlo; entiendo que
asiste razón al TS, quien en sentencia 154/2016 ha dicho
que corresponde a la acusación la carga de la prueba.
Y no es de extrañar que se mantenga tal postura por el
TS, ya que, como aquí se sostuvo, la eximente de respon-
sabilidad no es tal, sino que, por su ubicación sistemática,
o sea como elemento del tipo objetivo, debe ser probado
por la Fiscalía.
Es cierto que presenta dificultades prácticas la prueba
de un hecho negativo (que nunca sucedió), o sea la no im-
plantación de un programa de cumplimiento; pero igual-
mente ello no puede generar una inversión intolerable en
la carga de la prueba; poniendo en cabeza del imputado la
prueba de la existencia y eficacia del compliance program.
A mi entender, esta será la cuestión central en la pro-
ducción de la prueba: si existió o no un programa de cum-
plimiento; y más intrincado aún será el debate sobre la efi-
ciencia del programa de cumplimiento adoptado. Estoy re-
firiéndome a lo que se designa en doctrina y jurisprudencia
como defecto de organización, u organización defectuosa.
Para este análisis, entiendo que debe utilizarse el
método propuesto por Roxin, o sea un método de im-
putación ex post(10), sobre la base de un juicio ex ante
(pronóstico)(11). Lo que en resumidas cuentas implica que
la constatación de la elevación del riesgo no debe evaluar-
se por la mera producción del resultado (análisis ex post),
porque ello conllevaría a la conclusión de que siempre que
se produzca un resultado lesivo el programa de cumpli-
miento –si lo hubo– fue deficiente. En cambio, lo que debe
realizarse es un juicio sobre la base de las circunstancias al
momento del hecho, teniendo presentes los conocimientos
de la persona jurídica antes de producido el hecho. De
esa forma, realizando un juicio ex ante, podemos llegar a
pronosticar si la no implantación de un programa de cum-
plimiento, o su implantación (con las características que se
haya hecho), elevó o no el riesgo de forma jurídicamente
desaprobada.
Evaluarlo con una visión ex post nos haría considerar
a todo programa de cumplimiento deficiente en virtud del
resultado obtenido; cuando bien puede haber un correcto
programa, con su debido control y vigilancia, que, aun
estando vigente en forma plena, fue violado con un mayor
esfuerzo por algún dependiente o directivo de la empresa.
Con esto quiero decir que justamente aquellos actos
disvaliosos de terceros o de directivos que utilizaron to-
dos sus esfuerzos para infringir el sistema de prevención
y control de la empresa, que puedan considerarse manio-
bras inevitables para la persona jurídica, aun en estricto
cumplimiento de un plan eficaz; no le son imputables por
no haber elevado el riesgo más allá de lo permitido por su
actividad en la sociedad.
El concepto de evitabilidad será de suma utilidad a los
efectos de saber si una acción u omisión le es imputable a
la persona jurídica.
Evaluado el programa de cumplimiento, y su eficacia,
puede responderse a esta primera cuestión que plantea la
teoría de la imputación objetiva: ¿existe elevación desa-
probada del riesgo? Si la respuesta es asertiva, correspon-
de que pasemos a considerar si esa elevación del riesgo se
refleja en el resultado producido.
Para la teoría de la imputación objetiva, este segundo
escalón viene a decirnos que puede imputársele el tipo ob-
jetivo de un delito al autor, cuando la elevación del riesgo
producida en forma desaprobada por el derecho determina
el resultado lesivo. Por lo que debe haber una conexión
entre la elevación del riesgo jurídicamente desaprobado y
el resultado.
Debemos preguntarnos en los casos de responsabilidad
de las personas jurídicas si la elevación del riesgo causada
por la no implantación (omisión) de un sistema eficaz de
control, vigilancia y prevención de delitos, o bien su im-
plementación insuficiente, con un control precario o ine­
ficaz, explica el mayor riesgo o probabilidad de que se
cometan delitos de la naturaleza de que se trate.
(10) Porque el juicio de imputación lo realiza el juez en forma pos-
terior al hecho. Pero sobre la base de un juicio de pronóstico (ex ante).
(11) Roxin, Claus, Derecho penal. Parte general, cit., pág. 360.
Por ejemplo, podríamos preguntarnos si la no imple-
mentación de un sistema eficaz de prevención, control y
vigilancia para evitar, entre otros delitos, el pago de sumas
de dinero en concepto de dádivas ha elevado el riesgo jurí-
dicamente desaprobado por parte de la persona jurídica de
que se cometan ilícitos por pagos a funcionarios de retri-
buciones por la adjudicación de licitaciones. Y si lo ha ele-
vado, si la efectiva comprobación del pago de cuantiosas
sumas de dinero a un funcionario público, a través de giros
de dinero desde la cuenta de la persona jurídica hasta la
cuenta personal del funcionario, autorizados por el direc-
torio, puede considerarse un resultado que guarda relación
con esa elevación del riesgo. De ser así, se debe imputar a
la persona jurídica el tipo objetivo del delito de cohecho.
En resumidas cuentas, entiendo que los compliance
programs cumplen un rol central en la evaluación de la
imputación al tipo objetivo en su primer escalón (eleva-
ción del riesgo en forma desaprobada), para ello es nece-
sario, como se dijo, realizar un juicio de prognosis. Cobra
especial significancia aquí la no evitación del hecho de
su representante o dependiente, por parte de la persona
jurídica, por estar defectuosamente organizada. En el se-
gundo escalón se hará un segundo juicio de prognosis,
pero esta vez para evaluar si esa específica elevación del
riesgo guarda relación con el resultado producido, a modo
de conexión lógico-jurídica entre acción (u omisión(12)) y
el resultado obtenido. De ser así, se encontraría completo
el tipo objetivo del delito de que se trate y restaría, en un
subsiguiente paso, el análisis del tipo subjetivo.
(Continuará en el próximo diario del 19 de diciembre de 2018)
(12) Cobra especial importancia la norma específica que contiene el
Código Penal Español, en el que se regula la omisión por Omisión –art.
11–. Allí puede conocerse que se considerarán cometidos por omisión
aquellos resultados que se produzcan por la no evitación de este cuando
exista una específica obligación legal o contractual de actuar, o cuando
el omitente haya creado una ocasión de riesgo para el bien jurídicamente
protegido mediante una acción u omisión precedente. Está adoptándose
sin más la teoría de la imputación objetiva que aquí viene desarrollándose.
JURISPRUDENCIA
Publicidad:
Campaña publicitaria: jingle; interpretación;
contratación; honorarios; falta de pago; res-
ponsabilidad. Daño Moral: Daño moral
por uso indebido de voz con fines comerciales.
1 – Dado que en el caso ha quedado acreditado que la empresa
telefónica coaccionada, para llevar adelante una “campaña
publicitaria” para promocionar uno de sus servicios, contra-
tó a la agencia de publicidad, también codemandada, la cual
quiso utilizar en esa “campaña” 2 jingles cuya realización
a su vez encomendó a una productora, otra codemandada,
quien contrató a la actora para cantarlos, cabe concluir que
solamente se celebró un contrato entre estas últimas, siendo
las dos restantes codemandadas ajenas a este. En consecuen-
cia, al no haberse probado ningún vínculo entre esas code-
mandadas y la accionante, y dado que no ha habido por parte
de ellas uso indebido de la voz de esta, sino que solo existió
falta de cumplimiento de la prestación a su cargo por parte
de la productora que la contratara, corresponde confirmar
el pronunciamiento atacado en lo que al acogimiento de la
defensa de falta de legitimación se refiere.
2 – Puesto que la falta de pago en término de los honorarios que
se le debían por la grabación de los dos jingles utilizados en
una campaña publicitaria y su repetición a lo largo del tiempo
que duró esta deben sin duda haber infringido a la actora una
lesión a sus sentimientos, cabe concluir que la indemnización
por ella solicitada en concepto de daño moral por uso indebi-
do de su voz con fines comerciales resulta procedente. R.C.
59.993 – CNCiv., sala J, octubre 4-2018. – C., M. F. c. Telefónica de
Argentina S.A. y otros s/daños y perjuicios.
Buenos Aires, a los 04 días del mes de octubre de 2018,
reunidas las Señoras Jueces de la Sala “J” de la Excma.
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, a fin de pro-
nunciarse en los autos caratulados: “C., M. F. c/ Telefónica
de Argentina S.A. y otros s/ daños y perjuicios”.
La Dra. Patricia Barbieri dijo:
La sentencia dictada a fs. 573/612, admite las excepcio-
nes de falta de legitimación pasiva opuestas por Telefónica
de Argentina S.A. y DDB Argentina S.A., rechaza la de-
manda contra C. D. V. y condena a ANG Comunicaciones
Musicales S.A. a pagar a la actora la suma de pesos cien mil
($100.000), con más sus intereses y las costas del juicio.
