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MODULO 1

LUKES
Poder y autoridad, son diversos los papeles que desempeñan en la teorización y en la vida político y social.
Teorías y cosmovisiones diferentes y contrapuestas dan por resultado concepciones diversas sobre poder y
autoridad y sobre sus nexos. Las diversas concepciones de poder y de autoridad son, según lo expresa Rawls acerca
de las concepciones de la justicia “el fruto de nociones diferentes de la sociedad, que nacen de visiones
contrapuestas acerca de las necesidades u oportunidades naturales de la vida humana.
El concepto de poder. Su núcleo sustancial es la idea de producción de consecuencias. El poder se atribuye a
personas o colectividades o, a veces, a sistemas o estructuras que son su teatro de acción. Para discernir el poder
de un individuo, de una clase o de un sistema social, es preciso tener una teoría sobre la naturaleza, es decir los
poderes causales, de los individuos, las clases o los sistemas sociales. Para aplicar esta idea a la comprensión de la
vida política y social hace falta algo más que la sola idea de que personas, grupos o sistemas generan causalmente
consecuencias: es preciso entender que esas consecuencias son significativas, no triviales. Cada acepción de poder
selecciona series de esas consecuencias, a las que asigna significatividad coherente y específica. Para que una
concepción del poder contribuya a la comprensión de las relaciones sociales tiene que incorporar un criterio de
significatividad, es decir, tiene que incluir una respuesta a la pregunta: ¿qué vuelve significativas las consecuencias
producidas por A, de suerte que se las considere poder?
Lo esencial al poder es la realización de una voluntad o deseo. Esto supone una concepción intencional del poder,
que puede ser potencial, como en la definición de Hobbes según la cual el poder de un hombre son los medios de
que dispone en el presente para alcanzar un bien aparente en el futuro; o actual, como en el punto de vista de
Voltaire en que el poder consiste en hacer que los otros obren según mi resolución.
El poder se diría que corresponde a una intencionalidad, es poseído y ejercido por actores intencionales dentro
de sistemas y de determinantes estructurales.
Las concepciones del poder se pueden dividir en dos categorías: están las asimétricas que tienden a considerar
el conflicto (actual o potencial) y la resistencia. El supuesto es que las relaciones sociales o políticas son de rivalidad
y les es inherente el conflicto: el poder no es otra cosa que el exceso de poder de uno sobre el poder de otro. Por
otro lado están aquellas concepciones según las cuales no necesariamente uno gana a expensas de otros, sino que
todos pueden ganar: el poder es una virtualidad o un logro de una colectividad. Estas se diría que presuponen
armoniosas y comunitarias, al menos potencialmente, las relaciones políticas o sociales. Señalo Monstesquieu
“todo el poder de los individuos, combinado constituye el estado político; el poder de los individuos no puede ser
sumado sin la conjunción de todas las voluntades.
La primera categoría se puede entender compuesta por tres maneras de concebir el poder: En primer lugar
tenemos las concepciones que se centran en asegurar el acatamiento: en el control de unos sobre otros. Es esencial
al poder la prevalencia de la voluntad de unos hombres sobre otros, y por lo tanto el conflicto y la resistencia. En
segundo lugar, el poder como relación de dependencia: B no se pliega a la voluntad o a los intereses de A en virtud
de acciones discernibles o de amenazas de este, sino a causa de la relación misma que existe entre A y B. Se trata
para A de asegurar el acatamiento de B por medios indirectos y a bajo costo. Una tercera manera de concebir el
poder asimétrico se trata de la idea del poder como desigualdad, es decir, una concepción distributiva que se centra
en las capacidades diferenciales de los actores pertenecientes a un único sistema para procurarse ventajas o
recursos valorados, pero escasos. El poder en tanto es control y dependencia se mide determinando la ventaja neta
de A y la pérdida neta que experimenta B, en razón del acatamiento de B; el poder en tanto es desigualdad se mide
determinando quién gana y quién pierde. El poder se puede poseer y ejercer sin que A asegure el acatamiento de
B, siempre que B sea dependiente de A.
Webber: clases, grupos de status y partidos son fenómenos de la distribución del poder dentro de una
comunidad.
Control, dependencia y desigualdad representan tres maneras de conceptualizar el poder cuando se lo entiende
como una relación asimétrica. Es compatible con las tres la definición que Webber da de poder: la probabilidad de

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que un actor, dentro de una relación social, esté en condiciones de salir adelante con su voluntad no obstante las
resistencias, independientemente de la base en que descanse esa probabilidad.
Las concepciones del poder como virtualidad o logro de la colectividad tienden a destacar los aspectos benignos
y comunitarios del poder, por contraposición a sus aspectos demoníacos o de rivalidad. Para Platón y Aristóteles el
poder político es el poder total de la comunidad.
Para Parsons el poder es un recurso sistémico, la capacidad de movilizar los recursos de la sociedad para alcanzar
metas respecto de las cuales se ha alcanzado o se puede alcanzar un compromiso público general.
El concepto de autoridad presenta una estructura más compleja que el concepto de poder. Esa estructura tiene
una doble articulación. La autoridad supone el no ejercicio del juicio personal. El que acepta la autoridad admite
como razón suficiente para obtener o para creer algo el hecho de haber sido instruido en ese sentido por alguien
cuyo derecho a hacerlo él reconoce. Aceptar la autoridad es abstenerse de examinar lo que a uno le dicen que debe
hacer o creer. Es actuar o creer no ponderando razones, sino sobre la base de una razón de orden segundo, que
justamente exige dejar de lado la ponderación de razones según uno mismo la ve. Ejercer autoridad es no tener
que ofrecer razones, sino ser obedecido o creído porque uno tiene el reconocido derecho de serlo.
El primer componente del concepto de autoridad es dar y aceptar una razón que es al mismo tiempo una razón
de orden primario para la acción o la creencia y una razón de orden segundo que mueve a dejar de lado razones
que se opusieran. Ejercer la autoridad no necesariamente es intencional: puedo aceptar como autoritativo lo que
tú propones, a saber, a modo de consejo. Además, que un determinado caso se considere un ejemplo de autoridad
dependerá del punto de vista desde el cual se lo entienda. Dos posibilidades: puede individualizar qué razones son
autoritativas por referencias a las creencias y actitudes de los que están sujetos a la autoridad (es lo que se llama
autoridad de facto) o por referencia a un conjunto de reglas que imperan en determinada sociedad, no importa lo
que crean los que participan en determinada relación (es la autoridad de jure).
Es posible una variación considerable con respecto al dominio de las razones opuestas que la razón autoritativa
excluye. Si estoy sujeto a la autoridad, puede ocurrir que se me permita actuar según mi conciencia o respetando
algunos de mis intereses o sobre la base de la autoridad de otro. La autoridad no depende de que una razón
prevalezca sobre otras que se le oponen por ser más allá ponderables, sino porque estas carecen de todo peso. Lo
que importa es que la autoridad excluye la acción o la creencia basadas en la ponderación de razones. Cada
atribución de autoridad va acompañada de un supuesto acerca de las circunstancias bajo las cuales se aplica y
acerca de las razones que ella excluye.
La autoridad se acepta de manera incondicional y acrítica porque la cultura no provee al individuo de alternativas
frente al modo de pensar establecido. Juicio privado: es el que no es autoritativa, se basa en razones que están
excluidas cuando la autoridad prevalece. Cuando la autoridad es incuestionada, el juicio privado no existe.
El segundo componente de la autoridad es la identificación del que la posee o ejerce en tanto tiene títulos para
ello. Todo empleo del concepto presupone un criterio que permita identificar la fuente de las preferencias
autoritativas. Aceptar la autoridad excluye la evaluación del contenido de las proferencias en cuando método para
decidir si es autoritativa. Existen normas mutuamente reconocidas o reglas de reconocimiento que permiten a las
partes distinguir al que es autoritario del que no lo es. Estas reglas no necesitan estar formalizadas.
Tres modalidades en la concepción de la autoridad: en primer lugar, la autoridad se puede considerar fundada
en la creencia, por el contrario a la ejercida sobre la conducta. Aceptar la autoridad así entendida es prestar
asentimiento a la verdad o validez de proposiciones porque su fuente es reconocida como una autoridad.
Originalmente, para los romanos y durante toda la Edad Meda, auctoritas significó la posesión de un status especial,
o cualidad, o título, que sumaba un fundamento obligatorio para la confianza o la obediencia.
San Agustín distinguió la autoridad divina, la autoridad de Cristo, la autoridad de la Escritura, la autoridad
patriótica y la autoridad de la Iglesia. La autoridad se considera materia de fe sobre la base de una sabiduría especial,
una revelación, destreza, visión o conocimiento. Es inherente a estas concepciones la desigualdad, porque los que
tienen acceso a ese conocimiento son por el solo hecho superiores a los demás y tienen derecho a que estos le
rindan acatamiento y sumisión. Por otra parte, en los casos en que no se da por supuesto ese restringido acceso a
verdades religiosas o científicas, la autoridad puede ser aceptada como una cuestión de conveniencia práctica o de
economía de esfuerzos, según sucede en la división intelectual del trabajo. La idea de autoridad moral solo tiene
sentido en una comunidad que comparte valores y principios de los cuales se supone que ciertas personas tienen

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un conocimiento mejor que otras; esta idea pierde sentido en los casos en que no se considera a esos valores y
principios como objeto de conocimiento, sino que dependen de la elección individual. En segundo lugar, la
autoridad por convención: se la considera en función de decisiones obligatorias que reclaman obediencia, y se
supone que su fuente es aceptada voluntariamente por los que están sujetos. Es indispensable la acción coordinada,
pero no se la puede lograr si cada quien sigue su propio juicio. Los títulos que una persona o unas personas tienen
para ser obedecidas en su cargo de autoridad se basan en haber sido investidas de autoridad por un procedimiento
acordado. Las personas sujetas a esa autoridad están obligadas por decisiones individuales. La autoridad fundada
en la creencia impone con necesidad el asentimiento de los sujetos a ella, este tipo de autoridad simplemente exige
que el súbdito se abstenga de obrar sobre la base de su propio juicio. En tercer lugar, la autoridad por imposición:
las razones autoritativas y las reglas de reconocimiento se imponen por medio del poder. Ideas como hegemonía,
legitimación, ideología, movilización del prejuicio y el consenso falso, dan a entender que en las sociedades
contemporáneas la autoridad es impuesta por medio del poder, sea este un control directo o se ejerza
indirectamente en virtud de relaciones de dependencia.

II
Esbozo de diversas tradiciones dentro de la teoría política y la sociología.
Están en primer término los que admiten que el orden social está constituido por creencias compartidas,
sustentadas en la autoridad, sea esta de inspiración divina, o basada en la ciencia. En estas concepciones la
autoridad fundada en la creencia es nuclear para explicar la cohesión social y el orden político: el poder se
conceptualiza en relación con su papel central de autoridad, en parte como funcional respecto de ella, y aun
constitutivo; y en parte como algo amenazador, en la medida en que se abusa de él o se difunde de manera que
pone en peligro su propia continuidad.
En el pensamiento medieval, la autoridad y el poder (considerado como un control social institucionalizado, que
suponía coerción) se fueron entramando más y más. Desde el siglo XIII, la autoridad tanto dentro como fuera de la
Iglesia, se consideró la base del poder coercitivo.
En los siglos XIX y XX, la autoridad fundada en la creencia se concibió por caminos no tradicionalistas y por
caminos que aunaban lo tradicional y lo moderno en las más diversas combinaciones, que se refieren tanto a la
índole de las proferencias autoritativas como a las reglas de reconocimiento, ligándolas a condiciones de vida
específicamente modernas. Un principio de autoridad enteramente nueva, un tipo de integración social, una
estructura social novedosa basada en los requisitos funcionales de la producción industrial reemplazará al antiguo
sistema de jerarquía y subordinación. El deseo de dominar se plegará al bien colectivo. El nuevo poder espiritual
instituirá la moralidad como guía de la sociedad: su papel será gobernar la opinión, es decir, establecer u mantener
los principios que deben gobernar las diversas relaciones sociales. La moral prevalecerá sobre las soluciones
políticas. La consigna de Comte era orden y progreso.
El poder es la capacidad de mandar, que está respaldada implícita o explícitamente, por la fuerza; permite que
algunos hombres ejerzan dominación sobre otros.
Lipset define la legitimidad como la capacidad del sistema para generar y mantener las creencias en que las
instituciones políticas existentes son las más apropiadas para la sociedad.
En cuanto al poder, lo consideran parte de aquello o una forma derivada, pero también una amenaza cuando se
abusa de él al punto de debilitar o destruir las creencias consensuales. En condiciones consensuales, el poder tiende
a cobrar una forma no asimétrica y no conflictiva, al menos en el interior de la sociedad en cuestión.
Hobbes: la situación de dificultad, el estado de naturaleza, consiste en que los individuos tienen igual poder, y
sus intereses entran en conflicto irreductible: los poderes iguales se oponen, se destruyen unos a otros; y esta
oposición es llamada lucha. El precio de la paz es la constitución de un poder común, a fin de que los hombres
confieran toda su fuerza y todo su poder a un solo hombre o conjunto de hombres capaces de reducir todas sus
voluntades, por pluralidad de votos, a una sola voluntad. El pacto es un acuerdo de todos con todos para obedecer
las órdenes del soberano como si fueran propias. Esto es solo aplicable en un determinado dominio de la actividad
humana; para todas las actividades no contempladas por la ley, los hombres tienen la libertad de hacer lo que su
razón le sindique y que sea lo más beneficioso para ellos.

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Todos los pensadores del liberalismo democrático suponen que la autoridad es una forma de obligación
voluntaria, asumida por si. Toda la tradición del liberalismo democrático presentó a la autoridad, nacida por
convención; y al poder como coercitivo y asimétrico.
Para Marx y Engels, el poder de clase (asimétrico por su naturaleza misma) es ejercido, por clases dominantes
sobre las dominadas, de diversos modos, que van de la mistificación ideológica, pasando por las variedades de
inducción, persuasión, influjo y control hasta la coerción y la aplicación directa de la fuerza, principalmente por
parte del Estado.
Engels: autoridad es la imposición de la voluntad de otro sobre la nuestra. Dominación: es la situación en que la
voluntad manifiesta del dominador o los dominadores está destinada a influir sobre la conducta de una o más
personas.

III
Debates: el primero entre una concepción colectiva y una asimétrica del poder; el segundo y el tercero entre
diferentes concepciones asimétricas; y el cuarto entre concepciones colectivas diferentes.
El desacuerdo entre Parsons y Wright Mills es doble. Sus dos aspectos están contenidos en la afirmación de
Parsons según la cual, a juicio de Mills, el poder no es un servicio para el cumplimiento de funciones en la sociedad
como sistema y en beneficio de esta, sino que se lo interpreta exclusivamente como un servicio en virtud del cual
un grupo, el que detenta el poder, consigue lo que desea impidiendo a otro grupo, el de los excluidos, obtener lo
que desea.
El primer desacuerdo se centra en saber si el poder es o no asimétrico. Mills sigue a Webber y a otros teóricos
del poder asimétrico: lo considera equivalente a control, dependencia y desigualdad; cuando decimos poderosos,
entendemos desde luego los que son capaces de realizar su voluntad, aun si otros la resisten. Para Parsons es esta
una concepción en extremo selectiva, y tiene por consecuencia elevar un aspecto secundario y derivado de un
fenómeno total al lugar central. El poder es comparable al dinero: se convierte en un elemento de servicio para el
logro de metas colectivas, con el acuerdo de los miembros de una sociedad para la legitimación de posiciones de
liderazgo, desde las cuales se promueven las metas del sistema.
Esto lleva al segundo desacuerdo, acerca de atribuir el poder a sistemas o a actores sociales. A juicio de Parsons,
el poder es un recurso sistémico, un servicio generalizado o recurso de la sociedad. La autoridad es la
institucionalización de los derechos de los líderes a esperar apoyo de los miembros de la colectividad. Es el conjunto
de los derechos que permiten a los líderes requerir apoyo, y es por lo tanto la precondición para que el poder
sistémico se ejerza. La autoridad es una base de poder: la única base de poder. En cambio, Mills atribuye poder a
los actores sociales. El poder se relaciona con las decisiones que los hombres adoptan acerca de las condiciones en
que viven y acerca de los sucesos que constituyen la historia de su tiempo y en cuanto esas decisiones se toman, el
problema esencial del poder consiste en determinar quién interviene en su determinación. Mills entiende que el
poder es ejercido por actores individuales o colectivos, quienes hoy tienen el poder de manipular y administrar el
consentimiento de los hombres. La autoridad es una de las formas de poder: un poder que está justificado por las
creencias de los que voluntariamente obedecen.
El debate, dentro de la tradición marxista, entre Nicos Poulantzas y Ralph Miliband corre paralelo en ciertos
aspectos al que tuvo por protagonistas a Parsons y Mills. El desacuerdo se refiere en parte a determinar si el poder
es atribuible a agentes o a las estructuras y sistemas dentro de los cuales actúan. Según Poulantzas, Miliband tendría
dificultades en comprender las clases sociales y el estado en tanto son estructuras objetivas, y sus relaciones en
tanto forman un sistema objetivo de conexiones regulares, una estructura y un sistema cuyos agentes, los hombres
son sus portadures. Miliband de continuo da la impresión de que para él las clases sociales o grupos son de algún
modo reductibles a relaciones interpersonales, que el Estado es reductible a relaciones interpersonales de los
miembros de los diversos grupos que constituyen el aparato estatal, y que la relación entre las clases sociales y el
Estado es reductible a relaciones interpersonales de individuos que componen grupos sociales e individuos que
componen el aparato del Estado.
Esta concepción Poulantzas me parece que deriva de una problemática del sujeto que ha tenido repercusiones
constantes en la historia del pensamiento marxista. Los agentes de una formación social, los hombres, no son
considerados los portadores de instancias objetivas sino como el principio genético de los niveles del todo social.
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Miliband sostiene que Poulantzas se muestra unilateral en este punto y va demasiado lejos restando toda
importancia a la naturaleza de la élite estatal. La exclusiva atención que el presta a las relaciones objetivas da a
entender que los actos del estado en todos sus detalles y en todos los tiempos están totalmente determinados por
aquellas relaciones objetivas: que los constreñimientos estructurales del sistema son compulsivos a punto tal que
los que gobiernan el estado son meros funcionarios y ejecutores de medidas que le son impuestas por el sistema.
Poulantzas remplaza la noción de clase gobernante por la de estructuras objetivas y así cae en una trampa
hiperestructuralista, que priva a los agentes de toda la libertad de elección y de maniobra y los convierte en los
portadores de fuerzas objetivas sobre las que ellos no pueden influir.
Entre Poulantzas y Militand se discute si todo poder es poder de clase. Poulantzas define el poder como la
capacidad de una clase social de realizar sus intereses objetivos específicos. Miliband procura hacer lugar para un
poder estatal: trata de evitar toda confusión entre poder de clase y poder estatal.
El debate sobre comunidad y poder dentro de la reciente ciencia política en los Estados Unidos divide a autores
que comparten una concepción general del poder asimétrico entendido como control o cono obtención del
acatamiento, pero que están en desacuerdo acerca de la manera en que se lo puede discernir y medir. El
desacuerdo proviene en buena medida de que sustentan concepciones dispares sobre lo que se ha considerar
interés y cómo este puede ser afectado de manera adversa, lo que a su vez brota de diferencias fundamentales que
se originan en sus posiciones filosóficas y metodológicas y de cosmovisión.
Robert Dahl y Nelson Polsby emplean una concepción unidimensional del poder que los lleva a centrarse en la
conducta observada en el proceso de tomar decisiones sobre cuestiones acerca de las cuales existe un conflicto
registrable de intereses, entendido como preferencias expresas acerca de cursos de acción, puestas de manifiesto
en la participación política. Polsby sostiene que se puede entender el poder – influencia y control son sinónimos
útiles – como la capacidad de una actor de hacer algo que afecte a otro actor y que modifique la configuración
probable de sucesos futuros especificados. Esto se puede estudiar de la mejor manera en una situación de adopción
de decisiones. Y sostiene que discernir quien prevalece en la toma de decisiones parece el mejor modo de
determinar qué individuos y grupos tienen más poder en la vida social, porque el conflicto directo entre actores
presenta la situación que más se aproxima a la comprobación experimental de su capacidad para influir sobre los
resultados. El método central de Dahl en ¿Quién gobierna? consistió en determinar, para cada decisión, qué
participantes habían iniciado propuestas que en definitiva se adoptaron, habían vetado propuestas hechas por
otros o habían hecho propuestas desechadas. Después sus acciones se tabularon como logros o derrotas
individuales. Los participantes que alcanzaron la mayor proporción de logros sobre la cantidad total de logros se
consideraron los más influyentes.
Bachrach y Baratz critican esta concepción del poder porque la consideran restrictiva, a causa de lo cual
comunica una imagen pluralista. Estos autores sostienen que el poder tiene 2 aspectos. El primero es el examinado
por Dalh, según el cual el poder se encarna totalmente y se refleja de manera plena en las decisiones concretas o
en una actividad que lleva a adoptarlas. Sostienen que se ejerce tb cuando A dedica sus energías a crear o reforzar
valores sociales y políticos y prácticas institucionales que limitan el alcance del proceso político a la consideración
pública de aquellas cuestiones que son comparativamente inocuas para A. En la medida en que A consiga esto, B
quedará impedido, para todos los fines prácticos, de traer al primer plano cuestiones cuya resolución pudiera
perjudicar el conjunto de preferencias de A.
El segundo aspecto del poder existe en la medida en que una persona o un grupo crean o refuerzan barreras
para el tratamiento público de conflictos en materia de cursos de acción, recurriendo a no tomar decisiones, es
decir, tomando decisiones que tienen por resultado la sofocación o coartación de un cuestionamiento latente o
manifiesto a los valores o intereses del que toma las decisiones. Este poder sólo se manifiesta cuando se produce
un conflicto, latente o manifiesto. La concepción bidimensional del poder supone una crítica restringida a la
orientación conductista de la unidimensional y deja sitio a una consideración de los caminos por los cuales se
coartan decisiones sobre asuntos potenciales en torno de los cuales existe un conflicto observable de intereses,
que se encarna en preferencias expresas sobre cursos de acción.
He criticado esta concepción bidimensional por ser al mismo tiempo demasiado conductista y demasiado
individualista, y a causa de su insistencia en que para que exista poder tiene que observarse un conflicto y es preciso
que haya agravios, aunque encubiertos. Se puede elaborar una concepción tridimensional que incorpore las dos
primeras, pero deje sitio a considerar los caminos más sutiles y menos visibles por los cuales cuestiones potenciales

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son mantenidas fuera de la política merced a la conducta de grupos y a las prácticas institucionales. Esta concepción
requiere la hipótesis de que existe contradicción entre los intereses de los que ejercen el poder y los intereses
reales de quienes prestan su silenciosa aquiescencia.
En cuanto a la autoridad, los que sostienen la primera concepción tienden a considerar que la autoridad política
es por convención, como en la teoría clásica de la democracia liberal: se la concede voluntariamente en la forma
de un consentimiento renovado en elecciones regulares. Bachracha y Baratz tienen una posición ambigua acerca
de la autoridad. Consideran que recae sobre los medios de control o la obtención de acatamiento. Pero parecen no
estar seguros sobre si se trata de una forma de poder, que incluiría un conflicto posible de valores o de un acuerdo
basado en la razón. Tomando en cuenta la tercera dimensión del poder, se plantea el problema de determinar cómo
y hasta dónde la aceptación interna de reglas de razones autoritativas y de reglas de reconocimiento puede ser
impuesta por el superior al subordinado.
Por último mencionaremos una interesante diferencia de perspectivas entre dos pensadores que tienen mucho
en común por su formación intelectual: Arendt y Habermas. Este debate se produce en el interior de la familia
colectiva o comunal de las concepciones sobre el poder.
Arendt niega que el poder, fuerza, rigor, autoridad, violencia sean meros términos destinados a indicar los
medios por los cuales el hombre domina al hombre. Rechaza la tradición de pensamiento que reduce los asuntos
públicos a la tarea de la dominación y prefiere invocar otra tradición y otro vocabulario, no menos antiguos y
consagrados por el tiempo, comunes a los atenienses, los romanos y los revolucionarios del siglo XVIII, una tradición
que empleaba un concepto de poder y de ley cuya esencia no residía en la relación de mando y obediencia y que
no identificaba poder con dominación ni ley con mandato. Para Arendt el poder corresponde a la capacidad humana
de obrar, pero de obrar concertadamente. El poder nunca es propiedad del individuo; pretende a un grupo y
conserva su existencia sólo mientras aquel se mantiene unido.
La autoridad, entiende Arendt, ha desaparecido en el mundo moderno; ella nació de la experiencia romana de
la fundación, y se la comprendía a la luz de la filosofía política griega. Su raso distintivo era un reconocimiento no
cuestionado por quienes debían obedecer; no se requería de coerción ni de persuasión.
Habermas admite que esta concepción del poder enunciado por Arendt denota no la instrumentalización de la
voluntad ajena, sino la formación de una voluntad común dirigida a lograr acuerdo: el poder de la comunicación,
orientada al acuerdo, para producir consenso. Esto se asemeja a la idea del propio Habermas sobre el consenso
obtenido en una comunicación no constrictiva, en el cual los participantes se orientan a la obtención del acuerdo,
y no primariamente a sus respectivos logros individuales. Pero disiente con Arendt acerca del modo en que él
fundamenta este concepto comunicativo del poder y a la significación histórica que le asigna. Para Arendt, ese
poder deriva de la concepción de un ámbito público no deformado, basado en los modelos políticos clásicos, que
en el mundo moderno encuentra su expresión en intentos revolucionarios destinados a instaurar la libertad política.
Habermas entiende que esta posición se basa en una imagen anacrónica de la polis griega, inaplicable a condiciones
modernas. La concepción de la política sustentada por Arendt excluye la acción estratégica, la lucha por el poder
político y no guarda relación con el medio económico y social en que está inmersa por la vida del sistema
administrativo. Para Arendt, la política se identifica con la praxis de los que dialogan para obrar en común. Por otro
lado, Habermas valora la idea de que el poder político es generado por convicciones comunes en una comunicación
no constrictiva.
Para Habermas, el régimen político rara vez ha sido la expresión de un consenso no constrictivo de esa índole.
Al contrario, una comunicación limitada sistemáticamente, e ideologías ilusorias, han servido para legitimar el
poder, por medio de convicciones libres de constreñimiento en lo subjetivo, pero que son generadoras de ilusiones.
Habermas sostiene que el capitalismo tardío enfrenta una crisis de legitimación en la medida en que el Estado, cuyo
carácter de clase se vuelve cada vez más transparente, es incapaz de mantener su legitimidad. A su juicio, un poder
legítimo, basado en la comunicación no distorsionada, representa un ideal contrafáctico de emancipación basado
en la teoría crítica.

