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Persona y

Sujeto de
Derecho

Derecho
Privado I

0
Sujetos de la relación jurídica
Esta unidad comienza con el análisis del primer elemento de la relación
jurídica, la persona, como sujeto de derecho, como titular de las
prerrogativas o facultades y sus correlativos deberes que conforman el
contenido de la relación jurídica.

Persona humana

Persona y sujeto de derecho: nociones y distinciones

La noción de persona es muy importante para nuestro sistema jurídico ya


que posee una cantidad de connotaciones necesarias para comprender su
protección.

Nuestra ley no da una noción de lo que debe entenderse por persona;


directamente empieza el Título I, refiriendo al comienzo de su existencia.
Matilde Zavala expresa:

…mientras que el hombre es una realidad ontológica (un "ente"


biosíquico y espiritual); persona es, dentro del derecho, una categoría
jurídica (el ente, humano o no, que goza de capacidad de derecho)
[…] El hombre existe en la naturaleza, la persona solamente en el
derecho. (Zavala de González, 1983, p. 4).

Es decir que, cuando hablamos de “persona”, hacemos alusión a una


categoría jurídica, a una calidad que contiene en sí misma la aptitud de ser
portadora de derechos.

Así las cosas, se puede deducir que la palabra persona hace referencia a la
personalidad jurídica –la investidura jurídica de la que goza el sujeto–, a la
aptitud, la disposición potencial para tener derechos, para adquirirlos, para
ser sujeto activo o pasivo de las relaciones jurídicas. Hombre hace
referencia al sustrato o soporte biológico de las personas humanas, que,
para estar protegido, necesita de esa personalidad jurídica.

Por último, la expresión sujeto de derecho alude a las personas cuando


están interactuando en interferencia intersubjetiva, por ejemplo cuando le
están dando vida a un contrato. Gráficamente, es la persona en
movimiento.

1
Derechos y actos personalísimos

Definición. Naturaleza jurídica

Los derechos personalísimos son los que recaen sobre ciertos aspectos o
manifestaciones de la personalidad del hombre para proteger su libre
desenvolvimiento: derecho al honor, a la intimidad, a la libertad, a la
integridad física, etc.

Estos derechos subjetivos no sólo tienen reconocimiento expreso en el


Código Civil y Comercial; el derecho supranacional de derechos humanos
constitucionalizado (art. 75 inc. 22 CN) establece las bases fundacionales
del régimen de los derechos personalísimos, toda vez que la dignidad
personal como sus emanaciones (intimidad, imagen, identidad, honor y
derechos sobre el propio cuerpo) son reconocidos de manera explícita en
la Convención Americana sobre Derechos Humanos y en otros
instrumentos supranacionales.

Caracteres
Estos derechos son absolutos, extrapatrimoniales, irrenunciables,
relativamente disponibles por las partes y por ende no transmisibles. Otro
carácter es que la vulneración de ellos da derecho a su titular a reclamar la
prevención y reparación de los daños conforme lo estipulado en los arts.
1708 a 1780 inclusive del Código Civil y Comercial.

Son absolutos porque se dan contra todos, erga omnes, ya que todos y
cada uno de los miembros que constituyen la comunidad jurídicamente
organizada están obligados a respetar la persona de los demás.

Decimos que son relativamente disponibles por las partes pues, de


conformidad al art. 55 del Código Civil y Comercial, se puede disponer de
los derechos personalísimos bajo ciertas condiciones: que medie
consentimiento por el titular de los derechos, que éste no sea contrario a la
ley, la moral o las buenas costumbres.

Asimismo, prevé que el consentimiento no se presume, es decir que debe


otorgarse en forma clara, ya sea expresa, tácita, o incluso por vía de
silencio, y “es de interpretación restrictiva, y libremente revocable”.1

1 Art. 55 del CCCN.

2
La inviolabilidad de la persona humana

El hombre es el eje y centro de todo el sistema jurídico y, en tanto fin en sí


mismo, su persona es inviolable.

El artículo 51 prevé “Inviolabilidad de la persona humana. La persona


humana es inviolable y en cualquier circunstancia tiene derecho al
reconocimiento y respeto de su dignidad”.2
De tal modo, el reconocimiento y el respeto de la dignidad personal,
además de estar previsto expresamente en el Código, encuentra amparo
constitucional por vía del art. 75 inc. 22 y rango constitucional asignado al
art. 11 del Pacto de San José de Costa Rica.

Este derecho implica que todo ser humano debe ser respetado como
persona tanto en su existencia – vida, cuerpo, salud– como en su propia
dignidad – honor, intimidad, imagen–.

Así, la inviolabilidad de la persona humana extiende su tutela tanto a los


derechos de la personalidad espiritual, es decir la imagen, la intimidad,
identidad, honor o reputación, como a cualquier otro que resulte de una
emanación de la dignidad personal. De igual forma, la inviolabilidad de la
persona hace que esté protegida la integridad física y, por ende,
primordialmente la vida y la salud.