Contra dicho pronunciamiento se alzaron la parte ac-
tora a fs. 614 y la ANG a fs. 620. La primera expresó
agravios a fs. 642/654 y la parte accionada a fs. 660/666,
los que fueron contestados a fs. 656/658 vta., fs. 668/670
vta., 671/673 y fs. 675/679. Con el consentimiento del au-
to de fs. 682, quedaron las actuaciones en estado de dictar
sentencia.
I. Reseña de los hechos
Relata la parte actora que es una conocida cantante en
el medio de la publicidad, que en ese marco y, en el año
2011 es convocada por la Coordinadora de Producción
de ANG Comunicaciones Musicales S.A. para negociar
los términos bajo los cuales efectuaría una serie de gra-
baciones de jingles para publicidades dirigidas a diversos
países de Latinoamérica. Refiere que el Señor C. V., di-
rector general de ANG Comunicaciones Musicales S.A.,
le encomendó diferentes y variados jingles para ser in-
cluidos en publicidades comerciales, y que dentro de los
trabajos encomendados, se le encargó producir dos jingles
para promocionar el producto “Speedy” de Telefónica de
Argentina S.A., el cual estaba siendo lanzado a través de
una campaña publicitaria encargada por esta última a la
empresa DDB Argentina S.A. prestigiosa agencia de pu-
blicidad.
Reseña que el honorario pactado fue de $5000 por spot.
Sostiene que tanto ANG como el codemandado V. se re-
ferían al spot Starships de Telefónica y al spot Raffaela
Carrá de Telefónica, por lo que la actora asumió que se
tratarían de dos únicos spots publicitarios.
Agrega que comenzó un largo intercambio de mails pa-
ra concretar el pago de lo adeudado, y ofreciendo el Sr. V.
$3500 por spot, suma que no era la previamente acordada
por las partes y que tampoco fue abonada.
Sostiene que esos dos jingles que serían para sólo dos
publicidades, se terminaron empleando en más de 80
spots, utilizando indebidamente su voz.
En virtud de eso reclama daño material por incumpli-
miento contractual (a razón de $5000 por cada spot publi-
citario en el que fuera usado el jingle por ella grabado –57
en total lo que arroja la suma de $285.000–), daño moral
de autor (por haberse superpuesto a su voz la de otra can-
tante) y por daño moral (por el uso indebido de su voz con
fines comerciales sin su autorización en 57 publicidades).
A fs. 90/98 contesta demanda la accionada DDB Ar-
gentina S.A. dando su versión de los hechos y oponiendo
excepción de falta de legitimación pasiva.
A fs. 118/123 se presenta C. V. por derecho propio y en
representación de ANG Comunicaciones Musicales S.A.
contesta demanda.
Por último, a fs. 151/165 se presenta Telefónica de Ar-
gentina S.A. contestando demanda y oponiendo también
excepción de falta de legitimación pasiva.
II. Los agravios
Se queja la parte actora por el rechazo de la extensión
de responsabilidad respecto codemandadas DDB y Te-
lefónica de Argentina S.A. Sostiene que yerra el primer
juzgador al resolver el caso en base a la responsabilidad
contractual derivada de la cadena de contrataciones exis-
tente entre las codemandadas, cuando lo que se endilgó
a Telefónica fue responsabilidad extracontractual por ser
dueña de las publicidades y por haberse enriquecido ilí-
citamente por el uso indebido de la voz de C. Señala que
este reclamo patrimonial debe hacerse extensivo a toda la
cadena de subcontratantes en virtud de lo dispuesto por el
art. 30 de la Ley de Contrato de Trabajo. Luego insiste en
que no se puede condenar a ANG por solo $10.000 por las
2 grabaciones contratadas originalmente, las que nunca
fueron abonadas, sino también por el uso en 57 publicida-
des nuevas que no fueran objeto de contratación.
Resalta que la indemnidad entre las codemandadas le es
inoponible, las contradicciones que manifiesta existen en la
sentencia, señala que no queda claro el concepto en que se
ordena el pago de $40.000 por daño moral de autor cuando
lo que se reclamó fue por las 4 publicidades en las que se
superpuso la voz de la cantante A. a las grabaciones de la
actora, solicitando se eleve el rubro a la suma de $50.000.
A su turno, la accionada condenada se queja por la res-
ponsabilidad atribuida a su parte y por el monto otorgado
para resarcir todos los conceptos.

Critica la extensión de la sentencia de primera instancia
indicando que en realidad son pocas las consideraciones
concretas sobre el caso traído a juzgamiento, señala que
no se hizo un uso múltiple o distinto de la voz de la actora,
sino únicamente para la campaña publicitaria del producto
Speedy, que no correspondía abonar sino elusivamente por
los 2 jingles grabados por la actora sin importar la cantidad
de spots publicitarios o variaciones se hicieran y se queja de
la imposición de las costas a su parte derivadas del rechazo
de la acción contra las otras codemandadas, las que entien-
de debieron ser impuestas a la actora vencida en virtud del
principio de la derrota, o, en su caso, en el orden causado.
III. La solución
En primer lugar, debo señalar que conforme he sosteni-
do reiteradamente, no me encuentro obligada a analizar to-
das y cada una de las argumentaciones de las partes, sino
tan sólo aquéllas que sean conducentes y posean relevan-
cia para decidir el caso (CSJN, Fallos: 258:304; 262:222;
265:301; 272:225, etc.).
Asimismo, en sentido análogo, tampoco es obligación
del juzgador ponderar todas las pruebas agregadas, sino
aquellas que estime apropiadas para resolver el mismo
(CSJN, Fallos: 274:113; 280:320; 144:611).
IV. Sobre el particular es dable señalar que el art. 56 de
la ley 11.723 establece que “El intérprete de una obra lite-
raria o musical, tiene el derecho de exigir una retribución
por su interpretación difundida o retransmitida mediante
la radiotelefonía, la televisión, o bien grabada o impresa
sobre disco, película, cinta, hilo o cualquier otra substan-
cia o cuerpo apto para la reproducción sonora o visual.
No llegándose a un acuerdo, el monto de la retribución
quedará establecido en juicio sumario por la autoridad ju-
dicial competente.
El intérprete de una obra literaria o musical está facul-
tado para oponerse a la divulgación de su interpretación,
cuando la reproducción de la misma sea hecha en forma
tal que pueda producir grave e injusto perjuicio a sus inte-
reses artísticos.
Si la ejecución ha sido hecha por un coro o una or-
questa, este derecho de oposición corresponde al director
del coro o de la orquesta. Sin perjuicio del derecho de
propiedad perteneciente al autor, una obra ejecutada o re-
presentada en un teatro o en una sala pública, puede ser
difundida o retransmitida mediante la radiotelefonía o la
televisión, con el solo consentimiento del empresario or-
ganizador del espectáculo”.
Ahora bien, no puedo soslayar la dificultosa tarea que
como juez me ha tocado enfrentar al tratar de dilucidar
con claridad cuál es el reclamo que la parte actora vuelca
en su libelo inicial y que pareciera modificar en su escrito
de expresión de agravios en el cual hace mención a hechos
y normativa que no han sido invocados, a mi entender, en
su presentación primigenia.
En este punto cabe afirmar que a esta Cámara le está
vedado tratar cuestiones que no han sido propuestas al pri-
mer juzgador porque se violaría el principio de congruen-
cia (disposiciones citadas y arts. 271 y 277 del CPCC).
Cuando un expediente llega a la Cámara para resolver
un recurso de apelación, adquiere la plenitud de la jurisdic-
ción y ocupa desde entonces la misma posición que tenía el
juez de grado; le corresponden así idénticos deberes y dere-
chos que al juez de la primera instancia (CSJN, 02-11-95,
in re “Miguel c. Estado Nacional [Poder Ejecutivo Nacio-
nal]”; ídem, íd., “Sandler, Héctor Raúl c. Estado Nacional”,
Rep. E. D., 30-1072, Nº 21). Sin embargo, estas facultades
jurisdiccionales no son absolutas y encuentran su límite en
el principio de defensa en juicio (art. 18 de la CN) y demás
garantías consagradas en nuestra Constitución.
Pero las facultades de los Tribunales de Apelación sufren
una doble limitación: la que resulta de la relación procesal
–demanda y contestación– y la que el apelante haya que-
rido imponerle en el recurso. En lo que aquí interesa des-
taco que la primera limitación del Tribunal radica en que
no puede expedirse sobre puntos no propuestos al primer
juzgador porque debe respetar el principio de congruencia,
que en un pronunciamiento judicial remite a la necesidad
de verificar una correspondencia perfecta entre la acción
promovida y la sentencia que se dicta. Esta corresponden-
cia se desarrolla en una doble dirección: el juez debe pro-
nunciarse sobre todo lo que se pide y sólo sobre lo que se
pide, sin incurrir en omisiones o demasías decisorias.