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WEBER
La “imputación” puede significar: solidaridad activa y pasiva: de la acción de uno de los partícipes son todos tan
responsables como él mismo; por su acción están legitimados todos tanto como él para el disfrute de las
probabilidades aseguradas por esa acción. La responsabilidad puede estar orientada religiosamente. La imputación
puede significar también que, para los partícipes en una relación social cerrada valga legalmente como suya propia
según sus ordenamientos tradicionales o estatuidos, toda disposición sobre probabilidades de cualquier especie
tomada por un representante.
La solidaridad existe: a) en las comunidades familiares y de vida, reguladas por la tradición, b) en las relaciones
cerradas que mantienen por su propia fuerza el monopolio de determinadas probabilidades, c) en las asociaciones
lucrativas cuando la empresa se lleva personalmente por los participes, d) en determinadas circunstancias, en las
sociedades de trabajadores. La situación de participación existe en las asociaciones estatuidas y en las uniones
formadas para el logro de algún fin.
Existe una atribución del poder representativo según determinadas características, por ejemplo, se atribuye
siguiendo una escala de edades o una base semejante.
El fenómeno más antiguo y más general es el de la represalia, como venganza tanto como prenda.
Asociación: una relación social con una regulación limitadora hacia fuera cuando el mantenimiento de su orden
está garantizado por la conducta de determinados hombres destinada en especial a ese propósito: un dirigente y
un cuadro administrativo que tienen también de modo normal el poder representativo. El ejercicio de la dirección
o la participación en la acción del cuadro administrativo pueden ser: a) apropiados o b) atribuidos por el orden
vigente en la asociación a personas destinadas, a personas que reúnan ciertas características o a personas que se
eligen en una forma determinada. La acción de la asociación consiste en: a) la conducta legítima del cuadro
administrativo mismo que, en méritos de los poderes de gobierno o de representación, se dirige a la realización del
orden de la misma; b) la conducta de los participes en la asociación en cuanto dirigida por las ordenanzas de ese
cuadro administrativo. La asociación no consiste en otra cosa que la probabilidad del desarrollo de una acción
orientada de la forma expuesta. El orden vigente puede también contener normas por las cuales debe orientarse
la conducta de los miembros de la asociación.
Una asociación puede ser: a) autónoma o heterónoma, b) autocefala o heterocéfala. Autonomía significa, al
contrario de heterónoma, que el orden de la asociación no esté otorgado por alguien fuera de la misma y exterior
a ella, sino por sus propios miembros y en virtud de la cualidad de tales. Autocefala significa que el dirigente de la
asociación esté nombrado según el orden de la asociación y no, como en el caso de heterocefala, por alguien
externo a ella. Una asociación plenamente heterónoma y heterocefala (regimiento) se caracteriza por regla general,
como parte de una asociación más amplia.
Los órdenes estatuidos en una “sociedad” pueden nacer: a) por pacto libre o b) por otorgamiento y
sometimiento. Un poder gubernamental dentro de la asociación pude pretender el poder legítimo para la

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imposición de órdenes nuevos. La constitución de una asociación consiste en la probabilidad efectiva de que se
produzca el sometimiento al poder “otorgante” del gobierno existente, según medida, modo y condiciones.
Las ordenaciones de una asociación pueden imponerse con la validez no sólo para sus miembros, sino aun para
aquellas personas que no lo son, siempre que se den determinadas circunstancias de hecho. Estas circunstancias
de hecho pueden consistir en una relación territorial. Una asociación cuyas ordenaciones tengan
fundamentalmente una validez territorial, debe llamarse asociación territorial.
Otorgada: es toda ordenación que no derive de un pacto personal y libre de todos los miembros.
Orden administrativo: el que regula la “acción de la asociación”. Orden regulador es el que ordena otras acciones
sociales, garantizando, mediante esa regulación, a los agentes las probabilidades ofrecidas por ella. En la medida
en que una asociación sólo se oriente por órdenes de la primera clase, podrá decirse que es una asociación de
carácter administrativo, y cuando la orientación esté dirigida por órdenes de la última clase si dirá que es una
asociación de carácter regulador.
Empresa: una acción que persigue fines de una determinada clase de un modo continuo. Asociación de empresa:
una sociedad con un cuadro administrativo continuamente activo en la prosecución de determinados fines.
Unión: una asociación de empresa cuyas ordenaciones estatuidas sólo pretenden validez para los que son sus
miembros por libre decisión.
Instituto: una asociación cuyas ordenaciones estatuidas han sido “otorgadas” y rigen de hecho con respecto a toda
acción que con determinadas características dadas tenga lugar en el ámbito de su poder.
Poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad dentro de una relación social, aun contra toda
resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad.
Dominación: la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas
dadas; Disciplina: probabilidad de encontrar obediencia para un mandato por parte de un conjunto de personas.
Asociación de dominación: cuando sus miembros están sometidos a relaciones de dominación en virtud del orden
vigente.
Una asociación de dominación debe llamarse asociación política cuando y en la medida en que su existencia y la
validez de sus ordenaciones, dentro de un ámbito geográfico determinado, estén garantizados de un modo
continuo por la amenaza y aplicación de la fuerza física por parte de su cuadro administrativo.
Estado: un instituto político de actividad continuada, cuando y en la medida en que su cuadro administrativo
mantenga con éxito la pretensión al monopolio legítimo de la coacción física para el mantenimiento del orden
vigente.
Asociación hierocrática: una asociación de dominación cuando y en la medida en que aplica para la garantía de su
orden la coacción psíquica, concediendo y rehusando bienes de salvación. Iglesia: instituto hierocrático de actividad
continuada, cuando y en la medida en que su cuadro administrativo mantiene la pretensión al monopolio legítimo
de la coacción hierocrática.

TIPOS DE DOMINACION
Las formas de legitimidad
Dominación: la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado para mandatos específicos.
Esta dominación puede descansar en los más diversos motivos de sumisión: desde la habituación inconsciente hasta
lo que son consideraciones puramente racionales con arreglos a fines. Un determinado mínimo de voluntad de
obediencia, o sea de interés en obedecer, es esencial en toda relación auténtica de autoridad.
No toda dominación se sirve del medio económico. Y todavía menos tiene toda dominación fines económicos. Toda
dominación sobre una pluralidad de hombres requiere un cuadro administrativo, es decir, la probabilidad, en la que
se puede confiar, de que se dará una actividad, dirigida a la ejecución de sus ordenaciones generales y mandatos
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concretos, por parte de un grupo de hombres cuya obediencia se espera. Este cuadro administrativo puede estar
ligado a la obediencia de su señor, por la costumbre, por intereses materiales o por motivos ideales. La naturaleza
de estos motivos determina el tipo de dominación. Motivos puramente materiales y racionales con arreglo a fines
como vínculo entre el imperante y su cuadro implican una relación relativamente frágil. Se les añaden otros
motivos: afectivos o racionales con arreglo a valores. En lo cotidiano domina la costumbre y con ella intereses
materiales, utilitarios. Pero la costumbre y la situación de intereses, no menos que los motivos puramente afectivos
y de valor (racionales con arreglo a valores), no pueden representar los fundamentos en que la dominación confía.
Se le añade otro factor: la creencia en la legitimidad.
Ninguna dominación se contenta voluntariamente con tener como probabilidades de su presencia motivos
puramente materiales, afectivos o racionales con arreglo a valores. Todas procuran despertar y fomentar la
creencia en su “legitimidad”. Según sea la clase de legitimidad pretendida es diferente tanto el tipo de la obediencia,
cono el cuadro administrativo destinado a garantizarla, como el carácter que toma el ejercicio de la dominación.
Parece adecuado distinguir las clases de dominación según sus pretensiones típicas de legitimidad.
Tres tipos puros de dominación legítima:
1. De carácter racional: que descansa en la creencia en la legalidad de ordenaciones estatuidas y de los derechos
de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer autoridad. (autoridad legal)
2. De carácter tradicional: que descansa en la creencia cotidiana en la santidad de las tradiciones que rigieron
desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad. (autoridad
tradicional)
3. De carácter carismático: que descansa en la entrega extracotidiana a la santidad, heroísmo o ejemplariedad de
una persona y a las ordenaciones por ella creadas o reveladas.( autoridad carismática)
En el caso de la autoridad legal se obedecen las ordenaciones interpersonales y objetivas legalmente estatuidas y
las personas por ellas designadas, en méritos éstas de la legalidad formal de sus disposiciones dentro del círculo de
su competencia. En el caso de la autoridad tradicional se obedece a la persona del señor llamado por la tradición
y vinculado por ella, por motivos de piedad, en el círculo de lo que es consuetudinario. En el caso de la autoridad
carismática se obedece al caudillo carismáticamente calificado por razones de confianza personal en la revelación,
heroicidad o ejemplariedad, dentro del círculo en que la fe en su carisma tiene validez.

La dominación legal con administración burocrática


La dominación legal descansa en la validez de las siguientes ideas entrelazadas entre sí:
- Que todo derecho, pactado u otorgado, puede ser estatuido de modo racional, con la pretensión de ser
respetado, por los miembros de la asociación.
- Que todo derecho según su esencia es un cosmos de reglas abstractas, estatuidas intencionalmente; que la
judicatura implica la aplicación de esas reglas al caso concreto; y que la administración supone el cuidado racional
de los intereses previstos por las ordenaciones de la asociación, dentro de los límites de las normas jurídicas y según
principios señalables que tienen la aprobación o por lo menos carecen de la desaprobación de las ordenaciones de
la asociación.
- Que el sobrerano legal típico, la persona puesta a la cabeza, en tanto que ordena y manda, obedece por su
parte al orden impersonal, por el que orienta sus disposiciones.
- Que el que obedece sólo lo hace en cuanto miembro de la asociación y sólo obedece al derecho.
- Las personas obedecen a aquel orden impersonal; sólo están obligados a la obediencia dentro de la
competencia limitada, racional y objetivo, a él otorgada por dicho orden.
Las categorías de la dominación legal son:
1. Un ejercicio continuado, sujeto a ley, de funciones, dentro de
2. una competencia, que significa:
a) un ámbito de deberes y servicios objetivamente limitado en virtud de una distribución de funciones,

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b) con la atribución de los poderes necesarios para su realización, y
c) con fijación estricta de los medios coactivos admisibles y el supuesto previo de su aplicación.
Una actividad establecida de esa suerte se llama “magistratura” o “autoridad”.
El principio de jerarquía administrativa, o sea la ordenación de “autoridades” fijas con facultades de regulación e
inspección y con el derecho de queja o apelación ante las “autoridades” superiores por parte de las inferiores.
Las reglas según las cuales hay que proceder pueden ser técnicas o normas.
Su aplicación exige en ambos casos, para que se logre la racionalidad, una formación profesional. Los “funcionarios”
forman el cuadro administrativo típico de las asociaciones racionales, sean estas políticas, hierocráticas,
económicas o de otra clase. Rige el principio de la separación plena entre el cuadro administrativo y los medios de
administración y producción.
Rige el principio administrativo de atenerse al expediente, aún allí donde las declaraciones orales sean de hecho la
regla o estén hasta prescritas; se fijan por escrito los considerandos, propuestas y decisiones, así, como las
disposiciones y ordenanzas de toda clase. El expediente y la actividad continuada por el funcionario hacen que la
oficina sea la médula de toda forma moderna en la actividad de asociaciones.
La dominación legal puede adoptar formas muy distintas, es la estructura pura de dominación del cuadro
administrativo: la burocracia.
El tipo más puro de dominación legal es aquel que se ejerce por medio de un cuadro administrativo burocrático.
Sólo el dirigente de la asociación posee su posición de imperio, bien por apropiación, bien por elección o por
designación de su predecesor. La totalidad del cuadro administrativo se compone de funcionarios individuales, los
cuales:
1. personalmente libres, se deben sólo a los deberes objetivos de suc argo,
2. en jerarquía administrativa rigurosa,
3. con competencias rigurosamente fijadas,
4. en virtud de un contrato,
5. calificación profesional que fundamenta su nombramiento
6. son retribuidos en dinero con sueldos fijos,
7. ejercen el cargo como única o principal profesión,
8. tienen ante sí una carrera o una perspectiva de ascensos y avances por años de ejercicio, o por servicios o por
ambas cosas, según juicios de sus superiores.
9. trabajan con completa separación de los medios administrativos y sin apropiación del cargo,
10.y están sometidos a una rigurosa disciplina y vigilancia administrativa.
La administración burocrática es la forma más racional de ejercerse una dominación. El desarrollo de las formas
modernas de asociaciones en toda clase de terrenos coincide con el desarrollo e incremento creciente de la
administración burocrática. Todo trabajo continuado se realiza por funcionarios en sus oficinas. El gran instrumento
de la superioridad de la administración burocrática es el saber profesional especializado.
Los dominados sólo pueden defenderse de una dominación burocrática existente mediante la creación de una
contraorganización propia, igualmente sometida a la burocratización.
La cuestión es siempre ¿quién domina el aparato burocrático existente? Y siempre esa dominación tiene ciertas
limitaciones para el no profesional. La necesidad de una administración más permanente, rigurosa, intensiva y
calculable determina el carácter fatal de la burocracia, como médula de toda administración de masas.
Existen para la burocracia condiciones esenciales de carácter técnico en los medios de comunicación. El problema
radicaría en si este sería capaz de crear condiciones parecidas para una administración racional, que en este caso
significaría una administración burocrática rígida, sometida a reglas aún mas rigurosamente formales que las
existentes en el orden capitalista.

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La administración burocrática significa dominación gracias al poder; este representa su carácter racional
fundamental y específico.
La dominación burocrática significa socialmente en general:
1. La tendencia a la nivelación en interés de una posibilidad universal de reclutamiento de los más calificados
profesionalmente.
2. La tendencia a la plutocratización en interés de una formación profesional que haya durado el mayor tiempo
posible
3. La dominación de la impersonalidad formalista
El espíritu normal de la burocracia racional es el siguiente:
1. Formalismo: exigido para garantizar las oportunidades personales de vida de los interesados
2. Inclinación de los burócratas a llevar a cabo sus tareas administrativas: esta tendencia hacia una racionalidad
material encuentra apoyo por parte de aquellos dominados que no pertenecen a la capa de los interesados en la
garantía de las probabilidades poseídas.

Dominación Tradicional
Una dominación es tradicional cuando su legitimidad descansa en la santidad de ordenaciones y poderes de mando
heredados de tiempos lejanos, desde tiempo inmemorial, creyéndose en ella en méritos de esa santidad. La
asociación de dominación es una asociación de piedad determinada por una comunidad de educación. El soberano
es un señor personal, su cuadro administrativo no está constituido por funcionarios sino por servidores, los
dominados son compañeros tradicionales o súbditos. Las relaciones de cuadro administrativo se determinan por la
fidelidad personal del servidor. Los principios son de la justicia y equidad.
Se obedece a la persona llamada por la tradición o por el soberano tradicionalmente determinado, y los mandatos
de estas personas son legítimos de dos maneras:
1. en parte por la fuerza de la tradición que señala inequívocamente el contenido de las ordenaciones,
2. en parte por arbitrio libre del señor, al cual la tradición le demarca el ámbito correspondiente
Este arbitrio tradicional descansa en la limitación de la obediencia por piedad. Existe doble reino:
1. de la acción imperante materialmente vinculada por la tradición
2. de la acción del imperante materialmente libre de tradición
El ejercicio de la dominación se orienta por lo que, de acuerdo con la costumbre, está permitido al señor frente a
la obediencia tradicional de los súbitos, de modo que no provoque su resistencia.
En este tipo de dominación tradicional es imposible la creación deliberada, por declaración, de nuevos principios
jurídicos o administrativos. Nuevas creaciones efectivas sólo pueden ser legitimadas por considerarse válidas de
antaño y ser reconocidas por la sabiduría tradicional.
El imperante domina sin o con cuadro administrativo. El cuadro administrativo típico puede ser reclutado de modo
tradicional (por lazos de piedad de los vinculados del señor pertenecientes al linaje, esclavos, funcionarios
domésticos, clientes, colonos, libertos) o reclutamiento extramatrimonial (por relaciones personales de confianza,
por pacto de fidelidad con el señor legitimado como tal, funcionarios que entran libremente en la relación de
piedad).
Al cuadro administrativo de la dominación tradicional en su tipo puro le falto:
a) la competencia fija según reglas objetivas
b) la jerarquía racional fija
c) el nombramiento regulado por libre contrato y el ascenso regulado
d) la formación profesional

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e) el sueldo fijo y el sueldo pagado en dinero.
Todos los delegados investidos con competencias permanentes son al principio funcionarios domésticos del señor.
Los tipos originarios de la dominación tradicional están constituidos por los casos en que no existía un cuadro
administrativo personal del imperante: gerontocracia y patriarcalismo originario.
Gerontocracia: la situación en que, en la medida en que existe una autoridad en la asociación, ésta se ejerce pro
los más viejos.
Patriarcalismo: la situación en que dentro de una flia, ejerce la dominación una sola persona de acuerdo con
determinadas reglas hereditarias fijas.
Con la aparición de un cuadro administrativo personal del señor toda dominación tradicional tiende al
patrimonialismo y en el caso extremo de poder de mando al sultanato. Los compañeros se convierten en súbditos,
ya que lo que fuera hasta ese momento derecho preeminente entre iguales lo convierte el imperante en su derecho
propio, apropiado en igual forma que cualquier otro objeto de posesión y valorizable.
Dominación patrimonial: toda dominación primariamente orientada por la tradición, pero ejercida en virtud de un
derecho propio. Dominación sultanista: la dominación patrimonial que se mueve, en la forma de su administración,
dentro de la esfera del arbitrio libre, desvinculado de la tradición.
Dominación estamental: aquella forma de dominación patrimonial en que determinados poderes de mando y sus
correspondientes probabilidades económicas están apropiados pro el cuadro administrativo. La apropiación puede
ser a) la de una asociación o categoría de personas señaladas con determinadas características, o b) la de un
individuo; y en este caso sólo vitalicia o hereditaria o de libre propiedad.
La dominación estamental significa: a) limitación permanente de la libre selección del cuadro administrativo por
parte del soberano, en virtud de apropiación de los cargos o poderes políticos por una asociación o por una capa
estamentalmente calificada; b) apropiación de los cargos y de las probabilidades lucrativas que su posesión procura,
apropiación de los medios administrativos materiales y apropiación de los poderes políticos por los miembros
individuales del cuadro administrativo. El poseedor estamental de poderes políticos apropiados sufraga los costos
de la administración con sus propios medios administrativos apropiados de forma indivisa.
La apropiación por parte de los individuos puede descansar en arriendo, prenda, venta, privilegio personal,
hereditario o libremente apropiado; en una apropiación por parte de una asociación o de una capa
estamentalmente cualificada, en una doctrina.
El servidor patrimonial puede obtener su sostén por manutención en la mesa del señor, por asignaciones sobre las
existencias del señor de dinero y bs., mediante tierras de servicio, mediante feudo, mediante apropiación de
probabilidades de rentas, derechos o tributos.
Prebendas: cuando se confieren de un modo renovado, con apropiación individual pero nunca hereditaria, y se
encuentran reguladas tradicionalmente en su amplitud o en su jurisdicción. Prebendalismo: la existencia de una
administración mantenida principalmente en esta forma. Feudos: los poderes políticos de mando apropiados
cuando se confieren principalmente por contrato a individuos cualificados, y cuando los recíprocos derechos y
obligaciones están orientados por conceptos de honor estamental y militar.
La dominación trata a todos los poderes de mando y derechos señoriales económicos a la manera de probabilidades
económicas apropiadas de un modo privado.
División estamental de poderes: la situación en la que una asociación de privilegiados estamentales dictan
disposiciones políticas o administrativas u ordenanzas administrativas concretas o medidas de control
administrativo, y eventualmente las ejecutan.
La dominación tradicional opera sobre la naturaleza de la economía. La economía fiscal del patrimonialismo opera
de un modo irracional aun allí donde existe una economía monetaria.
El patrimonialismo normal no solamente impide la economía racional por su política fiscal, sino sobre todo por su
administración: por la dificultad que el tradicionalismo formal opone a la existencia de sus disposiciones legales
racionales y calculables, por la ausencia de un cuadro administrativo profesional formal, por el amplio ámbito del
arbitrio material.

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Bajo la dominación de poderes patrimoniales normales florecen y arraigan el capitalismo comercial, el capitalismo
de arriendo de tributos y de arriendo y venta de cargos, etc.

La Dominación Carismática
Carisma: la cualidad, que pasa por extraordinaria, de una personalidad, por cuya virtud se la considera en posesión
de fuerzas sobrenaturales o sobrehumanas o como enviados del dios. El modo como habría de valorarse
objetivamente la cualidad en cuestión, sea desde un punto de vista ético, estético u otro cualquiera, es cosa del
todo indiferente en lo que atañe a nuestro concepto, pues lo que importa es cómo se valora por los dominados
carismáticos o por los adeptos.
Sobre la validez del carisma decide el reconocimiento, nacido de la entrega a la revelación, de la reverencia por el
héroe, de la confianza en el jefe, por parte de los dominados: reconocimiento que se mantiene por corroboración
de las supuestas cualidades carismáticas. El reconocimiento es un deber de los llamados, en méritos de la vocación
y de la corroboración, a reconocer esa cualidad. Este reconocimiento es una entrega plenamente personal y llena
de fe surgida del entusiasmo o de la indigencia y la esperanza.
La dominación carismática supone un proceso de comunicación de carácter emotivo. El cuadro administrativo no
es ninguna burocracia. Se es elegido a su vez por cualidades carismáticas. Hay un llamamiento por el señor según
su propia inspiración fundada en la calificación carismática del vocado, sólo hay intervenciones del jefe. Hay
misioneros comisionados carismáticamente con una misión, dentro del ámbito de la misión otorgada por el señor
y su propio carisma.
La dominación carismática se opone tanto a la dominación racional, especialmente la burocrática, como a la
tradicional, especialmente la patriarcal y patrimonial. Ambas son formas de la dominación cotidiana, rutinaria, la
carismática es lo contrario. La dominación burocrática es racional en el sentido de su vinculación a las reglas
discursivamente analizables; la carismática es irracional. La dominación tradicional está ligada a los precedentes del
pasado y en cuanto tal igualmente orientada por normas; la carismática subvierte el pasado y es revolucionaria. Es
legítima en tanto que el crisma personal rige por su corroboración, en tanto que encuentra reconocimiento, y han
menester de ella los hombres de confianza, discípulos, séquitos; y sólo por la duración de su confirmación
carismática.
El carisma puro es extraño a la economía. Constituye una vocación en el sentido de misión, tarea. Las formas típicas
de la cobertura de necesidades de carácter carismático son las mecenísticas (donaciones, fundaciones) y las
mendicantes, y el boletín y la extorsión violenta o pacífica.
El carisma puede ser una renovación desde dentro, que nacida de la indigencia o del entusiasmo, significa una
variación de la dirección de la conciencia y de la acción, con reorientación completa de todas las actitudes frente a
las formas de vida anteriores o frente al mundo en general.

La rutinización del carisma


En su forma genuina la dominación carismática es de carácter específicamente extraordinario y fuera de lo
cotidiano, representando una relación social rigurosamente personal, unida a la validez carismática de cualidades
personales y a su corroboración. Los motivos para ello son: el interés ideal o material de los prosélitos en la
persistencia y permanente reanimación de la comunidad; el interés ideal más fuerte y el material todavía más
intenso del cuadro administrativo: séquitos, discípulos en continuar la existencia de la relación.
La manera de su resolución determina de un modo esencial la naturaleza toda de las relaciones sociales que surgen.
Pueden ocurrir los siguientes tipos de soluciones:
a) Nueva busca, según determinadas señales del que, como portador del carisma, esté calificado para ser líder.
b) Por revelación: oráculo, sorteo u otras técnicas de selección. La legitimidad del nuevo portador del carisma es
una que deriva de la legitimidad de la técnica.
c) Por designación del sucesor hecha por el portador actual del carisma y su reconocimiento por parte de la
comunidad.

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d) Por designación del sucesor por parte del cuadro administrativo carismáticamente calificado y reconocimiento
por la comunidad.
e) Por la idea de que el carisma es una cualidad de sangre y que por tanto inhiere al linaje y en particular a los más
próximos parientes: carisma hereditario.
f) Por la idea de que el carisma es una cualidad que puede ser transmitida o producida en otro: carisma del cargo.
La cotidianización del carisma se realiza en la forma de una apropiación de los poderes de mando y de las
probabilidades lucrativas por los secuaces o discípulos, y bajo regulación de su reclutamiento; el carisma sólo puede
ser despertado o probado, no aprendido o inculcado.
Las normas carismáticas pueden transformarse fácilmente en estamentales y tradicionales.
Supuesto de la rutinización es la eliminación del carácter peculiar del carisma como ajeno a lo económico, su
adaptación a las formas fiscales de la cobertura de las necesidades y a las condiciones económicas de los sujetos a
impuestos y tributos. Con la rutinización, la asociación de dominación carismática desemboca en las formas de la
dominación cotidiana: patrimonial o burocrática. El carácter singular originario se manifiesta en el honor
estamental carismático – hereditario o de oficio de los apropiantes, del jefe y del cuadro administrativo, en la
naturaleza del prestigio del mando.

