5 Leyendas

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1.

El Palacio Negro
Mejor conocido como el Palacio de Lecumberri, el cual guarda el Archivo
General de la Nación, no siempre fue un simple resguardo de
documentos mexicanos. Hace algunos años el Palacio Negro fue una
cárcel donde se cometieron asesinatos, torturas y atrocidades que
trajeron el infierno a la Tierra.
Incluso se han encontrado restos humanos por todo el lugar, los cuales
se cree que pertenecen a los reos que sufrieron en esta cárcel. Pues a
diario eran víctimas de castigos como dormir de pie o ser amarrados a
las paredes, encierro absoluto sin luz, agua y ventilación u horas de
tortura interminables.
Cuando la cárcel cerró sus puertas para convertirse en un recinto
nacional comenzaron a ocurrir sucesos inexplicables que incluían
algunos ruidos, lamentos y apariciones. Una de las más famosas es la
del llamado “Charro Negro” dentro del auditorio del Palacio. También se
cuenta que un trabajador se aparece lamentándose por una visita que no
ha vuelto desde hace 20 años, "Otra vez no vino mi Amelia", es lo que
este hombre fantasma dice. Las investigaciones están llenas de
preguntas sin resolver, por lo que El Palacio Negro se ha convertido en
una de los lugares más aterradores de la ciudad

2. Hospital Juárez
Localizado en Jesús María y Fray Servando en el centro histórico de la
CDMX, este antiguo hospital alberga una historia que data de 1847. De
acuerdo a los testimonios de algunos enfermeros y trabajadores del lugar
"La Planchada”, una enfermera difunta, deambula por el hospital
espantando a las trabajadores del turno nocturno. Quienes afirman que
además de escuchar su voz han sentido cómo ella les toca la cabeza con
sus manos. La leyenda ha cobrado tanto valor que algunos pacientes
aseguran haber presenciado a "La Planchada" en su habitación, pues se
dice que su espíritu sigue cuidando de los enfermos del hospital, al igual
que lo hacía en la época en la que ella trabaja en los cuarteles militares
mexicanos.
3. Estaciones del Metro

Desde estaciones secretas o exclusivas para militares, hasta un bunker


dentro de los infinitos túneles del metro, son algunos de los misterios que
rodean estos vagones. Pero los sucesos más imposibles de negar son
los múltiples suicidios que suceden sobre las vías del metro de la ciudad;
mismas que han atestiguado cómo miles de personas mueren
electrocutadas o arrolladas.
Esta desafortunada situación ha provocado decenas de historias sobre
almas que deambulan sin descanso con lamentos y gritos que los
trabajadores nocturnos y vigilantes escuchan durante sus jornadas
laborales. De hecho, varios se han visto orillados a renunciar después del
trauma que estas apariciones les han provocado.

4. La Casa de las Brujas


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En el corazón de la colonia Roma existe una casa en la que vivió una
chamana o bruja llamada Bárbara Guerrero, quien se hizo famosa
porque en tiempos posteriores a la Revolución, algunos personajes
históricos y públicos de México acudían a visitarla. Hoy la fachada de esa
misma casa está totalmente cubierta por maderas y enredaderas que
ocultan la verdad del recinto. Pues la leyenda cuenta que nadie ha
podido pasar una noche entera dentro de la Casa de las Brujas debido a

los horrores que se viven ahí dentro.

No necesitas poner un pie fuera de la CDMX para dejarte horrorizar por algunas leyendas
que con el paso de los años han ganado más y más fuerza. Escuchar o leer sobre ellas es
escalofriante, pero atreverte a atravesar esos lugares es totalmente insoportable.

5 .Chocacíhuatl: La Llorona
Antes de la llegada de los españoles a lo que ahora es México, la gente que habitaba
la zona del lago de Texcoco, además de temer al dios Viento de la Noche, Yoalli
Ehécatl, podía escuchar en las noches los lamentos de una mujer que estaría por
siempre vagando y lamentando la muerte de su hijo y la pérdida de su propia vida.
La llamaban Chocacíhuatl (del náhuatl choka, llorar, y cihuat, mujer), y ella era la
primera de todas las madres que murió al dar a luz.

Allí flotaban en el aire las calaveras descarnadas y separadas de sus cuerpos


(Chocacíhuatl y su hijo), cazando a cualquier viajero que hubiese sido atrapado por
la oscuridad de la noche. Si algún mortal veía estas cosas, podía estar seguro de que
para él esto era un presagio seguro de infortunio o incluso muerte.

Era esta entidad una de las más temidas del mundo nahua desde tiempo antes de la
llegada de los españoles.

Según el Códice Aubin, Cihuacóatl fue una de las dos deidades que acompañaron a
los mexicas durante su peregrinación en busca de Aztlán, y de acuerdo con la
leyenda prehispánica, poco antes de la llegada de los españoles emergió de los
canales para alertar a su pueblo de la caída de México-Tenochtitlán, vagando entre
los lagos y templos del Anáhuac, vestida con un vaporoso vestido blanco, y sueltos
los negros y largos cabellos, lamentando la suerte de sus hijos con la frase –
¡Aaaaaaaay mis hijos… Aaaaaaay aaaaaaay!… A dónde iréis….a dónde os podré
llevar para que escapéis a tan funesto destino….hijos míos, estáis a punto de
perderos…-.

Posterior a la Conquista de México, durante la época colonial, los pobladores


reportaban la aparición del fantasma errante de una mujer vestida de blanco que
recorría las calles de la Ciudad de México, lanzando tristes alaridos, pasando por la
Plaza Mayor (antigua sede del destruido templo de Huitzilopochtli, el mayor dios
azteca e hijo de Cihuacóatl) donde miraba hacia el oriente, y luego seguía hasta el
lago de Texcoco, en el cual se desvanecía entre las sombras.

Historias y Leyendas de la llorona se cuenta muchas, pero sin duda, todas tienen
su origen en este mito prehispánico, en el cual predominan los hechos que inspiran
todas las versiones distintas, el inconfundible lamento por sus hijos, y su vestido
blanco rodeado por la cabellera negra.

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