Dicho en otros términos, no puede pecar por exceso, ni
por defecto, con relación a los hechos sometidos a su juz-
Buenos Aires, martes 18 de diciembre de 2018
gamiento (Eduardo Molina Quiroga, El denominado prin-
cipio de congruencia como límite a las facultades del juez,
L.L. 2004-B-953).
En el caso, nótese que la accionante introduce en sus
agravios cuestiones relativas a la responsabilidad de las
codemandadas que no fueron alegadas en su oportunidad,
por lo que no serán tratadas en esta instancia.
La parte actora reclamó: daño material por incumpli-
miento contractual (a razón de $5000 por cada spot publi-
citario en el que fuera usado el jingle por ella grabado –57
en total lo que arroja la suma de $285.000–), daño moral
de autor (por haberse superpuesto a su voz la de otra can-
tante) y por daño moral (por el uso indebido de su voz con
fines comerciales sin su autorización en 57 publicidades).
Ella misma enumera a fs. 52 y vta. los spots o comer-
ciales en los cuales se incluyó, según sus dichos su voz:
fueron 57:53 publicidades más las 4 en las que se superpo-
ne su voz, por las que se reclama $5000 por cada una por
incumplimiento contractual y por las mismas 57 reclama
$57.000 daño moral por su uso indebido y de esas 57, por
las 4 en las que se superpone su voz reclama $40.000 por
“daño moral de autor”.
Pareciera que más que superposición de voz hubiera
superposición de reclamos.
Veamos: No está discutido que la codemandada Tele-
fónica de Argentina S.A. quiso hacer una “campaña pu-
blicitaria” para promocionar su producto “Speedy”. Para
llevar adelante esa “campaña” contrató los servicios de
una agencia de publicidad que fue la accionada DDB Ar-
gentina S.A. la cual quiso utilizar en esa “campaña” 2 jin-
gles cuya realización a su vez encomendó a la otra code-
mandada y aquí condenada ANG.
Para cantar esos jingles, utilizando la música estableci-
da, ANG contrató a la Sra. C. aquí actora.
Es decir que solamente entre C. y ANG se celebró un
contrato, siendo las dos restantes codemandadas ajenas al
mismo, circunstancia que tampoco está desconocida.
Ahora bien, dado que se trababa de una “campaña”,
en la que insisto, todas las partes están contestes, es decir
una actividad que se realiza por un período de tiempo pa-
ra conseguir un fin determinado –en el caso publicitar un
producto como Speedy– (el Consejo Publicitario Argenti-
no nos ilustra acerca de su significado a fs. 447), no puede
ninguna de ellas, incluyendo la actora pecar de ingenuidad
y pensar que los 2 jingles que grabó sólo iban a ser utili-
zados en únicamente 2 spots. Adviértase que la misma ac-
tora reconoce haber sido contratada por la misma empresa
para realizar diferentes y variados jingles en distintas pu-
blicidades comerciales, es decir, ya tenía experiencia en
este tema. La factura que ella acompaña con su demanda
hace referencia a honorarios por jingle para “Tafirol Mu-
jer” pero en ningún momento se menciona que fuera para
solamente un spot publicitario.
Las cartas documento que acompaña –en las que tam-
bién menciona otras propagandas Nestlé, Pumper, Baggio,
etc.– refieren a la deuda por “spots” cuando en realidad
se la contrató no para hacer una o más publicidades sino
para cantar 2 jingles que serían utilizados en dichos spots
publicitarios a lo largo de la campaña de Speedy.
En tal sentido, la testigo S. ofrecida por la actora, seña-
la (fs. 247/248) que una vez grabado –sea en la productora
o en estudio propio– un boceto, acordado el pago por el
mismo y un viático, de acuerdo a si la pieza sale al aire
y atendiendo en cuántos medios y lugares, si es en todos
los medios, en un solo país, el tiempo de duración en el
aire, la duración de la pieza, si va a tener o no reducciones,
si va a tener piezas extra, se acuerda el honorario con el
productor, es decir, el caché con un mínimo estipulado, en
su caso por SADEM. Si la publicidad se mantiene en el
tiempo, se vuelven a abonar, así si duran más de un año.
En el mismo sentido depone la testigo V., en su declara-
ción de fs. 250/251. También lo hace el testigo M. jefe de
producción de DDB, quien sostiene que la campaña publi-
citaria fue de 4 o 5 años (cfr. fs. 275/278) y en referencia a
la retribución de un cantante señala que se arregla con ca-
da proveedor, y agrega que una campaña consta de al me-
nos tres comerciales de un mismo producto con una misma
banda. Así lo señala asimismo en su declaración a fs. 278
y vta. Ídem declara C. (fs. 299/301) y V. (fs. 303/304).
Todos son contestes en señalar que si la publicidad se
mantiene en el tiempo, se vuelve a negociar entre intérpre-
te y productor el honorario por el nuevo período.
La Cámara Argentina de Anunciantes a fs. 407 también
informa que las condiciones en que se realizan las graba-
5
NOVEDADES 2018
COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL
Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Sebastián Barocelli
CONSUMIDORES
HIPERVULNERABLES
El Derecho
2018
407 páginas
ISBN 978-987-3790-78-2
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ciones de covers para uso publicitario se establecen libre-
mente entre las partes intervinientes, coincidiendo con lo
declarado por los testigos mencionados precedentemente.
En síntesis: La demandante no ha probado que la con-
tratación verbal llevada a cabo exclusivamente con ANG
Comunicaciones Musicales S.A., tal como ella misma lo
relata en su escrito inicial, haya sido exclusivamente para
emplear esos dos jingles en sólo dos spots publicitarios.
Por el contrario, ella misma habla de “campaña”.
También reconoce que quien la contrató fue ANG. No
lo hizo ni TASA ni DDB.
La informalidad con la que se celebra este tipo de con-
trato, de la que tanto hacen mérito las partes como la sen-
tencia de grado y testigos que han depuesto en estos autos,
beneficia y perjudica a ambas partes por igual.
Por otro lado, ninguna duda cabe que ANG no le abonó
suma alguna por esos dos jingles, por lo que a este respec-
to existe un claro incumplimiento contractual, y en esos
términos y con el alcance que más adelante se determina-
rá, esta demandada habrá de responder.
Por ende y no existiendo por parte de TASA ni DDB
incumplimiento contractual alguno y no habiendo acredita-
do ningún vínculo entre estas codemandadas y la actora, y
atendiendo a que no ha habido por parte de éstas uso inde-
bido de la voz de la accionante, pues, insisto, sólo por parte
de la productora ANG, quien la contratara, existe falta de
cumplimiento de la prestación a su cargo, es que el pronun-
ciamiento atacado en lo que al acogimiento de las defensa
de falta de legitimación se refiere, debe ser confirmado.
En cuanto a la determinación de la indemnización por
incumplimiento contractual, el perito en sonido a fs. 433
de su informe señala que las publicidades referenciadas en
el punto 4.4 del escrito de demanda corresponden a la voz
de la Sra. C.
Si bien esta pericia fue impugnada por las demandadas
ANG y TASA a fs. 455 y 458 respectivamente, estos cues-
tionamientos han sido contestados satisfactoriamente por
el experto a fs. 466/7.
Esta campaña para TASA de acuerdo a ese listado, lo
que surge de las declaraciones testimoniales y el inter-
cambio epistolar entre las partes habría comenzado en la
segunda mitad del año 2012 y finalizado en el 2015.
De las pruebas informativas obrantes a fs. 307 –Creativos
Argentinos de Música Publicitaria– surge que para la fecha
de la contratación de la actora, los valores por la interpreta-
ción vocal de un jingle publicitario rondaban desde los $800
a los $1500 dependiendo del destino de la pieza publicitaria,
si era radio solamente o se pautaban todos los medios.
A fs. 308/310 obra el oficio contestado por el Sindicato
Argentino de Músicos (SADEM), del que emergen las tari-
fas del mercado publicitario para junio de 2011 y ss., sien-
do que para intérprete vocal de un jingle publicitario para
todos los medios rondaba en los $2925, correspondiendo el
mentado salario a una duración anual (ver fs. 310).
Pese a no estar reconocidas, no puedo dejar de tener
en consideración las facturas acompañadas por ANG y
emitidas por la cantante A. a fs. 104, 105 y 115, como
asimismo la acompañada por la actora a fs. 13 y por es-
ta codemandada a fs. 355, y pertenecientes a honorarios
facturados por C., por otra interpretación, como asimismo
la práctica ya referenciada en cuanto a la manera de fijar
dichos emolumentos.
Es por ello que atendiendo a estas circunstancias, por
los dos jingles interpretados por la actora, reproduci-
 6 Buenos Aires, martes 18 de diciembre de 2018
dos durante el lapso mencionado y en distintos medios,
considero prudente elevar el monto fijado en la senten-
cia de grado a la suma de diecisiete mil quinientos pesos
($17.500) en concepto de incumplimiento contractual.
