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La muerte filosóficamente se define como “el cese permanente de todas las funciones

vitales”. En la rama de la medicina esta es definida como el cese irreversible en las


funciones de todas las estructuras neurológicas intracraneales, teniendo en cuenta que el
encéfalo como un todo es el responsable de la función del organismo”.
El encéfalo es la masa nerviosa contenida dentro del cráneo el cual consta de tres partes
más luminosas, entre estas: el cerebro encargado de controlar y regular el funcionamiento
de los demás centros nerviosos, también en él se reciben las sensaciones y se elaboran
las respuestas conscientes a dichas situaciones; por otro lado, el cerebelo es el centro
coordinador de los movimientos: Coordina los movimientos de los músculos al caminar y
realizar otras actividades motoras. Por último, se encuentra el bulbo raquídeo quien regula
funcionamiento del corazón, respiración, tos, deglución, vómitos, vasodilatación,
masticación, estornudo… Por eso una lesión en el bulbo produce la muerte instantánea por
paro cardiorrespiratorio irreversible.
Teniendo en cuenta el decreto 1172 de 1989, creado en Colombia quien describe pautas
medicolegales sobre la muerte encefálica y la donación de órganos, explica dos formas de
llegar al diagnóstico clínico de muerte; por el criterio cardiopulmonar o clásico y por el
criterio encefálico aún en presencia de un funcionamiento cardiovascular y ventilatorio
artificial, los cuales trabajan entre si ya que el cese irreversible de uno genera el cese de la
actividad producida por él otro. En el caso de a ver un fallo cardiopulmonar de inmediato se
produce la muerte cerebral ya que se da perdida del oxigeno el cual es necesario para que
las células del cuerpo, continúen con su labor a nivel del organismo, así mismo si se
produce muerte cerebral, se pierden las señales nerviosas que envía el cerebro hacia los
diferentes órganos para que continúen con su actividad.
Las personas con muerte cerebral presentan pérdida de todos los reflejos del Tallo Cerebral
entre estos, el reflejo pupilar, la decorticación, falta de respuesta al movimiento de la cabeza
y a la irrigación de los oídos, reflejo nauseoso y carinal, reflejo vasopresor y respiratorio y
ausencia de respuesta, ya sea consciente o refleja, a estímulos externos de cualquier tipo,
teniendo en cuenta que los reflejos espinales, viscerosomáticos y visceroviscerales no
necesariamente deben estar ausentes. Estos reflejos y algunos movimientos también
reflejos (espinales) se han descrito en pacientes con muerte encefálica y pueden
presentarse sin que esto excluya el diagnóstico.
Jahi mcmath se encontraba conecta a un respirador mecánico el cual permitía la
introducción de oxígeno en los pulmones generando la circulación pulmonar por la cual el
corazón seguía latiendo artificialmente ya que no recibía señales nerviosas provenientes
del cerebro, cabe mencionar que el mantenimiento por medios artificiales de la función
cardiovascular y ventilatoria se reduce al funcionamiento de los subsistemas
independientes por la cual se determina que el funcionamiento del organismo se ha
perdido.

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