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El Alfarero; La Prueba; La Madurez Pt.

“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un


poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos
en diversas pruebas, 7para que sometida a prueba
vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque
perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza,
gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”.

1 Pedro 1:5

Aunque ya somos salvos, y nuevas criaturas en Cristo


Jesús; sin embargo todavía quedan en nuestro carácter
algunos hábitos que permanecen iguales que antes de
convertidos. Estos hábitos son los que nos impiden
madurar en Cristo. No es la familia, los hijos, los
hermanos de la fe; es nuestro propio “yo almático” el
obstáculo para madurar a la estatura del varón perfecto,
que es Cristo.

Dice Jeremías 18:1 “Palabra de Jehová que vino a


Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y
allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del
alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la
vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano;
y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor
hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh
casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en
la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh
casa de Israel.”

El primer paso hacia la madurez es entrar en la casa del


alfarero. Esta casa representa la presencia de Dios,
porque allí es que se puede oír la palabra de Dios. El
ministro debe descender a la presencia de Dios, porque
no se puede entrar subido o ascendido a la casa del
alfarero. Presencia de Dios y humildad son las dos
condiciones de un ministro que desea madurar.

En la casa (presencia de Dios) estaba el alfarero


(moldeador) que trabajaba sobre la rueda (disciplina) y la
vasija de barro (carácter). El echarla a perder y el hacerla
mejor indica el proceso de tratamiento que usa el
alfarero con las vasijas de nuestras vidas. Esta alegoría
nos enseña que Dios pretende disciplinar, demoler, trillar,
amasar y exterminar todo aquello que nos impida crecer.
Somos masa en las manos del alfarero. ¿Cuántas veces
necesitamos ser amasados? Las suficientes para alcanzar
madurez de carácter. Las dos obras del Espíritu Santo son:
Demoler la rudeza de nuestra personalidad y Barrer el
área de escombro que deja la demolición y comenzar a
construir un carácter nuevo y santo.

¿CÓMO MADURAR? La palabra madurar viene del griego


Teleios y significa “Uno que alcanza su cometido o fin,
algo que está siendo acabado, completado o
perfeccionado”. Dios es como el jardinero: usa las tijeras
para podar las ramas secas de nuestro carácter- es como
el alfarero que moldea y moldea hasta sacar de sus
manos una vasija nueva- es como el horno purificador de
metales preciosos. El deseo de Dios es hacernos madurar
¿Para qué?:

Hebreos 12:10 dice “Y aquéllos, ciertamente por pocos


días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste
para lo que nos es provechoso, para que participemos de
su santidad. La disciplina correctiva de Dios es la mano de
la santificación. La disciplina duele por un breve
momento, pero después da fruto apacible. ¿Qué es
madurez? Es carácter sólido. Dios se aprovecha de
cualquier circunstancia para hacernos madurar. Cada
situación le da a Dios la oportunidad de quebrantar
nuestra alma.

Filipenses 1:6 dice “estando persuadido de esto, que el


que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará
hasta el día de Jesucristo. La perfección de nuestro
carácter será hasta el día de Jesucristo. Hasta ese día
amasará, quebrantará, disciplinará.

Filipenses 1:10 nos habla del propósito de Dios, “para que


aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e
irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de
justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y
alabanza de Dios.” ¿Cuál es el plan de Dios usando todas
las circunstancias? Madurez. Dios quiere que estemos
llenos de fruto de justicia, que seamos para la alabanza
de su gloria. El plan es sacar de nosotros una vasija nueva,
según le parezca a él mejor hacerla. Dios nunca nos
condenará por nuestros fracasos; pero se vale de ellos
para corregirnos.

Hubo un hombre llamado José: que maduró a través de


las circunstancias adversas: Maduró cuando sus once
hermanos lo vendieron como esclavos a los cambistas
que subían a Egipto. Maduró cuando estuvo en la cárcel
por negarse a fornicar con la mujer de su amo Potifar. La
venta y la cárcel estaba en la carrera de José. Dios honró
a José sacándolo de la cárcel y haciéndolo gobernador
principal de Egipto. La gobernación estaba también en la
carrera de José. Se ve tan clara la madurez de José, que
cuando su padre y sus once hermanos estuvieron frente a
él, comprando alimento para subsistir; él los amó y los
ayudó. Génesis 50:19 dice “Y les respondió José: No
temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros
pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien,
para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a
mucho pueblo. Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os
sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y
les habló al corazón. Esto es madurez.