En cuanto al reclamo efectuado por daño moral por la
superposición de la voz de otra cantante en cuatro spots
publicitarios, no se ha acreditado tal circunstancia de ma-
nera alguna, dado que el perito en sonido a fs. 433 mani-
fiesta no haber podido efectuar esta comprobación.
Adviértase que la demandada reconoce que ante la opo-
sición de la actora a que se siguiera repitiendo la publi-
cidad con su voz, contrató a A. en su reemplazo pero no
habla de superposición de voces, sino de sustitución.
No cabe sino más que desestimar la indemnización pre-
tendida, modificándose en este sentido la sentencia apelada.
En cuanto al rubro daño moral por uso indebido de su
voz con fines comerciales sin su autorización en 57 publi-
cidades, el art. 522 del CCiv. aplicable al caso, señala que
en los casos de indemnización por responsabilidad con-
tractual el juez podrá condenar al responsable a la repa-
ración del agravio moral que hubiere causado de acuerdo
con la índole del hecho generador de la responsabilidad y
circunstancias del caso.
El resarcimiento que corresponde por daño moral está
destinado a reparar al individuo cuando se lesionan sen-
timientos o afecciones legítimas como persona, es decir
cuando se le ocasionan perjuicios que se traducen en pa-
decimientos físicos, o cuando de una manera u otra se ha
perturbado su tranquilidad y el ritmo normal de su vida.
Se ha decidido en distintos pronunciamientos de esta
Cámara que, es tarea delicada la cuantificación de este
concepto pues no se puede pretender dar un equivalente y
reponer las cosas a su estado anterior, como en principio
debe hacerse de acuerdo al artículo 1083 del Código Civil.
El dinero no cumple una función valorativa exacta, el
dolor no puede medirse o tasarse, sino que se trata sola-
mente de dar algunos medios de satisfacción, que no es
igual a la equivalencia. La dificultad en calcular dolores no
impide apreciarlos en su intensidad y grado por lo que cabe
sostener que es posible justipreciar la satisfacción que pro-
cede para resarcir dentro de lo humanamente posible, las
angustias, inquietudes, miedos, dolor físico, padecimientos
propios de las curaciones y malestares subsistentes.
El hecho generador de la responsabilidad es el incumpli-
miento, y lo decisivo no es la gravedad del mismo sino la
de los intereses que lesiona o su repercusión subjetiva en el
acreedor. En el caso, la falta de pago en término a la actora
de los honorarios que se le debían por la grabación de los
dos jingles utilizados en la campaña publicitaria de TASA,
y su repetición a lo largo del tiempo que duró la misma, no
cabe duda deben haberle infringido una lesión a sus senti-
mientos y por lo tanto considero justa y equitativa la indem-
nización otorgada por el juez de grado, por lo que propicio
su confirmación y el rechazo de las quejas al respecto.
Con respecto al agravio vertido por la demandada ANG
en relación a las costas que en su totalidad, incluidas las
correspondientes a la participación de las otras dos coac-
cionadas le han sido impuestas en primera instancia, por
los mismos fundamentos invocados por el “a quo” a lo que
debe sumarse la responsabilidad asumida en la misiva con
firma certificada agregada a fs. 82/3, el mismo debe ser
desestimado, proponiéndose la confirmación de la senten-
cia de grado en lo que a este aspecto se refiere.
V. Costas
En atención a la forma en que se propone resolver, las
costas de esta instancia se imponen a la demandada ANG
Comunicaciones Municipales S.A. vencida sustancialmen-
te (art. 68 CPCCN).
VI. Conclusión
Por todo ello, si mis distinguidas colegas compartieran
mi opinión, propicio al Acuerdo: 1) Admitir parcialmente
las quejas vertidas por la accionante y elevar la indemniza-
ción concedidas en concepto de daño por incumplimiento
contractual a la suma de diecisiete mil quinientos pesos
($17.500); 2) Modificar la sentencia desestimando la in-
demnización concedida en concepto de daño moral de au-
tor; 3) Confirmar la sentencia en todo lo demás que fuera
materia de apelación y agravio; 4) Imponer las costas de
esta instancia a la accionada vencida (art. 68 del CPCCN);
5) Diferir la regulación de los honorarios de los profesio-
nales intervinientes, hasta tanto sean fijados en la instancia
anterior.
Así mi voto.
La Dra. Beatriz A. Verón y Marta del Rosario Mattera
adhieren al voto precedente.
Y Vistos:
Lo deliberado y conclusiones establecidas en el Acuer-
do precedentemente transcripto el Tribunal resuelve:
I) Admitir parcialmente las quejas vertidas por la accio-
nante y elevar la indemnización concedida en concepto de
daño por incumplimiento contractual a la suma de dieci-
siete mil quinientos pesos ($17.500).
II) Modificar la sentencia desestimando la indemniza-
ción concedida en concepto de daño moral de autor.
III) Confirmar lo demás decidido en la sentencia que
fuera materia de apelación y agravio.
IV) Imponer las costas de esta instancia a la accionada
vencida.
V) Diferir la regulación de los honorarios de los profe-
sionales intervinientes, hasta tanto sean fijados en la ins-
tancia anterior.
VI) Regístrese, notifíquese y comuníquese a la Direc-
ción de Comunicación Pública de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación (Acordada Nº 15/13 art. 4º) y opor-
tunamente devuélvase. – Patricia Barbieri. – Beatriz A.
Verón. – Marta del Rosario Mattera.
Contratos:
Rescisión incausada: legitimidad; requisitos;
preaviso; plazo; determinación. Daños y
Perjuicios: Indemnización: base cuantitati-
va; incumplimiento contractual; silencio; inter-
pretación.
1 – Al no haberse pactado un período de duración determina-
do del contrato, ambas partes tienen la facultad de disponer
unilateralmente la ruptura del vínculo, pero para que en este
supuesto de rescisión incausada la conducta del rescindente
pueda ser encuadrada dentro de los deberes impuestos por la
lealtad y la buena fe (art. 1198, cód. civil) se requiere: (i) que
la voluntad rescisoria se manifieste en términos claros y expre-
sos y se comunique por un medio fehaciente; (ii) que sea tem-
pestiva, es decir que se realice con una antelación suficiente
para facilitar al cocontratante la adopción de los medios nece-
sarios para superar los efectos de la desvinculación, debiendo
el preaviso –a falta de pacto– determinarse fundamentalmen-
te por las características particulares de cada contrato (por
ejemplo, existencia o no de exclusividad, relaciones laborales,
contratos de locación, etc.); y (iii) debe efectuarse sin dolo.
2 – El plazo de preaviso, así, debe ser coherente con la natu-
raleza y particulares circunstancias de la relación, de ma-
nera que permita a la parte débil del distracto solucionar
los inconvenientes que normalmente origina la cesación del
vínculo, ya que no solo debe apuntarse a la amortización de
las inversiones y la eventual obtención de ganancias, sino que
en una relación estable debe concederse un plazo razonable
tendiente a compensar el lucro cesante por las legítimas ex-
pectativas que por el adecuado desarrollo de la relación abri-
garan al cocontratante. Sin embargo, aunque al rescindirse el
contrato debe posibilitarse –mediante el otorgamiento de un
plazo apropiado– que la contraparte se adecue a las nuevas
circunstancias, no parece correcto tampoco que aquel deba
extenderse durante un tiempo excesivo.
3 – Dado el carácter estable que presentó el vínculo habido
entre las partes, para hacerlo cesar incausadamente, la ac-
cionada, que fue quien decidió ponerle fin, debió conceder
un plazo razonable de preaviso a su contrario, con el objeto
de no destruir las expectativas generadas por la estabilidad
de la relación, y dar al perjudicado la posibilidad de reor-
ganizar su actividad; plazo para cuya fijación se debió tener
en cuenta la vigencia anterior del contrato –20 años– y la
necesidad de tiempo para evitar daños al cocontratante que
no decidió la rescisión. Ahora bien, dado que en la especie
el actor no posee una organización empresaria que deba ser
reconducida, no se denunció que tuviera personal a su cargo
que tuviera que despedir por la finalización del contrato, ni
tampoco la existencia de inversiones que haya realizado con
motivo de dicho acuerdo, cabe considerar que un lapso de
6 meses en total, incluyendo el mes que efectivamente fue
concedido por el accionado, resulta suficiente para que el
accionante pueda realizar sus previsiones y organizarse con
independencia del accionar de la demandada.
4 – En punto a la base cuantitativa de la determinación de la
indemnización por preaviso no corresponde –en principio–
tomar como base la ganancia promedio de los últimos años,
sino solo la del último período; ello, por cuanto, si la finali-
dad del preaviso es posibilitar reacomodar la actividad a la
nueva situación de cesación del contrato, el resarcimiento
deberá fijarse atendiendo a los últimos ingresos, ya que, de
haberse concedido el plazo, este hubiera correspondido al
último tramo de la relación y, por tanto, es razonable que las
ganancias se encuentren vinculadas con las últimas obteni-
das y no con las lejanas, aunque correspondan a tiempos de
mayor bonanza.