Derechos de la personalidad espiritual tutelados:


derechos a la intimidad personal y familiar, a la honra,
a la reputación, a la imagen y a la identidad

El artículo 52 del Código Civil y Comercial de la Nación dispone

Afectaciones a la dignidad. La persona humana lesionada en su


intimidad personal o familiar, honra o reputación, imagen o
identidad, o que de cualquier modo resulte menoscabada en su
dignidad personal, puede reclamar la prevención y reparación de los
daños sufridos, conforme lo dispuesto en el Libro Tercero, Título V,
Capítulo I.3

2 Art. 51 del CCCN


3 Art. 52 del CCCN

3
Derecho a la intimidad personal o familiar: la intimidad es el ámbito de
reserva de la vida, de los sentimientos, creencias de un individuo. Este
ámbito de reserva es el bien jurídico protegido por este derecho, que
garantiza al titular el derecho a vivir en forma independiente, sin
injerencias ni intromisiones que puedan provenir de la autoridad o de
terceros, en tanto su conducta no ofenda al orden público, a la moral, ni
perjudique a terceros (Tagle, 2002).

De la lectura del artículo 52 del Código, se advierte que no sólo se protege


la intimidad personal, sino también la familiar, es decir que “nadie puede
ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de
su familia”4.

Ahora bien, este derecho tendrá más reducida su esfera de acuerdo al


grado de actuación o función pública que posea, pues mientras más pública
sea la imagen de la persona, más reducida será la esfera de protección,
pero siempre la conserva. Por ello, algunas personas reconocidas o
famosas han iniciado acciones para proteger su derecho a la intimidad
cuando la prensa ha invadido tal esfera.

Derecho a la honra o reputación: este derecho comprende dos aspectos.


De un lado, el honor en sentido objetivo, que es la valoración que otros
hacen de la personalidad, es el buen nombre o reputación, el aprecio de
terceros; y en sentido subjetivo es la autovaloración, el íntimo sentimiento
que cada persona tiene de la propia dignidad y la de su familia (Tagle,
2002).

La vulneración al honor da lugar a la posibilidad de interponer acciones


penales, como la injuria y la calumnia. La injuria procede cuando alguien
afecta el honor de una persona con dichos que la degradan; la calumnia
consiste en la falsa imputación de un delito.

Derecho a la imagen: el artículo 53 del Código Civil y Comercial establece:

Derecho a la imagen. Para captar o reproducir la imagen o la voz de


una persona, de cualquier modo que se haga, es necesario su
consentimiento, excepto en los siguientes casos:

 Que la persona participe en actos públicos;

 Que exista un interés científico, cultural o educacional prioritario y se


tomen las precauciones suficientes para evitar un daño innecesario;

4 Art. 11 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

4
 Que se trate del ejercicio regular del derecho de informar sobre
acontecimientos de interés general.
 En caso de personas fallecidas pueden prestar el consentimiento sus
herederos o el designado por el causante en una disposición de última
voluntad. Si hay desacuerdo entre herederos de un mismo grado,
resuelve el juez. Pasados veinte años desde la muerte, la reproducción
no ofensiva es libre.5

El derecho a la propia imagen es el derecho personalísimo que protege la


imagen -entendida ésta en sentido amplio- de una persona física, ya que
permite a su titular oponerse a que su imagen o su voz sean reproducidas,
captadas o publicadas por cualquier medio, sin su consentimiento. Este
derecho goza de amparo constitucional, ya sea como un aspecto del
derecho a la privacidad (art. 19 CN) o bien como un derecho autónomo
implícito en el art. 33 de la CN, a lo que se suma su recepción por vía del
art. 75 inc. 22, que otorga rango constitucional a diversos instrumentos
internacionales, entre los que se encuentra el Pacto de San José de Costa
Rica (art. 11).

Este derecho se vulnera con la mera captación de la imagen o la voz sin el


consentimiento del sujeto, aun cuando no se infiera una lesión a la
privacidad. Se señala que tiene un contenido positivo y uno negativo.
Desde su faz negativa o de exclusión, el derecho a la imagen confiere la
facultad de oponerse y prohibir a terceros su captación y divulgación;
desde su faz positiva, permite a su titular ceder su uso y explotación incluso
a título oneroso (Rivera y Medina, 2014).

En relación al alcance de lo que debe interpretarse por “imagen”, tal como


hemos señalado, el concepto es amplio y por ende, la protección legal
comprende distintas formas de reproducción de la imagen, como dibujos,
caricaturas, pinturas y cualquiera sea la vía de difusión, por ejemplo
filmaciones, reproducciones televisivas, entre otras (Tagle, 2002).

La regla es la exigibilidad del consentimiento a fin de “captar” o


“reproducir” de cualquier forma la imagen o la voz de una persona
(carácter disponible de este derecho). Dicha conformidad no se presume,
es de interpretación restrictiva y libremente revocable (art. 55). Sin
embargo, el precepto precedente señala tres excepciones a la exigencia del
consentimiento:

5 Art. 53 del CCCN.

5
1) “Que la persona participe en actos públicos”6, es decir, inauguraciones,
desfiles, cortejos fúnebres de hombres célebres, ceremoniales
oficiales, etc.

2) “Que exista un interés científico, cultural o educacional prioritario”7,


siempre que no resulte ofensiva y que se tomen las precauciones
suficientes para evitar un daño innecesario. Por ejemplo: evitar la
identificación de la persona en ilustraciones en revistas médicas.

3) Que se trate de informar sobre acontecimientos de interés general, es


decir, que haya un interés colectivo en la información, ya sea porque la
imagen se vincula a la actividad profesional o pública del sujeto o
presenta cierta relevancia pública o cuando su difusión se hace para
verificar o refutar aspectos de la vida privada que, voluntariamente, la
persona involucrada ha expuesto al público.