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MICROFISICA DEL PODER
(FOUCAULT)
Poder – Cuerpo
En una sociedad como la del siglo XVII, el cuerpo del rey no era una metáfora, sino una realidad política: su
presencia física era necesaria para el funcionamiento de la monarquía.
¿La república única e indivisible?.. Nunca funciona como en cuerpo del rey bajo la monarquía. No hay cuerpo de
la República. Por el contrario, es el cuerpo de la sociedad el que se convierte, a lo largo del siglo XX, en el nuevo
principio. A este cuerpo se le protegerá de una manera casi médica: en lugar de rituales mediante los que se
restauraba la integridad del cuerpo del monarca, se van a aplicar recetas, terapéuticas tales como la eliminación de
los enfermos, el control de los contagiosos, la exclusión de los delincuentes. La eliminación por medio del suplicio
es reemplazada por los métodos de asepsia: la criminología, el eugenismo, la exclusión de los degenerados.
¿Existe un fantasma corporal al nivel de las diferentes instituciones?.. El gran fantasma es la idea de un cuerpo
social que estaría constituido por la universalidad de las voluntades. No es el consensus el que hace aparecer el
cuerpo social, es la materialidad del poder sobre los cuerpos mismos de los individuos.
Como siempre en las relaciones de poder, se encuentra uno ante fenómenos complejos que no obedecen a la
forma hegeliana de dialéctica. El dominio, la conciencia de su cuerpo no han podido ser adquiridos más que por el
efecto de la ocupación del cuerpo por el poder: la gimnasia, los ejercicios, el desarrollo muscular, la desnudez, la
exaltación del cuerpo bello… todo está en la línea que conduce al deseo del propio cuerpo mediante un trabajo
insistente, obstinado, meticuloso que el poder ha ejercido sobre el cuerpo de los niños, de los soldados, sobre el
cuerpo sano. Desde el momento en que el poder ha producido este efecto, en la línea misma de sus conquistas,
emerge inevitablemente la reivindicación del cuerpo contra el poder, la salud contra la economía, el placer contra
las normas morales de la sexualidad, del matrimonio, del pudor. Y de golpe, aquello que hacía al poder fuerte se
convierte en aquello por lo que es atacado. El poder se ha introducido en el cuerpo. La impresión de que el poder
se tambalea es falsa, porque puede operar un repliegue, desplazarse, investirse en otra parte. Es el desarrollo
estratégico normal de una lucha.
El cuerpo se ha convertido en el centro de una lucha entre los niños y los padres, entre el niño y las instancias
de control. La sublevación del cuerpo sexual es el contraefecto de esta avanzada. ¿Cómo responde el poder? Por
medio de una explotación económica de la erotización, desde los productos de bronceado hasta las películas
porno… En respuesta tb a la sublevación del cuerpo, se encontrará una nueva inversión que no se presenta ya bajo
la forma de control – represión, sino bajo la de control – estimulación: ¡Ponte desnudo… pero sé delgado, hermoso!
A cada movimiento de uno de los adversarios responde el movimiento del otro.
En el desarrollo de un proceso político como ha aparecido, el problema del cuerpo. Se puede decir que lo que
sucedió después de mayo de 68 era profundamente antimarxistas. ¿Cómo los movimientos revolucionarios
europeos van a ser capaces de liberarse del efecto Marx, de las instituciones propias del marxismo de los siglos XIX
y XX? Tal era la orientación de este movimiento. En esta puesta en cuestión de la identidad marxismo = proceso
revolucionario, identidad que constituía una especie de dogma, la importancia del cuerpo es una de las piezas más
importantes.
Nada es más material, más físico, más corporal que el ejercicio del poder… ¿Cuál es el tipo de inversión sobre el
cuerpo que es preciso y suficiente para el funcionamiento de una sociedad capitalista como la nuestra? Desde el
siglo XVIII hasta comienzos del XX, se ha creído que la dominación del cuerpo por el poder debía ser pesada, maciza,
constate, meticulosa. A partir de los años 60, se da uno cuenta de que este poder tan pesado no era indispensable
como parecía, que las sociedades industriales podían contentarse con un poder sobre el cuerpo mucho más
relajado.
No soy de los que intentan estudiar los efectos del poder a nivel de la ideología. Lo que me fastidia en estos
análisis que privilegian la ideología, es que se supone siempre un sujeto humano cuyo modelo ha sido
proporcionado por la filosofía clásica y que estaría dotado de una conciencia en la que el poder vendría a ampararse.
Pero en la medida en que hoy las reivindicaciones ya no son las del cuerpo asalariado sino las del salario, no se
oye casi hablar de ellas en cuanto tales. Todo sucede como si los discursos revolucionarios estuviesen penetrados
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de temas rituales que se refieren a los análisis marxistas. Si bien existen cosas muy interesantes de Marx sobre el
cuerpo, el marxismo las ha ocultado en provecho de la conciencia y de la ideología.
Si el poder no tuviese por función más que reprimir, si no trabajase más que según el modo de la censura, de la
exclusión, de los obstáculos, de la represión, a la manera de un gran superego, si no ejerciese más que de una forma
negativa, sería muy frágil. Si es fuerte, es debido a que produce efectos positivos a nivel del deseo y tb a nivel del
saber. El poder lo produce. Si se ha podido construir un saber sobre el cuerpo, es gracias al conjunto de una serie
de disciplinas escolares y militares. Es a partir de un poder sobre el cuerpo como un saber fisiológico, orgánico ha
sido posible.
La noción de represión a la que se reducen los mecanismos de poder, me parece muy insuficiente y posiblemente
peligrosa.
Los movimientos revolucionarios marxistas y marxistizados desde finales del siglo XIX han privilegiado el aparato
de Estado como blanco de lucha. Para poder luchar contra el Estado que no es solamente un gobierno, es necesario
que el movimiento revolucionario se procure el equivalente en términos de fuerzas político – militares, en
consecuencia, que se constituya como partido, modelado como un aparato de Estado, con los mismos mecanismos
de disciplina, las mismas jerarquías, la misma organización de poderes. Esta consecuencia es pesada. La toma del
aparato de Estado ¿debe considerarse como una simple ocupación con eventuales modificaciones o bien ser
ocasión de su destrucción? Es preciso minar el aparato, pero no hasta el final ya que desde el momento en que la
dictadura del proletariado se establezca, la lucha de clases no estará terminada. Es preciso que el aparato de Estado
esté suficientemente intacto para poder utilizarlo contra los enemigos de clase. La segunda consecuencia: el
aparato de Estado debe ser reconducido, al menos hasta un cierto punto, durante la dictadura del proletariado.
Tercera consecuencia: para hacer funcionar estos aparatos que están ocupados pero no destruidos, es preciso
acudir a los técnicos y a los especialistas. Se utiliza la antigua clase familiarizada con el aparato, a la burguesía.
Una de las primeras cosas que deben comprenderse es que el poder no está localizado en el aparato del Estado,
y que nada cambiará en la sociedad si no se transforman los mecanismos de poder que funcionan fuera de los
aparatos de Estado, por debajo de ellos, a su lado, de una manera mucho más minuciosa, cotidiana. Si se consiguen
modificar estas relaciones o hacer intolerables los efectos de poder que en ellas se propagan, se dificultará el
funcionamiento de los aparatos de Estado. No se podrá reconstruir la imagen del aparato de Estado en el interior
de los movimientos revolucionarios.
El caso del psicoanálisis es interesante. Se estableció contra un cierto tipo de psiquiatría (la de la degeneración).
En relación a dicha psiquiatría, el psicoanálisis ha jugado un papel liberador. Y en ciertos países el psicoanálisis jugó
un papel político positivo de denuncia de la complicidad entre los psiquiatras y el poder.
El psicoanálisis, en algunos de sus logros, tiene efectos que entran en el marco del control y de la normalización.
El psicoanálisis encuentra una de sus posibilidades de emergencia en el gran esfuerzo de disciplinarización y de
normalización desarrollado durante el siglo XIX.
A través de los estudios sobre la locura y la prisión intento analizar cómo, al comienzo de las sociedades
industriales, se instauró un aparato punitivo, un dispositivo de selección de los normales y anormales. Será preciso
mostrar cómo, a través de una serie de ofensivas y de contraofensivas, y de efectos y de contraefectos, se ha podido
llegar al complejo estado actual, y al perfil contemporáneo de la batalla. La coherencia no resulta de la realización
de un proyecto sino de la lógica de las estrategias que se oponen unas a otras. Hay que edificar la arqueología de
las ciencias humanas en el estudio de los mecanismos de poder que se han incardinado en los cuerpos, en los
gestos, en los comportamientos.
El intelectual no puede seguir desempeñando el papel de dar consejos. El proceso, las tácticas, los objetivos
deben proporcionárselos aquellos que luchan y forcejean por encontrarlos. Lo que el intelectual puede hacer es dar
instrumentos de análisis, y en la actualidad este es el papel del historiador. Se trata de tener del presente una
percepción espesa, amplia, que permita percibir dónde están las líneas de fragilidad, dónde los puntos fuertes a los
que se han aferrado los poderes, donde estos poderes se han implementado.
En ciertas épocas aparecen agentes de coordinación. Tras esta función confusa surgieron personajes,
instituciones, saberes. En la actualidad, asistimos a una proliferación de categorías de trabajadores sociales.
Hay un mosaico multivariado de todos estos trabajadores sociales a partir de una matriz confusa: la filantropía.
Lo interesantes es ver en términos de estrategia, cómo se instauraron las piezas.
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Curso del 7 de enero de 1976
Investigaciones fragmentarias.
Una vez realizado el trabajo que he presentado, había considerado que este proceso fragmentario en su
conjunto, repetitivo y discontinuo, correspondía a algo que podría llamarse una pereza febril que es propia
caracterialmente de los amantes de las bibliotecas, de los documentos, de las referencias, de la escritura
polvorienta, de los textos difícilmente localizables, de los libros que apenas impresos se cierran y duermen a
continuación en las estanterías de las bibliotecas; todo esto contribuye a la inercia atareada de aquellos que
profesamos un saber inútil, una especie de saber suntuoso, una riqueza de nuevo rico cuyos signos externos están
a pie de página. Pereza fabril es propia de todos aquellos que se sienten solidarios con una de las más antiguas y de
las más características sociedades secretas de occidente, sociedades secreta extrañamente indestructible,
desconocida en la antigüedad, y formada al comienzo del cristianismo, en la época de los primeros conventos
probablemente, al margen de las invasiones, de los incendios y de los bosques: me refiero a la gran tierra y ardorosa
masonería de la erudición inútil.
El trabajo que hicimos podría justificarse que es adecuado al período concreto que habíamos estudiado, a estos
diez, quince últimos años, período en el que se producen dos fenómenos que si bien no son realmente importantes,
son bastante interesantes.
Por una parte, hay un periodo caracterizado por lo que podemos llamar la eficacia de la ofensiva dispersa y
discontinua. Pienso en la referencia originaria al análisis existencial, o en aquellas actuales insertadas en el
marxismo. Pienso en la extraña eficacia de las conexiones que se han rebelado contra la moral y la jerarquía
tradicional. Pienso en la eficacia de las conexiones contra el aparato judicial y penal, alguna de las cuales conectaba
desde muy lejos con esta noción general y por otra parte bastante problemática de justicia de clase. Pienso en la
eficacia de un libro como el Anti – Edipo, que no se refería a ninguna otra cosa más que a su misma prodigiosa
inventiva teórica.
Desde hace 10 o 15 años emerge la proliferante crítica de las cosas, las instituciones, las prácticas y los discursos:
una especie de enfriamiento general de los cimientos, especialmente los más familiares, los más sólidos y los más
cercanos a nosotros, a nuestro cuerpo, a nuestros gestos cotidianos. Junto a esto se descubre algo que podría
llamarse el efecto inhibitorio propio de las teorías totalitarias, globales.
Primera características que han sucedido desde hace una quincena de años: carácter local de la crítica. Creo que
este carácter esencialmente local de la crítica indica algo que sería una especie de producción teoría autónoma, no
centralizada, que no necesita del beneplácito de un sistema de normas comunes.
Segunda características: esta crítica local se ha realizado a través de lo que podríamos llamar los retornos del
saber. En el fondo de esta temática hemos visto producirse lo que podría llamarse la insurrección de los saberes
sometidos. Por saberes sometidos entiendo dos cosas: por una parte quiero designar los contenidos históricos que
han estado sepultados, enmascarados en el interior de coherencia funcionales o en sistematizaciones formales. Los
saberes sometidos son estos bloques de saberes históricos que estaban presentes y soterrados en el interior de los
conjuntos funcionales y sistemáticos, y que la crítica ha hecho reaparecer, a través del instrumento de la erudición.
En segundo lugar, por saberes sometidos, pienso que debe enfrentarse otra cosa y una cosa diferente: toda una
serie de saberes calificados como incompetentes, o insuficientemente elaborados: saberes ingenuos, inferiores
jerárquicamente al nivel del conocimiento o de la cientificidad exigida. Y es mediante la aparición de este saber
como se ha operado la crítica.
Este acoplamiento entre los saberes soterrados de la erudición y los descalificados por la jerarquía del
conocimiento y de la ciencia se ha verificado realmente y es lo que ha dado su fuerza esencial a la crítica efectuada
en los discursos de estos últimos quince años.
En estas dos formas de saberes sometidos, se trataba del saber histórico de la lucha. Tanto en los sectores
especializados de la erudición cono en el saber descalificado de la gente se conservaba la memoria de los
enfrentamientos. Y se ha perfilado así lo que podría llamarse una genealogía. Esta no solo ha sido posible, sino que
además pudo intentarse con una condición: que fuese eliminada la tiranía de los discursos globalizantes con su
jerarquía y con todos los privilegios de la vanguardia teórica.

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Genealogía: acoplamiento de los conocimientos eruditos y de las memorias locales que permite la constitución
de un saber histórico de la lucha y la utilización de ese saber en las tácticas actuales. Se trata de hacer entrar en
juego los saberes locales, discontinuos, descalificados, no legitimados, contra la instancia teórica unitaria que
pretende filtrarlos, jerarquizados, ordenarlos en nombre del conocimiento verdadero y de los derechos de una
ciencia que está detentada por unos pocos. Son anti – ciencia. Debe dirigir la lucha contra los efectos de poder de
un discurso considerado científico.
La genealogía sería oposición a los proyectos de una inscripción de los saberes en la jerarquía del poder propia
de la ciencia, una especie de tentativa para liberar a los saberes históricos del sometimiento, es decir, hacerlos
capaces de oposición y de lucha contra la coacción de un discurso teórico, unitario, formal y científico.
Los discursos unitarios, después de haber sido en un principio descalificados, luego ignorados cuando
reaparecieron, estuvieron al fin dispuestos para ser anexionados, para ser retomados en sus propios discursos y en
sus efectos de saber y poder.
El silencio, o mejor dicho, la prudencia con la que las teorías unitarias eluden la genealogía de los saberes, sería
una de las razones para continuar. Se trataría de precisar o de poner de relieve la apuesta que está en juego en esta
oposición, en esta lucha, en esta insurrección de los saberes contra la instititucionalización y los efectos de saber y
poder del discurso científico.
¿Puede el análisis del poder o de los poderes de un modo o de otro deducirse de la economía? Me parece que
existe un cierto punto común entre la concepción jurídica, liberal del poder político y la concepción marxista. Este
punto común sería lo que llamaré el economicismo en la teoría del poder. En el caso de la teoría jurídica clásica, el
poder es considerado como un derecho, del que se es poseedor cono de un bien, que en consecuencia puede
transferirse o alinearse, total o parcialmente, mediante un acto jurídico o un acto fundador de derecho que sería
del orden de la cesión o del contrato. El poder es el poder concreto que todo individuo detenta y que cede para
contribuir a la constitución de un poder político, de una soberanía. En el otro caso – me refiero a la concepción
marxista general del poder – en ella hay algo distinto que podría denominarse la funcionalidad económica del
poder, funcionalidad económica en la medida en que el poder tiene esencialmente el papel de mantener
actualmente las relaciones de producción y una dominación de clase que favorece su desarrollo, así como la
modalidad específica de la apropiación de la fuerza productiva que lo hacen posible. El poder político encontraría
que en la economía está su razón política, histórica de existencia.
Para hacer un análisis del poder que no sea económico, disponemos de la afirmación de que la apropiación y el
poder no se dan sino que se ejercitan, no existen más que en acto. El poder no es principalmente mantenimiento
ni reproducción de las relaciones económicas sino ante todo una relación de fuerza. El poder es esencialmente lo
que reprime. El poder reprime la naturaleza, los instintos, a una clase, a los individuos. Las relaciones de poder tal
como funcionan en una sociedad como la nuestra se han instaurado bajo una determinada relación de fuerza
establecida en un momento determinado. La decisión final no puede provenir más que de la guerra, de una prueba
de fuerza en la que las armas serán los jueces.
Dos hipótesis: por una parte, los mecanismos del poder serían la represión, y por otra, la base de las relaciones
de poder sería el enfrentamiento belicoso de la fuerza. La represión podría ser la consecuencia política de la guerra.
Se pueden así contraponer dos grandes sistemas de análisis del poder: uno sería el viejo sistema que se
encuentra en los filósofos del siglo XVIII, que se articula en torno al poder como derecho originario que se cede,
constitutivo de la soberanía. El otro sistema busca por el contrario analizar el poder político no según el esquema
contrato – opresión, sino según el de guerra – represión.

Verdad y poder
Cuando yo hice mis estudios (sobre la locura al estudio de la criminalidad) hacia los años 50 – 55, uno de los
grandes problemas que se planteaba era el del estatuto político de la ciencia y las funciones ideológicas que ella
podría vehicular.
Se admite que el estructuralismo ha sido el esfuerzo más sistemático para evacuar el concepto de suceso no
sólo de la etnología sino de toda una serie de ciencias e incluso, en el límite, de la historia. Se trata de considerar

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detenidamente que existe toda una estratificación de tipos de sucesos diferentes que no tienen ni la misma
importancia, ni la misma amplitud cronológica, ni la misma capacidad para producir efectos.
El problema consiste en distinguir los sucesos, en diferenciar las redes y los niveles a los que pertenecen, y en
reconstruir los hilos que los atan y los hacen engendrarse unos a partir de otros. Hay que referirse al modelo de la
guerra y la batalla.
Genealogía: una forma de historia que da cuenta de la constitución de los saberes, de los discursos, de los
dominios de objetos, etc., sin tener que referirse a un sujeto que sea trascendente en relación al campo de los
acontecimientos o que corre en su identidad vacía, a través de la historia.
La noción de ideología me parece difícilmente utilizable por tres razones: 1) está siempre en oposición virtual a
algo que sería la verdad. Yo creo que el problema no está en hacer participación entre lo que evidencia la
cientificidad y la verdad y lo que evidencia otra cosa, sino ver históricamente cómo se producen los efectos de
verdad en el interior de los discursos que no son en si mismos ni verdaderos ni falsos. 2) es que se refiere
necesariamente a algo como a un sujeto; 3) la ideología está en posición secundaria respecto a algo que debe
funcionar para ella como infraestructura o determinante económico, material, etc.
La noción de represión parece conjugarse bien con toda una serie de fenómenos que evidencian los efectos del
poder. Cuando se definen los efectos del poder por la represión se da una concepción puramente jurídica del poder.
Ser intelectual era, era ser un poco la conciencia de todos. El intelectual sería la figura clara e individual de una
universalidad de la que el proletariado sería la forma sombría y colectiva.
Se puede suponer que el intelectual universal tal como ha funcionado en el siglo XIX y a comienzos del XX es de
hecho una derivación de una figura histórica muy concreta: el hombre de justicia, el hombre de ley, aquel que al
poder, al despotismo, a los abusos opone la universalidad de la justicia, la equidad de una ley ideal. El intelectual
universal deriva del jurista notable y encuentra su expresión más plena en el escritor. Tb deriva del sabio – experto.
En sociedades como las nuestras la economía política de la verdad está caracterizada por 5 rasgos
históricamente importantes: la verdad esta centrada en la forma del discurso científico y en las instituciones que lo
producen; está sometida a una constante incitación económica y política; es objeto bajo formas diversas de una
inmensa difusión y consumo; es producida y transmitida bajo el control no exclusivo pero si dominante de algunos
grandes aparatos políticos o económicos; es el núcleo de la cuestión de todo un debate político y de todo un
enfriamiento social.
El intelectual evidencia una triple especificidad: la especificidad de su posición de clase; la especificidad de sus
condiciones de vida y de trabajo, ligadas a su condición de intelectual; la especificidad de la política de verdad en
nuestras sociedades.
Verdad: conjunto de procedimientos reglamentados por la producción, la ley, la reparticipación, la puesta en
circulación, y el funcionamiento de los enunciados. La verdad está ligada a los sistemas de poder que la producen
y la mantienen, y a los efectos de poder que induce y que la acompañan.
El problema político esencial para el intelectual es saber si es posible constituir una nueva política de la verdad.
Se trata de separar el poder de la verdad de las formas de hegemonía en el interior de las cuales funciona por el
momento.

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MODULO 2
Sociología del poder – Passano
Wright Mills, Lasswell, Talcottt Parsons y otros.
La cuestión del poder es, sin duda el tema centra de la sociología política.
Dos circunstancias son condicionantes de la situación:
- una de ellas concierne al proceso de delimitación del poder como objeto de análisis. sólo al distinguirse del estudio
exclusivo del poder del estado y pasar a tener como referente otras esferas o situaciones de poder. La sociología
del poder pudo comenzar a recortar su propio dominio.
- La otra circunstancia condicionante atañe al modo peculiar ñeque se plantea la alternativa clásica de la sociología
entre juicio científico y juicio de valor en el enfoque teórico de este tema.
Los estudios de Max Weber sobre el poder adquirieron un rigor nuevo y se puede afirmar que toda la investigación
sociología actual sobre el poder tiene allí su principal fuente de inspiración teórica.

La tradición clásica: Platón y Aristóteles.


En el pensamiento político griego clásico no existe una distinción equiparable a la que se hace hoy entre Estado y
sociedad, así como no existía una diferencia nítida entre la esfera de lo público y de lo privado.
Las reflexiones sobre la política y el poder no están separadas de las soluciones de los grandes problemas de la
metafísica y de la ética.
En la Republica, Platón enuncia los principios sobre los que ha de asentarse el estado ideal, una utopía aristocrática
fundada sobre la realización de la virtud. El poder debe ser ejercido por aquel que posee el saber de lo que es
bueno, justo y bello: el filósofo. En las leyes, la perspectiva resulta más realista y algo escéptica respecto a la
posibilidad del funcionamiento armónico de la polis. La concepción ideal del estado debe tornarse eficaz y para
ello es necesario que el gobernante- filosofo traduzca los principios generales en leyes, atendiendo la diversidad de
las situaciones especificas y así contribuir al establecimiento de una sociedad ordenada. El gobernante debe extraer
la legitimidad de su poder de esta capacidad de mediación entre el estado ideal, que él conoce y las condiciones
concretas en que tiene que tomar realidad.
Aristóteles, para el la virtud, la justicia y la sabiduría deben presidir la vida social y la política. Son los principios que
deben operara en situaciones difíciles, donde gobiernan tendencias disociadoras. La política de Aristóteles aparece
como el esfuerzo por elaborar una formula realista, capaz de recomponer la unidad y evitar el desorden y la división.

El problema de la soberanía: los filósofos del contrato social.


Siglo XVII y XVIII. Locke y Montesquieu. Los grandes temas de la reflexión política son los de la soberanía y la
legitimidad del poder. Además desde Hobbes el contrato social.
Siglo XVI y XVII suceden acontecimientos profundos, descubrimientos, guerras civiles, lo que da lugar al
jusnaturalismo. La sociedad ya no constituye un dato natural, sino que configura un orden artificial, plasmado por
los hombres.
Para Hobbes el estado de naturaleza, previo a la institución de la sociedad, se caracteriza por la hostilidad y la guerra
entre los hombres. Es necesario un pacto entre todos los ciudadanos en virtud del cual todos renuncian a sus
derechos naturales a favor del soberano. Se trata pues de un doble contrato: el contrato en virtud del cual los
hombres acuerdan unirse para arreglar de común acuerdo su seguridad y conservación y el pacto por el cual
transfieren el poder a las manos de un soberano. El poder que debe ser absoluto y tener un solo titular para ser
eficaz, ya no tiene ningún fundamento religioso ni moral y únicamente se legitima por su utilidad.
Lockes. El hombre natural es ya un sujeto moral que puede coexistir en paz con los demás. En ese estado, el hombre
obtiene mediante el trabajo bienes que convierten en propiedad suya. En el estado de naturaleza no existen leyes
que garanticen la propiedad privada, ni jueces para terciar en las disputas. Ello da origen a un proceso de
degeneración del que es necesario salir mediante un pacto. Este pacto funda la organización social y el estado
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político. Cuando el estado invade la esfera d los derechos individuales, privados, el poder se torna ilegitimo y el
contrato se rompe. El primer teórico del constitucionalismo y de la democracia liberal.
Para Rousseau el poder del soberano debe ser absoluto, inalienable, intransmisible e indivisible. Sin embargo,
atribuye esta soberanía entera y exclusivamente al público. El gobierno es un simple órgano y no el receptáculo de
la soberanía. El soberano es el pueblo.