5 – Si bien es cierto que el silencio guardado frente a un deter-
minado incumplimiento contractual no debe interpretarse co-
mo una expresión de conformidad con aquel o la renuncia al
derecho a reclamar la reparación de los perjuicios que dicho
hipotético incumplimiento pudo ocasionar, no lo es menos
que la exigencia del supuesto cumplimiento no se debe for-
mular en forma sorpresiva o abusiva. Por lo cual, en el caso,
no corresponde hacer lugar al reclamo del actor por el pago
de las comisiones relativas a la presentación de cierto pro-
ducto del laboratorio accionado, pues la pasividad demos-
trada por el accionante durante más de una década respecto
al modo en que se liquidaban las regalías correspondientes
a las ventas de dichos productos resulta esclarecedora en
punto a que las partes del contrato no contemplaron que se
reconocieran nuevas comisiones por los distintos derivados
que, a lo largo del tiempo en que duró la relación, fueron
lanzados al mercado. R.C.
59.994 – CNCom., sala B, septiembre 6-2018. – A., P. c. Laborato-
rio Domínguez S.A. s/ordinario.
En Buenos Aires, a los 6 días del mes de septiembre del
año 2018, reunidas las Señoras Jueces de Cámara en la Sa-
la de Acuerdo, fueron traídos para conocer los autos cara-
tulados: “A., P. contra Laboratorio Domínguez S.A. sobre
ordinario” (Expte. Nº 22515/2015) en los que al practicar-
se la desinsaculación que ordena el art. 268 del Código
Procesal, resultó que debía votarse en el siguiente orden:
Vocalía Nº 4, la Nº 6 y la Nº 5. Dado que la Nº 5 se halla
actualmente vacante, intervendrán las Doctoras Matilde E.
Ballerini y María L. Gómez Alonso de Díaz Cordero.
Estudiada la causa la Cámara planteó la siguiente cues-
tión a resolver:
¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada?
La Señora Juez de Cámara Dra. Matilde E. Ballerini dijo:
I. A fs. 55/72 el Sr. P. A. promovió demanda contra La-
boratorios Domínguez S.A. reclamando que se la condene
al pago de dos millones trece mil quinientos treinta y un
pesos con 84/100 ($2.013.531,84) con más sus intereses y
costas por los daños y perjuicios que alegó haber padecido
como consecuencia de la rescisión intempestiva del conve-
nio de asesoramiento que lo uniera con la defendida desde
el mes de julio de 1993.
A dicho importe, solicitó se añadieran las comisiones
nunca liquidadas por el laboratorio correspondiente a los
distintos productos derivados del Barex (ver fs. 69 vta.).
A fs. 83/92 vta. la defendida contestó la demanda y so-
licitó su rechazo con costas.
En sustancia, señaló que la finalización del vínculo se
produjo por justa causa, por cuanto el actor incumplió su
obligación de proponer nuevos productos.
Adujo que tampoco resultó sorpresiva ya que las nego-
ciaciones se prolongaron durante 1 año, antes de comuni-
car efectivamente su decisión de rescindir el contrato.
Finalmente, consideró que el plazo de preaviso de 30
días otorgado resultaba ajustado a derecho. Para justificar
su postura, explicó que, en la medida que el accionante
no tenía una estructura empresarial que reacomodar, ni
indemnizaciones laborales que soportar o inversiones que
recuperar, la relación que vinculó a los justiciables no po-
día ser asimilada a supuestos de ruptura de contratos de
distribución o concesión.
En orden a las restantes consideraciones fácticas que
rodearon al trámite de la causa, siendo que se encuentran
debidamente relatadas en el pronunciamiento recurrido,
allí me remito a fin de evitar estériles reiteraciones.
II. La sentencia dictada a fs. 531/538 vta. admitió par-
cialmente la demanda y condenó a Laboratorios Domín-
guez S.A. a abonar al Sr. P. A. la suma que resulte de mul-
tiplicar por tres el último mes de regalías pagada por cada
fármaco incorporado al convenio celebrado entre las par-
 Buenos Aires, martes 18 de diciembre de 2018 7

tes. Al importe resultante mandó a adicionar los intereses Desde esta perspectiva y luego de una atenta lectura del El plazo de preaviso así debe ser coherente con la natu-
calculados desde el 09/01/2014. convenio que uniera a los justiciables y sobre cuyos térmi- raleza y particulares circunstancias de la relación, de ma-
En punto a las costas, las distribuyó en el orden causado. nos no existen discrepancias, advierto que no se estable- nera que permita a la parte débil del distracto solucionar
Para así resolver, la Sra. Juez a quo destacó que las par- ció una cantidad mínima de sugerencias que el accionante los inconvenientes que normalmente origina la cesación
tes reconocieron la existencia de la relación, así como su debía formular o siquiera que éstas debían efectuarse con del vínculo (CNCom., esta Sala, in re “Domorgas S.A.C.I.
duración y finalización. cierto período de tiempo. c/ AGIP Gas S.A.”, del 10/08/1989; ídem, in re “Ediciones
Puntualizó que, con su accionar, ambas partes consin- De allí que, aun cuando se tuviera por cierto que desde Arani S.R.L. c/ Nop S.R.L. s/ordinario” del 24/07/1989;
tieron el modo en que se desarrolló el vínculo, donde a pe- el 2005 no se efectuó ninguna propuesta nueva, no puede ídem, in re “Navum vda. de Álvarez Dora Amelia y otras
sar de los numerosos años transcurridos no se formularon derivarse de ello la existencia de un incumplimiento. c/ Embotelladora Argentina S.A.I.C. s/ ordinario” del
reclamos hasta el momento en que se decidió renegociar Es más, de los términos del acuerdo, bien podría decir- 30/12/1988; entre muchos otros).
los términos del acuerdo. se que con los productos que oportunamente el Dr. A. pro- Como principio general, a mayor plazo de vigencia del
De este modo, concluyó que no podía admitirse la cau- puso, que fueron aceptados y lanzados por el laboratorio contrato corresponderá un plazo mayor de preaviso, ya
sal invocada por el laboratorio, quien consintió pacífica- demandado (Barex, Fosfo-Dom, etc.), éste ya cumplió sus que no sólo debe apuntarse a la amortización de las inver-
mente durante más de 8 años el pago de regalías sin que el obligaciones, quedando pendiente sólo la contraprestación siones y la eventual obtención de ganancias sino que en
actor formulara propuestas de nuevos productos. prometida por la defendida y que consistía en –como dije–
Por idénticas razones, consideró que el accionante tam- una “regalía” a calcular sobre el total de ventas del fárma-
co de que se trate. EDICTOS
poco podía reclamar comisiones por las variaciones del
Barex ni del Citro-Mag, pues durante más de 10 años no En todo caso, si efectuaba algún nuevo aporte, ello sólo CITACIONES 03/02/1964 en Barranca, Repúbli-
El Juzgado de Primera Instancia en ca del Perú, ha solicitado la decla-
formuló reclamo alguno por su falta de reconocimiento. redundaría en la existencia de nuevas comisiones a deven- lo Civil Nº 100, sito en Av. De los ración de la ciudadanía argentina.
garse a su favor. Cualquier persona que tuviere cono-
Indicó que en los contratos donde no se pactó una fecha Inmigrantes Nº 1950, Piso 4, de
cimiento de algún acontecimiento que
Capital Federal, en autos “Suceso-
de finalización, cualquiera de las partes tiene derecho a En esta perspectiva, no puede hablarse de un enrique- res de Gómez Héctor c/ ZELAYA DE pudiere obstar a dicha concesión,
deberá hacer saber su oposición fun-
rescindirlo, pero debe preavisar su decisión a fin de no cimiento sin causa a favor del demandante, pues la retri- SAAVEDRA, Damasa s/ prescripción
dada al Juzgado. El presente se publi-
adquisitiva”, Expte. 74.402/04, cita
perjudicar a su contraparte. bución que éste percibía era consecuencia de los medica- y emplaza a los herederos de María ca a los efectos del Art. 11 de la ley
346. Publíquese por dos días dentro
En este sentido, valorando el plazo concedido por la de- mentos ya lanzados al mercado y no por la mera posibili- Damasa de Oliveira Cesar, Luis Ma-
de un plazo de quince días. Buenos
ría Cornelio de Oliveira Cesar y Saa-
mandada y que el Dr. A. no tenía una empresa en marcha dad de proponer otros nuevos. vedra, Rafael Luis de Oliveira, María Aires, 10 de diciembre de 2018.