DIOS QUEBRANTA: El plan de Dios es enderezar lo


torcido, sanar lo herido y corregir lo descabellado. Dios
siempre encamina todo para nuestro bien. Puede ser que
en cierta área de tu vida ya entró en madurez, pero Dios
toma otra área y la perfecciona, la trata, la quebranta
para sacar lo mejor del trigo. Dios nos pone en la rueda
del alfarero y muele, muele y muele hasta perfeccionar.
Dios entreteje cada hecho, situación, persecución,
aflicción, problema y circunstancia para enseñarnos
lecciones de vida. Dios hace todas las cosas nos ayuden a
bien como dice Romanos 8:28. Algunos se enojan con
Dios porque pasan por luchas y breves circunstancias.
Ellos no entienden que Dios está moldeando,
quebrantando, tratando y perfeccionado su carácter.
¡Dios no produce mercancía defectuosa!. No existen
cristianos de segunda clase en el pensamiento de Dios.
Los próximos reyes del milenio son los moldeados por la
gracia de Dios en esta dispensación.

2 Timoteo 3:12 dice “Y también todos los que quieren


vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán
persecución.” El camino hacia la madurez es la
persecución: la carne persigue al espíritu para que el
espíritu tome el control de nuestra vida. La senda de la
santidad es la obediencia. Cristo aprendió obediencia
hasta la muerte y muerte de cruz, la aprendió porque
padeció. Romanos 8:35 dice “¿Quién nos separará del
amor de Cristo ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está
escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en
todas estas cosas somos más que vencedores por medio
de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni
la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni
potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo
profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar
del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Nada de estas cosas separan a un cristiano maduro del
amor de Dios. A los líderes débiles cualquier detalle de
estos los saca de la carrera y de la iglesia local porque su
carácter no es firme, fuerte y estable en el amor de Dios.

La gracia y el poder de Dios son las dos muletas que nos


ayudan a sostenernos en pie en medio de las pruebas de
la vida. En 1 Pedro 1:5 dice “que sois guardados por el
poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación
que está preparada para ser manifestada en el tiempo
postrero.” En 2 Corintios 12:9 dice “Y me ha dicho:
Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la
debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien
en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de
Cristo.”

DEFINIENDO LA PALABRA PRUEBA: Es del griego


Dokimazo y significa “someter a un examen, verificar un
producto, presionar para conocer las cualidades de una
cosa o persona”. Probar es producir el efecto que se
necesita. Los sinónimos de probar son: ensayar,
examinar, verificar, tantear, tratar, efectuar y evidenciar.
Veamos algunos ejemplos de probar. Génesis 22:1 dice
“Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a
Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí.”
Una versión de la Biblia dice “y sometió Dios a Abraham a
un examen. Dios le designó a Abraham que hiciera un
viaje a la tierra de Moriah. Le puso como tarea “tomar a
su hijo Isaac y ofrecerlo en holocausto sobre uno de los
montes señalados por Dios”. Dios no probó a Abraham
para tentarlo a matar a su hijo, sino que le designó una
misión donde Dios mismo le proveyó los medios para que
Abraham desarrollara su fe. ¿Lo logró? Si, Abraham fue
obediente hasta el sacrificio. ¿Cuál fue el propósito de
este examen de Dios? Convertir en Abraham en el Padre
de la fe.

El Alfarero; La Prueba; La Madurez Pt.2


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“Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y
lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio
estatutos y ordenanzas, y allí los probó.” Éxodo 15:25

La exégesis de la Biblia dice “Dios trajo a los israelitas a


circunstancias que pondrían a prueba su fe y obediencia a
sus estatutos. En Mara fue donde Dios les presentó las
condiciones para examinar la lealtad de ellos. Dios quería
en Mara verificar la obediencia de Israel. Dios es como un
profesor de clases: somete a prueba la capacidad de sus
alumnos.

Otro ejemplo lo leemos en Deuteronomio 8:2 “Y te


acordarás de todo el camino por donde te ha traído
Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para
afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu
corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.” La
exégesis dice: “estas disciplinas eran pruebas de Dios para
examinar la obediencia, como para castigarlos por sus
pecados. Dios condujo a Israel por el desierto 40 años
para probarlos y examinarlos para saber de ellos si
responderían a él o no. El bien que Dios quería era
introducirlos maduros a la tierra prometida en Canaán.
Salmo 7:9 dice “Fenezca ahora la maldad de los inicuos,
mas establece tú al justo; Porque el Dios justo prueba la
mente y el corazón.” La exégesis dice “Dios mira hasta lo
profundo del corazón del hombre y examina verificando
todas sus intenciones”. El significado de prueba aquí es
escrutar, tantear la mente y el corazón del hombre. Salmo
11:5 dice “Jehová prueba al justo; Pero al malo y al que
ama la violencia, su alma los aborrece.” La exégesis dice:
“Dios hace patente la integridad del justo y al examinar el
alma del impío la aborrece por sus obras. Los exámenes
de Dios son para mejorar nuestras vidas y la relación con
él.