En el caso de las personas fallecidas, dispone la norma que el


consentimiento puede ser prestado por sus herederos o por quien hubiera
sido designado por el causante del efecto en una disposición de última
voluntad. En caso de desacuerdo entre los herederos, lo resolverá la
autoridad judicial.

Ahora bien, pasados veinte años desde la muerte, la reproducción es libre


en tanto no resulte ofensiva. De tal modo, si aún antes de transcurrido tal
lapso legal no existiese ninguna de las personas que por ley deben prestar
su consentimiento, podría reproducirse la imagen.

Derecho a la identidad: este derecho implica que “cada persona sea ella
misma”, que pueda distinguirse sobre la base de sus atributos y sus propias
cualidades personales que hacen a esa determinada persona distinta de las
otras. Este derecho comprende tanto la identidad biológica como la
identidad de género (regulada por ley 26.743 “De identidad de género”).

Derechos de la personalidad física: derecho a la vida, a


la integridad física, a disponer del propio cuerpo, a
disponer del propio cadáver
Estos derechos se corresponden con el derecho a la vida, a la integridad
física, al propio cuerpo, a la salud, y despojos mortales.

6 Art. 53 del CCCN.


7 Art. 53 del CCCN.

6
Derecho a la vida: este derecho se encuentra profusamente protegido y se
refleja al impedimento de obrar contra la propia vida y sobre la vida de los
demás. Este derecho actualmente se encuentra en grandes discusiones
bioéticas debido a que existen fallos que lo contraponen con el derecho a
la dignidad, por ejemplo, cuando se permite a la persona que (siendo capaz
o por ser objetor de conciencia) se niegue a recibir tratamiento médico
para preservar su dignidad. Es sumamente importante esta categoría
porque se tiene (al igual que los demás derechos humanos) desde que se
comienza a ser persona para el derecho.

Derecho a la integridad física: el artículo 54 del CCCN dispone que no


resultan exigibles aquellas convenciones que tengan por objeto la
realización de un acto peligroso para la vida o integridad física. En otras
palabras, el contrato mediante el cual una persona comprometa un acto
que traiga aparejado dicho peligro, carecerá por tanto de fuerza obligatoria
para quien asumió dicha obligación, no siendo pasible de exigir su
cumplimiento forzado o indirecto, salvo que el acto de que se trate se
corresponda a su actividad habitual (v.gr.un boxeador, un corredor de
autos) y que se adopten las medidas de prevención y seguridad adecuadas
a las circunstancias.

Este derecho se vincula también con el derecho a disponer sobre el propio


cuerpo.

Derecho a disponer sobre el propio cuerpo: en primer lugar es dable


señalar que el cuerpo humano no es una cosa en sentido jurídico, en tanto
no constituye un objeto material susceptible de apreciación pecuniaria.

Así, el art. 17 del CCCN establece que:

Los derechos sobre el cuerpo humano o sobre sus partes no tiene un


valor comercial, sino afectivo, terapéutico, científico, humanitario o
social y sólo pueden ser disponibles por su titular siempre que se
respete alguno de esos valores y según lo dispongan las leyes
especiales.8

Este derecho de disponer del cuerpo humano se vincula con el anterior, es


decir, con el derecho a la integridad física que procura determinar las
atribuciones que se tienen sobre el propio cuerpo, sus límites y la tutela
legal que posibilite su efectivo ejercicio frente a la oposición, atentado o
amenaza de agresión, ya sea proveniente de terceros o del Estado.

8 Art. 17 del CCCN.

7
La regla es que no están autorizados aquellos actos que causen una
disminución permanente en la integridad del propio cuerpo o sean
contrarios a la ley, la moral o las buenas costumbres.

Sin embargo, el art. 56 del CCCN prevé excepciones a tal principio, las que
tienen lugar cuando se trata de actos enderezados al mejoramiento o
preservación de la salud de la persona titular, como ser una intervención
quirúrgica; o, “excepcionalmente”, para el mejoramiento o preservación de
la salud de otra persona distinta a la del titular, la que tiene lugar cuando
se dispone la ablación de un órgano (que se rige por la ley 24.193,
modificada por ley 26.066) a los fines de ser trasplantado.

Asimismo, están prohibidas las prácticas destinadas a la modificación de la


constitución genética de la descendencia, salvo aquéllas que tiendan a
prevenir enfermedades genéticas o la predisposición a ellas (art. 57 CCCN).

Por otro lado, se prevé la regulación de las investigaciones biomédicas en


seres humanos que procuran un beneficio para el paciente sobre el cual se
realizan, a la par que pueden aprovechar en general a la ciencia médica.
Estas investigaciones deben cumplir con los recaudos legales que establece
el art. 58 CCCN, teniendo una especial trascendencia el previsto en el
punto “f”, que alude al ineludible acuerdo que debe prestar la persona
objeto de la intervención, quien siempre deberá estar debidamente
informada en relación a los riesgos para su vida.

Derecho de disposición sobre el cadáver propio: la norma del artículo 61


del CCCN consagra el derecho que posee toda persona capaz en orden a
establecer el destino post mortem de su cuerpo. Es decir que la persona,
mientras viva, puede disponer de sus exequias o inhumación, como así
también la dación de todo o parte de su cadáver con fines terapéuticos,
científicos, pedagógicos o de índole similar.