La tradición sociológica
La tradición sociológica se da entre 1830 y 1900. se esforzaron por dar autonomía teórica a la reflexión sobre lo
social en todas sus dimensiones, liberándola definitivamente de sus lazos con la ética y la filosofía en general.
Las ideas fundamentales de la sociología europea se comprenden mejor si se las encara como respuesta al
derrumbe del viejo régimen, bajo los golpes del industrialismo y la democracia revolucionaria, a comienzos del siglo
XIX y los problemas de orden que éste creara.
La temática del poder fue el gran acontecimiento inspirador de la revolución francesa.
Hay tres cuestiones que obsesionaron a los fundadores del pensamiento sociológico:
- el poder revolucionario como poder total,
- la base de masa del poder revolucionario y su centralización-

Max Weber: poder y legitimidad


Se dice que es el fundador de la teoría del derecho, desde el punto de vista que se afirmo la idea fundamental que
la idea fundamental del derecho es la de legitimidad.
Weber describe los diversos sistemas y las diferentes representaciones del orden legítimo que son condición de
estabilidad de los regímenes políticos. Dos aspectos fundamentas:
- La existencia de un derecho racional vinculado con la noción típica de razón formal.
- El ejercicio legítimo de la coerción y de la violencia por parte del Estado.
El derecho depende del Estado, del que recibe su legitimidad.
A la dirección de la comunidad política le cabe el monopolio en el uso de la fuerza, en un territorio dado. El empleo
de la coerción, las formas y oportunidades en que ésta es ejercida por el Estado, la imposición a los gobernados de
este monopolio y su régimen, hacen al núcleo central de la teoría del poder.
La posición moderna de los grupos políticos depende del prestigio que les confiere la creencia específica de sus
participantes en una consagración particular, es decir en la juridicidad de la acción comunitaria por ellos ordenada,
justamente en lo que concierne a la coerción física, incluso al poder de vida y muerte.
Weber destaca un aspecto central del problema, el que se refiere a la condición de monopolio en el uso de la
coerción y apunta al mismo tiempo a un rasgo importante: la relación entre el empleo de la fuerza y a tutela, la
seguridad, las garantías requeridas por los grupos económicos.
La definición de poder de Weber incluye dos aspectos: el consenso y la coerción. Toda relación de poder vincula
dominadores y dominados.
Weber describe tres formas típicas ideales de poder que se diferencian por los oréganos específicos de ejercicio del
poder, por las formas de legitimación, por el ordenamiento jurídico, por la elección, etc.:
- poder tradicional, se define como un sistema de coordinación imperativa que se sostiene y se cree en su
legitimidad sobre la base de la santidad del orden y de los consiguientes poderes de control, tal como fueron
recibidos en el pasado.
- poder legal, característico de la sociedad capitalista moderna, está dotado de un órgano específicamente suyo: la
burocracia que funciona de acuerdo con tres condiciones:

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1. las actividades regulares requeridas para los fines de la estructura burocráticamente gobernada se distribuyen
de modo fijo, como deberes oficiales.
2. la autoridad que da las órdenes necesarias para el relevo de esos deberes está distribuida de forma estable y se
halla estrictamente delimitada por normas referentes a los medios coercitivos, físicos, sacerdotales o de otro tipo.
3. se adopta medidas metódicas para asegurar el cumplimiento regular y continuo de esos deberes y para la
ejecución de los correspondientes derechos.
- carismática, constituye la forma más típica del poder; sus rasgos pueden rastrearse desde las sociedades
primitivas más antiguas hasta las sociedades reguladas por un poder y administración burocráticos. El carisma es
una cualidad típica del hombre de dirección. La relación que se da entre dirigentes y dirigidos es irracional, mágica
y excepcional.

Posguerra y crisis: polémica acerca del poder.


Talcott Parsons, tendió a dotar de racionalidad científico al estado norteamericano de la segunda posguerra y a
probar el carácter inevitable de sus desarrollos modernos.
Laswell y Kaplan se inclinaron en su análisis de la relación de poder, a acentuar el aspecto de consenso llevando a
un primer plano de la reflexión la cuestión de que la relación de poder presupone determinado valores que es
preciso compartir, se llevo a concebir también al poder mismo como un valor, un valor de diferencia, dentro del
conjunto de los valores sociales. El poder político se distingue del poder sobre la naturaleza porque es poder sobre
otros hombres.
Wright Mills, en su esquema se refleja el proceso de concentración del poder y su monopolización en manos de
unos pocos centros de decisión que desplazaron a los núcleos que expresaban tanto los intereses regionales como
los de los sectores intermedios de la industria, el comercio o las actividades agrarias. Mills describe la relación entre
la élite de poder y el estado como beneficiosa para los interese de la primera.
En 1961 Parson aborda de manera sistemática dos cuestiones relacionadas: el poder y la violencia. El poder como
medio de intercambio en el interior del sistema político. Un insumo que combinado con otros. Da como resultado
productos de un determinado tipo. El poder concebido como el dinero de la política soslaya el problema de la
violencia que se ejerce para imponer decisiones e intereses.
Parson y Mills coinciden en el registro de la existencia de una elite empresarial que acumula conjuntamente poder
y dinero.

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LA ELITE DEL PODER
(WRIGHT MILLS)

Los Altos Círculos


Los poderes de los hombres corrientes están circunscritos por los mundos cotidianos en que viven, pero aún en
esos círculos del trabajo, de la familia, y de la vecindad muchas veces parecen arrastrados por fuerzas que no
pueden ni comprender ni gobernar. Los grandes cambios caen fuerza de su control, pero no por eso dejan de influir
en su conducta y en sus puntos de vista. La estructura de la sociedad moderna los limita a proyectos que no son
suyos, sino que les son impuestos por todos lados, y dichos cambios presionan a la sociedad de masas, quienes
creen que no tienen objeto alguno en una época en que carecen de poder.
Como los medios de información y poder están centralizados, algunos individuos llegan a ocupar posiciones en
la sociedad norteamericana desde las cuales pueden mirar por encima del hombro a los demás, y con sus decisiones
pueden afectar poderosamente los mundos cotidianos de los hombres y mujeres corrientes. Crean o suprimen
trabajo para miles de individuos, no están limitados por simples responsabilidades familiares, pues pueden
eludirlas. No se sientan obligados hacia ninguna comunidad: no necesitan satisfacer las exigencias del día y de la
hora, sino que crean en alguna parte esas exigencias y hacen que los otros las satisfagan.
La minoría poderosa está compuesta de hombres cuyas posiciones les permiten trascender los ambientes
habituales de los hombres y las mujeres corrientes; ocupan posiciones desde las cuales sus decisiones tienen
consecuencias importantes. Ocupan los puestos de mando de la estructura social en los cuales están centrados
ahora los medios efectivos del poder y la riqueza y la celebridad.
Los individuos de la minoría poderosa no son gobernantes solidarios. Consejeros y consultores, portavoces y
creadores de opinión pública son con frecuencia quienes capitanean sus altas ideas y decisiones. Inmediatamente
por debajo de la minoría están los políticos profesionales de los niveles medios de poder. Mezcladas con ellos, están
esas celebridades profesionales que viven de exhibirse constantemente, pero que nunca se exhiben bastante
mientras son celebridades.
Los hombres de negocios con frecuencia se muestran indecisos acerca de su papel y permiten que sus temores
y esperanzas influyan en la estimación de su propio poder. La conciencia personal de su papel que tienen los actores
es sólo una de las varias fuentes que hay que examinar para comprender a los círculos sociales superiores. Esas
jerarquías del Estado, de las empresas económicas y del ejército constituyen los medios del poder.
En la sociedad norteamericana, el máximo poder nacional reside en los dominios económicos, políticos y militar.
Las instituciones religiosas, educativas y familiares no son centros autónomos de poder nacional; las familias, las
iglesias y las escuelas se adaptan a la vida moderna; los gobiernos, los ejércitos y las empresas la moldean y
convierten así aquellas instituciones menores en medios para sus fines.
Dentro de cada uno de los tres grandes, la unidad institucional típica se ha ampliado, se ha hecho administrativa
y, en cuanto al poder de sus decisiones se ha centralizado. Detrás de estos acontecimientos está una tecnología
fabulosa.
Cada una de esas zonas institucionales, han aumentado los medios de poder a disposición de los individuos que
toman las decisiones; sus poderes ejecutivos centrales han sido reforzados, y en cada de ellas se han elaborado y
apretado modernas rutinas administrativas.

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Al ampliarse y centralizarse cada uno de estos dominios, se han hecho mayores las consecuencias de sus
actividades y aumentado su tráfico con los otros. Las decisiones de un puñado de empresas influyen en los
acontecimientos militares, políticos y económicos en todo el mundo. Las decisiones que se toman en el dominio
político determinan las actividades económicas y los programas militares.
Porque dado el alcance de sus consecuencias, las decisiones adoptadas en cualquiera de ellas se ramifican en
las otras, y en consecuencia las decisiones de las alturas tienden ya a coordinarse.
En el pináculo de cada uno de los tres dominios ampliados y centralizados se han formado esos círculos
superiores que constituyen las elites económica, política y militar.
Con frecuencia se piensa de los altos círculos que constituyen y rodean esos puestos de mando en relación con
lo que poseen los individuos: tienen una parte mayor que las otras personas de las cosas y experiencias más
altamente valoradas. La minoría está formada simplemente por quienes tienen el máximo de lo que puede tenerse,
que generalmente se considera que comprende el dinero, el poder y el prestigio.
Poderosos: los que pueden realizar su voluntad, aunque otros les hagan resistencia. Nadie puede ser poderoso
si no tiene acceso al mando de las grandes instituciones, porque sobre esos medios institucionales de poder es
como los verdaderamente poderosos son poderosos. Tb la riqueza se adquiere en las instituciones y mediante ellas.
La sociedad moderna por acciones es la primera fuente de riqueza pero, en el capitalismo reciente, tb el aparato
político abre y cierra muchos caminos hacia la riqueza. La cuantía y la fuente de ingreso, el poder sobre los bienes
de consumo así sobre el capital productivo, están determinados por la posición dentro de la economía política.
A las grandes unidades institucionales de la estructura social les acompaña un gran prestigio cada vez mayor.
Constituye un rasgo de esas jerarquías de las instituciones económicas, estatales y militares el que sus posiciones
cumbres sean cada vez más intercambiables entre si. Una consecuencia es el carácter cumulativo del prestigio.
Celebridad, riqueza y poder requieren el acceso a las grandes instituciones, ya que las posiciones institucionales
que los individuos ocupan determinan en gran parte sus oportunidades para conseguir y conservar esas valiosas
experiencias.
Puede considerase tb a las personas de los altos círculos como miembros de un estrato social cimero, como una
serie de grupos cuyos individuos se conocen entre si, se relacionan entre si en la vida social y en la vida de los
negocios, y así, al tomar decisiones, se tienen en cuanto unos a otros. La elite se considera la alta clase social.
Forman una entidad social y psicológica más o menos compacta, y tienen conciencia de pertenecer a una clase
social.
La minoría que ocupa los puestos de mando puede considerarse como la poseedora del poder, la riqueza y la
fama; puede considerarse asimismo como formada por individuos pertenecientes al estrato superior de una
sociedad capitalista. Los miembros de las elites son personas de carácter y energía superiores. La idea de la elite
como compuesta por hombres y mujeres que tienen un carácter moral más exquisito constituye una ideología de
elite en cuanto estrato gobernante privilegiado, y ello es así ya sea ideología obra de la elite misma o de otros.
Contra – elite está formada por tipos esencialmente superiores condenados a una situación inferior. Mientras
la elite florezca como clase social o como equipo de hombres que ocupan los puestos de mando, siempre
seleccionará y formará ciertos tipos de personalidad y rechazarán otros. La especie de seres morales y psicológicos
en que se convierten los hombres está en gran parte determinada por los valores que estiman y por los papeles
institucionales que se les permitirá representar y se espera que representen. La elite es una serie de altos círculos
cuyos miembros son seleccionados, preparados y certificados, y a quienes se permite el acceso íntimo a los que
mandan las jerarquías institucionales impersonales de la sociedad moderna.
Principalmente nos interesa el poder de quienes ocupan ahora los puestos de mando. Puede concebirse como
omnipotente esa minoría y creerse que sus poderes son un gran designio secreto. Dicha minoría no es nunca un
agente totalmente visible. Su invisibilidad es de la multitud, no de lo secreto. Todos los acontecimientos felices y
los sucesos agradables son imputados inmediatamente por quienes moldean la opinión pública a los gobernantes
de sus propias naciones; todos los acontecimientos infaustos y los sucesos desagradables son imputados al
extranjero enemigo. Se presupone la omnipotencia de los malos gobernantes y de los líderes virtuosos.
Si el poder para decidir cuestiones nacionales como las que se deciden fuera compartido de un modo
absolutamente igual, no habría minoría poderosa; en realidad, no habría gradación del poder, sino sólo una
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homogeneidad radical. En el extremo opuesto, si el poder de decidir dichas cuestiones fuera absolutamente
monopolizado por un pequeño grupo, tampoco habría gradación del poder Dentro de cada uno de los órdenes
institucionales más poderosos de la sociedad moderna hay una graduación del poder. Decir que en la sociedad
moderna hay gradaciones manifiestas de poder y de oportunidades para decidir, no es decir que los poderosos
estén unidos, que sepan plenamente lo que hacen o que participen conscientemente en una conspiración.
Para comprender la minoría del poder, tenemos que atender a tres claves principales:
1. La primera es la psicología de las diversas elites en sus respectivos ambientes; hay bases psicológicas y sociales
para su unión, fundadas en que el hecho de que son de un tipo social análogo y de que se mezclan fácilmente.
2. Detrás de la unidad psicológica y social que podemos descubrir, están la estructura y los mecanismos de esas
jerarquías institucionales, presididas por el directorio político, los grandes accionistas de las grandes empresas y los
altos grados militares. Cuanto mayor sea la escala de esos dominios burocráticos, mayor es el alcance de su
respectivo poder como elite.
3. Pero la unidad de la minoría del poder no descansa únicamente sobre la analogía psicológica y las relaciones
sociales, ni totalmente sobre las coincidencias de intereses estructurales de los puestos de mando y de los intereses.
En ocasiones es la unidad de una coordinación más explícita. Decir que esos tres altos círculos están cada vez más
coordinados, que esto es una base de su unidad.
No es mi tesis que una minoría creadora, una clase gobernante, una elite omnipotente, dé forma a todos los
acontecimientos históricos en todas las épocas de la historia humana y en todas las naciones.
El curso de los acontecimientos en nuestro tiempo depende más de una seria de decisiones humanas que de
ningún destino inevitable. A medida que es más estrecho el círculo de los que deciden, y cuando los medios de
decisión están centralizados y las consecuencias de las decisiones son enormes, el curso de los grandes
acontecimientos estriba en las decisiones de círculos que pueden determinarse.
Para cada época y para cada estructura social, tenemos que plantearnos y resolver el problema del poder de la
elite. La respuesta general es que en tipos de estructuras y épocas diferentes las minorías se relacionan de manera
totalmente distinta con los papeles que representan
Si gobiernan la fortuna o la providencia, ninguna minoría del poder puede ser justamente considerada como
fuente de decisiones históricas.
No hay nada en la psicología del hombre ni en el procedimiento social por el cual son moldeados y seleccionados
los individuos para y por los puestos de mando de la sociedad moderna.

La Teoría del Equilibrio


Los norteamericanos se adhieren a la noción de que el gobierno es una especie de máquina automática, regulada
por el equilibrio de intereses en competencia. Esta imagen de la política es solo una aplicación de la imagen oficial
de la economía. En ambas se logra el equilibrio mediante la presión y el arrastre de muchos intereses, cada uno de
los cuales no conoce más freno que las interpretaciones legales formalistas y anormales de lo que el libre – cambio
puede permitir.
El ideal del equilibrio automático llegó a su más exigente elaboración en los términos económicos del siglo XVIII:
el mercado es soberano y en la economía mágica del pequeño hombre de empresa no hay centro autoritario. Y en
la esfera política: la división, el equilibrio de poderes prevalecen y no hay oportunidad para el despotismo.
Es muy difícil renunciar al viejo modelo del poder que nos los presenta como un equilibrio automático, con sus
hipótesis de una pluralidad de grupos independientes y relativamente iguales y opuestos en la sociedad equilibrada.
La teoría del equilibrio del poder es una visión muy mezquina de la política norteamericana. Con ella pueden
explicarse las alianzas temporales con uno u otro partido. Es tb estrecha al elegir su lapso de tiempo: cuanto más
breve sea el período que le interesa, más aplicable le parecerá la teoría del equilibrio del poder.
Al decir que existe un equilibrio del poder pude significarse que un interés puede imponer su voluntad o sus
condiciones a otros; o que cualquier interés puede crear un empate; o que, con el tiempo, queda satisfecho un
interés y luego el otro, en una especie de turno simétrico; o que a todas las políticas son resultado de transacciones,

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que nadie consigue todo lo que quiere ganar pero que cada cual obtiene algo. Decir que los distintos intereses están
equilibrados equivale a calificar el statu quo de satisfactorio o incluso bueno; el ideal esperanzado del equilibrio se
disfraza con frecuencia de hecho logrado.
El equilibrio del poder supone igualdad de poderes. Los grupos influyentes tienden a proclamar un justo
equilibrio de poder y una verdadera armonía de intereses, pues prefieren que su predominio sea constante y
pacífico.
La noción de que el cambio social sólo se verifica mediante un tolerante toma y daca, por transacción y una red
de vetos de un interés equilibrado por otro, supone que todo esto marcha dentro de un marco más o menos estable
que en sí no cambia, que todos los problemas están sujetos a transacciones, siendo naturalmente armoniosos o
convirtiéndose en tales.
Los grupos influyentes importantes han sido incorporados al personal y a los organismos del propio gobierno,
legislativo y ejecutivo. Las asociaciones son organismos funcionales, cuyos limites quedan establecidos por quienes
las utilizan, más que árbitros definitivos de lo que se debe o no se debe hacer. De esta manera, los equilibrios y los
frenos pueden entenderse como formulación alternativa de la norma dividir y gobernar, y como un modo de
entorpecer la expresión más directa de las aspiraciones populares. La teoría del equilibrio se funda sobre la idea
moral de una armonía natural de intereses, en relación con los cuales la codicia y la crueldad se concilian con la
justicia y el progreso.
El centro primordial de la teoría del equilibrio es el Congreso de los Estados Unidos y sus principales
representantes son los diputados. Estos en realidad no representan a los ciudadanos ordinarios, sino que
representan a aquellos que tuvieron éxito en sus empresas y profesiones. Pertenecen a las clases altas de la
sociedad local y proceden de ellas.
La mayoría de los políticos profesionales representan una multiplicidad de intereses locales equilibrados con
astucia y la poca libertad de que disponen al tomar sus medidas políticas, procede de ese hecho. El político
encuentra en el Congreso que el poder está organizado de acuerdo con el partido político y con la antigüedad. El
político profesional es un político de partido.
El Congreso es el asiento primordial de los niveles medios del poder, y es en estos niveles donde prevalecen los
frenos y equilibrios. Los intereses verdaderamente creados son los que cada representante y cada senador estimula
y protege abiertamente. Son los intereses colectivos de las sociedades locales en cada distrito y cada Estado. La
principal preocupación del representante es qué favor puede hacer por un interés que no perjudique a ninguno de
los otros intereses que debe equilibrar.
El poder político se ha ampliado haciéndose decisivo, pero no sucede lo mismo con el poder de los políticos
profesionales en el Congreso. El poder considerable que sigue en manos de los representantes clave es ahora
compartido con otros tipos de actores políticos.
Hay otro modo de conquistar y ejercer el poder, que envuelve al político profesional en los movimientos de
camarillas dentro de las organizacionales burocráticas de la administración. El político profesional se asocia cada
día más con el funcionario administrativo que encabeza un organismo, una comisión o un departamento a fin de
ejercer el poder junto con él y en contra de otros administradores y políticos, a menudo de modo implacable.
Tras la teoría de frenos y equilibrios como sistemas de decisión política, se encuentra la teoría de clases, según
la cual el Estado es, o debería ser, un sistema de frenos y equilibrios, porque la sociedad es un equilibrio de las
clases, y lo es porque su pivote y estabilizador es la fuerte e independiente clase media.
La clase media independiente llegó a depender en política y en economía, de la maquinaria del Estado. Al lado
de clase media independiente, surgió una nueva clase media subordinada, compuesta por los empelados de cuello
blanco. La antigua clase media actuó algún tiempo como base independiente del poder; la nueva clase media no
puede actuar así. La libertad política y la seguridad económica se fundaban en el hecho de una propiedad
independiente y en pequeña escala; no pueden descansar en el mundo oficialista de la nueva clase media.
Paralelamente, surgió la nueva fuerza del trabajo organizado.
Los sindicatos se han convertido en organizaciones que eligen y forman líderes, los cuales si tienen éxito, ocupan
un lugar junto a los ejecutivos de las corporaciones dentro y fuera del gobierno, y de los políticos de ambos partidos,

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la elite nacional del poder. Una de las funciones que corresponden a los sindicatos consiste en tratar de contribuir
a la formación del directorio.
La imagen del poder y de la decisión es la imagen de una sociedad equilibrada, en la que ninguna unidad del
poder es lo bastante poderosa para avanzar más que paulatinamente, en un contrapeso establecido con otras
fuerzas, sin unidad, y menos aún coordinación, entre los círculos más altos.
La idea de que el sistema de poder s una sociedad en equilibrio, supone que las unidades que se equilibran son
independientes entre sí. La idea de que el poder es una sociedad en equilibrio nos induce a dar por hecho que el
Estado es la máscara visible de poderes autónomos, pero de hecho, los poderes decisivos están ahora firmemente
entretejidos en el Estado. La burocracia ejecutiva se convierte no sólo en el centro del poder, sino tb en el campo
en cuyos límites se resuelven o rechazan todos los conflictos de poderes. La administración sustituye a la política
electoral; la maniobra de las camarillas sustituye la oposición de los partidos.
Cuando la clase media decae como serie de fuerzas políticas autónomas, la sociedad equilibrada decae como
sistema de poder, y los políticos de partidos de las localidades soberanas quedan relegados a los niveles medios del
poder nacional.