Marta Eduarda de Oliveira, Rosa Ma- Carlos G. Mallo, sec. fed.
que reacomodar a la nueva situación, estableció el plazo En consecuencia, se aprecia que la causa invocada por ría de Oliveira Cesar, a sus herede- I. 18-12-18. V. 19-12-18 211
de preaviso en el término de tres meses extras, debiendo la demandada para procurar justificar la ruptura del con- ros y de todo aquél que se crea con
VARIOS
derecho respecto del inmueble sito en
el laboratorio abonar las comisiones devengadas por los trato no puede ser válidamente admitida, de allí que –tal Plaza 4268/70 entre Ruiz Huidobro LLAMAWAY S.A.
medicamentos anexados en el contrato. como decidiera la anterior sentenciante– no cabe más que y Besares CABA, para contestar –en Por escritura pública Nº 282 del
el plazo de quince días, Ia demanda 18/10/2018, Bruno Fabián MI-
En orden a las costas, siendo que la demanda sólo se concluir que el vínculo fue finalizado de forma incausada. iniciada por prescripción adquisitiva CELI, DNI 33.741.098, Madero
admitía en forma parcial, las impuso en el orden causado. Ergo, como se adelantó, el agravio será rechazado. por Héctor Gómez conforme arts. 1070, Vicente López, Pcia. de Bs.
355, 356 y cc del CPCC, bajo aper- As.; Pedro Esteban GRIÑEVICH, DNI
cibimiento de designarse al Defensor 33.665.181, Azcuénaga 1240, piso
III. Contra dicho decisorio se alzaron ambas partes. V. En virtud de lo resuelto en el apartado anterior, y Oficial para que los represente en jui- 6º “B”, Vicente López, Pcia. de Bs.
Los incontestados agravios del accionante obran a fs. conforme el esquema de trabajo esbozado previamente, cio. Publíquese por dos días. Buenos As.; Juan Manuel GIRALDEZ, DNI
Aires, 22 de noviembre de 2018. 31.695.001, María José Paz 1377,
549/566. procederé al análisis de las quejas vertidas por ambas par- Osvaldo G. Carpintero, sec. Florida, Pcia. de Bs. As.; Fernan-
tes relativas al plazo de preaviso reconocido y las pautas do José TIRELLI, DNI 26.769.516,
Por su parte la demandada fundó su recurso con la pieza I. 17-12-18. V. 18-12-18 205
Concejal Magdalena 730, Haedo,
de fs. 568/571, que mereciera la respuesta de fs. 573/583 vta. establecidas para su cómputo. CIUDADANÍA Morón, Pcia. de Bs. As.; Mercedes
No obstante y con carácter previo, en la medida que el El Juzgado Nacional de Primera Ins- CASINI, DNI 34.602.485, Las He-
Las críticas del Sr. A. refieren –en definitiva– al plazo tancia en lo Civil y Comercial Federal ras 1956, Villa Maipú, Pcia. de Bs.
de preaviso establecido, el monto indemnizatorio concedi- accionante fundó sus críticas en el articulado del Código nº 7, a cargo del Dr. Javier Pico Te- As.; Alejandro Raúl GARCÍA, DNI
31.824.131, Espora 1173, Dúplex
do y la forma en que se impusieron las costas. Civil y Comercial de la Nación, es preciso advertir –al rrero, Secretaría nº 13, a mi cargo,
4, Ramos Mejía, Pcia. de Bs. As.; Se-
sito en Libertad 731, 6º piso de Ia
Por su lado, las quejas de Laboratorio Domínguez S.A. igual que lo hizo la anterior sentenciante– que en atención Capital Federal, comunica que el Sr. bastián MACHADO MALBRÁN, DNI
27.011.038, Av. Del Libertador 828,
transitan, en sustancia, por los siguientes carriles: i) que se a que los hechos aquí ventilados tuvieron lugar con ante- LUIS ANDRES PERERA AREVALO con
piso 13 A, CABA; Roque Leandro AR-
DNI 92.569.256, nacido el 15 de
rioridad a la entrada en vigencia de ese cuerpo normativo, GAÑARAZ, DNI 32.321.476, 25 de
hubiera admitido que su parte rescindió sin causa el con- julio de 1968 en Montevideo, Mon-
Mayo 867, dpto 2, Ciudadela, Pcia.
la materia debe ser resuelta conforme las previsiones del tevideo, Uruguay, ha solicitado Ia de-
trato; ii) el plazo de preaviso fijado; y iii) la distribución claración de la ciudadanía argentina. de Bs. As.; y Diego Alejandro VILLA-
Código Civil (Ley 340 y sus modificaciones). Cualquier persona que tuviere conoci- NUEVA ARCILA, DNI 95.032.132,
de costas en el orden causado. miento de algún acontecimiento que Godoy Cruz 2957, piso 2º I” CA-
El art. 7 del CCCN dispone que desde su entrada en vi- pudiere obstar a dicha concesión,
BA; y Florencia CASTELLANO, DNI
IV. A fin de obtener una mayor claridad expositiva, ana- gencia las leyes deben ser aplicadas de forma inmediata a deberá hacer saber su oposición fun-
33.248.362, Arenales 2258, Flori-
da, Pcia. de Bs. As., resolvieron por
lizaré en primer lugar el agravio de la demandada referido dada al Juzgado. El presente se publi-
las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas ca a los efectos del Art. 11 de la ley
unanimidad cancelar registración por
a la rescisión del contrato que uniera a los justiciables. inactividad de Llamaway S.A. con se-
existentes, sin que se admita su retroactividad, salvo dis- 346. Publíquese por dos días dentro de social en Juana Manso 1181 piso
A continuación, en atención a que –si bien con sentidos de un plazo de quince días. Buenos 5 dpto 503, CABA. Declararon en
posición en contrario. En razón de ello, analizar las quejas Aires, 7 de diciembre de 2018. Fer- carácter de juramento: a) inscripción
opuestos– las partes cuestionaron la indemnización fijada a la luz del nuevo Código Civil y Comercial importaría la nando G. Galati, sec. fed. de Ia Sociedad IGJ Nº 18476, libro
en la anterior instancia, procederé con su estudio en forma violación del principio de irretroactividad que regula esa I. 17-12-18. V. 18-12-18 208 81 de Sociedades por Acciones; b)
que desde Ia fecha de su inscripción
conjunta. norma, alterándose los efectos de las relaciones jurídicas Juz. Civ. y Com. Federal Nº 1 Sec.
registral Ia Sociedad se mantuvo inin-
Nº 2 de la Cap. Fed. Hace saber
Finalmente, avanzaré sobre los agravios relativos al terrumpidamente sin efectuar ningún
ya constituidas y con efectos producidos con anterioridad que ZADAXIS ESPINOSA PORTILLO
otro trámite registral sin presentar es-
modo en que fueron impuestas las costas. de nacionalidad cubana DNI Nº
a la entrada en vigencia de la nueva normativa (conf. CN- 94.726.574 solicitó la concesión de tados contables, sin cumplir con ins-
cripción y/o presentación de ninguna
Pues bien, de acuerdo al esquema de trabajo trazado, Com., esta Sala, in re “Fontanella de Gandini, Lydia Edith la CARTA DE CIUDADANIA ARGEN- especie a los fines de ningún régimen
TINA. Se deja constancia que deberá
destacaré que las partes no han controvertido la existen- Josefina y Otros c/ Moline, Renato Jorge y Otro s/ Ordina- publicarse por dos días en El Dere-
tributario o de contribuciones a Ia se-
guridad social y sin, en general, invo-
cia del contrato que los uniera y que en copia luce a fs. rio” del 11/08/2016, entre muchos otros). cho. Buenos Aires, 28 de noviembre car y/o hacer valer las estipulaciones
de 2018. Mercedes Maquieira, sec.
