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Papeles del Psicólogo

ISSN: 0214-7823
papeles@correo.cop.es
Consejo General de Colegios Oficiales de
Psicólogos
España

Palop Botella, Mercedes


Mujer y drogas
Papeles del Psicólogo, núm. 75, 2000, pp. 53-55
Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos
Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=77807509

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Papeles del Psicólogo, 2000. nº 75, pp. 53-55 A Fondo

MUJER Y DROGAS
Mercedes Palop Botella
Centro de Atención Integral a Drogodependientes de Alcorcón (Madrid)

En este artículo se analizan algunas de las peculiaridades que muestran las mujeres en las drogodependencias a partir del análisis
de la identidad de género tradicional y su crisis. Se plantean algunas reflexiones sobre la dependencia afectiva, la prostitución, los
abusos sexuales, el placer y la incorporación social de las mujeres toxicómanas. A partir de estas reflexiones se realizan algunas
propuestas terapéuticas.

In this article, some of the peculiarities shown by women in drug addiction are analysed, starting with the analysis of the identity of the
traditional female gender. Some reflection about affective dependence,prostitution,sexual abuse, pleasure and social incorporation of
drug addicted women are put forward. Several therapeutical proposal are formulated stemming from these reflections.
a proporción de mujeres drogodependientes ha sido mujeres y hombres, ya que se han atribuido por “natura-