La Elite del Poder


La estructura norteamericana del poder se ha ido modificando por medio de cambios institucionales en las
posiciones relativas del orden político, económico y militar. Desde este punto de vista y en el aspecto más amplio,
la elite norteamericana del poder ha pasado por cuatro épocas diferentes y se encuentra ahora bien avanzada en
la quinta.
1) Durante la primera época las instituciones sociales y económicas, política y militar, estuvieron
más o menos unificadas de un modo directo y sencillo: los hombres de dichas minorías pasaban con soltura de un
papel a otro en la cima de cada una de estas instituciones primordiales. Muchos de ellos fueron hombres
polifacéticos. Las instituciones políticas parecían completamente centrales; las decisiones políticas eran de gran
importancia; y muchos políticos eran considerados como ilustres estadistas nacionales.
2) A principios del siglo XX los sectores económico, político y militar encajaban sin rigidez en la gran
dispersión de la estructura social norteamericana. La elite se convirtió en una pluralidad de grupos cimeros, cada
uno de los cuales carecía de una gran cohesión. Ningún grupo de hombres controlaba los instrumentos de un poder
centralizado; ninguna elite dominaba los asuntos económicos y menos aún los políticos. El sector económico influía
sobre la situación social y sobre el poder político; y dentro del sector económico, había una buena proporción de
hombres que decidían. El período terminó con la división decisiva entre sur y norte.
3) La supremacía del poder económico corporativo se inició con las elecciones de 1866 y fue
consolidada por la decisión de la Suprema Corte en 1888, declarando que la Enmienda Catorce protegía la
corporación. Este período presenció el traslado del centro de iniciativa, del gobierno a la corporación. El sector
militar estuvo subordinado al sector político, el cual a su vez estaba al económico. Las corporaciones dominaban
los partidos, compraban leyes, y lograban la neutralidad de los diputados. Y lo mismo que el poder económico
privado anulaba a la elite política.
4) El Nuevo Trato no invirtió las relaciones políticas y económicas de la tercera época, pero sí creó
dentro del campo político, así como en el mundo corporativo, centros rivales de poder que desafiaron al de los
directores de empresas. La lucha entre la propiedad grande y la pequeña estalló de nuevo en el campo político
durante la era del Nuevo Trato, y a esta lucha se sumó la nueva lucha del trabajo organizado y de los funcionarios
que permanecían desorganizados. Estos grupos agrícolas, obreros y mercantiles, se hallaban por otra más o menos
incluidos en el marco de una estructura gubernamental que se iba ampliando y cuyo directorio político tomaba sus
decisiones en una forma concretamente política. Dichos grupos ejercían presión, y al presionar unos contra otros,
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y contra el sistema gubernamental y de partidos, ayudaban a moldearlo. Este período fue una década política. El
poder de los negocios fue discutido y suplido; se convirtió en un poder principal dentro de la estructura de un poder
ejercido por hombres políticos y no por hombres del mundo económico o militar, transformados en político.
El Estado benefactor creado para sostener el equilibrio y repartir los subsidios, difería del estado de laissez – faire.
Ciertas tendencias más recientes en las instituciones dominantes han contribuido a dar forma a la elite del poder y
un significativo específico a su quinto periodo:
1) En la medida en que la clave estructural de la elite del poder reside hoy en el sector
político, dicha clave es la decadencia de la política como debate auténtico y público de soluciones. El gobierno y los
negocios no pueden verse como dos mundos distintos.
2) En la medida en que la clave de la elite poderosa se encuentra hoy en el Estado amplio
y militar, dicha clave se evidencia en el ascendiente ejercido por los militares. El centro de atención de la elite se ha
desplazado de problemas internos a problemas internacionales.
3) En el grado en que la clave estructural de la elite del poder reside hoy en el sector
económico, dicha clave consiste en el hecho de que la economía es a la vez una economía de guerra permanente y
una economía corporativa privada.
La forma y el significado de la elite del poder de hoy sólo puede entenderse cuando estas tres series de tendencias
estructurales se contemplan en el punto en que coinciden. La elite poderosa se compone de hombres políticos,
económicos y militares.
La elite del poder se basa en la similitud de los miembros que la integran, en las relaciones oficiales e individuales
entre éstos, y en sus afinidades sociales y psicológicas. A fin de captar la base personal y social de la unidad en la
elite del poder, tenemos que recordar primero los datos de origen, la carrera y el modo de vida de cada uno de los
círculos cuyos miembros componen dicha elite.
La elite del poder no es una aristocracia, y esto significa que no es un grupo político dirigente fundado en una
nobleza de origen hereditario. Vienen en gran parte de las clases altas, antiguas y nuevas, de la sociedad local. Sus
padres pertenecen por lo menos a los sectores profesionales o de los negocios. Su religión es la protestante.
Si el origen social y la educación comunes tienden a obtener que los miembros de la elite del poder se entiendan y
se fíen unos de otros con más facilidad, su contacto continuo contribuye a estrechar sus lazos comunes. El prestigio
se acumula en cada uno de los altos círculos y los miembros de cada uno reciben un reflejo de los demás.
Dentro de los más altos círculos de la elite poderosa existen facciones: hay conflictos de sistemas; las ambiciones
individuales chocan entre sí.
Estos miembros de la elite del poder ocupan ahora los puestos estratégicos en la estructura de la sociedad
norteamericana; que gobiernan las instituciones dominantes de una nación dominadora; que está en situación de
tomar decisiones de tremendos resultados para los otros pueblos del mundo. La naturaleza misma de la elite del
poder, hay dentro de ella mucho movimiento y no se compone de un solo y pequeño grupo de hombres con las
mismas posiciones y las mismas jerarquías.
La médula interna de la elite de poder se compone: primero, de los que intercambian los puestos dirigentes en la
cima de uno de los sectores dominantes con los de otro; el almirante que es, a la vez, banquero y abogado, y que
encabeza una importante comisión federal; el presidente de una corporación cuya compañía fue uno de los dos o
tres primeros productores de material de guerra y que es ahora Secretario de la Defensa; el General combatiente
que se viste de civil para formar parte del directorio político, y luego pasa a ser miembro del consejo de
administración de una de las principales corporaciones económicas. Incluye tb hombres de la primera categoría
jurídica y financiera, procedente de las grandes fábricas de leyes y firmas inversionistas.
Cuando la elite del poder descubre que para lograr ciertas cosas tiene que descender de su propio reino, se ve
obligada a ejercer cierta presión.
El concepto de la elite del poder y de su unidad se apoya en el desarrollo paralelo y la coincidencia de sus intereses
entre las organizaciones económicas, políticas y militares. Se funda tb en la similitud de origen y de visión, y el
contacto social y personal entre los altos círculos de cada una de dichas jerarquías dominantes. El concepto se basa
en motivos impersonales.
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Origen y fundamentos del poder político
Bobbio y Bovero
El poder y el derecho Bobbio
Quien detenta los instrumentos materiales del poder está considerado como investido del derecho de mandar. A
medida que un pueblo se civiliza, el hecho de poseer los instrumentos de poder no basta, es necesario hacerlos
adquiridos observando ciertas reglas y principios, que confieren un derecho, universalmente reconocido de
gobernar.
Los escritores políticos tienden a considerar el poder y los juritas tienden a considerar el derecho. Pero son dos
caras de la misma moneda.
El poder sin derecho es ciego y el derecho sin poder queda vacío.
Weber y kelsen llegan a la misma conclusión, que el poder legítimo se distingue del poder de hecho en cuanto a
un poder regulado por normas, pero partieron de dos puntos de vista opuestos. Weber sostiene que el poder
tiene la necesidad de ser regulado para volverse legítimo y Kelsen sostiene la noción del ordenamiento normativo
que tiene necesidad de la fuerza para volverse efectivo.
La efectividad es la obediencia a la norma, y su cumplimento puede ser por la fuerza o legitimo.
Austin define el poder soberano como independiente en el sentido de que no está sometido, a diferencia de
todos los demás poderes, a un poder superior, este carácter de la independencia es necesario pero no suficiente;
para que se pueda hablar de un poder soberano es necesario que este sea habitualmente obedecido.
Para weber el poder tradicional puede ser interpretado como una reducción de la legitimidad a la duración de
dominio. Por otro lado, el grupo político no puede ser definido por medio del contenido o el objetivo que no
pueda referirse a si mismo.
La comunidad política se distingue de otras formas de comunidad solamente por el hecho de su existencia
particularmente durable y evidente y contrapone la pura acción ocasional de una comunidad al carácter
permanente de una asociación institucional.
Un grupo de poder debe ser llamado grupo político en la mediad en que su subsistencia y la validez de sus
ordenamientos dentro de un determinado territorio con limites geográficos determinados vegan garantizados
continuamente mediante la utilización y la amenaza de una coerción física.
Para Weber el Estado es un detentador del monopolio de la fuerza. Define los diferentes fundamentos de
legitimidad como justificaciones interna de la obediencia y en otra parte afirma que tanto en los gobernados
como en los gobernantes el dominio debe ser observado internamente.
El poder tiene necesidad de ser justificado. Es un principio general de la filosofía moral que lo que tiene necesidad
de ser justificado es la mala conducta no la buena.
La legitimidad se refiere al título del poder, la legalidad al ejercicio. Cuando se exige que el poder sea legítimo se
pide que quien o detenta tenga el derecho de tenerlo, cuando se hace referencia a legalidad se pide que quien lo
ejerce lo haga en conformidad a las reglas establecidas.
Desde el soberano, la legitimidad es lo que fundamenta su derecho, la legalidad es la garantía de su derecho de
no ser oprimido. Legítimo lo contrario es poder de hecho y legal es arbitrario.
Gobierno de las leyes significa tanto gobierno de acuerdo con las leyes, o sea en los límites impuestos por leyes
preestablecidas, como gobierno mediante las leyes, es decir, a través de normas generales válidas para toda la
colectividad, y sólo excepcionalmente mediante disposiciones y decretos válidos para grupos particulares o peor
para individuos específicos.
Para Weber solamente se puede hablar de poder legitimo cuando los gobernados por su mismo deseo asumen el
contenido del mandato como máximo de su acción. La legitimidad de este poder se resuelve completamente en
la legalidad de su ejercicio.
Para Kelsen la norma fundamental tiene la función de transformar el poder en derecho. Esta norma funge como
criterio de legitimidad y cumple esta función en un contexto histórico en el cual el proceso de legitimación del

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poder estatal progresivamente se ha venido identificando con el proceso de legalización del ejercicio del poder en
todos los niveles.
Lugares Clásicos y Perspectivas contemporáneas sobre la política y poder
1. Política y poder
Política y poder forman un binomio inescindible. El poder es la materia o la substancia fundamental del universo
de entres que llamamos política.
La política se refiere a la contraposición y a la lucha o dominación y a la imposición del dominio del más fuerte.
Para Foucault la política es la continuación de la guerra por los medios
2. Mandato y obediencia
La constitución es el ordenamiento de las diversas magistraturas de una polis y especialmente de la que es
soberana
Una comunidad simple se vuelve política cuando un conjunto se organiza y toma forma con la aparición de una
función o papel unificante, se polariza en las dos figuras contrapuestas y correlativas de los gobernantes y de los
gobernados.
Para Hegel el Estado en sí es un abstracto que tiene en los ciudadanos su realidad meramente general. Pero es
realidad y su existencia únicamente general debe concretarse en voluntad y actividad individual.
3. Poder político y no- político
El poder político detenta los medios de coacción física, es diferente del poder económico, basado sobre la
posesión de bienes o riquezas, y el poder ideológico, basado sobre el control de los medios de persuasión.
Para Weber el poder político no solo tiene como atributo la coacción física sino también el monopolio de la
coacción legitima. Debe ser reconocido por un titulo y además impedir que el recurso de la fuerza sea usado por
sujetos no autorizados.
Es necesario concebir el poder político como poder autorizado.
4. Fuerzas y norma
La cuestión de los limites del poder es demasiado compleja, un poder político queda limitado cuando la actividad
que le es propia esta regulada a su vez por normas superiores, que ponen restricciones a lo que puede ser
impuesto por el poder con normas coactivas.
Poder legítimo es solamente el poder político que actúa en los límites puestos por la norma misma que lo ha
instituido.
5. Legalidad y legitimidad
Para Max Weber el monopolio de la fuerza no es suficiente para caracterizar un poder como político, en la
medida en que también es necesario que el poder sea legitimado, reconocido bajo algún título. La legalidad
puede valer como legítima:
1. en virtud de una estipulación por parte de los individuos interesados
2. en virtud de una imposición basada en un poder legitimo de hombres sobre otros hombres y sobre una
correspondiente disposición a obedecer.
El poder político como poder superior de emitir normas provistas de sancione coactivas, la legitimidad de este
poder no puede ser resuelta en la legalidad, o sea en el apego una norma superior del mismo poder político, en
cuanto después es necesario buscar un ulterior fundamento de esta norma.
Para kelsen el Estado es el que da el ordenamiento jurídico a todos los niveles, y autoriza el poder, y el poder es
legítimo solamente en cuanto es autorizado por una norma. El poder es legítimo sólo en cuanto es autorizado, en
los modos y en las formas en las que es conferido a determinado sujetos por la norma constitucional.
6. Potencia e impotencia del Leviathan

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La teoría de Weber y Kelsen se apoyan en la intención de comprender y conceptualizar aspectos decisivos del
proceso de constitucionalización, que debe entenderse como un proceso de legalización de los poderes del
Estado, tanto de los poderes inferiores con funciones administrativas, como el poder propiamente político.
La constitución también quiere ser restricción de la esfera del Estado, para el provecho absoluto de las esferas de
libertada negativa en las cuáles los individuos habrían podido emprender y desarrollar las iniciativas propias.
El estado omnireguladores parece un éxito necesario e inevitable de los procesos de modernización y de
racionalización.
Para Luhmann el poder político es usado en un juego sin fin para resanar tejidos estropeados, para restablecer
ciadas. El poder es principalmente un medio para trasmitir acciones en un sistema que replasma y redefine
continuamente a si mismo enfrentando desafíos sin tregua en un espacie de permanente y fluido estado de
asedio.
Para Foucault, el poder social, difuso, devenido acéfalo y anónimo, es en el fondo la verdadera sustancia del
poder político. El poder no es más que un nombre que sirve para indicar facetas de situaciones caracterizadas por
relaciones de fuerza cambiante.

7. Razón y justificación
El sujeto es racional, el individuo es capaz de hacer juicios críticos y de establecer preferencias.
Desde Luhmann la legitimación es como una prestación de que el sistema político debe proporcionar al sistema
jurídico para permitirle desarrollar su función como regulador general del sistema social en su conjunto.
Para Habermas la legitimación es como una justificación que solo la comunicación y la discusión racional, puede
proporcionar a las instituciones que pretenden ejercer el poder político. Legitimidad significa que hay buenos
argumentos pata que un ordenamiento político sea reconocido como justo y equitativo. Significa que un
ordenamiento político es digno de ser reconocido.

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MODULO 3
EL ESTADO - JOHN A. HALL Y IKENBERRY

Definición del estado


Una definición integrar del estado debe incluir tres elementos:
1. el estado es un conjunto de instituciones, manejadas por el propio personal estatal, entre las que destaca muy
particularmente la que se ocupada de los medios de violencia y coerción.
2. las instituciones se localizan en el centro de un territorio geográficamente delimitado, atribuido generalmente
a una sociedad, hacia su interior, el Estado vigila severamente a su sociedad nacional, y hace el exterior a las
numerosas sociedades entre las que debe abrirse camino.
3. el estado monopoliza el establecimiento de reglas al interior de su territorio, lo cual tiende a la creación de
una cultura política común compartida por todos los ciudadanos.
No siempre, en el curso de la historia, todas las sociedades han sido controladas por un estado. Los estados no
siempre ejercen un control absoluto sobre los instrumentos de violencia. El estatismo pleno no ha sido en la
historia más que una aspiración de todo Estado.
Teorías clásicas sobre el estado
Tres son las teorías clásicas (liberalismo, marxismo y realismo) que prestaron atención al Estado como una fuerza
en el marco de la sociedad y como un actor social en las interacciones externas con un mundo mas vasto.
Liberalismo
Es una doctrina proteica, pero su idea básica es sumamente simple: el individuo es el centro del valor moral.
Conciben las actividades del Estado en una sociedad en formas más o menos sofisticadas.
Smith describe la forma en que la difusión del comercio al permitir a la aristocracia feudal emplear su dinero en
mercancías y ya no en servicios, dio lugar a la parición de leyes.
El poder tiene sus propios atractivos, es susceptible de dar lugar al abuso y permanece siempre en una incesante
necesidad de ser controlado. La sociedad comercial fue elevada a una calidad tal que sólo ella podía hacer posible
un sistema político.
Para Smith hay un determinado tipo de Estado que era el que proporcionaba las mejores condiciones para el
desarrollo económico., basta con que impere la paz y se establezcan leves impuestos, y una tolerable
administración de la justicia, el resto debe dejarse al curso natural de los acontecimientos.
Spencer se ilusionó pensando que el Estado dejara de existir, individuos plenamente desarrollados se asociarían
entre si sin coacción alguna y en beneficio tanto de su temple moral como del principio del mercado.
Para Smith el estado simplemente debe dar la paz y administración de la justicia. Consideraba que el principio de
mercado sólo podría liberarse de removerse todos los obstáculos impuestos por la interferencia estatal y de
contarse con el adeudado material humano.
Kant se caracteriza por un notable realismo por que para el dada la sociedad asocial de las relaciones
internacionales europeas, el estado era un imprescindible instrumento de seguridad, aunque no dejó de idear un
plan para la propagación. La paz estaría garantizada si los Estados tuvieran gobiernos liberales abiertos hacia el
exterior y estimularan el comercio con otros Estados similares en una coalición liberal.
Cobden y Bright insistieron en que era posible crear un mundo interdependiente en el que la prosperidad
estuviera al alcance de todos. Se oponían a cualquier clase de intervención, incluso si se trataba de detener
movimientos que amenazaran el equilibrio de poderes o de enfriar reclamos nacionalistas en apoyo de la lucha de
los pueblos por su libertad.
Marxismo
Para Karl Marx, el capital era una aguda crítica de la economía política, lo que provocó que el pensamiento de
esta teoría compartiera algunas de las suposiciones básicas del liberalismo.
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El pensamiento de Marx es más atractivo, e incluso más noble, que el de sus descendientes, aunque también más
ingenuo desde el punto de vista sociológico.
Marx no dejó de insistir en que los derechos políticos del ciudadano no eran por sí mismos suficientes como para
garantizar la libertad humana general. En la cuestión del derecho universal al voto, lo que realmente importaba
era la desigualdad establecida entre quienes poseían los medios de producción y quienes, careciendo de tales
medios, se veían obligados a trabajar para ellos.
El estado no es nunca una fuerza neutral representativa del interés general. El estado es la entidad que da cuerpo
a los intereses de la clase dominante, en consecuencia, las leyes que produce sirven a los interés de algunas
personas y no de todas que forman el pueblo.
El logro fundamental de Lenin consistió en reconocer que los Estados estaban inmersos en la sociedad capitalista.
Su mayor preocupación al respecto residía en que las necesidades de los diversos capitalismos nacionales
invariablemente conducían a conflictos geopolíticos.
La propuesta de Lenin no es compatible con el marxismo, en tanto que reconoce la importancia prioritaria del
estado. Sin embargo, preserva una orientación marxista fundamental por le hecho de que insiste en que cada
Estado europeo se dirigía acalla determinadas acciones a causa del control o la influencia que sobre ellos ejercían
los capitalistas nacionales.
El punto básico de las teorías de Lenin había sido, efectivamente, que el centro del capitalismo no permanece
siempre en el mismo lugar y que los Estados en ascenso, en representación de sus capitalistas, podían constituirse
en un desafío para cualquier orden específico de la economía política mundial.
Realismo
Entre los puntos de vista del liberalismo y el marxismo sobre el estado existe una semejanza fundamental: ambos
lo conciben como un fenómeno secundario y consideran que su carácter y expansión son producto del impacto
que sobre él ejercen las diversas fuerzas sociales. El realismo son teóricas estatistas en sentido literal, y no
comparten en absoluto aquellas propuestas.
Los realistas insisten en que el mantenimiento del orden, es decir, la prevención contra la depredación y el terror,
es por sí mismo un bien desde cualquier punto de vista. Un Estado puede convertirse por derecho propio en un
monstruo. Los realistas señalan que la desaparición del sólo tendría sentido en Estados nacionales con altos
estándares de orden público.
La presencia de un estado permite el establecimiento de la paz en las relaciones al interior de las sociedades.
La importancia del mantenimiento del orden por parte del Estado, puede advertirse con mayor claridad en el caso
de los países desarrollo.
Las relaciones internacionales convienen en cuando menos tres argumentos:
1- la vida política está dominada por Estados nacionales soberanos, a quienes no obliga ninguna autoridad
superior a la suya.
2- Las relaciones entre los Estados son fundamentalmente competitivas, aunque esta necesidad no excluye las
posibilidades de cooperación cuando ésta favorece los intereses de algunos Estados en lo particular.
3- En un sistema constituido de esa forma, los Estados nacionales proceden por propósito y objetivos, tomando
decisiones que acrecienten su poder y el bienestar material de sus ciudadanos.
Un Estado debe intuir y calcular las intenciones de los otros Estados. La búsqueda de seguridad por parte de un
Estado significa que, en un sistema de Estados, se pretenderá alcanzar un equilibrio de poder político.
El poder de un Estado se relaciona estrechamente son su riqueza, en forma tal que las estrategias
gubernamentales con frecuencia persiguen optimizar ésta para incrementar aquél.
Los realistas destacan el hecho de que el impulso inicial a favor de la industrialización provino del estado,
fundamentalmente en razón de su propia seguridad militar.
Propuesta teórica reciente

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La teoría liberal y marxista suponen que el estado es penetrado por clases o grupos y que, en consecuencia, es
fundamentalmente reducible a fuerzas que emanan de la sociedad. Los realistas tienden a aceptar que el Estado
es más o menos capaz de actuar propositivamente con el fin de alcanzar sus metas económicas y geopolíticas y
evidentemente deploran las ocasiones en que el Estado pierde autonomía, convencidos de que ello afecta
severamente la conducción de la política exterior.
El estado no es más que una de las fuentes de poder en la sociedad, de modo que esta condición nos obliga a
describir aquellas ocasiones en que losa atores estatales fueron capaces de impulsar a otros actores por
particulares senderos históricos.
Michael Mann sostiene que le poder estatal posee dos dimensiones:
1. la despótica, el poder despótico del estado es considerable cuando éste puede actuar en forma arbitraria, libre
de toda restricción constitucional, aunque la virulencia del mando decrezca en el caso de que sus órdenes no se
lleven a la práctica.
2. la infraestructural, esta dimensión, es la capacidad para penetrar en la sociedad y organizar las relaciones
sociales.
La fuerza de un estado depende de su capacidad para penetrar y organizar la sociedad, las pretensiones de
despotismo acrece entonces de valor real.
La intervención del Estado en la sociedad, en principio signo de capacidad para definir las prácticas internas, tanto
políticas como económicas, eventualmente puede implicar compromisos y obligaciones, sobre todo con la
creación de nuevos y beligerantes grupos de presión, que se conviertan en una atadura para el Estado en
subsecuentes periodos de decisión.

Los orígenes del estado


Los estados son un hecho reciente en la historia de la humanidad.
El primer estado del que se tiene noticia cierta apareció en Mesopotamia hacia el año 3000 a.c. el surgimiento
del estado supuso un dramático giro en la historia, que por supuesto atrajo la atención de las teorías sociales
clásicas.
Tanto el liberalismo y el marxismos aseguran que el estilo de vida basado en la caza y la recolección dejó de tener
vigencia y fue remplazado por la invención de la agricultura, revolución neolítica.
El liberalismo concibe el surgimiento del Estado en términos funcionales, la creación de un órgano para la
consecución de propósitos comunes.
El marxismo ha intentado dar respuestas a la desconcertante pregunta de que es lo que hizo el nacimiento de las
clases sociales.
Hay dos corrientes acerca de porque surgieron los estados:
1. una de carácter esencialmente ecológico, ya que enfatiza la relación existente entre la agricultura de aluvión y
el surgimiento del estado
2. la segunda subraya los orígenes religiosos del estado. Solo un factor tan profundo como el servicio a la
divinidad pudo hacer aceptable la coerción. Economía de templo

EL ESTADO COMO PROBLEMA Y COMO SOLUCIÓN


EVANS
Las teorías sobre el desarrollo posteriores a la Segunda Guerra Mundial, que surgieron en las décadas del ’50 y
el ’60, partieron de la premisa de que el aparato del Estado podría empelarse para fomentar el cambio estructural.
Se suponía que la principal responsabilidad del Estado era acelerar la industrialización, pero también que cumpliría
un papel en la modernización de la agricultura y que suministraría la infraestructura indispensable para la

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urbanización. Décadas posteriores socavó esta imagen del Estado como agente preeminente del cambio,
generando otra imagen en la que el Estado aparecía como obstáculo fundamental del desarrollo.
Esta nueva imagen del estado como problema fue en parte consecuencia de su fracaso en cumplir funciones
que le habían fijado los planes de acción anteriores. Tb se había modificado la definición se había modificado la
definición prevaleciente del cambio estructural. El giro negativo que adoptó el crecimiento del comercio
internacional en la década del ’70, junto con el espectacular aumento de las tasas de interés reales a fines de esa
década y la reducción de los préstamos comerciales, obligaron a los países en desarrollo a ajustarse una vez más a
las restricciones impuestas por el ambiente internacional, de ahí que el cambio estructural fuera definido
primordialmente en términos del ajuste estructural.
Las modificaciones concretas en los planes de desarrollo y la evaluación negativa del desempeño del pasado se
aunaron con los cambios sobrevenidos en el clima ideológico e intelectual llevando a primer plano del debate sobre
el desarrollo la cuestión de si el Estado debía tratar de ser un agente económico activo. Volvieron a cobrar
prominencia las teorías minimalistas, que insistían en limitar los alcances de su acción al establecimiento y
mantenimiento de las relaciones de propiedad privada. Las teorías neoutilitaristas del Estado se amoldaban bien a
las recetas económicas ortodoxas sobre el manejo de los problemas del ajuste estructural.
Los problemas provocados por la implementación de los programas de ajuste estructural y las nuevas dudas
acerca si estos bastaban por si solos para asegurar un crecimiento futuro llevaron a replantear otra vez en papel
del estado. Hacia fines de los ’80 comenzó a cristalizar una tercera ola de ideas al respecto.
El Estado tiene una función central en el proceso de cambio estructural, aun cuando dicho cambio se defina
como un ajuste estructural. La respuesta no está en el desmantelamiento del Estado sino en su reconstrucción.
Una característica de la tercera ola de ideas acerca del estado y el desarrollo es la admisión de la importancia de
la capacidad del Estado, no simplemente en el sentido de la pericia y de la perspicacia de los tecnócratas que lo
integran, sino en el sentido de una estructura institucional perdurable y eficaz. Las expectativas optimistas poco
realistas sobre el Estado como instrumento del desarrollo, que signaron la primera ola, fueron exorcizadas.
Tercera ola: su base empírica procura examinar el papel del estado en los planes de desarrollo previos ( la
transformación industrial) y trata de suministrar un cuadro analítico de las características institucionales que
diferenciaron a los Estados que lograron mayor éxito en esta tarea respecto de los que no lo lograron. Existe una
correlación elemental entre el desempeño del Estado en un plan de transformación industrial y su desempeño en
un plan de ajuste. Los países africanos que no consiguieron crear una industria nacional tampoco consiguieron
garantizar el crecimiento con un programa de ajuste estructural. Los países del este asiático que más éxito tuvieron
en la instrumentación de programas de transformación industrial fueron asimismo los más exitosos en cuando a su
modo de abordar los problemas del ajuste. Los países latinoamericanos ocupan un lugar intermedio en lo que atañe
a su desempeño en ambos campos. La comprensión de la transformación industrial puede contribuir
eventualmente al análisis del papel del Estado en un ajuste exitoso.