7/11, tampoco hay dudas respecto a que el 09/12/2013 la Ahora bien, sabido es que al no haberse pactado un perío- del contrato social a ningún efecto,
I. 17-12-18. V. 18-12-18 209 ni efectuar presentaciones de ningún
demandada comunicó al actor su decisión de poner fin al do de duración determinado del contrato, las partes poseen el Juzgado Nacional de 1ra. Instancia tipo a las que puedan atribuirse tales
vínculo a partir del 09/01/2014. alcances; d) que Ia Sociedad no rea-
derecho de rescindirlo libremente –sin causa y en cualquier en lo Civil Nº 20, Secretaría única
lizó operación alguna desde su ins-
a mi cargo, sito en Talcahuano 550,
Ahora bien, como expresé, en sus críticas Laboratorios momento– porque no puede imponérseles la continuación 6º piso de CABA, cita y emplaza por cripción a Ia fecha; e) que los apor-
tes efectuados fueron efectivamente
Domínguez S.A. insiste en que el contrato fue finalizado indefinida de la relación comercial que mantenían por el treinta dias a herederos y acreedores
restituidos; f) que Ia Sociedad no es
de JUAN JOSE SAMARRA, a efectos
por justa causa. Explicó que el actor incumplió sus obliga- simple hecho del transcurso del tiempo. Es decir, ambas par- de hacer valer sus derechos. Publí- titular de bienes registrables; y g) que
no pesa contra Ia Sociedad ni contra
ciones, ya que desde el año 2005 que no proponía nuevos tes tienen la facultad de disponer unilateralmente la ruptura quese por tres días en el diario El De-
sus socios, por su condición de tales,
recho. Buenos Aires, 20 de noviem-
productos para su lanzamiento tornando la relación en un del vínculo (conf. CNCom. esta Sala, in re “Conti, Carlos ninguna acción judicial a Ia fecha.
bre de 2018. Juan Carlos Pasini, sec. Asimismo, todos los socios asumieron
contrato sin contraprestación alguna a favor de su parte, Omar c/ Nobleza Piccardo S.A.I.C. y F.” del 17/08/2007). I. 18-12-18. V. 19-12-18 213 expresamente responsabilidad ilimita-
situación que –reputó– podía configurar incluso un enri- da y solidaria –con renuncia de invo-
En este supuesto –rescisión incausada–, para encuadrar Juz. Civ. y Com. Federal Nº 1 Sec.
car el régimen de responsabilidad y
Nº 2 de la Cap. Fed. Hace saber que
quecimiento sin causa de parte del accionante. la conducta del rescindente dentro de los deberes impues- CAREN PAOLA RODRIGUEZ RANGEL en su caso el beneficio de excusión
correspondiente al tipo social adop-
Adelanto que el agravio no será admitido. tos por la lealtad y la buena fe (art. 1198, Cód. Civil) se de nacionalidad Colombiana DNI Nº
tado, por las eventuales obligaciones
94.280.307 solicitó Ia concesión de
De acuerdo a los términos del convenio suscripto por requiere: (i) que la voluntad rescisoria se manifieste en Ia CARTA DE CIUDADANIA ARGEN- que pudieren haber sido contraídas
TINA. Se deja constancia que deberá por cualquiera de aquellos, aún en
las partes, el Dr. A. tenía a su cargo proponer y/o desarro- términos claros y expresos y se comunique por un medio publicarse por dos días en El Dere- violación al régimen de administra-
llar formulaciones de productos farmacéuticos para que la fehaciente; (ii) que sea tempestiva, es decir que se realice cho. Buenos Aires, 10 de diciembre ción y representación establecidos
de 2018. Mercedes Maquieira, sec. legal y/o contractualmente; y desig-
demandada evalúe su posibilidad de registro y comerciali- con una antelación suficiente para facilitar al cocontratan- naron al socio Alejandro Raúl GAR-
I. 18-12-18. V. 19-12-18 210 CÍA a cargo de Ia conservación de
zación (ver cláusula 1 a fs. 7). te la adopción de los medios necesarios para superar los Ia constancia de cancelación registral
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
Como contraprestación, en caso que se lanzara algún efectos de la desvinculación; el preaviso –a falta de pacto– tancia en lo Civil y Comercial Federal emitida por Ia IGJ por el término pre-
visto por el artículo 328 del CCCN.
producto de aquéllos sugeridos por el actor, la demandada se determina fundamentalmente por las características par- Nº 7, a cargo del Dr. Javier Pico Te-
Autorizado según instrumento público
rrero, Secretaría nº 14, a mi cargo,
reconocía a su favor una comisión basada en un porcentaje ticulares de cada contrato (por ejemplo, existencia o no de sito en Libertad 731, 6º piso de la Esc. Nº 282 de fecha 18/10/2018
CABA, comunica que la Sra. IRENE Reg. Nº 2069 LUCIA LOPEZ LAXA-
relacionado directamente con la cantidad de ventas de di- exclusividad, relaciones laborales, contratos de locación, MARLENI PICHILINGUE VARGAS, GUE - Tº: 117 Fº: 34 C.P.A.C.F.
cho producto (ver cláusula 5 a fs. 7). etc.); y, (iii) debe efectuarse sin dolo. con D.N.I. Nº 93697802, nacida el I. 17-12-18. V. 18-12-18 206

Interior: Bahía Blanca: Notas Jurídicas: Tel. (0291) 4527524 / La Plata: Tel. (011) 4349-0200, int. 1181 / Mar del Plata: Jorge Rabini Tel./Fax (0223) 4893109 / Córdoba: Alveroni Libros Jurídicos (0351) 4217842
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Noreste: Jorge Thea Tel. (011) 1564660335 / Patagonia: Nelson Ramírez Tel. (011) 1564629553

D i a r i o d e D o c t r i n a
una relación estable debe concederse un plazo razonable
tendiente a compensar el lucro cesante por las legítimas
expectativas que por el adecuado desarrollo de la relación
abrigaran al cocontratante.
Sin embargo, aunque al rescindirse el contrato de-
be posibilitarse –mediante el otorgamiento de un plazo
apropiado– que la contraparte se adecue a las nuevas cir-
cunstancias, no parece correcto tampoco que deba exten-
derse durante un tiempo excesivo (conf. CNCom. esta Sa-
la, in re “Godicer S.A. c. Cervecería y Maltería Quilmes
S.A.I.C.A. y G.” del 10/06/2004).
Bajo tales parámetros, recuerdo que no hay controver-
sia en punto a que el laboratorio concedió un mes de prea-
viso al accionante y que en la anterior instancia se resolvió
que el mismo debió ser de 4 meses en total.
El actor insiste con que, en atención a la larga duración del
vínculo (20 años), el plazo no debía ser inferior a 20 meses.
Por su parte, la accionada entendió que al haberse fina-
lizado el contrato con justa causa era innecesario otorgar
preaviso y –subsidiariamente– juzgó que el mes concedido
era adecuado.
En torno a la causal de rescisión, siendo que ya fue de-
cidido que ésta resultó incausada, no caben dudas –a la luz
de lo expuesto– que resultaba necesaria la concesión de un
plazo de preaviso adecuado a las condiciones y particulari-
dades del contrato que uniera a los justiciables.
Dado el carácter estable que presentó el vínculo, para
hacerlo cesar incausadamente, quien decidió ponerle fin,
debió conceder un plazo razonable de preaviso a su con-
trario, con el objeto de no destruir las expectativas genera-
das por la estabilidad de la relación, y dar al perjudicado la
posibilidad de reorganizar su actividad.
Ahora bien, en la fijación de este plazo, dos tiempos
se interrelacionan: por un lado se encuentra el correspon-
diente a la vigencia anterior de la relación y por el otro el
que resulte necesario para evitar daños al cocontratante
que no decidió la rescisión y que es justamente aquel que
nos es preciso encontrar.
En este sentido, sólo por mencionar algunos ejemplos,
podemos citar antecedentes en los que se concedió un pla-
zo de nueve meses sin relacionarlo con el plazo de vigen-
cia de la relación (CNCom., Sala C, in re “Curlari S.R.L.
c/ Agip Gas S.A. s/ ordinario”, del 13/04/1989), otros en
los cuales se otorgó un plazo de ocho meses de preaviso
para un contrato de varios años de duración (conf. CN-
Com. esta Sala, in re “Conti, Carlos Omar c/ Nobleza Pic-
cardo S.A.I.C. y F.” del 17/08/2007) o de un año en uno de
más de veinte años de duración (esta Sala in re “Godicer
S.A. c/ Cervecería y Maltería Quilmes S.A.I.C.A. y G.”
del 10/06/2004).
En la especie, estimo determinante que –tal como ex-
presó la anterior sentenciante y no fuera eficazmente criti-
cado– el actor no posee una organización empresaria que
deba ser reconducida.
No se denunció que –por ejemplo– tuviera personal a
su cargo que tuviera que despedir por la finalización del
contrato, ni tampoco la existencia de inversiones que haya
realizado con motivo de dicho acuerdo o que tuviera que
soportar el pago de un alquiler de un local donde realizara
las investigaciones que luego proponía a la demandada.
Consecuentemente, tomando en consideración tales
circunstancias y las pautas valorativas destacadas en los
pronunciamientos citados, juzgo que el término fijado en
la anterior instancia debe ampliarse a 6 meses en total (in-
cluyendo el mes que efectivamente fue concedido por el
laboratorio). Dicho lapso, entiendo, resulta suficiente para
que el accionante pueda realizar sus previsiones y orga-
nizarse con independencia del accionar de la demandada.
VI. Por otra parte, en punto a la base cuantitativa de la
determinación de la indemnización por preaviso; en virtud
del principio de economía procesal, a fin de evitar mayores
dilaciones en el trámite de la causa y en la medida que fue
puntualmente cuestionada la indemnización establecida en
la anterior instancia, estimo que este Tribunal se encuentra
habilitado para proceder con su establecimiento definitivo.