L hasta la actualidad significativamente menor que la


de hombres. Tal vez desde este dato podamos enten-
der, que no justificar, el por qué se ha dedicado tan po-
leza” condiciones aprendidas culturalmente. La identi-
dad de género de cada persona se conforma a través de
la experiencia vital, pero también a través de la concep-
ca atención al estudio sobre la especificidad de las ción cultural de género que mantiene la sociedad en la
adicciones en las mujeres. La falta de estudios desarro- que está inmersa.
llados sobre las mujeres y el consumo de sustancias, ha ¿Cuáles son las características que han definido en
conducido a que los que trabajan en este campo, den nuestra cultura la identidad del género femenina?
por hecho que la toxicomanía era básicamente un pro- Marcela Lagarde (1994) propone algunas:
blema de hombres y a que se desatiendan las necesida- 1. Maternización: Se ha considerado que la mujer, por
des de las mujeres tanto en el campo del tratamiento ser mujer, establece como núcleo central de su iden-
como en el de la investigación (Ettorre, 1994). tidad la maternidad o el deseo de cuidado de los
Es necesario un análisis de las peculiaridades y necesi- otros. Las mujeres, asumiendo el ideal sociocultural
dades femeninas en la toxicomanía, y para ello es nece- de la feminidad como maternidad, tienden a mater-
sario partir de una pregunta ¿Son diferentes las nizar sus roles y funciones. De esta manera priori-
adicciones y dependencias de las mujeres?. El alto nivel zan las necesidades de los otros por encima de las
de prescripción de benzodiacepinas recetadas a mujeres suyas, quedando a la espera de que otros atiendan
(Burin, 1990) , las relaciones mantenidas durante años sus necesidades afectivas y materiales. Quedando
con hombres maltratadores, las madres confundidas o pendientes o dependientes del afecto de los otros
fundidas a sus hijos toxicómanos, o los trastornos de la 2. Inhibición sexual: El cuerpo de la mujer sólo adquie-
alimentación de nuestras adolescentes probablemente re relieve en la medida en que está ligado a la re-
hablan de las diferencias existentes. producción, y en la medida en que éste proporciona
En cualquier caso entender la peculiaridad de la toxi- placer a otros. La mujer tradicional no aparece co-
comanía de las mujeres supone reflexionar con deteni- mo dueña de su cuerpo ni legitimada para una se-
miento sobre la identidad femenina. xualidad desvinculada de la reproducción. Se
promueve un olvido del propio placer.
SEXO Y GÉNERO 3. El espacio privado: Mientras que el ámbito público
Los conceptos de sexo y género han sido confundidos en se ha considerado el espacio propio del hombre, a
muchos ámbitos. Sin embargo no es lo mismo el conjun- la mujer se le ha relegado al espacio privado del ho-
to de características corporales que diferencia hombres y gar, donde el trabajo doméstico no se cambia por
mujeres (sexo) , que todas las atribuciones sociales, cul- dinero y donde están quienes necesitan ser cuida-
turales, psicológicas, económicas y jurídicas que se asig- dos: niñ@s, ancian@s, enferm@s
nan a los hombres y mujeres diferencialmente. Mientras 4. Tiempo de la espera: Culturalmente se ha atribuido
que las características sexuales son una construcción na- a los hombres el tiempo de la acción, del presente y
tural y biológica, las peculiaridades de cada género son a la mujer el tiempo de la espera. Esperar que lle-
aprendidas e históricas. La confusión entre ambos con- guen los otros, esperar que cambien las condiciones,
ceptos ha sido fuente de estereotipos y limitaciones para esperar ser cuidadas...
5. Subordinación: Tradicionalmente las mujeres no han
Correspondencia: Mercedes Palop Botella. Paseo de los Jesuitas, accedido a los espacios de poder y toma de decisio-
16-1º A. 28011 Madrid. España. E-Mail: mpalop@nexo.es nes. Se ha considerado perteneciente a los hombres
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la capacidad de decidir, controlar, juzgar e incluso consumo o sufrido recaídas a partir de la relación
perdonar a los otros. Así se ha reflejado y se refleja afectiva establecida con hombres toxicómanos (Me-
aún en la estructura social. Las mujeres están sub-re- neses,1997). Los deseos de vincularse mas estrecha-
presentadas en puestos de poder. mente, de ayudarles a salir, o de destruirse con ellos
Este modelo de identidad femenina tradicional ha sido son precipitantes que actúan en las mujeres diferen-
ampliamente cuestionado. La necesidad de los avances cialmente, desde la dependencia afectiva en la que
en las condiciones de igualdad ha sido asumida en el han sido educadas.
ámbito político y popular. Sin embargo sería ingenuo - Es significativamente alto el porcentaje de mujeres