Salmo 34:9 “Muchas son las aflicciones del justo, Pero de


todas ellas le librará Jehová.” Las aflicciones del justo son
para madurar. Hay una clara diferencia entre
“quebrantamiento y prueba”. El quebrantamiento es una
obra de Dios al interior del hombre y la prueba es una
obra circunstancial de la vida. ¿por qué tenemos
problemas? ¿Por qué me pasa esto a mí? Por dos razones:
Porque tu mismo provocas esa circunstancia soberbia.
Segundo, porque Dios quiere aplicar quebrantamiento
hacia el interior de tu soberbio corazón. Si tu cambias de
actitud, Dios cambia sus planes. Si continúas en tu
terquedad, Dios sigue terco contigo.

EL TRATAMIENTO DE MOAB: Jeremías 48:11 dice “Quieto


estuvo Moab desde su juventud, y sobre su sedimento ha
estado reposado, y no fue vaciado de vasija en vasija, ni
nunca estuvo en cautiverio; por tanto, quedó su sabor en
él, y su olor no se ha cambiado. Por eso vienen días, ha
dicho Jehová, en que yo le enviaré trasvasadores que le
trasvasarán; y vaciarán sus vasijas, y romperán sus
odres.” Moab no fue vaciado de vasija en vasija, su sabor
(soberbia) quedó en él y su olor no se ha cambiado.

Los moabitas eran descendientes de Lot (Génesis 19:36).


La frase estuvo quieto Moab desde su juventud indica
que era un hombre sin disciplina, sin quebrantamiento.
Nunca tuvo una prueba de la vida, nada le faltó, nada lo
afligió, nada le causó dolor ni pena. Nada hizo llorar a
Moab, nada le partió el corazón. Todo estuvo quieto,
nada se alteró en la vida de Moab. El V:29 dice “Hemos
oído la soberbia de Moab, que es muy soberbio,
arrogante, orgulloso, altivo y altanero de corazón. Desde
su juventud Moab fue soberbio a la cuarta potencia:
arrogante, orgulloso, altivo y altanero, por eso este
hombre necesita ser quebrantado, humillado, bajado a
tierra. El V:12 dice “Por eso vienen días, ha dicho Jehová,
en que yo le enviaré trasvasadores que le trasvasarán; y
vaciarán sus vasijas, y romperán sus odres. El V:16 dice
“Cercano está el quebrantamiento de Moab para venir, y
su mal se apresura mucho.” El V:18 afirma “Desciende de
la gloria, siéntate en tierra seca, moradora hija de Dibón;
porque el destruidor de Moab subió contra ti, destruyó
tus fortalezas.” El V:25 “Cortado es el poder de Moab, y
su brazo quebrantado, dice Jehová.” El V:26 dice
“Embriagadle, porque contra Jehová se engrandeció; y
revuélquese Moab sobre su vómito, y sea también él por
motivo de escarnio. El V:35 afirma “Y exterminaré de
Moab, dice Jehová, a quien sacrifique sobre los lugares
altos, y a quien ofrezca incienso a sus dioses.”

Observe las expresiones que hay en estos pasajes: Yo le


enviaré trasvasadores que le trasvasarán; el destruidor de
Moab subió contra ti; cortado es el poder de Moab;
revuélquese Moab sobre su vómito; y exterminaré de
Moab. Exterminar significa disciplinar. Esta es la obra que
Dios va a comenzar a hace en todos nosotros ¡ningún
ministro se le va a escapar!. Dios va a disciplinar cada una
de nuestras actitudes y áreas que necesitan el
tratamiento de Dios.