Perspectivas sobre el Estado


Las teorías del desarrollo que privilegian al mercado como institución siempre han reconocido que la existencia
del Estado es esencial para el crecimiento económico pero el Estado esencial era un Estado mínimo, limitado en
gran medida a proteger a las personas y sus derechos y propiedades individuales y a la aplicación de los contratos
privados negociados en forma voluntaria. En su variante neoclásica mínima, se consideraba al Estado una caja negra
exógena cuyo funcionamiento interno no era un tema propio del análisis económico. Los teóricos neoutilitaristas
aplicaron al análisis del Estado los instrumentos corrientes de la optimización individual.
La apropiación de las rentas públicas conceptualizada como corrupción, siempre ha sido una faceta consabida
de la manera de operar de los aparatos estatales del Tercer Mundo. Algunos de estos consumen el excedente que
extraen, alientan a los agentes privados a pasar de las actividades productivas al rent – seeking improductivo y no
proporcionan bienes colectivos. La consideración que tienen por sus respectivas sociedades no es mayor que la de
un predador por su presa, y puede denominárselos estados predatorios.
Un sistema eficaz de relaciones de propiedad no es suficiente. El buen funcionamiento del intercambio exige un
medio más denso y desarrollado, que es el de la confianza mutua y los entendimientos culturalmente compartidos,

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que Durkheim los rotuló “elementos no contractuales del contrato. Los mercados están siempre integrados en una
matriz que incluye pautas culturales y redes sociales compuestas por lazos individuales polivalentes.
Webber pensaba que el Estado les era útil a quienes operaban en los mercados porque el procedes de los
funcionarios obedecía a una lógica muy distinta que la del intercambio utilitario. La capacidad del Estado para
apoyar a los mercados y a la acumulación capitalista dependía de que la burocracia fuese una entidad
corporativamente coherente, y de que los individuos viesen en la consecución de las metas corporativas la mejor
manera de promover su interés personal. La coherencia corporativa exige que los funcionarios individuales estén
aislados de las demandas de la sociedad circundante. Tb era decisiva la concentración de los expertos, a través del
reclutamiento basado en el mérito y las oportunidades ofrecidas para obtener promociones y ascensos en una
carrera profesional de largo plazo. Según Webber la construcción de un sólido marco de autoridad era un requisito
indispensable para el funcionamiento de los mercados.
Los países de industrialización tardía se vieron forzados a confiar en el poder del Estado para movilizar los
recursos necesarios. El Estado debe actuar como un empresario sustituto. Para que el Estado aislado sea eficaz
deben resultar evidentes la naturaleza del proyecto de acumulación y los medios de instrumentarlo. Las
argumentaciones a favor de su papel central se aplican sobre todo aquellas situaciones en las que la transformación
estructural está a la orden del día. La industrialización es el ejemplo clásico de este tipo de transformación, pero tb
el ajuste estructural requiere algo más que un cambio gradual.

Un ejemplo de prelación: Zaire


Desde que Mobutu Sese Seko tomó el poder en Zaire, un pequeño círculo de allegados que controlan el aparato
del Estado hicieron una gran fortuna a partir de los ingresos generados por las exportaciones de la gran riqueza
minera del país. Zaire es un ejemplo de un Estado predatorio en el cual el afán de la clase política por apropiarse
de las rentas públicas convirtió a la sociedad en su víctima. El control del aparato del Estado está en manos de un
pequeño grupo de individuos que mantienen estrechas conexiones entre si. En el pináculo del poder se encuentra
la camarilla presidencial, compuesta por unos cincuenta de los más confiables parientes del presidente, que ocupan
los cargos más claves y lucrativos.
Uno de los aspectos más irónicos y llamativos es el grado en que las relaciones de mercado dominan el
comportamiento administrativo. Todo está en venta, todo se compra en Zaire. Y en este tráfico tener una tajada de
poder político constituye un verdadero instrumento de intercambio, convertible en una adquisición ilícita de dinero
u otros bienes. El personalismo y el pillaje predominantes en la cúspide anulan toda posibilidad de una conducta
sometida a normas en los niveles inferiores de la burocracia. Por otra parte, la mercadización del aparato estatal
torna casi imposible el surgimiento de una burguesía orientada a la inversión productiva a largo plazo, al socavar la
predecibilidad de la acción del Estado.
Lo que impide el desarrollo del Estado es la ausencia de un aparato burocrático coherente. La debilidad presente
en el núcleo del sistema económico – político socava la predecibilidad de las medidas oficiales necesarias para la
inversión privada. El Estado no provee siquiera los medios más elementales para el funcionamiento de una
economía moderna.
Zaire plantea ciertos problemas a las concepciones convencionales sobre la importancia de la autonomía estatal
para formular estrategias de ajuste y de crecimiento que sean coherentes. Dado que el Estado, como entidad
corporativa, es incapaz de establecer metas coherentes y de instrumentarlas, y dado que las decisiones de política
económica están en venta para las élites privadas, podría decirse que el Estado carece total autonomía., y esto es
lo que favorece a una generalizada apropiación de la renta pública. El Estado zaireño se halla libre de constricciones
sociales; es autónomo, en el sentido de que no deriva sus objetivos del agregado de los intereses sociales.

Estados desarrollistas
Hacia fines de la década del ’70, el éxito económico de los más importantes países de industrialización reciente
del Este asiático, Corea y Taiwán era interpretado cada vez más como una consecuencia de la activa participación
del Estado.
El modelo japonés
37
En busca de bases institucionales para cimentar una veloz industrialización, los NIC del Este asiático se apoyaron
en el modelo de Estado activo que tenían en la región: Japón. En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial,
cuando escaseaba el capital, el Estado japonés actuó como sustituto de los mercados de capital pobremente
desarrollados, al par que inducía a tomar decisiones de inversión transformadoras. El Estado desarrollista japonés
presenta un aspecto weberiano. Sus funcionarios gozan del particular status que según Webber era esencial para
una auténtica burocracia. Todas las descripciones del Estado japonés destacan lo indispensable que son las redes
informales, externas e internas, para el funcionamiento del Estado. Las redes internas son decisivas para la
coherencia de la burocracia. Estas redes informales le brindan la identidad corporativa. El hecho de que la
competencia formal sea el principal requisito para ingresa a la red vuelve más probable que el desempeño efectivo
sea un atributo valorado por los leales integrantes.
Esta autonomía enraizada es la contrapartida de la incoherente dominación absolutista del Estado predatorio y
constituye la clave organizativa de la eficacia del Estado desarrollista.
Corea y Taiwán
En Corea y Taiwán, el Estado presenta una estructura diferente, lo cual se vincula con la diversidad de sus bases
sociales de apoyo, sus pautas de organización industrial y sus estrategias de política económica. Las iniciativas que
facilitaron la transformación industrial tuvieron sus raíces en una organización burocrática coherente e idónea.
A pesar de que la historia política de Corea en el siglo XX fue caótica, su burocracia pudo reclutar a sus miembros
entre los egresados más talentosos de las mejores universidades. Estas pautas similares de reclutamiento fueron
acompañadas de la inclusión de una particular cultura corporativa. El reclutamiento meritocrático a través de las
universidades de más prestigio y la existencia de un fuerte ethos organizativo han generado en Corea la posibilidad
de establecer redes interpersonales solidarias dentro de la burocracia. Los puestos principales eran llenados
fundamentalmente mediante designaciones especiales de corte político. El Estado pudo recobrar su autonomía
gracias a la ascensión al poder de un grupo de fuertes convicciones ideológicas y estrechos lazos personales y
organizativos con aquel.
Uno de los rasgos de la revitalización de la burocracia fue la posición comparativamente privilegiada que tuvo
un organismo piloto, el Consejo de Planificación Económica. Este fue destinado a constituir un superorganismo del
área económica. Sus facultades para coordinar la política económica mediante el control del proceso
presupuestario se vieron realzados por mecanismos como el Control de Consulta de los Ministros de Economía y
por el hecho de que sus directivos eran a menudo promovidos a puestos de conducción en otros ministerios.
El carácter enraizado de la autonomía del Estado coreano con Park fue un proceso organizado desde arriba en
la medida mayor de lo que lo era el prototipo japonés al carecer de asociaciones intermedias bien desarrolladas y
estar centrado en un número mucho menor de empresas.
Corea representa el caso límite en el cual la inserción del Estado puede restringirse a unos pocos vínculos con
su entorno sin degenerar en la prelación particularista. El riesgo opuesto, o sea, la existencia de lazos débiles, con
el capital privado, que amenazan la capacidad del Estado para obtener toda la información necesaria y para contar
con el sector privado en su instrumentación eficaz, esta representado por el segundo discípulo prominente del
modelo japonés en esta región: Taiwán.
En Taiwán, el Estado tuvo un papel central en la acumulación industrial, encauzando el capital hacia inversiones
de riesgo, mejorando la idoneidad de las empresas privadas para insertarse en los mercados internacionales y
asumiendo directamente funciones empresariales a través de empresas públicas. Su capacidad para cumplir esta
misión dependió de una burocracia reclutada sobre la base del mérito y reforzada en grado decisivo por formas
organizativas extraburocráticas.
El Consejo de Planificación y Desarrollo Económico es la encarnación de los conductores de la economía en el
área de la planificación. En Taiwán el fortalecimiento de los capitalistas implicó que creciera el poder de una élite
privada étnicamente diferenciada y políticamente hostil. Las empresas del Estado fueron en su mayoría rentables
y eficientes. Estas empresas fueron un factor decisivo del desarrollo industrial taiwanés. La política económica se
genera a partir de un poco comprendida pero aparentemente vigorosa red, que conecta las oficinas económicas
del gobierno central con las empresas públicas. Hay una ausencia del sector privado taiwanés en las redes de
formación de la política económica.

38
Además de definir los límites a los que el enraizamiento puede ser reducido, el caso taiwanés pone de relieve la
relación simbiótica entre la autonomía estatal y la preservación de la competencia en el mercado. La función de
preservar las relaciones de mercado, propia de la autonomía estatal, es tb decisiva en Corea y Japón, pero más
notoria en Taiwán. El Estado pudo favorecer el surgimiento de un mercado libre en vez de la creación de refugios
para la obtención de rentas públicas.
Sólo un Estado capaz de obrar en forma autónoma puede proporcionar este esencial bien colectivo. La inserción
es indispensable para la información y la instrumentación, pero sin la autonomía, degenera en un supercartel que
apunta a proteger a sus miembros de cualquier cambio en el statu quo.
Otra característica del Estado desarrollista es que la burocracia opera allí al modo de un mecanismo de filtrado,
dirigiendo la atención de los ejecutores de las políticas públicas y del sector privado hacia productos y procesos
decisivos para el crecimiento industrial futuro.
La dinámica de los estados desarrollistas
La coherencia corporativa le permite resistir las incursiones de la mano invisible de la maximización individual
de los funcionarios; en lo interno, predominan en él las características weberianas. El reclutamiento meritocrático
sumamente selectivo y las satisfacciones proporcionadas por una larga carrera burocrática crean adhesión y un
sentimiento de coherencia corporativa. Han alcanzado una extraordinaria capacidad administrativa, pero además
han limitado sus intervenciones a las necesidades estratégicas de un proyecto transformador, utilizando su poder
para imponerse en forma selectiva a las fuerzas del mercado.
La autonomía del Estado desarrollista difiere totalmente de la dominación absolutista, carente de toda finalidad,
propia del Estado predatorio. La autonomía del Estado se hallaba limitada por el contexto geopolítico y económico
internacional.
La necesidad de industrializarse llevó a estos países a promover el crecimiento del capital industrial nacional. Un
proyecto compartido por un aparato burocrático muy desarrollado y una serie relativamente bien organizada de
actores privados capaces de actuar con inteligencia y en forma descentralizada. El propio éxito del Estado
desarrollista para estructurar la acumulación del capital industrial ha modificado la naturaleza de las relaciones
entre el capital y el Estado.

Brasil y la India: casos intermedios


Brasil y la India suministran amplios ejemplos de la combinación de elementos del tipo ideal desarrollista con
características que niegan el aislamiento weberiano y socavan la inserción.
La India, país increíblemente segmentando, con una enorme población agraria que vive en la pobreza
desesperante y cuya base de recursos se está desgastando velozmente, logró pese a ello una industrialización
considerable y tasas de crecimiento muy respetables en la década del ’50 y comienzos de la siguiente; luego de
tambalearse en la década del ’70, en los ’80 el país ha vuelto a crecer con rapidez. Brasil tuvo altas tasas de
crecimiento en toda la posguerra y experimentó un milagroso impulso industrializador en la década del ’70. El
deterioro del milagro brasileño en los años ’80 minó sus pretensiones de convertirse en un Estado desarrollista.
Brasil
Las diferencias entre Brasil y el tipo ideal de Estado desarrollista. Estas diferencias comienzan con una simple
cuestión: el modo en que se obtienen los puestos públicos. Los presidentes brasileños nombran millares, los
burócratas brasileños abordan carreras puntuales, signadas por los ritmos de las cambiantes conducciones políticas
y el periódico surgimiento de nuevos organismos.
Imposibilitados de transformar a la burocracia en su conjunto, los dirigentes brasileños se empeñaron en crear
reductos de eficiencia dentro de la burocracia, modernizando gradualmente el aparato del Estado.
Los reductos de eficiencia tienen varias desventajas. En la medida en que están rodeados por un mar de normas
clientelisticas tradicionales, dependen de la protección personal de los presidentes. El incrementalismo, o reforma
por adición, suele dar por resultado una expansión mal coordinada y torna mucho más difícil lograr una selectividad
estratégica. El intento de modernizar por vía de una adición fragmentada tb la coherencia organizativa del aparato

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estatal en su conjunto. Al agregar nuevas piezas al conjunto, lo que surge es una estructura cada vez más grande y
barroca.
Los vínculos con el capital industrial se vieron complicados por la temprana y masiva presencia en el mercado
interno del capital industrial trasnacional. La amenaza de dominación por parte de las empresas trasnacionales creó
un clima de nacionalismo defensivo y volvió más difícil imponer disciplina al capital nacional. La falta de una
estructura burocrática estable impidió establecer vínculos regulares del tipo de una orientación administrativa con
el sector privado e impulsó la interacción público – privado por canales individuales. En lugar de institucionalizarse,
las relaciones se indivualizaban, cobrando la forma de lo que Cardoso llamó anillos burocráticos, pequeños grupos
de industriales se conectaban con grupos igualmente pequeños de burócratas, por lo común a través de algún
funcionario que actuaba como pivote. Son lo opuesto del tipo de lazos entre Estados y sociedad que describen
Samuels y otros autores en sus análisis del Estado desarrollista.
La India
En la India, el Estado se sitúa en el espacio que existe entre el Estado predatorio y el desarrollista. Su estructura
interna, al menos en la cúspide, se asemeja a la norma weberiana, pero sus vínculos con la complicada estructura
social del país socava más completamente su capacidad de acción.
En el momento de la independencia, el Servicio Civil de la India constituía la cima de una venerable burocracia
y la culminación de una tradición. La asimilación de la cultura imperial y la formación humanística eran criterios
decisivos para ser aceptados en el SCI. Una persona con buena cultura general podría desempeñarse bien, siempre
y cuando las pautas de la carrera administrativa le brindarán la oportunidad de adquirir gradualmente los
conocimientos y habilidades técnicos indispensables. La carrera administrativa se caracteriza por el tipo de rotación
rápida de personal.
La micropolítica de las interacciones entre el sector público y el sector privado disminuye más la posibilidad de
que el Estado conduzca un proyecto coherente de desarrollo. No hay redes de política que permitan a los
especialistas industriales del aparato estatal reunir y difundir información, crear consenso, instruir y persuadir;
tampoco hay redes específicas de sectores.
Las intervenciones del Estado en la infraestructura básica y en los bienes intermedios fueron un elemento
trascendental para mantener una tasa respetable de crecimiento industrial. La falta de selectividad de la
intervención estatal fue constituyendo una creciente carga para la burocracia y contribuyó a deteriorar las
instituciones del Estado. El Estado participa directamente en la producción de una gran variedad de artículos. La
India padece un exceso de autonomía y un enraizamiento inadecuado, y que consecuentemente tiene más
dificultades para ejecutar el tipo de proyectos sectoriales.
Estos aparatos estatales intermedios, no dotados de una capacidad burocrática bien desarrollada, deben pese
a ello hacer frente a estructuras sociales más complejas y divididas.

Las Estructuras del Estado y el ajuste


Este análisis comparativo corrobora la idea de que tanto los ejecutores de las políticas públicas como los teóricos
pueden verse beneficiados por la tercera ola de ideas acerca del Estado y el desarrollo. Los datos comparativos
abonan una posición más centrada en la capacidad del Estad como factor importante en la elección de políticas y
resultados, y contribuyen a esclarecer las estructuras y procesos que están en la base de dicha capacidad. La
capacidad transformadora requiere una mezcla de coherencia interna y de conexiones externas, a la que puede
denominarse autonomía enraizada. Hay escasez de burocracia. Abundan los organismos normativos o
administrativos, pero la mayoría no tiene la capacidad de perseguir metas colectivas de un modo predecible o
coherente, ni el interés de hacerlo. El ritmo de crecimiento de la capacidad del Estado es más lento que el de
aumento de las tareas.
Los Estados desarrollistas no sólo han tenido un mayor nivel de capacidad sino que ejercieron una mayor
selectividad en las tareas que acometieron. Se centraron en la transformación industrial y sus estrategias de
promoción de la industria estaban destinadas a preservar recursos administrativos. La consigna de la hora es la
reconstrucción del Estado.

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La eficacia de la autonomía enraizada depende de la índole de la estructura social circundante así como del
carácter interno del Estado. El Estado y la estructura social deben estudiarse juntos. La estructura de clases debe
considerarse como el producto de la acción del Estado. Las clases industriales de los Estados desarrollistas
contemporáneos son resultados de la acción estatal.
Transformar el Estado de modo que deje de ser un problema y se convierta en una solución debe ser el punto
central en cualquier plan de acción realista emprendido en los países del Tercer Mundo.

Oscar Osllak.: Teoría de la burocracia estatal: enfoques críticos


Especificad sustantiva
Sesgo privatista
Los criterios de relevancia para la elección de los temas son dictados tanto poder las necesidades reales o
potenciales de una disputa clientela, como por las prescripciones de ciertos autores o corrientes. Existe una amplía
gama de problemas que un administrador puede no percibir como importantes, aun cuando resulten cruciales para
el desarrollo de una teoría de las organizaciones complejas.
La perspectiva A-O resulta de inferencias y generalizaciones efectuadas a partir de un gran número de estudios de
casos, en su mayoría contratados por empresas privadas.
El objetivo central de una teoría de la organización es hallar los medios m{as eficaces de adaptación de unidades
organizacionales a las amenazas y restricciones de su contexto operativo. Su problema se reduce a resolver o
superar los diversos obstáculos que tienen a disminuir la eficiencia y efectividad de las organizaciones y, por lo
tanto, cuestionan su supervivencia. Ello requiere descubrir los principios o fórmulas de organización e interacción
que pueden promover el clima más racional como para contrarrestar exitosamente las amenazas contextuales.
La corriente del desarrollo organizacional esta gobernada por una filosofía expansionista: crecer para sobrevivir. El
estancamiento implica retroceso y anticipa situaciones de desequilibrio y eventual muerte de la organización.
Burocracia estatal como unidad de análisis
El primer factor a tener en cuenta es la extraordinaria heterogeneidad de los elementos constitutivos de la
burocracia estatal, lo cual dificulta la generación y generalización de proposiciones válidas para interpretar su
comportamiento global.
Se puede concebirla como un conjunto de organizaciones complejas e interdependientes, cuyo carácter Público,
derivado de los objetivos formales de interés general que persiguen y de la autoridad legitima del Estado que
invocan sus actos, permite distinguirlas como un sistema diferenciado.

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Un segundo elemento. Es el problema de la fijación de límites entre el dominio de lo privado y lo público. La
actividad del aparato estatal se desenvuelve a través de formas institucionalizadas de relación con el sector privado
en las que el status público resulta, equivoco. Existen entidades semiestatales y paraestatales que crean zonas
grises que constituyen un importe entrada para analizar las relaciones de determinación entre ambos dominios.
Son múltiples modalidades de interpenetración entre actores civiles y estatales.
Un tercer elemento a considerar es el condicionamiento histórico del proceso de conformación del aparato
institucional del estado. El perfil del estado es el resultado de un proceso histórico constituido por complejas
interrelaciones entre sociedad civil y Estado.
Un ultimo elemento es que el procesos histórico a través del cual se problematizan, plantean y resuelven cuestiones
que integran la agenda socialmente vigente, encuentra en el ámbito de la burocracia estatal una arena fundamental
para dirimirlas.
Los cuatros elementos se encadenan.

Roles de la burocracia estatal


La burocracia puede asumir tres roles diferentes:
1. un rol sectorial, como actor desgajado del Estado que asume frente a este la representación de sus propios
intereses como sector
2. un rol mediados, a través del cual expresa, agrega, neutraliza o promueve intereses, en beneficio de sectores
económicamente dominantes
3. un rol infraestructural, proporcionando los conocimientos y energías necesarios para el cumplimiento de fines
de interés general, habitualmente expresados en los objetivos formales del Estado.
Si bien los diferentes roles que desempeña el aparato estatal pueden visualizarse analíticamente como tres
dimensiones de actividad diferenciales, el balance final no es el resultado ni de una racional programación ni de
una distribución al azar, sino del enfrentamiento, de la lucha política alrededor de la asignación o resignación de
recursos escasos, entre actores sociales. Portadores de intereses conflictivos y contradictorios.

Productividad y conflicto de roles


Parece indiscutible que si la actividad normal de la burocracia se concreta en productos asociables al desempeño
de roles que no caben en una misma dimensión analítica, diferentes deberán ser también los estándares a utilizare
para medir o evaluar su productividad.
La evaluación también debe incluir productos tan heterodoxos como desempleados potenciales absorbidos,
huelgas evitables, intereses partidarios, beneficios o amenazas.
La burocracia es siempre productiva, ya que toda deficiencia en el desempeño de cierto tipo de actividades estará
compensada por el desempeño de otras. El argumento debe calificarse en el sentido de que:
1. Considerada globalmente, la actividad de la burocracia estatal contribuye a la reproducción de un cierto tipo de
organización social y cierto tipo de Estado
2. El carácter de la contribución depende del resultado de los conflictos en torno a la definición del contenido y al
peso relativo de casa uno de los roles de la burocracia
3. El resultado será a su vez producto del enfrentamiento entre actores sociales y estatales, vinculados por
complejos patrones de alianza y conflicto en las diversas arenas de lucha política.

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Modulo 4
EL PODER COMO FUNDAMENTO DE LA ACCIÓN ORGANIZADA
(Crozier / Friedberg)
Un contexto y un constructo son relaciones. Con nuestra propia perspectiva estratégica, estas relaciones son
relaciones de poder. Si bien es cierto que la reflexión sobre la estrategia del actor constituye el punto de partida de
nuestro planteamiento, puesto que el actor es el único portador y testigo del constructo organizativo, lo que nos
va a permitir analizar ese constructo es la reflexión sobre el poder, pues en tanto mecanismo fundamental de
estabilización del comportamiento humano, el poder es la base del conjunto de relación que él conforma.

El poder desde el punto de vista de los actores


El fenómeno del poder es simple y universal, pero el concepto de poder es vago y uniforme. El denominador
común de todas las manifestaciones de poder: cualquiera que sea su tipo, es decir, sus fuentes, su legitimación, sus
objetivos o sus métodos de ejercerlo, el poder implica siempre la posibilidad de actuar para algunos individuos o
grupos, sobre otros individuos o grupos. Actuar sobre el prójimo es entrar en relación con él; y es en esta relación
donde se desarrolla el poder de una persona A sobre una persona B.
El poder es una relación y no un atributo de los actores. No puede manifestarse más que mediante el inicio de
una relación que enfrenta a dos o más actores, dependientes unos de otros, en el cumplimiento de un objetivo
común que condiciona sus objetivos personales. No se puede desarrollar más que a partir del intercambio de los
43
actores comprometidos en una determinada relación, el poder está inseparablemente ligado a la negociación: es
una relación de intercambio, por lo tanto de negociación, en la que están comprometidas al menos dos personas.
Es una relación instrumental: La acción motivada de los individuos trae consigo su cauda de consecuencias
imprevisibles, inesperadas y disfuncionales. Se trata de subrayar que, como toda relación de negociación, el poder
no se concibe más que con la perspectiva de un fin que, en la lógica instrumental, motiva el ajuste de recursos de
los actores.
Es una relación no transitiva: si una persona A puede obtener con facilidad de una persona B una acción X, y B
puede obtener esta misma acción de una persona C, es posible que A pueda obtenerla de C; pero si el poder es
inseparable de los actores comprometidos en una relación, tb lo es de las acciones demandadas, es decir, cada
acción constituye un envite específico alrededor del cual se injerta una relación de poder particular. Así, A obtendrá
fácilmente de B una acción X, pero con más dificultad una acción Y, y no podrá obtener una acción Z, que en
contraste otra persona C se obtendrá con facilidad.
Es una relación recíproca pero desequilibrada: Es recíproca porque quien dice negociación, dice intercambio. Es
desequilibrada porque si el intercambio se desequilibra a favor de una de las dos y esta desigualdad corresponde a
la situación respectiva de las dos partes, entonces estaremos en posición de hablar de una relación de poder.
El poder es una relación de fuerza de la cual uno puede sacar más ventaja que el otro, pero en la que, del mismo
modo, el uno no está totalmente desvalido frente al otro. Dahl: el poder de A sobre B corresponde a la capacidad
de A de conseguir que en su negociación con B los términos de intercambio le favorezcan.
¿Cuál es la fuente y cuáles son los fundamentos del poder? Son los triunfos, los recursos y las fuerzas de cada
uno de las partes involucradas; su respectiva potencia, los que determinarán el resultado de una relación de poder.
Lo que intercambia en una relación de poder son sus posibilidades de acción. El poder reside en el margen de
libertad de que disponga cada uno de los participantes comprometidos en una relación de poder, esto es, en su
mayor o menor posibilidad de rehusar lo que el otro le pida.
El hecho de hacer su comportamiento futuro perfectamente previsible tiene un significado y conlleva
consecuencias que sobrepasan el juego en sí. Esto da siempre como resultado un cambio en la naturaleza del juego
o un desplazamiento de lo que está en juego y de las zonas de incertidumbre, y un aprovechamiento de las
circunstancias para forzar al otro a colocarse sobre un terreno menos favorable o a ceder.
El poder de un individuo o de un grupo, o de un actor social, tb está en función de la amplitud de la zona de
incertidumbre que lo imprevisible de su propio comportamiento le permita controlar ante sus agremiados; pero no
importa cuál sea la zona de incertidumbre: todavía falta que esta sea pertinente con relación al problema que se
va a tratar y a los intereses de los partidos que participen, o que, sea una zona de incertidumbre cuya existencia y
cuyo control condicionen la capacidad de acción de unos y otros. La estrategia de cada uno de los
agremiados/adversarios se orientará en forma natural hacia la manipulación de la previdencia de su propio
comportamiento y del prójimo, modificando en su favor las condiciones estructurales y las reglas que rigen sus
interacciones con el prójimo. Para él se tratará de ampliar lo más posible su propio margen de libertad, al tiempo
que tratará de restringir el de su adversario.
Analizar una relación de poder exige siempre la respuesta a dos series de preguntas: 1) ¿cuales son los recursos
de que dispone cada parte?, 2) ¿cuáles son los criterios que definen la pertenencia de esos recursos y su carácter
más o menos movible?
La primera pregunta nos remite a los recursos de todas clases de los que pueden disponer un actor por su
situación social global y que definen el marco temporal, espacial y social en el cual deberá circunscribirse en todo
momento su estrategia. El conocimiento de la situación social de un actor permite vislumbrar las posibilidades que
tiene de diversificar sus dominios de inversión, es decir, de jugar con varias relaciones de poder a la vez, pues la
multiplicidad de los compromisos de un actor es para él un triunfo considerable desde un doble punto de vista. Por
un lado, le proporciona una protección contra los riesgos de pérdida inherentes a las relaciones de poder, en la
medida en que le permite repartir sus posturas en el juego y evitar poner todos los huevos en la misma canasta.
Por otra parte, ofrece mejores posibilidades de realizar juegos ofensivos. Si un actor juego con varias relaciones de
poder, podrá acumular los recursos que provengan de otros compromisos e invertirlos masivamente en una
relación específica para reforzar su situación dentro de esta.