creer que está definitivamente asumida y reelaborada drogodependientes que han sufrido abusos sexuales,
una nueva identidad de género. (Kandall, 1996; Briere y Runtz, 1988; Singer, Bussey,
Como decíamos anteriormente, la identidad de géne- Song, Lunghofer, 1995). Según plantea Orte (1998) ,
ro se va forjando a través de la experiencia vital, de la drogadicción podría ejercer de antecedente o de
las circunstancias sociales y de la concepción cultural consecuente de la historia de abuso o violencia se-
que se tiene sobre lo que es ser mujer u hombre en un xual. El abuso de sustancias podría ser un anteceden-
momento histórico concreto. Indudablemente los avan- te, podría facilitar la implicación de adolescentes en
ces sociales en el ámbito de la igualdad han sido muy conductas de alto riesgo, menor capacidad para dis-
significativos en los últimos años. Los cambios habidos criminar señales de peligro y peores condiciones pa-
en diferentes ámbitos (laboral, legislativo, formativo... ) ra afrontar con éxito un nuevo intento de violencia
, han facilitado una evolución en la identidad de géne- sexual, teniendo en cuenta la situación de debilidad
ro colectivo. Sin embargo, es sabido por todos que los personal y relacional creada a partir de una situa-
cambios internos no son fáciles. Asumir una nueva ción de abuso sexual inicial. A su vez los abusos se-
identidad de género tanto colectivamente como a nivel xuales podrían favorecer la adicción a sustancias,
individual es un proceso lento, progresivo y lleno de bien por la identificación con grupos marginales a
vaivenes. Las nuevas formas de ser mujer, diferentes a partir del estigma, bien como mecanismo de enfren-
los modelos maternos, pueden traer sensaciones de cul- tamiento a ese suceso estresante. Por otra parte, son
pa y traición o la necesidad de compensar. La crisis y muy llamativos los estudios de Copeland (1992) so-
el cambio son fuente de confusión, contradicciones y bre los índices de retención en el tratamiento de las
dolor. La crisis de identidad de género puede aportar mujeres drogodependientes. Aquéllas que han sufri-
mucha luz para entender las toxicomanías de las muje- do abusos. Aumentan mucho su vinculación al proce-
res. Mujeres a medio camino entre la nueva identidad so terapeútico cuando los centros de tratamiento son
y la tradicional. especializados para mujeres.
- La búsqueda del placer parece devolver una respues-
LAS ADICCIONES EN LAS MUJERES ta paradójica a través de las toxicomanías (Ettorre,
A partir del anterior análisis podemos plantearnos algu- 1996). Desde la identidad de género tradicional el
nas reflexiones en torno a las mujeres y las adicciones: placer femenino es un tabú y una prohibición para la
- La maternalización de los roles y funciones de la vida mujer “honesta”. En el avance hacia una nueva iden-
de la mujer, hace comprensible que la posición de las tidad y en un contexto de transición. y crisis de iden-
mujeres en las toxicomanías haya sido tradicionalmen- tidad es llamativo cómo la mujer toxicómana, obtiene
te la de las madres cuidadoras, codependientes de sus placer con las drogas pero a su vez recibe el castigo
hijos o parejas toxicómanas. No sabemos como influi- que depara la toxicomanía.
rán las nuevas concepciones de género, aunque los - Un gran número de mujeres drogodependientes tiene
datos disponibles en algunas sustancias como el taba- hijos. Los embarazos, más allá de la conducta de no
co y el alcohol son desalentadores. Tal vez las drogas prevención que suponen, podría responder a otras
ya no sean problema de los hombres y “ unas cuantas necesidades mas profundas de las mujeres: Necesi-
mujeres”. dad de valoración social, necesidad de identidad,
- Algunos rasgos de la identidad de género han podido necesidad de compensar a madres fusionadas por su
jugar un papel importante en la protección de las muje- alejamiento. En cualquier caso a menudo los hijos su-
res. Así, por ejemplo, el riesgo como valor tradicional- ponen una motivación para el tratamiento y una res-
mente masculino ha separado a muchas mujeres de ponsabilidad para la madre. Responsabilidad que la
toxicomanías mas arriesgadas, acercándolas a depen- desborda en el proceso terapéutico y a la que se le
dencias más aceptables como el consumo de benzodia- presta muy poco apoyo con los recursos disponibles
cepinas. S e hace necesario investigar sobre los factores y desde centros no especializados en la problemática
de protección o riesgo que actúan para las mujeres. de las mujeres.
- Muchas mujeres drogodependientes, han iniciado su - Los medios de financiación de las mujeres drogode-