La manifestación de la voluntad puede ser expresada por cualquier forma,


es decir, puede ser por disposición testamentaria, o bien puede ser escrita
o por signos inequívocos, o inducida de hechos o circunstancias que
posibiliten conocerla.

Ahora bien, en ausencia de instrucciones por parte del difunto, será el


cónyuge, el conviviente o los parientes según el orden sucesorio, quienes
dispongan del cadáver de su familiar.

8
Atributos de las personas

Definición
La persona, en tanto tal, posee ciertos atributos que son sus cualidades
esenciales. Éstas son inherentes y consideradas a priori de la persona, es
decir que comienzan con su existencia.

Estos atributos de la persona humana son: capacidad, nombre, estado y


domicilio. A toda persona individual le es inherente la capacidad, cualidad
que la distingue como sujeto potencial de derechos y deberes; el nombre
que la individualiza, el estado que la sitúa en el medio familiar en el que se
desenvuelve y el domicilio que la sitúa jurídicamente en un lugar
determinado.

Naturaleza

Los atributos no son derechos ni deberes, sino cualidades inherentes a la


calidad de la persona que no se adquieren luego, sino que son
contemporáneos a la persona, a su existencia, y la acompañan toda su vida
protegiéndola e identificándola.

Caracteres

Los atributos participan de los siguientes caracteres:

Son necesarios e inherentes a las personas: no se concibe que la persona


física pueda carecer de alguno de estos atributos por cuanto, la determinan
en su individualidad.

Son únicos: una misma persona no puede poseer más de un atributo de


cada clase en un momento determinado. Así, la persona humana no puede
ser capaz e incapaz a la vez de adquirir un derecho, no puede tener más
estados civiles familiares del mismo orden, por ejemplo soltero-casado.

Son indisponibles: no pueden ser transferidos, pues están fuera del


comercio. Son inmutables: sólo se modifican cuando se verifica el supuesto
normativo que así lo prevé.

Son imprescriptibles: por cuanto no se adquieren ni pierden por el


transcurso del tiempo.

9
Nombre

Noción

El nombre es el atributo de la persona que la identifica y la individualiza del


resto. Está compuesto por dos elementos: el pronombre o nombre de pila
(o apelativo) y el apellido (o cognomen o patronímico). Ambos cumplen
funciones diferentes; el nombre de pila individualiza a la persona en su
familia y el apellido la individualiza en la sociedad.

Naturaleza jurídica

Respecto de su naturaleza jurídica existen varias teorías. Siguiendo a María


Victoria Tagle (Tagle, 2002), podemos citar:

a) Tesis de la propiedad: sostenida fundamentalmente en Francia a


mediados del XIX. Consideraba que el nombre era objeto de un
derecho de propiedad análogo al que se tiene sobre las cosas. Esta
tesis ha sido abandonada.

b) Tesis del derecho de la personalidad: parte de la doctrina entiende


que el nombre es un derecho o un bien de la personalidad que permite
distinguir al individuo de los demás. El nombre, al ser utilizado como
forma de distinguir al individuo, es un atributo esencial de la
personalidad.

c) Institución de policía civil: Planiol concibe al nombre como una


institución de policía civil, por cuanto es impuesto por la ley en forma
obligatoria para la identificación de los individuos. Tesis seguida en
nuestro país por Orgaz.

d) Institución compleja: consideran que el nombre es tanto un derecho


de la personalidad como una institución de policía civil, porque
protege intereses individuales y también sociales. Esta posición es
compartida por autores como Salvat, Llambías, Borda, Rivera.

Así, el artículo 62 del CCCN establece: “Derecho y deber. La persona


humana tiene el derecho y el deber de usar el prenombre y el apellido que
le corresponden”. 9 Es de este artículo de donde surge su naturaleza

9 Art. 62 del CCCN.

10
jurídica, en donde confluyen los dos criterios: que el nombre es un derecho
de la personalidad, que es una institución de policía civil.

Régimen legal

 El prenombre

 Apellido de los hijos.

Es dable señalar que el apellido, nombre familiar o patronímico, es la


designación común a todos los miembros de una misma familia, que, unido
al prenombre, identifica a la persona física, conformando su nombre
propiamente dicho. Así, el apellido designa el grupo familiar, pues cada
individuo lleva el apellido que le corresponde en razón de su pertenencia a
dicho grupo.

El art. 64 del CCCN prevé que el hijo matrimonial lleva el primer apellido
de alguno de los cónyuges; en caso de no haber acuerdo, se determina por
sorteo realizado en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas.
A pedido de los padres, o del interesado con edad y madurez suficiente, se
puede agregar el apellido del otro. Asimismo, dispone que, en caso de que
un mismo matrimonio tuviera muchos hijos, todos deben llevar el mismo
que se haya decidido para el primero.

Ahora bien, en el caso del hijo extramatrimonial con un solo vínculo filial,
éste lleva el apellido de ese progenitor.

Si la filiación de ambos padres se determina simultáneamente, se sigue la


regla establecida para los hijos matrimoniales en cuanto a que llevarán el
primer apellido de alguno de los cónyuges.