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La situación social de los actores permite comprender la forma en que cada uno de ellos puede percibir y utilizar
el factor tiempo en las relaciones de poder. El tiempo es una fuente de diversificación de las posturas.
Tomar en cuenta los recursos respectivos de que disponen los diferentes actores comprometidos en una relación
de poder complica el esquema inicial. Nos hace ver que, ante una misma relación de poder, los diferentes actores
no tienen las mismas posibilidades alternativas ni los mismos horizontes temporales, en resumen, las mismas
posibilidades de medir su compromiso, ajustar sus posturas y limitar el riesgo de perder que comporta toda relación
de poder. Dada la situación social, los actores no cuentan con las mismas capacidades estratégicas.
Aunque las desigualdades económicas y sociales entre actores son un elemento fundamental para comprender
el desarrollo de una relación de poder determinada, rara vez reflejan en esta, tal cual, y en forma mecánica. Existen
limitaciones estructurales, particulares a una determinada situación, que pueden atenuarlas y anularlas. Y es que
no basta con ver los recursos de que disponen los actores; es necesario que estos sean movilizables en la relación
específica y que sean pertinentes en relación con los objetivos del otro.

Poder y organización
En este nivel es cuando intervienen las características estructurales de una organización. Estas delimitan el
campo de ejercicio de las relaciones de poder entre los miembros de una organización y definen las condiciones en
las que éstos pueden negociar entre sí. Son las restricciones que se imponen a todos los participantes. La
organización permite el desarrollo de relaciones de poder y les da un carácter permanente. El poder solo se puede
ejercer en una relación en la que están de acuerdo dos actores, o en la que ya están involucrados, por medio del
cumplimiento de una tarea determinada, mediante la cual se integran en un conjunto organizado. Es así como
poder y organización están ligados entre sí de manera indisoluble. Los actores sociales no pueden ejercer poder
entre sí más que cuando se persiguen objetivos colectivos cuyas propias restricciones condicionan en forma directa
sus negociaciones.
Las estructuras y las reglas que rigen el funcionamiento oficial de una organización, son las que determinan los
lugares donde podrán desarrollarse esas relaciones de poder. Crean y circunscriben zonas organizativas de
incertidumbre que los individuos o los grupos tratarán de controlar para utilizarlas en la consecución de sus propias
estrategias y alrededor de las cuales se crearán relaciones de poder.
La organización regulariza el desenvolvimiento de las relaciones de poder: dado su organigrama y sus
reglamentos internos, restringe la libertad de acción de los individuos y de los grupos que reúne, con lo cual
condiciona la orientación y el contenido de sus estrategias. Introduce de dos maneras, un mínimo de previsión en
el comportamiento de cada uno. Por un lado, la organización afecta la capacidad de jugar de sus miembros pues
determina los triunfos que puede utilizar cada uno de ellos en las relaciones de poder. Por otro, condiciona la
voluntad de hacer realmente uso de esos triunfos para conseguir sus estrategias pues fija los envites, es decir, lo
que cada uno tiene esperanza de ganar o se arriesga a perder, si compromete sus recursos en una relación de
poder.
Ninguno de los recursos a disposición de un actor es igualmente pertinente ni igualmente movilizable dentro de
una determinada organización. La organización concede a algunos de sus miembros una autoridad legítima sobre
otros, les otorga poderes específicos de sanción o de recompensa.
Pero tener en la mano los triunfos necesarios no es suficiente; es preciso tb que los miembros de la organización
acepten comprometerlos en relaciones de poder específicas. La competencia se organiza alrededor de algunos
envites u objetivos intermedios tipo.

Tipos de poder emanados de la organización


Las relaciones concretas de poder que se entrelazan en una organización no son nunca una calca pura y simple
de las relaciones de fuerza y de los modos de dominación inherentes a la estructura social, a las relaciones de
producción y a la división técnica y social del trabajo que surge de ahí. Las negociaciones entre los diferentes
jugadores estarán predeterminadas por esas desigualdades, y sus resultados no podrán por sí mismos hacerlas
desaparecer.

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Cuando se trata de análisis organizativos, esta diversidad es la que ofrece interés al investigador y es la que éste
debe comprender y poder explicar; pero sólo podrá hacerlo si compara el desenvolvimiento de las relaciones de
poder dentro de la organización con las limitaciones estructurales propias de esta en tanto campo de acción
relativamente autónomo, pues del fondo de estas limitaciones, en torno al organigrama y a las reglas oficiales, es
donde genera la organización sus propias fuentes de poder.
Parece que se pudiera distinguir cuatro grandes fuentes de poder correspondientes a los diferentes tipos de
fuentes de incertidumbre pertinentes para una organización: las que provienen del control de una competencia
particular y de la especialización funcional; las que están ligadas a las relaciones entre una organización y sus
entornos; las que nacen del control de la comunicación y de la información; y las que provienen de la existencia de
reglas organizativas generales.
Es preciso precaverse de cualquier razonamiento de este tipo: tal fuente de incertidumbre objetiva, estructural
en manos de tal grupo, y por lo tanto tal poder, tal comportamiento o tal estrategia de parte de ese grupo. La
existencia objetiva de una fuente de incertidumbre no nos dice nada sobre la voluntad o la capacidad de los actores
de tomar y utilizar verdaderamente la oportunidad que esta constituye.
Primera fuente de poder: es la que sostiene la posición de una competencia o de una especialización funcional
difícilmente reemplazable. El experto es el único que sabe cómo hacer las cosas, que dispone de los conocimientos
y de la experiencia del contexto, lo cual le permite resolver algunos problemas cruciales para la organización. Su
posición es mejor en la negociación y en la organización que frente a sus colegas.
La segunda fuente de poder: está ligada a todas las incertidumbres que se desarrollan alrededor de las relaciones
entre la organización y su medio. Esta fuente es bastante cercana a la primera, puesto que el control del medio se
puede considerar simplemente como una forma de pericia. No puede existir una organización si no establece
relaciones con el o los medios que la rodean. Los ambientes pertinentes de una organización constituyen para ella
una fuente de perturbación potencial de su funcionamiento interno, y por lo tanto, una zona de incertidumbre
mayor e ineluctable. Es el poder llamado marginal – secante, el poder de un actor que participa en varios sistemas
de acción relacionados entre sí y que puede representar el papel indispensable de intermediario y de intérprete
entre lógicas de acción diferentes y contradictorias.
Tercera fuente de poder: la organización crea poder simplemente por la forma en que organiza la comunicación
y los flujos de información entre sus unidades y entre sus miembros. Un individuo, para poder cumplir
convenientemente con la tarea o la función asignadas a su puesto, necesitará información proveniente de otros
puestos que desempeñan otros individuos, y si por razones diversas no puede saltárselas o no puede pasarse sin
ellas, estos, por el simple puesto que ocupan en una determinada red de comunicación ejercerán poder sobre esta
persona, pues la manera en que transmitirán sus informaciones afectará la capacidad de acción del destinatario, y
no hay reglamentación que pueda con eso.
La cuarta fuente de poder: la utilización de las reglas organizativas. Las reglas están destinadas a suprimir las
fuentes de incertidumbre, pero la paradoja reside en que no sólo no eliminan completamente sino que crean otras
que pueden ser inmediatamente aprovechadas por aquellos a los que éstas tienden a constreñir y están
consideradas como reguladoras del comportamiento. Se admite que la regla es un medio que está en manos del
superior para obtener un comportamiento de conformidad de sus subordinados. Dado que prescribe en forma muy
precisa lo que estos deben hacer, reduce su margen de libertad y aumenta el poder del superior.
Tb restringe el margen de arbitrariedad del superior que no podrá ejercer su poder de sanción. . Pero casi
siempre tendrá varias reglas a su disposición y lo que hará será tolerar que sus subordinados infrinjan algunas de
ellas, con lo cual tendrá un medio de chantajearlos.
Las restricciones de la acción colectiva
Crozier y Friedberg
La acción colectiva constituye un problema para nuestras sociedades, esto se debe ante todo a que no es un
fenómeno natural. Es un constructo social, cuya existencia plantea problemas y del cual todavía hay que explicar
las condiciones en que surge y cómo mantenerlo.
Los problemas de organización, nuestros modos de acción colectiva no son circunstancias naturales que pudieran
surgir espontáneamente y cuya existencia cae por su propio peso.

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Los efectos contra intuitivos o efectos perversos son los efectos no esperados, no deseados sobre el plan colectivo
de una multitud de elecciones individuales autónomas y en consecuencia cada uno en su nivel y dentro de sus
propio marco, perfectamente racionales.
Todas nuestras acciones tienen el riesgo de caer en lo contrario de lo que buscábamos el efecto contra intuitivo
está en el fondo de todo esfuerzo de acción colectiva.
El efecto contra intuitivo puede parecer de buenas a primeras un dilema lógico inherente, de alguna manera, a la
estructura de los problemas materiales por resolver.
La ley del silencio puede comprenderse perfectamente como un constructo humano creado y mantenido por
aprendizaje y sanción. Siendo en un principio una simple medida de retorsión, poco a poco se convierte en principio
organizador relativamente autónomo, manipulado, es cierto, por aquellos que son capases de imponerse y de
servirse de él, pero que forma la base implícita o explícita de toda actividad colectiva que se ponga de manifiesto
en este contexto particular.
Para comprender los problemas y las dificultades de la acción colectiva, es necesario dirigir el análisis hacia esta
estructuración de los campos y preguntarse que pasa con los mecanismos mediante los cuales opera y también se
opera.
Ver la organización como un problema por explicar, consiste, no obstante, en invertir la tendencia dominante de
los teóricos de la organización, que van de la naturaleza a la organización, y utilizar la reflexión sobre la organización
mediante la comprensión de la naturaleza.
Toda empresa colectiva se basa en un mínimo de integración de los comportamientos de los individuos o de los
grupos.
Esta integración se puede realizar de dos maneras:
- por la restricción, sumisión impuesta
- por manipulación afectiva o ideológica
Mediante los constructor de acción colectiva se redefinen los problemas y los campos de interacción se
acondicionan o se organizan de tal manera que los actores, en la búsqueda de sus intereses específicos, no ponen
en peligro los resultados de la empresa colectiva, incluso los mejora.
La incertidumbre es el recurso fundamental para toda negociación. Los actores son desiguales ante las
incertidumbres pertinentes del problema. Aquellos que por su situación, sus recursos o sus capacidades son
capaces de controlarlas, harán uso de su poder para imponerse ante los otros.
Toda estructura de acción colectiva es un fenómeno, un efecto y un hecho de poder. En tanto constructo humano
acondiciona, regulariza, aplaca y crea poder, para permitir a los hombres cooperar en las empresa colectivas.
El poder está conceptuado como un atributo, como una propiedad que opone a los que tienen con los que no
tienen, como un mecanismo impersonal, una cosa que se impone a actores sociales del exterior sin que por otro
lado jamás se precise de dónde viene.
No existen sistemas sociales completamente regulados o controlados. Los actores individuales o colectivos que los
componen jamás pueden reducirse a funciones abstractas y desencarnadas. Los actores, en su totalidad, son
quienes, dentro de las restricciones disponen de un margen de libertad que emplean de manera estratégica en sus
interacciones con los otros.
El poder es el resultado, siempre contingente, de la movilización, por los actores de las fuentes de incertidumbre
pertinentes que ellos controlan en una estructura de determinando juego, por sus relaciones y transacciones con
los otros participantes en ese juego. Es una relación que en tanto mediación especifica y autónoma de los objetivos
divergentes de los actores esta siempre ligada a una estructura de juego.
No hay acción social sin poder, y no hay campo que no este estructurado.
El cambio es un proceso de aprendizaje colectivo que permite instituir nuevos constructor de acción colectiva que
crean y expresan una nueva estructuración del o de los campos.

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La organización como problema
El margen de libertad del actor
Todos los análisis surgidos de un poco de la vida real de una organización, han mostrado hasta qué punto los
comportamientos humanos son y seguirán siendo complejos y qué lejos están del modelo simplista de una
coordinación mecánica o de un determinismo simple.
La razón fundamental de esta separación entre la realidad y la teoría es que, incluso en las situaciones mas
extremas, el hombre conserva siempre un mínimo de libertad, y que nunca dejará de valerse de ella para
combatir el sistema.
En todas las organizaciones no totalitarias, los actores utilizan su margen de libertad de una manera tan extensa
que es imposible considerar sus arreglos particulares como simples excepciones al modelo racional.
En las circunstancias de dependencia y de represión, los hombres no sólo no se adaptan pasivamente a las
circunstancias, sino que son capaces de jugar con ellas y las utilizan de manera activa con más frecuencia de lo
que cree.
El modelo oficial prescriptito ejerce su influencia, determinan en gran mediad, el contexto de la acción y por ende
los recursos de los actores. Los actores no son nunca totalmente libres.
Una organización es el reino de las relaciones de poder, de influencia, de regateo y de cálculo.
Limites de los razonamientos a priori
Son mecanismos de simplificación., entre ellos se encuentran:
- Argyris planteaba que la negociación entre la organización y el individuo podía comprenderse a partir de una
reflexión sobre las necesidades materiales, pero sobre todo psicológicas de los individuos y las leyes. Se centra en
el individuo y olvida a los grupos-
- también otro reduccionismo se da en estudiar en encuentro de individuos y la organización a partir de un
esquema económico de mercado. Toma en cuenta a grupos más amplios.
Un grupo es un constructo humano y no tiene sentido fuera de la relación con sus miembros. Hay diferentes
grupos:
1. apáticos no tienen ni oportunidad ni capacidad
2. erráticos cuanta con oportunidades pero no con las capacidades
3. estratégicos y conservadores tienen ambos.
Planteamiento estratégico
La organización debe considerarse como un conjunto de mecanismos reductores que restringen
considerablemente las posibilidades de negociación de los actores y que de esta manera permite resolver los
problemas de la cooperación
El hombre con una perspectiva sinóptica buscaría la mejor solución a cualquier problema. Es falso, por que el
hombre es incapaz de optimizar su información y libertad esta limitada.
Para entender las estrategias debemos saber:
1. el actor arar vez tiene objetivos claros y menos proyectos coherentes
2. su comportamiento es activo, restringido y limitado
3. el comportamiento tiene un sentido.
4. el comportamiento tiene dos aspectos, uno ofensivo que es aprovechas las oportunidades y otro defensivo
que consisten en mantener y ampliar la libertad y capacidad de actuar.
5. no existe comportamiento irracional.
EL PODER EN LAS ORGANIZACIONES- JEFFREY PFEFFER
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1. Las decisiones y su puesta en práctica

Muchas veces no nos damos cuenta de que la incapacidad de capitalizar las innovaciones es en realidad una
incapacidad para la puesta en práctica de las mismas, una impotencia para llevar a cabo las cosas.
La innovación supone casi siempre una amenaza para el status quo y constituye de por si una actividad política.
La ineptitud para a hacer las cosas e implantara ideas y decisiones es un problema que parece que va a peor en
toda organización.
El poder en las organizaciones
La nueva era tiene dos elementos, por una parte una preocupación y enfoque intimo que mira acalla el individuo
como ser aislado y por otro, una creencia en que los conflictos surgen por la falta de comprensión y en que se la
gente tuviese tan solo un poco mas de comunicación, tolerancia y mas paciencia, mucho de los problemas sociales
desaparecerían.
Directivos y empleados que antes se sentían obstaculizados por las luchas por el poder y las influencias, se ven
ahora inmersos en un mundo de organizaciones mas pequeñas y simples, con menos interdependencia y diversidad
interna y por lo tanto menos carácter político.
Las personas en este momento buscan seguridad y certeza en su propia capacidad y destreza y en el control de sus
propias actividades.
Hasta que no estamos dispuestos a aceptar el poder y las influencias en las organizaciones y hasta que no
admitamos que la capacidad para hacer cosas es tan importante como la capacidad para determinar que es lo que
hasta que hacer, nuestras organizaciones se irán rezagando cada vez más.
El poder es simplemente la capacidad de producir ciertas manifestaciones intencionadas en la conducta de los
demás.
El liderazgo implica habilidad y voluntad para desarrollar y ejercer poder e influencia.
La importancia del poder es como concepto para comprender el liderazgo y como herramienta para hacer que las
organizaciones sean productivas y eficientes.
Nuestra ambivalencia acerca del poder
Somos ambivalentes cuando se trata del poder. Son actitudes o emociones opuestas.
Los conceptos de poder y pugna gerencial guardan entre si una estrecha relación. La pugna gerencial es el ejercicio
o uso del poder, considerándose el poder como un potencial de fuerza.
El poder y la politiquería son necesarios para el éxito del individuo, pero que en el fondo no nos gustan.
La ambivalencia hacia el desarrollo y uso del poder tiene más de un origen:
 Aparece la cuestión de los fines y los medios, en muchas ocasiones no nos agrada llegara a conocer los medios
que se han utilizado para conseguir algunas cosas.
 Algunas de las lecciones fundamentales que aprendimos en la escuela pueden realmente obnubilar nuestra
apreciación del poder y de las influencias.
 Existe la posibilidad de que la perspectiva desde la que juzgamos las decisiones gerenciales, no se ajuste en
muchos casos a las realidades del mundo social.

Fines y medios
Los medios hacia cualquier fin no son otra cosa que unos mecanismos para lograra algo. El fin no siempre justifica
los medios, pero tampoco puede aquel utilizarse por sistemas para descalificar estos.

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El poder es un importante proceso social que muchas veces es necesario para llevar a cabo cosas en sistemas
interdependientes.
Lecciones para olvidar
Nuestra ambivalencia sobre el poder también tiene su origen en lecciones que aprendimos desde muy pequeños
en la escuela.
La primera lección es la de que la vida se configura a tenar de esfuerzo, la habilidad y el logro de cada uno.
El éxito de las organizaciones depende del poder de transformar los intereses individuales en actividades
coordinadas que logran valiosos fines.
Otra lección de la escuela es que hay contestaciones incorrectas. En el mundo en que vivimos es rara la ocasión en
la que las cosas son claras u obvias.
Una perspectiva diferente sobre la toma de decisiones
Existen tres importantes aspectos en cuanto a las toma de dediciones:
 Una decisión por si misma no cambia nada
 En el momento que se toma la decisión no nos es factible conocer si es buena o mala.
 Consumimos mas tiempo luchando con las consecuencias de nuestras decisiones que el que necesitamos para
tomarlas.
Debemos preocuparnos por la calidad de nuestras decisiones en el momento de tomarlas y aplicarnos más en
adaptar después nuestras nuevas decisiones y acciones a la información que vamos recibiendo de los hechos
causados por las primeras.
Formas de hacer las cosas
Una forma de reflexionar sobre el papel que juega el poder y las influencias en el proceso de implementación, es
explorara algunos de los aminos que hay para llevar a cabo las cosas.
1. Una forma de hacer las cosas es a través de la autoridad jerárquica. Existen tres problemas en cuanto a la
jerarquía como instrumento para llevar a cabo cosas:
 Esta pasada de moda
 Prácticamente todos nosotros trabajamos en puestos en los que para el desempeño de nuestra misión y para el
logro de nuestros objetivos, necesitamos la cooperación de otras personas que no se hallan localizadas en algún
punto de nuestra línea directa de mando. Dependemos de gente que se desenvuelve fuera del alcance de nuestra
actividad y quien no podríamos manda, sancionar o premiar.
 Cuando la autoridad esta otorgada a una sola persona, la organización puede pasara por graves dificultades si el
criterio o liderazgo de esa persona empieza a fallar.
2. La cultura empresarial es el desarrollo de una visión generalizada o compartida. La gente comparte un conjunto
de objetivos comunes, una perspectiva único sobre lo que hay que hacer y como conseguirlos. Pero para implantar
cosas apoyándose en la cultura tiene inconvenientes:
 El crear una concepción compartida del mundo requiere tiempo y esfuerzo
 El problema de cómo penetran en una cultura muy sólida as nuevas ideas que están en contradicción con ella.
Una visión produce un enfoque de atención, pero en este enfoque se dejan cosas fuera.
3. Un tercer aspecto en el proceso de las realizaciones o logros internos de las empresas que esta identificado con
el uso de poder y de las influencias.
El proceso de gestión: una perspectiva del poder
Desde la perspectiva del poder y de las influencias, el proceso de implantación consta de una serie de pasos:
1. decisión sobre los objetivos y que queremos conseguir

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2. establecimiento de modelos de dependencia e interdependencia. Que persona es influyente
3. cuales serán los puntos de vista de estas personas
4. cuales son las bases de su poder
5. cuales son nuestras bases de poder e influencia
6. cuales son las tácticas y estrategias.
7. selección del curso de acción
El poder queda definido como la capacidad de influir en las conductas, de cambiar el curso de los acontecimientos,
de vencer resistencias y de conseguir que la gente haga algo que de otro modo no haría.
2. ¿Cuándo se utiliza el poder?

