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- Las mujeres
"De golpe entiendo la entrañable especificidad de las mujeres. Sus coqueterías me
divierten y
descubro un sentido profundo en sus triviales ademanes y modismos. Si no las
entendemos cuando
se llevan una taza a los labios o se levantan la falda, no las entenderemos nunca. Sus
almas
discurren al mismo pasito trotón que sus deliciosos botines de taco alto, y su sonrisa es
dos cosas a
la vez: una costumbre insensata y un fragmento de historia universal. Su arrogancia y
escaso
entendimiento resultan fascinantes, más fascinantes que las obras de los clásicos. Sus
vicios suelen
ser lo más virtuoso que existe bajo el sol, ¿y cuando montan en cólera y se enojan? Sólo
las mujeres
saben enojarse. Aunque ¡silencio! Pienso en mamá. ¡Qué sagrado es para mí el recuerdo
de los
instantes en que se enfadaba! Pero basta: ¡tranquilo! ¡Silencio! ¿Qué puede saber de
todo esto un
alumno del Instituto Benjamenta?
- ABURRIMIENTO :
Hace poco le pregunté a Kraus si también él siente a ratos, algo parecido al
aburrimiento.
Me miró con ojos cargados de reproches y reconvenciones, pensó un poco y me dijo:
“¿Aburrimiento? No pareces muy en tus cabales, Jakob
EL EXITo "ARTISTICO":
He conocido a muchísima gente gracias a la gentileza de Johann. Entre ellos a varios
artistas,
aparentemente muy simpáticos. Pero ¿qué puede decirse después de un contacto tan
efímero? En
realidad, los que se esfuerzan por tener éxito en el mundo se asemejan terriblemente
unos a otros.
Todos tienen la misma cara. La verdad es que no, pero sí. Tienen en común cierta
afabilidad fugaz y
evanescente, y es el desasosiego, creo yo, lo que domina a esa gente. Se desentienden
rápidamente
de las cosas y personas conocidas, sólo para poder atender, al minuto siguiente, aquellas
novedades
que también parezcan exigir su atención.
ELOGIO DE LA INACCIÓN:
¡Ah, todos estos pensamientos y extraños deseos, esta búsqueda, este tender las
manos hacia algún significado! Si pudieran soñar, dormir... Me limito a dejar que las
cosas vengan.
Sí, que vengan.