Si la segunda filiación se determina después, ambos padres deberán


acordar el orden de los apellidos. A falta de acuerdo, será determinado por
el juez según sea el interés superior del niño.

Para el supuesto de la persona menor de edad sin filiación determinada, se


establece que debe ser anotada por el oficial del Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas con el apellido que esté usando o, en su defecto,
con un apellido común (art. 65) o bien, si la persona tiene edad y grado de
madurez suficiente, puede solicitar la inscripción del apellido que esté
usando (art. 66).

11
 Apellido de los cónyuges. Por otro lado, en relación al apellido de los
cónyuges, el art. 67 dispone:

Cualquiera de los cónyuges puede optar por usar el apellido del


otro, con la preposición “de” o sin ella.

La persona divorciada o cuyo matrimonio ha sido declarado nulo


no puede usar el apellido del otro cónyuge, excepto que, por
motivos razonables, el juez la autorice a conservarlo.

El cónyuge viudo puede seguir usando el apellido del otro


cónyuge mientras no contraiga nuevas nupcias, ni constituya
unión convivencial.10

Como se advierte, en materia de apellido y matrimonio, el Código posibilita


a que cualquiera de ellos pueda utilizar el apellido del otro con o sin la
preposición “de”.

Ahora bien, en el caso de persona divorciada y nulidad del matrimonio, la


regla es la prohibición de empleo del apellido y, sólo de mediar razonables
motivos, el juez puede acordar su conservación.

En cuanto al viudo, éste puede seguir usando el apellido del otro cónyuge
mientras no contraiga nuevas nupcias ni constituya unión convivencial.

 Cambio del prenombre y del apellido

Los arts. 69 y 70 del Código Civil y Comercial receptan la posibilidad del


cambio del prenombre y del apellido sólo de mediar, a criterio del juez,
justos motivos. Al respecto, formula una enunciación de justos motivos: a)
cuando el seudónimo hubiese adquirido notoriedad; b) por “la raigambre
cultural, étnica o religiosa”11; c) por “la afectación de la personalidad de la
persona interesada, cualquiera sea su causa, siempre que se encuentre
acreditada”12.

Así, para lograr el cambio del nombre y/o del prenombre, se precisa la
intervención del Poder Judicial y esa es la regla, con excepción de los dos
supuestos contemplados en el último párrafo del art. 69.

En tales casos no se requiere la intervención judicial y se consideran justos


motivos cuando se pretende “el cambio del prenombre por razón de
identidad de género y el cambio de prenombre y apellido por haber sido

10 Art. 67 del CCCN.


11 Art. 69 del CCCN.
12 Art. 69 del CCCN.

12
víctima de desaparición forzada, apropiación ilegal o alteración o supresión
del estado civil o de la identidad”13.

El cambio de nombre tramitará “por el proceso más abreviado que prevea


la ley local, con intervención del Ministerio Público”14, debiendo
“publicarse en el el diario oficial una vez por mes en el lapso de dos
meses”, a fin de que presenten las oposiciones y se soliciten informes
respecto de “las medidas precautorias que existieren con relación al
interesado”15.

Una vez inscrita en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas,


será oponible a terceros.

Acciones de protección

Art. 71. Acciones de protección del nombre. Puede ejercer acciones


en defensa de su nombre:

a) aquel a quien le es desconocido el uso de su nombre, para que le


sea reconocido y se prohíba toda futura impugnación por quien lo
niega; se debe ordenar la publicación de la sentencia a costa del
demandado;

b) aquel cuyo nombre es indebidamente usado por otro, para que


cese en ese uso;

c) aquel cuyo nombre es usado para la designación de cosas o


personajes de fantasía, si ello le causa perjuicio material o moral,
para que cese el uso.

En todos los casos puede demandarse la reparación de los daños y el


juez puede disponer la publicación de la sentencia.

Las acciones pueden ser ejercidas exclusivamente por el interesado;


si ha fallecido, por sus descendientes, cónyuge o conviviente, y a falta
de éstos, por los ascendientes o hermanos.16

Así, las acciones para proteger el nombre son tres:

13
Art. 69 del CCCN.
14
Art. 70 del CCCN.
15
Art. 70 del CCCN.
16
Art. 71 del CCCN.

13
 la acción de reclamación o reconocimiento del nombre: se requiere
que el demandado haya desconocido el derecho de usar el nombre por
parte del sujeto afectado, debiendo el juez ordenar la publicación de
sentencia a costa del demandado.

 la acción de impugnación, o usurpación del nombre: se requiere que el


demandado use en forma indebida el nombre de otra persona y el
efecto propio de la sentencia es el cese en dicho uso indebido.

 la acción de supresión del nombre: debe mediar un uso indebido por


parte del demandado del nombre de otra persona para individualizar
una cosa o un personaje de fantasía y dicho uso provocar un perjuicio
material o moral. El efecto de la sentencia es el cese de dicho uso
indebido.

Por último y en orden a quiénes pueden interponer estas acciones, se


establece que el titular exclusivo es el interesado y, si éste ha fallecido,
podrá ser ejercida por sus descendientes, cónyuge o conviviente, y a falta
de éstos, por los ascendientes o hermanos.

Seudónimo

En cuanto al seudónimo, el art. 72 contempla “El seudónimo notorio goza


de la tutela del nombre”17.