¿Qué significa la frase “Moab estuvo reposado y no


vaciado de vasija en vasija”?. Cuando el vino está
reposado en su sedimento sin moverse, ¿qué sucede?
Sucede que arriba de la vasija el vino es transparente o
cristalino; pero en el fondo no es claro, porque allí están
presentes los sedimentos. Cuando el vino es agitado, se
hace turbio y para clarificarlo es necesario trasvasar el
vino de vasija en vasija para ir eliminando el sedimento.
Este trasvasar es lo que produce un excelente vino.
Cuando se trasvasa, el sedimento va quedando en la
vasija anterior y enseguida hay que seguir vaciando hasta
que desaparezca totalmente el sedimento, y se haga un
vino puro y delicioso. ¿Qué significa el sedimento en la
vasija? Significan esos malos hábitos de nuestro carácter.
Dios no quiere líderes intactos, sin tratamiento, sin
disciplina. Dios quiere que se huela el aroma que ha
sufrido cambio. Dios quiere trasvasar tu vida, vaciar de
vasija en vasija, de quebranto en quebranto, de disciplina
en disciplina, de tratamiento en tratamiento, de
eliminación en eliminación. Dios quiere eliminar lo
humano y establecer en la vasija lo divino.

Usted como ministro puede tener diez años de evangelio,


pero es posible que su carácter como el de Moab siga
intacto, quieto, reposado en su vasija. Es posible que sus
hábitos no hayan cambiado, que su mal carácter o
temperamento siga igual. ¿Qué es lo que Dios quiere?
Que apliquemos la palabra despojar, Efesios 4:22 dice
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del
viejo hombre.” El viejo hombre está viciado en la vasija y
es necesario “despojarlo” para que no tome el control de
la vasija. Dios quiere demoler todo lo que pertenece al
viejo Adán, al incorrecto, al pecaminoso. El proceso es de
vasija en vasija el sedimento va desapareciendo. ¿Qué
sale de ese trasvasar? Sale un hombre nuevo, un vino
nuevo, una vasija nueva, un carácter nuevo, un ministro
renovado y nuevo.

¿Cómo va a quitar Dios nuestro sedimento? El va a


preparar el próximo quebrantamiento y se va a valer de
cualquier cosa, situación o circunstancia y poco a poco
nos irá enseñando madurez en Cristo y en la vida misma.
Pero lo glorioso de ese quebrantamiento es que allí
estará el Señor para preservar para que tú puedas
perseverar o seguir hacia delante. ¿Cuál es el plan de
Dios? Que seas diferente. La obra de Dios es dupla: lo
negativa en la vasija debe ser demolido y lo positivo
saldrá a la luz.
EL TRATAMIENTO DE JACOB: Si Moab representa lo que
Dios a demolido, Jacob representa lo que Dios a
destruido. En Génesis 25:19-26 leemos que Jacob era de
un sedimento muy bajo, era un suplantador de las cosas.
El nombre Jacob significa “suplantador”. El día que Jacob
nació, luchó para salir de primero en el vientre de su
madre, pues, tenía la mano trabada al tobillo de su
hermano mayor Esaú. Jacob era tanto astuto como
mezquino. Siempre trató a la gente con trucos y mañas
carnales. Engañó a su padre Isaac y a su tío Labán por
medio de triquiñuelas.

¿Sabe cuántos años trató Dios con este líder (ministro)


para quitarle ese sedimento? 40 años de
quebrantamientos uno tras otro. Jacob fue trasvasado de
vasija en vasija, fue amasado por las manos del alfarero
hasta que Dios lo logró. ¿Qué logró? Logró quitar ese
terrible sedimento, ese obstáculo interior de su carácter.
Cuando Dios lo logró, observe lo que pasó, Génesis 33:22-
32 nos habla de que Jacob luchó con el ángel. Dios puso
una señal en su muslo. Jacob caminó rengo porque en
Peniel se acabaron los tratamientos de Dios. Por fin Jacob
maduró. De suplantador a príncipe de Israel. ¿De dónde
salieron las doce tribus de Israel? De los lomos de un
hombre maduro, tratado, perfeccionado. Si Jacob no se
deja trasvasar no habría aroma de vino fino en su
carácter, si no se deja como masa moler en la rueda, no
es una vasija usada por Dios. Usted dirá, pero 40 años en
ese tratamiento, la respuesta es que Dios no tiene afán, lo
que empieza lo termina. Los tratamientos de Dios a veces
son duros, pero produce su respectivo fruto de justicia.
Dios se vale de diversas dificultades para operar cambios
en nuestras vidas. ¡No temas! A los tratamientos de Dios.

Cuando Dios trata él mismo nos da su gracia para vencer.


Dios no levantará gente de la tierra de segunda clase.
Somos el pueblo de una nueva raza por eso necesitamos
aquí ser perfeccionados para disfrutar la gloria de la
Nueva Jerusalén bajo un cielo nuevo y una tierra nueva
que ya es presente en nuestro espíritu. Permítale al Señor
que comience ahora mismo y no te resistas porque Dios
necesita ministros maduros para su obra.

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