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La clave para tener éxito en nuestro pitch está en el modo en que usemos el lenguaje. Ten
en cuenta que disponemos de poco tiempo y que las palabras son nuestro principal soporte
en una situación de este tipo.
Para que tengamos más claridad al respecto, veamos las principales diferencias que nos
sugieren estas dos versiones de un mismo discurso:
Como podemos ver, la diferencia entre uno y otro discurso no sólo está en la extensión del
texto, sino también en las palabras empleadas. Mientras el segundo es más corto, breve y
va al grano, el primero se detiene en exceso en cosas que podrían decirse en menos tiempo
y, encima, usa un lenguaje demasiado elaborado que, casi con seguridad, acabará por diluir
el interés del interlocutor. Aparte, no es convincente y duda en su exposición.
¿Te has tenido que presentar alguna vez? ¿Te has quedado bloquead@ sin saber que
decir sobre ti o por dónde empezar a explicar quién eres, qué haces o qué ofrece tu
empresa? ¿Sabes que es un Pitch?
Creo que tod@s nos hemos encontrado en situaciones en las que tenemos que
presentarnos de una forma profesional. Y si no estamos preparad@s para ello, perdemos
una gran oportunidad.
Pero volvamos a la escena del principio. Estás frente a la persona a la que quisieras
presentar tu idea de negocio y el tiempo se ha puesto en marcha. Sientes ansiedad, algo
de presión, pero a la vez sabes que debes intentarlo. ¿Por dónde empezar? ¿Qué pasos
puedes seguir para no sucumbir ante el silencio?
Sí, suena obvio, pero sin esto no podemos hablar de una estrategia de pitch. Lo primero
pasa por tener claro (y no olvidar nunca, ¡nunca!) qué es lo que ofreces a los demás, cuál
es tu producto o servicio o contenido, y por qué es útil para el público al que te diriges.
En realidad no tiene por qué ser el segundo paso, pues lo puedes intercalar con el primero.
Lo realmente importante es que en unas cuantas palabras definas quién eres, de dónde
vienes tú y tú marca y cuál es la experiencia que tienes en el mercado en el que te
desenvuelves. Si tienes experiencia y tu marca está bien posicionada, bastará con ser un
poco más enfático. Pero si, como le pasa a una buena parte de los emprendedores, se trata
justamente de abrirse un hueco en el mercado, tendrás que hacer un esfuerzo doble. La
idea es que tu nombre sea lo suficientemente sonoro como para que los clientes o
inversores lo recuerden, al igual que se queden con tu imagen. Esto va fundamentalmente
de eso: imagen.
Del minuto del que dispones, ya han trascurrido segundos. Sin embargo, en este paso te
enfrentas a otro elemento fundamental de la presentación de tu idea de negocio: qué te
hace diferente. Es decir, por qué quienes te escuchan deben invertir en tu proyecto y no en
otros, que seguramente los habrá a montón. Te juegas mucho en este momento, pero si lo
tienes claro y eres eficaz a la hora de transmitirlo, habrás conseguido un 90% de tu objetivo.
Habiendo ganado todo ese terreno, el último paso consistirá en confirmar que la persona
que tienes delante sí está interesada en tu idea. ¿Cómo conseguirlo? Sencillo: dirigiéndote
a ella como inversor, financiador, cliente o interesado, es decir, apelando a los beneficios
directos e indirectos que podría obtener si se suma a tu proyecto. En este punto, el discurso
tiene que ser personalizado, antes que genérico, pues lo que buscas es un «sí» como
respuesta.