El seudónimo es la designación, diferente del nombre verdadero, que una


persona voluntariamente se da a sí misma, en el desarrollo de alguna
actividad específica cultural, artística, comercial o profesional, sea con el
objeto de ocultar su verdadera identidad o para darle realce en el ejercicio
de esa actividad. Puede formarse con un nombre y apellido, con un
prenombre, o con una designación de fantasía.

Como el seudónimo notorio goza de la tutela del nombre, el titular para su


protección, podrá interponer las acciones previstas para proteger el
nombre, es decir las previstas en el art. 71.

Asimismo, el art. 69 ha receptado el cambio de nombre cuando existan


justos motivos a criterio del juez y el inc. “a" dispone que se considera justo
motivo al supuesto en que el seudónimo hubiese adquirido notoriedad.

17
Art. 72 del CCCN.

14
Domicilio

Noción. Caracteres

El ordenamiento jurídico requiere situar a la persona en un determinado


lugar, aun cuando no actúe necesariamente allí. Domicilio, en sentido
jurídico, es el lugar que la ley considera como centro o sede legal de la
persona.

Como veremos seguidamente existen distintas clases de domicilio, el


domicilio general y el especial. El domicilio general es el atributo, cualidad
o propiedad inherente a la persona que representa su indispensable
asiento o sede legal para el ejercicio de sus derechos y cumplimiento de
sus obligaciones (Tagle, 2002).

Este domicilio general puede ser legal, es decir instituido por la ley o real,
que es la efectiva residencia de la persona en un cierto lugar con ánimo de
permanecer allí. El domicilio general sea legal o real, es necesario, ya que
no puede faltar en ninguna persona y es único ya que una persona no
puede tener más de un domicilio general.

Por último decimos que el domicilio general es mutable, es decir que es


modificable, ya sea por cambio en la capacidad de las personas (por
ejemplo, un menor que cumple la mayoría de edad pasa de domicilio legal
a domicilio real) o por un cambio en la de su situación (por ejemplo: una
persona que es designada en un puesto de funcionario público y que
requiere trasladarse, cambia de domicilio real a domicilio legal).

Clases de domicilio. Distinciones

El domicilio se clasifica de la siguiente manera: general u ordinario y


especial. El domicilio general, lugar en que la ley sitúa a la persona para la
generalidad de sus relaciones jurídicas, se clasifica en a) real o voluntario, y
b) legal o forzoso. Por su parte, el domicilio especial sólo produce efectos
en relación a una o varias relaciones jurídicas determinadas y puede ser
convencional, procesal, conyugal, comercial, entre otros.

Gráficamente es así:

15
Figura 1

Fuente: Rivera y Medina, 2014, p. 268.

El domicilio real, definido en el art. 73 del CCCN, es donde la persona


humana tiene su residencia habitual. Ahora bien, si ejerce actividad
profesional o económica, lo tiene en el lugar donde la desempeña para el
cumplimiento de las obligaciones emergentes de dicha actividad.

Como podemos ver, la ley contempla la residencia como un elemento del


domicilio, dado que el mismo se determina en función de la residencia
habitual, entendida como el lugar en el que habitual y permanentemente
habita una persona.

También se considera domicilio real el lugar de desempeño de la actividad


profesional o económica para las obligaciones nacidas de éstas.

Este domicilio toma en cuenta la efectiva residencia de la persona, es


voluntario, pues sólo depende de la voluntad del individuo, y, además, es
de libre elección e inviolable (art. 18 CN).

Elementos constitutivos del domicilio real: el domicilio real, esencialmente


voluntario, está conformado por un elemento material o corpus y el
elemento intencional o animus. El primero está constituido por la
residencia de la persona que es efectiva y permanente y el animus es la
intención o propósito de permanecer en un determinado lugar. Así, el
domicilio real se constituye por la reunión de sus dos elementos.

16
El art. 74 del CCCN define el domicilio legal como el lugar donde la ley
presume, sin admitir prueba en contra, que una persona reside de manera
permanente para el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus
obligaciones.

Así, prevé los casos de personas que tiene domicilio legal:


1) los funcionarios públicos tienen su domicilio en el lugar en que deben
cumplir sus funciones, no siendo éstas temporarias, periódicas, o de
simple comisión;

2) los militares en servicio activo tienen su domicilio en el lugar que lo


están prestando;

3) los transeúntes o las personas de ejercicio ambulante, como los que no


tienen domicilio conocido, lo tienen en el lugar de su residencia actual;

4) las personas incapaces lo tienen en el domicilio de sus


representantes.18

Este domicilio es forzoso, en tanto la ley lo impone independientemente de


la voluntad del interesado; es ficticio, pues el sujeto puede no estar allí
presente; es excepcional y de interpretación restrictiva, pues sólo funciona
en los casos previstos por la ley; y es único, en tanto es una clase de
domicilio general u ordinario.

Por último y en relación al domicilio especial, cabe poner de relieve que


éste no es un atributo de la persona, sólo lo es el general en todas sus
clasificaciones.

El domicilio especial es el que las partes de un contrato eligen para el


ejercicio de los derechos y obligaciones que de él emanan (art. 75).

Este domicilio produce sus efectos limitados a una o varias relaciones


jurídicas determinadas, es decir, tiene eficacia sólo para aquellas relaciones
jurídicas para las que ha sido instituido. Es elegido libremente por las
partes y el domicilio convenido tiene fuerza de ley para los contratantes, es
decir que tiene efecto vinculante, salvo que, por acuerdo común de partes,
lo modifiquen.