Buenos Aires, martes 18 de diciembre de 2018
y J u r i s p r u d e n c i a
Para ello, no corresponde –en principio– tomar como
base la ganancia promedio de los últimos años, sino sólo
la del último período. Lo anterior por cuanto, si la finali-
dad del preaviso es posibilitar reacomodar la actividad a la
nueva situación de cesación del contrato, la indemnización
deberá fijarse atendiendo a los últimos ingresos, ya que de
haberse concedido el plazo, éste hubiera correspondido al
último tramo de la relación y por tanto es razonable que
las ganancias se encuentren vinculadas a las últimas obte-
nidas, y no a las lejanas aunque correspondan a tiempos de
mayor bonanza.
En este sentido, habiendo la perito contadora designada
en autos, informado las comisiones percibidas durante el
último período de vigencia de la relación, cabe estarse a
dicho importe a fin de precisar la indemnización corres-
pondiente.
En efecto, del informe pericial contable (inimpugnado
en este extremo) se aprecia que las “regalías” percibidas
durante el último cuatrimestre de relación ascienden –en
promedio– a la suma de $41.235 por mes (ver respuesta
al pto. vii propuesto por el actor, a fs. 488). Por ende, la
indemnización debida en concepto de preaviso debe es-
tablecerse en la suma de $206.175, con más los intereses
reconocidos en la anterior instancia.
Importe que resulta de multiplicar las regalías perci-
bidas por los cinco meses de preaviso que, conforme lo
resuelto en este pronunciamiento, debió el laboratorio de-
mandado otorgarle al accionante.
VII. Llegado a este punto del análisis de los agravios de
los apelantes, estimo de utilidad señalar que –a pesar de
haber sido desestimado en la anterior instancia– el actor
nada dijo en sus quejas respecto a las comisiones preten-
didas por los medicamentos Citro-Mag y Lactas, de modo
que nada cabe decidir a su respecto en esta instancia.
De igual modo, y por idénticos motivos, tampoco se
analizará lo oportunamente reclamado a fs. 69 vta. del es-
crito de promoción de demanda en concepto de “regalías
pendientes de liquidación (enero 2014 a junio 2015)”.
Ahora bien, efectuadas las consideraciones que ante-
ceden, me abocaré al estudio de la queja pronunciada por
el accionante relativa a la falta de reconocimiento de las
comisiones correspondientes a las distintas presentaciones
del medicamento Barex.
Sostiene que el hecho que no lo hubiera reclamado con
anterioridad no podía ser interpretado como una renuncia
a su derecho a percibirlas.
Indica que, tratándose de derivados del mismo producto
–con idéntica forma– no era necesario incorporarlo a los
anexos del contrato para que se reconociera su comisión.
Es correcto que, como principio general, el silencio
guardado frente a un determinado incumplimiento no debe
interpretarse como una expresión de conformidad con el
mismo o la renuncia al derecho a reclamar la reparación
de los perjuicios que dicho hipotético incumplimiento pu-
do ocasionar.
Pues, la circunstancia que uno de los contratantes even-
tualmente opte por no ejercer su prerrogativa a reclamar
cierto incumplimiento, no implica per se que se encuentre
inhabilitado para demandarlo con posterioridad. En todo
caso, lo que habrá que analizar es si al momento en que
decide exigir su cumplimiento, no lo haga de manera sor-
presiva o abusiva, de manera que no se perjudique innece-
sariamente a la otra parte.
Repárese en que una interpretación contraria a la aquí
propiciada, podría conducir a que los sujetos de un con-
trato –a fin de no perder hipotéticos derechos que éste
les otorga– deban intimar bajo apercibimiento de resci-
sión ante todos y cada uno de los incumplimientos en que
eventualmente incurriera su contraparte, aun frente a aqué-
llos que correspondan a obligaciones no esenciales.
No obstante, las particularidades que exhibe el presen-
te, me persuaden que el reclamo intentado no puede pro-
gresar. Es que, como se puntualizó, hay que analizar si en
el caso puntual, al exigirse el supuesto cumplimiento, éste
no debe formularse en forma sorpresiva o abusiva.
Nº 14.554 AÑO LVI
Primer Director: Jorge S. Fornieles (1961 - 1978)
Propietario Universitas S.R.L. Cuit 30-50015162-1
Av. Alicia Moreau de Justo 1400 - PB, Contrafrente - Depto.
de Ediciones de la UCA, editoriales EDUCA y El Derecho
Redacción y Administración:
Tel. / Fax: 4371-2004 - (011) 4349-0200, int. 1181
e-mail: elderecho@elderecho.com.ar • www.elderecho.com.ar
En esta orientación, recuérdese que en forma continua-
da la jurisprudencia de esta Sala sostiene que los hechos
de las partes, anteriores y subsiguientes a la celebración
del negocio jurídico que tienen relación con lo que se dis-
cute, constituyen una interpretación auténtica del contra-
to (conf. CNCom. esta sala in re, “Gráfica Editora Pri-
mor c/ Gibelli, N.” del 26/10/1988; ídem, in re, “Horacio
D’Annunzio y Asoc. Publicidad S.A. c/ Partido Justicia-
lista de la Prov. de Bs. As.” del 25/03/1996; ídem, in re,
“Moreno Antonio José c/ Oleaginosa Moreno Hnos. S.A.
y otro s/ ordinario” del 10/10/2006, entre tantos otros).
Y bajo tales parámetros, tal como puntualizó la anterior
sentenciante, no es un dato menor que el primer reclamo
referido a las supuestas comisiones adeudadas se produjo
durante la renegociación de los términos del acuerdo y
transcurrido más de una década del lanzamiento de los
productos en cuestión.
Por ello, juzgo que la pasividad demostrada durante
más de una década respecto al modo en que se liquidaban
las regalías correspondientes a las ventas del Barex, resul-
ta esclarecedora en punto a que las partes del contrato no
contemplaron que se reconocieran nuevas comisiones por
los distintos derivados que a lo largo del tiempo en que
duró la relación fueron lanzados al mercado.
Por ello, se rechaza el agravio.
VIII. Por último, ambas partes cuestionaron que las costas
de la anterior instancia fueron impuestas en el orden causado.
Estimo que, por aplicación del principio genérico de la
derrota objetiva, los gastos causídicos de ambas instancias
deben ser a cargo exclusivo de la defendida. Sin perjuicio
de ello, se aclara expresamente que las costas que soporta-
rán se calcularán sobre el monto de condena.
El hecho de que algún pedido indemnizatorio no fuese
admitido no obsta a dicha conclusión, toda vez que, en los
reclamos por daños y perjuicios –como se da el caso en
el sub lite–, las costas deben imponerse a la parte que con
su proceder dio motivo al pedido resarcitorio, de acuerdo
con una apreciación global de la controversia y con inde-
pendencia que las reclamaciones del perjudicado hayan
progresado parcialmente, sin que quepa sujetarse en esta
materia a rigurosos cálculos aritméticos (conf. CNCom.
esta Sala, in re “Enrique R. Zenni y Cía. S.A. c/ Madefor
S.R.L. y otro s/ ordinario” del 14/02/1991; ídem, in re “Pé-
rez, Esther Encarnación c/ Empresa Ciudad de San Fer-
nando S.A. y otro s/ sumario” del 02/02/1999, entre otros).
Como corolario de todo lo expuesto, si mi criterio es
compartido, propongo al Acuerdo: i) rechazar el recurso de
fs. 541; ii) admitir parcialmente la apelación de fs. 539 y
iii) en consecuencia, confirmar en lo principal que decide
la sentencia pronunciada a fs. 531/538 vta., modificándola
exclusivamente respecto del importe de condena, el cual
se eleva a doscientos seis mil ciento setenta y cinco pesos
($206.175) con más sus intereses reconocidos y las costas
que se imponen en ambas instancias a cargo de la demanda-
da. Ello, respecto del monto por el que prospera la acción.
Así voto.
Por análogas razones, la Dra. María L. Gómez Alonso
de Díaz Cordero adhiere a las conclusiones del voto que
antecede.
Y Vistos:
Por los fundamentos del acuerdo que precede, se re-
suelve: i) rechazar el recurso de fs. 541; ii) admitir parcial-
mente la apelación de fs. 539 y iii) en consecuencia, con-
firmar en lo principal que decide la sentencia pronunciada
a fs. 531/538 vta., modificándola exclusivamente respec-
to del importe de condena, el cual se eleva a doscientos
seis mil ciento setenta y cinco pesos ($206.175) con más
sus intereses reconocidos y las costas que se imponen en
ambas instancias a cargo de la demandada. Ello, respecto
del monto por el que prospera la acción. Oportunamente,
cúmplase con la publicación a la Dirección de Comunica-
ción Pública de la CSJN, según lo dispuesto en el art. 4 de
la Acordada Nº 15/13 CSJN. – Matilde E. Ballerini. – Ma-
ría L. Gómez Alonso de Díaz Cordero (Sec.: Ruth Ovadia).