El ignorara el grado de politización de una determinada situación puede:


1. conducir a una persona bien a utilizar el poder y las influencias cuando son innecesarios, violando de este modo
normas de conducta y desperdiciando recursos
2. infravalorar la dosis de poder que debe utilizarse, corriendo, con ello, el peligro de fracasar en el empeño de
implantar algo.
La practica del poder y la influencia
Cuanto más importante es la decisión, mas gente interviene en ella. En las decisiones de gran o moderada
importancia, intervenían un promedio de casi 20 personas, mientras que en decisiones de menor trascendencia el
promedio era solo de unas 8 personas.
Las decisiones referentes a la coordinación interdepartamental, a las promociones y a las transferencias de
personal, así como las decisiones sobre la asignación de instalaciones y equipos, son las que están expuestas a las
acciones del poder.
En los niveles más altos de la organización donde existe un clima político más denso y se hace un uso más frecuente
del poder.
Marketing, ventas y el consejo de administración son las tres áreas en donde mas se ejerce el poder y producción,
contabilidad y finanzas son las áreas funcionales en las que se recurre menos al poder.
El poder tiene un mayor peso en las decisiones importantes tales como las que suelen tomarse en los mas altos
niveles de la organización o aquella otras que implican acciones de cierta trascendencia como reorganizaciones y
asignaciones de recursos, también en campos donde la actividad es mas difícil de medir o evaluar, y por ultimo, en
circunstancias en las que es posible que exista incertidumbre y desacuerdo.
Interdependencia
El poder se usa más frecuentemente en situaciones de moderada interdependencia. En los casos de poca o ninguna
independencia casi no es necesario desarrollar poder o ejercer influencia. Por lo mismo, cuando la
interdependencia es grande, la gente es propensa a trabajar en equipo, a fraguar metas comunes y a coordinar
actividades.
Cuando hay interdependencia, nuestra habilidad para hacer cosas nos exige que desarrollemos el poder y la
capacidad necesarios para influir en aquellos de quienes dependemos.
Es especialmente importante desarrollar poder e influencias cuando la gente con la que somos interdependientes
no comulga con nuestras propias ideas y por consiguiente, no podemos confiar en que hagamos lo que nosotros
querríamos.
Hay mas interdependencia en los niveles mas altos de la organización, esto es donde hay menos posibilidades de
que las tareas sena simples e independientes. Es más probable también que haya más interdependencia en los
puestos de staff, ya que el hacer cosas en ellos inevitablemente requiere la aquiescencia y cooperación de los
puestos de línea. La coordinación interdepartamental es una situación de extrema interdependencia. Los
departamentos funcionales también varían según su interdependencia con otros departamentos.
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Escasez de recursos
La interdependencia se produce por varias causas, entre las que esta la forma en que las tareas se organizan. Un
factor que influye de modo sustancial en la naturaleza y dimensión de la interdependencia es la escasez de
recursos. La abundancia de recursos reduce la interdependencia, mientras que la escasez la aumenta.
La mayoría de la gente prefiere desenvolverse en situaciones de abundancia de recursos. No solo se incrementan
las oportunidades de cada persona en cuanto a conseguir lo que el o ella desea, sino que también disminuye la
interdependencia y hay menos necesidad de desarrollar poder e influencia.
Diferencias en punto de vista
El hecho de que exista interdependencia entre la gente no es suficiente de por si para crear en las organizaciones
el uso de poder y de las influencias. Cuando hay consenso sobre lo que hay que hacer y como hacerlo, no tenemos
necesidad de recurrir a las influencias o de desarrollar el poder que influya en los demás, toda vez que en cualquier
caso ellos harán lo que cada uno quiera.
El desacuerdo nos conduce inevitablemente al uso del poder y de las influencias.
Cuanto mas especializados están las tareas en una organización, mayor posibilidad de desacuerdo habrá. Las
personas tienen distinta formación y experiencia, lo que lleva a posicionarse en posturas diferentes. La postura que
uno adopta depende de donde uno se sienta.
Es mas fácil que surjan serias controversias entre la gente por diferencias en sus puntos de vista cuando no se
cuenta con objetivos claros o no existe una competencia o amenaza exterior que haga que junten sus esfuerzos
subunidades organizativas.
La importancia del asunto
El poder es un recurso valioso, pero como tal no esta siendo usado con profusión. Existe una correlación entre la
escasez e importancia, su algo es importante, es buscado por muchos y por lo tanto se produce escasez.
La apariencia de poder otorga de hecho poder, de aquí que sena importantes los intentos dirigidos a retener los
signos de poder.
Toda vez que las decisiones relevantes activan los mecanismos de poder y dado que por lo menos algunas personas
sienten aversión por el poder, no es raro observar que algunas organizaciones o parcelas de ellas traten de evitar
los asuntos importantes
Algunas implicaciones en la planificación
Aptitudes y habilidades adquiridas en un determinado marco, pueden no ser el bagaje profesional idóneo para
actuar con éxito en un entorno distinto.
El éxito en una organización no solamente depende de la inteligencia, laboriosidad y suerte de uno, sino también
del hermanamiento que exista entre sus habilidades políticas y lo que requiera el puesto que ocupe.
3. El diagnostico del poder y la dependencia
Para poder hacer cosas en las organizaciones, es muy importante que seamos capaces de diagnosticar el relativo
poder de las partes que intervienen y de comprender los patrones de interdependencia que se formen. Tenemos
que conocer, y comprender no solamente el juego, sino también los jugadores.
El simple conocimiento de la distribución del poder es ya de por si una fuente importante de poder.
Tres son los pasos que hay que dar para evaluar la distribución del poder en una organización:
1. Identificación de las subdivisiones o las subunidades políticas importantes. La principal función de la
categorización es sistematizar el entorno, facilitando con ello la acción. Afecta tanto la imagen de cada persona
como la del grupo. Las categorías deben ser lo mas exhaustivas posible y internamente homogéneas con respecto
al asunto en cuestión. Pueden ser o no un hecho accidenta.
2. Establecer algunos indicadores de poder y aplicarlos a las subdivisiones que hemos identificado para clasificarlas
de acuerdo con su poder relativo. Se puede diagnosticar el poder fijándonos en aquellas decisiones importantes
que implican una actividad interdependiente y que pueden conducir a desacuerdos. El poder supone capacidad

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para conseguir, ante cualquier eventual oposición, las cosas que uno quiere sin que medie previsión alguna y si
provocando el resultado apetecido. Es importante que para evaluar el poder se utilicen las medidas o indicadores
múltiples. Algunos indicadores son:
a- indicadores de poder según la opinión, preguntando a la gente. El problema es a fiabilidad y validez de a
información. Un punto a tener en cuenta es el grado de consenso del grupo. Otro aspecto a tener en cuenta es la
reactividad del proceso. Por otro lado, hay que tener en cuenta si se esta dispuesto a compartir la información.
b- Indicadores de poder según la representatividad, nos señalan a las subdivisiones políticas que muestran una
representatividad más sobresaliente que las demás. Se ve los puestos calves y quien los ocupa. También
proporcionan información útil sobre la edad, la jerarquía y la formación.
c- El diagnostico del poder por la observación de sus consecuencias, el poder se utiliza para realizar acciones, por
lo que una forma de determinar quien tiene poder es observa quien y en que mediad se beneficia de las acciones
empresariales, sobre todo de aquellas que sena controvertidas. Los salarios también pueden ayudarnos a
diagnosticar el poder en los diferentes niveles jerárquicos de las organizaciones. Aquellos que ganan más es muy
probable que tengan también mas poder e influencias.
d- Los signos de poder, también pueden utilizarse para calibrar la distribución del poder en la organización. El
espacio físico y el decorado de las oficinas siempre dicen algo con respecto a los distintos grupos. También pueden
ser insignias, distintivos, galones, afiliaciones, limusinas, aviones, etc.
e- Utilización de indicadores múltiples, la mejor manera de estudiar el poder en la organización es utilizando una
combinación de los indicadores.
f- La evaluación del poder en las diferentes culturas, hay que tener cuidado de no usar indicadores de modo
indiscriminado o por lo menos no interpretarlos de la misma forma.
3. Fijarnos en los patrones de dependencia e interdependencia que existan para poder así
determinar cual es el curso de acciones idóneo. Es importante tener idea de quienes necesitamos ayuda para
alcanzar nuestros objetivos. Para trazar esquemas de interdependencia debemos preguntarnos:
I. quien podría cooperar
II. quien se podría oponer
III. a quien afecta lo que estamos intentando hacer
IV. quienes son amigos y aliados
Parte II: los orígenes del poder
El poder nos llega por estar en el sitio preciso. Un buen sitio es aquel que nos proporciona
1. control sobre los recursos
2. control o un fácil accesos a la información relativa a actividades de la organización, preferencia y actitudes de
los demás
3. autoridad formal

4. ¿De donde proviene el poder?


Necesitamos conocer a que nos vamos a enfrentar. El saber el origen del poder, nos sirve asimismo para afianzar
nuestro propio poder, incrementándose de este modo nuestra capacidad operativa.
Muchas de las teorías referentes a las fuentes de poder enfatizan la importancia de los rasgos o características
personales. A veces pasamos por alto la importancia de factores o incidencias ambientales sobre las cuales
podríamos tener una influencia más directa.
Los rasgos personales como fuentes de poder
1. El error fundamental de atribución consiste en la tendencia a enfatizar en demasía la importancia causal de la
gente y sus rasgos en detrimento de la importancia de las incidencias ambientales o situacionales. Aun cuando

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seamos conscientes de que la conducta que estamos observando está fuertemente alterada por incidencias
ambientales, somos dados a ignorar estas incidencias y a evaluara y catalogar a los demás según esa conducta.
2. No solamente atribuimos un poder excesivo a los rasgos o características personales, sino que a menudo las
características que vemos como fuentes de poder pueden muy bien que en su lugar sean las consecuencias de ese
poder.
3. El sacar conclusiones en base a los atributos personales se topa un tercer inconveniente que se concreta en el
hecho de que las personas raramente ocupan sus puestos de forma aleatoria.
Fuentes estructurales de poder
El poder nos vienen dado por el control que tengamos sobre los recursos, por los lazos que atemos con gente
poderosa y por la autoridad formal que obtengamos dada nuestra posición en la jerarquía.
Autoridad y responsabilidad son elementos inherentes a los puestos que configuran la estructura formal de la
organización.
El punto fundamental de las fuentes estructurales de poder reside en que uno posee el poder solo por el simple
hecho de estar en el sitio preciso sin que intervengan casi nada las características personales propias. Los puestos
están investidos de autoridad y responsabilidad, por lo que la propia habilidad para sacara provecho a una situación
de intermediario, estará más o menos afectada según estemos posicionados dentro de la estructura de interacción.
Ajustes entre los rasgos personales y las exigencias ambientales
Una importante fuente de poder está en la adaptación del estilo, la habilidad y las capacidades a las exigencias de
la situación.
El tipo de persona que se considera influyente depende de la naturaleza del proyecto.
¿Puede transferirse el carisma?
El concepto carisma significa el dotado con el don de la divina gracia. Los líderes carismáticos suelen aparecer en
tiempos de tensión o crisis. Se caracterizan por crear vínculos emocionales con sus seguidores y ante los valores
ideológicos de estos, sus figuras toman proporciones heroicas y de gran atracción.
Algunos afirman que el carisma es un rasgo del individuo basado en la necesidad que este tiene de poder, logro y
afiliación.
Cuando los factores ambientales cambian, también lo hacen los atributos necesarios para ser influyentes y eficaz
Como mejor se pueden comprenderlas fuentes de poder es considerándolas como una derivación de los rasgos
personales, de las ventajas que da la situación y de nuestra adaptación al entorno.
5. Recursos, aliados y la nueva regla de oro
La nueva regla de oro, quien tiene el oro, hace las reglas. Las distintas clases de recursos, aliados y amigos incluidos,
eran de vital importancia en cuanto a las fuentes de poder.
La creación de recursos
La clave de esta en la habilidad de identificar las cosas fundamentales que la gente quiere y necesita para crear un
recurso que de acceso y control sobre ellas.
Una vez conseguida una posición influyente en cualquier organismo, hay que ingeniárselas para utilizar este
organismo en la consecución de unos recursos que sean muy apetecidos y sustanciales.
Recurso es cualquier cosa que tenga algún valor para alguien.
Control de la distribución y utilización de los recursos
Tener jurisdicción sobre los recursos es un importante manantial de poder, pero solo en la medida en que podamos
controlar el recursos y su utilización.
Lo que hace que la unidad organizativa pierda relativamente poder es su falta de control sobre los recursos que
supervisa.
Para la obtención del poder no basta con poseer los recursos sino que también hay que controlarlos.
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El poder llega a investirse en nosotros por la dependencia de los demás y esta dependencia esta en función del
grado de necesidad que los demás sientan por lo que nosotros controlamos, así como también del numero de
fuentes alternativas que haya para el recursos en cuestión.
Como hacer importantes los recursos
La forma de ganar poder no consiste solamente en conseguir el control de un recuro, sino también en hacer mas
importantes los recursos que uno controla.
En cualquier organización el recurso mas celebrado es aquel recurso adicional que no este ya adjudicado y que
pueda utilizarse directamente para resolver problemas actuales de la organización.
La persona u organización que concede los recursos adicionales puede ejercer un enorme poder sobre la entidad
a la que se le han asignado dichos recursos y este poder dura hasta tanto los recursos permanezcan bajo le control
discrecional del otro.
Adquisición de poder
El control de los recursos es algo decisivo. Las personas buscan controlar los presupuestos y otros recursos. La
habilidad de conseguir recursos proporciona una fuente de poder independiente e importante.
Los recursos son útiles para el desarrollo y el ejercicio de las influencias en tanto en cuanto tengamos potestad
sobre ellos y según sea el nivel de dependencia que podamos desarrollar en los demás.
Aliados
Uno de los más importantes recursos que puede tener cualquier miembro de una organización son los aliados o
partidarios. Las organizaciones están generalmente compuestas por extensos, interdependientes, y complicados
sistemas en los que es difícil hacer cosas por uno mismo. Es preciso, pues, contara con partidarios leales que nos
ayuden a llevar a término nuestros planes.
Es importante que consideremos como podemos identificar a los posibles socios de nuestras alianzas, como se
crean adhesiones por medio de promociones y contrataciones de personal, como se forman alianzas cediendo
recursos y haciendo favores, y por ultimo como y por que se pierden aliados y cuales son las consecuencias que
sufren aquellos directivos que no tienen tantos amigos como quisiera.
Consecución de aliados mediante promociones y contratación de personal.
Uno de los medios por los que se pueden formar alianzas y coaliciones ayudando a la gente con la que tenemos
algunos vínculos, a alcanzar posiciones de poder. Estos vínculos pueden derivarse de relaciones de trabajo previas
o de que los interesados deban su puesto y posición al hecho de haberles nosotros ascendido o contratado.
La formación de alianzas a través de favores
Las alianzas no solamente se forman colocando a la gente en puestos claves, sino también haciendo favores a
personas de quienes queremos y necesitamos recibir apoyo. La idea central en este caso es capitalizar el principio
de reciprocidad, el cual nos dice que estamos obligados de algún modo de devolver los favores.
Lo que distingue a la captación de aliados a través del principio de reciprocidad, son los siguientes aspectos:
1. los favores no tienen por que ser buscados o ni tan siquiera deseados por las personas que los recibe
2. el alcance de la obligación no es especifica en el momento de conocer el favor
3. el regalo no crea una expectativa determinada, sino una obligación difusa y generalizada.
Como se pierden los aliados.
Es más fácil perder los aliados aquellos que no hicieron nada para crear y mantener coaliciones de apoyo.
Se debe involucrar, hacer compartir los meritos y hacer que sientan importantes y seguros para no perderlos
Los aliados y los recursos son importantes fuentes de poder, y no deben ser malgastados.
6. Posicionamiento en la red de comunicaciones
El conocimiento es poder. Para que el conocimiento produzca poder no debe ceñirse solamente al aspecto técnico
del trabajo, sino también abarcar el sistema social de la empresa. Nuestro acceso al conocimiento social depende
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la posición que tengamos en la de de comunicaciones e interacción social. Las personas generalmente bien
colocadas en la red de comunicaciones tienden también a ser primeros actores en términos de poder e influencia.
Existen tres conceptos de centralidad relacionados entre si:
1. medianera, es un indicador particularmente útil de control informativo, evalúa en que medida una persona se
interpone en los canales de comunicación que unen a pares e individuos.
2. conexión, simplemente recoge el numero de personas con las que uno tiene contactos y es mas una apreciación
de nuestra actividad comunicativa que de la centralidad que tengamos en la red.
3. proximidad o cercanía, mide la distancia que hay entre el individuo focal y todos los demás presentes en la red
de comunicaciones.
Características de las estructuras de comunicación
Las redes centralizadas son más adecuadas para tareas bien definidas o estructuras y los multicanales se adaptan
mejor a las tareas menos estructuradas
El individuo que posee más alto grado de centralidad reticular tiene a asumir el papal de líder y se lo considera por
los representantes del grupo como más influyente.
La teoría de que los sistemas centralistas son más apropiados para las tareas rutinarias y los descentralistas para
las más complejas que requieran la participación activa de un mayor numero de persona.
Brass clasifico las posiciones de los empleados en tres redes sociales:
- la red de flujo de trabajo
- la red de comunicaciones informales
- la red de vínculos de amistad
La posición en la estructura de comunicación puede también afectar al salario y a los ingresos económicos derivados
de otros atributos retributivos como son la actuación laboral y los créditos académicos.
La posición en la red es una fuente notable de poder.
Hay ocasiones en que la centralidad en el flujo de la comunicación puede por si sola proporcionar una gran cantidad
de influencia a unidades organizativas e individuos que de no ser así no la tendrían.
La importancia de estar conectado a la persona indicada en cuanto a fuente de poder.
Localización física y centralidad
La posición más o menos centralizada que una persona pueda ocupar, se debe a numerosas razones, pero una de
las más importantes es su localización física dentro de la organización.
El hecho de que la centralidad física afecta a la centralidad en la red de comunicaciones, que la mayoría de la gente
siente siempre una gran preocupación por la situación de su despacho y por su cercanía a las oficinas centrales.
La localización física nos sirve para justificar el gran poder que a menudo disfruta la gente que ocupa puestos de
staff o de adjuntos. Aunque no tengan que estar dotados de autoridad formal, estas personas tienen poder por la
simple proximidad física.
La centralidad en la localización física proporciona poder debido a la proximidad. Las localizaciones remotas dejan
a la gente al margen de los acontecimientos y dan a entender la consideración periférica que da a ese trabajo la
organización.
La importancia de los elementos físicos en cuanto a facilitar o entorpecer la interacción, nunca debe ser
desestimada.
La interdependencia de las tareas
La centralidad en las comunicaciones puede estar significativamente afectada por la naturaleza misma de las tareas
y por la interacción que entre ellas existe.
Como conseguir centralidad

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Parte de nuestra centralidad y de nuestro poder e influencias proviene de factores sobre los que quizás tengamos
un control limitado.
Para desarrollar influencia tenemos que estar insertados dentro de las estructuras de comunicaciones e interacción
y esto significa la búsqueda estratégica de toda clase de interacciones incluso las de índole social.
7. Autoridad formal, reputación y actuación

La reputación que tengamos en la organización constituye una fuente importante de poder. La reputación esta
asociada a la excelencia de nuestra actuación en éste y en anteriores puestos, especialmente en lo que concierne
a nuestras realizaciones y a nuestras capacidades para retener el poder.
La posición que uno ocupe en la estructura organizativa formal obviamente contribuye también a determinar
nuestro poder.
El puesto oficial y la autoridad
El puesto constituye una importante fuente formal de poder.
Existe un poder que es inherente a los puestos oficiales. Todos los puestos están insertados y reconocidos en la
línea jerárquica de la organización.
El poder inherente a un determinado cargo oficial es un poder que han investido en dicho cargo todos o casi todos
los miembros de la organización en la que está situado.
Los líderes no pueden mantener su autoridad. La autoridad la confieren los seguidores.
El poder que emana de los puestos y de la autoridad formal es algo que los demás conceden al ocupante de un
puesto.
La obediencia a la autoridad es un concepto de fijación temprana en la vida y casi siempre ofrecen muchas ventajas,
tanto desde el punto de vista de la sociedad como del individuo.
También aprendemos pronto en la vida que aquellos que poseen la autoridad, por regla general saben más que
nosotros. Estos implican que obedecer sus directrices es bueno para totalidad de la organización.
No solamente obedecemos a la autoridad constituida, sino que también tacamos las órdenes de la gente que posee
cualquier emblema de autoridad.
Las ordenes se cumplen y la autoridad se acata porque sino se da inestabilidad e incluso el caos.
Institucionalización
Los métodos tradicionales de hacer cosas Selene ser incondicionalmente aceptados como una realidad social.
La institucionalización de los métodos operativos obedecen a 2 razones: una porque los nuevos miembros de las
organizaciones tienden a imitar a sus colegas o compañeros y, otra, porque dichos métodos suelen estar
sancionados por la autoridad constituida.
El simple hecho de decirle a una persona que va a formar parte de una organización y de presentarla con un título
hace que dicha persona actúe de forma diferente.
Reputación
En el proceso de adquisición de poder, bien sea por medio de ascensos o bien por la aceptación informal de nuestra
autoridad por parte de los demás, la reputación y la calidad de la actuación son elementos esenciales. Todos nos
esforzamos por labrarnos una reputación que nos haga aparecer ante los ojos de los demás, no solo como persona
seria en la que se puede confiar, sino también como persona que s capaz de realizar cosas y que dispone además
de poder e influencia.
El simple hecho de que al individuo se le considere poderoso o influyente, puede cambiar perceptiblemente su
comportamiento. Efectivamente las personas de las que se espera tengan éxito, tienden a hacer las cosas bien,
mientras que aquellas otras de las que se espera un fracaso, por regla general actúan desastrosamente.

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En lo que concierne al ejercicio de la influencia, si se nos ve como personas influyentes, tenemos menos
posibilidades de ser cuestionados, entorpecidos y atacados, por lo que, en definitiva, seremos capaces de llevar a
acabo más cosas puesto que las haremos con menos esfuerzos.
La gente que tiene buena reputación es la que generalmente consigue los puestos más prometedores e
interesantes.
La gente que tiene una mayor reputación de ser influyente y eficaz, tiene más facilidades para captara aliados y
partidarios, y por otro lado, tendrá aún más oportunidades de apoyarse en su influencia y de conseguir cosas, lo
que a su vez hará aumentar su reputación.
La reputación de tener poder es casi tan importante como la reputación de ser leal y competente, ya que la noción
de poder contribuye a crear poder.
La importancia de la reputación y de cómo ésta ayuda a crear poder en las organizaciones tiene dos conclusiones:
1. las acciones tempranas son de importancia vital. La reputación comienza a formarse casi en seguida que entra
uno en la organización y por ello, es esencial que iniciemos nuestras andaduras con buen pie.
2. si podemos permitirnos estar en el nado perdedor de una pugna por cualquier tipo de asunto. La reputación
como fuente de poder y como plataforma para escalar puestos más altos.
Actuación
El puesto y la reputación son causas de poder porque ambos llevan aparejada la capacidad del individuo para
realizar con efectividad su cometido. A su vez. Una actividad profesional eficaz la ayuda a uno a labrarse una
reputación y adquirir una autoridad formal. Existe una interrelación entre el puesto, la reputación y la actuación y
si uno de estos tres elementos es favorable, su acción positiva se derrama sobre los otro dos. En la mayoría de las
organizaciones actuación es sinónimo de saber lo que uno se lleva entre manos, de ingeniárselas para tener al jefe
contento y de hacer cosas que hagan bueno al departamento y al jefe.
La actuación es una importante fuente de poder en las organizaciones. Actuaciones es la habilidad de ejercer
influencia para realizar algo.
8. La importancia de estar en la unidad organizativa apropiada
Una fuente de poder para el individuo es la unidad o la organización de la cual él o ella es miembro. La mayoría de
nosotros apreciamos de forma intuitiva que estar en un grupo más poderoso nos proporciona mayor poder.
El poder que se deriva de la asociación o identificación con una subunidad determinada, es un poder que está
basado en el posicionamiento que uno tenga en la estructura social y en la división del trabajo.
Unidad y consenso: que se escuche una sola voz.
Las subunidades organizativas están integradas por un número determinado de individuos que, en un momento
dado, pueden asumir su representación o tomar parte en sus decisiones. En las unidades de tipo empresarial s
difícil que exista una comunión de puntos de vista y acciones. A cualquier unidad que esté dividida internamente,
no podría irle muy bien en la lucha de por conseguir recursos y status.
El consenso y la certidumbre tecnológica pueden originar una serie de efectos que pueden aumentar el poder de
la subunidad organizativa. Por que:
- contando con unos resultados mas predecibles y seguros, cualquier reclamación de recursos que hiciera el
departamento, seria tomado mas seriamente.
- Favorece la comunicación tanto interna como externa.
Resolución de problemas críticos
La habilidad para desenvolverse con soltura en medio de incertidumbres gerenciales de cierta entidad, da poder a
la subunidad que la practica.
La contingencia de hacerse poderosas depende en cierta medida del hecho de que estas unidades puedan
realmente hacerle frente a esos problemas críticas que inquietan a la organización.

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La distensión entre lo que es o no es un asunto crítico para una organización, es algo que está plenamente sujeto a
la interpretación subjetiva.
Ser Insustituible
El poder de una subunidad organizativa viene dado por su grado de unidad y consenso, por su capacidad para
manejar problemas gerenciales y por tener el monopolio de la resolución de los mismos.
El poder no solo se producía por tener algo que los demás apetecieran o necesitaran, sino también por poseer el
control del acceso a dichos recursos de forma que no pudieran utilizarse otros recursos alternativos.
Para poder mantener la consideración de imprescindible es nectario monopolizar recursos, controlar el acceso al
expertísimo y procurar que el conocimiento técnico no sea fácilmente asequible a los demás.
16. La pérdida del poder. Hasta el mas poderoso cae
Los cambios en las estructuras organizativas llevan muchas veces aparejados cambios en la distribución del poder.
La dinámica del poder unida ala dinámica empresarial forma un todo de cierta complejidad, lo que hace que sea
esencial conocer de qué manera se pierde el poder para llegar a comprender como cambian las organizaciones.
Para evitar la perdida de poder tenemos que ser capaces de detectar aquellos sutiles cambios que de vez en cuando
ocurren en el entorno y de saber que un estilo determinado, un particular conjunto de actividades y una postura
especifica son apropiados y efectivas porque responden alas costumbre y preocupaciones de una época concreta.
Necesitamos tener también flexibilidad que hace falta para adaptar nuestra conducta a la nueva realidad.
La gente que alcanza puestos de poder sin mucho esfuerzo y sin tener experiencia de cómo se adquiere y conserva
el poder, suele perderlo simplemente por que no tiene noción de su dinámica.
El poder se pierde porque las nuevas circunstancias hacen anticuadas las capacidades y las redes de interacción
personal anteriores y por que la gente asume los puestos sin tener suficiente conocimiento de la dinámica del poder
en su organización. El poder puede también perderse porque una vez encasillado en un puesto de poder, no nos
podamos sustraer a la tentación de cosechar inmediatamente los frutos que dicho puesto nos ofrece.
Ser orgullosos es creer que siempre se lleva la razón y no doblegarse a las necesidades del prójimo. Nos hace más
vulnerables a los ataques.
No debemos subestimar al que tenemos enfrente, podemos perder. Si nos preparamos con mucho cuidado,
también puede ser que perdamos energías.
También el poder se puede perder por falta de paciencia.
17. La gestión productiva de la dinámica política
El conocimiento del poder y la influencia, es decir gestionar con poder, es esencial para aquellos que intentan hacer
cosas.
El desarrollo y el ejercicio del poder además de la necesaria habilidad requieren voluntad.
Gestionar con poder significa reconocer que en casi todas las organizaciones hay una variedad de intereses. Una de
las primeras cosas que debemos hacer es dibujar el panorama político a fin de determinar a partir de él cuales son
los intereses más relevantes y cuales son las subdivisiones políticas que caracterizan a la organización. Dentro de la
organización hay intereses afines apiñados y necesitamos conocer donde están y a quienes pertenecen.
También significa determinar cuales son los puntos de vista que estos individuos o subunidades tienen con respecto
a asuntos que nos interesan. Es probable que actuemos desdeñosamente con aquellos que disienten de nosotros.
Conocer el punto de vista de los grupos de interesa si como la base de sus posiciones, nos ayudara a negociar con
ellos y a pronosticar su relación a nuestra propuesta. Dirigir con poder significa conocer las estrategias y las tácticas
mediante las cuales el poder se desarrolla y utiliza, sin olvidarnos de la importancia que tienen el factor tiempo o
la cronología, el usos de la estructura organizativa, la psicología social y otras manifestaciones de influencia
interpersonal.
Gestionar con poder es estar dispuesto a hacer algo con esas ideas aprendidas. Requiere habilidad política para
hacer cosas y un mínimo de empuje para forzar los acontecimientos.

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El poder es la llave que abre las puertas del éxito a los individuos y a sus organizaciones, la innovación y el cambio
en casi todas las esferas requieren la habilidad para desarrollar poder y la firme voluntad para emplearlo para
realizar las cosas.

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