Este domicilio es temporario en principio y se termina cuando la situación


finaliza. Por eso no se puede decir que éste sea un atributo de las personas,
sino que puede faltar. Un ejemplo de domicilio especial es, el que se

18
Art. 74 del CCCN.

17
constituye a los efectos de un determinado proceso, denominado domicilio
procesal.

El domicilio especial participa de los siguientes caracteres:

a) no es necesario, pues la persona puede no tener constituido


domicilio especial alguno;

b) puede ser múltiple, porque la persona puede tener varios


domicilios especiales;

c) es voluntario, convencional, transmisible tanto a los sucesores


universales como a los singulares.

Importancia y efectos

El domicilio produce importantes efectos jurídicos. Siguiendo al art. 78 del


CCCN, debemos señalar, en primer lugar, que determina la competencia
judicial. Así, por ejemplo, para el proceso donde se solicite la declaración
de incapacidad o de restricción de la capacidad, deberá tenerse en cuenta
el domicilio de la persona en cuyo interés se lleva a cabo el proceso (art.
36); en la declaración de ausencia, es juez competente, el del domicilio del
ausente (art. 81); en el proceso sucesorio es competente el juez del último
domicilio del causante, entre otros.

Asimismo, de conformidad a la última parte del mencionado artículo, en


caso de constitución de domicilio contractual o de elección, se admite la
prórroga de competencia, la que importa que deja de ser competente el
juez que normalmente hubiera correspondido por aplicación de los
principios procesales en los códigos de rito, para dar lugar a aquél del
domicilio elegido.

Cabe aclarar que este último efecto será siempre en caso de que la
jurisdicción judicial resulte renunciable, es decir, cuando la jurisdicción sea
impuesta en razón del domicilio de las personas, pues la determinada en
razón de la materia no puede alterarse porque es de orden público. (Rivera
y Medina, 2014). La prórroga tampoco podrá operar en los supuestos de
fuero de atracción, que tienen virtualidad en los concursos y quiebras y en
los procesos sucesorios, pues el fuero de atracción es de orden público.

Cambio de domicilio

El domicilio real puede modificarse de un lugar a otro sin que dicha


facultad pueda ser coartada por contrato ni por disposición de última

18
voluntad. Dicho cambio se verifica instantáneamente por el hecho de
trasladar la residencia de un lugar a otro con ánimo de permanecer en ella
(art. 77).

El domicilio real es mutable, siendo necesario que concurran los dos


elementos ya referidos: corpus, es decir efectivo cambio de domicilio, y
animus, intención de establecerse en el nuevo lugar.

Capacidad
Noción

La capacidad es uno de los atributos más importantes de la persona. Como


se expuso anteriormente, este atributo forma parte del concepto mismo
de persona; la capacidad de derecho siempre está presente.

Clases. Caracteres

La noción de capacidad no se agota en la capacidad de derecho –atributo


de la persona– puesto que comprende también la capacidad de hecho o de
obrar, que consiste en la aptitud de las personas físicas para ejercer por sí
mismas los actos de la vida civil.

La capacidad tiene los siguientes caracteres:

a) las reglas que gobiernan la capacidad son de orden público y no


pueden ser modificadas por voluntad de los particulares;

b) es principio general que tanto las incapacidades como las restricciones


a la capacidad son la excepción;
c) las restricciones a la capacidad son de interpretación restrictiva.

Capacidad de derecho. Definición

El artículo 22 del CCCN define la capacidad de derecho: “Capacidad de


derecho. Toda persona humana goza de la aptitud para ser titular de
derechos y deberes jurídicos. La ley puede privar o limitar esta capacidad
respecto de hechos, simples actos, o actos jurídicos determinados.”19

19
Art. 22 del CCCN.

19
Así, la capacidad de derecho se define como la aptitud de que goza toda
persona humana para ser titular de derechos y deberes jurídicos. Esta
aptitud se vincula muy directamente con la personalidad humana; por ello,
todas las personas son capaces de derecho y no puede concebirse una
incapacidad de derecho absoluta, es decir, que comprenda todos los
derechos y obligaciones, porque sería contrario al orden natural.

Por el contrario, sí existen incapacidades de derecho relativas, es decir


referidas a ciertos derechos en particular, como lo prevé el art. 1002 del
Código Civil y Comercial al referir, por ejemplo, que:

No pueden contratar en interés propio

1) los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya administración o


enajenación están o han estado encargados;

2) los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los árbitros y


mediadores, y sus auxiliares, respecto de bienes relacionados con
procesos en los que intervienen o han intervenido;

3) los abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos en procesos


en los que intervienen o han intervenido;
4) los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí.
Los albaceas que no son herederos no pueden celebrar contrato de
compraventa sobre los bienes de las testamentarias que estén a su
cargo.20

Capacidad de ejercicio

Por su parte, el artículo 23 define la capacidad de ejercicio o de hecho, y


prevé “Capacidad de ejercicio. Toda persona humana puede ejercer por sí
misma sus derechos, excepto las limitaciones expresamente previstas en
este Código y en una sentencia judicial”21.

La capacidad de ejercicio es la aptitud para ejercer derechos por sí mismo.