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pendiente para obtener la sustancia, parecen ser me- Abordar las dificultades internas que puedan vivir al
nos dañinos para otros y más autolesivos (Meneses incorporarse al ámbito público
1997). Una muestra de ello es la prostitución. La es- Es fundamental el fomento de intereses más allá del mun-
piral de prostituirse para drogarse y drogarse para do doméstico: intereses laborales, culturales, económicos y
poder prostituirse parece dificultar la salida de situa- sociales. Ayudarlas a reconocer y valorar los logros ya
ciones marginales. Provocando mayor estigmatiza- obtenidos, fomentando un pensamiento crítico y activo
ción social. Existen muchos casos en los que formas
que le ayude a liberarse de las sensaciones de impotencia
de prostitución no son públicas. Las drogodependien-
para participar en lo público y a saber defender sus dere-
tes no salen a buscar clientes, pero en muchas oca-
siones, mantiene relaciones o contactos prostituidos, chos. Promover la no autolimitación en empleos o áreas
Estas relaciones ocultas provocan menos rechazo so- tradicionalmente masculinas.
cial ya que son más difícil de percibir pero permane-
ce el conflicto interno de la mujer que necesita Abordar dificultades relacionadas con la maternidad
reelaborar una identidad a salvo después de dichas La toma de decisiones responsable sobre la posibilidad
experiencias. de tener hijos, el reconocimiento del trabajo encubierto y
- En el proceso de incorporación social en la recupera- a menudo poco valorado de la crianza o el análisis de
ción de las toxicómanas, los proyectos laborales y de riesgos posibles en el ejercicio de su maternidad (margi-
formación son, a menudo muy poco ambiciosos y re- nación del padre, aislamiento, o apropiamiento de los
producen estereotipos de género. El trabajo doméstico hijos. ) , pueden ser cuestiones a abordar en el proceso
sumergido o directamente, el no trabajar fuera de casa
terapéutico de las mujeres toxicómanas
es a menudo el destino de muchas mujeres que salen
de las drogas. Las circunstancias sociales y las dificul-
tades en la incorporación laboral para empleos tradi- BIBILIOGRAFÍA
cionalmente masculinos limita sus posibilidades. Briere, J. y Runtz, m. (1988). Post sexual abuse trauma.
En G. E. Wyatt y G. J. Powell. Lasting effects of child
PROPUESTAS PSICOTERAPEÚTICAS abuse ( p. p.. 85-99) Newberry Park: Sage.
Es indudable que si la toxicomanía femenina presenta Burin,M. (1990). La tranqulidad recetada. Buenos Aires:
aspectos específicos, también el tratamiento debe reflejar Paidós.
su especificidad. Copeland, J. (1992). A comparison of predictors of tre-
Sería pues recomendable que en el proceso terapéutico atment drop-out of women seeking drug and alcohol
de las mujeres drogodependientes se abordaran esas treatment in a specialist women’s and two traditional
cuestiones que se les plantean diferencialmente por el mixed-sex trestment services. British Journal Addiction,
hecho de ser mujeres: 87 (6) , 883-890.
Ettorre, E. (1996). ¿Cuáles pueden ser las dependencias
Abordar dificultades en el área de la identidad femenina
de la mujer?. El consumo de substancias y la salud de
Sería positivo ayudar a las mujeres a reconocer otros
deseos diferentes del maternal, valorándolos como algo la mujer. En Wilkinson. S. y Kitzinger, C. Mujer y sa-
igualmente femenino, así como cuestionar y descubrir los lud, una perspectiva feminista (pp 97-114) Barcelona:
estereotipos de género que las limitan al intentar “obe- Paidós Contextos.
decerlos”. Asimismo sería positivo analizar las diferen- Kandall, S. R. (1996). Substance abuse and shadow.
cias con los modelos maternos femeninos y sus Women and addiction in the United States. Cambrig-
consecuencias, reconociendo nuevas formas de ser ma- de: Harvard University Press.
dres y de ser mujeres y recibiendo apoyo para ello. Lagarde, M. (1994). Género e identidades, metodología de
trabajo con mujeres. Quito: Servicios Editoriales Unicef.
Abordar la sexualidad Meneses, C. (1997). Mujer y heroína. Revista de Proyec-
Es necesario hacer un recorrido por los mandatos sexua- to Hombre 23,10-15.
les recibidos desde los estereotipos de género, ayudarlas
Orte, C. (1998). Sexualidad, Mujer y Drogodependen-
a reconocer y responsabilizarse de su propio deseo se-
cia. Revista de Proyecto Hombre, 26, 7-12.
xual y reelaborar una imagen positiva de sí mismas y su
sexualidad, dando espacio al propio placer. También Santamaría A. , Martínez-Toledano B. y Espinosa, M.
sería fundamental poder trabajar sobre la elección del (1988). La prostitución de las mujeres. Madrid: Institu-
compañero y el reconocimiento de relaciones abusivas y to de la Mujer.
destructivas tanto pasadas, como las que se puedan es- Singer, M. I. , Bussey J,Song L. Y. y Lunghofer L. (1995).
tar repitiendo en la actualidad, facilitando recaídas o si- The psychosocial issues of women serving time in jail.
tuaciones de violencia y malos tratos Social Work: 40 (1) , 103-113.

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