Así, el principio general es la capacidad, con las limitaciones que prevé el
Código en su artículo 24, al referir a las personas incapaces de ejercicio y
las que determine en una sentencia judicial, referencia que alude al
supuesto de restricción al ejercicio de la capacidad en relación a los
mayores de edad, en las condiciones establecidas por la legislación en el
art. 24 inc. “c” y 31 y ss. del CCCN.

20
Art. 1002 del CCCN.
21
Art. 23 del CCCN

20
Comparación entre capacidad de derecho y capacidad de
ejercicio

Tabla 1:

Dimensiones Incapacidad de derecho Incapacidad de hecho


Falta de aptitud para ser titular Falta de aptitud para
de derechos. Se prohíbe celebrar los actos
celebrar un acto singular. jurídicos de la vida civil.
Esencia Puede restringirse la
capacidad para un
conjunto de actos.

Fundamento Necesidad de proteger el Imposibilidad física o


orden público, la moral, las moral de obrar por
buenas costumbres. ausencia de voluntad
jurídica.
Alcance Siempre es relativo, no existe Puede ser una restricción
la incapacidad de derecho a la capacidad restringida
absoluta pues es un atributo. a determinados actos, o
bien un incapaz absoluto
(art. 32 CCCN).
Interés Puede ser público o privado. Siempre interés privado:
protegido el de la persona del
incapaz.
Forma de No tiene. A través del instituto de
suplirse la representación (arts.
100 y ss. CCCN), o con
intervención de un
asistente o sistemas de
apoyos.

Sanción ante la Da lugar a una nulidad Da lugar a un a nulidad


violación de lo absoluta. relativa del acto.
normado por la
ley
Ley aplicable Ley territorial. La ley del domicilio de la
persona del incapaz
(art.36 CCCN).
Fuente: Rivera y Medina, 2014, p. 132 y 133.

21
Estado civil

Definición

El estado es un atributo propio de las personas físicas y hace referencia a la


posición o rol que ocupa una persona en la sociedad, por ejemplo estado
civil, o en una familia, por ejemplo estado de padre, de hijo, etc.

Caracteres

El estado participa de los siguientes caracteres:

a) las normas que regulan el estado de las personas son de orden


público; no pueden ser modificadas por la voluntad de los interesados;
b) es indivisible y oponible erga omnes;

c) generalmente es recíproco o correlativo, porque a cada estado de una


persona le corresponde el de otro que resulta correlativo;

d) es inalienable, es decir intransmisible;

e) es necesario, indisponible y único, es decir que no se puede tener dos


estados correlativos a la vez (por ejemplo, no ser casado y soltero al
mismo tiempo, no ser padre e hijo al mismo tiempo).

Efectos

El estado genera deberes jurídicos como el de usar un apellido o


suministrar alimentos; en el ámbito del derecho procesal es causal de
excusación o de recusación de los jueces o funcionarios, quienes no podrán
entender en aquellos pleitos en que intervengan parientes que se hallen en
los grados previstos en las leyes rituales; en el ámbito penal es agravante o
eximente de penas. Asimismo, se relaciona con los otros atributos porque,
por ejemplo, en el matrimonio (estado: casado), los esposos tienen
limitaciones entre sí para ciertos contratos; o por caso los padres no
pueden contratar con sus hijos sometidos a responsabilidad parental.
Además, si se logra el reconocimiento de un hijo extramatrimonial por el
padre, este reconocimiento cambia el estado del hijo reconocido y del
padre que reconoce.

Por ello, se dice que los efectos de este atributo son importantes a la hora
de los reclamos patrimoniales o de deberes correspondientes al estado que

22
se posea, para lo cual la ley establece una serie de normas que lo protegen.
Por ejemplo, a las personas les reconoce dos acciones:

 De reclamación de estado: que son acciones que persiguen un


reconocimiento (por ejemplo las acciones de filiación).

 De impugnación de estado: que son acciones que persiguen un


desconocimiento de un estado ostentado hasta entonces (por ejemplo,
la que le corresponde al padre con respecto al hijo nacido en
matrimonio y que no es suyo).

Prueba

Los datos concernientes a la existencia y estado civil de las personas deben


recogerse de modo fidedigno y ser custodiados en archivos oficiales, en
beneficio no sólo del interesado, sino también del Estado y de los terceros
que puedan tener interés en obtener información útil.

El Código establece que el nacimiento, matrimonio y muerte de las


personas físicas, se prueba con las partidas del Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas, conocido como Registro Civil (arts. 96 y 420
CCCN).

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Referencias
Lorenzetti, R. L., Highton de Nolasco, E. y Kemelmajer de Carlucc, A. (s.f.).
Fundamentos del Anteproyecto del Código Civil y Comercial de la Nación.
Argentina. Recuperado de: http://www.nuevocodigocivil.com/wp-
content/uploads/2015/02/5-Fundamentos-del-Proyecto.pdf

Rivera, J.C. (dir.) y Medina, G. (coord.) VV. AA. (2014). Nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación, comentado por especialistas. Buenos Aires: La Ley

Tagle, M V. (2002). Derecho Privado Parte General. [Tomo I]. Córdoba: Alveroni.

Zavala de González, M. (s/f). Aborto, persona por nacer y derecho a la vida.


Argentina. La ley 1983-D, 1126, Pág. 4.

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